Ride With Me- Capítulo 6



—Kangin, hablas con tanta amargura…
Tenía otra vez la mirada perdida, pero de repente lo miró a él y los rasgos de su rostro se suavizaron.

—Sí, tal vez hable con amargura. Quien sabe lo que podría haber sido mi vida, si él me hubiera apoyado, si hubiera dicho que me amaba y estaba orgulloso de mí, en vez de gritar que lo había violado cuando su madre nos pilló. Tal vez no me habría marchado de casa a los diecisiete años y hubiera seguido estudiando hasta terminar por lo menos la secundaria.

Leeteuk se acercó a él, deseoso de aplacar el dolor que le causaban sus viejas heridas, pero no se le ocurría nada que decirle, así que le acarició el rostro con dulzura, sintiendo la suavidad de su barba, la calidez de su piel.

Kangin levantó la mano y tomó la de él.

—Eh, no sientas pena por mí. Ahora estoy bien.


—Yo… —la calidez que había sentido al rozar su rostro le empezó a recorrer el cuerpo. Le resultaba muy difícil pensar cuando él lo estaba tocando. Nunca había sentido lo que él le hacía sentir.

—Deberías ver tu cara —sonreía de un modo extraño.

—¿Kangin?

—¿Sí?

—¿Vas a…? ¿Quieres…?

—¿Qué?

—¿Todavía sigues pensando que es una buena idea casarte conmigo?

Kangin llevó la mano de Leeteuk hasta su boca y se la pasó por los labios.

—Sí, ¿y tú?

Leeteuk se estremeció.

—¿Yo?

Se pasó la mano de Leeteuk por la cara, con la palma abierta de modo que los dedos le acariciaban el lóbulo de la oreja.

—¿Sigues queriendo casarte conmigo?

Le temblaban los labios tanto como el resto de su cuerpo. Aunque él le había soltado la mano, no la retiró sino que empezó a acariciar el pequeño diamante que adornaba la oreja de Kangin.

—Sí, sigo queriéndolo.

Kangin se echó a reír y el sonido de su risa envió cálidos estremecimientos a los brazos y piernas de Leeteuk, que dio un respingo cuando él le agarró el trasero con las dos manos.

Sonrió y lo atrajo hacia sí, apretando las caderas contra las suyas, haciendo que Leeteuk notara la excitación de aquella parte de su cuerpo que los vaqueros se encargaban de poner en relieve.

—¡Dios mío! —exclamó Leeteuk, al tiempo que se aferraba a su cuello.

—¿Qué te pasa?

—Que creo que te gusto. Por lo menos un poco.

—Me gustas, Leeteuk. Mucho.

—Bueno —le costaba respirar—. Me alegro.

Cuando llegaron a su habitación lo dejó en el suelo el tiempo necesario para encender la lámpara de la mesita y después lo empezó a desnudar, dejando toda su ropa incluido su boxer encima de una silla.

Y entonces lo miró a la tenue luz de la lámpara.

Leeteuk le dejó mirarlo. Cuando lo miraba sentía como si lo tocara y cuando lo tocaba se olvidaba de todo, incluida su imagen del hombre ideal, todo trajeado. Quedaba anulada como si nunca hubiera existido. Al instante se convertía en otra persona, en una a la que apenas conocía que vivía dentro de su cuerpo y sabía el placer que ese cuerpo podía dar y experimentar. Que deseaba ese placer y se entregaba a él por completo.

Y aquella nueva persona no era mala en absoluto.

Podía ser un poco picaron, pero no malo.

Kangin se quitó la cazadora y la camiseta. Vio brillar la cruz plateada en aquel pecho tan poderoso, donde los músculos estaban esculpidos y definidos con la misma precisión que los de sus hombros y brazos. Paseó su mirada hasta llegar a la cinturilla de sus vaqueros. Debajo de ellos la prueba de su deseo se mostraba en toda su evidencia.

Kangin se acercó a él. Leeteuk sintió que sus pezones se erguían, pidiendo a gritos ser tocados.

Kangin miró hacia abajo y Leeteuk se dio cuenta de que su deseo no había pasado desapercibido, de que se daba cuenta de cómo le deseaba su cuerpo del mismo modo que había notado su deseo poco antes.

Le vio levantar las manos y pensó que iba a tocarlo y lo deseaba con todas sus fuerzas.

Pero no lo hizo sino que le agarró por los hombros y después empezó a acariciarle los brazos con suavidad, del mismo modo en que había hecho la noche en que había aceptado casarse con él.

Habló con el mismo tono tranquilo y dulce de siempre.

—Has estado diciéndole a todo el mundo que me amas —Leeteuk cerró los ojos pensando en lo suaves que eran sus manos y en cómo le gustaría que le acariciaran su pecho—. Enseguida —su voz risueña le mostró que, una vez más, le había leído el pensamiento.

Cuando levantó los ojos le vio sonreír.

—Quieres que te toque —le rozó uno de los pezones. Leeteuk se pasó la lengua por los labios resecos y Kangin le volvió a tomar el pelo—, ¿verdad?

Él asintió. Sentía que los pezones le ardían y quería que le tocara una y otra vez.

—Dilo bien alto.

—Qui… quiero que me toques.

—Has estado diciéndole a la gente que me amas, ¿verdad?

—Bueno, sí, porque quedamos en que…

Le puso un dedo en la boca para interrumpir sus explicaciones.

—Lo has hecho, ¿verdad?

Se mordió el labio y susurró:

—Sí.

Kangin le acarició el pelo.

—Se ha corrido la noticia. La gente habla, ya sabes, es una ciudad pequeña.

Leeteuk sintió que se derretía por dentro.

—¿Kangin?

—¿Sí?

—Tócame…, por favor.

Le dibujó la cara con el dedo.

—Te estoy tocando.

—Kangin. Kangin, por favor…

—Sí —le acarició las mejillas, las sienes, el cabello—. Sabes que lo voy a hacer, pero es tan maravilloso tan sólo mirarte. Eres un joven que sabe como desear, Leeteuk y también como dar. Eres muy especial, ¿lo sabías?

Leeteuk volvió a cerrar los ojos, porque de repente tenía ganas de llorar. Se le escaparon dos lágrimas que corrieron por sus mejillas. Kangin susurró algo tan bajito que no pudo entender lo que decía y después se inclinó hacia él, empezándole a besar las lágrimas primero de una mejilla y después de la otra.

—Quiero que me lo digas a mí.

Leeteuk le miró con los ojos muy abiertos.

—¿Decir? ¿El qué?

—Que me amas.

Volvió a cerrar los ojos.

—Pero yo…

—Ya sé que no me amas —le dijo tranquilo y comprensivo.

Abrió los ojos y le volvió a mirar.

—¿Entonces por qué quieres que te diga una mentira?

—Sólo quiero oírtelo decir —le respondió con paciencia.

—Pero, eh, no lo comprendo.

—No tienes que entenderlo, dilo simplemente.

Leeteuk abrió la boca, pero no le salieron las palabras.

—Es sólo un juego amoroso —le empezó a explicar—, al que suelen jugar los hombres y sus parejas.

—Pero yo no… quiero decir, que no lo he hecho.

—¿Hacer el qué?

—No he jugado nunca a ese juego.

—¿Nunca le has dicho a un hombre que lo amas?

Tuvo que mirar hacia otro lado, porque sí le había dicho a Seunghyun que lo amaba y además en aquel momento pensó que era cierto, pero ahora…

—¿Leeteuk?

Le volvió a mirar.

—¿Nunca? —había desafío en su voz, pero a la vez dulzura—. ¿No le has dicho nunca a un hombre que lo amas?

Le miró con pesar.

—Vale, sí lo he hecho.

—¿Y todavía amas a ese hombre?

—No, no le quiero y me temo que…

—¿Sí?

—Que tal vez nunca lo amé.

Kangin se quedó callado un momento y después sonrió.

—Dímelo, dime que me amas. Después de todo vas a casarte conmigo el sábado que viene y ya le has dicho a media ciudad que estás enamorado de mí. ¿Por qué no habías de decírmelo a mí? No creo que sea nada que pueda hacer daño.

Leeteuk se quedó en silencio.

—¿O sí puede hacerlo?

Leeteuk negó con la cabeza y él esperó.

—Yo…

—¿Sí?

—Yo, eh…

—Dilo lentamente, Leeteuk. Despacio y con dulzura.

—Oh, Kangin.

Entonces sí lo tocó. Le pasó la mano sobre uno de los pezones y él gimió, después le abarcó los dos.

—Sólo te lo quiero oír decir. Por favor, dímelo.

Leeteuk echó la cabeza hacia atrás. Sentía que sus manos eran mágicas, tan grandes y suaves al mismo tiempo.

—Te quiero.

Ya estaba dicho y sus manos eran tan agradables cuando rozaban sus pezones haciéndole derretirse por dentro.

—Mi nombre. Di mi nombre.

Lo podía decir. Sí, lo diría. Diría cualquier cosa.

—Kangin…

Mientras seguía acariciándole el pecho, deslizó la otra mano hasta el vientre de Leeteuk y comenzó a descender hasta llegar a su entrepierna.

—Dilo enseguida —le dijo—. Di, «te amo, Kangin».

Leeteuk respiró profundamente y sin sentir ninguna vergüenza levantó las caderas buscando su roce.

—Te amo… Kangin.

Y la mano de Kangin se deslizó entre su entrepierna, estaba húmedo y hambriento, hambriento por él.

Y ocurrió algo, algo que no había sucedido antes. Lo único que hizo fue deslizar un dedo en su glande. Tan sólo lo tocó levemente.

Y él se estremeció, encantado. Gritó en una mezcla de placer y sorpresa y Kangin lo tomó en sus brazos antes de que las piernas le fallaran.

Poco después, Kangin lo había tumbado en la cama. Lo miró, sintiéndose como atontado, sin fuerzas para, moverse, mientras él se despojaba del resto de su ropa y cuando lo vio de pie, desnudo a su lado, se dio cuenta de que le tocaba mirar a él.

Y lo hizo, sin omitir fijarse en la prueba evidente de cuánto le deseaba.

Y cuando lo vio, dio un respingo y él sonrió al darse cuenta.

Sora estaba equivocada al decir que no tenía ningún tatuaje. Estaba en la zona púbica, medio escondido entre el vello. Era el emblema de la Harley Davison, en negro y rojo.

—Nada cabalga como una Harley —le dijo en voz alta, pero con dulzura, después echó la cabeza hacia atrás y rió a carcajadas.

Leeteuk se rió también.

Se tumbó en la cama, a su lado y lo apretó contra su cuerpo.

—Sí —le dijo, al tiempo que acercaba su boca a la suya—, creo que nos llevaremos bien, tú y yo.



Lo retuvo a su lado toda la noche y no pegaron ojo.

Tenía una caja grande de preservativos y cuando la sacó del cajón antes de hacerle el amor por primera vez, Leeteuk la miró con desconfianza.

Como Kangin podía leerle el pensamiento no tardó en preguntarle:

—Muy bien, ¿qué sucede?

—Yo… bueno, ¿traes a muchos aquí?

Dejó la caja en la mesita de noche.

—Aquí no ha estado nunca ningún otro joven o mujer. Los compré al día siguiente de que me dijeras que te casarías conmigo.

Leeteuk suspiró.

—¿De verdad?

Sonrió y lo volvió a estrechar contra él.

—Te lo aseguro.

Un mechón de pelo negro le había caído sobre la frente. Quiso tocarlo y lo hizo, acariciando su mano contra él, sintiendo la suavidad de su roce. Cuando levantó la vista para mirarlo se dio cuenta de que quería besarlo… y más. Mucho, mucho más.

Sonrió burlona.

—¿Kangin?

—¿Sí?

Y le dijo lo que a él le gustaba oír, del modo en que más le complacía: despacio, con dulzura.

—Te amo, Kangin.

Y él le hizo deslizarse bajo su cuerpo y Leeteuk pensó que no creía que hubiera en el mundo nada comparable a sentir el roce de su piel, y dentro de poco a sentirlo dentro.

         Kangin lamio el lóbulo de su oreja descendió con besos apasionados por su cuello, causando que Leeteuk se mordiera el labio, se sentía realmente bien, beso descendiendo más abajo hasta llegar a los pezones y comenzarlos a lamer con maestría, sus suspiros pasaron a ser leves gemidos. Kangin deslizo una de sus manos hasta su entrepierna, y bajando también su rostro comenzó a besar las caderas de Leeteuk, este se estremecía; luego tomo su hombría y lamio la punta comenzando a saborearlo.

         Leeteuk con la mano empuñada la mordía tratando de ocultar sus gemidos y  su cara estaba realmente sonrojada, podía sentir su cuerpo envuelto en un calor abrazador. Leeteuk observaba la escena, Kangin entre sus piernas, estaba sintiendo algo que nunca había sentido lo que le estaba haciendo sentir y nunca pensó sentir por alguien, dándose cuenta cuando deseaba a Kangin.

        Leeteuk se incorporó un poco y enterró sus manos entre los cabellos de Kangin, acerco para poder besarlo, deslizando su mano libre por su pecho.  De un momento a otro el beso se volvió frenético, lo que Kangin aprovecho para deslizar una mano hasta la entrada de Leeteuk, comenzando a acariciarlo con sus dedos, introdujo uno el cuerpo de Leeteuk y lo sintió temblar bajo su cuerpo. Cuando supo que ya no era incómodo para él, comenzó a moverlo, sacando algunos gemidos de su boca, también su cuerpo comenzó a reaccionar moviendo sus caderas al compás del movimiento, y así siguió hasta tener tres dedos adentro hasta que estuvo listo.

       Se acomodó entre sus piernas, con su miembro rozando la entrada de Leeteuk, Kangin apenas podía contenerse. Se posiciono y empujó, viendo como una mueca de dolor se dibujó en el rostro de Leeteuk, por lo que fue introduciéndose lentamente en su cuerpo. Poco a poco Leeteuk se acostumbró a la invasión, se encontró moviendo sus caderas, comenzándolo a disfrutar; hasta que abrazo con sus piernas las caderas de Kangin, sintiendo como llegaba más profundo en su interior.

      Se volvieron a besar y sus lenguas se entrelazaban igual que sus cuerpos unidos. La pasión, el éxtasis y el deseo invadiéndolos completamente, sus cuerpos calientes, las respiraciones aceleradas, sus rostros sonrojados estando a punto de llegar, por lo que el ritmo se hizo rápido y un poco brusco. Se abrazaron fuertemente, con los dedos de Leeteuk clavados en la espalda de Kangin y este sosteniéndolo por sus hombros.

      Se movieron juntos, lenta y suavemente unas veces; deprisa y apasionadamente otras. Mil ritmos, todos tan perfectos, tan maravillosos que se sintió marcado, tatuado con aquel placer tan intenso, un placer que nunca hubiera soñado recibir. Se escuchó un gran gemido por parte de ambos cuando alcanzaron el climax, Kangin dentro de Leeteuk y este entre sus cuerpos. Leeteuk gritó su nombre y le dijo que lo amaba una y otra vez



Por la mañana, poco antes del amanecer Leeteuk pensó en Min.

—Debería marcharme a casa a cambiarme de ropa, ¿no te parece?

Estaba tumbado a su lado con un brazo sobre los ojos.

—¿Quién puede pensar en este momento?

Leeteuk se echó a reír.

—Qué malo eres. Eres tan malo como yo.

—Hacemos buena pareja.

—Sí.

Leeteuk se sentó a su lado. Inclinándose sobre él, empezó a recorrerle el pecho con el dedo, siguiendo la línea del vello.

—Y dentro de cinco días estaremos casados —Kangin le agarró la mano— y tú estarás aquí conmigo todas las noches.

—Sí, pero ahora…

—Lo sé —lo soltó—. No causaría muy buena impresión a Min, ¿verdad?

—Exactamente.

Así que se ducharon juntos en el pequeño baño que había en la habitación de Kangin. Leeteuk no había previsto hacer nada más que ducharse, sin embargo no pudo resistirse a unos besos, por lo que enseguida tuvieron ganas de hacer el amor allí mismo, en el plato de ducha, con el agua cayéndoles encima.

Kangin alcanzó el preservativo que había dejado sobre el lavabo, y Leeteuk se lo puso. Entonces lo sujetó por las piernas, poniéndoselas alrededor de su cintura y lo sujetó, haciéndole el amor contra los baldosines de la ducha.

Cuando finalmente lo dejó en el suelo Leeteuk supo que iba a estar una semana dolorido. Salió de la ducha, se secó y después se vistió en la habitación.

Se estaba metiendo la camisa en su arrugado pantalón cuando Kangin se acercó por detrás y lo rodeó con sus brazos, haciéndole pensar que nunca había experimentado una sensación de calidez como aquella.

Se abandonó a la fuerza y calor de sus brazos. Se dejó acariciar, gimiendo de vez en cuando. De nuevo se sentía excitado, hambriento de él.

Los labios de Kangin le rozaron el cuello y movió la cabeza para ponérselo más fácil. Le oyó reír contra su piel.

—Como eres, Leeteuk.

Lo único que pudo hacer fue echar la cabeza hacia atrás y musitar el nombre de Kangin, y cuando él delicadamente le mordisqueó el cuello, se estremeció.

—Me voy.

—Leeteuk…

Le brillaban los ojos y Leeteuk conocía muy bien el significado de aquel brillo; su cuerpo lo conocía también. En una noche lo había adiestrado bien y ya estaba derritiéndose todo por dentro de deseo.

—Kangin, me tengo que ir —sólo llevaba puestos los vaqueros y a Leeteuk aquel tórax desnudo, que aún conservaba algunas gotas de agua de la reciente ducha le pareció excitante—. Kangin, por favor, me tienes que dejar marchar. Min se despertará dentro de poco y no me parece correcto…

—Dilo.

—Kangin.

—Sólo una vez más y te dejaré marchar. Por ahora.

—Yo…

—Despacio, Leeteuk y con dulzura.

—Te… quiero… Kangin.

—Muy bien, ya puedes irte —le dijo, con una sonrisa.

Se apartó de él, sintiendo las rodillas como gelatina. Le oyó reír, mientras se alejaba hacia la puerta.



Al llegar a su apartamento encontró un mensaje de su madre en el contestador automático, diciéndole que asistiría a la boda acompañada de Boom. Tenían previsto llegar el miércoles.

—¿Nos puedes alojar en tu habitación de invitados, cariño? —la voz grabada de Inyoung sonaba demasiado dulce—. Quiero estar allí para ayudarte en lo que necesites. Llámame tan pronto como puedas.

Como sabía que Inyoung y Boom eran madrugadores se dispuso a llamarlos.

—¿Dónde estuviste anoche, cariño? —le preguntó Inyoung, educadamente.

Leeteuk sonrió y se evadió de la pregunta.

—Tengo tanto jaleo últimamente que anoche se me olvidó escuchar los mensajes. Por cierto tengo que dejarte. Debo ir a preparar el desayuno a Min dentro de un momento. Me alegro de que vengáis y podéis quedaros en mi casa, por supuesto.

Tras volver a decir a su madre lo contento que estaba por su visita se despidió de ella.

En casa de Kangin hizo tostadas y huevos. Cada vez que Kangin lo miraba desde el otro lado de la mesa sentía un intenso calor en la cara y contenía la respiración.

—¿Chicos, os encontráis bien? —preguntó, Min, extrañado, mirando a uno y a otro.

Kangin sonrió.

—Sí, maravillosamente.

—Sí, muy bien —corroboró Leeteuk.

Los lunes no solía tener mucha clientela, pero aquel lunes fue una excepción. Aunque no había dormido, todo el mundo estuvo de acuerdo en lo guapo que estaba y alguna clienta llegó a decir que su compromiso con Kim Kangin le había sentado de maravilla.

—Gracias —dijo Leeteuk—, creo que tienen razón.

Min y él ya estaba en casa haciendo la cena cuando Kangin regresó de trabajar. Oyó el rugido del motor de su moto y le vio entrar en el garaje. De repente el ruido cesó y Leeteuk esperó con el corazón golpeándole violentamente contra el pecho y todo su cuerpo tembloroso.

Entonces por el rabillo del ojo vio como se abría la puerta y entraba. Se miró las manos y la lechuga que estaba limpiando bajo el grifo. Siguió lavándola cada vez más deprisa al oír el sonido de las botas acercándose a él.

Y de repente allí estaba, rodeándole la cintura con los brazos, apretándolo contra él. Le olió y le llegó un aroma a polvo, cuero y hombre. Lo sintió por todas partes. A su alrededor y dentro de él.

—Kangin.

—Hola —le dijo, mientras le besaba.

—Vamos, chicos…

Era Min, que encantado con lo que veía, pero a la vez avergonzado, los miraba desde la puerta que daba a la sala de estar, donde había estado viendo la televisión, después de poner la mesa.

Kangin se echó a reír y se apartó de Leeteuk que volvió a lavar la misma hoja de lechuga por quinta vez.

A partir de entonces trataron de ser más discretos delante de Min y no se volvieron a tocar hasta que se fue a la cama.

Entonces se compensaron con creces por la espera.

Leeteuk pasó aquella noche y la siguiente abrazado a Kangin, sin dormir más de una hora o dos por noche. Por la mañana corría a casa con la primera luz del día para ducharse y cambiarse, regresando para hacer el desayuno con una amplia sonrisa en los labios. Después a las nueve se incorporaba, a su trabajo sintiéndose con fuerzas para atender a todos los habitantes de Kona City.

Además de trabajar y llevar dos casas tenía que ocuparse de todos los detalles de la boda.

Y aún le quedaba energía para las maravillosas noches en las que Kangin le hacía el amor, como si no fuera capaz de saciarse nunca y además era capaz de hablar con él con tanta confianza como si fueran íntimos amigos.

Tímidamente se atrevió a preguntarle por su tatuaje.

—¿Cuándo te lo hiciste?

—Hace doce años. Cuando cumplí los dieciocho.

—¿Por qué?

—Porque una moto Harley es sinónimo de libertad y era lo único que tenía.

Lo apretó contra él y Leeteuk le dejó hacer, ofreciéndole sus labios.

Fue un beso largo y dulce. Leeteuk pensó que Kangin no era el hombre de sus sueños y no estaban enamorados, pero lo que compartían era muy agradable.


13 comentarios:

  1. Wooow cada vez me encanta mas este fic!! Me encantan los tatoos en las partes intimas de los hombresitos bn formados asi que este capi parecia ser para mi me encanto jajajajaj unnie gracias x el mp nos leemos en la proxima no tardes mucho yota unnie entre el eunhae y este fic me va a matar la intriga ajjajaha

    ResponderEliminar
  2. Realmente el capitulo fue increíble!!!
    Estaba esperando la actualización.
    Me encanta que Kangin avanzo con Leeteuk y ya tuvieron su primer encuentro de amor.
    Ahora cuando se casen espero que de verdad Leeteuk empiece a amar a Kangin.

    Gracias por el MP.

    Usuario___09

    ResponderEliminar
  3. *-*
    waaa hermoso que no lo ama? si claro
    Po Dios Kangin amo su porte de macho asi todo sexy
    ahhh me enknta unnie hermoso
    me enamoro cada vez mas

    GRACIAS GRACIAS unnie!!
    *-*

    ResponderEliminar
  4. Kangin esta totalmente enamorado de teukie,por eso pide que le diga que lo ama,yo te lo digo papi,sin que me lo pidas,te amo kangin!!!

    ResponderEliminar
  5. waaaaaa qe lindo cap se nota que kangin ama a teukie si hasta se compro una caja de condones para estar solamente con el y no era una caja pequeña era GRANDE y por lo que lei ya no le devén qedar muchos ajjajajajaj
    aaaa teukie no te resistas si igual quieres decirle esas palabra de corazon... ojala ese sentimiento agradable que siente teukie se convierta en algo mas...
    yaa quiero SEGUIR LEYENDO se me hiso cortito y muy buenoo n.n

    ResponderEliminar
  6. wooooooooooow ...... que capítulo tan lindo..... me encanta esta pareja y no se resisten en lo mas mínimo a estar juntos jajajaja
    gracias por el mp
    esperaré tu siguiente actu
    saludos ^^

    ResponderEliminar
  7. rosaliehale:
    Si claro como no, Kangin no es su hombre soñado y no esta enamorado de él, si eso es cierto entonces yo no amo el KyuMin. Agh, este Leeteuk simpre negando algo por un tiempo y luego termina aceptandolo, vamos qu ya es hora de que acepte que se enamoro de Kangin, ademas no por nada éste le pidio tantas vecs que dijera que lo ama.
    Me encanta esta adaptacion, muchas gracias por actualizarla =)

    ResponderEliminar
  8. Leí tu adaptación temprano pero no se por que no puedo comentar desde mi celular así que recién ahora puedo decir...hot, hot y mas hot el KanTeuk se lucio en este capitulo ya que digamos empezaron a ser una pareja con todo lo que ello implica y no sabes como me gusto que rompieran el hielo y se unieran mas íntimamente.
    Es cierto que lo que tienen no puede ser amor pero están cerca de caer por el uno por el otro si siguen así.
    Gracias por tu MP y ya sabes te leo en el siguiente capitulo.


    Dinna Rex

    ResponderEliminar
  9. Pues yo creo que ambos ya están enamorados, solo que Teukie todavía no lo asume, no se da cuenta que esos sentimientos extraños que siente por KangIn son porque ya lo ama y que KangIn le pide que se lo diga por el mismo motivo.

    Me gusta que ya estén felices y eso que todavía no es la boda xD

    Gracias por el Mp, nos leemos en el siguiente cap.

    Cuídate...Bye ^^

    ResponderEliminar
  10. Cielos que buen capitulo, me encanto el lemon, Teukkie ya esta enamorado de Kagin aunque aun no lo sabe a ciencia cierta,me huele mal lo de su mama, algo se trama esa señora, gracias por el MP.

    ResponderEliminar
  11. Sii actualización y lo mejor lemon!!!!!!!! Lo espere tanto y estaba tan b ueno me gusta mucho por que kangin muestra un lado tan rudo y nuestro teuky es como una damisela!!!! Jajajaj tengo curiosidad como será su boda,,,,,actualiza pronto espero tu mp°!!!!

    ResponderEliminar
  12. ihreiughiruehfogiewhguieriuwheoi
    Kangin es un romantico y que ni quiera ocultarlo porque con lo que he leido,es mas que suficiente para saberlo.
    Aunque sea mentira queria escucharlo de los labios de teuk *0* mi vida.....me caso......yo me caso con el.

    Los cacho min,y no puede estar mas que feliz,yo estoy feliz.....la boda queda a nada.
    Le gusta,sabia que teuk le gustaba mucho mas de lo que creia.....*rueda en su cama*
    ya quiero la boda,y estos andan de luna de miel antes hahahaa

    ResponderEliminar
  13. KYAA~~
    Pero que lindo capítulo, tan tierno.
    Cuando bella la forma de entregarse mutuamente.
    Yo sabia que a Kang le gustaba Teuk :3
    son unos loquillos XDD
    Me disculpo por no comentar el cap 5 recién me di cuenta.
    Gracias por el aviso.
    Un saludo, que estés bien :D

    ResponderEliminar

yota´s news : De regreso?

 Buenas tardes a todas las lectoras. Después de un año  y casi 4 meses regreso a saludarlas y comentarles nuevas.  Me gustaría decirle...