Sapphire Wolf (T6)- 9



Hyukjae no había sido capaz de dejar de tocar a Donghae, incluso por el momento más breve desde que lo había encontrado y él sabía que probablemente lo estaba volviendo loco, pero estaba luchando con su lobo a cada segundo para evitar agarrarlo y huir a un lugar seguro.
Sabía que no existía tal lugar, pero a su lobo no le importaba. Sentía que ellos eran vulnerables con tantos lobos dominantes tan cerca de su compañero, su frágil compañero humano. Sabía que sus emociones estaban corriendo a toda marcha con todos los recuerdos de lo que había soportado en el Limbo y no sabía por cuánto tiempo más permanecerían con las heridas abiertas.
—Detente. —La suave voz de Donghae penetró sus pensamientos mientras él giraba suavemente su rostro para que lo mirara—. No estoy molesto por tu toque. No estoy irritado, ni me siento ahogado, así que por favor deja de considerar esos pensamientos. —miró a sus ojos y vio la emoción cruda arremolinándose en sus profundidades.
—Estar aquí me está volviendo loco, Donghae —le dijo, con sinceridad. Donghae asintió.
—Lo sé, pero en caso de que no te hayas dado cuenta, esto también está volviendo loco a los demás. Honestamente, tú eres más una amenaza para los otros que para las parejas. Todos ustedes están tan obsesionados con la idea de que uno de nosotros sea herido que no se dan cuenta que en realidad no hay amenaza.
Hyukjae lo sentó en su regazo y lo besó en el cuello.
—No hay forma de razonar conmigo o mi lobo, amor, no en este momento.
Donghae le frotó la espalda con suavidad y dejó escapar un lento suspiro.
—Está bien —luego repitió, en voz baja—, está bien.    
La luz de la mañana comenzó a penetrar a través de los árboles mientras los lobos y las Fae comenzaban a moverse.
Teuk miró alrededor y cuando vio los demacrados y cansados rostros de los hombres supo que ninguno de ellos había dormido. Estaban al borde y desconfiaban el uno del otro y eso le rompió el corazón. Es posible que hayan logrado salir del Limbo con vida, pero no habían salido ilesos.
—Hola. —Sintió el aliento de Kangin en el cuello y luchó contra el impulso de subir a sus brazos, apartando todo lo demás excepto a él—. ¿Estás bien?
Teuk se apoyó contra su pecho mientras sus brazos lo rodeaban. Él le apretó contra sí y sintió su pecho retumbar con satisfacción ante el entusiasmo de su compañera por estar cerca de él.
—Sí, solo estoy preocupada por todos ustedes. —Volteó la cara para verlo y el ligero resplandor en sus ojos clamó a su lobo. Quería estar solo con su compañero, necesitaba sentir su fuerza rodeándole y sumergirse en su olor.
—Si no detienes esa línea de pensamiento voy a arrastrarte hacia el bosque y tirar al viento mis modales de caballero —gruñó Kangin en su oído.
Teuk se estremeció ante sus palabras y se sonrojó al ver sus pensamientos.
Golpeó sus manos que descansaban sobre su estómago.
—Compórtate.
—Tú primero —atacó él.
Se dio la vuelta en sus brazos y miró su hermoso rostro. La piel de él estaba delineada por la preocupación y el cansancio, y aún así era la cosa más hermosa que había visto nunca.
—Estoy tan contento de que estés bien —le susurró.
Los ojos de él se suavizaron, se inclinó y colocó un suave beso en sus labios.
—Por ti —murmuró contra ellos.
Las manos de él comenzaron a deslizarse por su espalda y justo antes de llegar a su trasero, se las retiró. Sus ojos se abrieron en sorpresa.
—¿Sintiéndote atrevido?
Él le gruñó.
—Mío.
—Sí —asintió—, pero ahora no es el momento.
Kangin dio un paso atrás y le agarró la mano. Empezó a jalarlo hacia la semi privacidad del bosque.
—Puedo hacer que sea el momento. —Su voz era baja y envuelta con el deseo que Leeteuk podía sentir irradiando de él.
Teuk jaló contra su agarre y él se detuvo instintivamente ante su lucha. Le miró de nuevo mientras estrechaba los ojos.
—Kangin, sabes que te deseo. Puedes sentirlo así como yo puedo sentirlo salir de ti, pero estamos en peligro y tenemos que regresar a la mansión.
«¿Tienes alguna idea de lo que he estado viendo durante las últimas  semanas?» Sus palabras resonaron en su mente mientras daba pasos lentos y medidos hacia él, acosándolo.
«No puedo ni empezar a imaginar por lo que has pasado, y sé que necesitas saber que estoy bien, que estamos bien».
«¡TÚ NO SABES!»
Teuk se estremeció ante el gruñido en su mente y la rabia detrás de sus palabras. Sabía que él estaba lastimado, sabía que se sentía fuera de control y por esa razón dejó pasar la falta de respeto que le había mostrado. Kangin se inclinó sobre él mientras su cuerpo temblaba con dolor reprimido, ira, deseo y amor por la persona parada delante de él.
«Soy el único que tiene derecho a tocarte. Soy el único que tiene el privilegio de protegerte. Soy el único que debería conocerte, y sé que no era real, lo sabía aquí», golpeó la mano en su pecho sobre el corazón. «Pero aquí», se tocó la cabeza. «Aquí sigo viendo las manos de alguien más en ti. A veces a la fuerza, y a veces invitado».
Teuk se quedó sin aliento mientras una mano volaba a su boca. Nunca había considerado que Kangin podría temer que él realmente se entregara a otro, engañándolo, que le permitiera a otro estar cerca de él. Así que, no solo había visto a alguien forzándolo, Kangin lo había visto invitando a otro a su cama.
Su estómago se volcó con náuseas al ver sus pensamientos, vio lo que él había visto. Se dio la vuelta y echó a correr por el bosque apenas consiguiéndolo antes de empezar a sentirse miserable. La idea de alguien más era horrible, en realidad verse a sí mismo en los brazos de otro era demasiado. Por fin entendió su necesidad de reclamarle. En su mente, necesitaban consumar su vínculo de nuevo.
Las lágrimas corrieron por su rostro mientras vomitaba. Los sollozos salieron forzados de su garganta y finalmente se desplomó sobre sus rodillas. Negó con repulsión y trató de alejar las imágenes.
La peor parte era el rostro de aquellos que él había tomado de buena gana, los dos hombres que lo habían tomado, uno que había marcado su cuerpo y su alma. Trent, el macho humano con el que había salido, pero que nunca le permitió tocarlo de esa forma. Y lo peor de todo, machos de su manada, hombres que consideraba como hermanos. Esos rostros lo hicieron vomitar más y luchó para evitar desmayarse.
—Leeteuk, mírame. —La voz de Kangin venía de un par de metros detrás de él. No lo estaba tocando, no lo estaba consolando, y sabía que debía repugnarle. Ese pensamiento atravesó su alma, rasgó justo a través de él y jadeó por el dolor—. Leeteuk —dijo Kangin con más insistencia.
Él no le querría más. No después de ver eso. Cómo podría, aún sabiendo que no era realmente él, cómo podría dejar atrás esas imágenes. Le dejaría y estaría solo. Kangin buscaría a otra pareja para su comodidad y él se vería obligado a ver, mientras amaba a otro.
—LEETEUK. —Kangin dio un paso adelante mientras gruñía. Sus ojos brillaban intenso y su cuerpo temblaba.
De repente Hyukjae y Siwon estaban de pie entre él y Teuk. Sus cuerpos estaban tensos por la disposición, con ganas de batalla. Kangin gruñó y se sintió empezando a cambiar. A sus manos le crecieron grandes garras y sus músculos comenzaron a hincharse y apretarse contra su ropa. Sintió el poder de su Alfa envolverlo y supo que su padre le impedía cambiar del todo.
—Retrocede, Kangin —gruñó Siwon.
—¿Quién eres tú para interponerte entre lo mío y yo? —Kangin encontró los ojos de Siwon sin parpadear y sostuvo su mirada.
Siwon dio un paso amenazador hacia delante y ya que Kangin no retrocedió, los dos dominantes estuvieron cerca de tocarse.
—Necesitas calmarte.
—Quítate. De. Mi. Camino. —Sus palabras recortadas traicionaron la calma que estaba tratando de demostrar y el temblor de sus manos tampoco ayudó.
—Vas terminar lastimándolo y más tarde, cuando te hayas calmado, vas a querer suicidarte por la indiscreción que cometerás contra la única persona que no se lo merece.
Los ojos de Kangin se apartaron bruscamente de Siwon cuando vio un movimiento. No oyó el grito, ni tampoco sintió los brazos que intentaron detenerlo cuando se abalanzó sobre Hyukjae quien estaba tratando de ayudar a su compañero a ponerse de pie. Lo único que Kangin vio fueron las manos de Hyukjae sobre su compañero, la piel de Hyukjae tocando la suya, y los recuerdos vinieron corriendo.
—Dambi, ¿hay algo que puedas hacer para impedir que los neuróticos hombres lobo se maten el uno al otro? —preguntó Hee secamente mientras miraba a su pareja intentar apartar a un furioso Kangin fuera de Hyukjae.
Hyukjae contenía su propia furia, pero Heechul sabía que se estaba frenando porque se preocupaba por Kangin. Él sabía que Kangin no estaba en su sano juicio en ese momento. A Hee le gustaría decir que no creía que Kangin alguna vez lastimaría a Teuk, pero nunca lo había visto de la manera en la que estaba, y en verdad, eso lo asustó.
—Kangin detén esto. —Las palabras de Junjin se envolvieron alrededor de su hijo y alejó a Kangin de Hyukjae. Él luchó contra el agarre de su padre, pero no podía moverse. Miró fijamente a Hyukjae, desafiándolo, retándolo a tocar de nuevo. Lo mataría, decidió el lobo de Kangin, él había tocado a Leeteuk, él había sido uno de los machos que él voluntariamente había aceptado, ya sea real o no, Hyukjae tenía que morir.
Hyukjae debió de haber visto la determinación asentada en los ojos de Kangin mientras daba un paso lejos de Teuk.
—Kangin, yo nunca le haría daño a tu compañero —dijo Hyukjae firmemente.
—Lo tocaste. —Los ojos de Kangin se estrecharon peligrosamente—. Lo tomaste de una manera en la que no tenías derecho a hacerlo. LO BESASTE, TÚ BESTIA…
—¡SUFICIENTE! —rugió Junjin cortando las palabras de Kangin.
Kangin cayó de rodillas ante la orden Alfa de Junjin, lo empujó a someterse. Levantó la cabeza y sus ojos encontraron los de Leeteuk. Las lágrimas corrían por su rostro, pudo ver el miedo, y sabía que estaba a punto de correr.
—No —le dijo con urgencia—. No me dejes.
—No me quieres —respondió él y se estremeció al oír sus propias palabras.
—Siempre te querré.
Leeteuk negó con la cabeza. Sabía lo que había sentido en el interior de él, la repulsión que lo llenaba.
—No hacia ti —respondió a sus pensamientos—. Contra todo el mundo, amor, pero nunca de ti. —Levantó los brazos abiertos hacia él—. Ven a mí. — Teuk luchó contra el impulso de correr hacia él. Temía su rechazo y sabía que no podría manejar la situación si él lo apartaba—. Leeteuk, ven ahora.
—Aquí vamos con las malditas órdenes de perro —murmuró Hee mientras cruzaba los brazos sobre su pecho.
—Déjame ir —le dijo Kangin a su padre, nunca apartándose de Leeteuk—. No voy a hacerle daño. —Después de una larga pausa, añadió—: O a alguien más.
—¿Por qué eso no me tranquiliza? —preguntó Zhoumi a Hee en voz baja.
—Porque sus ojos de lobo todavía brillan desde su demasiado hermoso, aunque de aspecto bastante desquiciado, rostro.
—Sí, eso podría ser —concordó Zhoumi.
Junjin gradualmente dejó ir el control sobre su hijo mientras lo observaba fijamente para asegurarse de que no fuera a atacar. Cuando Kangin no se movió, lo liberó completamente.
Kangin dio un paso hacia su compañero y se detuvo para asegurarse de que él no iba a retroceder. Cuando se mantuvo firme, dio otro paso y otro, hasta que estuvo parado frente a él.
—Por favor, déjenos —habló en voz baja, pero sabía que todo el mundo lo oiría.
Siwon soltó un gruñido e iba a dar un paso hacia Kangin hasta que Hee se puso delante de él.
—No le hará daño.
Siwon se quedó mirando a su compañero un momento antes de finalmente ceder. Tomó la mano de Hee mientras se daba la vuelta para seguir a los demás y darle a Kangin y Teuk tanta privacidad como el bosque pudiera permitir.
Una vez que estuvieron solos, Kangin colocó dos dedos debajo de la barbilla de Leeteuk y gentilmente levantó su cara para que lo mirara.
—¿Cómo puedes siquiera pensar que no te querría?
Las lágrimas de Leeteuk se deslizaron por sus mejillas mientras trataba de hablar. Sus labios temblaron y trató de apartar la mirada, pero él afirmó el agarre en su barbilla.
—¿Cómo podrías después de ver eso? ¿Cómo puedes siquiera querer tocarme otra vez?
Los ojos de Kangin se cerraron brevemente mientras se daba cuenta que él había pensado que sus emociones estaban dirigidas a él. No estaba enojado con él y no lo repudiaba. Él era suyo. Su precioso compañero y sabía que en realidad no había sido tocado, o besado, o amado por otro. Él lo sabía, pero aún así su lobo y él necesitaban conectar con su compañero tanto emocional como físicamente. Necesitaba asegurarse a sí mismo que Leeteuk todavía lo quería, lo deseaba, y a nadie más.
Teuk se puso de puntillas y apretó sus labios contra los de él. Levantó las manos, pasó los dedos por su negro y espeso cabello, y gimió cuando él envolvió sus brazos a su alrededor y lo atrajo hacia sí. Abrió su mente a la de él y vertió su corazón en su beso. Pensó en su noche de bodas, en los Ritos de Sangre y luego en el tiempo después. Le recordó su primera vez juntos y todas las veces después de esa, mostrándole de la única manera que podía en ese momento, lo mucho que lo necesitaba, lo deseaba, y lo sediento que estaba de él.
Era suyo, sin duda, pero Kangin también era de él.
«Tú eres mío», le dijo. «No hay otro para mí. Mi corazón, mi cuerpo y mi deseo es solo para ti».
El cuerpo de Kangin se estremeció mientras las palabras de Leeteuk reverberaban en su propia alma. Su lobo y él eran suyo. Sintió la verdad en esas palabras y eso alivió un poco algo dentro de él. Sus manos recorrieron su cuerpo tanto como se atrevía en su entorno semi-privado y no creía que alguna vez hubiera querido estar a solas con su pareja más de lo que hacía en ese momento.
Leeteuk se apartó de su beso jadeando en busca de aire y sonrió levemente ante sus labios hinchados.
—Pronto —dijo sin aliento.
—No lo suficientemente pronto —gruñó él.
Se miraron el uno al otro mientras trataban de poner su respiración bajo control. La imagen de Leeteuk mirándolo con miedo destelló en su mente y su corazón dolió.
—Siento haberte asustado —susurró.
Sus brazos todavía estaban envueltos alrededor del cuello de él y sus manos se aferraron a su nuca con fuerza.
—No estaba asustado de ti; tenía miedo de haberte perdido, debido a lo que has sufrido. Vi lo que habías soportado visualmente e incluso ahora, no puedo pensar en ello o me pondré enfermo de nuevo. Kangin —su voz vaciló mientras trataba de no perder la cabeza—, el pensamiento de las manos de cualquier hombre aparte de las tuyas, es repugnante. No quiero esas imágenes en tu mente. No quiero nuestra cama contaminada con eso.
—Lo siento. Es mi culpa lo que vi. Era mi temor el que lo creó y después de que lo vi una vez, solo creció dentro de mí. Cada vez más temía que no fuera suficiente para ti, que te darías cuenta que te mereces a alguien mejor.
Teuk lo silenció con sus labios cuando lo besó profundamente. Cuando se retiró de nuevo, mordió su clavícula como castigo por su duda.
—No hay nadie mejor para mí. No en este reino o cualquier otro.
Kangin presionó su frente contra la de él y aspiró su aroma. Entonces sus ojos encontraron su marca de mordedura de la ceremonia de los Ritos de Sangre y gruñó. Besó de su cara a su cuello. Cuando llegó a la marca, la besó suavemente y luego se entregó a su lobo.
Teuk jadeó cuando sintió los dientes de Kangin hundirse en su carne sensible y tan rápidamente como el dolor había comenzado ya no estaba. Una oleada de placer trajo otro jadeo de él y luego un gemido profundo y gutural. Lo agarró con fuerza al sentir el tirón de su boca y sonrió cuando lo oyó suspirar de alegría.
A su compañero le gustaba la forma en que él sabía, y escuchó sus pensamientos en voz alta y clara, eso solo hacía que la experiencia fuera mucho más intensa e íntima. Finalmente, lo soltó y le pasó la lengua por el cuello con ternura. Besó la mordedura varias veces antes de mordisquearle la oreja y gruñir:
—Mío.
—Creo que has establecido eso, hombre lobo —bromeó Leeteuk.
«¿Quieres corresponder?» le preguntó mientras inclinaba la cabeza hacia un lado dándole una visión clara de su cuello. Él quería su mordedura, quería su aroma corriendo por sus venas, pero él sabía que su Leeteuk era una persona muy reservada. La única razón por la que le había dejado morderle era porque había sentido su necesidad. Se había comprometido, ya que no podían hacer el amor, sometiéndose a su mordida en su lugar.
«Quiero hacerlo, sabes que sí». Teuk le suplicó que entendiera. No lo estaba rechazando.
—Lo sé amor, lo sé. No es justo de mi parte pedirte esto cuando sé cómo te sientes respecto a ello.
—Es que es tan íntimo. Siento que bien podría estar aquí de pie  desnudo.—se rio de su inseguridad y se deleitó con la risa que brotó de Kangin.
—Por mucho que esa idea me atraiga, no me gustaría que otros te vean, así que puedo entender por qué no quieres que otros te vean mordiéndome. Es íntimo y en circunstancias normales yo no habría hecho eso aquí.
—Lo sé —le dijo con una sonrisa—, pero me alegro de que lo hubieras hecho. Calmó a tu lobo.
—Sí —concordó—. Definitivamente se siente más seguro contigo en este momento.
—¿Vas a perder el control de nuevo?
Kangin sabía que estaba tomándole el pelo, pero la verdad era que no lo sabía. Era una posibilidad y por eso no le mentiría.
—No lo sé.
Leeteuk lo besó suavemente antes de dar un paso atrás, pero manteniendo el asimiento de su mano.
—Está bien, vamos a cruzar ese puente cuando lleguemos allí. —Se encogió de hombros mientras se giraba para tirar de él hacia los demás—. O caeremos.
—Gracias por el voto de confianza, nene —murmuró.
Teuk se rió.
—Si las cosas se ponen peor voy a tener que dejarte violarme como un hombre de las cavernas.
Kangin gruñó.
—No me tientes.
Los otros estaban esperando por ellos. El campamento había sido empacado y estaban listos para estar de nuevo en movimiento.
—¿Finalmente cediste y lo dejaste salirse con la suya contigo, Pato? — preguntó Hee, con una sonrisa maliciosa.
Siwon, quien tenía un brazo envuelto a su alrededor, tiró con más fuerza y gruñó.
—Relájate, B. Tendrás tu revolcón en el pajar muy pronto.
Siwon se inclinó y le mordisqueó el cuello bruscamente.
—Estás escribiendo cheques, Heechul.
—Sí, sí… que no puedo pagar. Lo entiendo, pero tal vez rudo es por lo que estoy apuntando Siwi, ¿nunca pensaste en eso? —se volvió hacia él y levantó una sola ceja en desafío.
—¿De verdad quieres hacer esto ahora? —le gruñó él.
—Por Dios —gimió Dambi, mientras se frotaba la frente—. Qué la Gran Luna nos salve de los dominantes y calientes hombres lobo, y de los compañeros que están determinados a empujarlos sobre el borde del que están precariamente encaramados.
Junjin dio un paso delante de modo que pudiera ver a todo el grupo. Dejó que su poder se liberara y vio cómo uno a uno los lobos cayeron de rodillas; todos excepto Siwon y Yesung. Él voluntariamente se puso de rodillas por su propia elección, pero Siwon permaneció de pie.
—Sé que todos ustedes se sienten un poco territoriales con sus compañeros. Entiendo que sientan la necesidad de conectar con ellos, restablecer su reclamo y vínculo, pero no son cachorros para ser gobernados por sus necesidades y deseos. Van a recomponerse, van a aguantarse hasta que estemos a salvo, y tengan una habitación privada para dejarse ir. ¿Queda claro?
Murmullos de acuerdo encontraron su mirada de espera y después de varios momentos de la intensa mirada de Junjin, retiró su poder y dejó que se levantaran.
Parte de la tensión que había estado creciendo entre los machos se apaciguó, aunque no completamente.
—Está bien, déjenme ponerlos al día rápidamente —comenzó a hablar Dambi—. La Gran Luna hizo que el consejo Fae enviara la llamada a las manadas. Ella no está pidiéndoles educadamente que todos se unan, está exigiéndolo. Ellos ya deberían estar reuniéndose y espero que para el momento en que regresemos de nuevo a la mansión estén allí y en una sola pieza.
Junjin se frotó la frente a medida que la preocupación se filtraba en él.
—Donghwa está a cargo en este momento, y a pesar de que es dominante, no es rival para un Alfa, y mucho menos para once de ellos.
—Donghwa es diplomático, Junjin —le aseguró Siwon—. Él puede mantener la paz. Por no hablar que Ahn Kangta estará allí. Él es sensato e inteligente, y debería ser capaz de frenar cualquier tipo de violencia.
Junjin dejó escapar un profundo suspiro y aunque sabía que las palabras de Siwon eran verdad, también sabía que los Alfas no se mezclaban, por muy sensatos o diplomáticos que fueran.
—Tenemos que actuar rápidamente —continuó Dambi—. Mona va a enterarse de su escape lo suficientemente pronto y no va a dejarlo pasar sin respuesta. Ella sabe que estamos en estas montañas y va a utilizar cualquier cosa que pueda para eliminarnos.
—Bueno, dejemos de perder el tiempo aquí tratando de matarnos y démonos prisa. —Changmin sorprendió a todos con su repentina franqueza.
Yunho sonrió hacia su compañero.
—¿Sintiéndote luchador?
Él le devolvió la sonrisa inocentemente y lo besó en la mejilla.
—Estoy tan ansioso como el resto por volver.
Las cejas de Yunho se levantaron con sorpresa y su respuesta en su oído fue cualquier cosa menos inocente.
Dambi negó con la cabeza mientras se giraba para guiarlos.
—Estoy muy decepcionada Changmin, ¿qué le pasó a tu conducta mojigata?
Changmin se echó a reír.
—Tomó un segundo plano cuando me dieron a un compañero tan caliente que podría cocinar tocino en su abdomen.
Hee se estiró para chocar los cinco con Changmin mientras sonreía.
—Buena esa, hadito.
Changmin asintió.
—Lo sé, ¿verdad?
Dambi aceleró el ritmo con la esperanza de hacer que mantuvieran su conversación al mínimo mientras viajaban. Los hombres estaban al límite y no se iba a necesitar mucho para provocar otra pelea como la que acababa de suceder.

«¿Estás bien?» le preguntó Donghae a Hyukjae por centésima vez desde que Kangin le había atacado. Sintió su cálido aliento en su cuello mientras seguía su paso a su lado.
—Estoy bien Donghae mío, deja de preocuparte por mí. —Le guiñó un ojo y él sonrió porque todavía le provocaba revoloteos y le daba ganas de lanzarse a sus brazos.
—Siéntete libre de hacerlo —le dijo mientras veía los pensamientos en su mente.
Donghae puso sus ojos en blanco, pero se consoló con el regreso de su alegría. No era menos posesivo o protector, pero su actitud casi había vuelto a la normalidad.

«Siwi», Hee le habló tentativamente a su compañero. Estaba enfadado, realmente no creía que fuera con él, pero sabía que no había ayudado.
«Heechul»,  respondió, no cruelmente.
«¿Estamos bien?»
«Voy a estar mejor cuando pueda examinarte más a fondo, y una vez que Hongki te examine y me deje saber que nuestro bebé está bien».
«Estoy bien cariño, lo prometo». Trató de tranquilizarlo, pero sabía que él estaba diciendo la verdad; no iba a estar bien hasta que lo hubiera examinado él mismo.
«Te amo, Heechul», su voz de repente pareció urgente en su   mente.
«También te amo. Me alegra que volvieras».
«¿Extrañaste mi mandona, taciturna y posesiva personalidad?», bromeó él.
«No te querría de ninguna otra forma, cariño».
«Voy a recordar que dijiste eso», advirtió con una sonrisa, sabiendo que iba a conseguir la referencia.
Él se echó a reír a carcajadas, mientras trotaban por el bosque silencioso.
—Tombstone —confirmó con una sonrisa hacia él y el ligero repunte de sus labios envió un escalofrío a través de su cuerpo. Su compañero estaba a salvo, estaba con él y ahora podría concentrarse en salvar al mundo, salvar a su bebé, y todo lo que necesitaba salvar.
—¿Sintiéndote ambicioso? —preguntó Siwon con una sonrisa. Hee le sonrió con malicia.
—Oh cariño, no tienes ni idea.



1 comentario:

  1. Necesito una prlea donde los lobos saquen toda esa frustración y miedo que llevan con ellos...de preferible que no sea con los de su manada o las demás.
    Pobre Teuk,vio todo y vio el dolor de Kangin al presenciar todo eso aunque sea en su imaginación...hasta el mismo sintio asco,lo que sentiò Kangin lo supera.
    Como dije...comprensinle.
    Lo bueno que Junjin está ahí,al menos los puede mntener a raya hasta llegar a un lugar seguro y ellos puedan hacer lo que deban para reconfortarse y eliminar un poco lo que sintieron.
    Al menos cuabdo lleguén a la mansión,no encontraran una batalla de alfas...al menos no por pelesr territotio o estar en desacuerdo con la reunión...o eso espero.
    Necesito...me urge que le partan su mandarina en gjos a esa bruja.

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yota´s news : De regreso?

 Buenas tardes a todas las lectoras. Después de un año  y casi 4 meses regreso a saludarlas y comentarles nuevas.  Me gustaría decirle...