Kangin miraba
mientras Leeteuk se sentaba inquieto en su cama de hospital. Su piel estaba
sanando
muy rápido y le
estaba picando como loca. Así que además de estar nervioso por conocer a su
padre
en tan sólo
cuestión de minutos también le estaba picando como si tuviera un mal caso de
pulgas.
—¿Estás bien, Leeteuk?
—le preguntó Kangin.
Leeteuk lo miró
tímidamente.
—Sólo nervioso y
con picazón. Mi piel se está curando tan rápido y las costras me están volviendo loco.
—¿Quieres que vea
si te pueden dar algo para la picazón? —le preguntó.
—No hombre lobo,
cualquier cosa que me den probablemente me pondrá somnoliento. Sólo tendré que hacerle frente.
Kangin y Teukkie
volvieron la cabeza al oír un gruñido proveniente de una garganta humana. El
sonido venía de Hee. El
se frotaba la espalda con fuerza contra la pared. En realidad se parecía a un
caballo rascándose contra
un árbol. Teukkie pensó en señalar esto, pero se mordió la lengua cuando Hee comenzó a lanzar
improperios.
—Siento que mi piel
está llena de pequeñas hormigas que pican ¡taaaanto! —soltó Hee mientras seguía intentando calmar
la picazón frotando su espalda contra la pared.
Donghae abrió la
boca para decir algo, pero rápidamente la cerró cuando la cabeza de Hee dio
media
vuelta en su
dirección
—Una palabra, una
palabra Lee Donghae y juro por Dios que tendrás que dormir con un ojo abierto
para el resto de tu
vida por temor a que me robe todos tus Ironman y hacer que hagan cosas
profanas, tomar fotos y, a
continuación, ponerlas en tu página de Facebook con la leyenda de “sigo jugando
con muñecos”. —Hee estaba
respirando con dificultad después de su diatriba.
—Teukkie, creo que
debemos atarlo cuando pase la noche con nosotros, sólo para estar seguros —dijo Donghae secamente.
—Prometido
—respondió Teukkie, utilizando la jerga a la que él y sus dos mejores amigos
eran tan
aficionados.
—Creo que tengo
que estar de acuerdo con tu sentimiento, Donghae —agregó Kangin.
—Cuidado, Cujo.
Sólo porque eres atractivo no significa que no voy a tomar represalias —grunó Hee, todavía tratando
de calmar la comezón de su piel curándose.
—Lobo —murmuró Kangin,
mientras Teukkie le palmeaba la mano—: Yo soy un maldito lobo.
La puerta de la
habitación se abrió y Siwon entró y se quedó inmóvil. Él se detuvo en seco al
ver a Hee gruñendo y
frotándose contra la pared. Él lo miró y casi gruñó.
—¿No sabes cómo
tocar la puerta? ¿Y qué diablos estás mirando? ¿Nunca has visto a un joven siendo
manoseado por una
pared antes?
—No uno que
estuviera tan obviamente disfrutándolo —respondió Siwon sin inflexión.
Donghae miró a Siwon,
moviendo la cabeza de lado a lado.
—El camino más
seguro en este momento es mantenerse neutral, en una posición no amenazante, y
por el amor de toda
la humanidad no provoques a la bestia. Sólo mantén la boca cerrada.
—Bien, bueno sólo
vine para llevarte a ti y a Hee a otra habitación para que Teukkie pueda
recibir la
visita de su padre
—le dijo a Donghae.
—¿Él está aquí?
—chilló Teukkie. Siwon lo miró y asintió con la cabeza.
—Él está en camino
ahora. —Se volvió de nuevo a Hee y Donghae, y simplemente dijo—: Vengan.
Donghae comenzó a
seguirlo. Hee, por supuesto, no podía ser tan cooperativo.
—Oh, lo siento,
¿me he perdido algo? ¿Estoy usando una placa de identificación de perro que
indica
que debería estar
caminando a cuatro patas y responder cuando un gran hombre lobo de mal humor
me dice que venga?
Siwon se giró y
gruñó:
—Uno de estos
días, tu boca va a escribir un cheque que tu bonito trasero no podrá cobrar.
—Pensó que esto lo dejaría
sin palabras pero debería haberlo sabido mejor.
—Oh, no te
preocupes bola de pelo, tengo la intención de estar escribiendo ese cheque a tu
nombre. —Con eso le dio un
guiño y cojeó junto a un Siwon atónito, con soporte intravenoso y todo.
Donghae se volvió
y le dio unas palmaditas en el brazo a Siwon.
—Buen intento,
jefe, pero estás combatiendo con un maestro en su oficio, ¿y no acabamos de
discutir no provocar a la
bestia? Caramba, tratas de salvar la vida de alguien y la tira por la ventana.
—Donghae siguió murmurando
mientras caminaba pasando a Siwon, con las manos en el aire como para demostrar
su rendición ante la estupidez de los demás—. Ya he terminado, finalizado, y si
tú peludo, lleno de testosterona, egoísta, gruñón, baboso, hombre lobo
infestado de pulgas quieres que Hee te castre mientras duermes, está lejos de mi
intención interponerme en tu camino.
Siwon se volvió y
miró a Teukkie.
—Tus amigos tienen
problemas. Problemas graves.
—No tienes ni idea
—dijo Teukkie, sacudiendo la cabeza mientras Siwon daba la vuelta para seguir a
sus dos mejores amigos—.
Buena suerte con eso — gritó antes que la puerta se cerrara—. Bueno, eso fue interesante —le
dijo Teukkie a Kangin.
—Interesante sin
duda, pero algo pasa con Siwon y él no es exactamente el lobo más comunicativo
que hay. Averiguarlo
va a ser como tratar de investigar quién mató a Kennedy.
Teukkie miró a Kangin
y sonrió.
—¿Sabes lo de
Kennedy?
Él se rió.
—¿Por qué no
habría de hacerlo?
—Eres de Corea
—dijo Teukkie con una mirada ocurrente.
—Como te dije, he
estudiado la historia americana. Mis padres querían que yo supiera más que sólo
historia de Corea.
—Supongo que una
vez que estemos en Corea y la escuela comience, ¿voy a aprender todo sobre la
historia del país?
—le preguntó Teukkie.
—Vas a aprender
mucho sobre la historia de Corea en lo que respecta a la manada. Se trata de
una gran cantidad de información,
pero importante, ya que serás un día la pareja alfa.
—Ugh, no me lo
recuerdes, realmente me asusta —se quejó.
—Mi tonto Angel,
vas a ser un Alfa increíble. No lo dudo. —Kangin se inclinó y la besó
suavemente
en los labios.
—Mmm, no hay suficiente
de eso pasando últimamente —se burló de él.
—Sí, bueno, no
pensé que quisieras dar a Hee entretenimiento gratuito.
—Cuánta razón
tienes hombre lobo —bromeó Teukkie.
Se oyó un golpe en
la puerta haciendo que Teukkie se sentara más derecho. Kangin se puso de pie y
caminó hacia ella
para abrirla. Antes de hacerlo, se volvió y miró a Leeteuk.
«¿Estás listo, amor?»
«Estás conmigo, así que sí, estoy listo.»
«Siempre, mi corazón.»
«Ah, y ¿Kangin?» comenzó Teukkie.
«¿Sí?»
«Trata de no matar a mi padre, ¿de acuerdo?»
Los ojos de Kangin
brillaron y gruñó por lo bajo.
—Basta ya, hombre
lobo, abre la puerta.
Kangin abrió la
puerta y un hombre entró. Él no era tan alto como Kangin, pero tenía los
hombros
anchos, cabelllo
del mismo tono que Teukkie, y tenía los mismos ojos penetrantes. Kangin se
sentía
como si estuviera
viendo otra version de su compañero, tenía que admitir que era un poco
espeluznante.
El hombre le
tendió una mano a Kangin cortésmente.
—Tú debes ser Kim Kangin.
Soy Ahn Kangta, el padre de Teukkie.
Kangin tomó la mano de Kangta y la estrechó.
—Soy Kangin, el
compañero de Leeteuk —le dijo Kangin sin apartar la mirada de los ojos del lobo
Alfa.
Teukkie se dio
cuenta que ninguno de ellos iba a ceder ante el otro, tenía que intervenir
antes que uno
de ellos hiciera
algo estúpido. Así que se aclaró la garganta. Bueno, no era mucho, pero se
imaginó que diciéndole a dos
Alfas que saquen la cabeza de sus traseros no resultaría bien.
«Es probablemente lo mejor que no dijeras eso, tienes razón, mi
amor» le dijo Kangin, obviamente
escuchando su
diálogo interno. Él le había dicho una vez que sus pensamientos lo fascinaban.
Su
respuesta había
sido que se alegraba de que lo pudiera entretener.
Kangta volvió la
cabeza en respuesta a Teukkie.
—Tú debes ser Teukkie.
—En carne y hueso.
Bueno, al menos lo que queda de ello —respondió.
Kangta dejó
escapar un gruñido suave, pero se contuvo rápidamente.
—Sí, vamos a
llegar a eso en breve. Primero sólo quiero que sepas que si hubiera sabido de
ti, no me
habría mantenido
al margen. No tienes que creerme, pero por lo menos quiero que sepas que
hubiera
estado aquí y
habría sido parte de tu vida.
—Te creo —le dijo Teukkie,
con lágrimas reuniéndose en sus ojos, y antes de que pudiera detenerlas
corrierron por sus
mejillas.
—Oh, pequeño, lo
siento. —Kangta se dirigió rápidamente a su lado, se sintió incómodo por un
momento hasta que Teukkie
dio el primer paso, se acercó a él y justo así Kangta sostenía al niño que
siempre había querido. Él lo
atrajo hacia sí y Leeteuk lloró con más fuerza. Él le arrullo y le susurró una
y otra vez—: Lo siento pequeño, lo
siento tanto, demasiado.
Teukkie no podía
creer que estaba lloriqueando como un niño, pero mierda, él estaba aquí. El
único
hombre por el que
siempre se había preguntado, dónde estaba, qué estaba haciendo.
¿Si él hubiera
estado presente le habría enseñado a trepar a los árboles, o cambiar un
neumático?
¿Lo habría llevado
al cine como el padre de Hee hizo o lo habría llevado a pescar?
Simplemente todo
llegó de golpe, de una sola vez, y no pudo retenerlo por más tiempo. Fue puro
instinto lo que le hizo
llegar a un completo extraño, un desconocido, pero aún así su padre.
Kangin se apartó,
su lobo inquieto al ver un extraño sostener su compañero, él que estaba
sufriendo.
Odiaba que
estuviera sufriendo y que no pudiera ser quien lo consolara. Llámenlo egoísta,
que así sea, pero era suyo,
sólo suyo.
«Lo siento, hombre lobo. Por favor, no lo tomes como algo personal» le dijo Leeteuk.
«Lo sé, amor, no te preocupes por mí. Pasa tiempo con Kangta. Voy a
estar bien.» Le envió el pensamiento, también una imagen
en su mente de rozar las puntas de sus dedos sobre su cuello, donde su marca
ahora debía estar. Eso
le hizo gruñir de nuevo.
Teukkie finalmente
se serenó y se apartó de Kangta. Él le apartó suavemente el cabello de la cara.
—Sé que no estuve
allí por mucho tiempo, pero ahora estoy aquí. Quiero ser parte de tu vida si
estás
bien con eso.
—Me gustaría eso
—dijo Teukkie con honestidad.
—¿Por qué no me
hablas de ti: cosas favoritas, aversiones, y todo lo demás que un padre debe
saber?
—Kangta sonrió
tranquilizadoramente.
—Bien, ¿por dónde
empiezo? —A partir de ahí, por las próximas horas, Teukkie y Kangta hablaron de cualquier cosa. Kangin
podría decir que tenían personalidades muy similares. Lo que les gusta y
disgusta, aunque su sentido
del humor era igual. Estaba feliz por él, en realidad lo estaba, pero su lobo
todavía no confiaba en Ahn Kangta.
Por último, Kangta
se levantó. Miró su reloj, dándose cuenta que habían estado hablando durante
cuatro horas y media. El
almuerzo había llegado y pasado y todo el tiempo Kangin había permanecido
contra la pared frente a la
cama de Teukkie, sin moverse, de pie y observándolo. Teukkie lo miró y sonrió,
esa sonrisa valía la
pena cada minuto que había permanecido allí manteniéndolo a salvo.
«Soy todo tuyo, tan pronto como él se vaya» le dijo a través de su vínculo.
«Voy a hacer que mantengas eso, Angel.» Le
guiñó un ojo y vio sus mejillas volverse de color rosa. Le encantaba cuando se
sonrojaba, amaba que fuera la causa de que se ruborizara.
—Voy a dejar que
descanses un poco. Sin embargo, volveré más tarde, ¿si eso está bien? —preguntó
Kangta.
—Sí, estoy bien
con eso —respondió Teukkie.
—Muy bien, genial.
—Se volvió a Kangin y una vez más le tendió la mano— . Kangin, gracias por tu
paciencia y
dejarme pasar algún tiempo con Teukkie.
—Si eso lo hace
feliz y él está a salvo, siempre voy a estar de acuerdo con que pases tiempo
con él —le dijo Kangin, dejando
que su lobo se mostrara a través de sus ojos sólo un poco.
Kangta dio un paso
atrás antes de que pudiera revelarse a sí mismo. Interesante, pensó el lobo de Kangin, Alfa, pero no por encima de él. Es bueno
saberlo.
Kangin estaba
junto a Teukkie antes de que la puerta se cerrara. Se sentó en el borde de la
cama.
—¿Cómo estás,
realmente? —le preguntó Leeteuk.
Él no había tomado
más que unos pasos cuando Sora, Junjin, su compañero, su Beta y Jihoon fueron
andando hacia él.
Esto no iba a ser bonito.
—¿Cómo ha ido? —le
preguntó Sora.
—Muy bien, me
contó todo sobre él. No es para nada tímido. —Todos rieron con ese comentario,
obviamente en
completo acuerdo.
—Entonces, ¿ahora
qué? —fue Sora quien preguntó otra vez.
—Yo creo que
necesitamos hablar. —Kangta la miró a los ojos—. Todos nosotros. —Se dirigió a
cada uno delante de él.
Junjin lideró el
camino hacia una privada área familiar. Ninguno se sentó, no queriendo ponerse
en
una posición
vulnerable o sumisa.
—Habla —ordenó Junjin.
Este era el Alfa hablando, no él padre de Kangin.
—Estoy invocando
los derechos como Alfa con respecto a mi hijo, quien es un menor de edad —
anunció Kangta con
total confianza.
Junjin gruñó,
causando que la confianza de Kangta vacilara momentáneamente, pero luego se
recordó
que él tenía todo
el derecho de dar un paso adelante, esto era una ley de manada.
—Sabes que tengo
todo el derecho, Junjin, él aún es menor de edad, es mi hijo, y se ha hecho
evidente que Kangin no está
listo para protegerlo de la manera que un compañero debería. —En esa última parte Siwon se
lanzó hacia adelante. Junjin lo atrapó antes de que Jihoon pudiera
interceptarlo.
—¿Cómo te atreves
a hablar otra vez de nuestro príncipe con semejante falta de respeto? —gruñó
Siwon.
—Siwon, retírate
—habló calmadamente Junjin, pero había un impulso de poder en sus palabras que
se cernió por la
habitación, empujando a todo el mundo de rodillas, incluyendo a Kangta.
Kangta luchó
contra la orden y logró ponerse a sus pies.
—Voy a ignorar la
falta de respeto que le has demostrado a mi familia, Ahn, y sólo lo voy a
dirigir a la ley de la manada que
tú has traído a nuestra atención —le dijo Junjin.
—¿De qué está
hablando, Hyesung? —susurró Sora.
—Sólo escucha Sora,
y lo que sea que hagas, mantente en calma —le dijo Hyesung con firmeza.
—Calma, de
acuerdo, lo tengo —respondió Sora.
—Tienes razón, es
la ley de la manada que tengas derecho a invocar los derechos de Alfa, pero
necesitas estar seguro de
que esto es lo quieres hacer. ¿Te das cuenta que enojar a tu hijo adolescente
te hará la vida difícil, por
decir lo menos? —Kangta no respondió.
—¿Has pensado en
lo que él quiere, que es estar con Kangin? —le preguntó Hyesung gentilmente.
—Lo hago, pero
entonces los niños no siempre saben que es lo mejor para ellos. Si viene conmigo
lograré pasar algo de
tiempo con él. El puede usar ese período lejos de Kangin para darse cuenta si
es
realmente lo mejor
para él.
—¿Ir contigo? ¿De
qué diablos estás hablando, Kangta? —La mandíbula de Sora se apretó con furia.
—Calma, recuerda
—le dijo Hyesung a Sora.
—Él acaba de decir
que quiere llevarse a mi hijo.
—NUESTRO hijo
—interrumpió Kangta.
—No, así no es
como funciona, Kangta. ¡Tú no vienes y dices que eres su padre y que él debería
irse
contigo cuando ni
siquiera te conoce!
—Sora, él es mitad
lobo. Tú posiblemente no puedes saber todo lo que es mejor para él —trató de
razonar Kangta.
—Todos fuera —la
voz de Sora fue como un látigo—. ¡Fuera! ¡Todos!
Junjin asintió a Siwon
y a su compañero.
—Jihoon, ve —le dijo
Kangta a su Beta.
Una vez que la
puerta se cerró y ellos dos eran los únicos en la habitación Sora enderezó su
columna y miró a Kangta en
la cara furiosamente.
—No sé quién te
crees que eres, Alfa o no. Si tratas de llevártelo, él te odiara. Él ama a Kangin,
ellos son compañeros, y tú de todas las personas sabes lo que eso significa. Si
tratas de apartarlos partirás sus almas en dos.
Kangta tomó un
profundo respiro.
—No lo estoy
apartando de él indefinidamente. Sólo tiene 17, Sora, aún no es un adulto.
—Tendrá dieciocho
en dos meses, Kangta, lo cual deberías saber de haber estado cerca cuando
él nació.
—Bien entonces, lo
tendré por dos meses, porque una vez que Kangin se vincule a él, se irá, y yo
acabo de encontrarlo.
—La voz de Kangta era suave y Sora pudo escuchar el dolor en ella.
—¿Por qué siquiera
lo quieres con tantas ganas? Seguramente tienes hijos hombre lobo de pura
sangre con tu compañera,
lo cual por cierto no envidio.
Kangta miró al
piso cuando él hablo.
—Nunca fuimos capaces
de concebir.
Las palabras
golpearon a Sora como un puño en el estómago, dejándola sin aliento.
—¿Teukkie es tu
único hijo? —le preguntó.
—Sí.
Ninguno de ellos
habló durante varios segundos. Fue Kangta quien rompió el silencio.
—Sora, no estoy tratando
de ser el chico malo. Podría haberlo perdido en ese accidente. Él debería
haber estado
protegido, y no te estoy culpando. Kangin es responsable de él, simplemente no
está
listo, ellos
necesitan tiempo para madurar. Si todo lo puedo obtener son dos meses, entonces
que así
sea, pero tal vez
si ellos retrocedieran un poco verían que sería bueno esperar para vincularse.
—Estás tratando de
intervenir en lo que el destino ha ordenado. Te va a devolver el fuego, Kangta.
Si
Teukkie no quiere
ir contigo, te juro que haré lo que sea que esté en mi poder para evitar que
ocurra.
Qué Dios te ayude
cuando Kangin se entere. —Sora se volvió abruptamente y huyó de la habitación,
cerrando de golpe
la puerta detrás de ella.
Jihoon entró justo
después de la salida de Sora.
—Eso ha ido bien
—dijo Kangta sarcásticamente.
—Junjin desea
hablar contigo —le dijo Jihoon.
Kangta asintió su
acuerdo para que Jihoon dejara entrar a Junjin.
Junjin ingresó a
la habitación y su poder le siguió. Kangta podía sentirlo y rozaba sobre su
lobo como
si estuviera
siendo acariciado en contra de su voluntad por todo su pelaje.
—¿Qué vas a hacer?
—preguntó Junjin.
—Lo que dije, Teukkie
viene a casa conmigo al menos hasta que tenga 18. Si él quiere estar con Kangin después de eso,
entonces no lo puedo detener. Así que desde ahora hasta que se vaya mis lobos
lo protegerán.
Retirarás a tus lobos, y Kangin puede estar aquí durante el día pero no lo
quiero durmiendo aquí.
—Que así sea. Más
te vale mantenerlo a salvo, Kangta. Si algo le sucede al compañero de mi hijo
mientras está a tu cuidado
lo tomaré de tu carne. —La voz de Junjin fue de nuevo malditamente calmada,
pero el lobo de Kangta no
tuvo más opción que rendirse.
Junjin se volteó a
Jihoon.
—Necesitas venir y
presentarte a Teukkie. Mientras lo haces traeré a Kangin. —Junjin se giró y
miró de nuevo a Kangta—:
Mantén a tus lobos atrás hasta que tenga a Kangin lejos del hospital. No tienes
idea de lo que has
provocado. Tendrás suerte si mi lobo logra aplacarlo.
—Jihoon, ve con Junjin
y conoce a Teukkie, llamaré al resto de la manada y les diré que esperen hasta que les diga que
ingresen —ordenó Kangta a su Beta.
Junjin dejó la
habitación con Jihoon detrás de él. Kangta tomó una respiración profunda,
preguntándose por centésima vez
si estaba haciendo lo correcto.
Correcto?.....puff...lo único que esta haciendo,es llevar a Teuk al peligro,se lo esta poniendo en bandeja de plata a jihoon.
ResponderEliminarEn pocas palabras,este tipo lo ha manipulado para su beneficio...
No tuvo más hijos...eso no le da el derecho de reclamar de esa forma al hijo que dejo...y me da igual que no lo supiera en el momento.
Nadie le cree a kangta,quizas solo Sora,pero de ahí nadie más le cree al 100%.
Yo quiero que Hee haga eso de los cheques y que siwon los cobre...muchos cheque...*cejas*
Bueno al menos sabe que quien es el lider
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