Pasión de Luna (DH6)- 19




—¿Cuánto tiempo ha estado allí?

—No lo sé, recién acabo de llegar. El tiempo no fluye de la misma manera en ambos períodos a la vez, tu sabes eso.

—Bien, tenemos que encontrarlo inmediatamente y rezar para que no haya estado allí mucho tiempo.

—¿Por qué piensas que estoy aquí?

Dongjun no pareció oírlo.

—Bien, piensa, piensa, piensa —Él alzó la vista a Kevin—. ¿Se te ocurre algo?

—Entro allí y encuentro a mi compañero.

—Jiwon tendrá un hechizo para disminuir tus poderes.

Kevin se rió.

—Déjala intentarlo.

—Dios, tienes pelotas —dijo él con respeto, en voz baja—. ¿Qué diablos? No puedes vivir siempre. Sólo prométeme que si algo sale mal, me matarás antes de abandonarme a ellos.

Había tal rugiente sinceridad en esa petición que desconcertó a Kevin. ¿Qué le habían hecho a Dongjun?

—Júramelo, Kevin.

—Lo juro.

Antes que Dongjun pudiera decir algo más, Heejun, Aloysius, y Sunje se abrieron paso por los bosques en forma de lobos. Sus cabezas bajas, los lobos los rodearon, gruñendo y ladrando.

—¡Mierda! —gruñó Dongjun mientras los lobos se agazapaban, preparándose para atacar. Un grito resonó en el pueblo.

Kevin no vaciló. Agarrando a Dongjun, él los transportó justo cuando Heejun estaba a punto de alcanzarlos.

Kwanghee clavó sus talones en la tierra y mordió a una de las mujeres que lo sostenían. La mujer gruñó y le pegó con la mano. Kwanghee la mordió otra vez.

¡Que se condenaran si iba a dejarlas atarlo! El podría no ser Heechul, pero podía morder y tirar del pelo como el mejor.

Uno de los hombres avanzó para rodear con su mano el cuello de Kwanghee.

—Déjenlo... ir... —La voz acerada de Kevin retumbó mientras pronunciaba cada palabra lentamente.

Los ojos de Kwanghee se llenaron de lágrimas cuando oyó el sonido más bendito sobre el planeta. Miró a su derecha para ver a Kevin en forma humana, parado ahí, sin un arma, y con su lobo blanco al lado.

¿Por qué no estaba armado?

Los hombres que estaban más cerca de Kevin atacaron en masa. Atontado, miró como él giraba y los pateaba al suelo. Él se movió tan rápidamente que apenas pudo verlo.

Entonces Kevin desapareció, sólo para reaparecer a su lado. Las mujeres se volvieron hacia él. Kevin envió a una volando hacia la multitud, mientras esquivaba y hacía trastabillar a la segunda. A la tercera la tiró de cabeza al suelo.

Olvida Hollywood, no tenían nada que hacer frente a la agilidad y velocidad de Kevin. Mientras Kevin desataba sus manos, podía oír al lobo luchar y gruñir.

Kwanghee lo abrazó al instante que estuvo libre y lo abrazó mientras las mujeres intentaban alcanzarlos, sólo para retroceder ante lo que parecía ser una pared invisible de alguna clase.

—Dongjun —llamó Kevin.

El lobo fue corriendo a su lado. El hombre que lo perseguía también rebotó contra la pared.

Dongjun se materializó en un hombre desnudo y se rió malvadamente de sus perseguidores. Kwanghee estaba completamente atónito por el aspecto del hermano de Kevin desnudo, el que,
tenía que reconocerlo, tenía un gran cuerpo. ¿Oh, santo cielo, nadie es lo que parece?

Kevin chasqueó sus dedos, y la ropa apareció sobre Dongjun.
El doble de Kevin los maldijo.

—Pensé que habías dicho que mataste a Dongjun, Madre.

Dongjun se mofó con una sonrisa de desprecio.

—Oh, lo intentó mucho, hermanito. Pero los animales son grandes supervivientes—. Él miró a Jiwon. —¿O no, Madre?

El hombre enfiló hacia Dongjun, sólo para encontrarse lanzado hacia atrás por nada.
De hecho, cada hombre que intentó alcanzar a Kwanghee, a Dongjun, o a Kevin se encontró lanzado al suelo.

—¿Qué es esto? —gruñó, golpeando la pared invisible con su espada.

Dongjun se rió otra vez.

—Esta es tu peor pesadilla, hermano. Encontrarte con el mayor de nuestra camada —Él señaló hacia Kevin—. Los poderes de Kevin ponen en ridículo a todo el mundo aquí, hasta al Abuelo —Él echó un vistazo a Jiwon—. Tenías razón, Mamá. La mezcla de Arcadiano y la sangre Katagaria realmente produjo a un hechicero de poder sin par. Solo que no era yo. Lamentablemente.

El corazón de Kevin palpitaba mientras escuchaba y entendía. Dongjun realmente era su hermano. Pero esto no era importante para él en este momento, sólo la seguridad de Kwanghee lo era.

Uno de los hombres Arcadianos fue por detrás de Kevin. Él giró y lo hizo volar, alejándolo de ellos.

—Ustedes tienen suerte que no sea el animal que piensan que soy —gruñó a los Arcadianos—. Pero si se acercan a mi compañero otra vez, lo seré.

—Bien, toma a tu compañero. La luna llena no será hasta dentro de otras tres semanas y esto nos da mucho tiempo para perseguirte y matarte. Tendrás que dormir algún día. Entonces serás nuestro.

Dongjun sacudió su cabeza.

—No oíste ni una palabra de lo que dije sobre Kevin, verdad? Es una pena que no fuera yo el que nació con su poder. Yo los habría matado a todos ustedes si lo fuera. Pero supongo que él es mejor hombre que yo.

Kevin rió con frialdad a su hermano “humano”. Se parecía mucho a Hyunsik cuando Hyunsik era humano. Es una pena que el odio de sus padres del uno por el otro hubiera llegado a esto. Que eso hubiera crecido y envenenado una nueva generación completa.

Pero por otra parte, Kevin nunca había pensado en coexistir con su familia Arcadiana. Ellos lo habían expulsado y proscrito hacía siglos.

Kevin rió malvadamente

—A diferencia de ti, hermanito, no necesito ninguna luna apestosa para saltar en el tiempo.

Y en un parpadeo, Kevin, Kwanghee, y Dongjun estaban de regreso en Nueva Orleans, seguramente dentro de la casa de Kangin.

—Creo que necesito Tylenol... un frasco —dijo Kwanghee mientras se tambaleaba al apartarse de Kevin y se sentaba sobre el sillón más cercano—. Y mucho vodka para bajarlos.

Kangin, Leeteuk, y Heechul entraron corriendo en el cuarto.

—Eso fue rápido —dijo Heechul—. Maldición, Kevin, tu no te entretienes, verdad?

Kevin no hizo caso a la pregunta de Heechul mientras se arrodillaba delante de Kwanghee.

— ¿Estás bien?

—No sé —contestó él francamente mientras le miraba fijamente con aletargada histeria—. Mi novio es un perro, su madre una sicótica, y casi acabo de perder la oportunidad de ser la atracción principal en una especie de película porno de bajo presupuesto, con vestuario y comida malos. Quiero decir... ¿Qué es esto? “¿Bienvenido a la familia, ahora tienes que dormir con todos mis hermanos, y realmente quiero decir con todos mis hermanos, primos, amigos, demonios, todos?” Sabes, la mayor parte de los suegros sólo te ofrecen un estofado, no una vendetta de cuatro siglos.

Era tan bueno ser capaz de dar ese enfático discurso, pero una parte de él todavía estaba aterrorizado. Nada se sentía seguro ahora. Nada.

—¿Estoy a salvo, Kevin? ¿O alguien más va a hacer... ¡zaz! en la sala de estar y agarrarme y llevarme a no sé dónde? ¡No quiero ver al verdadero dinosaurio Barney con trogloditas desnudos Persiguiéndolo! No quiero ver otra cosa excepto mi vida normal aquí en Nueva Orleans.

Kevin tomó su cara entre sus manos. En algún nivel, su contacto la consoló.

—Estás a salvo, Kwanghee. No voy a dejar que nadie más te agarre. Lo juro.

—¿Y puedo creer eso, por qué?

—Porque te doy mi palabra.

—¿Bien, y eso lo resuelve todo, huh? —Kwanghee sacudió su cabeza—. Después de esto, no puedo esperar para encontrarme con tu padre. Apuesto que él será un barril lleno de risas —miró fijamente a Kevin mientras el horror de las pocas horas pasadas se abalanzaba sobre él—. ¿Algunas otras extrañas tradiciones de familia que tenga que conocer? ¿Huesos ocultos en el patio trasero? ¿Tías locas? ¿Pulgas?

Miró a Dongjun.

—No tengo que dormir con él ahora, ¿verdad?

Heechul arqueó ambas cejas ante eso.

—¿A qué tipo de lugar fue? Suena como si pudiera ser divertido.

—¿Quieres ir? —preguntó Dongjun—. Puedo llevarte allí.

—Dongjun —gruñó Kevin—. Tienes bastante para responder ya. No confundas a la gente.

—Y a Heechul, tampoco —dijo Kangin.

Leeteuk lo dio un codazo en el estómago.

—¿Qué? —preguntó Kangin con inocencia.

Kevin se sentó sobre sus talones y miró a Kangin y a Leeteuk por sobre su hombro.

— Tengo un escudo sobre la casa que no debería dejarlos pasar. Noten que dije debería. No tengo ni idea de que más es capaz de hacer el demonio, sobre todo si Leeteuk lo invita a entrar en la casa otra vez.

—Nada.

Kwanghee alzó la vista hacia el sonido de una nueva voz profundamente masculina. Bueno, esta era sin duda la última persona que esperaba ver ahí.

Sin embargo, por qué estaba sorprendido, no podía imaginárselo. Con el tipo de cosas que estuvieron sucediendo, la mujer que le tomaba el pedido del supermercado muy bien podría ser una Were-Víbora o una zombi. ¿Por qué no?

—¿Shin? —preguntó Kwanghee, reconociendo al hombre sumamente alto e increíblemente atractivo, que se sumaba al cuarto.

Dos metros, enfundados en cuero negro y poseyendo una aureola que sólo podía ser definida como de pura atracción sexual, Shin era un hombre difícil de olvidar.

—¿Conoces a Shindong? —le preguntó Kevin.

—Sí, él va la tienda cada pocos meses con una linda, aunque rara, novia, que prácticamente compra el lugar entero —Kwanghee miró de nuevo a Shin. —¿Tú eres uno de los bichos, también?

—Culpable —dijo Shin, ofreciéndole una risa encantadora.

—Genial —suspiró Kwanghee—. ¿Alguien más sobre el que necesite saber?

Los ocupantes del cuarto se miraron entre sí con vergüenza.

Kevin se levantó y enfrentó a Shin.

—¿Qué sabes sobre Alastor?

—Que está enganchado. Tu madre negoció con él para secuestrar a tu compañero, al de Dongjun, y Hyunsik. Es un boleto de ida. Él le llevó a Kwanghee a tu madre y no hay nada que ella pueda hacer para negociar con él otra vez.

—¿Estás seguro de eso?

Shin cruzó sus brazos sobre su pecho.

—Puedo darte mi garantía personal sobre eso.

—¿Entonces él volverá cuando Hyunsik se empareje? —preguntó Dongjun.

—Sí —dijo Shin—Y contestando tu próxima pregunta, sí otra vez. Él vendrá por tu compañero, también.

Dongjun maldijo.

—Lo siento —dijo Shin—. Pero mira el lado bueno; tu madre hace “divertido” lo disfuncional.

—Tu no eres simpático, Shin —dijo Kevin—. Pensé que ibas a proteger a Kwanghee por mí.

—Eso pretendía, pero no tuve tiempo. Incluso yo no puedo estar en dos sitios a la vez.

—Que pena —dijo Kevin—. ¿Si sabías sobre Alastor, no podrías habérmelo dicho antes de esto?

—Tu no has estado hablándome exactamente los últimos meses, Kevin. Además, no es sabio interferir con una orden del Destino.

—Odio cuando comienzas con esa mierda del Destino. Soy yo, Shindong, no uno de tus jodidos Dark Hunters. Sé lo que eres y sé lo que puedes hacer. Maldito seas por jugar con nosotros.

El fuego rugía en los ojos de Shindong.

—No juego contigo, lobo, y mejor reza para que nunca lo haga.

Por la cara de Kevin, Kwanghee podía decir que quería arremeter contra Shin, pero sabía que era mejor no intentarlo.

—¿Qué más sabes que no me hayas contado? —le preguntó Kevin.

—Toneladas de esas cosas. El último destino del mundo. El próximo presidente. Si los Saints ganarán este fin de semana. Demonios, hasta conozco los números de la lotería para esta noche.

–¿De verdad? —preguntó Heechul, animándose—. ¿Quieres compartirlo? Vamos, Shin, necesito los números del Baloto. Por favor. ¡Por favor, por favor compártelos! Hasta dejaré a Simi comer todas las palomitas de maíz si me lo dices.

Shin resopló, luego giró hacia Kangin, Leeteuk, y Heechul.

—Creo que Kevin necesita algo de tiempo solo con su hermano y su compañero para hablar.

Heechul gimoteó.

—¡Shin, dame esos números!

Él miró a Heechul jocosamente.

—Seis.

Heechul sostuvo sus manos en alto y le hizo señas por más.

—¿Y?

—Hay definitivamente un seis en algún sitio en los números ganadores.

—Oh, apestas... gran cosa —dijo Heechul, poniendo mala cara durante un segundo antes de encogerse de hombros afablemente—. Bien, ahora que sabemos que Shin es realmente cruel y Kevin no es un asesino serial, supongo que mejor regreso a mi tienda —se detuvo al lado de Shin—. ¿Todavía quedamos para la película del viernes a la noche?

Shin asintió.

—Allí estaré, como siempre.

—Genial, te veo entonces —Heechul hizo una rápida salida.

Kangin lo miró con la boca abierta.

—¿Tienes una cita con Heechul?

Shin le dirigió una sonrisa burlona.

—No, pero lo encuentro sumamente divertido. Grita las cosas más fascinantes a la pantalla y come más palomitas de maíz que Simi. Tengo que decir, que Hee es definitivamente una de mis personas favoritas.

—Eres un hombre enfermo, Shin —dijo Kangin mientras regresaba a la parte de atrás de la casa.

—Creo que eres maravilloso —dijo Leeteuk antes de ponerse en puntas de pie para acercar su cabeza a la suya. El besó a Shin en la mejilla. Soltándolo, se dio vuelta en la dirección Kangin que se había marchado y levantando su voz. —Y mi marido dormirá en el cuarto de huéspedes por las próximas dos noches.

La bebé comenzó a llorar arriba.

—Yo voy —dijo Shin, desapareciendo al instante.

Leeteuk hizo una pausa cerca del sofá.

—Estaré en la cocina por si alguien necesita algo.

—Seguro —dijo Kwanghee—. ¿Tu también vas a hacer ¡zaz! para salir de aquí, Leeteuk?

—No tengo esa capacidad —él tocó la mano de Kwanghee consoladoramente—. Sé como te sientes, Kwanghee. Realmente lo sé. Como tu, pensé que mi hermano era un chiflado gritón, y he averiguado a lo largo de los dos últimos años que es extrañamente sabio. Solamente respira profundamente y cree en lo imposible —les brindó una sonrisa alentadora, luego los dejó solos.

—Bien —dijo Dongjun mientras se frotaba la parte de atrás de su cuello—. Supongo que ahora es cuando me das el empujón y salgo disparado. Ustedes muchachos que tengan una buena vida.

—Espera —dijo Kevin, poniéndose de pie—. Tú en serio no me traicionaste, verdad?

—No. Sólo pensé en traicionar a Heejun y su grupo de Arcadianos. Era un imperativo moral que jodiera con sus cabezas, no con la tuya —Él miró a Kevin cautelosamente—. Aunque seré honesto, Kevin. Te odio y tu me jodes hasta el infinito. Siempre lo hiciste.

—¿Por qué? ¿Qué te he hecho?

—No tienes ni idea —dijo Dongjun, su expresión fría y enfadada—. Mamá no fue siempre esa chiflada que conociste. Al menos no conmigo.

Dongjun encontró la mirada de Kwanghee.

—Realmente siento lo que ella te hizo, Kwanghee. Pero tienes que entender lo que los Katagaria les quitaron. Después que fue secuestrada por mi padre, ellos enviaron todos sus Strati para encontrarla. Mientras no estaban en el pueblo, otra manada de Katagarias entró y mató a cada niño que pudo encontrar. Violaron y asesinaron a la mayor parte de las parejas. Las que sobrevivieron sólo lo hicieron porque ellos les rechazaron, y la mayor parte, como nuestra abuela, nunca volvieron a estar bien otra vez. Es por eso que no viste muchos  jóvenes y mujeres en la ciudad.

Dongjun suspiró y se volvió a Kevin.

—Tu no sabes sobre nuestra mitad Arcadiana. Desde el primer nacimiento de nuestra clase, hubo un Aristo en la familia materna en cada generación. Su hermano mayor, que fue asesinado cuando ella fue tomada, era uno de ellos. Nuestro abuelo era el otro. Cuando ella volvió conmigo y nuestros dos hermanos, ellos pensaron que yo sería uno, también. Yo tenía un olor extraño que ellos asumieron que era el poder.

—Pero tu no eres Arcadiano.

Dongjun sacudió su cabeza.

—Yo era el yin y tú el yang. Yo era un niño humano, luego cuando llegué a la pubertad, mi forma base cambió a la de lobo.

Kevin se estremeció. Él entendía tanto a su hermano, que se preocupó.

—Lo siento.

—Ah, tu no tienes ni idea. ¿Crees que lo tuviste difícil? Al menos Yewoon y Hyunsik se quedaron contigo. Protegiéndote. Intenté ocultarme, pero al minuto que nuestro hermanito averiguó en lo que me había convertido, se lo dijo a Mami. Y ella se comportó, perdón por la grosería, de puta pena conmigo.

Kevin no esperaba nada menos. Su padre le habría hecho lo mismo si él hubiera alguna vez conocido la verdad.

—Ella es una Centinela. Ese es su trabajo, matar Katagarias.

—Sí, lo sé. Yo era demasiado joven para rechazarla. Ella me atacó con una violencia inimaginable y me cortó en tiras —Dongjun hizo una pausa y se estremeció, como si el recuerdo fuera difícil para él hasta ahora—. Yací desangrándome durante días mientras intentaba ocultarme de ella y de los demás. ¿Quieres saber por qué no puedo manejar dignamente la maldita magia? Nadie jamás me enseñó. Juhak, con todos sus defectos, al menos se aseguró que ustedes tres fueran entrenados después que volviste de tu año de supervivencia. Durante cien años, yo estuve totalmente solo. No osé entrar en una guarida Katagaria por miedo que olieran el olor de Arcadiano en mí. La única cosa que alguna vez he aprendido a llevar bien a cabo es camuflar mi olor. Por lo que sabes, podría estar mintiéndote ahora.

Kevin lo miró fijamente, duro. Peligrosamente.

—No lo estás.

—¿Cómo lo sabes?

—Shin no te habría dejado aquí conmigo si lo estuvieras haciendo.

Dongjun se burló de eso.

—Pones demasiada fe en un Dark Hunter que no podría preocuparse menos por nuestra clase.

—No, no lo hago. Pongo mucha fe en un hombre que nunca ha sido otra cosa que un amigo para mí —Kevin cruzó sus brazos sobre su pecho—. ¿Entonces, porque viniste a nuestra guarida?

—Por la misma razón por la que tu buscaste a Mamá. Quería conocer como era el resto de mi familia. Yo tenía toda la intención de contarte quien era, pero en cuanto vi cuanto Juhak los despreciaba a ti y a Hyunsik, me figuré que sería un error.

—Podrías habérnoslo dicho a nosotros. Te habríamos dado la bienvenida.

—Y otra vez, te recuerdo que, mi compañero de camada, que era mi mejor amigo, ya me había traicionado. Él me entregó a nuestra madre encadenado. Fui criado creyendo que los animales son imprevisibles y poco fiables. ¿Pero sabes qué? Los animales sólo matan por dos motivos: proteger y comer. Los humanos matan por muchos más motivos. A pesar de lo que piensan, no somos ni remotamente tan peligrosos como ellos. ¿Pero tú lo sabes, verdad?

Kevin asintió. Dongjun suspiró y se distanció.

—Bien, muchachos tengan una vida agradable o algo así.

—¿Adónde vas a ir? —preguntó Kevin.

Dongjun se encogió de hombros.

—A cualquier parte.

—¿Así de simple? —preguntó Kevin—. ¿Simplemente te me presentas como mi hermano y luego sigues tu camino?

—¿Qué más hay? Tu no me quieres alrededor. Maldición tu, de seguro, no me necesitas.

Kevin lo miró con el ceño fruncido. Dongjun no tenía ni idea...

No, no la tenía. La única familia que él alguna vez había conocido lo había traicionado. No era de extrañar que su hermano lo odiara. Al menos él, Hyunsik, y Yewoon se habían unido contra uno y todos los obstáculos y amenazas.

Dongjun había estado solo durante siglos. Él siempre estaba apartado en la manada y nunca se había dirigido a nadie. Mientras otros Strati formaban círculos íntimos de amigos y aliados, Dongjun siempre permanecía solitario. En realidad, él raras veces luchaba para reclamar a una loba.

Eso debe haber sido horrible para él, saber que ellos eran familia y nunca decir una palabra de eso. ¿Cuán a menudo Dongjun los habría mirado a los tres riendo juntos? ¿Viéndolos agruparse como familia contra el resto de la manda, sabiendo él que debería haber sido incluido en su grupo?

Por esa omisión de amistad, Kevin siempre se sentiría culpable. Él debería haber sentido el lazo de sangre que los unía.

Dongjun realmente era bueno ocultando su olor.

—Eres mi hermano, Dongjun —dijo Kevin sinceramente—. La Familia significa algo para mí. Si sabes algo sobre mí, deberías saber eso.

—¿Desde cuándo yo soy familia?

—Desde el minuto en que nacimos y desde que viniste a advertirme sobre Heejun —Kevin le presentó su mano—. No necesito un juramento para estar ligado a ti, hermanito. Somos familia.

Dongjun vaciló, luego puso su mano en la de Kevin. Kevin lo tiró hacia adelante y lo abrazó.
A Kwanghee se le hizo un nudo en la garganta ante el dolor que reflejaba la cara de Dongjun. Era obvio que nunca había esperado la reacción de Kevin o su aceptación.

—No te traicionaré, Dongjun —dijo Kevin—. Jamás. Y si Hyunsik alguna vez sale, él no va a hacerlo tampoco.

Dongjun se separó y asintió.

—Y si sales por esa puerta —dijo Kevin con los dientes apretados— yo deberé estropearte por eso.

Dongjun se rió.

—Bien. Estoy aquí por un tiempo, supongo —Él aclaró su garganta y dio un paso hacia atrás—. Ustedes dos, probablemente, deseen hablar ahora. Iré a estar en la cocina con Leeteuk.

3 comentarios:

  1. Perfecto....los poderes de Kevin son increíbles,que bueno que pudo proteger a kwang antes de que pasara una desgracia.
    Ya lo consideraba su hermano,pero en confirmarlo lo hacen aún mejor....ahora seran tres cuando sik se recupere.
    Oh Shin....me encanta cuando aparece,dice mucho y no entienden nada jajajaja
    Son familia,obvio que debem estar juntos.
    Kwang ya vio algo más y sabe que hay gente "normal" junto a él....una platica y supongo que entendera a kevin *0*

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  2. Oh otro hermano maravilloso ya no están tan solos. Y ahora al hablar con Kanwg, ¿que hará este?, ¿aceptara a Kevin como su pareja?, podrán estar juntos algún día

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  3. Ohh Dios, que bueno que no le alcanzaron a hacer nada a kwanghee. En definitiva la madre de Kevin esta loca y llena de odio, se que lo que le hizo el papá de Kevin estuvo mal, pero lo cachorros no tenian la culpa. Al final el que mas afectado salio fue Domgjun, ojala su percepción de la familia cambie ahora un poco

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yota´s news : De regreso?

 Buenas tardes a todas las lectoras. Después de un año  y casi 4 meses regreso a saludarlas y comentarles nuevas.  Me gustaría decirle...