Marcado IV- 15



Me bajé del auto y llamé al lugar de la pizza en que me conocían por mi nombre. Ordené la cena y estaba colocando mi teléfono en mi bolsillo trasero cuando una voz suave jurando y agitándose con fuerza captó mi atención.
Mi vecino estaba de pie afuera de la puerta cerrada de su apartamento pateando firmemente con la punta de su estileto que era más rosado que el rosa. Estaba usando un lenguaje que me hizo sonreír, y fruncir el ceño cuando le pregunté si podía ayudarlo con cualquier cosa. Apartó su cabello de la cara y colocó sus manos sobre sus caderas. Hoy se veía como si hubiera venido de algún tipo de show de moda, menos la expresión contrariada en su cara.
—Siempre cierro la puerta detrás de mí. Cualquier puerta, todas las puertas, lo cual normalmente es una buena cosa, pero no cuando mis llaves están al otro lado. Dejé mi celular en el auto, y estaba a solo dos pasos en el pasillo cuando me di cuenta de que no agarré mis malditas llaves. —Gimió dramáticamente y levantó sus manos—. Así que mi teléfono está atascado en mi auto y mis llaves están atascadas en mi apartamento y soy un idiota.
Levanté una ceja hacia él porque gruñó y empujó su mano a través de su cabello.
—Puedes usar mi teléfono para llamar al dueño, aunque podría ser más rápido que llamaras a un cerrajero. Pedí una pizza, puedes venir y pasar el rato por un minuto.
Sus cejas se alzaron y frunció el ceño.
—¿Eso no hará que el novio se ponga frenético?
No tenía idea.
—No sé.
—¿Sobre el ataque frenético o el novio?
—Ambas. ¿Quieres usar mi teléfono o no?
Suspiró y me siguió dentro de mi apartamento. Le entregué el teléfono y usó Internet para encontrar un cerrajero que estaría aquí dentro de una hora. Se arrojó a sí mismo en mi sofá y miró el techo.
—Si pudiera entrar en mi camioneta, tengo una ganzúa. Apuesto a que podría forzar la cerradura.
Le ofrecí una cerveza y tomé asiento en el lado opuesto del   sofá.
—¿Por qué tienes eso?
Continuó como si ni siquiera me hubiera escuchado.
—Y mi pareja… Jesús, cuando escuche sobre esto, nunca lograré que lo olvide. Hice que nos quedáramos fuera del auto patrulla hace dos semanas.
¿Qué?
—¿Leeteuk?
Se giró para mirarme y podía ver que estaba molesto.
—¿Sí?
—¿Exactamente qué haces?
Resopló un respiro y rodó la cerveza entre sus manos.
—Soy policía. Otra vez, ¿qué?
—¿En serio? —No podía mantener la incredulidad fuera de mi  tono.
—Sí. Te dije que no me creerías si te contaba qué hacía. Nadie lo hace. Me gradué de la academia el año pasado, así que soy un policía novato, pero todavía policía.
Dejé mi mirada incrédula caer a sus zapatos tontos y conjunto llamativo.
—¿De verdad? —No podía imaginarlo con una insignia y un arma para salvar mi vida.
—Aún soy un joven, pero sí, soy oficial de patrulla. Ese es el por qué mis horarios son tan dispersos y por qué pienso que tengo una buena interpretación de las personas.
Hubo un golpe en la puerta y fui a recibir la pizza. La puse en frente de la mesita de café y no me molesté en encontrar un plato. No era como si estuviera tratando de impresionarlo o algo así. Puso los ojos en blanco y recogió una porción.
—Bueno, el instinto que tenías sobre Sungmin fue erróneo. Dijiste que estaba interesado en mí, que tenía un enamoramiento, pero últimamente siento como si todo lo que me tiene haciendo es persiguiendo mi propia cola.
Leeteuk se rio un poco y pensé que realmente significaba algo que yo no estuviera al menos un poco atraído por él. Estaba tan enganchado con Sungmin que a pesar que sabía que mi vecino era hermoso y divertido, él no era para mí.
—Kyuhyun, lo he visto. Cuando está viniendo, cuando se está yendo, siempre tiene la misma mirada en el rostro. Está emocionado de verte, de estar contigo, pero debajo de eso está aterrorizado. No sé la historia entera, pero si está haciéndote perseguir tu cola, créeme cuando te digo que no hay forma   de que no esté girando sobre sí mismo de la misma manera en tantos círculos tratando de atrapar la suya también.
Dios, esperaba que así fuera, porque si yo iba a ser el único sintiéndome mareado y con náuseas, hacía este paseo menos divertido.
—Fuimos a la secundaria juntos, nos manejábamos en círculos bastantes diferentes. Me topé con él en la Sala de Emergencias el año pasado cuando un amigo se metió en una pelea de bar. Él tuvo una cosa por mí en ese entonces y al parecer pensó que yo estaba diciendo cosas muy feas de él y le dejó una marca. Decía cosas muy horribles debido a que era un impulsivo y era un poco imbécil, pero no eran acerca de él. Ahora parece no poder superarlo, a pesar que se siente como que fue en otra vida.
Me dio una mirada dura y estiró un brazo por otra porción de   pizza.
—El primer amor de un jovencito es una gran cosa. En realidad nunca lo superamos.
—No creo que fuera amor.
Me apuntó con el pico de su botella de cerveza y entrecerró sus ojos oscuros.
—Creo que estás equivocado. Si está aferrándose a eso con tanta fuerza, todavía está asustado de que vayas a engañarlo, herirlo de nuevo pese a que obviamente has cambiado y claramente él te importa, fue el primer amor.
Quería discutir, pero había visto cuán poderoso podía ser el primer amor. Era ciertamente poderoso, y si realmente yo lo había deslucido para Sungmin, allí quedaba una muy buena oportunidad de que él podría nunca dejarme entrar, de que nunca confiaría en mí lo suficiente.
Iba a decirle a mi bonito vecino cuánto pensé que apestaba cuando hubo un ligero golpe en la puerta. Pensando que era el cerrajero, me levanté y abrí la puerta. Sentí mi mandíbula aflojarse con sorpresa cuando llegué cara a cara con el joven que no podía sacar de mi mente. Lucía como si recién hubiera salido del trabajo. Iba a preguntarle cómo había conseguido salir tan temprano, pero su mirada estaba bloqueada en Leeteuk y su boca era una línea plana, apretada. Ni siquiera me echó un vistazo.
—Hola.
Aquellos ojos parpadearon a los míos y un suave rosa inundó su rostro.
—Hola.
—Saliste temprano del trabajo.
Su mirada se lanzó de vuelta a Leeteuk, quien se había levantado y caminaba hacia la puerta.
—Lo hice. Una de mis compañeras vino antes de casualidad, y yo estaba preocupado sobre cómo lo estabas haciendo después de tu visita. —Había un indudable hilo de acusación en su tono.
Fruncí el ceño, dolía que pensara que sustituiría el tiempo que pasaba con él para pasarlo con cualquier otro. Él fue el único que me hizo sentir mejor después de visitar a Shindong. Deseé que pudiera hacerle creer eso. Leeteuk echó un vistazo alrededor de nosotros dos mientras la puerta del frente se abría y un tipo en ropa de trabajo cargando una caja con herramientas asomó la cabeza.
—¿Alguien se quedó afuera?
Sungmin se movió con nerviosismo en frente de mí mientras Leeteuk nos pasaba. Me guiñó un ojo y le palmeó el hombro a Sungmin, caminando hacia su propia puerta.
—Gracias por el rescate, Kyuhyun. Él es alguien bueno, chiquillo, no le dejes  escapar.
Di un paso atrás y observé, literalmente observé, mientras Sungmin luchaba con si iba a seguirme dentro o no. Todo estaba reflejado sobre su cara pálida, y la indecisión me hizo sentir ligeramente enfermo.
Decidí que si no entraba, entonces esto era todo. No podía hacerlo más. Me gustaba, demonios, era más que gustarme, pero esto desconocido, esta persecución, era solo una cosa más en mi vida que estaba amontonándose con complicaciones. Tanto como quería que esto funcionara, simplemente lo quería, en algún punto él iba a tener que darme algo sólido a lo que aferrarme.
Estiró un brazo y comenzó a peinarse un poco el cabello. Apartó su mirada de mí y pasó de lado por lo que nuestros pechos apenas se rozaron. Cerré la puerta y lo seguí a donde se sentó en el brazo del sofá.
—Gracias por venir.
Asintió un poco al hundir el mentón.
—Tiene que estar poniéndose más difícil. La prognosis de Shindong no era muy buena cuando se fue del  hospital.
Me detuve a su lado y puse un dedo bajo su mentón. Lo forcé a levantar la mirada, a encontrar la mía. Había sombras en sus ojos mientras me miraba.
—Solo ayudaba a un vecino, sabes eso, ¿cierto?
Dejó a sus párpados cerrarse así que en realidad no podía ver que estaba pasando en esa compleja mente suya.
—No importa. No tenemos esa clase de derecho para con el otro.
Ahí estaba. Yo quería más y él no quería nada. Sentí mi estómago caer y me alejé de él. Siguió el movimiento y me frunció el ceño.
—Eso es tan malo, Sungmin. Quería esa clase de derecho. No sé de qué —hice señas entre nosotros con una mano—, se trata todo esto, pero significa algo para mí, y si no puedes decir lo mismo, entonces no quiero ser solo el tipo que follas porque puedo hacerte correr y nadie más puede. Ahora eso no es suficiente para mí, y sinceramente me hace sentir como la mierda.
Caminé hasta la puerta principal, listo para abrirla de un tirón y enviarlo en su camino para siempre. Estaba enfadado y disgustado, y no me importaba ocultarlo. No tenía ninguna clase de espacio libre para separar cuanto de ello tenía que ver con él y cuanto tenía que ver con lo que yo  estaba sintiendo debido a  Shindong.
—Hoy quería pasar la noche contigo porque la única persona que alguna vez me hizo sentir como que valía algo está muriendo y tengo que verlo y no hacer nada. Nada mejora eso. Nada lo arregla, pero cuando estoy contigo… —Froté mí cara con una mano y la usé para agarrarme la nuca—. Duele solo un poquito menos. Me haces querer concentrarme en lo bueno, en los recuerdos que tengo que me hacen feliz, pero evidentemente esto no significa lo mismo para ti. Ni siquiera tienes ganas de quedarte la noche entera conmigo, Sungmin. Lo entiendo, no estás en esto de la forma en que yo lo estoy, así que puedes irte. Gracias por pasar por   aquí.
Tuve la mano en el pomo y un calor sofocante estaba pulsando bajo mi piel. Odiaba verlo irse, pero por mi cordura y paz mental, era la decisión correcta. Estaba alistándome para abrir la puerta cuando de repente él estaba entre la madera y yo. Puso las manos en el centro de mi pecho y extendió los dedos ampliamente. Mi Corazón se aceleró, comenzó a latir mucho más rápido, como si estuviera tratando de salir de mi pecho y ponerse a sí mismo en las manos de él.
—Kyuhyun. —Su voz era apenas un susurro.
—Ya no puedo hacer esto, Sungmin. Ni siquiera sé que es esto.
—Lo siento. Lo siento mucho. No quise apartarte, desestimar lo que sea que tenemos. Solo no sé cómo hacer esto contigo. No quiero ser el joven celoso y temeroso, pero lo soy. Vi a Leeteuk y quería darme la vuelta y nunca volver.
Sus manos se movieron arriba por mi pecho y acunó cada lado de mi cara.
—Me hace sentir mejor pensar que no importaría si estuvieras haciendo algo cuestionable con él porque no significamos nada para el otro. No puede herir si no tenemos esa clase de sentimientos verdaderos entre nosotros.
Su lógica era ridícula. Por supuesto que todavía podía herir, porque incluso si se convencía que no tenía ningún sentimiento por mí, sus reacciones todavía me desgarraban ya que yo seguro como la mierda que tenía sentimientos por él.
—Todo lo que puedo ver es a ti. ¿Por qué no puedes entender eso? Nadie brilla tan radiante como tú en el cielo que estoy mirando. Para mí no hay sol, no hay luna y no hay estrellas en el cielo, solo kilómetros infinitos de nubes de tormentas muy, muy, grises.
Movió las manos más arriba y usó los dedos para trazar las llamas sobre mis orejas. Estaba tratando de calmarme, tratando de hacer que los bordes deshilachados se volvieran a juntar y poner suturas en las heridas que él había infligido sin querer.
—Quiero creer en eso tan desesperadamente, Kyuhyun. No puedo explicártelo, pero parte de mí quiere muchísimo verme de la forma en que tú lo haces, pero un parte más grande, más fuerte, se rehúsa a creer que es posible.
Puse las manos alrededor de sus delicadas muñecas. Mis dedos superpuestos debido a que sus muñecas eran tan frágiles, y sentí su pulso latiendo con fuerza bajo su pálida piel.
—¿Qué quieres, Sungmin? ¿Qué quieres realmente?
Quitó las manos de mi cabeza y las dejó posar en mis hombros. Sus ojos eran un remolino mientras luchaba por controlar la emoción moviéndose rápidamente en las profundidades.
—Quiero que tu papá esté bien y que no tengas que verlo sufrir. Quiero ser capaz de disfrutar el tiempo que pasamos juntos como una persona normal y no estar constantemente esperando a que el otro zapato caiga. Quiero ser ascendido en el trabajo. Quiero que mi mamá supere a mi papá y deje de sufrir. Más que nada, quiero asegurarme que esta cosa que estamos haciendo no nos deje a ninguno de nosotros tristes y llenos de arrepentimientos.
No podía culpar su honestidad, pero también no podía darle ninguna clase de garantía o afirmación de que alguna de aquellas cosas que quería   fuera posible. De hecho, sabía que algunas no lo   eran.
—¿Qué quieres de mí? —Soné un poco como que estaba siendo estrangulado. Ya estaba al borde de mi límite emocional por el día. Hacer esto con él era lo último que necesitaba o quería.
Suspiró y finalmente todas las sombras y niebla en sus ojos se aclararon.
—Te quiero a ti, Kyuhyun. Siempre te quiero; esta es solo la única forma que sé cómo hacerlo y sentirme cómodo.
—¿Por qué estás tan seguro de que voy a lastimarte? ¿De que voy a joderla y decepcionarte?
Me dio una sonrisa torcida y trabajó sus manos bajo el cuello de mi camisa para que pudiera acariciar la base de mi cuello.
—Porque está destinado a suceder, pero en verdad quiero disfrutar lo que tenemos antes de eso.
¿Cómo luchaba contra eso? ¿Cómo lo convencía, cuando parecía tan seguro de que si se dejaba ir y confiaba en los sentimientos construyéndose entre nosotros en lugar de preocuparse sobre lo que podría suceder o lo que había sucedido, que podríamos hacer el aquí y el ahora algo que durara por siempre?
Quería seguir discutiendo, seguir presionándolo para ver que esto era más que una juerga, más que dos personas quienes eran sexualmente compatibles. Quería que sintiera, que supiera que yo no habría sido capaz de atravesar todo lo que estaba pasando con Shindong y la tienda sin su amabilidad, su ternura y cuidado. No obstante, él tenía las manos bajo mi ropa y su boca fija sobre la mía, y aunque sabía que estaba tratando de distraerme de la conversación, decidí no detenerlo.
Si esta era la única forma en que iba a dejarme conectar con él, tendría que arreglármelas con eso por ahora. Era un chico después de todo… y había cosas mucho peores en la vida que tener un joven hermoso para  tener sexo. Además, él me quería, me había probado eso una y otra vez. Supongo que solo tendría que decidir en última instancia si lo que él quería de mí iba a ser suficiente cuando yo sentía como si necesitara entregarle todo  lo demás que tenía.
Iba a fastidiar todo esto. Lo sentía por todo el camino hasta la médula de mis huesos.
Tenía que tocarlo. Tenía que intentar y calmar la forma   en que estaba cortándole y haciéndole sangrar. No hubo forma de ocultar que mi vacilación, mi resistencia, hizo que sus ojos se oscurecieran y su boca se apretara.
A pesar de su evidente decepción, nunca atacó, no fue grosero, lo que hizo que todo fuera aún más complicado en mi cabeza. Hice lo que sabía que iba a hacer que todo desapareciera por un tiempo, lo besé, empecé a sacarle la ropa y me apreté contra su duro cuerpo. Él estaba rígido y no respondió por medio segundo, pero como siempre cuando nos juntábamos de esta manera, su gran estructura empezó a aflojarse.
El ver a Leeteuk poniéndose como si fuera su casa en su sofá había hecho que cada preocupación, cada inquietud, cada parte insegura de mí quisiera huir de él y nunca mirar atrás. Todas esas  preguntas  de por qué él  me querría, de cuánto tiempo tardaría en encontrar a alguien sin mis obsesiones, alguien que no estuviera anclada al pasado, con una roca fuera de control que cae por un precipicio en la cabeza.
Si no hubiera habido verdadera alegría, real gratitud brillando de sus ojos cuando vio que era yo quien estaba en la puerta, hubiera huido y no hubiera vuelto a hablar con él. Odiaba que esta cosa con él me hiciera sentir de  esa  manera,  que trajera una debilidad tan ridícula al frente de mi mente. Me hacía sentir como  si estuviera atrapado en el tiempo. No podía soportarlo, así que lo rechacé cuando trató de explicarse. Me estaba protegiendo, aislando mi Corazón, pero no me imaginaba que mis palabras estuvieran dibujando una línea en la arena, donde él estaba preocupado, y su Corazón muy bien podría ser tan frágil como el mío.
Hice un ruido de sorpresa cuando él me apretó de nuevo de lleno en la puerta y enredó sus dedos en mi cabello. Sus ojos ardían hacia mí.
—Esta es una conversación que vamos a tener que terminar en algún momento, Sungmin.
—Pero puedo esperar, Kyuhyun. —Pasé los labios a través de la base de su garganta y lo sentí tragar. Odiaba que se sintiera como si tuviera que lidiar conmigo y con todos mis problemas antes de todo con lo que estaba luchando con respecto a su padre.
Me besó en la sien y luego usó su lengua para trazar el cartílago de mi oreja. Me hizo temblar por todas partes incluso cuando susurró:
—No, ahora no. Pero muy pronto.
Se apretó aún más plenamente en mí, haciéndome extender las piernas. Dejó caer las manos a la curva redonda de mi culo y me quedé sin aliento cuando él se movió, me levantó, y me instó a envolver mis piernas alrededor de su cintura. Envolví mis brazos alrededor de sus hombros y sellé mi boca sobre él mientras caminaba. Me encantaba la forma en que el movimiento frotaba nuestros cuerpos.
Se inclinó hacia delante y me dejó en el centro de la cama mientras se apartaba y se quitaba la camisa por la cabeza. Ahora, ese era un espectáculo que nunca me cansaría de ver. La tinta que envolvía y se retorcía por sus brazos era brillante y llamativa, pero era ese dragón, esa otra parte de él, la que siempre quise tocar. Las alas, el fuego, las escamas que cubrían gran parte de su enorme cuerpo... era como si tuviera una segunda piel y solo unos pocos la llegaron a ver en toda su grandeza y yo era una de las afortunadas.
Se desabrochó el cinturón y levantó una ceja hacia mí. Me senté y me saqué mi camiseta. La ropa de trabajo del hospital no era lo más favorecedor que una persona podía llevar, pero a él no parecía importarles. Su mirada hizo esa cosa donde se ponía toda negra cuando me quedaba delante de él en la cama en nada más que mi ropa interior.
—Me encantan tus pecas.
Me hizo temblar, pero la mirada en sus ojos, y la expresión de su rostro, hacía que mi cuerpo se hiciera líquido y ardiera por todas partes. Encontró mis pezones, me retorcí y me moví debajo de él mientras los lamía, los rodeaba, los chupaba con el centro caliente de su boca. Yo estaba manoseando su inexistente cabello, echando la cabeza hacia atrás y adelante a través de la colcha porque estaba siendo tan meticuloso, tan minucioso con su atención puesta en lo que estaba  haciéndome.
Para el momento en que terminó, yo estaba jadeando y a punto de explotar solo por su atención a mi pecho. Me empujó más hacia atrás en la cama. Pensé que iba a solo quitarme los bóxer y seguir adelante con el tiempo sexy. Lo quería desesperadamente, sentía mi cuerpo llorar en señal de bienvenida y anticipación, pero parecía que Kyuhyun no tenía prisa y no me dejaba tomar la marcha hoy.
Algo estaba pasando por su cabeza, algo de lo que no estaba al tanto, pero cuando trepó por la cama hasta mis piernas y puso un beso mordaz en el interior de un muslo antes de levantarlo por sobre su hombro, lo supe.
Habíamos tenido un montón de sexo en los últimos meses, un montón siendo probablemente una subestimación. Kyuhyun usando su boca sobre mí ya no era extraño o aterrador y nuevo. Él era bueno en eso, siempre lo disfrutaba, pero esto era diferente, todo era diferente. Él no solo me estaba haciendo el amor, él no solo estaba tratando de excitarme o enloquecerme. Él me estaba adorando. Él estaba tratando de mostrarme en otro sentido lo hermoso y perfecto que me veía como ser.
—¿Kyuhyun? —dije su nombre... bueno, más bien fue como ahogado, porque su boca y sus manos estaban haciendo cosas que estaban acabando conmigo. Sentí mis manos torcerse en nudos apretados en las sábanas mientras me acariciaba con la lengua un manojo especialmente sensible de nervios.
—¿Hmm?
Tenía las manos a cada lado de mis caderas, mis dos piernas estaban lanzadas sobre sus anchos hombros y su cabeza oscura estaba completamente enterrada en mi Corazón. Se sentía insensible y decadente por la forma en la intención que tenía por demostrar su punto.
Me tensé, sentía pequeños temblores comenzar en la base de la columna, y cuando su boca fue acompañada por explorativos y acaricientes dedos en mi entrada, todo lo que tomó fue un suave empujón y caí sobre el borde. Vagamente lo sentí besarme a lo largo del estómago que me temblaba, sentía sus dedos en movimiento, jugando conmigo para sacarme la respuesta, pero eran sus ojos, tan oscuros, tan centrados en mí, que tenían mi Corazón rindiéndose y todo el ruido de traqueteo en mi cabeza finalmente se tranquilizó.
Dejó que mis piernas se deslizaran a cada lado de él y trazó un patrón sobre la suave piel de mi pecho.
—Eres tan dulce. Por dentro y por fuera. —Su voz era ronca, así que me agaché para que pudiera tirar de él y ponerlo sobre mí.
Siempre me decía cosas así. Me decía que era hermoso, me decía que era agradable y divertido para pasar el rato. A menudo me decía que yo era su favorito en la cama. Nunca respondí a nada de eso, pero no había forma de pasar por lo que me acababa de dar.
—Gracias. —Soné oxidado e infrautilizado para mis propios oídos. Aceptar un cumplido no debería ser tan difícil. La forma en que Kyuhyun me veía, el reflejo de mí mismo en esos ojos, era la cosa más hermosa del mundo, y yo estaba teniendo un tiempo mucho más difícil fingiendo que no veía exactamente lo que estaba viendo de mí.
Mis sencillas palabras tenían sombras y luces cambiantes en sus hermosos ojos. Se levantó sobre mí en una rígida flexión para que yo pudiera quitarle los bóxers alrededor de su tensa erección. Saltó libre, gruesa y lista, llevando un nuevo adorno. Parpadeé y luego lo miré interrogante.
—¿Por qué tiene un anillo tu pene?
Él sopló una carcajada que creí que tenía más que ver con el término clínico para la parte del cuerpo que lo que tenía que ver con mi pregunta real.
—Acabo de cambiar la barra.
Detrás de la cresta de la cabeza de su erección hinchada había un delgado aro que rodeaba toda la circunferencia de su pene. El pequeño anillo de plata era fascinante. No era un experto en perforaciones en el cuerpo para los estándares de cualquiera, pero nunca había visto algo así, especialmente emparejado con ese piercing en la punta que utilizaba para su total provecho y del que tuve que admitir que era una gran fan.
—Tu polla está llevando joyas.
—Me gusta cambiarlo. Se sentirá bien, confía en mí.

No lo dudaba, y por primera vez desde que empezamos a tener sexo, me hubiera gustado no haber estado tan marcado, tan asustado de hablar con él acerca de lo que esta cosa que estábamos haciendo era en realidad. Si se trataba de una relación, un compromiso, tendría un control de natalidad y llegaría a sentir todo esa dura y caliente carne contra el lado fresco de metal sin látex entre nosotros. 


3 comentarios:

  1. O_____O
    Tukie~ un Policia!!!!!
    Wau~ algo me dice que un mapachito tendra problemas con la ley(?)
    Jajajajaj

    ResponderEliminar
  2. Dios. Espero que Min pronto deje sus temores y afronte sus sentimientos sin ningun problema.
    Jajjajaja y nunca me hubieranimaginado a Leectuk siendo policia

    ResponderEliminar
  3. Pues...me ha encantado que Kyuhyun casi,casi le pusiera un ultimatum a Min
    Claro que a lo mejor no es tanto así,pero me gusta el hecho de que le hubiera puesto las cartas sobre la mesa y le dijera todo eso.
    O sea,Min prácticamente desea que Kyuhyun se vaya con alguien más o espera verlo con alguien más para así sentirse satisfecho,por confirmar lo que ha creído todo este tiempo.
    No voy a culpar a Min ni a quitarle importancia a su trauma...pero joder,Kyuhyun no solo se lo ha dicho,se lo ha demostrado..lo acaba de hacer y Min...se aferra a lo malo,no quiere avanzar,solo quiere el momento y Kyu lo quiere todo,pero Min no lo quiere ver...¬¬

    ResponderEliminar

yota´s news : De regreso?

 Buenas tardes a todas las lectoras. Después de un año  y casi 4 meses regreso a saludarlas y comentarles nuevas.  Me gustaría decirle...