Trampa de Amor -7



—Me encanta como tocas —le dijo Hyukjae seductoramente, haciéndole poner de pie y agarrándole la cara con las manos—. Eres muy apasionado y sensible… Y eso te hace muy excitante en la cama.
—Hyukjae… —se puso colorado.
—Y me encanta que te pongas colorado tan fácilmente —murmuró Hyukjae bajando la cabeza y besándolo.
Fue un beso que lo excitó de los pies a la cabeza. Donghae gimió y se apretó contra él. Hyukjae le susurró algo en coreano.
Siempre lo hacía, pensó, mareado aún del beso y con los miembros temblando de deseo. Hyukjae lo llevó hasta la cama.
—Nunca me sacio de ti —gimió él, abriéndole la camisa y dándole un ardiente beso en el hombro— No nos vamos a ir de esta isla hasta que por lo menos pueda estar en una  reunión  de  negocios  sin  pensar en ti.
Donghae recordó que se había dicho que no lo iba a dejar hacer aquello otra vez. Pero los dedos maestros de Hyukjae lo desnudaron y su boca acarició uno de sus pezones, y Donghae se olvidó de todo, entregada a aquel placer tan intenso, mientras susurraba su nombre.
—Nadie me ha excitado tanto como tú —dijo él mientras acariciaba su cuerpo—. Es muy difícil refrenarse…
—Entonces, no lo  hagas…
—No quiero hacerte daño…
Donghae cerró los ojos, tratando de controlar el deseo. Pero su cuerpo se derretía por él.
—Hyukjae, por favor…
Hyukjae hizo un sonido gutural y giró con él hasta ponerlo debajo con un suave movimiento. Él se colocó entre sus piernas antes de volver a besarlo y lo hizo suyo.
Donghae sintió un calor dentro. Lo sintió fuerte y profundamente. Gimió, abandonado a aquella sensación; y él lo acalló nuevamente con su boca. Se adentró con poderosos empujes. Hasta que ambos llegaron al punto más alto del placer y se desmoronaron.
Después de hacerlo, Donghae se quedó con los ojos cerrados, esperando que él lo soltara. Pero no lo hizo. Rodó y lo puso encima. Le acarició el cabello despeinado.
—Ha sido increíble… —comentó, mirándole la cara—. Eres  increíble. Podemos hacer que este matrimonio funcione, Donghae.
Donghae tragó saliva.
—¿Por qué el sexo es bueno?
—No sólo por eso, pero por supuesto ésa es una razón. Cada vez descubro más cosas de ti. Y me gustan…
Consumido por la culpa, Donghae quiso apartarse de él, pero Hyukjae no lo dejó.
—No, esta vez no voy a marcharme. Ni te diré nada horrible. Vamos a pasar la noche juntos. En la misma cama. Pienso que los niños se merecen padres felices juntos —le dio un beso suave en la boca—. Y yo creo que nosotros podemos ser felices juntos.
Volvió a sentirse culpable. No podía darle hijos, y cuando él lo supiera… ¿Cómo podía decírselo?
—Crees que soy un joven interesado en tu dinero…
—Al menos, has sido sincero en eso. Yo respeto la sinceridad. Y lo que compartimos en la cama no tiene nada que ver con el dinero, cariño…
Donghae cerró los ojos, aterrado con la idea de que él descubriese la verdad.
Pero, ¿tenía que enterarse? Al fin y al cabo, no era el primero que no podía tener hijos. Quizás no se enterase de que lo había sabido siempre.

La semana que siguió fue la más feliz de Donghae. Pasaron las noches y parte del día haciendo el amor; charlaron y compartieron comidas en la terraza frente a la arena. Y para su sorpresa descubrió que amaba Corea, incluso la constante vista del mar no podía estropear la sensación de despertarse con el sol.
Y también descubrió que le encantaba hablar con Hyukjae. Era una compañía muy agradable. Y por primera vez experimentó lo que era estar íntimamente con alguien.
Hyukjae era una persona muy aguda, con una mente brillante y muy buen sentido del humor. Era encantador.
En la isla habían construido un nido que los protegía de la   realidad.
Una semana después, una mañana se quedó en la cama hasta tarde y él entró en la habitación.
—Lo siento, no me podía despertar esta mañana.
—Eso es por lo de anoche.
Donghae recordó la pasión y sintió un  cosquilleo.
—Enseguida me levanto… —dijo, aunque deseó pasar el día con él en la cama.
—Me siento culpable por haberte tenido toda la semana aquí, y ni siquiera has nadado en la piscina —le dijo él—. Te he tenido atado a la cama, y eso no es justo —Hyukjae lo miró a los ojos y lo levantó.
Lo llevó corriendo a la terraza. Donghae tardó en darse cuenta de lo que quería hacer. Y cuando lo hizo fue demasiado tarde, porque él ya lo había tirado a la piscina.

Hyukjae estaba preocupado mirando la cara pálida de Donghae.
—Ha sido un shock —dijo el médico—. Físicamente, está bien. Ha tragado un poco de agua, así que es posible que esté mareado, pero aparte de eso, no habrá efectos. Mentalmente es otro tema. Me da la impresión de que sufre fobia al agua. No ha sido buena idea tirarlo a la piscina.
Hyukjae jamás se había sentido tan culpable como aquel día. Acompañó al médico a la plataforma donde lo esperaba un helicóptero.
—¿Está seguro de que no es necesario que volvamos a Seúl? — preguntó Hyukjae.
—Lo que necesita es descansar —el médico le dio el maletín al piloto y miró a Hyukjae—. Creo que es mejor que se quede aquí esta noche, déle tiempo para que se recupere del shock. Y mañana, cuando se sienta mejor, regresen.
Cuando se fue el médico, Hyukjae deslizó un brazo por debajo de los hombros de Donghae y le ofreció coñac.
—Bebe…
Él sorbió, y tosió.
—Es horrible.
—Es un coñac muy bueno. Todavía estás bajo el efecto del shock. Por favor, bebe.
Obedeció.
—Lo siento… —dijo.
—No, el que debe disculparse soy yo… Pero, ¿cómo no me has dicho que no sabes nadar?
—Ni me acerco al agua.
—No me di cuenta de que le tenías miedo.
—Ahora ya no importa.
—¡No sé qué haría para que dejes de temblar! —exclamó él.
—Lo siento…
—Deja de decir eso. Yo soy el que lo siente, pero tú debiste decirme lo que sentías. Aquel primer día que tenías tanto miedo, creí que te daba miedo volar. Pero era el agua, ¿no?
Él asintió.
—Soy un estúpido…
—No, sólo estás reaccionando a algo que te pasó en el pasado. Y quiero saber qué es.
Hubo un breve silencio.
—Yo estaba en un barco…
—¿Qué barco? —preguntó Hyukjae, poniéndose tenso.
—El barco de tu padre. El día que explotó. Yo estaba allí —dijo finalmente Donghae—. Y casi me ahogo…
Hyukjae se quedó helado ante aquella confesión.
—No es verdad. No había niños invitados aquel.
—A mí no me invitaron —respondió Donghae—. Sólo subí a bordo un momento antes de la explosión. Se suponía que yo me iba a quedar en Seúl, en el hotel, con una niñera. Pero yo estaba desesperado por mostrarle a mi appa un juguete nuevo que me habían regalado.
Los recuerdos asaltaron la mente de Hyukjae… Un niño pequeño muy herido…
—¿Estabas a bordo cuando el barco explotó?
—Apenas estuve en él. Y mis padres no sabían que yo había  llegado —tragó saliva—. No recuerdo mucho, para serte sincero. Tenía sólo siete años. Sólo recuerdo estar un minuto de pie en la escalerilla de entrada y luego que alguien me arrojaba al agua. Había agua por todas partes. No podía respirar… Tenía mucho dolor… Y luego todo se oscureció.
—Alguien te rescató… ¿Sabes quién?
—No —sonrió débilmente Donghae—. Era un empleado.
—¿Eras el único niño en el barco aquel día?
—Sí, supongo…
—¡Dios mío! No sabía… —Hyukjae se pasó la mano nerviosamente por el pelo.
—¿No sabías qué? ¿Qué importa ahora?
—Estabas herido. Y perdiste a tus padres…
—Ahora estoy bien —desvió la mirada, al sentirse culpable por no contarle toda la verdad.
Hyukjae lo miró fijamente.
—¿Hyukjae, qué ocurre?
Hyukjae lo miró frunciendo el ceño. Tenía la intuición de que no le estaba diciendo toda la verdad. Pero, ¿por qué iba a mentirle después de haber confesado aquello?
—¿Hyukjae?
—¿Qué?
—¿Podemos irnos a la cama, simplemente?
Hyukjae lo acompañó.
—¿Vas a venir tú también?
—¿Quieres que lo haga? Yo te tiré al agua…
—No lo sabías… —dijo con una  sonrisa.
—Pero ahora lo sé, y de ahora en adelante nada volverá a hacerte daño, cariño —le prometió Hyukjae desvistiéndose y acostándose a su lado.
Lo abrazó fuertemente.
—Es agradable —murmuró Donghae.
Hyukjae descubrió lo que era tener sentimientos de protección hacia alguien, y se quedó quieto, temiendo que si se movía Donghae volviera a temblar.
No era extraño que Donghae odiase a su familia, pensó Hyukjae. Y no se extrañaba de que Park Sooman culpase a la familia Lee de todo. No sólo se había muerto en su yate su único hijo, sino que también su esposo. Y el resto de la familia, su preciado nieto, había resultado herido.
¿Sería por eso que lo había educado en Inglaterra?, se preguntó. Evidentemente, había juzgado mal a Park Sooman, reflexionó, quitando un mechón de pelo de su frente, y notando con alivio que iba recuperando el color.
Con la unión entre ellos, se estaría curando una herida para las dos familias.
Y una vez que Donghae se curase de su fobia, serían un verdadero matrimonio. Una verdadera familia.
Donghae intentó concentrarse en la conversación de Hyukjae para olvidarse de que estaban volando sobre el mar. Se sentía conmovido por la ternura y cuidados que le dispensaba él.
Se alegraba de haberle contado a Hyukjae el episodio del barco. En cierto modo, le había revelado una parte importante de su vida. Estaban muy unidos, y sabía que lo amaba con una pasión desesperada.
Por primera vez se sentía feliz en su vida. Y no dejaría que nada enturbiase esa felicidad.
Cuando estaban aterrizando sonó el teléfono móvil de Hyukjae.
—Se terminó la paz… —comentó.
Donghae sonrió. No le importaba que atendiera sus negocios.
Cuando Hyukjae terminó de hablar, Donghae notó una expresión extraña en su rostro y preguntó:
—¿Qué sucede? —se relajó al ver que estaban en tierra.
—De la oficina… Hay un problema…
—Entonces, debes marcharte…
—No quiero dejarte. Ayer estuviste muy mal, y yo me siento responsable.
Donghae sonrió. Era una novedad para él que alguien se preocupase por su estado.
—Estoy bien —le dijo—. Descansaré y esperaré a que vuelvas a casa.
—No tardaré. Si te sientes mal, llámame al móvil.
—No sé el número.


Él se sorprendió de que hasta entonces no hubiera tenido modo de comunicarse con él.
—Te conseguiré un móvil y te meteré mi número. Al menor problema, quiero que me llames.
Reacio, volvió al helicóptero que lo estaba esperando sin molestarse en cambiarse de ropa.
Aprovecharía su ausencia para hablar con su appa, y para probarse la ropa que Hyukjae había traído el día del club nocturno.
Pero al llegar, notó que ya no estaba la ropa. Tendría que contentarse con el atrevido atuendo de la otra vez. Primero cenarían, y luego tal vez él lo llevase a otro club nocturno, donde podrían bailar y bailar…
Bajó a hablar con el chef sobre la cena y volvió al dormitorio. Cuando estuvo listo, se sentó a esperar a Hyukjae.
Esperó y esperó. Estuvo tentado de llamarlo por teléfono al móvil. Pero no quería agobiarlo.
El tiempo siguió pasando y estaba cada vez más nervioso. Pero de pronto, oyó pasos fuera del dormitorio y se abrió la puerta.
Hyukjae estaba allí, con gesto intimidante y remoto.
—No… No tienes aspecto de haber tenido un buen día… —dijo. Él entró y cerró la puerta de un  portazo.
Donghae hizo un gesto de dolor y siguió diciendo:
—Si tienes hambre…
—No tengo hambre —Hyukjae se acercó a él mirándolo, contrariado—. ¿No me vas a preguntar si he tenido un día interesante en la oficina, cariño!
Donghae se estremeció al oír el tono de su voz.
—Has venido muy tarde, así que supongo que has estado muy ocupado…
—Muy ocupado. Ocupado enterándome de muchas cosas interesantes de mi esposo. Hechos que él no me ha contado aunque hemos pasado dos semanas conociéndonos.
Donghae se puso pálido.
—Hyukjae…
Parecía otro hombre. Había perdido la calidez y la ternura y en su lugar mostraba desprecio y frialdad. ¿Cómo había sido tan tonto como para pensar que aquel cuento de hadas continuaría?
—Será mejor que me digas de qué estás hablando —dijo.
El se rió cínicamente.
—¿Para qué? ¿Para qué calcules lo que sé y no me digas más? No te preocupes. Ya veo que guardas muy bien los secretos. Hoy me he enterado de unas cuantas cosas interesantes sobre tu vida. ¡Como que no veías a tu abuelo desde que tenías siete años! ¡Hasta quince días antes de nuestra boda no volviste a verlo! —fijó sus ojos en él—. Así que, ¿quién pagó esas escuelas caras a las que fuiste?
—Conseguí una beca para estudiar música  —dijo Donghae con voz  débil—. No hubo que pagar.
—Y, según las fuentes que me han informado, en la época de la universidad, tenías tres trabajos por lo menos. Trabajaste como camarero dos veces, y tocabas el piano en un bar. ¿Cómo conseguiste el título? ¿Cuándo estudiabas?
—Siempre estaba agotado, es verdad —sonrió levemente, pero al ver los ojos amenazantes de Hyukjae se puso serio—. No me asusta el trabajo.
—Bueno, eso al menos, es algo a tu favor… Muchos estudiantes trabajan para ayudarse, y yo comprendo que necesitabas dinero porque no tenías padres que te mantuviesen, y tu abuelo negaba tu existencia, pero, ¿por qué tres trabajos? ¿Qué hacías con el dinero? Toda la ropa que tienes te la he comprado yo, excepto el traje de novio. No vas de tiendas…
—La vida cuesta…
—¿Es por eso por lo que has aceptado este matrimonio? Es mejor no luchar para sobrevivir, ¿verdad?
Nuevamente hablaba de él como si fuera un monstruo. Quería contarle lo de su appa, pero no podía.
Hyukjae siguió caminando de un lado a otro.
—Pero lo que quiero que me contestes es por qué tu abuelo quería    este matrimonio —gritó—. Como sospechaba al principio, él no estaba jugando a las familias felices con nuestro matrimonio. Claramente tu bienestar no le interesa. Tú eres una pieza en su juego, aunque una pieza deseosa de jugar. Y ahora quiero saber cuál es el juego, Donghae. Quiero la verdad por una  vez.
Donghae lo miró. Su vida se estaba derrumbando delante de sus ojos. Si se lo contaba, arruinaría lo que habían construido en esos quince días. Él era un hombre justo y con un gran sentimiento de familia. ¿Cómo iba a contarle que lo había engañado de aquella manera?
Unas lágrimas se resbalaron de sus ojos. Lo amaba. Y debía confesarle la verdad.
—Hyukjae…
—Me parece que no va a gustarme lo que vas a decirme. Lo veo en tus ojos… Sabía que había algo detrás de este acuerdo. Pero mi padre es un hombre viejo y quería terminar esta enemistad de una vez. Y yo fui en contra de mi intuición y decidí confiar en él.
Donghae cerró los ojos y deseó esfumarse.
—Como tu abuelo no se ha preocupado por ti, supongo que no le habrá importado tener nietos tampoco. Y como ésa era la razón supuestamente de nuestro matrimonio, se me ocurre que su venganza está ligada de algún modo a ese hecho. ¿Me equivoco?
Donghae sintió náuseas.
—¿Donghae?
—La explosión me hirió gravemente. Y los médicos dijeron que no podría tener hijos.
Hyukjae se puso rígido al oírlo.
—¿Qué estás diciendo?
—No puedo darte hijos, Hyukjae. Jamás. No es posible.
Hyukjae respiró profundamente.
—¿Y tu abuelo lo sabía?
—Mi abuelo lo sabe todo…
Hyukjae se rió con desprecio.
—O sea que ésta es su última venganza. Privar a mis padres de los nietos que tanto desean y privarme de hijos —caminó una vez más por la habitación—. ¿Y tú estuviste de acuerdo? Tu abuelo es conocido por su malicia y manipulación; es un hombre sin moral alguna. Pero, ¿tú? ¿Por dinero has sido capaz de seguir con este engaño?
¿Qué podía decir? No estaba en posición de decirle lo importante que era el dinero para él.
—Sea lo que sea lo que mi familia le haya hecho a la tuya, no hay excusa para este nivel de engaño —dijo con rabia contenida—. ¿Cómo he podido pensar que esta relación era posible? No sólo eres un persona codiciosa, sino un mentiroso.
—Puedes divorciarte de mí —susurró.
—No puedo divorciarme de ti. Tu abuelo lo ha dejado todo atado. El contrato que firmamos nos une hasta que tengamos un hijo.
—Sé que he obrado mal, pero tienes que comprender…
—¿Comprender qué? ¿Qué me he casado con alguien sin escrúpulos? Debí tener más cuidado con tu linaje. Tienes sangre de Park y has heredado su falta de moral.
Hyukjae salió de la habitación y cerró la puerta con un golpe.

Donghae apenas durmió aquella noche. Quería ver a Hyukjae, pero no sabía dónde encontrarlo. Y tampoco habría sabido qué decirle.
Su comportamiento era inexcusable, y él se sentía muy desgraciado… Y lo peor era que se había enamorado de él.
Lo mejor era marcharse a Londres otra vez. En ese momento entró él.
—Me iré hoy —dijo con voz temblorosa—. No puedes divorciarte de mí, pero no tienes que vivir conmigo y te prometo que…
—He venido a disculparme —lo interrumpió—. Anoche perdí los estribos. No hay excusa para eso.
¿Él se estaba disculpando?, se preguntó.
—Tienes todo el derecho a estar enfadado…
—Anoche parecías muy enfermo…
—Creo que ha sido por tragar el agua… Me siento un poco mareado, pero estoy bien… —sonrió.
—Hoy debes descansar, pasar el día en la cama… Hablaremos más tarde.
—No hay nada de qué hablar, Hyukjae. Los dos lo sabemos. Tú no me quieres cerca. Me iré hoy.
—No quiero que te marches —él pareció ponerse más tenso—. Tú eres mi esposo.
—Un esposo que no puede darte hijos —le recordó con tristeza.
—Es posible. Pero sigues siendo mi esposo y no te   irás.
Donghae sintió esperanzas. ¿Se estaría acordando de lo felices que habían sido en su isla?
—Anoche estaba tan enfadado por lo que supe que no podía pensar con claridad. Pero ahora veo que tú has tenido una vida muy difícil… Por el accidente de tus padres que te dejó huérfano… Has trabajado toda tu vida como un esclavo… No es extraño que, al ver la oportunidad, hayas querido mejorar tus circunstancias, y la hayas aprovechado. Para ti mi familia es responsable de la muerte de tus padres y tus heridas.
—Hyukjae…
—Déjame terminar… —Hyukjae lo interrumpió—. Mi familia es responsable de lo que sucedió ese día…
—¿Qué estás diciendo?
—Que tú tienes derecho a la vida que has elegido. Mi familia te lo debe, y yo quiero pagar esa deuda. Seguirás siendo mi esposo y seguirás recibiendo la suma de dinero que hemos establecido.
Donghae se sintió decepcionado al darse cuenta de que su deseo de que siguiera con él era sólo un sentido de responsabilidad, y no algo más personal, más profundo.
Se hundió en las almohadas. No quería estar allí en esas circunstancias. Pero no tenía más alternativa que permanecer con él. Necesitaba el dinero.
Los días pasaron. Hyukjae llegaba tarde de la oficina, cuando él ya se había dormido, y dormía en una habitación diferente.
Y el malestar de Donghae no se le había pasado completamente, para peor.
La gota que derramó el vaso fue que llamó al hospital donde estaba su appa y le dijeron que éste había contraído una infección y que había empeorado.
Sintiéndose culpable por no haber ido a verlo, Donghae hizo el equipaje y pidió al chofer de Hyukjae que lo llevase al aeropuerto.
Hyukjae no lo echaría en falta, puesto que sabía que tenía una reunión en París. Lo había visto partir aquella mañana.
Como un adolescente, lo observaba desde la ventana con la ilusión de verlo simplemente.


Se pasó el vuelo a Londres con sensación de mareo. Se prometió que iría a un especialista para remediar ese problema. Debía haber habido algún virus en el agua que había tragado.
El clima de Londres lo recibió con lluvia y un cielo gris. Tomó un taxi hasta el  hospital.
—¿Cómo se encuentra mi appa? —preguntó, ansioso, cuando llegó.
—Fue una operación importante, como sabe, pero salió bien. Estuvo mejorando hasta los últimos días. Lamentablemente ha tenido una infección y estamos intentando averiguar su causa.
—¿Puedo verlo?
—Si usted es Donghae, por supuesto. Habla de usted   constantemente. Creo que ha estado trabajando en el extranjero, ¿verdad?
Donghae se sonrojó. Aquélla era la historia que le había contado a su appa para justificar el no ir a verlo. Sintió remordimientos de conciencia.
Donghae siguió a la enfermera hasta la habitación mientras se quitaba la alianza. No hacía falta que su appa se enterase de que se había casado con Lee.
La imagen de su appa frágil y pálido le dio ganas de llorar, pero se controló.
—¿Appá?
Los ojos del appa de Donghae se abrieron al oír su voz.
—¡Cariño! No esperaba que vinieras a verme —dijo con voz   débil—. Creías que no ibas a poder venir durante un tiempo…
—Has perdido mucho peso…
—La comida de hospital —bromeó el joven—. Pareces cansado. ¿Has trabajado mucho? ¿Qué tal el nuevo trabajo?
—Muy bien —dijo Donghae, evitando mirarlo, mientras se sentaba en una silla al lado de la cama.
Su appa suspiró y cerró los ojos otra  vez.
—Bueno, ha sido una suerte que hayas conseguido ese trabajo cuando lo conseguiste, y que te paguen tan bien. Si no hubiera sido por ti…
—No empieces, mamá. Yo te quiero —sonrió Donghae—. Y me da mucha rabia no haber podido venir a verte…
—Pero me has llamado todos los días —murmuró su appa—. Y me has dado el mejor regalo que hay. La posibilidad de volver a caminar. Ahora sólo tenemos que esperar para ver si los médicos han tenido éxito. Hasta que apareció esta infección, eran optimistas.
—Y siguen siéndolo —Donghae intentó reprimir sus  lágrimas.
—No llores —le dijo su appa—. Yo sé que puedo apoyarme en tu fuerza. Siempre has sido fuerte. Incluso de pequeño tenías una firme determinación.
Donghae hizo un esfuerzo por sonreír. No se sentía ni fuerte ni determinado.
—Estoy bien. Sólo un poco cansado.
«Y mareado», pensó.
—¿Cuántos días te han dado en el trabajo?
—Los que necesite —dijo una voz masculina desde la puerta. Donghae se sobresaltó y miró a Hyukjae.


8 comentarios:

  1. Al fin!!!!!!!.
    Se destape la olla, será qué HuykJae se decidió a contraste un detective para averiguar el pasado de su esposo.
    Cansancio, mareo, nauseas, etc. a mi me suena que más de uno se va a llevar una sorpresa, habrá que ir comprando pañales y biberones

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  2. Ahhhh
    Y si señoras!!!! Esas semanas de luna de miel, rindieron frutos! Y que los médicos digan misa, Hae~ esta esperando bebé!!!!!
    Ahhhhhh
    Que fue ese cambio tan repentino de Hyuk!!!!!
    Mierda, lo siguió, ojala que ahora que se entere por que Hae| se caso con él, las cosas mejoren mucho; y que a Sooman le salga el tiró por la culata(?)

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  3. Noooooo maaaa!!!!! Que fuerteee!!
    Aaaa! Ya prox capitulo por favor!!
    Amo esta adapt. 😁😁

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  4. hay por un monto en el cielo y despues el infierno pero con esto ya todo esta resuelto sisisisis

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  5. Ya salio todo a la luz!!!! /0\ se se viene lo bueno TvT al fin Hyuk va a conocer la vrdad sobre Hae y tendra que disculparse ¬¬ otra vez :p
    Y espero y ahora ese abuelo ya no se metea ¬¬

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  6. Estoy taaaan acistumbrada que se tarden tanto en decir la verdad para defenderse...que hasta yo me quede sorprendida de que le contara casi todo a Hyukjae en la isla.
    Claro que,al regresar Hyuk se entera de mas cosas y luego Hae le suelta la penúltima de las verdades que Hae tiene que decirle.
    Lo siguió...y ahora casi sabe todo,ya solo le falta que Hae se lo diga con sus propias palabras y a su manera.
    Hyuk tendrá que bajarle el cielo,la luna y las estrellas a Hae
    Esto ya huele a final.

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  7. Mareos, para mi que el agua que trago llego con el aire de la rosa de guadalupe por que mas que fijo que esta embarazado

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    1. Me encantó lo de la rosa de Guadalupe 😂😂😂😂😂😂

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yota´s news : De regreso?

 Buenas tardes a todas las lectoras. Después de un año  y casi 4 meses regreso a saludarlas y comentarles nuevas.  Me gustaría decirle...