Sapphire Wolf (T7) - 5



—Entre —anunció Jungsoo por encima del hombro al oír el golpe. Estaba tratando de sonar civilizado, pero no había nada en él por el momento que se sintiera civilizado. Sora se había ido. Él la había enviado lejos. Y ahora estaba aquí, al borde de una especie de guerra con su hermano y sin su compañera para decirle que todo iría bien.
—Se ha ido —dijo Jongkook, el general de su ejército, hablando en voz baja detrás de él.
Jungsoo se tragó el comentario sarcástico que estaba en la punta de su lengua. No era culpa de Jongkook que Sora se hubiera ido. No era culpa de nadie, sino la suya propia.
—Lo sé, pero gracias por decírmelo.
Él sabía que Jongkook quería decir algo más, pero éste no estaba seguro de si era un momento adecuado para hacerlo.
—¿Qué pasa Jongkook? —preguntó Jungsoo finalmente mientras un fuerte suspiro escapaba de sus pulmones.
—¿Era realmente necesario enviarla lejos? —Jongkook estaba tratando de mantener la acusación lejos de su voz, pero él quería que su Rey fuera plenamente consciente de la desaprobación—. No es solo usted quien siente su ausencia.
Jungsoo cerró los ojos mientras pensaba en el último par de meses que Sora había estado con él y su gente. Ellos habían llegado a amarla tanto como él lo hacía. Era amable y comprensiva, dispuesta a simplemente escuchar cuando alguien necesitaba hablar. Definitivamente trajo algo de vuelta que había estado ausente en su especie: la compasión y esperanza. Jungsoo nunca pensó que iba a encontrar una compañera, y su gente estaba convencida que eventualmente se desvanecerían mientras la magia continuara desapareciendo del mundo humano.
Jungsoo no estaba seguro de si eso era lo que pasaría, pero entendía lo que querían decir. Ellos se sentían insignificantes, sin propósito y sin saber qué hacer mientras veían a su Rey titubear por el camino a través de su existencia, tratando de dar sentido a lo que tenía qué hacer después.        
—Jongkook —su voz fue suave mientras su cabeza caía hacia delante y una ráfaga de aire abandonaba sus pulmones—, no la habría enviado lejos si hubiera pensado que había otra opción.
—Ya lo sé. Pero enviándola lejos has traído el miedo a los corazones de nuestra gente.
—¡Deberían tener miedo! —gruñó Jungsoo mientras se daba la vuelta y sus ojos taladraban a Jongkook—. No queda nada bueno en mi hermano. Cualquier cosa digna en él murió con su mujer, y todo lo que queda es una cáscara vacía, anhelando ser llenada con sangre, pena y el dolor de los demás. Deberían tener miedo —estas últimas palabras salieron casi en un susurro.
Jungsoo sabía que sus palabras fueron crueles y que su ira estaba fuera de lugar, pero eso no ayudó a mantenerlo bajo control.
—En muy poco tiempo voy a estar yéndome a la manada Coreana. Voy solo. Tú tendrás que mantener un ojo en el perímetro. La oscuridad en el aire no se ha hecho más densa, pero tampoco ha disminuido en absoluto. —La voz de Jungsoo había perdido parte de su filo y estaba empezando a bloquear las emociones que amenazaban con consumirlo.
No tenía tiempo de lamentarse por su compañera. Tenía un enemigo por derrotar y no podía vencerlo estando aquí de pie en esta sala del trono quejándose de cosas que no podía cambiar.

***
Siwon cerró la puerta silenciosamente detrás de sí mientras entraba en la habitación. Observó en silencio mientras Heechul iba al armario y empezaba a sacar la ropa, poniéndola sobre la cama. Él no tenía ni idea de lo que iba a decirle, pero estaba aterrorizado que tan pronto como abriera la boca iba a ser para pedirle que se quedara y suplicar su perdón.
Le había lastimado mucho en el último mes, y sabía que solo continuaría lastimándolo. Qué opción tengo, gruñó para sus adentros. Quería salvar la vida de su hijo, y no quería poner a Heechul en un lugar donde tuviera que elegir entre él o su bebé. Ésta era la única solución a la que podía llegar, y sabía que Heechul le diría que eso apestaba y que pensara en algo nuevo, pero acababa de repasarlo de nuevo.
—¿Vas a decirme por qué estás tan tranquilo con dejar a tu esposo embarazado volar al otro lado del mundo con una mujer que está siendo perseguida por un loco hechicero? —Su voz era tranquila y nivelada.
Siwon dio un paso hacia él, pero Hee levantó su mano para detenerlo.
—Respóndeme, B —le dijo con firmeza.
—Te amo, Heechul. Te amo más de lo que cualquier hombre tiene derecho a amar. Eso es todo lo que necesitas saber. —Trató de implorarle con sus ojos que solo confiara en él. Pero, solo podría realmente pedírselo cuando sabía que él estaba pensando en acabar con su vida sin decírselo.
—Tan romántico y cursi como suena, es una porquería de respuesta Siwi y tú lo sabes. —Hee agarró su maleta del armario y empezó a poner la ropa que había colocado en su cama. Soltó una risa seca que decía que era de cualquier cosa, menos de humor—. Lo digo en serio, ¿después de todo lo que hemos pasado juntos? ¿Después de todo lo que hemos hecho juntos, honestamente crees que solo aceptaré lo que me estás diciendo y actuaré como si tuviera la cabeza tan lejos de mi trasero que no puedo oler toda esa mierda que has soltado?
Sus ojos se abrieron de par en par ante su lenguaje. Él estaba acostumbrado a que fuera grosero, pero incluso para Hee esto era intenso.
—Sí, lo dije. —lanzó sus brazos de par en par—. ¿Qué vas a hacer al respecto, Alfa? Decirme otra dulce estupidez y esperar que me calle con eso, para que así pueda ignorar el hecho de que mi compañero me está dejando por fuera, enviándome a mí y a su hijo aún no ha nacido a otro país, sin ni siquiera un: “Adiós nene, espero que nuestro bebé sobreviva al  alumbramiento”.  ¡Vamos, Siwi! ¿Qué demonios es eso?
Siwon se volvió bruscamente y estrelló sus puños contra la pared rompiendo aún más a través del yeso mientras sus palabras atravesaban su corazón.
—¡¿CÓMO  PODRÍAS  SIQUIERA  PENSAR  TAL  COSA?!  —gruñó, pero se mantuvo de espalda—. No tienes ni idea del dolor que estoy pasando ahora mismo, compañero.
Se volvió lentamente hacia él mientras su respiración aumentaba y luchó por el control para evitar transformarse
—La idea de que tú estés lejos, donde no puedo tocarte, no puedo sostenerte, no puedo estar allí si me necesitas, es como una espina caliente metida dentro de mis entrañas.
—¿Cómo se supone que voy a saber eso, Siwon? —gruñó Hee enseguida—. No me dejas entrar. Escondes tus pensamientos de mí. Mantienes tu toque lejos de mí. Es como si no pudieras soportar estar conmigo. ¡¿QUÉ  SE SUPONE QUE PIENSE?! —Las lágrimas resbalaban por sus mejillas y había abandonado la maleta medio empacada.
Sus ojos se encontraron y el dolor que ambos sintieron irradió entre ellos.
Siwon tambaleó hacia delante y cayó de rodillas delante de él.
—Por favor, sé que no lo merezco, pero confía en mí, por favor —susurró él contra su estómago.
Hee cerró los ojos y absorbió el contacto mientras pasaba los dedos por su oscuro cabello. Había crecido lo suficiente en el último par de meses de modo que sobresalía delante de sus ojos sin que él se diera cuenta, y añadiendo a su encanto fuera de límites.
Hee sintió más lágrimas deslizarse por sus mejillas y caer sobre el rostro de él mientras lo miraba. Siwon se levantó y envolvió sus brazos alrededor, tirando de él tan cerca y fuerte como pudo sin lastimarlo.
—Princesa —susurró contra su cabello. Aspiró su aroma, pudo saborearlo en su lengua y añoró las noches de risas compartidas, susurros y amor—. Siento mucho haberte lastimado. Pero tienes que creerme, te amo, amo nuestro bebé, y no estoy abandonándote.
Heechul se estremeció al sentir su aliento contra su cuello y sus manos recorriendo su espalda, firme y confiado en su toque. Le encantaba eso de él. Mientras le abrazaba, le pedía que confiara en él y a pesar de que no le diría lo que le estaba atormentando, Heechul sabía que lo haría. Le daría a Siwon cualquier cosa que pidiera, aunque le rompiera el corazón hacerlo.
—Prométeme que vas a estar bien —le dijo mientras se apartaba lo suficiente como para ser capaz de mirarlo a sus ojos color ámbar—, prométeme que vendrás por mí y tu hijo. Prométeme eso. —Sus palabras fueron cortadas con el ahogo que sentía mientras trataba de evitar derrumbarse.
—Silencio, Heechul —le dijo suavemente. Lo besó en la frente, las mejillas, la barbilla y luego sus labios. La mano de Siwon se deslizó dentro del   cabello de Heechul y a cada lado de su cara, manteniéndolo inmóvil mientras tomaba su boca en la suya. Lo besó profundamente, grabando su sabor en su mente, su amor en su corazón, y, como de costumbre, Heechul dio tanto como obtuvo. Él mordisqueó sus labios y sonrió cuando gimió y apretó su protuberante cuerpo contra el suyo. Él siguió besándolo, pero dejó que una de sus manos se deslizara hacia abajo hasta que descansó sobre su estómago. Heechul jadeó a medida que se apartaba del beso y presionaba su frente contra la de él. Sus ojos se encontraron con los suyos mientras cubrió su mano con la suya.
—Te amo. —El susurro de Hee se extendió a los lugares oscuros que empezaban a formarse a medida que su vínculo comenzaba a debilitarse. Él alejó el pensamiento de su mente y se centró en el joven en sus brazos… su esposo.
—A veces “te amo” parece inadecuado para lo que siento por ti —susurró él.
—Por favor, dime que me quede —le rogó Heechul y eso trajo una nueva oleada de angustia.
—Lo deseo princesa, más de lo que sabes. Pero necesitas irte. Estarás a salvo ahí.
El lobo de Siwon le gruñó. Nosotros lo mantendremos a salvo, le dijo al hombre. Nosotros lo protegemos; él es nuestro.
No podía discutir con su lobo, porque todas esas cosas eran ciertas, pero el hombre sabía que a veces proteger significaba dejar de lado el instinto de protección, sin importar cuánto deseara aferrarse a él.
Hee esperó, pero él no dijo nada más. Lo atrajo más hacia sí, tratando de memorizar la sensación de su cuerpo.
—Me iré —dijo finalmente—, pero todavía estoy enojado contigo.
Una pequeña sonrisa curvó un lado de sus labios y se estiró para besarlo.
—Se nota que todavía estás enojado —le dijo entre besos.
Su beso se hizo más y más intenso de lo que las palabras parecían incapaces de describir el amor y la necesidad creciendo entre los dos. Hee se aferró a él como si fuera una balsa salvavidas en una turbulenta tormenta. Sus manos vagaron por él y éste no lo detuvo como lo había hecho tantas veces antes.
—Lo siento, princesa. Lo siento mucho —murmuró una y otra vez, mientras sus propias manos lo acariciaban y amaban, como no se había permitido hacer en tanto tiempo.
Sabía que solo debía besarlo, ayudarlo a empacar, y luego irse, pero no podía. Ésta podría ser la última vez que estaría con su compañero, la última vez para besarlo, tocarlo y amarlo, así que iba a tomar lo que era suyo, lo que se había negado y a él por mucho tiempo.
—Te amo, Heechul —dijo mientras lo ponía en su cama y cubría su cuerpo con el suyo.
—Demuéstramelo. —Él estaba sin aliento mientras las palabras salían de su boca.
—Tengo  la  intención  de  hacerlo  —le susurró al oído. Su lobo aulló triunfante y Siwon fue incapaz de detenerse mientras hundía sus dientes en la marca de su cuello, marcándolo como suyo.
«Tuyo», concordó él.
«Mío».

***
—Entiendo por qué quieres ir. —Kangin estaba de pie con la espalda contra la pared y sus brazos cruzados sobre su pecho. Apenas contenía el gruñido en su voz, pero no podía evitar que sus ojos brillaran. Estaba enfadado… enojado con Jungsoo por enviar a Sora lejos, enojado con Leeteuk por decidirse a ir sin hablar con él primero, enojado con su padre por haber accedido a eso, y enojado consigo mismo porque no podía hacer ninguna maldita cosa.
—Si entiendes, entonces, ¿cuál es el problema? —preguntó Teukkie mientras lanzaba su ropa al azar en la maleta sin molestarse en comprobar lo que estaba en sus manos.
—El problema es que no voy a estar ahí para mantenerte a salvo.
Teukkie dejó lo que estaba haciendo y miró a su compañero.
—¿No he probado que soy capaz de protegerme a mí mismo?
—Ese no es el punto —espetó Kangin—: Tú eres mi compañero. Tienes que estar a mi lado.
Teukkie gimió y echó la cabeza hacia atrás.
—¿Me estás tomando el pelo? Mira, entiendo que los hombres tengan ese raro complejo que los vuelve posesivos y todo eso, pero ésta es mi mamá, Kangin. Está dolida y no voy a permanecer atrás mientras se va a los Estados Unidos después que el hombre al que ama la ha enviado lejos.
—Es por su propio bien. Él está tratando de mantenerla a salvo. —Kangin se apartó de la pared y se dirigió a su compañero—. No es como si él no la amara.
—¿Y crees que eso lo hace menos doloroso? —Teukkie cerró su maleta y la cremallera con mucha más fuerza de la necesaria. Pobre maleta, pensó, no es tu culpa que todos los hombres en este maldito   continente  sean   unos idiotas despistados.
«Puedo oírte, ¿sabes?»
Teukkie levantó los ojos para mirar a Kangin.
—Sí, estoy muy consciente del hecho de que con frecuencia escuchas cuando no estás invitado.
Tomó la maleta de la cama y la dejó en el suelo, tirando de la manija para así poder rodarla. Hizo otro paseo hacia el cuarto de baño, pero luego decidió que cualquier cosa que olvidara su madre lo tendría en casa. Si no, entonces Walmart estaba a solo un paso de distancia.
Kangin miró en inquietante silencio como su compañero revoloteaba por la habitación. No podía hacer que se quedara. Había argumentado todas las cosas que se le ocurrieron para discutir y eso no era suficiente. Mientras se dirigía hacia la puerta del dormitorio, arrastrando la maleta, miró por encima de su hombro.
—¿Me acompañas? —preguntó con una voz que era mucho más suave que la que había estado usando con él. Era la voz que usaba cuando quería algo, la voz a la que rara vez se podía negar.
Él gruñó, pero se acercó y tomó su maleta.
—No estoy contento con esto, Leeteuk —le dijo mientras sus ojos se clavaban en los de él.
—Entendido.
—¿Acaso te importa?
Bufó.
—Sabes que sí.
—¿Pero aun así te irás?
—Sí.
Se inclinó y lo besó en la frente, sorprendentemente amable considerando el ceño en su cara. Él lo agarró entonces y lo sacó de su habitación, con la maleta en una mano, Teukkie en la otra. No había nada más por decir. Ahora solo tenía que esperar poder mantener la compostura hasta que estuvieran juntos de nuevo.

***
Donghae  estaba muy sorprendido por la respuesta volátil de Hyukjae a su decisión de ir a los Estados Unidos con Sora y los demás. De todos los lobos machos, Hyukjae era el más relajado y despreocupado. Pero su naturaleza relajada había desaparecido mientras se paseaba por su habitación, habiéndose puesto apresuradamente un par de pantalones, lo que bastó solo para su inducir aún más su rabia.
Donghae permaneció en silencio junto a sus cosas empacadas y esperó a que él hablara. Había guardado todo mientras él se había ido y ahora tenía una hora para distraerse, o discutir con su compañero irrazonable, cualquiera que fuera el caso.
—No soy irrazonable —gruñó—. Mi compañero quiere volar por todo el mundo sin mí. Lamento si eso me parece un poco molesto.
—Hyukjae —la voz de Donghae  era suave pero firme—, ven aquí por favor.
Esperó pacientemente mientras él daba un par de vueltas por la habitación y finalmente se acercaba a su lado. Miró sus ojos y vio la ira bailar frenéticamente en ellos. Extendió la mano y le apartó el cabello que siempre caía por su frente hacia un lado. Sus ojos se cerraron y en el contacto un ruido sordo salió de su pecho.
—Te amo, y necesito que me dejes hacer esto —le dijo mientras se acercaba a él. Se movió hasta que estuvo presionado contra él y su olor se arremolinó a su alrededor. Abrió su mente y su vínculo tan ampliamente como pudo para que pudiera ver que no era fácil para él. No quería estar lejos. Seguramente tenía que saber que dejarlo no era la opción ideal, pero era la única opción que había.
—No —susurró él mientras sus frentes se tocaban—, podrías optar por quedarte.         
—Sora necesita a Teukkie, y Teukkie nos necesita a Hee y a mí. Esa es la forma en que funcionan las familias, Hyukjae. Sabes esto. No me pidas elegir entre tú y mis amigos porque sabes que voy a elegirte. ¿Cómo no elegirte, la otra mitad de mi alma? Pero sabes que me mataría hacerlo.
Él cerró sus ojos fuertemente. Tenía razón. Si se lo pedía, entonces se quedaría y lo destruiría si algo le sucediera a sus amigos y no hubiese estado allí. Pero entonces, si algo le sucediera a Donghae mientras se hubiera ido, eso lo destruiría a él. ¿Dónde estaba el compromiso en eso? ¿Cómo es que un hombre envía a su compañero lejos sin protección y estaría de acuerdo con eso?
Dejó escapar un lento suspiro, su mano agarró la parte posterior de su cuello y la otra se posó en su cadera y lo atrajo más cerca.
No fue un beso gentil. Hyukjae se sentía cualquier cosa menos gentil y ni siquiera podía fingirlo. Lo besó profundamente, tratando de ahogarse en su sabor y con la esperanza de que, cuando tomaran aire, todo aquello solo sería un mal sueño. Donghae  respondió con pasión, como siempre hacía cuando él lo tocaba.
«No va a ser por mucho tiempo», le dijo Donghae a medida que continuaban besándose.
«¿Cómo lo sabes?», preguntó él mientras mordía su labio   toscamente.
Donghae se apartó y lo miró. Tenía las mejillas encendidas y su respiración era rápida. Era hermoso.
—Porque si piensas que va a ser fácil para mí estar lejos de ti, entonces has estado oliendo muchas de las hierbas con las que he estado trabajando. No quiero estar lejos de ti más tiempo del que sea absolutamente necesario.
Las manos de él se deslizaron por su espalda y luego fueron más abajo.
—¿Puedo convencerte de que te quedes? ¿Mostrarte lo que extrañarías?
Donghae  casi gimió cuando vio la alegría regresar a su compañero. Era ese coqueteo, su burlón comportamiento, lo que lo volvía loca y él lo sabía. Hacía uso de eso sin piedad y casi siempre se derrumbaba.
—Créeme. Sé lo que voy a extrañar.
Hyukjae golpeó su trasero, algo que parecía gustarle hacer, y le gruñó.
—Mientras lo sepas, entonces debes saber que te recordaré con frecuencia. —Él golpeó ligeramente su cabeza indicando su vínculo mental.
Donghae sintió su piel calentarse a medida que la sangre corría a sus mejillas. Él se rió entre dientes.
—Veo que estás recordando lo bueno que soy en el uso de nuestro vínculo para volverte loco.
Donghae  se apartó de su abrazo y entrecerró los ojos hacia él, aunque había una nota de alegría en su voz.
—Solo recuerda que la venganza es una mierda, chico hoyuelos.
Hyukjae gruñó mientras envolvía un brazo a su alrededor.
—¿Poniendo apodos, Donghae? De verdad crees que ahora es el momento para empezar con eso. Sabes que me gusta cuando juegas rudo.
Donghae  le dio un codazo en el costado mientras salían de su habitación, y aunque apreciaba la alegría que le mostraba, todavía podía sentir la ira subyacente que él había elegido enterrar. Podía sentir a su lobo luchar con el hombre por el dominio.



3 comentarios:

  1. TT_______TT
    Noo
    No mates a mi siwonshis~

    Ahhh no podria sopprtarlo!
    Solo espero que el rey hechicero llegue antes de que las parejas se vallan...

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  2. No sé por quienes sentirme más triste,por el KangTeuk o por el Sichul T____T
    Hee se va dejando a su lobo,le ha dicho que le pida que se quede...Hee pidiéndole eso me rompió el corazón.
    Siwon que lo deja ir aún en contra de todo lo que quiere y desea,diciendo que es por le bien de Hee y el bebé...ese es su consuelo.
    Teuk sin más a decidido irse,obvio es su madre,Kangin no lo quiere dejar ir pero es obvio que no le queda de otra,no cuando él mismo es quien ha decidido alejar a su compañero desde el hechizo.
    El EunHae al menos lo ha hablado y están de acuerdo en que esto es lo más "lógico" aunque a los dos les duela. Al menos Hae ya vio que su lobo con todo ese encanto y despreocupación...si puede llegar a ser "irracional"
    Yo solo espero que sea cierto que lejos estarán bien...
    Ahora dudo que si Jungsoo llega a tiempo...Sora no se detendría y todos se irían

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  3. Dios. Frqncamente siento demasiada insertidumbre con lo que pueda pasar con Siwon. Espero que la diosa de la luna se apiade de él y su sacrificio.

    Mil gracias por el.cap ^_^

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yota´s news : De regreso?

 Buenas tardes a todas las lectoras. Después de un año  y casi 4 meses regreso a saludarlas y comentarles nuevas.  Me gustaría decirle...