Marcado IV- 11



Limpié un poco el apartamento, me di una ducha y me hice un plato de cereal para cenar porque mi estómago estaba revuelto, busque en mi armario por algo desaliñado, pero que no me hiciera quedar como un vagabundo. Me puse un par de pantalones de yoga y una camisa de franela con botones a lo largo de una camiseta sin mangas.
Kyuhyun apareció unos minutos después de las diez, me dio un rápido vistazo, me dio un beso que me dejó jadeando y sin aliento y me arrastró hacia fuera al auto. Estaba vestido con lo que supuse que usaba en el trabajo y pude ver que tenía sombras oscuras debajo de los ojos y barba de algunos días. Se le veía demacrado y agotado. Luché un poco con el sentimiento de culpa por pedirle que me diera un poco de su tiempo.
Le pregunté tímidamente:
—¿Larga semana?
Él abrió la puerta para mí y me hizo entrar en el auto. El interior aún estaba caliente. Cuando regresó al volante, me miró y me dio una sonrisa de medio lado.
—Bueno, saber algo de ti fue un punto destacado con seguridad... y las flores. Revolucionaste la tienda. Nunca voy a dejar de oír sobre eso. Pero Shindong no ha estado muy bien y sigo preguntándome cómo nunca me di cuenta de que él era mi verdadero papá y sé que debo hablar con mi mamá. Pero prefiero comer vidrio. Además, ahora que Hyukjae  regresa de su luna de  miel, tenemos que averiguar qué queremos hacer con la nueva tienda. Todo lo que hacemos es apilar cosas.
—Siento lo de Shindong y puedo entender totalmente el asunto con tu mamá. Tuve que ir a buscar la mía a la cárcel hoy.
Él soltó una carcajada y me miró.
—¿Es una broma?
—Nop. —Procedí a decirle todo acerca de ello, lo que significó que fui yo el que llevé la conversación durante unos quince minutos mientras él se dirigía por la ciudad a la zona de almacenes.
Hizo preguntas a lo largo del camino, pero nunca interrumpió, y no podía creer como me estaba involucrando con él. Eso nunca me había pasado. Se detuvo frente a un amplio garaje y marcó el código en una puerta de metal grande y condujo a través de ella. No tenía idea de lo que estábamos haciendo en esta parte de la ciudad o en este lugar, así que lo miré inquisitivamente.
—¿Cómo es qué la reparación de un auto es   divertida?
Chasqueó la lengua y guío su carro hasta una de las puertas de la bodega cerrada.
—Reconstruí toda esta bestia desde la ruinas. Fue mi gracia salvadora en su día. Este auto y Shindong fueron prácticamente las únicas cosas que me mantuvieron fuera de la cárcel. Así fue cómo me di cuenta de que había formas más productivas de pasar mi tiempo que metiéndome en problemas y tratando de conseguir una reacción de mi madre. Shindong me dijo que necesitaba un clásico, algo que iba a durar la prueba del tiempo. Me dijo que si lo cuidaba, lo mimaba, lo quería, haría lo mismo por mí. Ahora me doy cuenta de que él estaba tratando de enseñarme algo más que autos. Me ayudó a sacarlo de un depósito de chatarra y pasamos años haciéndolo la bestia que es ahora.
Se bajó del auto y anotó otro código en otro teclado eléctrico, y la gran puerta de la bodega comenzó a subir. El garaje era oscuro e intimidante a primera vista, pero a medida que iba entrando el auto los focos delanteros iluminaron un montón de autos viejos y diversas plataformas de reparación. Claramente no era solo un garaje, era un taller de reparación de autos.
—Un amigo es el dueño de este lugar. Él me ayuda con el Charger cuando lo necesito y negociamos el trabajo. Me deja usar el taller de pintura de vez en cuando.
No pude evitar levantar una ceja. Me entregó el paquete enrollado y me di cuenta de que era papel. No tenía idea de lo que estábamos haciendo y se lo hice saber.
Él simplemente tomó mi otra mano y pasamos los autos y las cajas de herramientas hasta llegar a la parte trasera de la tienda, donde había un cuarto cerrado. Encendió más luces y me sonrió. Sus ojos brillaban de la alegría. Me tragué un suspiro. En serio podría mirarlo todo el día y ser feliz.
—En los viejos tiempos solía tener un montón de pintura en aerosol para ir a etiquetar un montón de cosas para despejar la mente. Pensaba que era genial romper las leyes, dejar mi huella en toda la ciudad, hasta que fui arrestado y Shindong tuvo que pagar una enorme multa de mierda para sacarme de la cárcel. Así fue cómo me metí en el arte, en el diseño. Realmente creo que quería estar preso haciendo algo ilegal por lo que mi mamá tendría que hacerme frente, pero eso ya no es de aquí ni de allá y aun así es divertido pintar con latas.
Entramos a la habitación que era toda blanca, tenía un sistema de ventilación algo loco, y tenía ventiladores colgando en la pared y un montón de cosas que, obviamente, se utilizaban para pintar autos. Kyuhyun arrojó la bolsa al suelo y ahora pude oír las latas de pintura en el interior rodar juntas. Tomó el papel de mis manos y se acercó a una de las paredes que tenía un alambre colgando y un montón de clips de metal.
—Ya no puedo salir a la calle a pintar las paredes, los edificios, o los trenes, no al menos que me paguen por hacerlo, pero el grafiti es divertido. Es brillante y salvaje, no hay reglas, y después de tatuar cosas para otras personas durante todo el día, a veces necesito un cambio de ritmo. Es bueno solo salir y hacer mis propias cosas, recordar mi propio estilo. Me permite despejarme aquí. Sin suciedad, sin cargos de vandalismo, y siempre es muy divertido.
—Ni siquiera puedo dibujar una figura de palo, Kyuhyun. —Era un artista profesional, por el amor de Dios, ¿cómo iba a estar cómodo, incluso jugando con ese nivel de habilidad y talento juzgándome?
Masculló algo en voz baja y se puso una gorra de béisbol negra, que estaba en la bolsa, hacia atrás. Era un buen aspecto para él.
—Sungmin, no todo es ganar o perder. No estamos en competencia el uno con el otro, estamos aquí para divertirnos y pasar un poco de tiempo juntos   sin un montón de ruido y el exterior molestándonos. Simplemente relájate y déjate ir.
Tomé su palabra. No tenía otra opción. Lo había extrañado esta semana y quería pasar este tiempo con él. Me sentí como si me estuviera dando un vistazo dentro del funcionamiento interno de su cabeza. Nos pusimos de pie el uno al lado del otro y examinamos los gigantescos lienzos. Él comenzó con el primero, y antes de que agarrara una lata de pintura, tenía todo el fondo lleno de remolinos de colores primarios que eran audaces y llamativos. No podría decir qué estaba haciendo, pero era fascinante y atractivo de ver.
Me mordí la punta de la lengua y comencé a pintar como Bob Ross algunos pequeños árboles y nubes felices. Antes de darme cuenta, me había olvidado de Kyuhyun, olvidé que estaba en un taller de reparaciones y solo empecé realmente a divertirme. Pintar era mucho más fácil de lo que recordaba.
Para cuando terminé, me estaba riendo tan fuerte que tuve que sostener mis costados, el papel estaba cubierto en un lío chorreante y descuidado que nadie querría, pero fue histérico para mí, cuando Kyuhyun lo miró por encima de mi hombro y solo inclinó la cabeza y entrecerró los ojos para tratar de descifrarlo, solo me hizo reír más fuerte. Por eso la gente me decía que tenía que salir más. No podía recordar desde cuando me había reído tan fuerte y sin restricciones.
Me acerqué a él para mirar a la creación en la que había estado trabajando y mi risa se quedó atrapada en mis pulmones. Mi mandíbula cayó abierta y me giré hacia él con los ojos gigantescos.
—¿Ese soy yo? —Sonaba como si estuviera siendo estrangulado.
—¿En serio? ¿Tienes que preguntar? —Su tono era gracioso, pero no había otra cosa más que un sentido oculto.
La imagen que había creado era un dibujo animado, exagerado y extravagante. Los colores parecían estallar del papel. Era un enfermero sexy. Tenía el salvaje cabello rojo y en una mano tenía una jeringa animada y un Corazón en la otra. A pesar de las proporciones exageradas y mejoras evidentes para hacerla increíblemente sexy, esa era yo.
—Es increíble.
—Siempre digo que tú también lo eres. Simplemente no escuchas. —Se movió para bajar la pintura y extendí la mano para detenerlo.
—¿Puedo tenerla?
Él levantó una ceja.
—Por supuesto.
Era enorme, no tenía ni idea de lo que iba a hacer con ella, pero la idea de que esa era la forma en la que me veía... sexy, hermosa, y controlada... no quería  dejarla.
—Kyuhyun, vamos a algún lado.
—¿Qué quieres decir? Iba a volver a tu casa si eso estaba bien.
Tomé la pintura que me ofreció y lo abracé contra mi pecho.
—Nunca fui a citas en la secundaria, nunca tuve un chico que intentara algo gracioso o que fuera manos largas y así podría decirle que se detuviera. No besé a mi primer chico hasta que tenía casi veinte años. Quiero que me lleves a algún lugar donde los chicos van a perder el tiempo. Esto fue muy divertido y nunca he sido del tipo que se deja el cabello suelto y se divierte.  Creo que estacionarme  contigo  en  el  auto suena estupendo. —También sonaba caliente y sexy y cumpliría todas las fantasías adolescentes que había imaginado con él involucrado.
—Sungmin, hace frío, los dos tenemos apartamentos vacíos, no soy ni de lejos tan bajo como lo era en la secundaria. Puede sonar divertido, pero la realidad es que va a ser frío y estrecho. —Estaba sonriendo ligeramente cuando dijo esto, sin embargo, sabía que solo necesitaba ser persuadido.
Puse una de mis manos en el centro de su pecho, sentí el constante latido de su Corazón, el sonido bajo mis dedos y lo miré con ojos suplicantes.
—Por favor, Kyuhyun.
Suspiró y puso una mano en la parte posterior de mi cuello.
—Siempre y cuando te des cuenta de que probablemente no voy a parar en la segunda base y eso significa que tu culo es el que va a estar desnudo y frío, entonces estoy dentro.
Me reí, en realidad me reí, lo cual no creo que jamás había hecho antes de esta noche, y le di un beso en su desaliñada barbilla.
—Trato.
Puso las cosas de nuestra fiesta de pintura en el maletero, con suerte, porque quería el asiento trasero libre... estupendo… y empezamos a salir de la ciudad.
—¿A dónde vamos?
—A Lookout Mountain.
Era justo a las afueras. Había oído hablar de ello, pero en realidad nunca lo había visto. Tenías que ser capaz de ver toda la ciudad desde allí.
—¿Es allí donde solías llevar a tus chicos?
—Uh, no. En el momento en que supe que hacían más cosas aparte de oler bien y hacer mi tarea si les decía que eran bonitos, estaba más o menos viviendo a tiempo completo con Shindong. Amigo, es un jugador, de una manera mucho peor que Hyukjae  o de lo que yo lo era. Tenía la casa para mí prácticamente cada noche, así que cuando tenía la oportunidad solo les llevaba a casa.
—¿Qué quiere decir “cuando tenía la oportunidad”? —Recordaba a jovencitos y chicas colgando encima de él en la secundaria.  No parecía como  si tuviera  que trabajar muy duro en la búsqueda de una compañía de cama.
—Pasaba el rato con un chico en una banda, y el capitán del equipo de fútbol. Era solo un tipo con una mala actitud al que constantemente le decían que estar en casa era un error. No sabía cómo hablar con los que importaban.
Eso era muy extraño. Mi percepción y la realidad de todo en aquel entonces parecían tan diferentes. Quería preguntarle más al respecto, pero llegamos a un terreno de roca que era plano y lo suficientemente largo y ancho para que estacionara el auto. Apagó las luces delanteros y pasó un brazo sobre el respaldo del asiento y me miró en el ahora, oscuro interior del asiento delantero.
—Podemos volver a la ciudad. Solo tienes que decir la palabra.
No le contesté. En cambio me levanté y me moví sobre el respaldo del asiento. Me quité la camisa de franela. Dejó el auto en marcha, el auto estaba cálido y las ventanas ya estaban empañadas. Me miró por un segundo y luego se bajó del auto. No había manera de que se pasara sobre el asiento como lo hice yo, se sacó la billetera. Me entregó el paquete de aluminio y subió, cerrando la puerta detrás de él. Se quitó la sudadera, el gorro y nos sentamos uno frente al otro.
Pensé que me iba a agarrar y tirar de mí hacia él, pero el fantasma de una sonrisa burlona apareció alrededor de su boca y empujó hacia atrás sus anchos hombros hasta que descansaron en el asiento de cuero.
—Este es tu juego, Sungmin. ¿Cómo quieres jugar?
Siempre me ponía en el asiento del conductor, empujando mis límites, haciéndome decir lo que quería de él. Tal vez por eso nunca me congelaba con él, por eso era que nunca tenía que cuestionar lo que estaba pasando entre nosotros, porque todo lo que estaba pasando era lo que estaba pidiendo. No había espacio para el rechazo o la resolución de esa manera.
Me estremecí, y en absoluto a causa del frío.
—Quiero que me beses.
Cuando nuestras bocas se tocaron, fue mucho más que un simple beso. Él sabía cómo al pasado y al futuro, al entonces y al ahora. Se sentía tan fuerte y sólido, pero sus labios eran suaves y minuciosos. Tenía la piel más áspera de lo normal, pero cuando me acercó más y nuestras narices chocaron, el movimiento de esa pequeña pieza de metal que llevaba fue suave. Hizo torcer su lengua con la mía y usó sus dientes en la suave curva de la parte interior de mi labio. Di un grito ahogado en el beso y lo sentí reír. Antes, habría asumido de forma automática que se estaba riendo de mí. Ahora sabía que se estaba entreteniendo porque eso se sentía bien y él lo sabía.
Tenía las manos sobre su pecho y las utilicé para empezar a levantar su camisa a través de su vientre plano. La piel de gallina bailó sobre su piel e incliné mi cabeza para trazar la que estaba en su clavícula con la punta de la lengua, lo que le hizo gruñir.
—Ahora quiero besarte.
Pasé mi lengua sobre uno de sus pezones y luego por el otro.
Maldijo y murmuró:
—La dirección equivocada para eso, precioso.
—No, no lo estoy. Estoy un poco preocupado acerca de cómo trabajar en torno a todo ese metal por allí abajo, pero sin duda estoy en la dirección correcta.
Maldijo de nuevo y comencé a trabajar en la hebilla de su cinturón. No era algo que había hecho más de una vez y Kyuhyun estaba trabajando con algunos equipos de trabajo pesado, pero estaba fascinado con todo y quería que se sintiera tan bien como él siempre me hacía sentir.
—Solo actúa como si no estuvieran allí.
—¿Por qué? Podría ser mi parte  favorita.
Se rio de nuevo, pero se convirtió en un gemido cuando cayó caliente y duro en mis manos esperando. Estaba palpitando, grueso y ansioso, mientras me cernía sobre él. Froté el pulgar sobre el anillo en la punta y todo su cuerpo se sacudió en respuesta. Dejé escapar un suspiro que no era consciente que estaba sosteniendo y murmuró mi nombre en voz baja mientras el aire húmedo le acariciaba la carne preparada.
Dejé caer mi cabeza y metí la punta perforada en mi boca. Fue una textura y sensación de sobrecarga, que debió haber sido para él también, porque se inclinó y agarró mi cabello en su mano con tanta fuerza que dolió un poco.
—Jesús. —No, no precisamente, solo Sungmin, pero lo tomaría como una señal de que le gustaba.
Giré el aro por mi lengua, deslizándome hacia abajo sobre esa barra oculta y más abajo hacia el eje hasta que sentí que no podía tomar más. Me deslicé hacia atrás y repetí el mismo movimiento otra vez, solo que esta vez añadí una mano alrededor de la base que apreté con mi movimiento de meneo, porque era demasiado para tomar todo. Dijo mi nombre otra vez, sentí las piernas en las que me estaba sosteniendo tensarse y su estómago se puso duro como una roca, pero justo cuando estaba empezando a saborear la liberación salada y resbaladiza que me dejaría saber que era un trabajo bien hecho, tiró de mi cabello con tanta fuerza que de hecho me hizo daño de verdad y me dio un tirón hacia arriba, fuera de él.
Respiraba con dificultad y tenía los ojos índigo.
—Si haces eso por más tiempo, uno de nosotros va a terminar frío y caliente. Una pista, no seré yo.
Empezó a tirar del elástico de mis pantalones de yoga. Estaba súper contento de haberme puesto algo que fuera fácil de torcer y de quitar con tan poco espacio y con unas grandes manos impacientes en mi camino. Abandonó la mitad inferior de mi indumentaria y se fue a trabajar maltratando mi camiseta por encima de mi cabeza. Tan pronto como tuvo mis boxers sobre la punta de mi zapatilla y a él cubierto, me tiró hacia abajo sobre él y ambos hicimos un ruido que solo puede ser descrito como animal. Fue gutural y profundo, y ambos lo sentimos cuando nos unimos.
Me incliné un poco hacia adelante y él se aprovechó de mi nueva posición, tirando mi pezón en su boca. Sentí el tirón pasar todo el camino hacia mi centro, al igual que sentía la forma en que el metal que llevaba presionaba insistentemente contra mi punto.
Me moví hacia arriba y abajo, puse un ritmo rápido y apurado porque hacía frío, y porque sabía que él ya estaba cerca. Se sentía increíble; siempre sabía qué hacer para aumentar el placer, para olvidarme de mi mismo y solo sentir, pero teniendo en cuenta los espacios reducidos, la movilidad limitada que teníamos, me di cuenta de que se estaba conteniendo, podía ver los tendones en su cuello esforzándose mientras esperaba a que lo alcanzara.
—Kyuhyun...
—Mierda, Sungmin, vas a tener que ayudarme aquí. Échame una mano.
Sus dos manos estaban ocupadas ayudándome a mantener el sexy trayecto arriba y abajo, sin golpear la cabeza contra el techo del auto. Lo miré y su significado estaba claro. Seguro, él podría haber soltado una mano, pero estaba haciéndolo otra vez, empujando los límites que creí que estaban claros.
Ni siquiera me gustaba admitir que me tocaba a mí mismo, y él quería que yo lo hiciera, no solo frente a él, sino mientras yo estaba encima de él, unido a él. No pensé, solo deje ir la mano que no sujetaba la parte posterior del asiento delantero, la dejé hundirse en el espacio entre nuestros cuerpos ondulantes, tomando mi miembro.
—Oh. —Fue apenas un susurro que fue ahogado por su rugido de finalización, con solo mirarme hacer lo que me pedía.
No pasó mucho, solo un delicado toque, un movimiento ligero de un dedo y me empujó justo sobre el borde justo detrás de él. Era mucho más rápido en ello, pero él me puso sobre su agitado pecho y selló nuestras bocas en un beso que sabía a satisfacción como siempre.
—Esa fue probablemente la cosa más caliente y más hermosa que he visto en mi vida. —Sonaba ronco y un poco sin aliento.
No sabía qué decir a eso, nunca sabía, así que puse mi mejilla sobre la dura curva de su cuello y le dije:
—Estamos haciendo muy bien el tener sexo mientras tienes los pantalones puestos.
Se rio secamente y pasó las manos suavemente hacia arriba y abajo de mi espina dorsal. Nunca me reprochaba, pero sabía que le molestaba que nunca respondía a sus elogios. No estaba seguro de que alguna vez iba a saber cómo, de que alguna vez iba a ver a la persona que él veía cuando me miraba.



2 comentarios:

  1. Son tan perfectamemte imperfectos junticos!
    Me encantan!!!

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  2. Al final...vino siendo una cita
    Con final feliz 😂😂😂😂
    Min queriendo experimentar lo que no pudo antes,y como,si con eso que traía en su cabeza no pudo disfrutar cualquier tipo de relación que pudo haber tenido...que al parecer practicamente no tuvo.
    Y como...si su mente le decía una cosa y el corazón otra.
    Aaahhh...cosas del destino supongo

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yota´s news : De regreso?

 Buenas tardes a todas las lectoras. Después de un año  y casi 4 meses regreso a saludarlas y comentarles nuevas.  Me gustaría decirle...