Sapphire Wolf (T6)- 8



—Kangin, por favor, mírame —rogó Teuk a su compañero. Él estaba de rodillas en el suelo mientras bajos gruñidos salían de él. Su cuerpo se estremeció bajo sus manos mientras frotaba suavemente su espalda. Su camisa empapada de sudor se pegaba a él y Teuk trató de darle un poco de alivio despegando la camisa de su piel—. Kangin, maldita sea, dije que me mires —gruñó Teuk.
La cabeza de Kangin se alzó ligeramente al comando de su voz y su labio mostró los colmillos afilados y blancos. Sus ojos brillaban y Teuk vio que el lobo de Kangin estaba muy cerca de la superficie. Aprovechando la oportunidad, agarró su rostro mientras estaba vuelto hacia arriba y sostuvo su mirada.
—Kangin, soy yo, Leeteuk.
Los ojos de Kangin se estrecharon y tomó una respiración profunda, inclinándose más cerca de él para atrapar su aroma. Algodón de azúcar y nieve golpeó sus sentidos y casi lo derribó. Aulló ruidosamente y los demás se unieron a él.
—Compañero. —Su voz fue gutural al hablar. Alzó la mano y acarició su rostro con añoranza. Cuando él pasó un dedo por sus labios Teuk abrió la boca y mordió su dedo juguetonamente con los dientes. Cuando empezó a acercarse a él, una voz detrás de él lo hizo ponerse rápidamente de pie, empujando a Teuk tras él mientras gruñía.
Dambi se detuvo con las manos en el aire mientras miraba a Kangin.
—Tranquilo, Kangin, no quiero hacer daño —le dijo, con calma.
Kangin la miró, y entonces, por primera vez se dio cuenta de toda la conmoción que le rodeaba. Retrocedió aún más, empujando a Teuk hacia atrás hasta que su espalda chocó contra la pared. Su lobo le urgía a  protegerlo, a que nadie se acercara a él y le haga daño. Sus ojos iban salvajemente de  una persona a otra, todas ellas una posible amenaza a lo que era suyo.              
—Su lobo está en control. —Una voz profunda llegó desde la izquierda. La cabeza de Kangin se dio la vuelta para mirar directamente a los ojos de su Alfa y padre. Él lo reconocía, pero eso no importaba. Aquí abajo, no se puede confiar en nada, le recordó su lobo. Él levantó un labio en una mueca a Junjin.
—Kangin. —La voz de Junjin retumbó y Kangin sintió el empuje en la misma— . Nosotros no vamos a hacerle daño. Necesitas recuperar el control de tu lobo.
Kangin sintió una pequeña mano en su espalda y luego un brazo se deslizó alrededor de su cintura desde atrás.
«Kangin, vuelve a mí, amor». Oyó la voz de Leeteuk en su mente y algo en él se rompió.
Se dio la vuelta alrededor aplastándola contra él.
«Pensé que te había perdido», dijo. «Pensé que nunca te sostendría de nuevo».
—Estoy aquí —dijo él, en voz alta—. Estoy aquí y tenemos que irnos.
Kangin se apartó y lo miró. Le acarició la mejilla, se inclinó y la besó suavemente.
—No te vayas de mi lado.
Sus ojos brillantes le dijeron lo que no hizo su suave voz. Kangin aún no estaba totalmente en control.
Se dio la vuelta para enfrentarse a todos y tomó la mano de Teuk firmemente en la suya. Se encontró con la mirada de su padre y expuso su garganta a su Alfa rápidamente, antes de ver a los demás con ojos cansados.
Dambi les dio a todos unos pocos minutos más mientras las parejas seguían poniéndose de pie y la miraban. Hongki se había hecho cargo de poner a Sihyuk de pie, ya que no tenía un compañero.
A Dambi le pareció extraño que ellos no se abrazaran, o se preguntaran el uno al otro si estaban bien. Pero, mientras miraba a cada uno de los hombres ojeándose unos a los otros, se dio cuenta que no confiaban entre sí.
No confiaban en que esto fuera real, que las parejas que sostenían respectivamente cerca eran genuinas. Sus mentes estaban tratando de llegar a un acuerdo con la noción de que los compañeros, sólidos y enteros en sus brazos, no iban a ser arrancados de ellos y torturados.
Aunque sabía que necesitaban más tiempo para llegar a un acuerdo con la realidad, ella no podía darles tiempo. Tenían que salir pitando y tenían que hacerlo “ayer”.
—Está bien, encantadora gente. —La voz de Dambi se alzó de manera que todos pudieran oírla—. Por mucho que me gustaría darles todo el tiempo para procesar esto, van a tener que ponerse los pantalones de niños grandes y simplemente confiar en que sus compañeros están aquí para salvar sus traseros e ir con ellos. No tenemos tiempo para hacer un programa de doce pasos, así que contrólense a sí mismos el tiempo suficiente para salir de aquí.
—Hombre, te extrañé —dijo Henry al otro lado de la sala con una sonrisa socarrona, y un brazo envuelto alrededor de Zhoumi mientras sonreía a Dambi. La sonrisa era real y las palabras tan sarcásticas como siempre, pero todavía había algo fuera de lugar en sus ojos.
—Sí, sí, lo sé. Quieres prometerme tu amor eterno, bla, bla, bla —dijo secamente—. Vamos a ponernos en marcha, gente. Hongki, empieza a cantar de nuevo, por favor, y tal vez hazlo en un tono más alegre para que no todos queramos dispararnos a nosotros mismos. —Dambi se dirigió hacia las escaleras. Ella les hizo un gesto a Junjin y Hyesung para venir adelante—. Alfa. —Inclinó un poco la cabeza hacia él—. Es bueno verte. Ahora, si fueras tan amable, conduce a tu gente fuera de aquí. Manten el juicio. Escucha la voz de Hongki y no pienses en tus preocupaciones. Si es necesario, toma nota del libro de Hee y piensa en sexo.
—Oí eso —gritó Hee. Dambi no le hizo caso.
Junjin tomó la mano de Hyesung y empezó a conducirlo por las escaleras. Se aclaró la mente de todas las preocupaciones o temores. Solo pensó en el rico sonido proveniente de Hongki y la sensación de la mano de su compañero en la suya.
Dambi dirigió a cada uno de ellos por las escaleras, diciéndoles una y otra vez que pensaran solo en la voz de Hongki. Dambi fue la última en iniciar la subida por las escaleras y ella misma se centró en la voz del doctor alejando los temores que estaban tratando de inundar su mente. Ella se negaba a darles siquiera una fracción de su atención.
Cuando llegó a la parte superior de la escalera se detuvo cuando vio que todo el mundo estaba allí de pie mirando a donde la abertura debía estar.
—¿Qué demonios, Dambi? —gruñó Hee.
—¿Ya han pasado más de dos horas? —preguntó Changmin.
Dambi alargó la mano y la puso en la pared. Ella cerró los ojos mientras se concentraba.
—Esa pequeña comadreja llorona —espetó a la pared—. No han pasado más de dos horas. Nuestro amistoso Troll de los alrededores piensa atraparme a mí, Dambi de las Fae.
Henry se rió mientras negaba con la cabeza.
—Ellos nunca aprenden —dijo él a nadie en particular.
Los ojos de Dambi se estrecharon mientras miraba el lugar donde su mano acababa de estar. Habló en voz baja, un lenguaje hermoso que fluyó con facilidad de su lengua. Sus ojos brillaron y ella empezó a resplandecer mientras la magia pulsaba de su cuerpo. De repente, la pared se abrió de golpe y Thurlok se tambaleó hacia atrás en el otro lado. Junjin y Hyesung fueron los primeros en pasar, y luego los demás los siguieron. Una vez que todos estuvieron fuera, Dambi pasó a través del velo, y dejó que se cerrara detrás de ella. Se detuvo mirando a Thurlok fijamente.
—¿Pensaste engañarme?
Thurlok se puso de pie torpemente.
—Sabía que podías salir, Dambi —le dijo con nerviosismo—. Tuve que cerrarlo en caso de que alguien pasara por aquí. Se vería terriblemente sospechoso si alguien venía y veía el velo abierto.
Dambi lo observó como un halcón observaría a un ratón. Él se removió bajo su mirada, mientras esperaba su respuesta.
—Voy a dejarte vivir solo porque el juramento de sangre no se rompió. — Dambi se volvió para mirar a Junjin y Hyesung—. Tenemos que irnos, ahora.
Ella arrancó en un trote rápido y esperó que los demás la siguieran.
—¿Qué pasa con la piedra? —gritó Thurlok.
—Revisa tu bolsillo, imbécil —gritó Dambi, pero no se volvió para ver si él la escuchaba.


Dambi y Changmin hicieron un fuego mientras los demás agarraban troncos para sentarse. El campamento estaba tranquilo y sombrío. Habían corrido hasta tarde por la noche y estaban agotados.
Hongki se acercó a Dambi y tiró de ella hacia un lado.
—¿Por qué eso parece como si hubiera sido un poco demasiado fácil? — dijo Hongki, entrecerrando los ojos.
Dambi dejó escapar un suspiro y se pellizcó el puente de su nariz.
—Rescatarlos del Limbo nunca fue mi verdadera preocupación —admitió.
Hongki esperó a que continuara. Dambi miró sobre su hombro hacia el grupo mientras hablaba.
—Esa fue la parte fácil; la parte más difícil será contener a los machos de matar a nadie.
Los ojos de Hongki se estrecharon. Dambi le indicó a Hongki para que viera y así lo hizo.
Siwon se sentaba con Hee en su regazo. Estaba hablando con él en voz baja, mientras los ojos de él se movían de persona a persona, estrechándose y brillando. Sus hombros estaban tensos y parecía a punto de atacar, a pesar de que su compañero estaba en sus brazos.

Hyukjae se sentaba con la espalda apoyada en un árbol y Donghae entre sus piernas, con la espalda contra su pecho. Él lo abrazaba con fuerza y Hongki vio como de vez en cuando besaba su cabello o rozaba suavemente el dedo por su mejilla. Pero sus ojos no se apartaban de los que le rodeaban. Él nunca lo miraba, sino que vigilaba a cada uno cuidadosamente.
Miró a cada macho y vio que sostenían a sus compañeros, la desconfianza en sus ojos siendo evidente a medida que se miraban unos a los otros constantemente.
Hongki volvió a mirar a Dambi que estaba observándolo con expectación.
—¿Ahora lo ves? —preguntó ella. Hongki asintió.
—Nunca seríamos capaces de detener una pelea si fuera a estallar entre ellos.
Dambi negó con la cabeza.
—No con estos dominantes.
—¿Qué hacemos? —preguntó Hongki.
—En primer lugar, vamos a tener que hacerles ver su comportamiento. De manera que, puedan pensar antes de actuar por instinto.
—¿Y en segundo lugar? —solicitó Hongki.
—En segundo lugar —suspiró Dambi―, esperar contra toda esperanza que nadie haga nada estúpido.
—Entonces estamos perdidos —dijo Hongki.
—Más o menos —concordó Dambi.


Donghwa estaba parado en la biblioteca de la mansión de la manada Coreana mirando hacia el césped. Filas de autos se alineaban en el camino de entrada a medida que, manada a manada de Alfas, y sus principales lobos llegaban. Habían pasado tres días desde que se lanzó el llamado y ya seis de las otras once manadas habían llegado y estaban cada uno alojados en este momento en la residencia. Solo la mitad de los que estarían viniendo había llegado y ya las cosas estaban tensas.
Se pasó una mano por el cabello y dejó escapar un gruñido bajo mientras su frustración y agitación aumentaban. Era el cuarto en su manada. ¿Dominante? Sí, pero no lo suficiente para evitar una guerra entre cualquiera que fuera enemigo del Alfa.
¿Dónde diablos estaba Junjin? Habían pasado semanas desde que él y los demás habían partido y aunque sabía a través del vínculo de manada que Junjin aún estaba vivo, eso era todo lo que sabía. Antes de hace tres días, Donghwa había pensado que solo le estaba tomando a Junjin más de lo previsto descubrir el plan de Desdémona. Pero, entonces la llamada se había realizado y así fue cómo Donghwa se dio cuenta que algo le había sucedido a Junjin y a los demás. Para que la Gran Luna enviara una llamada a todos sus lobos tenía que ser malo.
Un golpe en la puerta lo sacó de sus pensamientos.
—Entre —respondió él a la llamada.
Wadim entró y sin tener en cuenta la formalidad, se arrojó sobre el sofá grande en medio de la biblioteca. Echó la cabeza hacia atrás y cerró los ojos mientras dejaba escapar un gemido de frustración.
—Nunca vamos a sobrevivir a esto —le dijo a Donghwa—. Quiero decir, no es una cuestión de si el mundo será destruido. Es una cuestión de quién va a destruirlo y cuándo será destruido; ¿una retorcida como el infierno bruja loca descabellada, ooo, una manada de hombres lobo Alfas en un concurso de meadas?
—Por favor, dime que esa es una forma de hablar, y que no hay realmente un concurso de meadas en marcha —gruñó Donghwa—. Acabamos de instalar una nueva alfombra.
Wadim rió.
—Desafortunadamente, no. No hay un verdadero concurso de meadas en marcha, sin embargo, Radim, el Beta de la manada de Polonia tuvo la brillante idea de compartir con Seojoon cuán vergonzoso pensaba que era para él venir de una manada en donde el Alfa traicionó a los suyos.
Donghwa se frotó la cara con las manos mientras negaba con la cabeza.
—¿Está alguno de ellos muerto?
—No, y no hubo derramamiento de sangre tampoco. El Alfa Polaco, Arthur, tiene una buena cabeza sobre sus hombros y puso a su Beta en su lugar de forma rápida y públicamente. Eso pareció frenar algunos cuellos levantándose.
—¿Has oído de la Gran Luna de nuevo? —preguntó Donghwa. Wadim negó con la cabeza.
—No, pero estoy pensando que podría no ser una mala idea ver si nos ponemos en contacto con el consejo Fae. Si mi información es correcta, y siempre lo es, entonces los Fae deben haber sido los que enviaron la llamada.
—¿Crees que ellos por fin van a dar un paso fuera de su pequeña burbuja segura y ayudar? —preguntó Donghwa.
—La Gran Luna puso el plan en marcha para obligarlos a ayudar cuando nos hizo compañeros compatibles con ellos, así que, sí, creo que finalmente van a mostrar sus traseros.
Donghwa se quedó mirando hacia el historiador de la manada mientras pensaba en la idea de ser acoplado a una Fae. Parecía una idea muy extraña ser emparejado a alguien que no fuera de su propia raza. Pero, de nuevo, él había estado esperando encontrar a su compañero durante tanto tiempo y la oscuridad se estaba deslizando más profundo dentro de él. Si su compañero fuera Fae, entonces le tomaría en un santiamén.
—¿Y, cuál es el plan, Donghwa? —Wadim levantó una ceja.
—Creo que el próximo paso será reunirse con todos los Alfas una vez que lleguen.
Justo en ese momento, las puertas de la biblioteca se abrieron de golpe, y Kangta entró.
—¿Qué diablos está pasando y por qué estamos en este momento oyendo hablar de la desaparición de la humanidad? —Sus ojos estaban brillando y su poder llenaba la habitación. Kangta estaba muy enojado y a menos que pudieran conseguir calmarlo, había una buena posibilidad de que algunas cabezas salieran rodando.
Donghwa se situó en la parte delantera de la enorme sala de reunión y se encontró brevemente con los ojos de cada Alfa. Las diez manadas de otros países y ciudades finalmente habían llegado y con la manada Coreana y China ya presentes, eso hacían doce. Todos bajo un mismo techo y estaban inquietos. La tensión entre los dominantes era tangible y si un ser humano hubiera estado presente, esto los habría ahogado.
—He estado en esta tierra más de lo que me importa admitir y nunca en ese tiempo hemos recibido la llamada de la Gran Luna. ¿Por qué ahora? — preguntó el alfa de la manada de Canadá.
Wadim dio un paso hacia delante y comenzó a explicar todo lo que había sucedido desde el Encuentro hasta ahora. Lo condensó tanto como fue  posible, pero se aseguró de no dejar de lado ningún detalle vital. Mientras su historia continuaba, con cada palabra, los Alfas se ponían más y más tensos.
—¿Por qué estamos oyendo a estas alturas de esta bruja que representa una amenaza tal para todos nosotros? —Habló el Alfa de la manada de Irlanda.
Hubo un murmullo de acuerdos a través de la sala y Wadim reprimió el impulso de retroceder un paso. A menos que quisiera ser perseguido, sabía bien que no debía alejarse de estos depredadores.
—Todos ustedes conocen a Junjin. —Donghwa dio un paso adelante, quitando la presión del historiador menos dominante—. Él se preocupa más profundamente por nuestra raza de lo que nos podemos imaginar. Él estaba tratando de evitar una guerra, y tratando de prevenir que todos nosotros tuviéramos que reunirnos, teniendo en cuenta lo que podría ocurrir entre nuestras manadas. No estaba tratando de mantenerlos en la oscuridad, porque quisiera dejarlos indefensos. Si no hubiéramos permitido a la dominancia en nosotros mantenernos alejados entre nosotros, esto podría no haber llegado hasta aquí. Si Desdémona hubiera pensado que tenía que luchar con toda nuestra raza y no solo con una sola manada, ella podría no haber seguido con este plan ridículo.
—¿Estás diciendo que esto es culpa nuestra? —gruñó Angus, con los ojos brillantes.
Donghwa levantó las manos lastimeramente y bajó la mirada.
—No, no estoy diciendo eso en absoluto. Estoy diciendo que esto es un problema de manada. Es culpa de todos y cada uno de nosotros. Nos guste o no, todos somos una manada. Puede que vengamos de diferentes países, podamos hablar diferentes idiomas, y vivir vidas diferentes, pero todos venimos del mismo Creador, todos somos de la misma sangre y eso nos hace una manada. La manada se levanta unida, lucha junta, y está vinculada.
El silencio que siguió a las palabras de Donghwa fue insoportable a medida que los Alfas escuchaban, no solo se limitaban a oír, sino escuchaban lo que él estaba diciendo. Aunque no entendieran nada más, entendían la importancia de la manada. Los lobos no eran criaturas solitarias. Dependían el uno del otro y se necesitaban mutuamente.
Kangta se adelantó y esperó a que Donghwa lo invitara a estar delante de los Alfas. Donghwa dio una leve inclinación de cabeza y dio un paso a un lado.
—También podríamos dejar a un lado las pequeñas rivalidades y posturas territoriales —les dijo—. Todos sabemos que vamos a quedarnos y luchar sin importar las consecuencias. Personalmente, creo que el primer paso sería aprender a luchar juntos, como una sola manada. Tenemos que saber cómo pelea cada uno de nosotros, cómo nos movemos y cuáles son nuestras estrategias individuales de manada para que podamos ser efectivos cuando vayamos a la batalla. —Kangta miró y esperó una respuesta de la manada.
Lentamente, los rostros se transformaron en miradas de determinación y asentimientos fueron dados.
Kangta juntó las manos y las frotó lentamente.
—Genial. —Se dio la vuelta para mirar a Donghwa—. ¿Dónde hay un buen lugar para empezar el entrenamiento de combate?
Donghwa dejó que una lenta sonrisa se extendiera por su cara cuando le hizo una seña al Alfa para que lo siguiera.
—Tenemos un gimnasio y jardines al aire libre que utilizamos para nuestro entrenamiento de combate.
Donghwa los llevó hacia el enorme gimnasio y se volvió para encarar al grupo.
—Solo hay una regla en este gimnasio. Respeta a tu oponente.
—Creo que sería prudente añadir una regla más —habló Vaness—. No mates a tu oponente.
—Buena idea —dijo Wadim con una risita baja—. Sería una maldita vergüenza si la última cosa que documente para nuestra raza fuera que fuimos lo suficientemente tontos como para matarnos los unos a los otros antes de que la bruja tuviera la oportunidad.


Thurlok se quedó mirando la piedra en su mano mientras una malvada sonrisa cruzaba su cara. Consideró el poder que ahora sostenía y pensó en cuán tonta era Dambi al darle a alguien como él un objeto así de poderoso.
Frunció el ceño ante la idea. Conocía a Dambi de las Fae, sabía que ella era un enemigo inteligente. No tenía sentido que intercambiara tal tesoro. Y, justo cuando empezaba a preguntarse cuál podría ser posiblemente la trampa, su palma repentinamente estaba vacía. Un gruñido salió desde su pecho mientras miraba rápidamente a su alrededor. Él sabía que ésta se había ido, pero eso no le impidió buscar en todo el puente.
Después de varios minutos de buscar, por fin se detuvo y cerró los ojos. Había sido engañado. No le gustaba ser engañado y rabió, hirviendo por dentro mientras pensaba en lo tonto que había sido al confiar en la Fae.
—¡DAMBI! —gritó en la noche—. Te vas a arrepentir —prometió al vacío entre respiraciones jadeantes. No la dejaría escapar con su traición. Él, quien había vigilado la entrada al Limbo durante tanto tiempo, no permitiría que el insulto quedara sin respuesta.

Dambi sintió la rabia de Thurlok a través del vínculo de sangre. No sabía cuánto tiempo la piedra se quedaría en su poder. Las piedras Fae tenían una mente propia y tendían a aparecer donde y cuando se necesitaban.

Ella no se había preocupado de que él fuera capaz de utilizar el poder de la piedra, porque sabía que no la tendría por mucho tiempo. También sabía que su ira sería rápida y que respondería precipitadamente a causa de esta. Ella tendría que estar en alerta, aunque sabía que su poder no era nada comparado con el suyo.


2 comentarios:

  1. Wi~
    Al fin!!!!
    Jajajajaja me los imagino a todos, vigilantes!!!!
    Ahhhh
    Las manadas fin juntas!!!
    Ojala y los machos no se maten entre si!!!

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  2. Comprensible las actitudes de los lobos
    Cuanto tiempo pasaran viendo como perdian a sus parejas una y otra vez...tenerlos ahí con ellos,no pueden creerlo del todo.
    Están alerta a todo y a todos,la parte "buena" es que cuando se llegue el moment,pelearon con todo para defenderlos y nunca pasar por lo que imaginaron en el limbo.
    Por fin las manadas están ahí...ya espero que hagan algo bueno.
    Como casi no tienen problemas...a dambi se le ocurre jugar con el troll😒😒😒😒

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yota´s news : De regreso?

 Buenas tardes a todas las lectoras. Después de un año  y casi 4 meses regreso a saludarlas y comentarles nuevas.  Me gustaría decirle...