«Leeteuk. Por favor, escúchame, mi amor, despierta para mí.»
Kangin no sabía si
podría ayudar, pero tenía que intentarlo. Después de esperar varios minutos, se
dio
cuenta que él no
iba a despertar, al menos no en ese momento. Oyó la puerta abrirse detrás de él
y se
volvió para ver al doctor Lee y Sora esperando
pacientemente.
—Lo vamos a
trasladar a la unidad de quemados, su amigo también está ahí. Los dos tendrán
que
someterse a
múltiples desbridamientos para eliminar la piel muerta de modo que la nueva por
debajo de
esa piel se pueda
curar —les explicó.
—¿Puedo quedarme
con él? —preguntó Kangin, sin apartar los ojos de Leeteuk.
—Puedes visitarlo,
pero no puedes permanecer en la misma habitación. Existe un riesgo demasiado
grande de
infección.
A Kangin no le
gustó esa respuesta, pero quería lo mejor para su compañero. Fuera lo que fuera
que
necesitara su
cuerpo dañado para sanar era lo que él quería.
—¿Cuándo cree que
vamos a saber si la sangre humana va a afectarlo, o cómo le afectará? —le
preguntó Kangin al
doctor.
—No hay manera de
saberlo, Kangin. Sé que no es lo que quieres oír. Durante los próximos días,
mientras su cuerpo
empiece a sanar, su sangre lobuna debería aumentar la velocidad de ese proceso.
Si no es así,
entonces sabremos que, posiblemente, la sangre humana está obstaculizando el
proceso.
Las heridas de Leeteuk
mostraron una gran mejoría en la semana siguiente, pero Kangin todavía
continuaba
paseándose por la sala de espera como lo había hecho desde el día del
accidente.
Estaba empezando a
sentirse como un león enjaulado listo para saltar sobre una presa fácil. Pudo
notar que todo el mundo
estaba sintiendo su nerviosismo, ya que todos parecían estar evitándolo como la peste.
No podía evitarlo,
había pasado una semana desde el accidente y aún ni Hee ni Leeteuk habían
despertado. Ambos estaban
pasando por desbridamientos diarios y aunque parecía que el cuerpo de Leeteuk
estaba curando un poco
más rápido que el de un humano, no era
lo suficientemente rápido para Kangin.
Se sentía
impotente. Su lobo estaba inquieto y deseaba estar cerca de su compañero.
Odiaba no poder
estar a su lado,
protegiéndolo mientras estaba en un estado tan vulnerable, pero no había nada
que
hacer al respecto.
Trató continuamente de llegar a él a través de su vínculo, pero lo único que
consiguió fue oscuridad y
silencio.
El oscuro silencio
ocupó el espacio que la voz de su Ángel una vez llenó, pero pasó la segunda
semana tratando de
sacarlo desde el lugar enigmático en que residía. Su concentración se vio
interrumpida cuando Siwon dijo:
—Me gustaría que
hubiera algo que pudiera matar. —Mientras estaban sentados en la sala de espera
familiar en el
piso de la unidad de quemados, las mismas sillas en las que ambos habían
establecido su residencia en las
últimas dos semanas.
—Yo podría ir a
matar algo justo ahora mismo —coincidió Kangin.
Kangin estuvo
gratamente sorprendido al descubrir que él y Siwon, a pesar de la enorme
diferencia de edad de 107 años,
se llevaban muy bien. Hasta ahora Siwon siempre había sido sólo el Beta de su
padre para él, un
poderoso lobo, y cuando era más joven un poco aterrador. Pero a medida que
pasaron las últimas dos
agonizantes semanas esperando en el hospital, habían estado a veces solo en la
compañía del otro y así
habían empezado a llegar a conocerse.
Se alegró por la
compañía de Siwon, de lo contrario podría haber derribado ya la puerta de donde
Leeteuk estaba demasiado
quieto para su propio gusto. No estaba seguro de cuánta más espera podía
soportar antes de que él
exigiera que se le permitiera estar con Leeteuk todo el tiempo.
Se estaba haciendo
más y más difícil convencer a su lobo de ser paciente.
Dos semanas más
pasaron y Kangin marcó el aniversario de cuatro semanas del accidente en el
calendario colocado en la
cabecera de Leeteuk, rezando para que la fuerza de la luna llena de esa noche
regresara a su Angel al lugar
que le correspondía a su lado.
Agradecidamente
estaba de pie junto a la cama de Leeteuk durante una de las limitadas visitas
permitidas y no podía apartar
sus ojos de él.
Era increíble lo
mucho que se había curado en el último mes. Su piel estaba en carne viva y rosa
donde las quemaduras habían estado pero se podía ver que la nueva piel estaba
entretejiéndose junta rápidamente.
El doctor Lee le
había dicho que su pierna estaba completamente curada. Él había tenido que
revisar a través de los
registros médicos de Leeteuk para alterar algunos de los últimos
descubrimientos, porque no había manera de
que pudiera justificar que la pierna rota de una persona se curara por completo
en cuatro semanas.
También le había dicho que todavía no estaban fuera de peligro con respecto a
la sangre humana que había
recibido.
Leeteuk había
estado teniendo una fiebre constante durante las últimas tres semanas y el
doctor también dijo que su conteo
de glóbulos blancos era elevado, lo que significa que su cuerpo estaba luchando
contra una infección. Ya
sea que la infección fuera de las quemaduras, o tenía algo que ver con la
sangre, no lo sabía. Así que él
continuó esperando, y esperando un poco más.
Antes de irse, se
inclinó y lo besó en la frente, y como hacía todos los días le susurró su
nombre a través de su vínculo.
Leeteuk, vuelve a mí.
Anhelaba ver sus
ojos mirando fijamente los de él. Y por fin alguien escuchó sus súplicas.
¿Kangin?
Kangin se acercó
más, como si la proximidad ayudara con su vínculo mental.
Estoy aquí, Angel. ¿Puedes abrir los ojos para mí?
Le preguntó,
desesperado por traerlo de vuelta a este mundo.
No le respondió, y
él pensó que tal vez había escapado otra vez, el aliento abandonó sus pulmones
cuando de repente vio la
luz volver despacio a esos bellos ojos.
Kangin no se dio
cuenta que había derramado una sola lágrima hasta que él le susurró con una voz
seca y ronca:
—No llores hombre
lobo, no pensaste que podías deshacerte de mí tan fácilmente, ¿verdad?
Apenas pudo
contener el alivio que sintió al escucharle hablar, al verlo despierto.
—Quiero abrazarte,
Angel, pero no sé dónde tocarte sin causarte dolor — le confesó, ese era su
deseo
más profundo en
ese momento.
—Estoy tan drogado
que no puedo sentir nada en este momento, así que recuéstate sobre mí —le dijo
con una sonrisa
débil.
Kangin se inclinó
hacia delante con tanta suavidad como pudo y colocó un brazo alrededor de su
cintura. Apoyó la cabeza en
su hombro, poniendo efectivamente sus labios justo contra la curva de su
cuello, en sus hombros. Lo
besó con tanta suavidad como pudo y sintió a su lobo retumbar de alegría.
—Te extrañé —le
dijo Leeteuk con voz tensa.
—Metí la pata, Leeteuk.
Te dejé sin protección, podría haberte perdido. Es inexcusable. ¿Cómo puedes siquiera quererme
cerca de ti?
—Kangin, esto no
es tu culpa. No vayas todo Alfa conmigo en este momento. Te necesito más que
nunca —le dijo sin
vergüenza de su propia dependencia de él.
—Estoy aquí, y no
voy a ninguna parte.
La puerta de la
habitación se abrió y, fiel a su naturaleza de lobo, Kangin tomó una postura
defensiva
frente a su
compañero. Está bien, así que tal vez iba a reaccionar de forma exagerada por
un tiempo,
pero todo el mundo
tendría que lidiar con eso.
Sora entró con el
doctor Lee a su lado, dejó escapar un suspiro estremecido y las lágrimas cayeron
por sus mejillas
mientras miraba a su hijo. Caminó hacia adelante mientras Kangin se hacía a un
lado para permitirle el
acceso a Teukkie.
—Tan amable de tu
parte volver a la vida —bromeó Sora, a pesar de que su voz temblaba.
—Sí, bueno, estarían
perdidos sin mí, así que tuve que volver. —Teukkie se inclinó hacia su madre,
mientras Sora lo besaba
suavemente en la frente.
—Te amo, Teukkie.
—Sé que lo haces,
mamá —respondió Teukkie con su habitual observación a las palabras de su madre; eso era una broma
entre ellos. Ante el sonido de la voz del doctora Lee, Sora se apartó de Teukkie
para mirar al médico.
—Bien, él está
despierto —reconoció al doctor Lee—. Heechul también ha despertado, hace como
una hora.
—¿Cuánto tiempo
hemos estado fuera? —preguntó Teukkie con aprensión.
De alguna manera
sabía que no había sido solo unas pocas horas.
—Un mes, Angel —le
dijo Kangin suavemente mientras apartaba suavemente algunos mechones
de su frente.
—¿Un mes? —Las
cejas de Teukkie se elevaron con la pregunta en su voz.
—He tenido que
disponer para que compartas una habitación con tu amigo, Hee. Sora ha dado su
consentimiento
para ello. Teukkie, ¿está bien contigo? —le preguntó el doctor Lee.
—Nada me haría más
feliz —le dijo al doctor, con una débil sonrisa uniéndose a sus palabras.
Kangin y Sora
salieron de la habitación cuando el transporte llegó para mover a Teukkie a la
habitación que compartiría
con Hee. Mientras pasaba, dio a Kangin un guiño rápido y lo desafió:
—Una carrera a la
habitación.
Teukkie estaba
sanando. Habían pasado cuatro semanas desde el accidente y finalmente Jihoon
tenía algunas
buenas noticias para transmitir.
—Teukkie ha
despertado de su coma —le informó Jihoon.
—¿Sabes algo más
sobre su bienestar o simplemente sabes que está despierto? —La voz de Kangta
estaba ronca por
la emoción a pesar de la ruina que había sido hace un mes.
—De lo que he
entendido se está recuperando rápidamente, casi tan bien como un lobo pura
sangre.
Kangta no pudo
evitar pensar por enésima vez cómo Kangin podía haberlo dejado, o cualquiera de
ellos para el
caso, completamente vulnerable, especialmente después del desafío en que él
había
tomado parte.
Luego un pensamiento recurrente volvió de nuevo. Se dio la vuelta, mirando a Jihoon.
—Tú estabas allí,
¿por qué no lo ayudaste?
—Iba a hacerlo,
Alfa, pero Kangin llegó tan rápido y él hubiera sabido que estaba ahí que me
habría
revelado a mí
mismo. Me doy cuenta ahora que la seguridad de Teukkie debería haber sido mi
primera prioridad, no mi
cubierta — le dijo Jihoon, con los ojos bajos, con el cuello expuesto en
sumisión.
Kangta apreció el
gesto mientras él aguantaba a su lobo de un hilo porque cualquier desafío por
parte
de Jihoon
aseguraría perder su vida.
—Me iba a quedar
fuera de esto. Iba a confiar en Sora para saber qué era lo mejor para nuestro
hijo,
pero estas últimas
semanas, cuanto más lo pienso, simplemente no puedo, no ahora. Teukkie pudo
haber sido
asesinado y todo porque su supuesto compañero, que es poco más que un niño, no
lo
protegió como es
su responsabilidad.
Kangta sabía en la
parte racional de su cerebro que tal vez estaba siendo demasiado duro con Kangin,
pero no podía
evitarlo, era su hijo, y si hubiera muerto nunca habría tenido la oportunidad
de conocerlo.
Eso era
inaceptable. Teukkie todavía era menor de edad, él podía invocar sus derechos
como su Alfa, y tomarlo bajo su
cuidado hasta que fuera mayor de edad. Sora probablemente lo odiaría por ello,
pero ella finalmente
vería que era mejor para Teukkie de esta manera. Era demasiado joven para
aparearse, y peor aún, Kangin
era demasiado joven para ser su compañero. Él no entendía lo que significaba
ser un compañero, la responsabilidad que viene con ello.
Kangta se volvió
hacia Jihoon.
—¿Dijiste que
había cuatro lobos, además de Junjin y su hijo?
—Sí, Alfa.
—Toma a los cuatro
primeros de la manada, contigo y conmigo haremos seis. Iremos con un número par de lobos como para
no parecer que estoy desafiando a Junjin, pero lo suficiente como para
demostrar que tengo apoyo.
También haz que Pilkyo alquile un avión privado, quiero llegar lo más pronto
posible.
Pilkyo era el
asistente de Kangta, a falta de una palabra mejor, y se encargaba de cualquier
negocio de la manada y actuaba
como enlace con otras manadas. Debido a su condición de Omega, él no era
considerado una
amenaza o un desafío por otras manadas, ni era un sumiso que permitiría a otras
manadas pasar
sobre él.
Jihoon asintió
ante la petición de su Alfa y se volvió para irse.
—Nos vamos en una
hora —dijo Kangta retirándose.
Su plan no podía
estar funcionando mejor, pensó Jihoon para sí mismo. A pesar de que no había
querido que Teukkie
saliera lastimado, ¿cómo se supone que iba a saber que un simple neumático
reventado haría
que el auto rodara, y luego se prendiera en fuego? El corazón de Jihoon había
estado
en su garganta
cuando había visto la forma inmóvil de Teukkie siendo sacada de la camioneta en
llamas.
Casi se había
precipitado hacia adelante para ayudar, pero había captado el sonido de los
vehículos
de los otros lobos
y se había metido en su auto y conducido a través de la mediana de la autopista
contraria.
Él había estado
conduciendo en dirección opuesta a Kangin y su familia. Ellos nunca habían
mirado en su dirección, sus
ojos solo estaban en los restos. Había pensado que a lo largo de las últimas
semanas la ira de Kangta
disminuiría, pero ó muy a su disgusto, solo había aumentado.
Jihoon entró en la
sala de defensa de la manada donde sabía que los cuatro miembros principales de
la manada estarían
a esta hora del día. Cada uno estaba en varios estados de la limpieza de sus
armas
asignadas y
vigilando el perímetro de la mansión en las distintas pantallas de televisión
que estaban
conectadas a las
cámaras de todo el recinto. Parecía una cosa arcaica de hacer ya que no habían
tenido otro intento de
desafío a la manada en su territorio en de más de un siglo. Los viejos hábitos
tardan en morir, y como Kangta
les dijo, nunca se puede estar demasiado preparado.
—Lee, Jaewon, Heejun,
Tony, los necesito conmigo. Preparen las armas. A este punto no las llevarán
encima, pero
quiero que estén disponibles en caso de que sea necesario. Empaquen suficiente ropa
para tres días, y
luego reúnanse con el Alfa y conmigo en el garaje principal. Voy a explicar lo
que está sucediendo
mientras estamos en camino a nuestro destino. Muévanse.
Sin una palabra
los cuatro lobos prepararon sus armas y luego salieron de la sala para dar
cumplimiento a las
instrucciones de su Beta. Jihoon siempre sentía una sensación de orgullo cuando
la manada obedecía sin
cuestionar, era una señal de confianza, confianza que iba a tener que
traicionar. Mejor no pensar en eso
ahora, se dijo, sólo haz lo que tengas que hacer, pide perdón después.
Kangta estaba de
pie en el garaje principal, esperando que su manada se uniera a él. Estaba
tratando de mantener la calma
sabiendo que la manada sentiría lo que él sentía, no quería que ellos tengan
que
asumir sus cargas.
Era su trabajo como Alfa protegerlos de la tensión innecesaria, pero esta era
una
situación con la
que nunca había tratado antes, y por primera vez no sabía muy bien cómo manejar
la
situación.
Llamó a su lobo,
sabiendo que iba a ser menos emocional y más práctico; él haría lo que tenía
que ser
hecho. Kangta
podría preocuparse por las emociones cuando la situación estuviera bajo
control. Jihoon apareció, y justo detrás
de él estaban sus cuatro primeros miembros de la manada, todos vestidos con uniformes negros.
—¿Ya les
informaste sobre la situación? —le preguntó Kangta a Jihoon.
—No, Alfa. Pensé
que podía hacer eso en el camino.
Kangta asintió en
acuerdo.
—Muy bien, vamos a
montarnos en el Hummer. Heejun, tú conduces.
Una vez en la
carretera, Jihoon empezó a informar a los lobos sobre la situación.
—Es imperativo en
este punto que esta información permanezca dentro de este grupo. Kangta será
el que decida
cuando el resto de la manada lo sabrá —les dijo Jihoon.
Kangta tomó la
palabra a continuación.
—Puede hacerlos
sentir incómodos ya que ella es su Alfa también, pero he elegido en este
momento
no revelar esto a
mi compañera. Hablando de eso, excúsenme de la conversación por un momento,
tengo que
informarle que voy a estar ausente por unos días. —No dijo nada más sobre el
tema.
Jihoon oyó a Kangta
decirle a Boa que estaba tomando un viaje de negocios para discutir las
relaciones de la manada y las
formas de mejorar las comunicaciones de la manada y que se reuniría con algunas
de las manadas de
Texas.
Ella no lo puso en
duda y, una vez más Jihoon notó la simple confianza, confianza que estaba
siendo rota incluso mientras
el Alfa hablaba con su compañera.
Era lo mejor,
decidió Jihoon, y al igual que él teniendo que tomar el asunto en sus manos
sobre Teukkie, Kangta tenía que
tomar la difícil decisión de hacer frente a esta situación sin el estrés
añadido de las emociones de su
pareja.
Una vez que la
situación estuviera contenida, entonces Kangta podría sentarse con Boa y
explicarle las cosas. Jihoon se
aseguraría de estar ocupado cuando la conversación se llevara a cabo.
Boa era impetuosa,
y más que seguido, no hablaba antes de pensar. Iba a ser un lío volátil cuando
llegara la hora de
explicarle las cosas. Sí, buena suerte con eso, Alfa, pensó para sí mismo.
—Así que el plan
en este momento —comenzó Kangta después de haber desconectado con su compañera —, es que una vez
que lleguemos me pondré en contacto con Junjin primero por Ley de la Manada y
le haré saber que
estamos ahí. Estoy seguro de que le dirá a Sora, quien a su vez le dirá a Kangin
que ahora saben se ha
declarado compañero de Teukkie. No abordarán a los lobos de Junjin a menos que
yo lo mande. ¿Hay alguna
confusión acerca de esto?
Cada uno de los
lobos negó con la cabeza y mostraron sus cuellos en sumisión.
—Después de haber
notificado a Sora sacaré un tiempo para reunirme con ella para hablar de mi
reunión con Teukkie.
A este punto, no voy a decir nada sobre el hecho de que yo estoy ahí para
invocar mis derechos como
su Alfa. Voy a hacerlo después de haberme reunido con ella. También solo voy a hacer eso delante
de Junjin, su cachorro y su Beta. Durante ese tiempo solo a Jihoon se le
permitirá estar conmigo
—explicó Kangta.
Para el momento en
que terminó de contarle a su manada lo que sucedería, habían llegado al
aeropuerto y se
embarcaban en el avión alquilado que Pilkyo había asegurado para ellos.
Cuando el avión
despegó, Kangta se reclinó en su silla y cerró los ojos. Trató de imaginar lo
que
Teukkie diría
cuando él se le presentara. ¿Estaría enojado de que él no había sido parte de
su vida?
¿Estaría feliz de
finalmente conocerlo? Por lo general él tenía mucha confianza en sí mismo, pero
en
este momento no
podía recordar alguna vez estar tan inseguro de sí.
Jihoon estaba
tratando de resolver en su mente qué momento sería el mejor para llevarse a Teukkie
del hospital.
Decidió que iba a sugerir a Kangta que después de haber invocado sus derechos
de Alfa,
haga que Junjin
saque a sus lobos de la guardia y ponga a los suyos. Puesto que él era el jefe de
las
fuerzas de la
manada establecería la rotación de guardia por la noche, lo cual sería el
momento más
vulnerable, cuando
el personal era mínimo, y la cubierta de la oscuridad podría ayudarle en su
tarea.
Estaba tan cerca
de su objetivo, tan cerca de tener la primera cosa que realmente había querido
desde
hace mucho tiempo,
y lo tendría a él. Sin importar lo que se necesitara, Park Leeteuk sería suyo.
Una vez que el
avión hubo aterrizado en una pequeña pista de aterrizaje privada que Pilkyo
había
encontrado, ellos
tenían un auto de alquiler esperando. Kangta se encontró preguntándose, no por
primera vez, lo
que haría sin Pilkyo, él parecía pensar en todo.
Jihoon sabía la
ubicación del hospital así que él condujo mientras Kangta encontraba el número
de
Junjin en el
directorio de Alfas. Sí, tenían un libro con todos los números de los Alfa en
él. Kangta no
podía sino pensar
que alguien más tenía un Pilkyo también que había surgido con la idea. Kangta
marcó el número y mientras
él escuchaba el timbre todo en lo que pudo pensar fue en como esto iba a
ser interesante. Junjin
contestó en el cuarto timbre.
—Junjin —contestó
él con su nombre en lugar de un hola.
—Junjin, soy Ahn Kangta,
Alfa de la manada de Denver. Quiero informarte que estoy en la ciudad.
¿Hay algún otro
Alfa al que necesite llamar?
Junjin permaneció
en silencio durante muchos latidos antes de que respondiera:
—No, la manada
aquí aún no es oficial. Notificaré al Alfa que estás aquí. —Kangta escuchó a Junjin
tomar una
respiración sonora y luego soltarla lentamente—. ¿Quiero saber por qué estás
aquí, Ahn?
—preguntó Junjin,
usando su apellido.
—Tengo el
presentimiento de que lo sabes. Quiero hablar con Sora y quiero conocer a mi
hijo.
Tengo entendido
que él ha estado en un accidente. —Hubo un leve gruñido en la voz de Kangta
mientras le
contestaba a Junjin.
—Puedo preguntar,
¿cómo te enteraste de Leeteuk, o del accidente a decir verdad? —preguntó Junjin,
su voz estaba
mezclada con escepticismo.
Kangta decidió
dejar a Junjin sacar su propia conclusión al darle medias verdades a sus
preguntas.
—Los miembros de
la manada hablan, Junjin. Tú sabes cómo es esto. Un grupo de lobos reunidos es
peor que un salón
de belleza cuando se trata de chisme. Así que naturalmente, cuando escuché que
había habido un
desafío dado al cachorro del Alfa más poderoso, y éste fue en la ciudad natal
de Sora, comprobé las
cosas.
Kangta no mencionó
que él había tenido a Jihoon siguiendo a Leeteuk, o que él había estado en la
escena del
accidente. Él no pensó que Junjin necesitara de esos detalles.
—Estamos ahora en
camino al hospital. ¿Podrías por favor pedirle a Sora encontrarme en la
entrada? Y voy a pedirte, Junjin,
que aún no dejes que Teukkie sepa que estoy aquí.
—Le haré saber a Sora,
sin embargo, no te garantizo que ella vaya a verte. —Kangta empezó a
interrumpir pero Junjin le
cortó—. Teukkie ha estado
inconsciente durante un mes. Sora ha pasado
por un infierno
durante ese mes, ella está lo suficientemente estresada ahora. No obstante, le
haré
saber. Si llegas
aquí y ella no está esperándote en el vestíbulo, entonces llámame mañana,
iremos desde ahí. Sin embargo,
debo saber, cómo tú compañera va a sentirse cuando Sora te envié a casa en una
caja de pino, porque
tienes que saber que esto no va a ir bien —le dijo el Alfa.
—Lidiaré con Sora.
Tengo a cinco de mis lobos conmigo, mi Beta y mis primeros cuatro. No estamos
aquí como un
desafío a ti o a los tuyos. Simplemente deseo conocer a mi hijo —le dijo Kangta,
su voz nunca traicionando
la sutil mentira. Él no sólo quería conocer a su hijo, planeaba llevarlo a casa
con él.
—Entiendo
—contestó Junjin—. Te voy a pedir a ti y a tus lobos mantener el perfil bajo, y
tratar esto
como si fuera mi
territorio permanente. En otras palabras, no me des una razón para lamentar el
haberte dejado permanecer
aquí. Mi Beta, Siwon, estará esperando con ella ya que él es el más neutral en
la fiesta cuando se
trata de Teukkie y creo que necesitarás algo neutral mientras tú estés, como
dijiste, lidiando con Sora.
Tendrás que hacerme saber cómo va eso —dijo Junjin con divertido sarcásmo—.
¿Cuál es tu tiempo de llegada?
—Mi Beta dice que
llegaremos en diez minutos.
—Diez minutos, qué
cortés de tu parte darme una amplia noticia de tu llegada. —Junjin había
colgado antes de que Kangta
pudiera responder al pinchazo.
—¿Ha ido como lo
esperabas? —preguntó Jihoon.
—Bastante bien,
aunque Junjin parece muy tranquilo para un Alfa tan dominante. Esos a menudo
son los más
mortales. Ellos nunca traicionan sus emociones, así uno nunca sabe cuál es su
siguiente
movimiento.
—Suena como que
podría ser un buen jugador de póquer —dijo Jihoon secamente.
Kangta no
reconoció las palabras de su Beta, en su lugar se puso a pensar en la mejor
manera de
mantener a Sora lo
suficientemente en calma para que le dejáse ver a Teukkie antes de que dejara
caer toda la
basura de: “Estoy aquí para llevarme a mi hijo
lejos”.
Desafortunadamente
no hubo ninguna brillante idea que cayera del cielo, tampoco se había
encontrado con un libro para
idiotas llamado: Cómo apaciguar a la amante que menospreciaste.
Se detuvieron en
el estacionamiento del hospital. Estaba lleno, así que Jihoon tuvo que
estacionar
el auto de
alquiler lejos de la entrada principal.
—Voy a entrar y
hablar con Sora. Quiero que todos ustedes se queden aquí. Ella ya está muy
preocupada con Teukkie
estando inconsciente durante tanto tiempo y tenerme aquí es agregarle sal a la
herida, así que no quiero
asustarla más por tener una manada de lobos desconocidos descendiendo sobre
ella.
Kangta sabía que
hablar con Sora sería probablemente más difícil que hablar con Teukkie. Él
tenía una historia con Sora.
La clase de historia que deja una herida en tu corazón que nunca sanará. La
costra lo cubre, a menudo
repetidamente, pero cuando la costra sale es tan cruda y dolorosa como el día
en que fue infligida la
herida. Kangta tuvo suerte, él tenía a su compañera, cuya presencia a menudo
mantenía la costra en su
lugar. ¿A quién tuvo Sora?, se preguntó él.
Kangta fue sacado
de sus pensamientos con el sonido de la voz de Jihoon.
—¿En qué punto
planea reclamar los derechos de un Alfa con respecto a un menor?
—Lo decidiré
después de encontrarme con Sora —le dijo él.
Sin otra palabra Kangta
abrió su puerta y caminó bajo el cálido calor de Texas, y aunque hacía calor,
no era eso que lo
tenía sudando. Cerró la puerta del auto y se giró para caminar a la entrada del
hospital. En ese momento él realmente no podía decir qué podría ser peor,
enfrentar a una amante que le hizo daño, o masticar un bocado de tachuelas de
tres centímetros.
Cuando Kangta
alcanzó la entrada y abrió la puerta la primera cosa que vio fue el hermoso
rostro de
Sora. Él supo
entonces que sería mucho mejor masticar tachuelas cualquier día a que enfrentar
la
traición en sus
ojos.
Bien.....me caen mal casi todos...
ResponderEliminarEl disque padre de teuk,su beta,el disque doctor,todos los que quieran hacer un mal pensando que hacen un bien.....ㄱㄱ
Pero Teuk por fin desperto y casi esta curado,ahora solo falta saber de Hee,que tal lo esta haciendo....pobre mis niños *0*
Junjin no es tonto,algo debe saber y hacer para cuando decidan llevarse a Teuk...ua sea su padre o el otro idiota.
Uuuuuy comienzan los problemas, quieren llevarse a Teukie.
ResponderEliminarPero lo que yo quiero saber es como le va a Hee y como lo lleva con Siwon xD