Marcado IV-8



—¿Kyuhyun?
Sus ojos estaban fijos en los míos mientras se sentaba, puso sus dos manos justo en el centro de mi pecho, y se sentó bajando sobre mí, todo el camino hasta la empuñadura. Estaba apretado, tan sofocante. Estaba caliente, cabalgándome arriba y abajo en un movimiento tortuoso, lo único que quería hacer era mirarme desaparecer dentro de él. Me encantaba y lo odiaba al mismo tiempo, de alguna forma, como me estaba empezando a sentir sobre Lee Sungmin.
Lo que sea que yo había estado a punto de decirle, escapó. Era extraño. Nunca había tenido sexo en donde mi pareja aún tenía ropa en su cuerpo yo estaba en exhibición. Tampoco había tenido intimidad con alguien que parecía que estaba desesperado y furiosamente tratando de llegar a la final, independientemente de lo que yo estaba o no estaba haciendo.
Parecía que estaba usándome para llegar a la finalización, pero ni siquiera estaba en el acto conmigo. Puse mis manos sobre él, traté de abrir su camisa para tener acceso a toda esa cremosa, piel blanca, y vi el ceño fruncido de preocupación cuando se apartó de mí.
Su cabeza estaba echada hacia atrás, y sus manos estaban curvadas en garras, arañando mí pecho. Sus ojos estaban fijos en los míos, así que los vi rebosantes, vi la sorpresa, el maravilloso borde sobre los nubarrones cuando se vino abajo. También vi las lágrimas saltar a su mirada y la forma en que su pecho comenzó a subir y bajar como si fuera a hiperventilar, tan pronto como la última cresta estremecedora del orgasmo flotara sobre él.
Quiero decir que yo era bastante bueno en la cama o en el sofá, como en su caso podría ser, pero ese fue el orgasmo más rápido que había inspirado en mi vida en cualquier pareja, y por lo que a mí concernía, ni siquiera habíamos llegado a las cosas buenas todavía. Todavía estaba dolorosamente duro, aun muriendo por conseguir desnudarlo y mi boca en cualquier parte de él que me dejara, pero Sungmin tenía otros planes.
Me miró como si acabara de repente de darse cuenta de que yo estaba allí, una persona viviendo y respirando, y no un vibrador. Quitó sus manos de mi pecho, trepó saliéndose de mí de una manera que hizo que mi polla nos gritara a los dos. Las lágrimas brillando en sus ojos comenzaron a caer, y antes de que pudiera sentarme y preguntarle qué demonios estaba pasando, él estaba prácticamente corriendo hacia la puerta.
—Lo siento mucho, Kyuhyun.
Aunque conseguir quedarme en la estacada, con una furiosa erección, no era mi cosa favorita para que hubiera sucedido ese día, yo estaba más preocupado por el hecho de que él parecía que iba a desmoronarse. Estaba temblando, los rastros que las lágrimas iban dejando le hacían parecer como algo que iba a hacerse añicos.
—Sungmin, espera un segundo. ―Tuve que luchar para meterme en mis pantalones, nada fácil cuando mi pene todavía estaba listo y dispuesto a seguir, pero él negó con la cabeza hacia mí y se precipitó hacia la puerta principal.
—No, no... Te dije que no sé cómo hacer esto contigo. Me tengo que   ir. —La puerta se cerró detrás de él, y para el momento en que estuve semi-presentable, guardado, y había llegado al pasillo con solo una leve cojera, se había ido ya.
El nuevo joven vecino estaba entrando por la puerta principal, estaba todo abrigado y deslizó su mirada sobre mi estado arrugado y revuelto, y dejó escapar un agudo silbido entre sus dientes.
—¿Mala cita?
Solté un bufido y me apoyé en la puerta abierta, mis brazos por encima de mi cabeza. Leeteuk no tuvo ningún problema en verificar el espectáculo. Lástima que nada de eso era para él.
—Empezó un poco áspera, se volvió mala, tuvo un punto alto, y luego terminó con un gemido.
Él dejó que su mirada vagara descaradamente sobre mi pecho desnudo, brazos tatuados, y los pantalones aún abiertos. ¿Por qué no podía estar atraído por él? Era adorable, audaz, y me gustaba su actitud descarada y sin complejos, pero no había duda de ello, no iba a ser un sustituto para Sungmin. La idea de eso incluso se hizo cargo del incómodo problema en mis pantalones.
—Tengo que decir, que eres mejor que la televisión por el puro valor del entretenimiento.
Solté un bufido.
—Me alegro de que puedas encontrarle el humor al estado de mi triste vida amorosa.
Él se dirigió a su propia puerta y me sonrió por encima del hombro.
—Tú eres un bebé, un poco áspero y peligroso, y él es tímido y callado. Lo vi entrando. Probablemente lo abrumaste y se siente fuera de su profundidad. Dale un minuto para darse cuenta de que no estarías todo encima de él, si no pensara que era tan impresionante como claramente cree que tú lo eres. Ese es un lindo jovencito con un enamoramiento de seguro. Los chicos necesitan tener cuidado con los jovencitos lindos que tienen enamoramientos.
Levanté mi ceja hacia él.
—¿Cómo sabes todo eso? ¿Eres psíquico o algo así?
Él empujó su propia puerta para abrirla y se rio de mí.
—Ni siquiera cerca. Tengo muy buenos instintos sobre la gente. Me sirve bien en mi línea de trabajo. -Parecía instructor de yoga o un desnudista de gama alta. No me podía imaginar cual era realmente su trabajo.
—¿Qué haces?
Levantó una de sus propias cejas hacia mí.
—No me creerías si te lo dijera. No renuncies a él, vecino. Se ve como que podría utilizar a un tipo como tú, alguien para sacudirlo, obligarlo a pasar un buen rato. Que tengas una buena noche.
Cerró la puerta sin darme una respuesta real acerca de su trabajo, y me retiré a mi propio lugar. Necesitaba un minuto para aclarar mi cabeza y, más urgente que eso, para resolver mi frustración en una ducha de agua caliente. Nunca había estado tan enredado, tan comprometido con alguien antes.
Sungmin merecía el esfuerzo, un toque gentil con el que no estaba cien por ciento seguro de que estuviera equipado. Quiero decir, que yo nunca fui el tipo de chico que solo irrumpía en la vida de alguien y le daba la vuelta.
Nunca nadie me importó lo suficiente como para hacer eso. Con Sungmin estaba empezando a querer no solo voltear todo patas arriba, sino ponerlo en un frasco, o una caja, y agitarlo todo para arriba y alrededor hasta que algo completamente diferente saliera. Unos diferentes Kyuhyun y Sungmin, que pudieran entender esta mierda.


Caminé alrededor de mi apartamento como un desastre neurótico el resto de la noche. No podía creer lo que había hecho, o  la  forma  en  que  lo  había  dejado  así.  Estaba mortificado y estupefacto no solo por mis acciones, sino que había logrado quitármelo de encima.
Pasé todo el día siguiente limpiando y buscando cualquier cosa para mantener mi mente ocupada hecha un torbellino hasta que tuve que ir a mi turno. Apenas logré recuperarme para ir a mi ronda, pero teniendo en cuenta que mi teléfono estaba vibrando con una mezcla igual de los mensajes de texto de enojo de mi mamá, y los decepcionados de mi papá, tuve que salir de mi apartamento.
Llamé a Sungjin para decirles Feliz Navidad, y aunque traté de ser breve, creo que se dio cuenta de que estaba molesto y algo estaba realmente mal.
No había nada que pudiera hacer o decir para que dejara de sentirme como si fuera un lunático. No sé qué me pasaba cuando estaba alrededor de Kyuhyun, pero algo sobre él y yo en la misma habitación…   y me volví un caos imprevisible.
Las cosas habían ido bien. No me encantaba no tener mi propio auto en caso de que quisiera escapar de la boda y mis nervios, pero sus amigos y toda la fiesta de la boda habían sido muy agradables, y su padre, o Shindong, como el sonriente hombre mayor dijo que lo llamara, fue una delicia. Si no hubiera sabido nada diferente, habría pensado que estaba sano como un caballo. Me di cuenta que no había manera en que él se hubiera perdido este gran evento. Este grupo era más unido que cualquier banda de amigos que jamás     había encontrado.
Todos los amigos de Kyuhyun eran hermosos y cubiertos con  determinadas marcas que los hacían un grupo  inolvidable. No  era el tatuaje o el hecho de que el novio lucía un Mohawk púrpura lo que me hizo comenzar a hiperventilar, fue el amor palpable, el cuidado, el respeto y la admiración genuina que todos tenían el uno por el otro lo que hizo que mi piel se sintiera demasiado apretada, hecho un anhelo que nunca había sentido antes  del  inicio de ahogar todo lo demás dentro de  mí.
La única persona con la que siempre había tenido ese tipo de vínculo era Sungjin, y ahora que él tenía su propia familia y un esposo que cuidar, me sentía más y más por mi cuenta. Ver este grupo no coincidente, ver a los novios que estaban claramente determinados a superar todo para terminar de estar juntos, me hizo sentirme fuera de lugar, dolorosamente celoso, y mientras latía en mi sangre me sentía como que tenía que irme.
No podía soportarlo más. Y al igual que dijo Kyuhyun, sabía, no tenía ninguna duda de que me habría llevado a casa sin quejarse. Mientras lo observaba caminar por el pasillo, tan hermoso, tan colorido y distinto, no había duda de que lo deseaba. Sentí que el deseo despertaba sin cuestionamientos cada vez que me tocaba, cada vez que me miraba. No estaba acostumbrado a eso, y todo el calor y confusión que Cho Kyuhyun había llevado una vez más a mi vida. La acumulación se enrolló con tanta fuerza dentro de mí que era como un resorte a punto de romperse... y saltar, lo que me había llevado junto con él.
Si mi colosal enloquecimiento en la boda no fuera suficientemente malo, mi reacción confusa solo segundos después del único orgasmo que me ha dado otra persona fue suficiente para hacer que quisiera cambiar mi nombre y mudarme a una isla de la que nadie nunca había oído hablar antes.
Estallar en lágrimas después del sexo no era algo nuevo para mí, incluso si éstas habían sido lágrimas de gratitud en vez de decepción. Pero la forma en que me asusté, la forma en que había corrido como nunca antes había corrido, y tal vez más vergonzosa, la forma en que cruelmente dejé a Kyuhyun con una erección inequívocamente insatisfecha me hizo cuestionar mi propia cordura.
Obviamente los otros chicos estaban equivocados. No había nada de malo en mí sexualmente. Yo no era frígida o fría... si Kyuhyun hubiera conseguido calentarme más la noche anterior, nos hubiera derretido juntos. Al parecer, solo necesitaba al hombre cubierto con tinta, traspasado en algunos lugares inusuales, y atado a mi pasado y al corazón con mi falta de confianza en la más devastadora de las formas con el fin de tener un orgasmo.
Me las arreglé para conseguir pasar a través del turno de fiestas sin incidentes, y aparte de Sunny preguntándome qué me pasaba cada cinco minutos, era preferible a escuchar a mi madre gritar y quejarse de su vida y la forma en que las fiestas estaban arruinadas para los Lee este año. Estaba esquivando al Dr. Ahn izquierda y derecha, porque a pesar de que le prometí salir con él y no quería decepcionar a Sunny, mis instintos  estaban gritándome que cancelara mi cita con él. Estaba demasiado nervioso, demasiado desconcentrado después de lo que había pasado con Kyuhyun, para pensar que podría pasar a través de la cita ileso.
Cuando llegó la hora de ir a casa miré mi teléfono e hice una mueca de dolor cuando vi que tenía una llamada perdida de Kyuhyun. No dejó un mensaje de voz, pero también había un texto que simplemente decía:
Feliz Navidad Sungmin.
Le debía una explicación. Lo sabía, pero no creo que pudiera hacerlo. ¿Cómo iba a decirle que no solo fue el primer hombre con el que había estado que me hizo sentir tan bien, que me hizo querer tener realmente sexo? ¿Cómo iba a explicar que no quería que fuera el chico que hizo divertido el sexo, que me hizo desear a pesar de las cosas horribles que dijo hace un tiempo y la forma en que me hizo sentir? ¿Cómo le iba a explicar que no quería sentir nada por él después de la forma abismal en que su flagrante desprecio por mí en la secundaria me había hecho sentir durante toda la vida? ¿Incluso entendería que debido a su él más joven, debido a esos momentos dolorosos vinculados directamente a sus acciones, normalmente yo odiaba la idea de estar desnudo con otra persona, detestaba ser expuesto y vulnerable, por lo que el sexo para mí siempre fue confuso y horrible?
No podía explicárselo cuando ni siquiera podía conseguir que tuviera sentido para mí.
No le contesté el mensaje ese día, o el siguiente, cuando preguntó si estaba bien, o el siguiente, cuando preguntó si podíamos hablar. Me mantuve firme en ignorarlo. Para el fin de semana no estaba enviándome más mensajes de texto, y me resigné al hecho de que toda la sinfonía de autodestrucción que había creado había jugado su última nota. Como yo era el compositor, no tenía a nadie más a quien echar la culpa.
El tiempo voló y, de repente, era el comienzo de la semana siguiente y mi cita con el buen doctor había llegado. Quería ir aún menos ahora que la primera vez que me lo pidió. Me hubiera echado atrás, hecho algún tipo de excusa y hecho el muerto si solo Sunny no hubiera estado acosándome por ello cada vez que podía. También me hizo cometer el error de decirle a Sungjin sobre ello, más por su apoyo que cualquier otra cosa, pero él se emocionó por la posibilidad de que saliera con alguien, por lo que estaba presionando también. Estaba atrapado y lo único que podía hacer era pasar a través de ello.
Tuve un argumento similar con el doctor al que tuve con Kyuhyun sobre el deseo de tener mi propio auto, pero a diferencia de Kyuhyun, él me miró con desaprobación y señaló cómo de extraño parecería a sus amigos si no llegábamos juntos. No era un argumento del que quería hacer un refrito con alguien tan preocupado por las apariencias, por lo que acepté de mala gana, y me dijo que me iba a recoger en mi apartamento. Le dije que deberíamos irnos del hospital ya que la fiesta estaba más cerca de éste, pero de nuevo me dio una mirada como si fuera tonto y no sabía cómo funcionaban las citas.
Así que ahí estaba yo a las nueve en punto en la víspera de Año Nuevo, en el asiento del pasajero de la muy bonita camioneta del doctor, preguntándome qué estaba tramando Kyuhyun. Después de todo, era Año Nuevo y eso significaba besarse a la medianoche.
Suspiré profundamente y me recompuse cuando Jahyun detuvo el flujo constante de la conversación que tenía con él acerca de sí mismo. Sin lugar a dudas: el doctor era su propio fan más grande.
—¿Está todo bien?
Forcé una sonrisa.
—Claro. Simplemente he estado ocupado en el trabajo y con las fiestas. Estoy un poco cansado. —Y estoy obsesionado con un chico con el que no debería estar, pero no creo que él quiera saber esa parte.
—¿Siempre quisiste ser enfermero?
—Sip. Me gusta la enfermería, al igual que la prisa de la Sala de Emergencias, pero sobre todo quería ayudar a la gente.
—Ahh, eres uno de esos.
Levanté una ceja y lo miré por el rabillo de mi ojo. Habíamos parado en frente de una opulenta casa en uno de los suburbios más ricos de la ciudad. Mi estómago se hundió. Ya podría decir que esto iba a ser terrible. Lo habíamos estado haciendo muy bien cuando él no necesitaba que me uniera a la charla.
—¿Uno de qué exactamente?
—Esas personas que fueron a la escuela de enfermería o medicina basadas en ideales y sentimientos difusos de dar sin esperar nada.
¿Qué? ¿La gente iba a esos campos por razones distintas de a compasión y la preocupación por el bienestar de los demás? ¿Desde cuándo? Estaba estupefacto, así que tuve que preguntar:
—¿Por qué fuiste tú??
Él se rio y se dirigió fuera del auto para abrir mi puerta. Me ofreció su mano, que tomé de mala gana.
—Fui porque quería un buen trabajo, algo que era seguro, algo que tuviera estatus y prestigio que se le atribuyera. No me malinterpretes, me encanta la medicina,  amo la curación, amo estar en el hospital durante todo el día, pero, honestamente, si yo pudiera hacer lo mismo y no tener el mismo nivel de interacción con los pacientes, lo haría. Se vuelve aburrido después   de un tiempo, ¿sabes? Tratar a las personas que a menudo sufren de nada más que sus propias tontas decisiones. Mis planes a largo plazo implican entrar en la práctica privada. Creo que tiene que ser el camino a seguir para que pueda escoger y elegir el tipo de pacientes que quiero tratar. No habrá más esposos infieles o vengativos o niños que caen de las bicicletas para mí.
Esa actitud era ridícula, y si yo fuera otra persona, tal vez habría tenido las palabras adecuadas para decirlo. En su lugar, esperé hasta que se dio la vuelta y le puse los ojos en blanco a la parte posterior de su cabeza perfectamente peinada.
—Espero que no te haga sentir incómodo, pero algunos de los jóvenes que asisten a esta velada son jóvenes con los que he tenido relaciones en el pasado. Por lo general, todas las relaciones terminaron bien, pero nunca se sabe lo que inspire aparecer con un nuevo y hermoso joven de mi brazo.
Quería darle una patada en la espinilla, o tal vez enredar despiadadamente ese gelificado cabello. En serio, no solo iba a tener que pasar la noche en una habitación llena de extraños, sino que también iba a ser utilizado como carnada viva para colgarla delante de sus ex novios. Oh, chico, ¿no suena divertido?
—Estoy bastante tranquilo. No me mezclo exactamente   bien.
—Solo sonríe y luce bonito. —Me guiñó un ojo y tuve que apretar los dientes hacia abajo en mi lengua para evitar decirle que pensaba que era superficial y completamente repulsivo. Estaba poniendo mi piel de gallina, y cuando recordé la forma en que Kyuhyun me hizo arder y estremecerme, quise encontrar la salida más cercana y encontrar mi camino de regreso a su casa. Yo era un desastre.
Fue evidente tan pronto como entramos por la puerta que mi papel durante la noche era ser el show de Ahn. Ni una sola vez le dijo a la gente que era enfermero, nunca mencionó a donde fui a la escuela o la forma en que realmente nos conocimos. Solo se dedicó a pasarme alrededor y me decía que tomara una copa y sonriera.
Alrededor de una hora y no solo estaba harto de espectáculos y exhibicionismo, sino que me aburría completamente fuera de mi mente. Había tenido dos copas de champán que estoy seguro que era caro, pero sabía terrible y decidí ir a buscar un baño. Nadie parecía ansioso de señalarme la dirección correcta, así que se fui vagando solo. La casa no era enorme, pero había un montón de habitaciones, y mientras estaba haciendo mi camino por un pasillo oí una aguda risa femenina saliendo de una de ellas. Iba a meter la cabeza y preguntar si estaba cerca de mi destino, cuando un déjà vu me pateó el trasero de vuelta a mis días de secundaria.
—¿Qué pasa con ese joven que Jahyun trajo? No creo que haya dicho una sola palabra en toda la noche.
Más risas y sentí algo atorarse en mi garganta y mis manos se unieron en puños a mis costados.
—Tal vez es lento... ya sabes, especial. Es evidente que solo lo trajo porque es joven y bonito. Apuesto que quería poner celoso a su ex, ya que se comprometió y le dieron esa gigantesca roca. No creo que su prometido sepa que su futuro esposo fue a esquiar con Jahyun hace un par de fines de    semana.
—Como si alguien fuera a estar celoso de él. Tiene las habilidades de conversación y el nivel de CI de un erizo. ¿Qué estaba pensando?
Un delicado resoplido seguido de:
—Apuesto a que probablemente es fácil, por lo que él estaba pensando que es la víspera de Año Nuevo y que quiere tener sexo. Es una cosa segura.
Yo no podía decidir si estaba más furioso u ofendido. No era así como se suponía que las personas adultas actuaran. Era joven, era demasiado parecido a lo que me había hecho tan tranquilo y reservado, en primer lugar, y si mi cita se hubiera molestado a tratarme como una persona y no un accesorio, tal vez estas extrañas no tendrían ninguna munición para lanzar alrededor como colegialas chismosas.
Había llegado al final de mi tolerancia para tonterías. Seguí caminando por el pasillo y pesqué mi celular, una respuesta más madura hubiera sido saludable para enfrentar a esas mujeres, de más decir que Jahyun era un imbécil engreído, pero yo era un poco más que él. Hice una llamada que debería haber hecho hace más de una semana.
El teléfono sonó y sonó y me acordé de que era un gran día de fiesta y que probablemente estaba fuera. Saliendo con alguien que no era yo. Contuve la respiración y estaba a punto de colgar y llamar un taxi cuando su voz profunda se apoderó de la línea. Sonaba como la salvación y la tentación, todo en una sola palabra.
—¿Sungmin? —Era obvio que estaba en un bar o en algún otro lugar que era ruidoso. Había ruido y jolgorio en el fondo. Voces gritando, la gente de fiesta, pero el ruido fue atenuándose a medida que se alejaba de él.
—Yo... Necesito un aventón. ¿Puedes venir a  buscarme?
Se quedó en silencio en el otro extremo de la línea. Diablos, si yo fuera él le diría que no al demente que me había dejado en la estacada y luego ignorado durante toda la semana, pero una vez más, Kyuhyun estaba probando que lo que yo creía que sabía y lo que era la realidad eran mundos aparte.
—¿En dónde estás?
—Estoy en una fiesta horrible llena de gente horrible. Lo siento, no preguntaría, pero no conduje hasta aquí y estoy en cierto modo atascado. Tengo que salir de aquí… por favor.
Suspiró y casi pude verlo pasándose las manos por su cabello. Suspiré involuntariamente ante la imagen mental.
—Envíame la dirección por un mensaje y estaré allí en quince minutos.
Dejé escapar un suspiro de alivio y empujé mi cabello fuera de mi cara.
—Gracias.
Él masculló una palabrota que me hizo respingar y luego suspiró de nuevo.
—Cualquier cosa, Sungmin. En cualquier momento.
La comunicación se cortó y le mandé la dirección. Tenía toda la intención de esconderme en el baño hasta que mi salvador apareciera, solo que mí no muy brillante plan fue frustrado por un golpe en la puerta y mi mediocre cita llamando mi nombre interrogante a través de la barrera.
—¿Sungmin? ¿Estás ahí?
Supongo que me había ausentado el tiempo suficiente para que lo notara, o tal vez todo el mundo se había cansado de su discurso monótono de lo increíble que era y él me necesitaba en torno fingiendo interés. Qué comadreja.
—Uh, sí, dame un segundo. —Me lavé las manos y me di un rápido vistazo en el espejo. Estaba más pálido de lo normal, pero no había forma de pasar por alto que mis ojos estaban brillando hacia mí con anticipación. Mierda. Quería ver a Kyuhyun. Quería estar cerca de él, quería tocarlo, y él ni siquiera había preguntado por qué lo necesitaba, así que también quería darle un abrazo de agradecimiento puro.
Abrí la puerta y me encontré con la mirada inquisitiva de Jahyun.
—¿Todo bien?
Me aclaré la garganta.
—En realidad no. No me siento muy bien. Creo que tengo que ir a casa y meterme en la cama.
—¿Qué? De ninguna manera. Todavía no es ni siquiera cerca de la medianoche. No podemos irnos.
Apreté los dientes.
—No tienes que irte, Jahyun, pero yo no me voy a quedar.
Sus ojos se estrecharon ante mí y su actitud cambió de molesta a ligeramente amenazante.
—¿Qué esperas que le diga a mis amigos? ¿Sabes lo que eso va a parecer, tú yéndote y yo quedándome? ¿Y qué hay de la medianoche? Todos aquí son pareja, Sungmin. ¿A quién se supone que voy a besar a la medianoche?
¿Qué jodida mierda? Me puse rígido y entrecerré los ojos hacia él. No me gusta la confrontación, odiaba tratar de expresar lo que estaba pasando dentro de mi cabeza a otra persona, pero este imbécil y sus amigos elitistas habían sacudido algo suelto.
—Va a parecer exactamente lo que es. No quiero estar más aquí. No me gustas. No me gustan tus amigos, y, francamente, no me importa lo que les digas. No es que vayan a escuchar de todos modos. Aquí todo el mundo está tan ocupado yendo una y otra vez sobre lo buenos que son… que nadie puede tener una sola palabra. En cuanto a besarme… —Pasé junto a él y sacudí su mano cuando trató de agarrar mi muñeca—. De ninguna manera en el infierno. No a la medianoche, no bajo el muérdago… ni en ninguna parte, nunca. Adiós, Jahyun.
Llamó mi nombre, y entonces maldijo hacia mí de una manera  muy fea.
—Cuando el resto del personal de enfermería se entere de esto en el trabajo, nunca podrás superarlo. ¿Sabes cuántos querían ser tú esta noche?
Eso era lo último que quería, ser un chisme para los demás, que se hable de esto a mis espaldas, pero eso en comparación con pasar un segundo más con él parecía el menor de dos males.
Me encogí de hombros y me dirigí en dirección a la puerta principal.
—Estoy acostumbrado a ello. —Tomé mi abrigo del gancho que colgaba cerca de la puerta y le di una última mirada—. Por cierto, dile a tus amigas que mi coeficiente intelectual está más cerca de Hawking que de un erizo. Tal vez si te hubieras tomado tres segundos y te hubieras detenido tratando de decirme lo maravilloso que eres, también habrías sabido a eso.
La puerta se cerró detrás de mí y me estremecí dentro de mi abrigo tanto por la adrenalina como por el aire helado. Oí el auto mucho antes de verlo venir por la esquina. Apenas esperé hasta que rodara y se detuviera antes de saltar en el asiento del pasajero.



3 comentarios:

  1. Dr De porquería lo único que quería era aparentar y presumir. Menos mal que Min se dio cuenta o más bien escuchó a tiempo.
    Ahora Chi es tu momento de revancha, espero que sepas aprovecharla

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  2. Doctores como esos 😒
    De por sí el doctor ese no me caía bien,ahora menos.
    Que idiota de veras,ni siquiera gastaré más palabras en él...puff
    Oh sungmin...espero que no tome a Kyu como su tabla de salvación siempre
    Ya lo beso dos veces para aliviarse,ya hizo algo de sexo con él para sacarse el sentir...y ahora lo llama para que lo rescate de donde ese tipo lo llevo.
    Con lo enojado que esta Min...espero Kyu lo enoje más y pueda sacarle algo...al parecer así Min dice lo que en verdad quiere.
    Yo espero pase algo

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  3. ese doctor ya me daba mala espina, espero que despues de esto lo deje de molestar...

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yota´s news : De regreso?

 Buenas tardes a todas las lectoras. Después de un año  y casi 4 meses regreso a saludarlas y comentarles nuevas.  Me gustaría decirle...