Pasión de Luna (DH6)- 23




Kwanghee comió dos beignet y bebió a sorbos su leche mientras Kevin termina todos los suyos.

—¿No vas a comer ese? —preguntó él.

—Estoy lleno —Entonces ante la mirada suspicaz de él, agregó —lo juro. Siwon me dio una comida completa de cinco platos.

—Bien por él. Mejor que alimente a mi esposo.

Sacudiendo su cabeza, Kwanghee empujó su beignet hacia él.

—Adelante, sé que lo quieres.

Él no discutió.

En cuanto se lo hubo despachado, se puso de pie y lo ayudó a levantarse. Él pasó su brazo alrededor de sus hombros y lo sostuvo cerca mientras paseaban por la calle hacia donde los carruajes estaban alineados, todo a lo largo de la calle.

Kevin le condujo al primero y lo ayudó a subir a la parte trasera. Kwanghee se ubicó cómodamente mientras él pagaba a la conductora, luego se le unió.

Lo acunó contra su pecho mientras la conductora con cuidado impulsaba a su mula.

—¿Son ustedes dos recién casados? —preguntó la conductora. Kevin la miró.

—Supongo que lo somos —dijo Kwanghee, no seguro de qué otra forma contestar la pregunta.

—Eso pensé. Tienen esa apariencia de felizmente enamorados. Siempre puedo notarlo.


Kwanghee cerró sus ojos mientras inhalaba el cálido aroma de Kevin y consideraba cuanto le gustaría comérselo. Podía oír su corazón latiendo bajo su mejilla mientras los cascos de la mula resonaban. La música de vez en cuando fluía de los edificios y de los coches que pasaban.

El aire era un tanto frío, si no la noche sería sumamente agradable. Su ciudad natal nunca le había parecido más encantadora. Y cuando pasó la calle de su tienda, sonrió mientras recordaba cuando vio a Kevin allí por primera vez.

De todos modos, parecía que hubiera pasado una eternidad.

Kevin bajó su cabeza para que su mejilla descansara sobre la cima de su cabello mientras él ahuecaba su cara con su mano.

Ellos no hablaron mientras la conductora indicaba lugares conocidos y edificios.

Kevin no podía respirar mientras sostenía a Kwanghee. Acariciar su piel que era como acariciar satén. Elra tan precioso para él. Él se sentía como si hubiera nacido de nuevo el primer día que lo vio con aquel toque de tristeza en sus ojos en el puesto de artesanías de Sungmin.

Él no quería pensar en un futuro sin Kwanghee.

Mientras visitaba a Hyunsik, le había contado a su hermano todo sobre Kwanghee. Él había esperado que eso pudiera sacar a Hyunsik de su estupor.

No pudo.

Si algo hizo, pareció ser deprimir aún más a su hermano.

Como deseaba conocer algún modo de alcanzar a Hyunsik. Una parte de él se sentía culpable porque Kwanghee lo hacía feliz mientras su hermano era tan miserable.

Pero él no quería volver al modo en que había sido antes de haberlo encontrado. Por primera vez en su vida, no tenía que ocultarse de su amante. Era tan increíble ser completamente honesto sobre quien y qué era.

Kwanghee no lo juzgaba u odiaba por cosas que no eran su culpa. Lo aceptaba y ese era el mayor milagro de todos.

Demasiado pronto, el carruaje regresó. Kevin se bajó primero, luego ayudó a Kwanghee a bajar. Le dio una propina a la conductora, luego tomó su mano.

—¿Quisieras ir a bailar?

Kwanghee se mordió el labio ante su oferta. No había ido bailar en años.

—Me encantaría.

—¿Tienes un club favorito?

El sacudió su cabeza.

—Hmmm, no puedo llevarte a El Empire, todavía estoy en una especie de destierro por haber atacado a uno de mis compañeros de manada. A Shin y a Simi les gusta ir a bailar a un lugar llamado Mazmorra, pero conociendo sus gustos en música y clubes, dudo que ninguno de los dos estuviera cómodo allí. Choi Minho Gautier prefiere Sherlock... Pero, otra vez, conociendo a Minho, tengo la sensación que ese probablemente no sea un buen lugar para ti, tampoco.

—No, —dijo con una sonrisa ante la mención de uno de los clubes para caballeros más renombrados de Nueva Orleans—. Nosotros podríamos intentar M&D. Heechul va mucho allí después del trabajo. Desde luego, allí busca vampiros para estaquear, pero dice que ellos tienen buena música y comida.

—Bien, suena como destino.

En un momento de la caminata, Kevin comenzó a reducir la marcha de su paso. Kwanghee frunció el ceño mientras se separaba de él y lo ponía detrás.

—Que es... —. Su voz se desvaneció mientras veía lo que parecían ser cuatro hombres rubios con una atractiva morena. Al principio pensó que uno de los hombres se estaba entendiendo con la mujer en uno de los rincones, hasta que los otros tres hombres vieron a Kevin y maldijeron.

—Detente, Were-Hunter, —gruñó uno de los hombres. Su siniestra mirada fue hacia Kwanghee—. Tienes demasiado que perder para pelear con nosotros.

—Déjenlo ir —dijo Kevin con una voz mortal. Ellos no lo hicieron.

—Quédate aquí, —le ordenó Kevin antes de mover su mano y enviar a dos de los vampiros a volar.

Antes de que él pudiera moverse, algo brillante destelló en el callejón. Kwanghee levantó su mano para proteger sus ojos mientras Kevin profería un grito inhumano.

—Agarra a su compañero —dijo alguien.

Él estaba todavía cegado por el destello. Alguien lo agarró violentamente. Sabiendo que Kevin nunca lo trataría así, le dio una maligna patada que hizo contacto con carne.

El vampiro se encogió mientras se doblaba sobre sí mismo.

Otro vino por él. Justo cuando estaba seguro que lo tenía, se desintegró. Los otros dos corrieron hacia una sombra y luego ellos también se fueron.

Kwanghee se reforzó para luchar con la sombra que se aproximaba hasta que se dio cuenta que era Siwon.

—¿Está bien? —le preguntó.

Él asintió mientras su vista se aclaraba lo suficiente como para que pudiera buscar a Kevin. Él estaba a unos pasos de la mujer, que parecía estar inconsciente.

Kwanghee se congeló cuando lo vio. Él destellaba una y otra vez de un humano desnudo a lobo. Horrorizado, no pudo moverse.

Siwon corrió hacia él, sacando su teléfono celular.

—Shindong, tengo un Código Rojo con Kevin. Él fue golpeado por algo elec...

Shindong apareció al instante a su lado.

—¿Estás bien, Kwanghee? —preguntó. El asintió.

Shin destelló de su lado hasta Kevin. Él tomó la cabeza de Kevin entre sus manos, y con otro brillante destello, Kevin se volvió humano. Arqueando su espalda, Kevin gritó como si algún horrendo dolor lo atravesara.

—Tranquilo —dijo Shin mientras Siwon chequeaba a la mujer.

Kwanghee corrió hacia Kevin, quien yacía sobre su espalda, ahora completamente desnudo. Había lágrimas en sus ojos.

Shin deslizó su mano sobre él, y una camiseta y los vaqueros aparecieron sobre su cuerpo. De todos modos Kevin no se movió.

—Le tomará unos segundos más orientarse, —le explicó Shin. Él buscó al general romano—. ¿Cómo está la humana, Siwon?

—Está viva. Cuida a Kevin y la llevaré a un hospital —. Siwon la recogió de la calle, y la tomó en brazos.

Kwanghee se arrodilló y levantó la cabeza de Kevin en su regazo. Su marca de nacimiento estaba de nuevo en su rostro, y su cuerpo entero estaba tenso y tembloroso.

—¿Qué le pasó? —le preguntó a Shin.

—Los Daimons deben haber tenido..., y odio usar la estúpida palabra, un phaser

—¿Cómo en Star Trek?

—En cierto modo. Esta es un arma de Centinela que fue desarrollada para los Katagaria. Más fuerte que un taser, esto envía una atroz descarga de electricidad a la víctima deseada. Siempre que un Were-Hunter de cualquier especie es golpeado, su magia se vuelve loca y ellos pierden todo el control sobre sí mismos. Ni siquiera pueden mantener una forma. Si ellos son golpeados con una sacudida lo bastante fuerte, literalmente se caen de sus cuerpos y se convierten en seres no corpóreos como un fantasma.

Kevin tomó su mano en la suya. Kwanghee bajó la vista hacia él y le ofreció una sonrisa tentativa.

—¿Estás bien, lobo? —le preguntó Shin.

Kevin todavía temblaba.

—¿Para qué diablos fue hecha esa cosa?

—Para matar sería mi conjetura. Pero por suerte no funcionó.

Shin lo ayudó a levantarse despacio.

Kevin se tambaleó y se habría caído si Shin no lo agarraba.

—Tranquilo, lobo. —Shin extendió la mano y tocó a Kwanghee, luego los destelló a su dormitorio en lo de Siwon.

Preocupado por Kevin, Kwanghee se mantuvo apartado mientras Shin lo ayudaba a meterse en la cama. Kevin se derrumbó en cuanto Shin lo liberó.

—¿Qué puedo hacer para ayudarlo? —le preguntó a Shin.

—Nada realmente. Llevará tiempo para que la electricidad deje de brincar entre sus células. No lo muevas demasiado ya que eso tiende a hacerlos enfermar en esta condición.

—Bien. —soltó un suspiro aliviado—. Solo estoy contento de que su madre no tuviera algo como esto.

—Estoy seguro que ellos lo tenían. Pero conociendo a Kevin, dudo que tuvieran tiempo para usarlo sobre él. Los Weres saben que deben esperar phasers de los de su propia clase. Es raro que los Daimons los usen.

Él miró de nuevo a Kevin.

—Yo debería haberte advertido sobre esto. Ya que hay tantos Weres en Nueva Orleans, los Daimons aquí son un poco más inteligentes que el resto.

—Apestas, Shin, —dijo Kevin en un tono crispado.

—Y con esas palabras, los dejaré solos y volveré a mi patrulla. Paz.

En cuanto Shin desapareció, Kwanghee se sentó sobre el borde de la cama, al lado de Kevin. Era bastante extraño verlo con la marca de nacimiento sobre su cara. La tocó con su mano.

—¿Te asusté? —preguntó Kevin.

—Un poco, —contestó francamente—. Pero esas criaturas me asustaron mucho más. ¿Son siempre así?

Él asintió.

—Dios querido, Kevin, vives en un mundo muy espeluznante.

—Lo sé.

Kwanghee se sentó allí en silencio mientras varias posibilidades de cómo esa noche podría haber resultado pasaban por su cabeza. Después de la manera en que Kevin lo había salvado en el pasado, había pensado que él era impermeable a todo.

Ahora averiguó que tenía un muy verdadero, y muy peligroso, talón de Aquiles.

—¿Cuan malo debe ser el golpe para hacerte esto? —preguntó—. ¿Quiero decir, la electricidad estática lo hará?

—Eso no hará que cambie formas, pero no es cómodo. Lo principal que tenemos que evitar son los golpes de salida, o cualquier otra fuente de poder artificial, y los relámpagos. Algunas baterías tienen bastante poder para cambiarnos.

—¿Y esto te deja incapacitado?

Él asintió.

Kwanghee cerró sus ojos mientras un nuevo miedo lo recorría. Esto era aterrador dado que la gente que iba detrás de él sabía exactamente qué usar para matarlo.

Y si se vinculaban, eso le mataría, también.

¿Y si él y Kevin tenían niños un día... qué pasaría? ¿Y si Siwon no hubiera llegado cuando lo hizo?

¿O peor, y si los policías o alguien más había visto a Kevin cambiar de forma? Ambos serían detenidos y llevados quien sabe donde para ser estudiados y diseccionados. Había visto suficientes episodios de Los Expedientes X para saber que el gobierno no aceptaba amablemente a los raritos entre ellos.

—Siento que no consiguiéramos ir a bailar —dijo Kevin quedamente.

Kwanghee deslizó su mano sobre su brazo para confortarlo.

—No pienses en eso.

Sin embargo, él no podía menos que pensar en lo que había pasado esa noche.

¿En serio quería ser parte de su mundo, dónde la gente manejaba la magia como si no fuera nada? ¿Dónde ellos saltaban dentro y fuera de cuartos, edificios como sí tal cosa? Sería un humano rodeado por...

Estaba aterrorizado de pensarlo.

—¿Kevin? ¿Nuestros niños se parecerán a ti o a mí?

—Los genes de Were-Hunter son más fuertes y por lo general dominantes. En realidad no sé si nuestros hijos serán Katagarias o Arcadianos.

Esto lo asustó aún más.

—¿Entonces esencialmente me dices que yo podría dar a luz cachorros?

Él miró a lo lejos.

Kwanghee se levantó mientras ese pensamiento penetraba su mente. Cachorros. No niños. Cachorros.

Concedido, conocía a gente que pensaba en sus animales como niños. Sus padres lo hacían, pero eso...

Eso requería mucho más análisis antes que se comprometiera.



Los días pasaron mientras Kwanghee afrontaba lo que debía hacer. Una parte suya estaba desesperada por quedarse con Kevin, mientras que la otra estaba aterrada. Hasta ahora la tessera no había aparecido, pero eso no significaba que pudieran o debieran relajarse.

Ahora era el Día de Acción de Gracias, y estaba parado en su dormitorio en la casa de Siwon con un nudo en el estómago. Sus padres lo habían invitado, junto con Kevin y Dongjun a su casa, para la reunión anual de los Hwang.

Le había contado a su familia sobre su nuevo "novio" y no tenía idea de cómo reaccionarían ante él. A nadie de su familia le había importado jamás Jongmin y su aire de superioridad. De hecho, su padre rara vez le había dicho más de dos palabras cuando había llevado a Jongmin.

¿Qué dirían si descubrieran que Kevin y su hermano eran lobos? Concedido, les gustaban los animales, pero…

Sólo pensarlo le daba náuseas. Respirando hondo, se dirigió escaleras abajo para encontrar a Dongjun y a Kevin esperando en la sala de recibo.

Dongjun vestía pantalones vaqueros azules, una camiseta blanca y una chaqueta de cuero negra. Kevin llevaba vaqueros negros y un suéter de cuello en V gris y negro, con la camiseta blanca asomándose por sobre el cuello.

—¿Tengo que cambiarme? —le preguntó Dongjun a Kevin—. Jamás he comido una cena de Acción de Gracias antes, ¿y tú?

—No. Yo tampoco sé qué ponerme. Le preguntaremos a Kwanghee cuando baje.

Dongjun se frotó la nuca.

—Quizás fue una mala idea.

—No sé por qué estás quejándote, Dongjun. Al menos tú fuiste criado con Arcadianos. Yo no tengo idea de lo que implica una festividad "familiar". A excepción de los Ha, que son condenadamente extraños, los Katagaria no celebran precisamente las fiestas.

—Ambos se ven bien —dijo Kwanghee, entrando a la habitación. De algún modo era dulce y encantador saber que estaban tan nerviosos como él—. Simplemente no enchufen nada si alguien se los pide. —Dongjun rió con aprensión. Kevin parecía poco divertido mientras se ponía de pie—. No se preocupen —los tranquilizó—. Mis padres no muerden. Mucho.

Los lobos intercambiaron una mirada que decía que no estaban tan seguros acerca de eso, antes que Kevin le ofreciera el brazo y lo condujera hacia la puerta.

Kwanghee se detuvo en los escalones de la casa de Siwon al ver un elegante Jaguar XKR negro metalizado.

—¡Wow! —susurró—. ¿De quién es el auto?

—De Kennie —dijo Kevin mientras lo llevaba hacia él—. Como se fue a Nueva Jersey, a su casa, para las fiestas, me lo prestó para la visita a tu familia.

—Pensé que conducía un arruinado Chevy IROC rojo.

Dongjun rió con fuerza.

—Hace eso para irritar a Siwon. Guarda el Jaguar en la casa de Minho para los fines de semana.

—Kennie es tan malo —dijo riendo, mientras Kevin le abría la puerta y lo dejaba entrar mientras que Dongjun pasaba a la parte trasera por el asiento del conductor.

Un día, Siwon iba a matar a su Escudero, que parecía no poder exasperar lo suficiente al Dark Hunter.

Una vez que la estuvo dentro del auto, Kevin cerró la puerta y fue hasta su lado. Hombre, tenía un andar que haría jadear a cualquier.

Él entró al auto con un fluido movimiento y lo encendió. Kwanghee le miró fijamente las manos mientras tomaba el volante y ponía el cambio. Si Dongjun no hubiese estado en el asiento trasero, probablemente no llegarían a casa de sus padres, después de todo.

Kevin tomó el volante con fuerza mientras escuchaba las indicaciones de Kwanghee sobre cómo llegar. Nunca había estado tan nervioso en su vida. Peor aún, Dongjun seguía removiéndose en el asiento de atrás.

En el fondo de su mente, continuaba repitiéndose que tenía que hacer esto. Si iba a quedarse con Kwanghee, él querría que su familia lo conociera. No podía apartarlo de la gente a la que tanto quería. Pero, aún así, esto era difícil como el demonio para él.

¿De qué hablarían?

Hola, mi nombre es Kevin y le aúllo a la luna llena por las noches, en forma de lobo. Me acuesto con su hijo y no creo que pueda vivir sin él. ¿Les importa si tomo una cerveza? Oh, y ya que estamos, déjenme presentarles a mis hermanos. Este aquí es un lobo letal, conocido por matar sólo porque lo miren torcido, y el otro está en coma porque unos vampiros le chuparon la vida luego que ambos hubiésemos sido sentenciados a morir por nuestro celoso padre.

Sí, esto saldría realmente mal.

En cuanto a eso, ¿qué les diría Dongjun? Kevin ya había amenazado de muerte al lobo si avergonzaba a Kwanghee de algún modo. Sólo esperaba no ser él quien lo avergonzara. Este era el mayor fiasco esperando para ocurrir.

Demasiado pronto estaban ingresando por camino de entrada de una casa nueva, estilo Victoriano. Ya había cinco automóviles aparcados allí.

—Mi hermano y hermana —dijo Kwanghee antes de abrir la puerta del auto.

—Dum dum dum, duuuum. —Dongjun tarareó la canción de Dragnet desde el asiento trasero.

—Cállate, Dongjun —le dijo Kevin mientras bajaba.

Aunque, para ser sincero, el murmullo de Dongjun le parecía un poco tranquilizador, ya que le recordaba al excéntrico sentido del humor de Hyunsik.

Dongjun salió último y se quedó atrás, del lado de Kevin, mientras Kwanghee los conducía hacia la puerta principal.

Kevin realmente sentía como si estuviera yendo a su ejecución. Padres. Ajjj. Kwanghee llamó a la puerta, luego giró para darles una sonrisa de aliento.

Kevin le ofreció una pálida, en respuesta.

La puerta se abrió para mostrar a una mujer más o menos siete centímetros más baja que Kwanghee, que tenía exactamente la misma figura. Su corto cabello negro estaba abundantemente salpicado de gris, y era una versión más vieja del rostro de Kwanghee.

—¡Bebé! —exclamó la mujer antes de aferrar a su hijo en un fuerte abrazo. Mientras abrazaba a Kwanghee, la mujer levantó la mirada hacia él. Kevin se sintió enfermo, y luchó contra el impulso de retroceder. No porque pudiera, con Dongjun parado en las escaleras detrás de él



3 comentarios:

  1. Que gracioso puede con todo y le da miedo una madre uh quien lo diria

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  2. Kwang no sabe si lo va a elegir....pero ya se imagino pariendo hijos lobos y ya le ewta presentando a su familia....eso es bueno,que aún no se decide jajajanaja
    Shin siempre salvando el día,y a siwon se le agradece mucho la ayuda.
    A ver si kevin aguantes el trato de la mamá de kwang jajajaja

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  3. Jajjajajajja que miedosos de una familia, pero bueno pueden tener toda la maldita razon a veces las familias ufff son dificiles

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yota´s news : De regreso?

 Buenas tardes a todas las lectoras. Después de un año  y casi 4 meses regreso a saludarlas y comentarles nuevas.  Me gustaría decirle...