Marcado IV - 10



Sungmin bajó del otro lado de la cama y agarró una bata que colgaba de atrás de la puerta del armario y encendió la luz. Parpadeé para que mis ojos se ajustaran mientras él se ponía de piernas cruzadas en el centro de la cama. Jugueteó con las solapas y recordé que mencionó que realmente no le gustaba estar desnudo. Era una pena, luciendo de la forma en que lo hacía, nunca debería usar ropa.
—Quiero ver el tatuaje.
Pasé mis manos sobre mi cabeza.
—Tengo que hacerme cargo de esto primero, y bueno… —Como que sacudí las manos hacia arriba—. Es grande, y si quieres verlo todo, tengo que desnudarme por completo.
Ahora lo pude ver sonrojarse realmente.
—El baño está por ahí. —Señaló a la dirección de donde habíamos llegado—. Creo que mi curiosidad es mayor que lo que mi vergüenza puede serlo a este punto. Realmente quiero verlo.
Me encogí de hombros.
—De acuerdo. Ya regreso.
Me hice cargo del condón, pasé algo de agua fría por mi cabeza, y mojé mi rostro. Mimos ojos, misma cara, mismas perforaciones, misma tinta… pero algo se sentía diferente.
Puse el resto de mi ropa en una pila, lo levanté todo y me dirigí de regreso a la habitación. Se encontraba donde lo había dejado, sentado en el centro de la cama jugando con su cabello. Jesús, iba a matarme.
—Es un dragón.
Olvidé que no tenía una camisa puesta cuando entré al baño. Giré mi espalda hacia él para que pudiera ver toda la cosa. Escuché su inhalación rápida y las sábanas crujieron mientras se movía por la cama.
—Lo es. Shindong lo hizo para mí. Comenzamos el día que cumplí dieciocho y terminamos el día que cumplí veintiuno. Tomó como seiscientas horas en la silla.
Muchas personas tenían tatuajes de dragones. Nadie tenía un tatuaje de dragón como el mío. Estaba hecho de un estilo japonés tradicional. Cubría casi todo mi cuerpo, era masivo, tenía suficientes detalles que parecía que iba a volar conmigo en sus duras garras en cualquier segundo, y sabía lo bastante sobre mi campo profesional elegido, el nivel de habilidad envuelto en la pieza, que la razón por la que era tan espectacular era porque Shindong se preocupaba por mí. Era más que su protegido, más que su chico, era su legado parlante y andante de un arte que simplemente había amado por años. Mi dragón era su Mona Lisa.
—Es muy hermoso. —Sus manos ligeramente rozaron mi columna, hacia arriba sobre las crestas de mis hombros—. Es mucho más que solo un tatuaje.
Algo se atoró en mi garganta ante el hecho de que entendiera eso sin estar en la industria o sin tener que explicárselo.
—Me encontraba bastante jodido cuando era más joven. No sabía qué hacer con eso, así que hice un montón de mierda absurda. Me arrestaron por pintar bardas con aerosol, me metí en un alboroto en uno de los espectáculos de Henry y envié a algún chico a la UCI, me tatué un montón de tonterías, mierda sin sentido por todo el cuerpo. Shindong vio que iba en una espiral, intentó detenerlo. Me llamó y me dijo que me enderezara que actuaba como un niño buscando atención de su mami, que es exactamente lo que hacía.
Suspiré mientras sus manos viajaban por las alas y las deslizaba hasta mi trasero. Estaba acariciando el dragón, pero se sentía que también intentaba calmarme.
—Me dijo que me enseñaría cómo lo hizo. Tatuar siempre me ha parecido genial, y luego se ofreció a enseñarnos a mí y a Hyukjae  sobre qué era realmente el arte y cómo poner nuestros sentimientos en uso creativo, eso fue lo que detuvo mi caída libre.
Negué con la cabeza ante el recuerdo y me dio una sonrisa. Tuve que apretar los dientes porque sus suaves manos habían encontrado su camino al frente de mí y había solo un lugar en que podrían terminar.
—Tuve que hacer un trato con él para aprender que no había más mierda de tatuajes para trabajar. Shindong no lo toleraría si yo iba a representarlo en su tienda. Me dijo que tenía que tenía que estar de acuerdo en dejarlo a él y solo a él tatuarme hasta que el aprendizaje estuviera terminado. Estuve de acuerdo y comenzó en la parte trasera del dragón ese día. Por supuesto mientras avanzábamos dejó a Hyukjae  conseguir sus trazos en mi piel mientras mejoraba, pero muchos solo porque Shindong llegó a martillarme con la aguja por años. Este fue el resultado. Dijo que necesitaba algo fuerte, algo que me recordara que mi gente siempre estaría a mi espalda y me protegería de esos que querían lastimarme. Sabía que pasaba un momento duro con mi mamá, así que él intentaba hacerme sentir menos solo.
Mi voz se apagó mientras sus manos subían a mi pecho, sobre mi clavícula, y a mi  cabeza.
—Es impresionante. Realmente hermoso.
Giré y puse mis brazos a su alrededor. Se encontraba de rodillas en la cama, así que estábamos casi al mismo nivel. Besé su boca pasmada. Sabía a sexo y misterio.
—Tú también.
No dijo nada y lo vi sonrojarse. Nunca decía nada cuando le decía lo guapo que era. La mayoría se lo comían con una cuchara, intentaban jugar al tonto, pero Sungmin solo lo ignoraba como si nunca hubiera hablado. No estaba seguro de qué hacer con eso. No intentaba adularlo, llevarlo a la cama. Solo le decía la verdad.
Rocé mi pulgar sobre su tatuaje de búho en su clavícula. Tenía otro en su cadera donde la ropa normalmente lo cubría, una pequeña cruz, y en su espalda justo en medio de sus omóplatos estaba una santa representación Católica tradicional en toda su grandeza de detalles.
—Todos estos están bien hechos, y puedo suponer que tienen un montón de significado personal detrás de ellos. Siempre puedo decirlo.
Levantó una ceja y puso sus brazos alrededor de mi cuello mientras me inclinaba y lo llevaba hacia la cama conmigo sobre él.
—¿Cómo puedes decirlo?
—Están en lugares que nadie más que tú los puede ver. No son diseños de destello en las paredes, y aun cuando son pequeños tienen mucho detalle.
Una pequeña sonrisa coqueteó en su boca
—El búho es sabiduría, apuesto; ¿el santo?
—Santa Agnes, patrona de los enfermeros. Mi hermano es Sungjin, eso es la cruz, y el búho… —Pasó su dedo por la punta de mi nariz—. Lo tienes. No tienen nada de las cosas que tú tienes, pero siempre he sido feliz con ellos.
—El arte corporal no es un concurso. La única persona a quien tiene que gustarle es a la persona que va a estar atorada con ello el resto de su vida. Mientras te gusten cuando los ves, es lo que importa.
Rocé mi pulgar sobre la cruz cuando su bata se abrió.
—Tuve un chico artista. Era bueno y me hizo sentir realmente cómodo. Eres la única persona además de él que alguna vez los ha visto.
Lo estaba besando en un lado del cuello, dibujando patrones perezosos en su cadera con la punta de mis dedos, pero sus palabras me dejaron inmóvil. Me dijo que yo era el único chico que alguna vez lo había sacado, pero no pensé en trasladarlo al hecho de que no había estado con muchos otros. Eso hizo al mundo regresar a su eje paralelo de nuevo. Amaba la idea de ser el único chico que llegó a ver sus marcas especiales, el único chico que lo llegó a hacer sentir especial y bien en la forma en que el sexo podía hacerlo.
—Gracias. Eso importa, Sungmin, espero que lo sepas.
Pasé mi lengua por su clavícula y hacia el centro de su pecho. Estaba sorprendido de que no me hubiera pedido detenerme o al menos apagar las luces, ¿por qué no ver cuán lejos me dejaría llegar? Era tan suave y exuberante, para nada la figura de palo delgado, sino una mano llena de curvas y carne cálida. De hecho tenía una ligera capa de pecas que cruzaban la parte superior de su pecho y no me encontré sorprendido, cuando jalé su turgente pezón en mi boca, de que supiera como a terciopelo y dulce en mi lengua. Giré una y luego la otra puntita rosa en mi lengua, dejando las dos brillantes y puntiagudas mientras sus ojos se hacían oscuros y con párpados caídos.
—¿Qué estás diciendo Sungmin? ¿Quieres darme otros diez minutos?
Me miró como si intentara darse cuenta de algo. Había confusión, pero más que eso, su cara y sus ojos se habían oscurecido a una fría sombra de gris.
—¿Quién eres, Cho Kyuhyun?
Le di la respuesta más honesta que pude a esa pregunta.
—Algunas veces no lo sé, pero la mayoría del tiempo lo que ves es lo que hay, Sungmin. Sé que pensaste una vez que era alguien más, pero te digo que nunca fui ese chico. No estoy diciendo que era genial o agradable entones, pero no era lo que creías que   era.
No dijo nada por un largo minuto y solo nos miramos. Pensé que me iba a pedir que me vistiera y me fuera, pero para mi sorpresa enredó sus piernas a mí alrededor y susurró en mi oído:
—Diez minutos fue tu idea, Kyuhyun, estoy dispuesto a darte toda la noche.
Bueno, con un permiso como ese, iba a ver exactamente lo que podía tramar antes de que se desmayara de cansancio o me pidiera irme.


No tenía tiempo para estar raro con Kyuhyun sobre lo que pasó anoche o para evaluar todas las cosas que dejé que me hiciera o todas las cosas que había sido lo suficientemente valiente para hacerle.
No sé cuándo se habían ido algunos de mis temores e incertidumbres típicas , pero cuando mi teléfono sonó antes de las seis de la mañana del día de Año Nuevo, todavía estaba desnudo y deliciosamente rodeado por un gran y desnudo hombre. No tenía tiempo para enloquecer, porque cuando el hospital llamaba era mi primera prioridad, y no la tatuada y suave espalda de Kyuhyun por más tentador y atractivo que pudiera ser.
Sunny estaba molesta. Dos miembros del personal no habían respondido y tenía que cubrir uno de los turnos. Tenía agendado trabajar esta noche, lo que significaba estar en el hospital todo el día, lo que sonaba horrible considerando que Kyuhyun me había mantenido despierto hasta bien entrada la mañana, pero esto me ofrecía una salida fácil del asunto de lidiar con todo lo que había ocurrido.
Cuando colgué el teléfono, aun somnoliento Kyuhyun salió de la cama se vistió sin darme ningún tipo de sentimiento de culpa o molestia, me dio un rápido beso en la boca, y me dijo que lo llamara cuando tuviera la  oportunidad. Se fue sin ningún tipo de interrogatorio, cualquier tipo de conversación incómoda sobre, nosotros, o, lo que somos o, si estamos juntos   de nuevo.
Dejó el balón en mi área y me dejó claro que dependía totalmente de mí si quería seguir jugando o no. Él me puso a cargo, que no era algo a lo que estuviera acostumbrado en mi carrera y tenía que admitir que el poder en sí mismo, que la elección fuera mía, hacia la situación con él más fácil para sacarlo de mi cabeza. También lo hacia el hecho de que debía lidiar con los pecados de su pasado si iba a seguir adelante con lo que fuera que estábamos haciendo ahora.
Cuando llegué al trabajo era un caos. No tuve tiempo de pensar en cualquier otra cosa o preocuparme por las miradas curiosas que Sunny me daba cuando estábamos en la misma habitación o nos cruzábamos en el pasillo. Estaba resistiendo mi turno en la sala de descanso consumiendo café como si fuera mi sangre vital cuando mi diminuta jefa me arrinconó.
—¿Entonces?
Me sacudí derramando líquido caliente sobre mis dedos. Le di una mirada enojada mientras buscaba una toalla de papel para limpiar el desorden.
—¿ Entonces qué?
Me miró fijamente y me dio un codazo en el brazo.
—Entonces, ¿cómo fue la cita con el doctor? Sonabas agotado esta mañana cuando llamé, así que supongo que ha estado bien. Apuesto que hacen una linda pareja.
Traté de mantener mi rostro impasible, pero no pude mantener su mirada. No cuando había abandonado al terrible doctor y pasé el resto de la noche corrompiendo a Kyuhyun.
—Terminé la cita temprano.
Sus ojos se agrandaron y arrugó la nariz.
—¿Le pediste que te llevara a casa temprano?
Suspiré y tiré mi taza de papel con café, ahora tibio a la basura.
—Él fue un idiota, tan lleno de sí mismo. Sus amigos eran espantosos y la fiesta era en realidad un grupo de personas de pie tratando de superarse unos a otros. Estaba incómodo y aburrido, así que llamé a un amigo y nos fuimos temprano. El Doctor y yo no somos realmente compatibles.
Ella me dio una mirada evaluándome.
—¿El chico con el aro en la nariz?
—¿Qué pasa con él?
—¿Es al amigo que llamaste?
Me negué a sentirme mal o avergonzado por ello. No había nada malo con Kyuhyun. De hecho había mucho de bien con él, tanto que estaba teniendo problemas para recordar por qué tenía que cuidar de mi tierno Corazón y frágiles sentimientos alrededor de él en el primer lugar.
—Sí.
Ella hizo un ruido y me siguió fuera de la habitación. Uno de los asistentes médicos me entregó un nuevo archivo y me dijo que había un paciente  esperándome.
—Sé que tienes una primera impresión negativa sobre él pero es un tipo muy agradable, realmente lo es.
Se encogió de hombros y empezó a caminar en otra dirección contraria a mí.
—Supongo que lo que crea realmente no importa. ¿Te has dado cuenta de que has estado sonriendo todo el día? Nunca te he visto hacer eso. Siempre te ves tan seria y concentrada, pero hoy, tomó sus dedos índices y tiró de las comisuras de su boca―, tú eres solo una gran bola de alegría. Eso me hace feliz por ti. No me importa quien puso esa sonrisa allí, Sungmin, solo me importa que perdure.
Estaba sonriendo, realmente no había pensado en ello. También estaba dolorido y cansado, tenía un chupetón en mi clavícula y mi favorita ropa interior estaba en la basura. Todavía no estaba cien por ciento seguro sobre el hecho de que me había involucrado con un tipo que me había decepcionado tanto en el pasado, cómo podía confiar en todas las cosas que estaba sintiendo por él y sobre mí mismo, pero no podía negar que me sentía más ligero, más normal de lo que me había sentido con ningún tipo antes.
Él era el único con el que había logrado tener un tiempo normal, sexy y sensual y quería eso, quería más que eso en realidad, si él estaba dispuesto a ofrecerlo. No solo deseaba a Kyuhyun, creía que en realidad le gustaba y tenía que admitir que me preocupaba por él. Estábamos tan enredados en todo este espinoso lío que estaba seguro de que cualquiera de nosotros podría salir de el sin derramamiento de sangre y sufrimiento.
Mi segundo turno fue tan ocupado como el primero y para cuando me arrastré a casa, estaba demasiado cansado para funcionar y mucho menos para pensar que iba a hacer con Kyuhyun o sobre nosotros.
Trabajé los siguientes dos días de corrido y aunque quería enviarle un texto a Kyuhyun o llamarlo para hacerle saber que estaba por lo menos pensando en él, no era capaz de encontrar las palabras adecuadas. Al tercer día decidí hacer algo diferente. Le envié flores a la tienda de tatuajes, un bonito ramo de rosas rojas, amarillas y naranjas que hacía juego con el fuego tatuado por todo su cuerpo. Los colores tenían otro sentido también. Rojo significaba romance y tal vez incluso amor, amarillo bondad y la amistad, naranjo pasión y entusiasmo... teníamos los dos últimos cubiertos por seguro. Lo hice en parte porque quería hacer sonreír a un gran, bruto y tatuado chico con un ramo de flores y en parte porque quería demostrarle que estaba en mi mente.
No me detuve a pensar, si iba a pensar que era tonto, pero no me sentí inseguro o preocupado sobre cómo se lo tomaría. Solo lo hice y envié una sencilla tarjeta que decía:
Gracias.
Estaba agradecido por todo, por la noche en mi cama, y sobre todo por él, estar con él. Tenía la esperanza de que lo entendiera todo.
Al final del día, recibí un mensaje de texto con la fotografía de un ramo gigante en el centro de una mesa en una tienda muy masculina. No había  nadie en la fotografía, pero varios pares de manos tatuadas  estaban  en  el fondo haciendo el signo del pulgar hacia arriba en señal de aprobación. Eso me hizo reír. La respuesta de Kyuhyun fue corta y dulce:
Nunca me habían dado flores antes... Son tan bonitas como tú.
Gracias.
No sabía qué decir de eso, pero me hacía sentir que todo lo que creía saber sobre mí estaba equivocado. Le respondí con una carita feliz y volví al trabajo. El trabajo siempre había sido mi forma de manejar las cosas en mi   vida cuando no era capaz de lidiar con   algo.
Cuando llegué a casa esa noche por fin iba a llamarlo pero fui asaltado por una llamada de emergencia de Sungjin. Al parecer, mi madre se había encontrado con la nueva novia de papá en la tienda de comestibles y habían tenido una fea escena, mi mamá terminó con cargos por agresión.
Sungjin le había suplicado a papá que convenciera a su novia de no presentar cargos, sabiendo que mamá iba a pagar las cosas en la tienda que había destruido, pero no la ayudo en nada. Quería que mamá buscara ayuda, para que superara todo y la verdad estaba totalmente de acuerdo con él. Toda la situación parecía completamente ridícula y fuera de control. Mi mamá había ido demasiado lejos y mis palabras acerca de no querer pagar la fianza de la cárcel volvieron a atormentarme.
Sungjin no debía cargar a los niños en el auto y conducir embarazado para recoger a mamá, así que hice de tripas Corazón y lo hice yo mismo. Por supuesto, era la única opción a pesar de que no quería hacerlo. Así que dejé el trabajo y conduje para ir a buscar a mi madre a la cárcel.
Mi madre estaba menos que encantada de verme. Tal vez porque le daba vergüenza. Tal vez porque estaba cubierta de una especie de sustancia pegajosa no identificada y tenía manchas de maquillaje y un inconfundible ojo negro. O tal vez fue porque fue llevada a una sala de espera por un oficial de policía más joven que yo, más encima esposada, se veía lamentable. O tal vez fue porque él le estaba diciendo con calma que no perdiera su cita en la corte y que considerara la posibilidad de tomar unas clases de manejo de ira porque estaba seguro que el juez la iba a obligar.
Me vio y dejó caer la cabeza un poco. La tomé del brazo y la conduje por la puerta principal hacia mi auto. No dijo ni una sola palabra, pero pude ver que estaba llorando en silencio. Me debatía entre el deseo de abrazarla y las ganas de estrangularla, pero mi frustración por ella, por esta situación y el estado de la familia, me había llevado a su punto de quiebre.
Dejé escapar algo que era una mezcla entre un resoplido y un suspiro, la miré por el rabillo del   ojo.
—Está bien, mamá. Necesito saber que vas a hacer ahora. ¿Vas a seguir tomando cada píldora que esté a tu alcance con un litro de vino todos los días y usar eso como una excusa para tu comportamiento? ¿Vas a cruzar la línea y dañarás a alguien, tal vez incluso a ti misma? ¿Estás tan perdida en el dolor y la rabia que te vas a perder una parte del embarazo de tu hijo porque él tiene miedo de lo que podrías hacer? Odio tener que darte esta noticia mamá, pero nadie... quiero decir NADIE... va a estar dispuesto a rescatarte si sigues así. En algún punto te tienes que hacer responsable.
No respondió, se limitó a seguir sentada en silencio llorando en el asiento del copiloto mientras me ignoraba. No sabía qué más decirle. Esto se me había salido de las manos hace mucho tiempo y no estaba seguro de cómo ordenar todo esto. Cuando llegamos a su casa, me detuve en el camino de entrada y me giré para mirarla. Sollozó un poco y me miró con sus ojos enrojecidos.
—Tu padre fue mi novio de la secundaria. Salimos durante la universidad y sacrifiqué todo para que pudiera ir a la escuela dental. Le di una hermosa familia y pensé que éramos felices. Me duele mucho cuando pienso que él se volvió a enamorar y continúo con su vida. ¿Cómo pueden los sentimientos de alguien desaparecer de esa forma, Sungmin? ¿Después de todo lo que vivimos?
Mi Corazón dolió por ella.
—No lo sé, mamá y no puedo pretender entender el daño que papá te hizo pero sí sé que, lo que estás haciendo no te está haciendo ningún bien. Papá puede haberse enamorado nuevamente pero todavía tienes dos hijos y nietos que necesitan tener una abuela feliz y saludable con la cual pasar el tiempo. También somos importantes y todos odiamos ver lo que te haces a ti misma.
—Solo quiero lastimarlo tanto como él me lastimó.
—Bueno, eso no va a suceder.
—No es justo.
Negué con la cabeza.
—No, en realidad no lo es, pero confía en mí, llevar los trámites de divorcio y tener que comenzar de nuevo en la vida es lo menos justo que puede ocurrir. Una vez tuve que estar con los padres de una joven chica que murió solo porque las personas son incapaces de encontrar la forma de ser gentiles entre sí. No es tan difícil, simplemente ser considerado, mucha gente no tendría que sufrir innecesariamente, pero este es el mundo en que vivimos. Eso no es justo, mamá. Las personas que se enamoran de forma viciosa, eso es una mierda, pero hay peores cosas que podrían estar pasando. Sé que suena duro, pero es muy cierto.
Algo se movió en su mirada pero apartó la vista de mí.
—Me olvidé de lo notable que es tu vida, y todo lo has hecho sola Sungmin. La fuerza que se necesita para hacer lo que haces es admirable y puede que haya perdido mi objetividad en todo. Pero espero que sepas que más allá de todo lo demás, estoy muy orgullosa de  ti.
Guau. No había estado esperando  eso.
—Gracias, mamá.
—Ahora ponte un poco de maquillaje y tal vez alguna ropa más llamtiva y lánzate sobre uno de esos doctores con los que trabajas y voy a estar en la luna.
Y allí estaba... eso sonaba más como mi   madre.
—No te metas en problemas mamá y tal vez deberías dejar las píldoras. —Traté de mantenerme relajado pero me aseguré de que notara la preocupación que sentía en mi mirada. Quería lo mejor para ella pero me di cuenta que iba a tener que tomar algunas medidas por sí misma para conseguirlo.
Cerró la puerta y se dirigió hasta la puerta principal. Esperé hasta que entró en la casa y saque mi teléfono. No pensé en ello, solo terminé encontrando su nombre en mi lista de contactos y apreté el botón para llamarlo. Él contestó al segundo timbre.
—Oye.
—Oye. ―Mi voz comenzó a latir más rápido en contra de mi  voluntad.
—¿Qué pasa?
—¿Estás ocupado?
—Sí, ahora tengo un cliente y otro más después. ¿Por qué? ¿Qué pasa?
Me mordí el labio inferior y golpeé mis dedos nerviosamente sobre mi rodilla.
―En realidad nada. Acabo de tener un día muy raro y pensé que tal vez salir contigo lo mejoraría.
Se quedó en silencio durante un largo minuto y pensé que me iba a decir que había perdido mi oportunidad o que si me hubiera tomado la molestia de llamarlo antes podríamos haber hecho planes.
—Sí, podemos pasar el rato. ¿Te importa si es tarde? Quiero pasar con Shindong. Él no se veía muy bien ayer cuando lo vi y no voy a salir de aquí hasta después de las ocho, ¿está bien alrededor de las diez más o menos?
No tenía trabajo mañana en la mañana así que por mi podría aparecer a media noche, con tal  que apareciera.
—Eso está bien. ¿Quieres que cocine algo?
Él se rio y le oí decir algo a alguien en el fondo.
—No, hagamos algo divertido. Ponte algo que no te importe  ensuciar.
Eso fue interesante y me puso curioso, lo cual era extraño porque odiaba las sorpresas.
—¿Cuál es tu idea de diversión, Kyuhyun?
—Vas a tener que esperar y ver. Hasta más tarde, Sungmin.
Colgó y me quedé mirando mi teléfono con asombro. No sabía qué estaba haciendo, no sabía lo que él me estaba haciendo, pero no había duda de que mejoraría mi día. Me fui escuchando música y me dirigí de nuevo a la ciudad, mientras llamaba a Sungjin y contarle sobre toda la situación de nuestra madre. Sonaba tan estresado y triste que me sentí mal por él, pero mamá era un adulto y tenía que tomar sus propias decisiones y sufrir las consecuencias.


2 comentarios:

  1. Estos dos son simplemente perfectps el uno para el otro!!!
    Me encanta! <3

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  2. Ah...Sungmin suertudo,yo también quiero ver el tatuaje de Kyu...TODO el tatuaje.
    Este par llevan en su espada un cruz grande,y todo por lo que dicen y no dicen los demás.
    Min por lo que escucho que creía que era para él...y Kyu,anhelando un trato cariñoso de su madre y recibir nada de parte de ella.
    Al menos Kyu ya le aclaró a Min que lo que escucho en definitiva no era para él,quitando eso,ya quedan menos cosas que arreglar entre ellos.
    obvio que 10 minutos no eran suficientes...que bueno que Min le dio toda la noche,y que bueno que la aprovecharon...*0*

    Al menos la amiga de Min no le reclamo nada,no me gusto que lo obligara a ir con ese tipo,pero a partir de eso paso lo otro y al final,trajo buenas consecuencias.
    Al menos la amiga ya se dio cuenta de que Kyu,con todos y sus tatuajes y esa aura,le hace bien a Min.
    Espero que la señora madre de Min ya se ponga las pilas y sea feliz,se libró de un tipo que no la valoro,que no le llore más.
    Flores para Kyu ajajaja,ya me imagino el alboroto cuando le llegaron

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yota´s news : De regreso?

 Buenas tardes a todas las lectoras. Después de un año  y casi 4 meses regreso a saludarlas y comentarles nuevas.  Me gustaría decirle...