Esposo Inesperado - 8



Heechul se acomodó en el asiento posterior en gélido silencio, esperando a que Siwon se sentara a su lado.
Cuando el coche se puso en marcha, le dijo con voz ronca:
—¿Por qué no me habías dicho nada? ¿Cómo has podido hacerme una cosa así? ¿Tanto miedo le tienes a tu padre?
—¿A mi padre? —le espetó él—. Se trata de tu abuelo y de este engaño que se te ocurrió a ti solo. Me pediste que te ayudara y eso es lo que he hecho. ¿Y qué se te ocurre decir?: «Mi piso, mi cepillo de dientes, mi pijama». Así no vas a engañar a nadie, querido Heechul. Tanto tu abuelo como mi padre deben de estar preguntándose qué clase de matrimonio es éste.
Siwon sacudió la cabeza.
—A mi padre, por supuesto, no le importa nada. Pero tu abuelo es harina de otro costal. Así que, por ahora, recuerda que lo de ser mi esposo fue idea tuya. A menos que esa casa haya dejado de importarte —Siwon hizo una pausa—. Si es así, confiésale todo a tu abuelo y acabemos con esta farsa.
Heechul se encogió en el rincón del asiento del coche. Y contuvo el impulso de taparse los oídos.
—No —dijo él con voz ahogada—. StarM sigue significándolo todo para mí.
Siwon se encogió de hombros.
—En ese caso, seguiremos con el engaño, aquí y en Corea.
Siwon lo miró y añadió asintiendo:
—Sí, Heechul, vas a venir conmigo a Corea ¿Qué otra opción tienes? ¿O es que crees que tu abuelo aceptaría que viviéramos en países diferentes? Porque estoy seguro de que no.
—Yo no puedo marcharme de Inglaterra —dijo temblando, rogando—. Aquí tengo mi trabajo, mi vida...
—Creía que estabas dispuesto a sacrificarlo todo por ese montón de piedras.
Heechul se negó a mirarlo.
—Y yo creía que ya lo había hecho.
—No te preocupes, no tendrás que volver a pagar ese precio —Heechul no reconoció el tono de voz empleado por él—. Has logrado convencerme de que mejor que no espere nada de ti como esposo, Heechul, así que no voy a volver a pedirte nada.
Heechul se mordió los labios.
—¿Y mi trabajo?
—Lo dejarás.
—¿Y... mi piso?
—Supongo que podrás alquilarlo hasta que vuelvas. Siento mucho que tengas que sacrificarte a vivir bajo el mismo techo que yo durante tu estancia en Corea. Sin embargo, la casa tiene habitaciones de sobra. Y cuando llegue el momento del divorcio, dejaré que me eches la culpa.
—Gracias —dijo Heechul—. Hasta esta tarde, creía que la culpa era tuya.
Siwon se encogió de hombros.
—Como estabas decidido a pensar mal de mí, te dejé.
—¿A costa de tu primo?
—No menosprecies el sentido del humor de Donghae —le espetó Siwon.
—Y tú sobre valoras el mío —le dijo con aspereza— No puedo creer que hayamos hecho esto. Mi vida patas arriba y todo... por una apuesta. A ver, ¿qué tiene eso de gracioso?
—Tú tienes tus motivos y yo los míos. Además, lo de mi padre y yo era más que una apuesta —dijo Siwon con voz cansada—. Fue el resultado de una serie de desacuerdos. Yo necesitaba independizarme, demostrar que también era el hijo de mi madre. Que la quería y la recordaba con cariño y que no estaba dispuesto a ignorar que había existido y que era mi madre.
Siwon hizo una pausa y continuó:
—Ahora, en fin, quiero dirigir la empresa cuando mi padre decida jubilarse. Hay mucha gente por todo el mundo que depende, para su subsistencia, de que nuestra empresa prospere. No va a ser un sacrificio para mí dejar la pintura.
Siwon volvió a guardar silencio unos instantes.
—Sin embargo, continuaré pintando cuando el tiempo me lo permita y exhibiré mi trabajo en String. Ya he hablado con Lau y lo ha aceptado. Y tú también deberás hacerlo mientras sigas siendo mi esposo.
—De todos modos, espero que no sea por mucho tiempo —respondió fríamente.
—Amén.
Guardaron silencio hasta que llegaron al MaSi Palace.
Allí, los condujeron a la suite nupcial más lujosa del hotel, en el ático. En una mesa auxiliar los esperaba una cesta con frutas y una cubeta de hielo con una botella de champán.
Mientras Heechul miraba a su alrededor, un camarero entró con un carrito con café, chocolate caliente y deliciosos sándwiches.
—Dios mío, qué atenciones.
—Pensarán que las parejas en luna de miel necesitan reponer energías —comentó Siwon mientras se servía salmón ahumado con  caviar—. ¿Quieres que te prepare algo?
—No, gracias —respondió.
—Expresas agradecimiento de una forma muy única, Heechul — Siwon sirvió una taza de café—, como si quisieras mandarme al infierno.
—Si lo que quieres es mi agradecimiento, encuentra la forma de sacarnos a los dos de este lío —le espetó violentamente.
—Tú eres el único responsable de esta situación —dijo él en tono de aburrimiento—. Pero conténtate con que no va a ser una situación permanente.
—Deberías haberme advertido —dijo—. Deberías haberme dicho que tu padre iba a venir.
—No lo he sabido hasta esta misma tarde —contestó Siwon—. Le envié una invitación, pero no se me ocurrió pensar que vendría. Debería haber recordado que a mi padre le gustan las sorpresas.
—No todas, a juzgar por cómo ha reaccionado al verme —Heechul tragó saliva.
Siwon dejó la taza, se acercó a él y le levantó la barbilla con los dedos.
—¿Y te ha dolido?
Durante un momento, Heechul se quedó sin respiración.
—No, ¿por qué iba a dolerme?
—No lo sé —Siwon bajó la mano y se separó de él—. En fin, ahora tengo que ir a hablar con mi padre. Entre otras cosas, tengo que convencerlo de que tú y yo nos adoramos. Va a ser difícil.
Siwon señaló una puerta que había en una de las paredes de la estancia.
—El dormitorio está ahí. Espero que encuentres todo lo que necesitas, a excepción de tu pijama. La boutique del hotel no vende pijamas y ahora las tiendas ya están cerradas.
Heechul se lo quedó mirando.
—¿El dormitorio? ¿Sólo hay uno?
—Y con una sola cama —Siwon se encogió de hombros— Como ya te he dicho, es la suite nupcial principal, así que será mejor que la aprovechemos.
La sonrisa de él carecía de humor.
«Una sola cama», pensó Heechul unos minutos después, examinándola. Pero era la cama más grande que había visto en su vida
Sin embargo, en aquella preciosa habitación, encontró dos albornoces idénticos colgados de la puerta. Se dio una ducha rápida, consciente de que Siwon podía regresar en cualquier momento. Después, se puso una de las batas y se ató el cinturón firmemente.
No veía libros por ninguna parte, pensó mientras se metía en la cama. Al parecer, los ocupantes de esa suite debían de dedicarse a otros entretenimientos.
Se colocó en un lado de la cama, lo más cerca del borde que le fue posible sin caerse, y se subió la ropa de la cama hasta la barbilla.
Lo mejor que podía hacer era dormirse, pensó cerrando los ojos con decisión. ¿Pero cómo iba a dormirse cuando la verdad era que estaba esperando la llegada de Siwon con anhelo?
Por fin, después de un buen rato, oyó la puerta de la suite. Luego, lo oyó entrar en el dormitorio. Lo oyó acercarse a la cama y mirarle.
Con los ojos bien cerrados, Heechul se esforzó por respirar pausada y rítmicamente.
—No eres buen actor, Heechul —comentó él en tono burlón. Entonces, agarró el borde de la sábana, lo bajó un poco y jadeó—. ¿Tienes intención de dormir así? No puedo creerlo, vas a ahogarte.
Heechul agarró la sábana, se la subió y lo miró con furia.
—Aunque así sea, es mejor que la otra alternativa.
Siwon sonrió irónicamente.
—Espero que no quieras que siga tu ejemplo.
Siwon se dirigió al cuarto de baño, desnudándose por el camino y dejándolas caer en el suelo.
Rápidamente, Heechul se tumbó boca abajo y ocultó el rostro en la almohada, avergonzado del nerviosismo que verlo desnudo le había provocado. Un nerviosismo que lindaba con... el entusiasmo.
Siwon le había dicho que no iba a pedirle nada, recordó tragando saliva.
De repente, en su mente se proyectaron imágenes del tiempo que habían estado juntos. Y con ello sintió algo sumamente potente, algo terriblemente peligroso.
La piel comenzó a picarle, los labios le temblaban...
Jadeó y se llevó las manos a la boca como si así pudiera recuperar el control de sí mismo.
«No quiero sentir esto», se dijo a sí mismo con frenesí. «No me atrevo».
«Y, sin embargo, lo deseo tanto que me dan ganas de morir. No puedo seguir luchando contra lo que siento; sobre todo, mientras haya una posibilidad de...».
Heechul se sentó en la cama, se quitó el albornoz y lo tiró al suelo, en medio de la habitación, con el fin de que Siwon pudiera verlo. Luego, volvió a cubrirse con las sábanas y se separó del borde de la cama, moviéndose hacia el centro.
Quizá lo tentara...
Le pareció que había pasado una eternidad hasta que Siwon salió del baño. Lo oyó acercarse a la cama y apagar las luces. Sintió el movimiento de la cama cuando Siwon se acostó.
Y casi sin atreverse a respirar, esperó a que él lo abrazara. Y esperó...
Cuando por fin se atrevió a volver la cabeza y mirarlo, lo vio tumbado de espaldas a él, sin moverse, indiferente...
En un silencioso rechazo.
Heechul contuvo las lágrimas para que el hombre al que deseaba no lo oyera llorar.
Y se preguntó cómo iba a soportar todas las noches venideras hasta que ese falso matrimonio llegara a su fin.


La luz era increíble, pensó Heechul, tenía una intensidad y una claridad que jamás había visto. Pero claro, nunca antes había estado en Corea. Ni siquiera se le había ocurrido ir allí de vacaciones porque siempre pasaba las vacaciones en StarM.
Y nunca había imaginado que iría allí en un avión privado.
Habían salido del aeropuerto en un coche con chófer que iba a llevarlos a su casa. Siwon solía hacer el trayecto en helicóptero, pero había decidido que a Heechul le gustaría más recorrer el camino con más lentitud.
Heechul no sabía qué le estaba esperando. En cualquier caso, le había aliviado enterarse de que no iban a vivir en la casa de Choi Kangta. A pesar de que la estancia del padre de Siwon en Londres había sido breve, había logrado ponerlo nervioso cada vez que estaban juntos.
Tras la partida de Choi Kangta, Siwon había arreglado su traslado a otra habitación del hotel, donde habían pasado otras dos incómodas noches.
—¿Por qué no puedo ir a mi casa? —le había preguntado.
—Porque los periódicos aún están interesados en nuestro matrimonio —le habían contestado Siwon secamente.
Heechul no había vuelto al trabajo. Le habían vaciado su despacho y le habían llevado sus cosas al hotel; entretanto, una empresa se estaba encargando de alquilar su piso.
Se había comprado ropa nueva, trajes sencillos, de colores claros y de tejido ligero, cosas que podría utilizar a su regreso a Inglaterra.
Al fin y al cabo, podía permitirse comprar ropa nueva. Siwon le había devuelto el cheque que le dio antes de la boda. Otra transacción económica.
Y había rechazado las ofertas de Siwon de comprarle joyas.
Había ido a StarM solo para despedirse de su abuelo, esperando un adiós emocional. Sin embargo, Kim Sooman había estado de muy buen humor y más dispuesto a hablar de su jardín que de su inminente marcha a Corea.
—¿Es que no vas a echarme de menos ni un poco? —le había preguntado.
—Supongo que te echaré tanto de menos como tú a mí, querido —le había dicho su abuelo dándole una palmada en el hombro—. Pero perteneces al hombre que has elegido y no puedo ser egoísta. Además, tampoco te vas al otro lado del mundo. Y tu suegro me ha invitado a ir a Corea cuando quiera.
Kim Sooman lanzó una queda carcajada.
—Tu marido también me ha recordado que tenemos pendiente una partida de ajedrez.
—Pero yo también vendré aquí de visita... ¿no? —le había dicho casi en tono de súplica.
«Y no sólo de visita, sino para reclamar mi herencia. Porque he hecho lo que querías que hiciera, abuelo. Me he casado dentro del plazo que me diste, así que... ¿cuándo vas a darme lo prometido? ¿Cuándo vas a decirme que StarM es mío?».
—Claro que vendrás —Kim Sooman le sonrió—. Pero primero tienes que adaptarte a tu nueva vida. Al fin y al cabo, querido, tu prioridad es montar un verdadero hogar para tu marido.
—Creo que para eso tiene sirvientes.
—No estamos hablando de lo mismo, querido Heechul —su abuelo hizo una pausa—. Es una pena que los rosales hayan tenido tantos problemas este año, creo que voy a echarles algún producto químico.
Y eso había sido el fin de la conversación, pensó Heechul cansado. Había sido Siwon quien organizó una cena de despedida con Leeteuk y Kangin, a los que también invitó a visitar Corea.
Por último, la despedida con Hyukjae y Donghae había sido más difícil. Donghae se había mostrado amable, pero frío con él. Por fin, cuando se encontraron a solas, Heechul intentó disculparse, pero Donghae le corto bruscamente:
—¿En serio piensas que me importa esa tontería? La verdad es que no puedo soportar que Siwon, la persona a la que más quiero en el mundo después de Hyukjae y mi padre, se haya entregado a alguien a quien le importa un comino. Qué desperdicio.
«No lo comprendes», le había querido gritar él. «Cuando te vi ese día, había ido porque no podía soportar más estar separado de él. Había empezado a soñar con el amor y con los hijos».
Sin embargo, en voz alta, había contestado:
—No durará mucho, pronto volverá a su vida normal. Los dos lo haremos.
Al recordar, Heechul contuvo un suspiro. Entonces, se volvió para hacerle a Siwon un comentario sobre el paisaje, pero lo sorprendió con la atención fija en otra cosa. Siguiendo la dirección de la mirada de él, vio que la cintura del pantalón se había bajado, exponiendo parte de su cadera.
Rápidamente, se tiró del pantalón.
—Heechul, te he visto desnudo, deja de exagerar —dijo él fríamente—. Y si quiero mirarte, lo haré. Porque, si no recuerdo mal, esa parte estuvo pegada a mi cadera.
Con el rostro encendido, Heechul dijo en tono de ruego:
—Siwon, por favor... El conductor te va a oír.
—No habla inglés —contestó él.
Heechul se quedó sentado muy rígido, sin mirarlo, con los ojos fijos en el paisaje.
—Pronto vamos a llegar al pueblo —dijo él al cabo de unos minutos—. Y se nos espera, así que intenta sonreír, jagiya. Recuerda que eres un esposo feliz.
El coche empezó a descender hacia el pueblo.
Heechul había creído que Siwon exageraba; sin embargo, la población entera parecía haber salido a la calle para darles la bienvenida, obligándolo a saludar tímidamente.
El coche dobló una esquina y, de repente, se encontraron con el mar de frente, una plancha de un exquisito azul que se unía con el cielo en el horizonte.
Heechul suspiró.
—¡Dios mío, es... increíblemente hermoso!
—Sí —dijo Siwon con voz queda—, siempre me asombra mirarlo.
—Pero tú debes de estar acostumbrado, ¿no?
—Como ya te he dicho, pasé la mayor parte de la infancia en Inglaterra con mi madre. Hasta que no volví no me di cuenta de lo mucho que significaba para mí, lo llevaba en la sangre.
Heechul forzó una sonrisa.
—Sí, te comprendo.
Pasaron por el pequeño puerto alejándose de la costa para ascender por una carretera. En la distancia, Heechul vio unos muros blancos.
—Ahí vive mi padre. Mi casa, sin embargo, es más pequeña, aunque la he construido de tal manera que puede agrandarse.
—¿Cuando tengas familia? —dijo en tono frío y leve con el fin de disimular la pena que le producía imaginar a Siwon con su primer hijo en los brazos.
Un hijo que él no iba a darle...
«Deja de torturarte a ti mismo». Heechul logró lanzar una carcajada.
—Me resulta difícil imaginarlo.
—Mis amigos, los que ya tienen hijos, no estarían de acuerdo contigo, Heechul —y Siwon apartó la vista de él.
Por fin, la casa de Siwon apareció en la distancia. Era una construcción de un solo piso con tejas verdes.
—Bienvenido a tu casa, Heechul —dijo él sin emoción en la voz—.Prepárate para que te agasajen.
Entonces, Heechul vio un grupo de personas esperando a la entrada de la casa para recibirlos.
Cuando el coche se detuvo, Siwon le dijo:
—El hombre de la chaqueta de lino gris es el encargado de la casa. Habla bastante bien el inglés y puedes confiar en él por completo.
Siwon señaló a la mujer que estaba al lado y añadió:
—Ésa es el ama de llaves. También fue mi niñera cuando nací y ambos y otros del pueblo, espera milagros de nuestro matrimonio. Intenta ser paciente con ella.
—Deberías haberme dejado en Inglaterra —dijo Heechul.
—Sí—contestó él en tono cortante— Pero quizá yo quería evitarle sufrimiento a tu abuelo. ¿Vamos?
Heechul estuvo nervioso durante las presentaciones. Sabía que no era el esposo que todos los allí reunidos habían esperado.
El cocinero, parecía censurar su delgadez por la forma como lo miraba.
Heechul también notó la expresión de desprecio de una preciosa joven que se encontraba en la retaguardia del grupo.
Siwon estaba diciéndole a su encargado:
—¿Está hecho lo que pedí?
Él asintió vigorosamente
—Los hombres han terminado hace dos días y los muebles nuevos llegaron ayer. Todo está listo.
—¿Vamos a verlo, jagiya —preguntó Siwon a Heechul rodeándole la cintura con un brazo.
—¿Has hecho cambios por mí? —preguntó Heechul con sorpresa, pero no obtuvo respuesta en ese momento.




2 comentarios:

  1. para mi que el abuelo ya sabe todo o lo dedujo,pero poniéndose del lado de Hee, en serio ya que le den la casa por la que hizo tantos "SACRIFICIOS" digo no...

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  2. Aquí el único feliz por el matrimonio es el abuelo de Hee.
    Hee no sabe como sentirse aunque ya quiera que termine.
    Siwon quiere hacer un buen matrimonio y más ahora que estará donde realmente no quiere pero debe estar....o algo así.
    Obvio Kangta sigue estando conforme.
    Hae en definitiva no le gusta😂😂😂😂
    Y bueno...ni l9s sirvientes se alegran por su jefe...que malos todos...pero ya mejorara la cosa.
    Hee haciendo castillos en el aire y derrumbandolos él mismo...así no se le llegaran a cumplir nunca.
    Tanto que Hee peleaba por lo suyo,y ahora solo le queda esa casa,la cual su abuelo sigue sin darle.

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yota´s news : De regreso?

 Buenas tardes a todas las lectoras. Después de un año  y casi 4 meses regreso a saludarlas y comentarles nuevas.  Me gustaría decirle...