Para cuando llegó el viernes, Zhou Mi estaba más que
preparado para que se realizase la boda. Su hermana y Hyungjoon lo habían mantenido
ocupado y frenético toda la semana. Henry se había mantenido felizmente fuera
de su camino.
Clinton había aprendido a mantenerse fuera del
apartamento lo más posible. O salir corriendo en el instante en que los veía
aproximándose a él.
Ahora Zhou Mi estaba en el dormitorio, con su traje y
esperando. Llevaba una corona de plata entrelazada con flores frescas; una costumbre
nórdica. Clinton le había dicho que la corona había pasado por todas las
generaciones de la familia de Henry desde su cuñada.
Significaba mucho para él estar llevándola ahora.
Sentirse conectado con el pasado de Henry.
Henry también llevaría la espada familiar para el evento,
y cuando su bebé se casara, él también llevaría la espada atada a su costado.
La puerta se abrió lentamente para revelar a Shanglin del
otro lado.
—¿Estás listo?
Luego de mucho debatir habían decidido permitir que fuera
su padrino. Los Apolitas no tenían las mismas costumbres que los humanos. Como
había una gran posibilidad de que los padres del joven novio ya hubiesen
muerto, elegían a un padrino que pudiera escoltarlo hacia el altar, y decir las
palabras acostumbradas para unir a la pareja.
Zhou Mi deseaba que pudieran tener a un pastor para el
evento, pero tanto él como Henry había estado de acuerdo en que arriesgaría
demasiado a la comunidad traer uno. Así que se casarían al verdadero modo
Apolita.
Al principio, Shanglin se había negado a la idea de ser
su padrino, pero Victoria lo había convencido rápidamente de que sería mejor
para él cooperar con sus deseos.
“Lo harás, y sé agradable con Henry o dormirás en el
sillón. Para siempre, y considerando tu edad, eso significa algo.”
—¿Henry está listo? —le preguntó Zhou Mi a Shanglin. Él
asintió.
—Él y Clinton están esperándote en el complejo principal.
Hyungjoon y Victoria tomaron sus lugares frente a él y
abrieron el camino.
La costumbre escandinava era que las bodas se hicieran al
aire libre. Como semejante cosa era incluso más peligrosa que traer a un
pastor, habían alquilado la abierta parte comercial. Calvin y varios miembros
del consejo se habían tomado la molestia de traer flores y plantas hidropónicas
para simular un jardín.
Incluso habían construido una pequeña fuente. Zhou Mi
vaciló al entrar al complejo.
Henry y Clinton estaban parados frente a la cascada
construida apresuradamente, que aún así era hermosa. Él esperaba a medias que
Henry estuviese vestido con sus ropas nórdicas. En cambio, él y Clinton
llevaban smokings iguales al de Shanglin.
La seda de su traje se moldeaba perfectamente a su
cuerpo, acentuando cada curva musculosa. Jamás en su vida había visto a un
hombre más apuesto.
Era absolutamente hermoso.
—Me encargaré de esto.
Zhou Mi se quedó boquiabierto al escuchar la voz de su
padre detrás de él.
—¿Papi? —dijo, girando para encontrarlo con una amplia
sonrisa en su rostro.
—Realmente no pensaste que me perdería a mi bebé
casándose, ¿verdad?
Zhou Mi lo miró de los pies a la cabeza, con el corazón
martilleando. No podía creer que él estaba allí, con él.
—Pero, ¿cómo?
Señaló a Henry con la cabeza.
—Henry fue a casa anoche y me trajo aquí. Dijo que no
sería una boda para ti a menos que viniera. Y me contó acerca de Victoria. Pasé
la noche en su apartamento con ella, para poder ponernos al día y luego
sorprenderte —Sus ojos se llenaron de lágrimas mientras miraba fijamente el
vientre de Zhou Mi—. Estás hermoso, bebé.
El se arrojó a sus brazos, o al menos lo más que pudo
debido a su panza extendida, y lo sostuvo con fuerza. Era el mejor regalo que
Henry podría haberle dado.
Estaba lloriqueando como un niño.
—¿Deberíamos cancelar la boda antes de que nos ahogues en
lágrimas? —preguntó Hyungjoon.
—¡No! —dijo Zhou Mi, recomponiéndose con una aspiración—.
Estoy bien. En serio.
Su padre le dio un beso en la mejilla, puso su mano en la
curva de su brazo, y lo condujo hacia Henry.
Hyungjoon y Victoria fueron a pararse detrás de Clinton
mientras Shanglin tomaba su lugar al lado de Victoria. La otra única persona
presente era Calvin, quien se mantenía alejado pero los observaba con una
expresión amistosa que demostraba que estaba más que feliz de ser testigo del
evento.
—Gracias —le dijo en silencio a Henry, quien le regaló
una pequeña y desgarradora sonrisa. En ese momento, Zhou Mi sintió toda la
intensidad de su amor por él. Él sería un buen esposo en los próximos meses, y
sería un padre excelente.
A pesar de lo que Clinton hubiese dicho.
Una vez que llegaron hasta su futuro esposo, su padre
tomó su mano y la puso sobre la de Henry. Zhou Mi miró fijamente a Henry. Sus
ojos eran cálidos. Bondadosos. Ardían con pasión y orgullo mientras le miraba.
Le hizo estremecer. Lo excitó.
Su mirada tocaba cada parte de su cuerpo.
Él apretó su mano mientras el padre comenzaba a decir las
palabras que los ligarían.
—En la noche…
—Luz —susurró fuertemente Shanglin, interrumpiéndolo. El
rostro de su padre se sonrojó un poquito.
—Lo siento. Tuve que aprender esto con bastante prisa.
—Aclaró su garganta y comenzó de nuevo—. En la luz nacemos, y en… en… —su padre
vaciló. Shanglin se adelantó para susurrar al oído de su suegro—. Gracias
—dijo—. Esta ceremonia no es nada parecida a la nuestra. — Shanglin inclinó la
cabeza y dio un paso atrás, pero no sin antes guiñarle el ojo a Zhou Mi, en un
gesto poco característico en él—. En la luz nacemos, y en la noche viajamos. La
luz es el amor de nuestros padres, quienes nos reciben y nos dan la bienvenida
a este mundo, y es con el amor de nuestro compañero que partimos de él. Henry y
Zhou Mi han elegido estar juntos, para aliviar su restante viaje y reconfortarse
mutuamente en las noches que vendrán. Y cuando la noche final caiga sobre
ellos… —Su padre se detuvo mientras sus ojos se llenaban de lágrimas. Lo miró.
La desdicha y el horror que vio en sus ojos hizo que en los de Zhou Mi también
brotaran lágrimas—. No puedo —dijo en voz baja.
—¿Papi?
Él dio un paso atrás mientras una lágrima descendía por
su mejilla. Victoria se adelantó y lo envolvió con sus brazos.
Zhou Mi comenzó a acercarse a él, pero Victoria la
detuvo.
—Termínalo, por favor, Shang.
Victoria llevó a su padre a un costado.
Zhou Mi quería unirse a ellos, pero podía notar que su
padre ya estaba demasiado avergonzado y apenado por haber arruinado su boda.
Así que se quedó junto a Henry. Shanglin fue a pararse frente a ellos.
—Cuando la noche final caiga sobre nosotros, juramos
mantenernos unidos y aliviar a quien parta primero. Alma con alma, hemos
tocado. Carne a carne, hemos respirado. Y es en soledad que debemos abandonar
esta existencia, hasta que llegue la noche en que los Destinos sentencien que
nos reunamos en el paraiso.
Zhou Mi sintió que sus propias lágrimas regresaban.
Shanglin subió al pedestal que tenía una elaborada copa
de oro. Los tres Destinos estaban grabados en ella. Se la alcanzó a Zhou Mi.
—Normalmente esta sería la sangre de ambos combinada,
pero como ninguno de ustedes está precisamente emocionado por beber eso, es
vino.
Shanglin le pasó la copa a Zhou Mi, quien dio un sorbo,
luego se la dio a Henry, que siguió su ejemplo. Henry le regresó la copa a Shanglin.
Como era la costumbre Apolita, Henry se inclinó y lo besó, para que el sabor
del vino estuviese mezclado con ellos.
Shanglin devolvió la copa al pedestal y terminó la
ceremonia.
—He aquí el novio, Zhou Mi. Es único en este mundo. Su
belleza, gracia y encanto son el legado de su ascendencia, y serán dotados a
quienes nazcan de él. Este hombre, Henry, por otro lado, he aquí siendo
producto de… —Shanglin frunció el ceño mientras hacía una pausa—. Bueno, él es
producto de una perra que no puede soportar la idea de que los hijos de Apolo
gobiernen la tierra.
—¡Shanglin, compórtate! —dijo Victoria bruscamente desde
su sitio junto a su padre. Él se agitó ante su orden.
—Considerando el hecho de que acabo de unir a un miembro
de tu familia con una de las personas que he jurado aniquilar, creo que estoy
siendo admirablemente bueno.
Victoria lo observó de un modo que proclamaba a los
gritos que él dormiría solo durante al menos una semana.
Si no más.
Shanglin frunció los labios al mirar a Henry. Estaba
claro a quién culpaba por el malestar de su esposa.
—Bien. Me alegro de no haber dicho lo que realmente
pensaba —murmuró en voz baja. Hablando más alto, Shanglin regresó a la
ceremonia—. Son sus similitudes las que los unieron, y sus diferencias las que
añaden variedad y chispas a su vida. Que los dioses bendigan y protejan su
unión, y que sean… —se detuvo nuevamente—. Bueno, ya han sido bendecidos con
fertilidad, así que saltearemos eso.
Victoria gruñó en voz baja mientras Zhou Mi lo miraba
furiosamente. Shanglin asesinó con la mirada a Henry otra vez.
—Que ambos disfruten cada minuto que les quede.
Clinton y Hyungjoon condujeron al grupo de regreso al
apartamento. Su padre se acercó y lo abrazó por la cintura.
—Lamento no haber podido terminar.
—Está bien, papi. Comprendo.
Y así era. La perspectiva de decirle adiós también le
lastimaba.
Clinton sirvió bebidas para todos.
—Y ahora es cuando la
gente de Henry se embriagaría y tendría fiestas por una semana entera.
—Tú puedes divertirte —le
dijo Henry—, pero será mejor que no te encuentre ebrio.
Clinton puso los ojos en blanco, luego se inclinó y le
habló al vientre de Zhou Mi.
—Sé inteligente, pequeñito, quédate allí dentro donde el
Rey Neurótico no puede terminar con toda tu diversión.
Henry sacudió la cabeza.
—Me sorprende que estés aquí sin tus recién encontradas
amigas.
—Sí, lo sé. Voy a buscarlas en un rato. Liyin está
trabajando en un nuevo programa y yo voy a probarlo.
Shanglin resopló al escucharlo.
—Esa es una forma de decirlo.
El rostro de Clinton se puso rojo como un tomate.
—Y yo pensé que él —dijo señalando a Henry con el
pulgar—, era malo. ¿Qué sucede con los Wang que los atraen los perdedores?
—Creo que eso me ofende —dijo el padre. Henry rió.
—Será mejor que vayas a buscar a Liyin antes de
enterrarte aún más.
—Sí, creo que estoy de acuerdo.
Clinton se disculpó y salió.
Hyungjoon apareció detrás de Zhou Mi y le quitó la corona
de la cabeza.
—Voy a asegurarme de guardarla en su estuche.
—Gracias.
De pronto, una sensación un poco incómoda inundó la
habitación.
—¿Papi? ¿Quieres regresar a casa con nosotros? —preguntó Victoria.
—Seguro. —Le dio un beso en la mejilla a Zhou Mi—. No fue
una gran recepción, pero creo que deberían estar a solas.
Hyungjoon se les unió mientras partían.
Ahora estaban a solas, y Henry extrajo de su bolsillo un
perfecto anillo de diamantes de un quilate y lo deslizó en el dedo de Zhou Mi.
El anillo era una trama enrejada nórdica muy delicada. Jamás había visto algo
tan adorable.
—Gracias, Henry —susurró.
Henry asintió. Lo miró fijamente bajo la pálida luz, los
ojos de Zhou Mi brillaban con calidez. Su esposo.
Lo único que jamás había pensado en tener. Al menos no en
los últimos mil doscientos años. Normalmente una pareja en su luna de miel
estaría pensando en su futuro juntos. Cómo pasarían sus vidas…
Él no quería pensar en el futuro. Era demasiado sombrío.
Demasiado doloroso. Debería haber mantenido a Zhou Mi fuera de su corazón. Cada
día lo intentaba, y cada día lo encontraba metido aún más profundamente en él
que antes.
—Zhou Mi Lau —susurró, probando su nuevo nombre. —Suena
agradable, ¿verdad?
Él tocó sus labios con los dedos. Era suaves y delicados.
Tentadores.
—¿Eres feliz?
—Sí.
Y aún así, sus ojos estaban teñidos de tristeza. Cómo
deseaba poder eliminar esa tristeza para siempre.
Zhou Mi lo besó. Henry gruñó ante su sabor. Ante el modo
en que se sentía la mano de Zhou Mi sobre su nuca mientras sus largos y
gráciles dedos le enroscaban el cabello.
Su aroma lo atravesó, embriagándolo y excitándolo.
—Eres hermoso, mi Zhou Mi.
Zhou Mi se estremeció ante sus palabras gravemente
pronunciadas. Le encantaba cuando él se refería a él como suyo.
Tomando su mano lo condujo hacia el dormitorio.
Zhou Mi se mordió los labios mientras lo observaba. Era
tan alto y devastador. Él le recostó cuidadosamente en la cama, luego se
detuvo.
—¿Cómo se supone que nos quitemos la ropa con esto en las
muñecas?
—Mis mangas pueden sacarse.
—Las mías no.
—Entonces tendrás ese smoking toda la noche. ¡Ew!
—¿Ew? —preguntó él, juguetonamente—. ¿Ahora soy “ew”?
Zhoumi gimió mientras él acunaba su mentón y mordisqueaba
sus labios con los dientes.
—Extremadamente “ew” —lo provocó sin aliento.
Sintió que Henry bajaba la cremallera de su pantalón,
como si estuviese saboreando la anticipación de tenerlo desnudo con él.
—Sabes, según la tradición Vikinga, hubiésemos tenido
testigos para esto.
Zhou Mi se estremeció mientras la caliente mano de Henry
rozaba su piel desnuda.
—No quiero ofenderte, pero me alegro de que esta no sea
tu época.
—También yo. Tendría que matar a cualquier hombre que
viera lo hermoso que eres realmente. Si te viesen, sé que estarían soñando
contigo, y jamás podría permitir eso.
Cerró los ojos, saboreando esas palabras, mientras él lo
terminaba de desnudar.
Se detuvo sólo lo necesario para besar su vientre
abultado. En el instante en que sus labios le rozaron, sintió el ligero y
aleteante movimiento en su interior.
—Oh, dios mío —susurró—. ¡Acabo de sentir al bebé!
Él se apartó.
—¿Qué?
Con los ojos llenándose de lágrimas, Zhoumi colocó su
mano sobre el punto que los labios de Henry habían tocado, deseando sentir al
bebé de nuevo.
—Lo sentí —repitió—. Recién.
El orgullo brilló vivamente en los ojos de Henry mientras
bajaba la cabeza y besaba su estómago nuevamente.
Zhou Mi debería haberse sentido avergonzado de tener a un
hombre tan perfectamente formado acariciándolo cuando él tenía el tamaño de una
ballena, pero no lo estaba. Era tan reconfortante tenerlo a su lado.
Él era su defensor. No por haber salvado su vida, sino
por el modo se quedaba junto a él ahora. El modo en que lo abrazaba cuando
lloraba. El modo en que lo consolaba.
Él era su fuerza. Su coraje.
Y estaba terriblemente agradecido de tenerlo. No quería
enfrentar solo el final.
Henry no se lo permitiría. Estaría allí con él, aunque
iba a matarlo verlo morir. Él sostendría su mano, y cuando se hubiese ido,
sería recordado a través del tiempo.
—Ni siquiera sé el nombre de mi abuela.
Henry frunció el ceño.
—¿Qué?
—No sé el nombre de mi abuela. Mi madre murió antes de
que pudiera preguntárselo. Victoria dijo que ella tampoco se lo había
preguntado jamás. No sé que apariencia tenían ella ni mi abuelo. Sólo conozco a
los padres de mi padre por fotografías. Estaba pensando que sólo seré una foto
para el bebé. Él me verá como yo solía verlos a ellos. Personas abstractas.
Nunca realmente reales.
Los ojos de Henry brillaron con intensidad.
—Serás real para él, Zhou Mi. Te lo prometo.
Cómo deseaba que eso fuera verdad.
Él le envolvió en sus brazos y lo sostuvo cerca. Zhou Mi
se aferró, necesitando su calor. Apartó el arrepentimiento y el sufrimiento de
su mente.
No había nada que pudiera hacer. Inevitable significaba
inevitable. Al menos tenía este momento.
Comenzó a reír y llorar al mismo tiempo. Henry lo apartó
y lo miró, confundido.
—Lo siento —dijo, intentando controlar sus emociones—.
Sólo estaba pensando en esa estúpida canción, “Estaciones en el sol.” Ya sabes,
“tuvimos alegría, nos divertimos, tuvimos estaciones en el sol.” Por dios,
debería ser un paciente mental.
Él le secó las lágrimas y besó sus mejillas. Sus cálidos
labios le quemaron la piel.
—Tienes más fuerza que cualquier guerrero que haya
conocido. Nunca vuelvas a disculparte por esos pocos momentos en que me
muestras tu miedo, Zhou Mi.
El amor que sentía por Henry
le atravesó, ahogándole aún más que sus arrepentimientos.
—Te amo, Henry —susurró—.
Más de lo que creo haber amado jamás.
Henry no podía respirar mientras escuchaba esas sinceras
palabras. Lo cortaron como un vidrio hecho añicos.
—Yo también te amo —dijo, con la garganta apretada por la
verdad. No quería dejarlo ir. Jamás.
Pero no había nada que pudiese hacer para detenerlo.
Zhou Mi jadeó mientras él lo besaba apasionadamente. Henry
rodó sobre su espalda y lo subió encima suyo. Siempre tenía mucho cuidado, para
no presionar su vientre y lastimarlo a él o al bebé.
Con los ojos ardiendo, lo colocó sobre él.
Ambos gruñeron en el instante en que lo penetró. Hicieron
el amor furiosamente, cada uno consciente del hecho de que el final se estaba
aproximando hacia ellos con rapidez. Conscientes de que cada día que pasaba se
acercaban a un resultado que ninguno de los dos podía controlar ni evitar.
Era aterrador.
Zhou Mi gritó mientras alcanzaba una ola de pasión
fundida. Henry lo atrajo contra sí mientras lo acompañaba.
Sus manos unidas descansaban sobre la cama, encima de sus
cabezas. Henry entrelazó sus dedos con los suyos ella y le hizo una promesa con
la respiración entrecortada.
—No te dejaré ir sin luchar.
Las siguientes semanas pasaron en una nebulosa mientras Zhou
Mi terminaba la caja de recuerdos del bebé. Por primera vez en su vida, se
sentía verdaderamente a salvo en algún lugar.
Era una sensación gloriosa.
Clinton y Liyin, la supuesta “nena Apolita” que Clinton
había encontrado, pasaba mucho tiempo en el apartamento. Liyin era una mujer
agradable que con frecuencia simulaba no recordar a Henry sólo para hacerlo
enojar.
La alta y delgada Apolita lo miraba inocentemente y
preguntaba: “¿Te conozco?” Irritaba a Henry pero entretenía a todos los demás.
Mientras el embarazo progresaba, Zhou Mi se dio cuenta de
otra razón por la cual los Daimons no podían tener hijos. Necesitaba cada vez
más sangre. Sus transfusiones quincenales se convirtieron en diarias, y en las
últimas semanas había necesitado dos o tres por día.
El incremento le preocupaba. ¿Significaba que el bebé
sería más Apolita que humano?
La Dra. Hyeri le había dicho que en realidad no tenía
nada que ver con la biología del bebé, y que debería relajarse. Pero era
difícil.
Zhou Mi había estado bastante deprimido y demasiado
cansado para moverse toda la noche. Había ido a la cama temprano, incluso antes
del amanecer, deseando descansar y estar cómodo algunos minutos.
Henry entró y lo despertó lo suficiente como para
preguntarle cómo se sentía.
—Estoy durmiendo –le dijo bruscamente—. Déjame en paz.
Él había levantado las manos en señal de rendición, había
reído bondadosamente y luego se había acurrucado contra su cuerpo. Zhou Mi
tenía que admitir que le encantaba la sensación de tenerlo allí. La sensación
de la mano de Henry sobre su estómago.
Siempre parecía que el bebé sabía cuándo era la mano de
Henry la que estaba sobre él. Inmediatamente se volvía más activo, como si quisiera
decir: “Hola, papi, no puedo esperar para conocerte.”
También reaccionaba ante la voz de su padre.
Cerrando los ojos, Zhou Mi intentó dormirse otra vez,
pero no era sencillo, ya que el pequeño Pie Grande comenzó a bailar fandango y
decidió darle rodillazos en las costillas un par de veces.
Se quedó allí recostado durante más o menos una hora,
hasta que el dolor en su espalda baja disminuyó. A los veinte minutos se dio
cuenta de que sus contracciones se habían estabilizado y eran continuas.
Henry estaba durmiendo pacíficamente cuando Zhou Mi lo
despertó.
—El bebé está llegando —jadeó.
—¿Estás seguro? –Con una sola mirada a su rostro
exasperado supo la respuesta a esa estúpida pregunta—. Está bien –dijo,
intentando despertarse y aclarar la bruma de su cabeza —. Quédate aquí y
convocaré a las tropas.
Salió corriendo de la habitación para despertar a Hyungjoon
y enviar a Clinton en busca de la doctora, luego regresó rápidamente al
dormitorio para estar con Zhou Mi, quien se había levantado y estaba caminando.
—¿Qué estás haciendo?
—Estoy paseando para aliviar el dolor.
—Sí, pero…
—Está bien, querido –dijo Hyungjoon atravesando la
puerta—. El bebé no caerá de cabeza.
Henry no estaba seguro acerca de eso, pero había
aprendido que no debía discutir con Zhou Mi embarazado. Estaba bastante tenso y
emotivo, y podía despellejar con sus palabras cuando quería.
Era mejor darle lo que quería.
—¿Qué puedo traerte? –preguntó Henry. Zhou Mi estaba
resoplando.
—¿Qué tal a alguien que tenga a este niño por mí?
Él rió. Al menos hasta que lo miró como para asesinarlo.
Calmándose, se aclaró la garganta.
—Ojalá pudiera.
Para el momento en que la doctora llegó, Henry estaba
parado junto a él, sosteniendo su vientre y ayudándole a respirar durante las
contracciones. Podía sentir cada contracción apretando contra sus palmas, y
sabía exactamente cuándo iba a maldecir por el dolor que le causaba.
Henry odiaba que Zhou Mi tuviera que pasar por esto. Ya
estaba transpirado por el esfuerzo. Gritaba todo tipo de obscenidades a Henry,
y a los dioses en particular.
Henry sostenía su mano y limpiaba su frente mientras la
doctora le aplicaba la anestesia para realizar una la cesárea. Eran recién
pasadas las cinco de la tarde cuando su hijo finalmente nació.
Henry observó al diminuto niño que estaba en manos de la
doctora mientras el bebé berreaba con un par de pulmones que tenían que
pertenecer a un niño sano.
—Realmente está aquí –sollozó Zhou Mi mientras se
aferraba a la mano de Henry y miraba al bebé que había dado a luz.
—Está aquí –rió Henry, besando su húmeda sien—. Y es
hermoso.
Cielos el final de Zhoumi se acerca y ya nacio el bebe tiene que dsfrutarlo todo lo que puedas Mimi, y a Henry tambien, espero que se pueda hacer algo y no muera seria horrible.
ResponderEliminarAwww~ Lindo!!!
ResponderEliminarSe casaron y ya llego el bebé ~
Ojala Mimi lo disfrute mucho y Henry encuentre una manera para quw Mimi no muera!
Esa frase de los cazadores “yo mato, tú mueres” me hacía pensar que de seguro, iba haber algo entre un cazador y un daimon…pasaron los libros y cuando llego el del yewook pensé que ellos iban a ser esa pareja y resulto que no…..y BANG….si hay una pareja así y son el HenMi *0*
ResponderEliminarCada quien con su problema, a Henry nadie puede recordarlo más que alguien de su familia y Mimi que su limite de vida es hasta los 27…ah y que los demás lo andan buscando para matarlo…..no si esta parejita las tiene buena.
Se encontraron en sueños…..que bonito *0* y concibieron un bebé, que al parecer será un niño.
Clinton me mata de risa, él tratando de vivir la vida y Henry animando a que tenga un hijo,luego para colmo la novia lo deja jajajaja. Lo ame cuando Dylan ataco la casa de Henry y lo bombardearon….Clinton rápido a cubrirse y cuidar “las joyas” de la familia jajajajajaja, por fin hasta que hizo caso.
La hermana de Mimi esta viva, así no se sentirá solo al menos por un tiempo, mientras buscan una solución porque Mimi tiene que vivir para ver crecer a su bebé y amar a Henry.
Su boda,y Mimi pensando que Henry confabulaba en contra de algo,y el pobre de Henry solo fue a traer a su suegro para hacer de la boda de Mimi algo especial….*0*
Shin tiene que ayudarlos, él siempre los ayuda y los lleva a su camino, a donde deben de estar para cumplir su propósito, a donde ellos puedan tener una vida.
Doy gracias que en este libro que artemisa solo ha sido mencionada….esa mujer/diosa la quiero ahorcar.