Esposo inesperado -5



Heechul esperó a que ambos estuvieran sentados con sus copas de coñac para fingir un bostezo.
—Me temo que el trabajo de esta semana ha acabado conmigo. Si no les importa, creo que me voy a acostar.
Sopló un beso en dirección a los dos y salió del cuarto de estar deseoso de alcanzar la seguridad de su habitación.
Sin embargo, al llegar al pie de las escaleras, oyó a Siwon pronunciar su nombre. Se dio media vuelta y, alarmado, lo vio cerrando las puertas del cuarto de estar antes de echarse a caminar hacia él.
—¿Qué quieres? —preguntó Heechul a la defensiva.
—Sólo estoy obedeciendo órdenes. Tu abuelo me ha hecho salir para que te dé las buenas noches de modo romántico mientras él piensa en su siguiente movimiento.
—Bien, pues dalo por hecho —respondió secamente— Y espero que te acuerdes de todas las mentiras que le has estado contando durante la cena porque mi abuelo tiene una memoria de elefante. ¿Por qué te has inventado tantas barbaridades?
—Porque me ha parecido que era lo que tu abuelo quería oír, querido Heechul. Algo que lo tranquilice, que no le haga pensar que te estás lanzando a los brazos de un don nadie.
—Sólo de un mentiroso —dijo socarronamente—. Pero quizá sea una ventaja. Al menos, no se opondrá a que me divorcie cuando le cuente, con los ojos llenos de lágrimas, que me has traicionado y que me has mentido. En definitiva, que nos has tomado el pelo a los dos.
Él se lo quedó mirando unos segundos con expresión reflexiva.
—¿No te parece algo duro portarte así con una persona que, en realidad, sólo quiere tu felicidad?
—El problema es que mi abuelo y yo no estamos de acuerdo en lo que me hace feliz. Y deja que te recuerde que te he pagado para que me sigas el juego, no para que me des tu opinión.
—Quizá seas tú quien deba recordar, Heechul ah —dijo él suavemente.
Y sin más, Siwon le puso las manos sobre los hombros y tiró de él hacia sí.
Antes de que Heechul pudiera protestar, la boca de Siwon se apoderó de la suya con un duro y arrogante beso.
Heechul intentó zafarse de él, pero los brazos de Siwon eran demasiado fuertes. Casi no podía respirar, y mucho menos pensar.
Comenzó a sentirse mareado mientras la presión de los labios de él aumentaba, llevándolo a un espacio oscuro y vertiginoso.
Entonces, con la misma brusquedad con la que había empezado, todo se acabó. Siwon se echó hacia atrás y lo miró sin sonreír.
Heechul intentó decir algo, pero ninguna palabra escapó de sus labios.
—Y ahora, vete a la cama —dijo Siwon— Te deseo dulces sueños.
Siwon se volvió, cruzó el amplio vestíbulo y entró en el cuarto de estar, dejándolo mareado y tembloroso. Consciente sólo de que, en cierta forma, se sentía más solo que nunca antes en su vida.

Cuando Heechul apareció en el cuarto del desayuno a la mañana siguiente, el único ocupante que encontró fue a Siwon, terminando lo que parecía un sustancioso plato con beicon, champiñones y huevos revueltos.
—Buenos días —dijo él poniéndose en pie educadamente— Tu abuelo me ha pedido que te diga que hoy va a desayunar en su habitación.
—Ah —Heechul se sirvió un cuenco de cereales con leche. Entonces, frunció el ceño—. No está enfermo, ¿verdad?
—No, en absoluto —Siwon volvió a sentarse y se sirvió otra taza de café— Creo que lo ha hecho para que estemos los dos solos desayunando.
—Qué equivocado está —respondió fríamente—. ¿Qué tal la partida de ajedrez?
—Acabó en tablas. Ninguno de los dos dimos con el punto débil del otro.
—Mi abuelo no tienen ningún punto débil —dijo Heechul—. Te sugiero que, en el futuro, juegues al ajedrez en otra parte.
—Acostarte temprano no ha mejorado tu humor, Heechul. ¿Has cambiado de parecer respecto a casarte conmigo?
—Por supuesto que no —respondió—. Por extraño que parezca, has conseguido caerle bien a mi abuelo. Así que, una vez que hayas firmado el contrato prematrimonial, la boda se llevará a cabo como pensábamos y con la bendición de mi abuelo.
—Aunque él no esté presente, ¿no? —dijo Siwon con voz queda—. Me ha dicho que no está de acuerdo con los matrimonios civiles.
Entonces, tras un breve silencio, Siwon volvió a ponerse en pie.
—En fin, debo irme, Heechul. He pedido un taxi para que me lleve a la estación.
Y tras esas palabras, Siwon se marchó, dejando a Heechul sentado a la mesa con un cuenco de cereales que ya no quería.


Heechul se puso un traje de lino color crema para su boda. O se ponía ese o uno de sus numerosos trajes de trabajo. No tenía otra cosa en el guardarropa.
En cualquier caso, sintió una ligera insatisfacción al mirarse al espejo antes de marcharse.
Había pedido un taxi por teléfono para llevarlo al juzgado y, mientras se sentaba en el sofá del cuarto de estar a esperar, extendió el cheque que le había prometido a Siwon; luego, lo metió en un sobre, añadiendo una pequeña nota: Con mis mejores deseos para tu futuro.
Estaba nervioso, aunque sabía que no tenía de qué preocuparse, Siwon había firmado el contrato prematrimonial que Jungmo, su abogado, había preparado, pero Siwon había ido a firmar acompañado de su propio abogado, Lee Hyukjae, que había examinado el contrato palabra por palabra.
En ese momento, sonó el interfono anunciando la llegada del taxi. Cuando llegó al juzgado, descubrió que estaba medio esperando que Siwon no se encontrara allí. Pero sus  esperanzas se vieron truncadas cuando lo encontró en la sala de espera enfundado en un elegante traje oscuro con una rosa blanca en la solapa.
Siwon debía de tener algún amigo con mucha ropa, pensó Heechul mientras se le acercaba. Sin embargo, ninguno de los dos hombres que acompañaban a Siwon eran tan altos como él, aunque sí iban muy bien vestidos y ambos llevaban rosas blancas en las solapas.
Muy apropiado para la ocasión, pensó Heechul mordiéndose los labios.
Mientras que él no llevaba ni un girasol en la mano.
De repente y ridículamente, Heechul deseó haberse tomado más molestias en vez de vestirse como solía hacerlo. Sintió no haberse arreglado mejor el pelo y no haberse maquillado.
Porque, aunque no lo pareciera, era un joven novio y aquél era el día de su boda.
Uno de los acompañantes de Siwon se le acercó. Era un hombre robusto de cabello negro, mandíbula cuadrada y bien parecido.
—Buenos días, joven Kim —dijo sin especial simpatía—. Soy Lee Hyukjae y éste es mi compañero de trabajo. Jung Yunho. Hemos venido como testigos.
Ese hombre parecía más un jugador de rugby que un abogado, pensó Heechul con sorpresa.
—¿Le parece bien que completemos la parte económica del trato sin más dilaciones? Mi cliente me ha autorizado a aceptar en su nombre el dinero que usted le debe.
Sorprendido, Heechul miró a Siwon, que asintió sin sonreír. Fue entonces cuando le dio el sobre al abogado, arrepintiéndose de la nota que había escrito.
Al cabo de unos minutos los llevaron a una estancia donde tuvo lugar la ceremonia, que acabó rápidamente.
Una vez en la calle, se hizo un incómodo silencio, que Lee Hyukjae interrumpió:
—Bueno, amigos, propongo ir a almorzar a algún sitio.
Heechul iba a abrir la boca para decirle que él no podía porque tenía que ir al trabajo cuando, justo a tiempo, se dio cuenta de que la invitación no le incluía.
Para disimular su irritación, alzó la barbilla y se acercó a Siwon sonriendo.
—Adiós, señor Choi. Ha sido un placer hacer negocios con usted — Heechul se quitó el anillo de boda y se lo devolvió—. Como pequeño recuerdo de nuestra transacción.
Y sin más, se dio media vuelta y se marchó.

Aquella tarde, cuando llegó a su casa, Heechul sólo pensaba en darse un baño para relajarse.
El sol del atardecer estaba desvaneciéndose, por lo que bajó las persianas del cuarto de estar y encendió un par de lámparas antes de dirigirse a su cuarto de baño, quitándose la ropa por el camino.
Una hora más tarde, se puso un pijama y comenzó a cepillarse el cabello relajadamente. Le encantaba el orden de su casa, la paz y la tranquilidad que le confería...
De repente, frunció el ceño. Acababa de oír cerrarse una puerta cerca de donde estaba...
Se quedó inmóvil durante unos segundos, sin apenas respirar, diciéndose a sí mismo que debía de haber sido producto de su imaginación. No podía tratarse de su puerta porque la había cerrado con llave, siempre lo hacía.
Por primera vez, Heechul sintió no tener un teléfono en el dormitorio y haberse dejado el móvil en el cuarto de estar.
No, no había de qué preocuparse. Una de las ventajas de un edificio como el suyo era que había un conserje, ex soldado del ejército. Lo que ocurría era que aún estaba nervioso por el ajetreo de aquel día.
No obstante...
Respirando profundamente, dejó el cepillo del pelo y, descalzo, fue al cuarto de estar.
Y se quedó boquiabierta con lo que vio...
—Buenas noches, Heechul —dijo Choi Siwon con una sonrisa.
Estaba en el centro de la estancia, vestido con el traje que había llevado a la boda, a excepción de la corbata y una mochila a la espalda.
—¿Qué haces aquí? —preguntó él disimulando su nerviosismo. Las piernas le temblaban de tal modo que tuvo que hacer un esfuerzo para no apoyarse en el marco de la puerta.
—¿Dónde si no iba a estar? —Siwon dejó la mochila en el sofá, seguida de la chaqueta del traje. Los oscuros ojos de Siwon lo miraron con expresión desafiante—. Nos hemos casado hoy, ¿o se te había olvidado?
Siwon debía de haberse enterado de su dirección por el contrato prematrimonial.
—¿Cómo has entrado?
—El conserje me ha dado una llave —respondió él— Tengo que devolverla por la mañana.
Las implicaciones de esas palabras dejaron a Heechul con la boca seca.
No podía ser. No era posible que él estuviera allí, invadiendo su intimidad y pillándolo por sorpresa... Y con sólo un fino tejido cubriéndolo.
Algo que a él tampoco se le había escapado, notó Heechul al verlo pasear la mirada por su cuerpo de arriba abajo.
Pero no iba a perder el tiempo preocupándose por su ropa o falta de ella. Lo importante era no perder la cabeza, comportarse con dignidad y decisión y echarlo de allí.
—Eso es nuevo —dijo Heechul con voz fría.
—¿El qué? ¿Que el conserje tenga una llave?
—No, que le dé mi llave a un desconocido. Podría perder su puesto de trabajo por eso.
—¿Perder el trabajo por darle la llave a tu marido? —Siwon sacudió la cabeza— No lo creo.
—En cualquier caso, preferiría que se la devolvieras y te marcharas.
—El problema es que, esta noche, lo que importa no es lo que tú prefieras, sino lo que yo prefiera —respondió él incisivamente—. Y voy a quedarme.
Heechul encontró dificultad para respirar.
—Si se trata de una broma, no le encuentro la menor gracia —dijo Heechul con voz repentinamente ronca—. Por última vez, márchate.
—No estoy bromeando —Siwon comenzó a quitarse los gemelos de la camisa— Y tampoco voy a marcharme.
Sus miradas se encontraron.
—Porque estoy aquí para exigir mis derechos matrimoniales, jagiya —continuó Siwon con voz suave—. Uno de los pocos derechos que me concede ese contrato draconiano que has insistido en que firme.
Siwon hizo una pausa antes de añadir:
—Y algo de lo que estoy decidido a aprovecharme.
Con voz tensa, Heechul consiguió decir:
—Yo... creo que debes de haberte vuelto loco. Nuestro contrato especifica que vamos a llevar vidas separadas. Lo sabías y lo has firmado.
—He firmado que no iba a vivir en tu casa. Pero si también querías negarme el disfrute de tu cuerpo, deberías haberlo estipulado en el contrato. Sin embargo, no lo has hecho, querido Heechul; por lo tanto, no estoy incumpliendo ninguna cláusula del contrato.
Ése era el motivo por el que había pasado tanto tiempo en el despacho de Jungmo examinando los papeles, pensó Heechul.
«Imbécil», se dijo a sí mismo. «Estúpido. ¿Cómo has podido permitirte ese lapso?»
Porque no se le había pasado por la cabeza que él pudiera querer...
—Esto es un sinsentido —dijo con voz fría—. He dejado muy claro que no tengo intención de ser tu esposó en ningún sentido de la palabra.
—No obstante, no te paraste a pensar cuáles podían ser mis intenciones. Pero no te preocupes, no tengo pensado venirme a vivir contigo —Siwon miró a su alrededor—. Este ambiente me resulta algo frío; por lo tanto, sólo pasaré aquí esta noche.
Siwon dejó los gemelos encima de la mesa de centro y comenzó a desabrocharse la camisa.
Entonces, Siwon le sonrió:
—Bueno, esperemos que tu cama sea más cómoda que el cuarto de estar. Estoy deseando averiguar si es así.
Heechul se sintió como si fuera de piedra. Se lo quedó mirando mientras él se desnudaba. No podía actuar y no podía pensar. Tragó saliva y dijo:
—Debes... de estar completamente loco. No obstante, tienes que comprender que no estoy dispuesto a dormir contigo.
—Eso no es ningún problema... porque yo tampoco tengo interés en dormir.
Se hizo otro terrible silencio durante el cual lo vio desabrocharse el cinturón...
—Por favor, no sigas. Para.
Siwon se quedó quieto momentáneamente.
—¿Hay alguna cláusula en el contrato que establezca lo que debo llevar en la cama? Si es así, no lo recuerdo.
—No es cuestión de cláusulas, sino de decencia, algo que tú no pareces tener. Y si lo que intentas es sacarme más dinero, no te vas a salir con la tuya aunque te desnudes una docena de veces delante de mí. He sido un estúpido al fiarme de ti, pero nuestro matrimonio termina aquí.
—No, todavía no, mi querido esposo. Acaba de empezar.
Heechul sintió un repentino vacío en el estómago.
—No voy a prestarme a tu chantaje, prefiero ir a los tribunales.
—Sería un caso fascinante —Siwon se llevó las manos a las caderas—. Imagínate lo que diría tu abuelo. De ser así, creo que podrías despedirte de StarM, ¿no te parece?
Heechul sabía que tenía que hacer algo por controlar aquella situación antes de que fuera demasiado lejos.
Pero, en ese momento, Siwon se le acercó...
—¡No! —Exclamó Heechul preso del pánico—. Está bien, te pagaré lo que quieras, pero márchate. Déjame solo.
—Heechul —dijo él con voz suave—. Hoy me he casado contigo. Esta noche te voy a poseer, tal y como quería desde el principio. Y, a pesar de lo que creas, no es una cuestión de dinero.
—Entonces, ¿qué es? —Preguntó él con voz ronca—. ¿Se trata de una venganza por haber herido tu orgullo? Porque está claro que tú no me deseas y lo sabes perfectamente.
Siwon suspiró.
—Si no te deseara, no estaría aquí. Y sí, es posible que, al principio, estuviera enfadado contigo por haber creído que yo estaba a la venta al aceptar ese ridículo trato. Pero el enfado no me duró mucho —Siwon le sonrió—. Porque desde la primera vez que te toqué, me di cuenta de que había un cuerpo delicioso debajo de esa ropa sin forma con la que te vistes.
Siwon paseó su oscura mirada por su cuerpo...
—Y si el instinto no me falla, debes de ser encantador —añadió él con voz dulce.
—No me interesan tus halagos —dijo Heechul con voz temblorosa.
—Puede que cambies de opinión cuando intimemos más.
—Ni lo sueñes —dijo Heechul con violencia—. Porque, lo que estás haciendo en realidad, es forzarme a estar contigo cuando no quiero estarlo.
—¿Estás seguro de eso? —preguntó Siwon—. No te creo.
—Te equivocas —Heechul proyectó en su mente la imagen del pelinegro que había visto en el estudio de él—. Dime, ¿cuántos jóvenes necesitas para satisfacer tus instintos?
—Con uno me conformo —Siwon sonrió traviesamente—. Aún no me ha dado por las orgías.
Él, entonces, le agarró las manos.
—Siwon... por favor. No... No lo hagas —rogó en un susurro.
—¿Que no haga qué, Heechul? —Siwon sacudió la cabeza—. Ni siquiera lo sabes.
«Te equivocas», pensó Heechul. «Claro que lo sé, lo sé desde pequeño. Mi madre iba de hombre en hombre como mariposa de flor en flor en busca de lo imposible... Recuerdo sonidos en la noche cuando era demasiado pequeño para comprender su significado. Y también recuerdo los gritos, las peleas, los portazos... Pero lo peor eran los silencios. Y luego el llanto y la desesperación. Y después otro hombre y el ciclo volvía a empezar. Y juré que eso jamás me ocurriría a mí. Me juré a mí mismo no ser nunca como ella, esclavo de un hombre y del deseo sexual. Me juré a mí mismo ser completamente independiente y también que mi cuerpo sólo me pertenecería a mí».
Siwon lo abrazó y en él, temblando, se mezclaron el miedo y la ira mientras le ponía las manos en el pecho en un intento por apartarlo.
—Suéltame. Déjame, maldito seas. ¡Jamás te perdonaré esto! ¡Jamás!
Tal y como había temido, Siwon controló sus esfuerzos por liberarse con facilidad: le sujetó las muñecas con una mano a su espalda y, con la otra mano le alzó la barbilla para poseerle la boca.
Y no sólo la boca, pensó Heechul sintiéndose humillado, ya que unos botones de la parte superior del pijama se le habían desabrochado con el forcejeo, exponiendo su pecho a la mirada de él.

—Eres precioso —susurró Siwon con voz ronca mientras lo atraía hacia sí.
Y entonces lo besó.



3 comentarios:

  1. OMG
    Siwonshis va a violar a Hee!???
    Ahhhh
    No me lo puedo creer...

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  2. Aaaaaaahhhhh
    Le robo un beso de buenas noches *0*
    La boda jajajajaja al menos al último minuto penso en que debio de haberse arreglado un poquito más,pero ya está hecho.
    Pues sí...algo más tenía que haber detras de todo ese teatro que Hee montó para su abuelo y así poder obtener la casa.
    Pobre...y ahora viene Siwon a exigir su dechecho conyugal,aunque tiene un punto,pues Hee no lo especifico en el contrato...aunque claro,esa no debería ser la forma.
    Yo espero que Siwon se detenga y le demuestre a Hee que sí es un caballero...o que al menos lo convenza para hacerlo,antes de que haga algo de lo que después se pueda arrepentir.

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  3. Omg!!! Ya decia yo que Siwon estaba muy manso. Ojala Hee termine cediendo y no termine esta noche de boda en una violacion.

    Gracias por el capitulo ^_^ un abrazo

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yota´s news : De regreso?

 Buenas tardes a todas las lectoras. Después de un año  y casi 4 meses regreso a saludarlas y comentarles nuevas.  Me gustaría decirle...