—Maldición, Siwan —dijo Zurvan detrás de él—. Eso es cruel. La última vez
que soltaste a tus hermanos sobre una manada, no dejaron ningún hombre en pie.
—Lo sé —Siwan volvió a mirarlo—. Y ellos también. Tu hermana y sus amigos
están completamente a salvo ahora.
Heecheol rodeó los hombros de Siwan con sus brazos y lo abrazó
fuertemente.
—¡Gracias!
Él le devolvió el abrazo y lo besó gentilmente.
Heecheol se volvió hacia Raim cuando pensó en otra cosa.
—¿Y tus hijos?
—Su padre los está criando, por órdenes de Siwan —Sefia miró a Siwan con
los ojos brillantes—. Tu compañero llevó a todas las parejas a La Costa y pagó
para que nos quedemos ahí y seamos mimados por el tiempo que queramos.
—Y nosotros nos ofrecimos de voluntarios para protegerlas —dijo Woon,
indicándose a él y a Jae.
—¿Esa es una buena idea? —preguntó Heecheol a Siwan.
Después de todo lo que Romeo y él habían dicho sobre los gemelos, no
estaba seguro de que tenerlos como protectores iba a ser una ayuda o un
estorbo.
El rostro de Siwan reflejaba su escepticismo.
—Personalmente no creo que la sea, pero Romeo me persuadió. Hay un gran
número de parejas que no tienen compañero.
—Y Siwan nos debe una grande después del fiasco del filking —dijo Jae con
irritación—. Realmente nos puso de muy mal humor.
Heecheol tuvo que reprimir una carcajada.
—¿Vas a venir con nosotros? —preguntó Raim
Heecheol se siente mucho más indeciso de lo que debería. Pasar el tiempo
con su hermana en un resort o permanecer con una pantera Katagari en una
convención…
No debería ser una elección.
¿Así que por qué se sentía de esta forma?
—Depende enteramente de ti —le dijo Siwan tranquilamente —. Te dije que
no interferiría con tu libertad.
—Vamos, Heecheol —dijo Raim, tomándole la mano—. Vamos a tener mucha
diversión.
El rostro de Siwan era completamente estoico, pero aún así, sentía su
tristeza.
—Regresaré pronto —le prometió Heecheol.
Él asintió con la cabeza.
—Los llevaré a mi habitación y desde allí los proyectaré al resort —dijo
Romeo.
Siwan no dijo nada cuando vio a sus hermanos desaparecer en la multitud
con Heecheol y Raim.
Él había hecho una buena acción y ahora sabía por qué odiaba hacer buenas
acciones.
Eran dolorosas.
¿Qué había conseguido de ello? Ni una maldita cosa, salvo un dolor tan
profundo que sentía como si algo le estuviera desgarrando su corazón.
—Aquí —dijo Ash, dándole una cerveza—. Toma asiento.
Suspirando, Siwan tomó la cerveza y agarró la silla donde había estado
sentado Heecheol.
—¿Hice lo correcto, verdad?
—No —dijo Simi mientras se limpiaba la salsa de barbacoa de su mejilla—.
La pantera no quería que le dejaras marchar y ahora hiciste que se fuera lejos.
Eso fue muy estúpido si le preguntas a Simi. No es que
alguien lo haga alguna vez, porque si lo hicieran, entonces serían listos.
Algunas personas son listas. Pero muchas, como tú, son demasiado estúpidas para
preguntarme lo que pienso. ¿Ves?
—No es tan simple, Simi —dijo Siwan, preguntándose el por qué estaba
tratando de explicarse a una demonio que no tenía ninguna comprensión de las
emociones humanas ni de las relaciones animales—. El no quiere que yo lo posea.
—Bueno, la Simi no entiende eso. Poseer no es tan malo. Yo poseo a akri y
él es muy divertido.
Siwan arqueó una ceja a Ash, quien no se molestó en corregir a su
demonio.
¡Qué diablos! Esos dos estaban muy lejos de comprenderlo de todos modos.
—Te digo, Faith —le dijo una mujer a su amiga que pasaron cerca de
ellos—. Hay un portal en el baño de minusválidos de la planta baja que permite
a las personas caer desde universos paralelos. Estaba ahí con Amanda ayudándola
con su disfraz cuando este joven apareció de repente, sosteniendo un hacha. El
desapareció inmediatamente.
Siwan rió ante eso, aún cuando un fiero dolor lo atravesó cuando hizo
memoria.
Sólo su pantera sería tan audaz como para desafiar sus órdenes.
—Mejor voy a pagar por esa hacha antes de que alguien ponga un boletín
contra mi compañero —les dijo a Ash, Zurvan y Simi.
Pero cuando se levantó y se dirigió a la sala de ventas, tuvo que
reprimir la necesidad de ir a buscar a Heecheol y traerlo de regreso.
Pero no le haría eso.
Siwan era ante todo, una pantera que cumplía su palabra.
Heecheol pasó dos días en La Costa con su hermana y los demás mientras Jae
y Woon les enseñaban cómo utilizar sus poderes. También les enseñaron otras
cosas que ni siquiera deseaban pensar.
Paro nada de su recién descubierta libertad le hacía feliz.
De hecho, mientras más tiempo permanecía ahí, más le dolía el corazón.
Cada vez que miraba su mano marcada, pensaba en la pantera que había dejado
atrás.
No. Pensaba en el hombre. Aquel que le había dado tanto.
—¿Cómo está Siwan?
El se detuvo afuera de la puerta corrediza de vidrio que conducía a la
habitación de Woon y Jae. Las dos panteras estaban solas y no estaba seguro de
cuál era cual. Uno de ellos estaba descansando en un sillón reclinable azul,
mientras que el otro parecía recién haber terminado de hablar por teléfono.
Este último lanzó el teléfono celular al vestidor antes de encogerse de
hombros.
—Romeo dice que todavía sigue abatido.
El de la silla suspiró pesadamente.
—Sí. No puedo creer que no él no le dijera a Heecheol sobre su fobia.
—¿Cuál fobia? —preguntó Heecheol cuando entró a la habitación para
confrontarlos.
Los dos gemelos la miraron con timidez.
—No es de buen gusto espiar —dijo el que estaba frente al vestidor con un
tono de reprimenda.
Él no estaba de humor para aguantarlo.
—Y no es de buen gusto hablar sobre las personas, tampoco. Pero puesto
que ustedes hablaban sobre mi compañero, me gustaría saber qué quisiste decir.
Los gemelos intercambiaron una mirada de dolor.
—¿Qué piensas, Woon? —Jae era el que había hablado por el celular.
Woon se echó hacia atrás en su sillón reclinable mientras debatió en
silencio por unos cuantos segundos.
—Podría ser bueno contarle, supongo. No veo en qué podría afectar.
Jae dejó escapar un fuerte suspiro antes de volver a hablar. Lo miró.
—Cuando Siwan era un cachorro, sus hermanos y él, junto con un grupo de
nuestros primos, escaparon de su niñera y se fueron a merodear por su cuenta.
Después de unas cuantas horas, se perdieron y una de las mujeres que iba con
ellos se asustó de verdad, porque estaba oscureciendo. No
quería tratar de buscar su camino de regreso hasta que fuera de mañana, así que
Siwan aceptó quedarse con ella y mantenerla a salvo. Un hermano le dijo a Siwan
que regresaría con ayuda y se fue con los demás.
Heecheol frunció el ceño ante su historia.
—¿Por qué eso lo haría fóbico?
—Porque fue una broma cruel —dijo Woon con amargura—. Tan pronto como Siwan
se quedo dormido, la mujer se escapó a hurtadillas y todos regresaron sin él. Siwan
despertó solo y no tenía idea de lo que le había pasado a ella o cómo volver a
casa. Estaba aterrorizado.
Heecheol se horrorizó de lo crueles que habían sido sus hermanos y primos
al dejarlo abandonado. Un cachorro solo podía ser capturado por los humanos y
puesto en un zoológico o, peor, asesinado por cualquier animal salvaje adulto
que se cruzara con él.
—Lo dejaron ahí solo por toda una semana —continuó Jae con la historia—.
Cada vez que alguien preguntaba por Siwan, ellos decían una mentira sobre dónde
estaba. Cuando nuestro hermano mayor descubrió lo que habían hecho, regresó al
bosque por él. Encontró a Siwan prácticamente muerto de hambre. Se había
alimentado de sobras y mantenido lejos de los depredadores sin ayuda. Estaba
débil por la exposición a las condiciones climáticas extremas, pero siguió
buscando, temeroso de que algo le hubiera sucedido a la mujer.
Con tristeza, Woon negó con la cabeza.
—Romeo siempre dice que eso fue lo que hizo a Siwan tan condenadamente
egoísta. Después que regresaron, Siwan se comportaba raro siempre que había que
buscar comida o tratar de ayudar a alguien. Empezó a acumular cosas y se volvía
contra cualquiera que lo amenazara.
Heecheol sintió que le dolía el corazón por su compañero. Debió haber
sido horrible para él temer por su vida. Y todo por una broma.
—Espero que tu hermano los haya castigado por lo que hicieron.
Woon suspiró.
—Lo hizo, pero el daño ya estaba hecho. Como Shindong dice a menudo, hay
demasiadas cosas en la vida que un “lo siento” no puede arreglar y esa fue una
de ellas.
—Desde entonces —dijo Jae—, Siwan no puede soportar que nadie lo
abandone. Prácticamente se trepa por las paredes si no puede responder por su
familia.
—Esa es la razón por la que él fue a buscarlos cuando se perdieron
¿verdad? —preguntó.
Jae afirmó con la cabeza.
—Su peor temor es que alguien al que él ama no pueda volver a encontrar
su camino de regreso a casa.
Los ojos se le llenaron de lágrimas cuando miró el anillo que Siwan le
había dado cuando se emparejaron.
Ahora todo tenía sentido.
La razón de que él no quisiera una pareja Katagari errante por compañero...
La razón de que él tolerara a sus hermanos aún cuando estos lo
enloquecieran...
La razón de que liberara a su hermana y a los demás para que viajaran con
él.
Y la razón de que él le diera el anillo de su hermano. Cerrando los ojos,
Heecheol conjuró una imagen de Siwan.
Siwan estaba mirando la banda de metal ácido en el monitor de TV. Pero su
mente no estaba puesta realmente en el acto o en los folletos y CDs sobre la
mesa frente a él.
Estaba en el hecho de que nunca debió dejar que Heecheol se fuera.
No puedes detenerlo...
Debió al menos haber hecho el intento.
Pero al menos se aseguró que no estuviera solo. Se aseguró que lo
acompañara su hermana.
Una mano cálida le tocó el brazo.
Rechinando los dientes, Siwan se volvió, listo para rechazar a otro joven
que insistía en él. Realmente estaba cansado de decirles que no estaba
interesado.
Pero cuando abrió la boca y sus ojos se enfocaron en el bello rostro de
su último admirador, todos sus pensamientos se desvanecieron.
No podía ser. No tan pronto.
—¿Heecheol?
—Hola —dijo él con una sonrisa que lo hizo sentir como si le hubieran
golpeado—. Te extrañé.
Tenía que ser un sueño. Su pantera no podía estar de vuelta.
Él quería decirle que también lo había extrañado, pero no le salieron las
palabras. Todo lo que pudo hacer fue reaccionar.
Lo atrajo a sus brazos y lo besó ferozmente, dejándolo sentir que cada
parte de su ser no quería que lo abandonara de nuevo.
Heecheol rió ante su acalorada bienvenida.
—Pienso que me extrañaste también.
Siwan abandonó sus labios para poder oler su pelo y poder memorizar y
saborearlo.
—No tienes idea.
De hecho, la tenía. No había dudado de los gemelos antes, pero esto
confirmaba rotundamente su historia.
Heecheol hociqueó en su cuello, inhalando el sexy y cálido aroma de su
piel.
—¿Quieres desnudarte?
Él rió.
—Sí, pero no aquí.
Empujándolo hacia atrás, lo tomó de la mano y lo condujo a una esquina
retirada para poder proyectarlos a ambos a su habitación.
Estuvieron desnudos y en la cama tres parpadeos más tarde.
Siwan no podía respirar al sentir la increíble suavidad de Heecheol
yaciendo debajo de él.
Nada se sentía mejor que sus caricias. El hecho de que era cálido y
acogedor. Se introdujo en Heecheol, y gimió ante lo bien que se sentía él.
Heecheol saboreó la dureza en su interior y ahora más que nunca estaba
contento de que ser humano y no una pantera de verdad. Sus primos Katagaria
solo tenían sexo cuando estaban en celo.
El podía tenerlo cada vez que lo deseara y deseaba a Siwan justo ahora.
Necesitaba sentir sus arremetidas fuertes y poderosas.
Pero su parte humana quería aún más. Lo quería junto a él para siempre.
—¿Te unirás conmigo, Siwan?
Siwan se paralizó cuando sus palabras llegaron hasta él.
—¿Qué?
Heecheol levantó su palma marcada.
—No quiero abandonarte nunca y no deseo vivir sin ti. Ni por un minuto.
Únete a mí, Siwan, para que ninguno de nosotros nos separemos nunca más.
Él tomó su mano con la suya y lo besó con tanto amor que lo abrumó.
Arremetió contra él fuerte y furiosamente mientras se repetían sus votos.
Esta vez cuando crecieron sus dientes, él retrocedió para mirarle un
instante antes de hundir sus colmillos en su cuello.
Heecheol arqueó su espalda cuando el dolor de su mordida rápidamente se
transformó en placer. Giró la cabeza y le hundió sus propios colmillos en su
hombro.
Por ese único instante de tiempo, todos los pensamientos y emociones que
sintió Siwan los sintió en él también.
Cualquier duda que hubiera sentido desapareció cuando sintió su amor, y
se encendió el suyo.
Esto era lo que tenía que ser.
Siwan le pertenecía y él le pertenecía a Siwan.
Heecheol gritó cuando subió en una feroz ola de placer. El propio rugido
de placer de Siwan llenó sus oídos.
Manteniéndose unidos, se deslizaron por los jirones del éxtasis hasta que
estuvieron completamente vacíos y agotados.
Siwan se colapsó encima de él y Heecheol lo acunó en sus brazos.
—Te amo, Siwan —susurró—. Y te prometo que nunca más te abandonaré.
Él sonrió lánguidamente cuando la miró fijamente.
—También te amo, Heecheol, y cada vez que quieras marcharte, con mucho
gusto te acompañaré.
En el vestíbulo del Marriott, Siwan se apartó a un lado con Shindong
mientras todos en el hotel estaban haciendo sus maletas para marcharse. Todos
los Klingons, Storm Troopers, hadas y demases ahora estaban vestidos en forma
normal, solo con algunas partes de sus disfraces como evidencia mientras uno a
uno regresaban a su vida real.
La convención había concluido.
Justo como Ash le había prometido un año atrás cuando le dijo que viniera
a Atlanta, éste había sido un extraordinario fin de semana que permanecería con
él por siempre.
—Tú sabías que Heecheol estaría aquí cuando me dijiste que viniera
¿Verdad? —le preguntó al atlante.
Ash se encogió de hombros.
—Siempre hay un rango de error, pero sí. Lo sabía.
—Eres un tremendo hijo de puta.
Ash rió.
Siwan sintió la presencia de Heecheol detrás de él. Girando, lo vio con
Simi dirigiéndose a ellos.
Simi estaba radiante acarreando una amplia colección de bolsas.
—Ya realicé mi últimas compras —anunció ella con orgullo—. Debes estar
contento, Siwan, tu pantera no compra mucho.
—Sabes que podías haber comprado lo que quisieras —le dijo él a Heecheol.
—Lo sé, pero todo lo que quería era esto.
Él frunció el ceño cuando le pasó una pequeña caja de madera.
—¿Qué es?
—Ábrelo y mira. Lo compré sólo para ti.
Siwan la abrió para descubrir lo que parecía ser un colgante en forma de
campana.
—No entiendo —dijo él.
Heecheol le quitó el colgante y se lo colocó alrededor de su cuello.
Wa~ que lindos!
ResponderEliminarGemelos chismosos jaajajajajajajjJaja
Cosita~ hermosa pareja! Me encanta!!!
Por eso odio las "bromas" y más cuando llegan a ese extremo. Es cierto que hay situaciones que nos hacen fuertes,pero lamentablemete hay algunas que causan demasiados estragos y algunos son irreversibles.
ResponderEliminarTambién los chismes no son buenos,pero digamos que los de este tipo ayudaron a que Cheol se decidiera a regresar con Siwan,ya lo deseaba,pero queria un incentivo.
*0* su regalo...tan lindo
Ah...shin y sus misterios...cada día/temporada me gusta más.
Bella pareja