Kwanghee comió dos beignet y bebió a sorbos su leche mientras Kevin termina
todos los suyos.
—¿No vas a comer ese? —preguntó él.
—Estoy lleno —Entonces ante la mirada suspicaz de él, agregó —lo juro. Siwon
me dio una comida completa de cinco platos.
—Bien por él. Mejor que alimente a mi esposo.
Sacudiendo su cabeza, Kwanghee empujó su beignet hacia él.
—Adelante, sé que lo quieres.
Él no discutió.
En cuanto se lo hubo despachado, se puso de pie y lo ayudó a levantarse.
Él pasó su brazo alrededor de sus hombros y lo sostuvo cerca mientras paseaban
por la calle hacia donde los carruajes estaban alineados, todo a lo largo de la
calle.
Kevin le condujo al primero y lo ayudó a subir a la parte trasera. Kwanghee
se ubicó cómodamente mientras él pagaba a la conductora, luego se le unió.
Lo acunó contra su pecho mientras la conductora con cuidado impulsaba a
su mula.
—¿Son ustedes dos recién casados? —preguntó la conductora. Kevin la miró.
—Supongo que lo somos —dijo Kwanghee, no seguro de qué otra forma
contestar la pregunta.
—Eso pensé. Tienen esa apariencia de felizmente enamorados. Siempre puedo
notarlo.
Kwanghee cerró sus ojos mientras inhalaba el cálido aroma de Kevin y
consideraba cuanto le gustaría comérselo. Podía oír su corazón latiendo bajo su
mejilla mientras los cascos de la mula resonaban. La música de vez en cuando
fluía de los edificios y de los coches que pasaban.
El aire era un tanto frío, si no la noche sería sumamente agradable. Su
ciudad natal nunca le había parecido más encantadora. Y cuando pasó la calle de
su tienda, sonrió mientras recordaba cuando vio a Kevin allí por primera vez.
De todos modos, parecía que hubiera pasado una eternidad.
Kevin bajó su cabeza para que su mejilla descansara sobre la cima de su
cabello mientras él ahuecaba su cara con su mano.
Ellos no hablaron mientras la conductora indicaba lugares conocidos y
edificios.
Kevin no podía respirar mientras sostenía a Kwanghee. Acariciar su piel
que era como acariciar satén. Elra tan precioso para él. Él se sentía como si
hubiera nacido de nuevo el primer día que lo vio con aquel toque de tristeza en
sus ojos en el puesto de artesanías de Sungmin.
Él no quería pensar en un futuro sin Kwanghee.
Mientras visitaba a Hyunsik, le había contado a su hermano todo sobre Kwanghee.
Él había esperado que eso pudiera sacar a Hyunsik de su estupor.
No pudo.
Si algo hizo, pareció ser deprimir aún más a su hermano.
Como deseaba conocer algún modo de alcanzar a Hyunsik. Una parte de él se
sentía culpable porque Kwanghee lo hacía feliz mientras su hermano era tan
miserable.
Pero él no quería volver al modo en que había sido antes de haberlo
encontrado. Por primera vez en su vida, no tenía que ocultarse de su amante.
Era tan increíble ser completamente honesto sobre quien y qué era.
Kwanghee no lo juzgaba u odiaba por cosas que no eran su culpa. Lo
aceptaba y ese era el mayor milagro de todos.
Demasiado pronto, el carruaje regresó. Kevin se bajó primero, luego ayudó
a Kwanghee a bajar. Le dio una propina a la conductora, luego tomó su mano.
—¿Quisieras ir a bailar?
Kwanghee se mordió el labio ante su oferta. No había ido bailar en años.
—Me encantaría.
—¿Tienes un club favorito?
El sacudió su cabeza.
—Hmmm, no puedo llevarte a El Empire, todavía estoy en una especie de
destierro por haber atacado a uno de mis compañeros de manada. A Shin y a Simi
les gusta ir a bailar a un lugar llamado Mazmorra, pero conociendo sus gustos
en música y clubes, dudo que ninguno de los dos estuviera cómodo allí. Choi Minho
Gautier prefiere Sherlock... Pero, otra vez, conociendo a Minho, tengo la
sensación que ese probablemente no sea un buen lugar para ti, tampoco.
—No, —dijo con una sonrisa ante la mención de uno de los clubes para
caballeros más renombrados de Nueva Orleans—. Nosotros podríamos intentar M&D.
Heechul va mucho allí después del trabajo. Desde luego, allí busca vampiros
para estaquear, pero dice que ellos tienen buena música y comida.
—Bien, suena como destino.
En un momento de la caminata, Kevin comenzó a reducir la marcha de su
paso. Kwanghee frunció el ceño mientras se separaba de él y lo ponía detrás.
—Que es... —. Su voz se desvaneció mientras veía lo que parecían ser
cuatro hombres rubios con una atractiva morena. Al principio pensó que uno de
los hombres se estaba entendiendo con la mujer en uno de los rincones, hasta
que los otros tres hombres vieron a Kevin y maldijeron.
—Detente, Were-Hunter, —gruñó uno de los hombres. Su siniestra mirada fue
hacia Kwanghee—. Tienes demasiado que perder para pelear con nosotros.
—Déjenlo ir —dijo Kevin con una voz mortal. Ellos no lo hicieron.
—Quédate aquí, —le ordenó Kevin antes de mover su mano y enviar a dos de
los vampiros a volar.
Antes de que él pudiera moverse, algo brillante destelló en el callejón. Kwanghee
levantó su mano para proteger sus ojos mientras Kevin profería un grito
inhumano.
—Agarra a su compañero —dijo alguien.
Él estaba todavía cegado por el destello. Alguien lo agarró violentamente.
Sabiendo que Kevin nunca lo trataría así, le dio una maligna patada que hizo
contacto con carne.
El vampiro se encogió mientras se doblaba sobre sí mismo.
Otro vino por él. Justo cuando estaba seguro que lo tenía, se desintegró.
Los otros dos corrieron hacia una sombra y luego ellos también se fueron.
Kwanghee se reforzó para luchar con la sombra que se aproximaba hasta que
se dio cuenta que era Siwon.
—¿Está bien? —le preguntó.
Él asintió mientras su vista se aclaraba lo suficiente como para que
pudiera buscar a Kevin. Él estaba a unos pasos de la mujer, que parecía estar
inconsciente.
Kwanghee se congeló cuando lo vio. Él destellaba una y otra vez de un
humano desnudo a lobo. Horrorizado, no pudo moverse.
Siwon corrió hacia él, sacando su teléfono celular.
—Shindong, tengo un Código Rojo con Kevin. Él fue golpeado por algo
elec...
Shindong apareció al instante a su lado.
—¿Estás bien, Kwanghee? —preguntó. El asintió.
Shin destelló de su lado hasta Kevin. Él tomó la cabeza de Kevin entre
sus manos, y con otro brillante destello, Kevin se volvió humano. Arqueando su
espalda, Kevin gritó como si algún horrendo dolor lo atravesara.
—Tranquilo —dijo Shin mientras Siwon chequeaba a la mujer.
Kwanghee corrió hacia Kevin, quien yacía sobre su espalda, ahora
completamente desnudo. Había lágrimas en sus ojos.
Shin deslizó su mano sobre él, y una camiseta y los vaqueros aparecieron
sobre su cuerpo. De todos modos Kevin no se movió.
—Le tomará unos segundos más orientarse, —le explicó Shin. Él buscó al
general romano—. ¿Cómo está la humana, Siwon?
—Está viva. Cuida a Kevin y la llevaré a un hospital —. Siwon la recogió
de la calle, y la tomó en brazos.
Kwanghee se arrodilló y levantó la cabeza de Kevin en su regazo. Su marca
de nacimiento estaba de nuevo en su rostro, y su cuerpo entero estaba tenso y
tembloroso.
—¿Qué le pasó? —le preguntó a Shin.
—Los Daimons deben haber tenido..., y odio usar la estúpida palabra, un
phaser
—¿Cómo en Star Trek?
—En cierto modo. Esta es un arma de Centinela que fue desarrollada para
los Katagaria. Más fuerte que un taser, esto envía una atroz descarga de
electricidad a la víctima deseada. Siempre que un Were-Hunter de cualquier
especie es golpeado, su magia se vuelve loca y ellos pierden todo el control
sobre sí mismos. Ni siquiera pueden mantener una forma. Si ellos son golpeados
con una sacudida lo bastante fuerte, literalmente se caen de sus cuerpos y se
convierten en seres no corpóreos como un fantasma.
Kevin tomó su mano en la suya. Kwanghee bajó la vista hacia él y le
ofreció una sonrisa tentativa.
—¿Estás bien, lobo? —le preguntó Shin.
Kevin todavía temblaba.
—¿Para qué diablos fue hecha esa cosa?
—Para matar sería mi conjetura. Pero por suerte no funcionó.
Shin lo ayudó a levantarse despacio.
Kevin se tambaleó y se habría caído si Shin no lo agarraba.
—Tranquilo, lobo. —Shin extendió la mano y tocó a Kwanghee, luego los
destelló a su dormitorio en lo de Siwon.
Preocupado por Kevin, Kwanghee se mantuvo apartado mientras Shin lo ayudaba
a meterse en la cama. Kevin se derrumbó en cuanto Shin lo liberó.
—¿Qué puedo hacer para ayudarlo? —le preguntó a Shin.
—Nada realmente. Llevará tiempo para que la electricidad deje de brincar
entre sus células. No lo muevas demasiado ya que eso tiende a hacerlos enfermar
en esta condición.
—Bien. —soltó un suspiro aliviado—. Solo estoy contento de que su madre
no tuviera algo como esto.
—Estoy seguro que ellos lo tenían. Pero conociendo a Kevin, dudo que
tuvieran tiempo para usarlo sobre él. Los Weres saben que deben esperar phasers
de los de su propia clase. Es raro que los Daimons los usen.
Él miró de nuevo a Kevin.
—Yo debería haberte advertido sobre esto. Ya que hay tantos Weres en
Nueva Orleans, los Daimons aquí son un poco más inteligentes que el resto.
—Apestas, Shin, —dijo Kevin en un tono crispado.
—Y con esas palabras, los dejaré solos y volveré a mi patrulla. Paz.
En cuanto Shin desapareció, Kwanghee se sentó sobre el borde de la cama,
al lado de Kevin. Era bastante extraño verlo con la marca de nacimiento sobre
su cara. La tocó con su mano.
—¿Te asusté? —preguntó Kevin.
—Un poco, —contestó francamente—. Pero esas criaturas me asustaron mucho
más. ¿Son siempre así?
Él asintió.
—Dios querido, Kevin, vives en un mundo muy espeluznante.
—Lo sé.
Kwanghee se sentó allí en silencio mientras varias posibilidades de cómo
esa noche podría haber resultado pasaban por su cabeza. Después de la manera en
que Kevin lo había salvado en el pasado, había pensado que él era impermeable a
todo.
Ahora averiguó que tenía un muy verdadero, y muy peligroso, talón de
Aquiles.
—¿Cuan malo debe ser el golpe para hacerte esto? —preguntó—. ¿Quiero
decir, la electricidad estática lo hará?
—Eso no hará que cambie formas, pero no es cómodo. Lo principal que
tenemos que evitar son los golpes de salida, o cualquier otra fuente de poder
artificial, y los relámpagos. Algunas baterías tienen bastante poder para
cambiarnos.
—¿Y esto te deja incapacitado?
Él asintió.
Kwanghee cerró sus ojos mientras un nuevo miedo lo recorría. Esto era
aterrador dado que la gente que iba detrás de él sabía exactamente qué usar
para matarlo.
Y si se vinculaban, eso le mataría, también.
¿Y si él y Kevin tenían niños un día... qué pasaría? ¿Y si Siwon no
hubiera llegado cuando lo hizo?
¿O peor, y si los policías o alguien más había visto a Kevin cambiar de
forma? Ambos serían detenidos y llevados quien sabe donde para ser estudiados y
diseccionados. Había visto suficientes episodios de Los Expedientes X para
saber que el gobierno no aceptaba amablemente a los raritos entre ellos.
—Siento que no consiguiéramos ir a bailar —dijo Kevin quedamente.
Kwanghee deslizó su mano sobre su brazo para confortarlo.
—No pienses en eso.
Sin embargo, él no podía menos que pensar en lo que había pasado esa
noche.
¿En serio quería ser parte de su mundo, dónde la gente manejaba la magia
como si no fuera nada? ¿Dónde ellos saltaban dentro y fuera de cuartos,
edificios como sí tal cosa? Sería un humano rodeado por...
Estaba aterrorizado de pensarlo.
—¿Kevin? ¿Nuestros niños se parecerán a ti o a mí?
—Los genes de Were-Hunter son más fuertes y por lo general dominantes. En
realidad no sé si nuestros hijos serán Katagarias o Arcadianos.
Esto lo asustó aún más.
—¿Entonces esencialmente me dices que yo podría dar a luz cachorros?
Él miró a lo lejos.
Kwanghee se levantó mientras ese pensamiento penetraba su mente.
Cachorros. No niños. Cachorros.
Concedido, conocía a gente que pensaba en sus animales como niños. Sus
padres lo hacían, pero eso...
Eso requería mucho más análisis antes que se comprometiera.
Los días pasaron mientras Kwanghee afrontaba lo que debía hacer. Una
parte suya estaba desesperada por quedarse con Kevin, mientras que la otra
estaba aterrada. Hasta ahora la tessera no había aparecido, pero eso no
significaba que pudieran o debieran relajarse.
Ahora era el Día de Acción de Gracias, y estaba parado en su dormitorio
en la casa de Siwon con un nudo en el estómago. Sus padres lo habían invitado,
junto con Kevin y Dongjun a su casa, para la reunión anual de los Hwang.
Le había contado a su familia sobre su nuevo "novio" y no tenía
idea de cómo reaccionarían ante él. A nadie de su familia le había importado
jamás Jongmin y su aire de superioridad. De hecho, su padre rara vez le había
dicho más de dos palabras cuando había llevado a Jongmin.
¿Qué dirían si descubrieran que Kevin y su hermano eran lobos? Concedido,
les gustaban los animales, pero…
Sólo pensarlo le daba náuseas. Respirando hondo, se dirigió escaleras
abajo para encontrar a Dongjun y a Kevin esperando en la sala de recibo.
Dongjun vestía pantalones vaqueros azules, una camiseta blanca y una
chaqueta de cuero negra. Kevin llevaba vaqueros negros y un suéter de cuello en
V gris y negro, con la camiseta blanca asomándose por sobre el cuello.
—¿Tengo que cambiarme? —le preguntó Dongjun a Kevin—. Jamás he comido una
cena de Acción de Gracias antes, ¿y tú?
—No. Yo tampoco sé qué ponerme. Le preguntaremos a Kwanghee cuando baje.
Dongjun se frotó la nuca.
—Quizás fue una mala idea.
—No sé por qué estás quejándote, Dongjun. Al menos tú fuiste criado con
Arcadianos. Yo no tengo idea de lo que implica una festividad
"familiar". A excepción de los Ha, que son condenadamente extraños,
los Katagaria no celebran precisamente las fiestas.
—Ambos se ven bien —dijo Kwanghee, entrando a la habitación. De algún
modo era dulce y encantador saber que estaban tan nerviosos como él—.
Simplemente no enchufen nada si alguien se los pide. —Dongjun rió con
aprensión. Kevin parecía poco divertido mientras se ponía de pie—. No se
preocupen —los tranquilizó—. Mis padres no muerden. Mucho.
Los lobos intercambiaron una mirada que decía que no estaban tan seguros
acerca de eso, antes que Kevin le ofreciera el brazo y lo condujera hacia la
puerta.
Kwanghee se detuvo en los escalones de la casa de Siwon al ver un
elegante Jaguar XKR negro metalizado.
—¡Wow! —susurró—. ¿De quién es el auto?
—De Kennie —dijo Kevin mientras lo llevaba hacia él—. Como se fue a Nueva
Jersey, a su casa, para las fiestas, me lo prestó para la visita a tu familia.
—Pensé que conducía un arruinado Chevy IROC rojo.
Dongjun rió con fuerza.
—Hace eso para irritar a Siwon. Guarda el Jaguar en la casa de Minho para
los fines de semana.
—Kennie es tan malo —dijo riendo, mientras Kevin le abría la puerta y lo
dejaba entrar mientras que Dongjun pasaba a la parte trasera por el asiento del
conductor.
Un día, Siwon iba a matar a su Escudero, que parecía no poder exasperar
lo suficiente al Dark Hunter.
Una vez que la estuvo dentro del auto, Kevin cerró la puerta y fue hasta
su lado. Hombre, tenía un andar que haría jadear a cualquier.
Él entró al auto con un fluido movimiento y lo encendió. Kwanghee le miró
fijamente las manos mientras tomaba el volante y ponía el cambio. Si Dongjun no
hubiese estado en el asiento trasero, probablemente no llegarían a casa de sus
padres, después de todo.
Kevin tomó el volante con fuerza mientras escuchaba las indicaciones de Kwanghee
sobre cómo llegar. Nunca había estado tan nervioso en su vida. Peor aún, Dongjun
seguía removiéndose en el asiento de atrás.
En el fondo de su mente, continuaba repitiéndose que tenía que hacer
esto. Si iba a quedarse con Kwanghee, él querría que su familia lo conociera.
No podía apartarlo de la gente a la que tanto quería. Pero, aún así, esto era
difícil como el demonio para él.
¿De qué hablarían?
Hola, mi nombre es Kevin y le aúllo a la luna llena por las noches, en
forma de lobo. Me acuesto con su hijo y no creo que pueda vivir sin él. ¿Les
importa si tomo una cerveza? Oh, y ya que estamos, déjenme presentarles a mis
hermanos. Este aquí es un lobo letal, conocido por matar sólo porque lo miren
torcido, y el otro está en coma porque unos vampiros le chuparon la vida luego
que ambos hubiésemos sido sentenciados a morir por nuestro celoso padre.
Sí, esto saldría realmente mal.
En cuanto a eso, ¿qué les diría Dongjun? Kevin ya había amenazado de
muerte al lobo si avergonzaba a Kwanghee de algún modo. Sólo esperaba no ser él
quien lo avergonzara. Este era el mayor fiasco esperando para ocurrir.
Demasiado pronto estaban ingresando por camino de entrada de una casa
nueva, estilo Victoriano. Ya había cinco automóviles aparcados allí.
—Mi hermano y hermana —dijo Kwanghee antes de abrir la puerta del auto.
—Dum dum dum, duuuum. —Dongjun tarareó la canción de Dragnet desde el
asiento trasero.
—Cállate, Dongjun —le dijo Kevin mientras bajaba.
Aunque, para ser sincero, el murmullo de Dongjun le parecía un poco
tranquilizador, ya que le recordaba al excéntrico sentido del humor de Hyunsik.
Dongjun salió último y se quedó atrás, del lado de Kevin, mientras Kwanghee
los conducía hacia la puerta principal.
Kevin realmente sentía como si estuviera yendo a su ejecución. Padres.
Ajjj. Kwanghee llamó a la puerta, luego giró para darles una sonrisa de
aliento.
Kevin le ofreció una pálida, en respuesta.
La puerta se abrió para mostrar a una mujer más o menos siete centímetros
más baja que Kwanghee, que tenía exactamente la misma figura. Su corto cabello
negro estaba abundantemente salpicado de gris, y era una versión más vieja del
rostro de Kwanghee.
—¡Bebé! —exclamó la mujer antes de aferrar a su hijo en un fuerte abrazo.
Mientras abrazaba a Kwanghee, la mujer levantó la mirada hacia él. Kevin se
sintió enfermo, y luchó contra el impulso de retroceder. No porque pudiera, con
Dongjun parado en las escaleras detrás de él
Que gracioso puede con todo y le da miedo una madre uh quien lo diria
ResponderEliminarKwang no sabe si lo va a elegir....pero ya se imagino pariendo hijos lobos y ya le ewta presentando a su familia....eso es bueno,que aún no se decide jajajanaja
ResponderEliminarShin siempre salvando el día,y a siwon se le agradece mucho la ayuda.
A ver si kevin aguantes el trato de la mamá de kwang jajajaja
Jajjajajajja que miedosos de una familia, pero bueno pueden tener toda la maldita razon a veces las familias ufff son dificiles
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