Último Deseo- Capítulo 23




Hyukjae no pudo resistirse a su necesidad. Era impotente, incapaz de dejarle sufrir, sin poder contener cualquier cosa que quisiera.

Pero no podía dejar en libertad al monstruo. No esta vez. No cuando sabía que estaba planeando ir hacia la muerte esta noche. Si la bestia se liberaba, ella misma se protegería, y Hyukjae nunca podría ser capaz de recuperar el control. Independientemente de lo que le costara, de todo lo que tuviera que hacer para controlar al monstruo, lo iba a hacer. Por Donghae. Una última vez.

Hyukjae forzó el control, dirigiendo cada pedacito de esfuerzo para mantener al monstruo enjaulado. No cediendo nada del control para evitar sucumbir a los impulsos más viles.

Le devolvió el beso, inclinando su boca sobre la de Donghae, saboreándolo. Sus uñas le arañaron el cuero cabelludo, iluminándole las terminaciones nerviosas con llamas. El pene se le hinchó hasta que estuvo seguro de que se volvería loco con la necesidad de empujar dentro de él.


La ropa tenía que desaparecer. Lo necesitaba desnudo.

Hyukjae intentó desabrocharle el pantalón, pero las manos le temblaban demasiado. No era capaz de conseguir desabrochar el maldito botón.

Donghae le apartó las manos e hizo el trabajo por él. Se quitó la ropa en un latido del corazón, la mirada fija en él, ardiendo de deseo. Sus ojos se habían oscurecido, y un rubor ya se propagaba desde su cuello hasta el pecho.

La Luceria brillaba sobre su piel, y por una fracción de segundo, pensó que las cicatrices que le cubrían el cuello se habían desvanecido. No es que eso importara.

Cicatrices o no, era hombre más endiabladamente hermoso que jamás había tocado.

El cuerpo de Donghae se estremecía de anticipación mientras estaba allí de pie. Hyukjae tanteó para arrancarse las botas, no dispuesto a apartar su mirada de él.

La longitud de sus piernas le recordaron lo bien que se sentían alrededor de las caderas, y sus labios trajeron de vuelta cada segundo embriagador del pene entrando y saliendo de su boca.

Tan pronto como estuvo libre de la ropa, llegó hasta él. Donghae le cayó en los brazos, su boca aterrizó en la de él en un beso que le robó el aliento. El calor de su piel desnuda rozó contra el pene lo que hizo aullar al monstruo con frustración. Quería llenarlo, tomar lo que quería, sin atender a su placer.

Ni de coña Hyukjae iba a permitir que eso sucediera.

Lo envolvió con los brazos y lo levantó sobre el mostrador cercano, así podría llegar a su boca más fácilmente. Donghae le enganchó sus tobillos alrededor de los muslos y tiró para acercarle, fusionando sus cuerpos.

Los pliegues de su entrada se deslizaron a lo largo del pene, haciéndolo pulsar y latir por un contacto más profundo. Necesitaba estar dentro de Donghae tan fuertemente que no estaba seguro de sobrevivir a la espera.

—No hay que esperar —le susurró él contra la boca.

Le envolvió el pene con sus dedos, y Donghae levantó su cuerpo, alineándolos. La humedad brotó de la erección, haciendo el contacto aún más resbaladizo. Tan grueso como estaba, Donghae estaba listo para él y avanzó agradable y fácil.

Hyukjae estaba bañado de su calor, rodeado de su aroma. Sus sentimientos se mezclaban con los suyos, amplificándolos.

El monstruo gritó a Hyukjae que se empujara a sí mismo hasta dentro. Hacer que lo tomara por completo, hacer que lo deseara.

Si Hyukjae no empezaba a moverse, iba a perder la batalla con su bestia y lo dejaría libre. Así que se movió. Retrocedió y se lanzó hacia delante, enterrándose unos centímetros más dentro de su amante. La superficie resbaladiza contra la piel le contrajo el cuerpo mientras luchaba por mantener el control.

—Más —le ordenó Donghae, retorciendo sus caderas en un esfuerzo por alojarle más profundo.

Él quería más. La bestia quería más. Hyukjae sin duda tenía que ceder.

Lo levantó del mostrador, con el objetivo de llevarlo a una cama agradable y suave. Sólo había dado tres pasos cuando Donghae lo atacó con una imagen de él follándolo contra la pared.

Las pelotas se le apretaron, y casi llegó allí mismo, sintiendo tanta lujuria irradiando de él. Donghae quería esto. Quería esto tanto como él lo hacía, aunque no estaba seguro de cómo eso era posible.

Hyukjae lo empujó de espaldas a la pared de la cocina, sosteniéndolo en brazos justo entre el teléfono y un cuadro de un paisaje. Su pierna golpeó una silla de cocina, lanzándola contra la mesa. Algo se estrelló contra el suelo, pero no le importó un carajo lo que fue.

Su respiración se aceleró, pero él no podía decir si fue porque había sido demasiado rudo, o por el acto de haber enterrado por completo el pene dentro de él.

Todo lo que sabía era que sus ojos parpadearon hasta cerrarse por la satisfacción, y su cabeza cayó hacia atrás, mostrando el cuello.

Hyukjae bajó la boca para besarlo, levantando su cuerpo para hacerle montar el pene. Sonidos suaves se deslizaron de su boca, y sus dedos se le clavaron en los hombros.

Él se mantuvo en movimiento, a Donghae se le aceleró la respiración para luego detenerse al contener el aliento.

Sus piernas se cerraron alrededor de las caderas una fracción de segundo antes de que sus músculos internos se apretaran en torno a él y Donghae dejara escapar un grito alto y largo de liberación.

Hyukjae lo montó a través de la culminación, manteniendo el ritmo que le hizo temblar a su alrededor. Se empapó de sus gritos y retuvo su propio orgasmo a base de fuerza de voluntad.

El monstruo rugió con furia, y sacudió las barras para ser liberado y así poder tomar el relevo.

A medida que el torrente de su clímax pasó, su cuerpo quedó inerte, con sus brazos colgando sobre los hombros, su cabeza apoyada contra la de él.

No había terminado con él aún. Necesitaba más de Donghae, lo suficiente para llenar el enorme vacío dentro de él, lo suficiente como para calmar al monstruo rugiente. No le quedaba mucho tiempo, y quería pasar cada segundo que pudiera haciendo gritar a Donghae de placer.

La cama estaba demasiado lejos. El sofá estaba mucho más cerca. Lo llevó hasta él, lo abrazó y tumbó de espaldas. El ángulo de la penetración se desvió, y Donghae arqueó la espalda, dejando escapar un gemido entrecortado.

Podía sentir lo que sentía. Su vinculo estaba abierto de par en par, y el placer que caía en cascada penetró en sus células, dejándole flojo y sin fuerza, era suyo. El deslizamiento de piel sobre piel, el calor resbaladizo de sus cuerpos unidos. El pesado golpe de su corazón y la cadencia más rápida de Donghae. Se veía a sí mismo a través de sus ojos, su propio cuerpo imperioso bajo esta nueva luz.

Eso golpeó a Hyukjae, haciéndole ver que esto era cómo tenía que ser. Esto era lo que su vida debería haber sido, unido a alguien con tanta fuerza que hacía difícil distinguir donde termina uno y comenzaba el otro.

Hubiera sido fácil llorar por lo que iba a perder, pero no podía soportar pasar el tiempo que tenía llorando. Quería vivir. Amar.

No lo podía amar. Era incapaz de esas cosas, no importa lo mucho que deseara lo contrario. No había lugar para el amor en un alma muerta, así que todo lo que podía ofrecerle era puramente físico.

Eso tendría que ser suficiente.

Hyukjae le levantó las caderas y empujó fuerte. Podía sentir la sensación fluyendo a través de Donghae, alzándose entre ellos, tan fácilmente como él podía sentir el estremecimiento deslizarse por su cuerpo cuando introdujo el pene profundamente.

Su polla le dolía, por lo que él la acarició y besó, succionando tal  y como a él le gustaba.

El monstruo se hizo más fuerte, más enérgico. Hyukjae no iba a ser capaz de mantenerlo a raya durante mucho más tiempo. No quería compartir esto con la bestia. Donghae era suyo. Toda suyo. Nadie más, nada más, podría tenerlo.

Era hora de hacerlo culminar, era el momento para dejarse llevar y ceder antes de que fuera demasiado tarde.

Hyukjae alcanzó sus pensamientos, necesitaba estar tan cerca de Donghae como pudiera llegar. A él le gustaba que estuviera casi fuera de control. La idea de que pudiera llevarlo a tal abandono le hacía sentir poderoso y hermoso.

Quería eso para Donghae. Quería que fuera siempre feliz y supiera lo precioso que era en realidad.

Recogió el deseo, la necesidad de hacerlo feliz, y lo expuso llamativamente, destacado por su propia lujuria desigual. Donghae hizo un ruido alto, dulce y jadeante. Él lo reconoció de las últimas veces que lo había hecho llegar. Estaba cerca, encaramado al borde, confiando en él para cogerlo al caer.

Esa confianza estaba deshaciendo a Hyukjae. Incluso en lo más profundo de los pensamientos como él estaba, incluso con la cara brutal de la bestia exhibida, todavía confiaba en que él se quedara al mando y lo mantuviera a salvo.

No lo defraudaría, no en esto, y no en ocuparse de su futuro.

Hyukjae cubrió sus labios entreabiertos con los de él y metió la lengua en su boca al tiempo del ritmo constante del pene. Donghae se bebió el gemido de placer, y le aferró con fuerza cuando el orgasmo se estrelló contra él, meciéndolo hasta la médula.

El primer chorro de semen hizo que su cuerpo se contrajera cuando lo siguió hasta el orgasmo. El placer le llenó, le rodeó, estallando por todos los poros, alejando todo pensamiento excepto las contracciones rítmicas, la alegría radiante que le estrujó hasta la última gota de semilla del cuerpo.

Donghae tembló en torno a él, sosteniéndolo cerca y jadeando. Un temblor sacudió su silueta, y él levantó la cabeza para asegurarse de que Donghae estaba bien. Las lágrimas agrupadas en sus ojos, pero todo lo que él sentía procedente de su compañero a través de la Luceria era una mezcla suave de felicidad y satisfacción.

No podía soportar la vista de sus lágrimas, feliz o no. Le acunó su cabeza en el pecho y le acarició el pelo esperando que las lágrimas pasaran.

Sentía los músculos flojos, pero él estaba lleno de una energía sin límites, como si pudiera luchar durante días sin parar. Incluso su monstruo se calmó para dormir.

A medida que la respiración se hacía más lenta y la piel se le enfriaba,  memorizó todos los detalles de este momento. El olor de su piel, el sonido de su corazón, la sensación de sus brazos a su alrededor, y el sabor de sus labios en los suyos. Éste era el momento que se llevaría al combate con él. Ésta era la imagen a la que se aferraría cuando la muerte viniese.

Este momento brillante de paz lo aliviaría de esta vida. Esto lo consolaría y apaciguaría a la bestia para que él pudiera hacer lo correcto. Lo honorable.

Donghae tendría libertad para encontrar la alegría con otro hombre, alguien que fuera capaz de amarlo como se merecía. Y ese pensamiento le hizo tan feliz como el alma muerta le permitía.

Hyukjae oyó que un coche se detenía fuera. A regañadientes se alejó de su cuerpo.

—Seungki está aquí.

La mirada de satisfacción en su cara se transformó en una mirada acusadora. Corrientes de traición ondularon llenando el vínculo.

—¿Seungki? Tú lo llamaste. ¿Lo hiciste?

—Alguien tiene que protegerte, una vez que me haya ido.

Donghae se levantó del sofá, su piel sonrojada. Él sintió el instante en que el velo que él había puesto sobre sus pensamientos sobre su muerte inminente caía. La pena apuñaló a través del enlace, y Donghae se tambaleó sobre sus pies.

—¿He arriesgado mi culo para rescatarte, y así es como me pagas? ¿Llamando a otro para que cuide de mi de manera que tú puedas marcharte y suicidarte?

Seungki iba a entrar por esa puerta en un segundo, y él estaba allí de pie gloriosamente desnudo, todavía brillando con los restos de placer.

Hyukjae no podía soportar la idea de que el otro hombre lo viera así. Era suyo, al menos por unos minutos más. Compartirlo no era algo que él pudiera tolerar.

La bestia se movió, un gruñido posesivo le retumbó en el pecho.

—No hay otra manera —Hyukjae tiró de la manta en el respaldo del sofá y lo enrolló alrededor de Donghae cuando Seungki entró.

Su mirada recorrió la habitación, recogiendo el espectáculo en cuestión de segundos. Él se demoró más en la ropa en el piso de la cocina, el plato roto, muebles derribados, y el leve sangrado en los paneles de yeso.

Su color se profundizó a un rojo furioso, y sus puños se apretaron a los costados. Él tragó saliva. Una vez. Dos veces.

—Vístete. Rápido. Tenemos una situación.

No dijo nada más, sólo se dio la vuelta y caminó hacia la salida, cerrando la puerta detrás de él.

Hyukjae no tenía ni idea de cuál era la situación, pero sabía que no le iba a gustar.



Donghae estaba retorciéndose de ira, tan furioso con Hyukjae que apenas podía vestirse. Las manos le temblaban, y un nudo agrio se le había formado en la boca del estómago.

Había llamado a Seungki para así poder suicidarse, y así él no lo perseguiría como un cachorro enamorado. Después de todo lo que habían pasado juntos, después de todo lo que habían compartido, el solo iba a echarlo por la borda por una estúpida costumbre.

Salió del baño dando pisotones, para encontrar a Hyukjae y Seungki en una acalorada discusión. Tan pronto Hyukjae lo vio, la conversación terminó inmediatamente.

—No os detengáis por mí. Lo que sea que ibas a decir puedo arrancarlo de tu mente si quiero.

La mirada de Hyukjae le recorrió el cuerpo. Su expresión se endureció, pero pudo sentir un solo latido de deseo derramarse sobre él a través de la Luceria.

Como si no acabara de hacer que ambos se vinieran de tal manera que casi se astilla un diente.

—¿Qué está sucediendo? —exigió.

—Zhoumi mandó decir que un niño ha sido raptado. Es Yoon Minki.

El aliento le abandonó el cuerpo y todo rastro de ira se esfumó del rostro debido al miedo por el niño. Las piernas le tambalearon, y antes de que pudiera alcanzar el sillón, Hyukjae estaba junto a él.

—No puede haber desaparecido, lo llevaron a un lugar seguro. Eso dijo Shindong.

—No era lo suficientemente seguro —dijo Seungki, su voz profundamente ronca por la preocupación—. Los demonios estaban rastreándolo en Chicago. Iban de camino a la SM cuando se lo llevaron. Pero lo encontraremos. Heechul ya esta siguiéndole la pista.

La manera en que lo dijo le sugirió que no estaba convencido.

—Seungki y yo vamos a salir —dijo Hyukjae—. Quédate aquí hasta que él venga a por ti.

Seungki levantó sus manos y dio un paso hacia atrás.

—Ni de chiste. No voy a hacerlo.

—Tienes que… —dijo Hyukjae.

Donghae miró entre ellos, sin poder descifrar lo que estaba pasando. Ahí había algún tipo de tensión pero no tenía idea por qué. A menos que fuera porque Seungki los había sorprendido.

—¿Qué es lo que tienes que hacer?

La mirada de Hyukjae se desvió y sintió un tirón de culpa abriéndose camino.

—Quiere que lo mate —dijo Seungki.

Donghae sintió una cruel onda de repulsión que lo puso de nuevo sobre los talones.

—No te atrevas —bufó.

—No lo haré. No sólo no tengo el estomago para hacerlo, tú y yo tenemos un acuerdo. No hay manera de que te pidiera que estuvieras conmigo después de que mate al hombre al que claramente has llegado a... apreciar.

—Tuvimos sexo —dijo Hyukjae—. No significa que él sienta algo más por mí que una momentánea dosis de lujuria.

Su comentario dolió, aunque no tenía idea de por qué debería hacerlo, si ya sabía lo que Hyukjae estaba planeando y ahora que ya no estaba enloquecido por el deseo, podía ser lo suficientemente racional para ver que en el mejor de los casos, le había estado distrayendo de intentar convencerle para que desistiera de querer morir, o en el peor, usándolo para pasar el tiempo hasta que oscureciera y pudiera ir a suicidarse.

Seungki le miró, sus ojos oscuros fijos y sin pestañear.

—Si algún día llega a sentir por mí, la mitad de lo que siente por ti, me contaría como un hombre afortunado.

¿Estaban locos?

—¿Vas a quedarte ahí y permitir que siga hablando sobre suicidarse a sí mismo cuando no ha hecho nada malo?

—Lo hará —dijo Seungki, su voz profunda retumbando con certeza—. Los impulsos son demasiado fuertes para resistir siempre. Yo no estoy tan perdido como Hyukjae, y ya me cuesta trabajo recordar el hombre que quiero ser.

—Escúchalo, Donghae —suplicaba Hyukjae—. Esta es la única manera.

Cruzó el espacio, agarro la camisa de Hyukjae en el puño y le dio una fuerte sacudida.

—Tú escúchame a mí. Ambos están tan metidos en esta locura como para pensar con claridad. Un niñito está desaparecido. No podemos quedarnos aquí para discutir mientras esos demonios lo asustan y lastiman. Ustedes dos van a dejar de hablar sobre toda esta mierda de morir y van a calentar los brazos que usan para la espada.

—Es muy peligroso —dijo Hyukjae—. Estoy muy cerca de perder el control.

—Yo también lo estoy, señor. Si tengo que teletransportarte de regreso a ese calabozo para mantenerte a salvo, lo haré y entonces volveré, sin ti, y encontraré a Minki yo solo.

—Nunca te dejaré ir solo —dijo Seungki.

—¿Si? Pues buena suerte para mantenerte a mi paso y mi mágico poder para saltar por el espacio.

La boca de Seungki se apretó por la frustración, pero no le importaba como se sintiera él. Los dos iban a ayudarlo.

—No puedes hacer eso —dijo Hyukjae—. Es demasiado peligroso.

—Y lo dice el hombre que busca la muerte.

—Por ti —casi gruñó—. Mi seguridad no importa.

—¿Pero la mía si?

—Absolutamente.

—Entonces ven conmigo. Deja de luchar y no me dejes ir solo.

Los guerreros se miraron sobre su cabeza. No tenía idea que tipo de comunicación estaba sucediendo, pero no estaba escuchando nada. Incluso el vínculo estaba apagado, fuertemente cerrado para que no pudiera entrar en su cabeza.

—Muy bien —dijo Hyukjae—. Vamos a encontrar al niño.

—¿Así nada más? —preguntó—. ¿Qué me perdí?

Seungki le toco el codo, y su anillo vibro tan fuerte que pudo sentirlo en la piel.

—Hyukjae no va a salir de ésta. Pero tú y yo vamos a salir de ahí con vida, con el niño.

No podía pensar en eso. No ahora. Antes de que encontraran a Minki, pensaría en algo para convencerlo de detener esta decisión estúpida.

Hyukjae le acunó la cabeza en sus manos. Este era el toque que conocía, el que añoraba. Por mucho que lo hubiera pensado hace sólo unos días, estos hombres no eran intercambiables. Él quería a Hyukjae. Sólo a Hyukjae.

—No quiero que esto sea más difícil para ti de lo que ya es. Es lo que yo quiero. Una muerte noble. Mi deseo de muerte es que salves a mi amigo, mi hermano, salva a Seungki.

Sacudió la cabeza en negación, pero no tenía aliento para las palabras.

—Es un buen hombre. Mejor de lo que yo podría ser. Su alma está muriendo, pero tú la puedes salvar. Lo puedes salvar.
  
—Yo quiero salvarte a ti.

Hyukjae le acarició la cara. Su roce tan gentil que no podía creer que en él existiera violencia en absoluto.

—Lo sé. Desearía que pudieras. Pero así es como tiene que ser. Prométeme que lo salvaras cuando me haya ido.

No podía. No podía ni siquiera enfrentar la idea de un mundo sin Hyukjae.

—No lo presiones —dijo Seungki—. Pides demasiado.

—No puedo dejarte morir —dijo Hyukjae.

Donghae no podía escuchar. Tenía que salir de ahí, tomar un poco de aire.

Se tambaleó al salir por la puerta, arrastrando el aire frío dentro de los pulmones. Los regueros de lágrimas se enfriaron en las mejillas.

No había tiempo para esto. Un niño pequeño estaba ahí afuera en este momento, solo y aterrado. Alguien tenía que encontrarlo. Alguien tenía que salvarlo.

Donghae odiaba que el trabajo recayera en él, incluso mientras agradecía a Dios que el poder para realizarlo estuviera a su alcance.

Durante dos años había sido enjaulado y maltratado, había pasado hambre y se habían alimentado de él. Durante dos años había visto morir a incontables niños. No había tenido el poder para impedirlo, pero ese tiempo había terminado. La magia le circulaba a través del cuerpo, temblando con anticipación ante la expectativa de ser convocada a su antojo. Iba a encontrar a Minki, y cuando lo hiciera, toda criatura maligna que siquiera hubiera puesto los ojos en el chico, iba a sufrir. Donghae se iba a asegurar de eso personalmente.
  


Donghae no tenía ni idea de cómo encontró a Minki. Era como si pudiera ver un rastro de miedo que llevaba al chico, un camino que nadie más podía ver. No había prueba de que este fuera el lugar, y, sin embargo, de alguna manera, sabía que era verdad.

—¿Estás seguro de que él está aquí? —preguntó Hyukjae.

—Lo estoy —nunca había estado aquí antes, pero el rastro débil que brillaba como la luz del sol en un jirón de niebla, los llevó hacia la derecha a una abertura estrecha en las rocas.

Las luces de Seungki tintinearon detrás de ellos, mientras detenía su camioneta. Ambos vehículos se apagaron, sumiendo la zona en la oscuridad. Donghae instintivamente tiró de un hilo de energía hacia los ojos, permitiéndole ver a través de la espesa y asfixiante oscuridad.

El viento sacudió el coche. Hyukjae le puso la mano sobre la rodilla, y la calidez de su toque se hundió a través de la ropa, haciéndole estremecerse y estirarse por más.

—No tienes que ir con nosotros —le dijo él—. Seungki y yo podemos encontrarlo. Él lo sacará.

—No puedo dejarte ir solo —por el camino del que él sabía, regresaría solo.

—Ya has pasado por demasiado dolor.

—Como si te importara. Estás obligándome a soportar aún más dolor por quitarte la vida.

—Te estoy salvando. No puedes verlo todavía, pero espero que en poco tiempo puedas... cuando seas feliz de nuevo.

Donghae no podía imaginar encontrar la felicidad mientras Hyukjae yacía frío en la tierra. Se había vinculado a él con demasiada profundidad.

No, era más que eso. Lo amaba.

No lo había deseado. No lo había querido. Amarlo iba a destrozarlo, y sin embargo, no podía evitarlo. Tan frío como Hyukjae podía ser, había visto su lado noble y desinteresado, el que nadie parecía importarle. Él le había dado su dulzura y pasión. Y ahora, lo liberaba de la única manera posible, suicidándose.

No le importaba lo que decían. Su alma no estaba muerta. Ningún hombre que estaba dispuesto a dar su vida por otro, se podría llamar sin alma.

Contener las lágrimas le provocó dolor de garganta.

—No quiero que me salves. Quiero que te salves a ti mismo.

Hyukjae le acarició la mejilla, sus ojos negros fijos tan profundamente en los suyos.

—Esto me salvará. Moriré antes de hacer cualquier cosa imperdonable, entonces mi recuerdo vivirá, sin mancha, con mi honor intacto. Si trato de desafiar el orden natural de las cosas más, moriré en desgracia. Tengo demasiado que perder. Por favor, déjame hacer lo que tengo que hacer.

Hyukjae no iba a ceder. Conocía su honor lo suficientemente bien como para darse cuenta de ello. Había decidido que ese era el camino más seguro para él, y podía sentir su firme determinación apuñalar a través de la Luceria. Estaba haciendo esto. Si realmente lo amaba, le haría su muerte tan fácil como fuera posible, en lugar de tener un berrinche como un niño.

Si hablaba, sabía que se quebraría, así que en vez de eso, simplemente asintió con la cabeza y salió de la camioneta.

Seungki se deslizó en silencio a su lado. Su expresión era sombría, pero sus ojos vigilantes se llenaron de un brillo de esperanza.

La muerte de Hyukjae -su deseo de morir- iba a ser la salvación de Seungki.

Seungki le colocó una careta transparente sobre la cabeza y la ajustó en su lugar.

Él no quería su tacto o su atención. Tan amable como fue al mirar por su seguridad, esto parecía... mal, como una especie de traición.

Quería gritar que Hyukjae aún estaba vivo y de pie allí, observándolos, pero si dejaba escapar hasta el más mínimo grito de indignación, el control se rompería y caería en un montón de sollozos.

La pena ya se cernía alrededor, retrasando los pasos y aplastándole el pecho de modo que le era difícil respirar. En pocos minutos, o en pocas horas, Hyukjae estaría muerto, y no había nada que pudiera hacer para detenerlo. Si trataba de salvar su vida, él sólo encontraría otro camino. ¿Y si Hyukjae hacía algo que lamentara porque él trató de obstaculizar su decisión de libertad?

Hyukjae todavía era un buen hombre. Había trabajado muy duro para permanecer de esa manera. ¿Qué derecho tenía para arruinarlo, sólo porque egoístamente quería que él permaneciera en su vida?

Una ola de cálido consuelo se extendió por su mente, como un abrazo largo y apretado. Casi podía sentir los brazos de Hyukjae alrededor otra vez.

Era el que iba a morir y, sin embargo, sus pensamientos estaban confortándole.

No podía traicionar la bondad en él. No podía desafiar su deseo de morir. Tenía que dejarlo ir.

Donghae parpadeó para alejar las lágrimas, enderezó los hombros y reunió fuerzas. Iba a seguir el ejemplo de Hyukjae y hacer lo honorable, sin importar cuánto le destruiría eso.


17 comentarios:

  1. No Hae no tenes que ceder por lo que más quieras, que es HyukJae, no te rindas no puede morir sólo en una cueva.
    Algo tenes que hacer para que el honor no se ante ponga a su amor

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  2. Ya va cuantos cap faltan??? Me comi una uña d la desesperacion me duele q el eunhae sufra seria mas facil si hyuki tuviera alma sif sif sif

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  3. NOOOOOOOOOOOOO

    HONORABLE TU PRIMA!!!!

    yo quiero que se salve!! que se salve y puntooo

    JKODIDO seunki!!!! LO ODIO !!!! me arruino el hermoso momento !!!!!!!! onfuvbenwmqolehlkwhjlufldg AISH !! no es por nada pero ... que a el lo salve otro y ya !!

    muero de espectativa !! solo faltan dos !!

    gracias por tu actu nena

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  4. Dejen un poquito de angustia y ansias para el próximo capítulo la necesitaran... le quedan 2 caps mas...

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  5. nos dejas con esta angustia hasta la siguiente actu........ nooooooooooo..... por favor hae debe detener a hyuk de hacer una locura .....
    espero que todo se solucione y el pececito encuentra la manera de salvar el alma de eun para así poder estar juntos .......
    esperaré la siguiente actu
    saludos y cuídate

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  6. NOOOOOOOOOOOOOOOOOOO no lo permito, Hae no caigas, no cedas salva a Hyuki por favor que HONOR y ocho cuarto!!!!!!!!!!!!!!!!!! El no puede morir no lo permito. El tiene que salir de esta tiene que haber una solución Hae no te rindas no dejes que se mateeeeeeeeeeeeeeeee. Unnie querida me comí toda las uñas no me quedan dedos. Esta pareja me tiene con las emociones a flor de piel. Besos.
    Solo faltan dos.

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  7. Me hago unos calzones con el honor!!! Que honor ni que nada!!! HAE NO DEJES MORIR AL TU AMADO MONITO!! Lucha por el hasta el final!! Aigooo siento como si este par fueran a morir juntos necesito el proximo capi o me volvere loca aigooppo unnie kamsamnida nos leemos en la prox aigooo casi se me olvida mi correo electronico... karenkyty85@hotmail.com x aca puedes contactarme cuando tu blog sea privado

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  8. hola
    omg pero que lemon tan mas asdgvdsgfdhdjfs y despues de eso que llega seungki a enfriar el asunto aish y ahora van al matadero uuu espero que hae descubra algo potque no quiero que hyuk se deje matar

    en serio solo quedan dos capi?? nooooo siempre me dejas con ganas de leer mas y espero que el fin no quede tan corto y hae se esmbarace o algo asi que me ponga muy contenta

    muchas gracias pir el mp
    ya te mande mi correo en hato asi seguiremos en contacto ;)

    nos leemos en la proxima

    kisses

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  9. Nooooo noo hae no tu debes salvarle sigue insistiendo hyukie no puede morir
    hae puede salvarlo
    hyukie tiene una pequeña esperanza, hae!!!!!!! debes salvarlooooooo ahhh lo amas
    no seas babo
    T-T
    ahhhhhh
    :'(



    Gracias por el MP unnie *-*

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  10. Cada vez esta mas interesante el capitulo en el momento de la entrega de su amor y deseo fue impresionante me encanto!!! no hae sigue sufriendo ya me angustia de saber como hyuk se salvara!!
    no puedo creer que tan solo faltan 2 cap para el final =(
    gracias por el mp esperare de nuevo

    Cuidate
    Rox Andres 05

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  11. no puedo con mi kokoro!! Hae decidio dejarlo ir asi como asi?! aun pienso que
    hay posibilidades de que se salve! y ahora el pequeño niño esta en peligro!
    ojala logren salvarlo y encontrar alguna manera de que Hyuk tambien lo haga!
    muchas gracias por el mp!

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  12. Que alguien le patee el culo a Hae si cede!! que no invente!! que o amarre en una silla! y se lo folle día y noche!! ahh pero que no lo deje morir!! noooo TT__TT

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  13. Y ante todo esto,apoco Yesung no pudo hecharle una mano a este par y ayudarlos?
    Digo,yesung paso por lo mismo,su alama se salvo,no pudo hacer eso?
    Son unos cabezotas,todos,hasta el pobre de hae que quiere salvar a hyuk,pero así ha sido por mucho tiempo,nadie les va a venir a cambiar esa ideología a estas alturas.
    Tengo la esperanza de que Hae haga algo en el ultimo momento...por favor

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  14. No puede estar pasando esto y ahora que va pasar hae tu no puedes permitir que mi monito hermoso haga esa locura de quitarse la vida maldito seunki arruino el momento esto tiene que terminar bien este es mi e-mail eidenelf2@gmail.com
    Att Eidenelf

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  15. NOOOOOOOO!!!!! hae no puede ceder ante hyukjae el debe hallar una forma de salvarlo para que no se muera eso lo va destrozar mucho mas de los que hyukjae piensa mi e-mail es este mariangelexo@gmail.com

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  16. NOOOOOO, no te rindas Hae, lucha pelea por el, tu puedes lograrlo es tuyo por siempre debe serlo es asi, juntos siempre, se aman, aunque Hyuk no lo acepta aun, lo siento por el seunky que pena pero ellos estan destinados, falta tan poco ooooo diablos noooo.

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  17. rosaliehale:
    No, uh uh, nop, esto no va a terminar bien, si ya me mataron a Chagmin y a Yunho, no dudo que Hyuk se suicide o termine muerto por culpa de algun monstruo.
    Ademas el titulo de esta saga no me agrada, si es sobre el ultimo deseo de Hyuk eso quiere decir que él morira.
    Pobre Seungki, si todo sucede en su "favor" él terminaria al lado de alguien que no lo va a amar igual que amo a Hyukjae.Muchas gracias por los avisos y esas cosas =)

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yota´s news : De regreso?

 Buenas tardes a todas las lectoras. Después de un año  y casi 4 meses regreso a saludarlas y comentarles nuevas.  Me gustaría decirle...