— Tú debes ser Kevin —dijo alegremente la madre de Kwanghee—. He oído
tanto de ti. Por favor, pasa.
Kwanghee entró primero a la casa. Kevin ingresó y giró mientras Dongjun,
que tenía las manos en los bolsillos, se unía a ellos.
—Tú debes ser Dongjun —dijo su madre, estirando la mano hacia él—. Soy Sunhwa.
—Hola, Sunhwa —dijo Dongjun, estrechándosela.
Kevin esperaba lo mismo pero, en cambio, Sunhwa lo atrajo en un fuerte
abrazo. Le palmeó la espalda y lo soltó.
—Sé que probablemente estén nerviosos. No lo estén. Sólo siéntanse como
en casa y…
Un enorme rottweiler negro apareció corriendo desde la parte trasera de
la casa para saltar encima de Kevin.
—¡Aladdin! —exclamó Sunhwa.
El perro la ignoró mientras se echaba de espaldas, en una postura sumisa.
Kevin se inclinó y lo acarició, para hacerle saber al perro que reconocía su
rango y para afirmar su propia jerarquía alfa.
—Bueno, ¿no es raro? —dijo Sunhwa—. Aladdin generalmente intenta comerse
a cualquiera nuevo que conozca.
—Kevin tiene un don con los animales —dijo Kwanghee vagamente. Su madre
sonrió.
—Bien, entonces encajarás perfectamente aquí, en el zoológico Hwang.
Aladdin se levantó y fue hacia Dongjun para lamerle los dedos. Dongjun
palmeó la cabeza del perro mientras Kevin miraba alrededor de la acogedora
casa, que estaba decorada en un estilo campestre. Los sofás tostados eran
mullidos y estaban cubiertos de cojines.
Una percha de pájaros vacía se encontraba en una esquina, y un gigantesco
acuario con peces de agua dulce había sido construido en la pared del fondo. Kevin
oyó a más perros en el patio, y algo que sonaba como una colección entera de
aves cantando escaleras arriba.
—Los demás están afuera —dijo Sunhwa mientras los conducía hacia la parte
de atrás de la casa—. Tu padre tiene un nuevo perro callejero que llegó hace un
par de días, al que nadie puede tratar. La pobre cosita no quiere comer, e
intenta mutilar a quien se le acerque.
—¿Qué le sucede? —preguntó Kwanghee.
—No lo sé. El control de animales lo sacó de una zanja, y piensan que
alguien debe haberlo tirado allí. Ha sido terriblemente golpeado, y tenía
muchísimos gusanos.
Kevin se encogió, con compasión.
Entraron a la cocina, donde una mujer rubia, alta y esbelta estaba parada
junto a un cuenco para mezclar.
—Mamá, ¿cuánta sal…? —Sus palabras terminaron en un chillido al girar y
ver a Kwanghee—. Hey, pequeñito —dijo antes de aferrarlo en un fuerte abrazo.
Kwanghee la apretó contra sí, y luego dio un paso atrás, para
presentarlos.
—Jewerly, estos son Kevin y su hermano Dongjun.
Kevin se puso tenso al caer bajo el escrutinio de la hermana mayor de Kwanghee.
Él no le agradaba. El animal en su interior lo percibió inmediatamente. Aún
así, ella estiró la mano.
—Hola —le dijo con una sonrisa falsa.
—Hola —dijo él, estrechándosela.
Ella siguió con Dongjun, quien hizo lo mismo.
—No pude encontrar esas tortas dietéticas para ti, Kwanghee —dijo su
madre mientras iba hacia el horno a chequear el pavo—. Lo siento.
—Está bien, mamá —dijo Kwanghee—. De cualquier modo, preferiría comer tu
tarta.
Su madre parecía un poco sorprendida, pero no dijo nada. Mientras daba un
paso atrás, dos gatos pasaron corriendo por la cocina, persiguiéndose.
—¡Profesor! ¡Marianne! —gritó su madre, pasándole el paño de cocina a Kwanghee—.
Oh, dios querido, será mejor que los atrape antes de que se encuentren con Bart
y se los coma.
Su madre salió corriendo afuera.
—¿Bart? —le preguntó Dongjun a Kwanghee.
—El lagarto que vive en el patio. Papá lo curó el año pasado, después de
que un cazador furtivo casi lo mató con una trampa, y sigue saliendo de su
corral.
Dongjun se rascó la mejilla.
—Hombre, desearía haber conocido a tu padre cuando me metí en una trampa,
todavía… —la voz de Dongjun se desvaneció al darse cuenta de que Jewerly se
había vuelto hacia él con una ceja arqueada—. No importa.
—¡Hey, Kwanghee!
Kevin se puso rígido mientras un hombre extremadamente grande y musculoso
entraba a gran velocidad por la puerta trasera para alzar a Kwanghee y lo
apretaba con fuerza.
Kwanghee rió.
—¡Bájame, Hyunwoo!
Él le gruñó mientras lo hacía.
—No te pongas irritable conmigo. Te derribaré y te quebraré el brazo.
Kwanghee se burló de eso mientras Kevin se ponía furioso.
—Será mejor que no lo toques.
Kwanghee levantó la mirada ante la gruñida sinceridad que escuchaba en el
tono de Kevin. Por la expresión en su rostro, realmente temió por la seguridad
de su hermano.
—Está bien, Kevin —se apresuró a tranquilizarlo—. Sólo está bromeando. No
me ha lastimado realmente desde que éramos niños, e incluso entonces fue un
accidente.
—De cualquier modo, esa es la historia a la que me estoy aferrando —dijo Hyunwoo
mientras le ofrecía la mano a Kevin—. Me alegra ver que mi hermano está en
buenas manos. Hwang Hyunwoo.
—Kim Kevin.
—Es un placer conocerte, Kevin. No te preocupes. Me arrancaría el brazo
antes de lastimar a uno de mis hermanos. —Kevin se relajó notablemente—. Tú
debes ser el hermano —dijo Hyunwoo—. ¿Dongjun?
—Hola —dijo Dongjun, estrechándole la mano.
—¿Quieren una cerveza, muchachos?
Dongjun miró a Kevin en busca de la respuesta.
—Sería genial —dijo Kevin.
Hyunwoo se agachó en el refrigerador y extrajo dos antes de pasárselas a
ellos. Mientras las abrían, Hyunwoo metió un dedo en la ensalada de papas.
—¡Deja eso! —exclamó Jewerly, golpeándole la mano con una cuchara.
—¡Aw! —dijo él, quitando la mano de un tirón y chupándose el dedo. —Sal de
aquí, Hyunwoo, o juro que le daré tu parte a los perros.
—Bien, quisquillosa vengadora con síndrome premenstrual. —Le hizo un
gesto a Dongjun y Kevin—. Sean sabios y vengan afuera conmigo, donde estamos a
salvo.
Kevin vaciló.
—Llámame si necesitas que te rescate de Hyunwoo y mi padre —le dijo Kwanghee
antes de ponerse en puntas de pie y besarlo en la mejilla.
Kevin vio que Jewerly lo miraba enojada antes de seguir a Dongjun y a Hyunwoo
hacia el patio, donde la madre de Kwanghee estaba luchando con los gatos para
llevarlos de regreso a la casa.
Kevin le pasó su cerveza a Dongjun antes de recoger a la gata. Ella se
puso tensa un instante, y luego se relajó.
—¿La quiere dentro de la casa?
Sunhwa asintió agradecidamente mientras acunaba al macho. Kevin abrió la
puerta y dejó a la gata adentro.
—No vuelvas a hacer eso, Marianne —le dijo. Ella hocicó la mano y luego
salió corriendo.
—Gracias por la ayuda —dijo Sunhwa mientras pasaba junto a él. Kevin
regresó para unirse a Dongjun y a Hyunwoo.
—Entonces, Kevin, ¿qué haces para ganarte la vida? —preguntó Hyunwoo. Dongjun
lo miró divertido, mientras le Taeyangolvía la cerveza.
—Vivo de los intereses de mis inversiones.
—¿De veras? —preguntó Hyunwoo—. ¿Las inversiones te pagan lo suficiente
como para tener un Jaguar de cien mil dólares?
Kevin podía oler la hostilidad de Hyunwoo.
—No —dijo sarcásticamente—, traficar con drogas hace eso. Y obtengo una
considerable ganancia de mis proxenetas en Bourbon Street.
La expresión en el rostro del hermano de Kwanghee fue invaluable.
—Mira, voy a ser sincero contigo. Te metes con mi…
—¿Hyunwoo? —Kevin miró más allá del hermano de Kwanghee para encontrarse
con un hombre que parecía tener cincuenta y pico de años. De buen estado físico
y bien parecido, tenía cabello gris bien estilizado—. No le estás dando a Kevin
el discurso de "Métete con mi hermanito menor y te quebraré el cuello”,
¿verdad?
—Estaba intentándolo.
El hombre rió.
—No le prestes atención. Soy el Doctor Hwang —dijo, extendiendo su mano
hacia Kevin—. Puedes llamarme Kwangho.
—Es un placer conocerlo, Kwangho.
Kwangho se volvió hacia Dongjun.
—Tú debes ser el hermano.
—Eso espero, estoy vistiendo sus calzoncillos. —Kwangho rió—. Así que,
usted es el maligno rey castrador —dijo Dongjun—. Me preguntaba qué apariencia
tendría.
—Dongjun —dijo Kevin en tono de advertencia. Kwangho rió otra vez.
—¿Sabes algo acerca de perros, Kevin?
—Sí. Un poco.
—Bien. Tengo uno que quiero que conozcas.
—Oh, Jesús, Cujo no, papá. Eso es peor que mi discurso que interrumpiste.
Kwangho ignoró a su hijo mientras se dirigía a un área alambrada en el
fondo, donde Kevin podía ver un número de casetas de perro.
Mientras Kevin y Dongjun pasaban junto a ellos, los perros, percibiendo
su parte animal, salieron a ladrarles o para jugar.
Kwangho los condujo a una jaula al final de la fila, donde un furioso
Labrador mestizo estaba encerrado. El perro estaba lleno de rabia y odio.
—No podemos hacer nada con él —dijo Kwangho—. Mi socio piensa que
deberíamos sacrificarlo, pero detesto hacer eso. Me parece una condenada pena
matar a un animal que ha sido lastimado.
Dongjun dejó la cerveza y fue hacia la puerta. El perro salió corriendo
de su casa, ladrando y gruñendo.
—Shh —dijo Dongjun, estirando la mano para que el perro pudiera
olfatearlo.
—No haría eso si fuera tú —dijo Hyunwoo—. Casi le arrancó la mano al
oficial de control de animales que lo capturó.
—Sí, alguien tendría que ponerlos en una jaula y golpearlos por un tiempo
—dijo Dongjun, frunciendo el labio.
El perro continuó atacando.
—Apártate —dijo Kevin mientras buscaba el pestillo de la puerta.
Dongjun se puso de pie y se alejó mientras Kevin la abría. El perro
arremetió y luego retrocedió rápidamente.
Kevin cerró la puerta y se acuclilló.
—Ven aquí, muchacho —le dijo dulcemente, estirando la mano. El perro
corrió al interior de su casa y ladró aún más fuerte. Kevin se arrastró hacia
la casa y metió lentamente la mano adentro—. No tengas miedo —le dijo,
permitiendo que el perro atrapara su olor.
Podía sentir que comenzaba a calmarse. Sabía que no era completamente
humano, y estaba empezando a confiar en el animal que olía.
Luego de algunos segundos de espera, el perro lamió la punta de los dedos
de Kevin.
—Eso es —dijo Kevin, acariciándole la piel. Miró por sobre su hombro—. ¿Dongjun?
¿Podrías traer algo para que coma?
—Traeré un tazón —dijo Kwangho.
Una vez que Kwangho hubo regresado, le dio el tazón a Dongjun, quien lo
llevó dentro. Dongjun se agachó fuera de la casa, junto a Kevin, y depositó
cuidadosamente la comida frente al perro.
—Hombre, te jodieron mal, ¿eh? —le dijo Dongjun al perro.
Kevin se llenó la mano de comida y la sostuvo hacia el animal. Éste la
removió con la nariz hasta que finalmente confió en él lo suficiente como para
dar un mordisco.
—Ahí tienes —dijo en voz baja mientras tomaba más comida y alimentaba al
perro con la mano.
—Maldición, papá —dijo Hyunwoo del otro lado del alambrado—. Jamás vi
algo parecido.
Luego de varios minutos, Kevin terminó de alimentar al perro. El animal trepó
al regazo de Kevin y se quedó allí, necesitando consuelo. Dongjun le acarició
el lomo mientras Kevin le masajeaba las orejas.
Kevin sintió a alguien mirándolo. Observando por encima de su hombro, vio
a Kwanghee junto a su padre.
—¿Le diste de comer? —le preguntó.
—Sí.
El sonrió. Verlo allí hizo que le doliera el corazón. ¿Cómo podía algo
tan simple como una mera sonrisa causar semejantes estragos en su cuerpo?
—Vine a avisarles a todos que la cena estaba lista. Pero si necesitas más
tiempo…
Kevin se levantó.
—Estará bien por un rato.
Dongjun palmeó al perro y luego se puso lentamente de pie. Los dos
salieron de la jaula y la cerraron. El perro fue corriendo hacia ellos,
aullando.
—Está bien —le dijo Kevin—. Regresaremos.
—Sí —agregó Dongjun—, con un lindo regalo para ti.
Kevin pasó su brazo sobre los hombros de Kwanghee mientras seguían a su
hermano y su padre hacia la casa.
—¿Creciste aquí? —le preguntó a Kwanghee.
—No. Mis padres se mudaron pocos años atrás, luego de vender su pequeña granja.
—Extraño ese viejo sitio —dijo Kwangho mientras mantenía la puerta
abierta para ellos—.Hay demasiadas ordenanzas aquí. Tuve que obtener una
licencia especial sólo para poder mantener a mis pacientes atrás, y tengo que
pagar multas habitualmente.
—¿Por qué se mudaron? —preguntó Dongjun. Kwangho se encogió de hombros.
—Su madre quería estar más cerca de la ciudad. ¿Qué puede hacer un hombre
cuando su esposa se encapricha con algo?
Entraron al comedor, donde un enorme banquete esperaba junto a Jewerly,
que aún se veía como si prefiriera que ellos se marcharan.
—Ven aquí y siéntate a mi lado, Kevin —dijo Sunhwa, indicando la silla a
su derecha—. Y Dongjun, puedes sentarte al otro lado de Kwanghee. —En el
instante en que Dongjun se sentó, Aladdin fue corriendo e intentó trepar a su
falda—. ¡Oh, buen dios! —exclamó Sunhwa—. Kwangho, haz bajar al perro.
—Está bien —dijo Dongjun, riendo.
Entonces, cuando Kevin se sentó, Aladdin corrió hacia él y le lamió la
cara.
—Hey, muchacho, cuidado con las pezuñas.
—¿Qué ha pasado con mi perro? —preguntó Sunhwa, tirando del collar de Aladdin—.
Generalmente es reservado con la gente.
—Los perros reconocen a las buenas personas en cuanto las ven —dijo Kwangho,
sacando un trozo de relleno del pavo—. Aladdin —dijo, sosteniéndolo para el
perro.
Aladdin corrió a buscarlo.
Kwanghee se sentó junto a Kevin.
—Bueno, Hyunwoo, ¿dónde está tu esposa?
—En lo de sus padres. Iré allí más tarde, después de comer. Como nos
quedamos a dormir aquí, quería asegurarse que su madre no se pusiera celosa.
—Hyunwoo me hará abuela en la primavera.
—Felicitaciones —le dijo Kevin a Hyunwoo.
—Sí, ya veremos. Estoy asustado como el demonio. Personalmente, no creo
que esté preparado para ser el padre de alguien.
—Sí —dijo Kwanghee riendo—. Podrías tener que compartir tus juguetes.
Hyunwoo le hizo una mueca antes de arrojarle un guisante hacia la cabeza
por encima de la mesa. Kevin lo atrapó antes de que hiciera contacto, y se lo devolvió
a Hyunwoo. Lo golpeó directo entre los ojos.
Kwanghee rió a carcajadas.
—¡Niños! —exclamó Sunhwa—. Compórtense o los haré comer en el rincón.
—Buenos reflejos, amigo —dijo Hyunwoo, secándose la ceja bondadosamente—.
Pienso que deberíamos reclutarte para el equipo.
—No lo creo, Hyunwoo —dijo Kwanghee—. Por alguna razón creo que Kevin se
opondría a vestir una camiseta que diga "Córtalo y abróchalo si lo
amas" en la espalda. Es bastante sensible acerca de la castración de
perros.
Kevin arqueó una ceja, pero mantuvo la boca sabiamente cerrada. Su padre
rió con fuerza.
—Puedo apreciar su punto de vista. No muchos hombres quieren jugar para
los Castradores. Pero tenemos un montón de veterinarias que, extrañamente, lo
hacen.
—Ah, lo persuadiremos —dijo Hyunwoo—. Con esos reflejos, definitivamente
podríamos usarlo.
Kevin notó la expresión de tristeza en el rostro de Jewerly, pero ella no
dijo nada mientras se sentaba y colocaba la servilleta sobre su regazo.
El padre de Kwanghee dijo la bendición y entonces se puso de pie para
cortar el pavo mientras que su madre comenzaba a pasar los platos.
Kevin sostuvo las fuentes mientras Kwanghee servía para él y para sí mismo.
—¿Hay algo que no te guste? —le preguntó.
—En realidad, no.
Kwanghee le sonrió.
—Eres tan fácil de convencer.
Él le besó la mejilla impulsivamente, hasta que se percató de que la
familia los miraba fijamente.
—Lo siento —dijo, temeroso de haber hecho algo mal.
—No —le dijo Sunhwa—. Me agrada ver a mi bebé sonriendo por una vez.
Kevin le pasó el puré de papas a Dongjun, quien lo miró con un tremendo
ceño.
—¿Qué es esto? —preguntó.
—Patatas —le dijo Kevin.
—¿Qué les hicieron?
—Sólo cómelas, Dongjun —dijo Kevin—. Te gustarán, confía en mí.
Hyunwoo resopló.
—¿De dónde vienes, que nunca has visto puré de patatas antes?
—De Marte —dijo Dongjun mientras fruncía el ceño ante el modo en que las
papas colgaban de la
cuchara.
Tomó sólo un poquito, luego se las pasó a Kwangho. Dongjun se inclinó
apenas hacia delante y olisqueó las papas en un gesto muy canino.
Kwanghee sintió la pierna de Kevin estirarse sobre la suya para patear la
silla de Dongjun debajo de la mesa.
Dongjun se irguió rápidamente y miró a su hermano, que le estaba dando
una mirada de advertencia.
—Realmente, ¿de dónde son? —preguntó Jewerly otra vez—. ¿Crecieron aquí?
—No —respondió Kevin—. Viajamos mucho mientras crecíamos. Hemos vivido
prácticamente en todos lados.
La hermana lo miró penetrantemente.
—¿Qué los trajo a Nueva Orleáns?
—Jewerly —dijo Kwanghee—. ¿Desde cuándo esta es la Inquisición?
—Desde que mamá dijo que ibas en serio con él. Creo que debemos saber
algo más acerca de tu nuevo novio, además de que se ve bien con un par de
vaqueros.
—Jewerly —dijo Kwangho en un tono bajo pero severo—. No hagas pagar a Kwanghee
y Kevin por los crímenes de tu marido.
—Bien —exclamó Jewerly furiosamente—. Pero cuando él escape con su
secretaria y lo deje solo para explicarle a sus niños porqué papi es un idiota,
espero que recuerdes esto.
Se levantó y abandonó la habitación.
—Lo siento —dijo Sunhwa, poniéndose de pie—. Sigan adelante, y coman.
Regresaré en un minuto.
—El esposo de Jewerly la dejó unos meses atrás —le explicó Kwanghee a Kevin—.
Sus hijos están con él durante el feriado, y Jewerly está pasando un mal rato
por eso.
—¿Por qué un hum…? —Dongjun estiró la sílaba de un modo que le hizo saber
a Kwanghee que estaba a punto de decir "humano"—. ¿Humillante idiota
haría eso? —dijo, terminando la frase.
—No sé por qué algunos hombres lo hacen —dijo Kwangho—. Aunque supongo
que al fin se quitó de encima a esa basura.
—Estoy de acuerdo —dijo Kwanghee, mirando a Kevin, quien jugaba con su
muslo por debajo de la mesa, excitándolo terriblemente. Su contacto era
electrizante.
Sunhwa regresó para tomar el plato de Jewerly, y luego volvió a salir de
la habitación. Kwangho suspiró.
—Desearía poder mejorar las cosas para ella. No hay nada peor que ver a
uno de tus hijos sufriendo y no ser capaz de detenerlo.
—Podría matarlo para ella —se ofreció Dongjun. Kevin se aclaró la
garganta—. Bueno, podría tener un accidente —intentó Dongjun nuevamente—. Los
humanos los tienen todo el tiempo.
Hyunwoo rió malignamente.
—Tengo una pala.
—Al diablo con eso —dijo Kwangho antes de tomar un sorbo de su vino—.
Tengo un lagarto en el patio.
Todos rieron.
Sunhwa regresó y se sentó.
—Lo lamento.
—¿Está bien? —preguntó Kwanghee.
—Lo estará. Lleva tiempo.
Kevin sintió la tristeza de Kwanghee. Le apretó el muslo
consoladoramente.
—Probablemente no debería haber traído a Kevin. Fue insensible de mi
parte.
—¡Oh, bah! —exclamó Sunhwa—. No hiciste nada malo, Kwanghee. Queríamos
conocerlo. —Le sonrió a Kevin—. Eso es asunto de Jewerly, ¿está bien?
Kwanghee asintió.
La celostina y unos cuates me gusta el resto se la familia
ResponderEliminarCon su familia si que lo tratan bien me alegro ellos han sido rechazados por sus ambos padres esto debe ser genial para ellos ademas Kanwghee, lo ama
ResponderEliminarAhora si que....le hicieron los mandados a Kevin.
ResponderEliminarEl padre queriendolo asustar y en que vino a terminar todo. El pobre perro tuvo lo que necesitaba...ojala después se deje querer por la familia de kwang.
Jajajajajaja
El niño lindo salvando la cena *0*
"Los humanos los tienen"..."tengo una pala","tengo un lagarto" jajajajajaja
Que la hermana supere su dolor y deje de arruinar las comidas....no se le quita el merito de querer cuidar a kwang,al final de cuentas es su hermano menos.
Como que estuvo corto...(?)