Sapphire Wolf (T6)- 7




Las escaleras conduciendo al Limbo eran estrechas y solo permitían que bajaran una a la vez en fila.
Dambi había sacado a Hee fuera del camino y tomó la delantera, y, como de costumbre, Hyesung se quedó en la parte trasera. Las escaleras eran claramente visibles pero Donghae no podía entender qué cosa estaba emitiendo la luz que las iluminaba. Las paredes a su alrededor eran de piedra gris y se sintieron calientes bajo sus dedos cuando los presionó contra éstas para mantener el equilibrio.
Él seguía a Teuk y, como los demás, mantuvo sus ojos en constante movimiento, pendiente del peligro. Su piel cosquilleó y sintió la magia dentro de él brotar, como una batería cargada a la espera de ser conectada a algo. Mientras descendían más debajo de las escaleras, el aire comenzó a ponerse espeso y caliente. Donghae sintió el cabello en la parte posterior de su cuello comenzar a pegarse a él a medida que el sudor comenzaba a humedecer su piel.
Echó un vistazo por encima del hombro a Changmin y vio que él también estaba sudando. Changmin le dio una pequeña sonrisa y se secó la frente con el dorso de su mano.
Finalmente, la escalera terminó. Uno por uno, tomó el escalón final, emergiendo en un amplio pasillo.
Todos permanecieron balanceándose de un pie al otro sin cesar. Necesitando moverse, tener algún tipo de acción que fuera palpable entre ellos. Dambi cerró sus ojos, sus labios se movieron mientras murmuraba algo. Unos momentos más tarde, sus ojos se abrieron de golpe y ella señaló a la derecha.
—Por ese camino —dijo de manera cortante y empezó a caminar. Dambi sentía la innegable urgencia de darse prisa, el conocimiento de su cantidad limitada de tiempo persistiendo como un presentimiento en el fondo de su mente.
No habían estado caminando durante más de dos minutos cuando Hee se detuvo de repente. Sus ojos parecieron desenfocados mientras miraba por el pasillo y su respiración se había vuelto entrecortada.
Hongki se acercó a su lado y le puso una mano en su hombro.
—Hee. —Hongki dijo su nombre en voz baja, tratando de no asustarlo—.¿Estás bien?
La mano de Hee fue a su abdomen mientras jadeaba. Sus ojos se abrieron y un sollozo rompió de su pecho.
—Dime que no es verdad —susurró.
Donghae se puso de pie directamente delante de Hee y colocó las manos a ambos lados de su rostro. Él cerró los ojos y buscó en la mente de Hee. Sintió la oscuridad antes de verla, un remolino de oscuro mal rodeaba la mente de Hee. Y, en el centro de esa oscuridad estaba Siwon. Los ojos de Donghae se abrieron y su cabeza se echó hacia atrás.
—Es la mente de Siwon lo que él está viendo y sus emociones lo que está sintiendo —les dijo Donghae a los demás.
—Debemos estar acercándonos a ellos si el vínculo está empezando a abrirse sin  la ayuda de sus compañeros  —dijo  Dambi.  Una vez más, sintió la sensación de urgencia. Detrás de esa urgencia había algo justo fuera de su alcance, algo más que su designada cantidad de tiempo tan corta. Pero, cuando trató   de identificar su miedo, este se escabulló y lo único que quedaba era la parte de ella instándola a seguir. Muévete rápido, Dambi. No puedes  parar.  Tienes  que  darte  prisa, le decía su mente. Incluso mientras estaban mirando a Hee, Dambi sabía que debían moverse.
—Hee. —Donghae le dio unas palmaditas al rostro de su amigo—. No es real, cariño. Es lo que Siwon está viendo. Vamos Heechul, recobra la compostura.
Hee cerró los ojos, pero luego rápidamente los abrió a medida que las imágenes brotaban con más fuerza a través de la parte posterior de sus párpados. Él asintió y palmeó la mano de Donghae que aún estaba en contra de su cara.
—Estoy bien, gitano. —Respiró hondo varias veces tratando de alejar el ataque de pánico que se desbordaba en su interior.
—Señores, tienen que estar en guardia. Sus mentes son sus enemigos en este lugar. Sus compañeros van a estar bombardeándoles y no deben reaccionar a las cosas que puedan ver o… —Las palabras de Dambi fueron interrumpidas por un aullido desgarrador que fue unido por otro, y otro, y aún más hasta que las paredes temblaron por el ruido.
Donghae echó a correr sin pensarlo. Conocía ese aullido, lo conocía como conocía su propia voz. Sintió el dolor que se irradiaba en el sonido, sintió la desesperación y la pérdida. Algo dentro de él se extendió hasta el lobo que reclamaba como suyo.
«Hyukjae», llamó su nombre a través del vínculo que se había abierto cuando llegó el aullido. «Estoy aquí. Voy por ti». Otro aullido, otro latigazo de dolor que le quitó el aliento a Donghae mientras corría. Oyó la respiración pesada a su lado y vio que Teuk y Hee estaban a cada lado de él corriendo igual de duro y con la misma cantidad de determinación en sus ojos. Se oyeron pasos y respiraciones pesadas detrás de ellos y Donghae sabía que las otras parejas estaban justo ahí en sus talones. El no tenía ni idea de a dónde iba, pero sabía que era la dirección correcta.

Teuk empujó sus piernas lo más fuerte que pudo. El aire rozaba su cara con fuerza y el aire caliente no atrajo alivio alguno al calor. Sus pulmones ardían con  el  esfuerzo  de  tomar  más  oxígeno  mientras  sus  músculos   gritaban  de necesidad. Ignoró el dolor, y pensó en una sola cosa, llegar a Kangin. Él estaba a punto de perder el control de su lobo. Dambi les había advertido que podía suceder y Teuk sabía que si no conseguía llegar a él muy, muy pronto sería demasiado tarde.

«Heechul», Hee escuchó la desesperación en la voz de Siwon, era un sonido que no quería volver a oír jamás, porque sabía lo que él estaba viendo, y casi lo rompió.
«Siwon, resiste un poco más, cariño. Ya casi llegamos». Podía sentir la confusión en su mente. Él no sabía qué creer, o cuál era la mentira. ¿Cuál era la ilusión y qué era real? Bombeó sus piernas más rápido y clamó la velocidad de su lobo. Él le necesitaba; tenía que llegar a él.

—¡ALTO! —La voz de Dambi reverberó en las paredes. El pasillo que había estado lleno de aullidos, respiraciones pesadas, y pisadas a toda marcha, de repente se quedó en silencio.
—Mírenme. —La voz de Dambi era una orden y poco a poco, una por una, se volvió para mirar a la Fae.
Los ojos de Hyesung brillaban peligrosamente en aquella que la apartaba de su compañero y dio un paso amenazador hacia delante.
—No hagas algo de lo que te arrepentirás, Alfa. —Los ojos de Dambi se reunieron brevemente con los de Hyesung, y luego volvió a mirar al grupo.
—¿Cuáles son sus mayores temores en este mismo momento? —les preguntó.
—¿No podemos tener esta pequeña discusión después de recuperar a los chicos? —gruñó Hee.
—¡NO! —gruñó Dambi—. Vamos a tenerla ahora. ¿Cuál es su mayor temor?
—No vamos a llegar a tiempo —susurró Donghae mientras se encontraba con los ojos de la Fae—. Vamos a llegar demasiado tarde. Sus lobos están asumiendo el control.
Sus cabezas asintieron cuando los demás estuvieron de acuerdo con Donghae.
—Exactamente. —Dambi sonrió a Donghae como si él fuera su alumno estrella—. Ahora, ¿qué les he dicho acerca de este lugar? Utiliza sus mayores miedos. Piensan que oyen a sus lobos aullando por ustedes y en vez de parar por un momento y pensar, salen corriendo como un grupo de desquiciados a quién sabe dónde en quién sabe qué.
—¿Qué se supone que debemos hacer? —gruñó Hyesung, sus ojos todavía brillaban con ira.
—Usen sus vínculos. Hee acaba de demostrar que están en pleno funcionamiento, así que aguántense, y acepten que, lo que van a sentir y ver de sus compañeros va a ser desagradable, pero les dirá si lo que están escuchando es real. Sus temores los han hecho correr hacia un ruido que solo estaba en su mente y habrían seguido corriendo, nunca yendo a ninguna parte, porque sus miedos es que no van a llegar a tiempo.
La mano de Donghae golpeó sobre su boca cuando un jadeo escapó y sus ojos se abrieron. La realización golpeó a Teuk, Zhoumi, Changmin, y los demás.
—Habríamos estado corriendo para siempre —murmuró Zhoumi. Dambi asintió.
—Hasta que no hubiera más zapatos en sus pies. Ahora, la peor parte… — Dambi hizo un gesto a su derecha—. ¿Qué ven?
Esta vez los jadeos de asombro recorrieron a los ocho al ver las escaleras, por las que habían descendido hace muy poco tiempo.
—La escalera —dijo Hyesung sacudiendo la cabeza—. Cómo es eso posible, estábamos corriendo, sentí mis piernas en movimiento, el viento en mi rostro — su discurso se hizo más urgente con cada palabra—. Sé que me estaba moviendo.
—Empezamos a caminar cuando llegamos aquí y señalaste en esa dirección, Dambi —apuntó Hongki.
Dambi asintió.
—Pensamos que lo hicimos. Nuestras mentes nos decían que nos estábamos moviendo porque nuestro miedo es el de no llegar a tiempo. No pude entenderlo al principio, pero sabía que teníamos que darnos prisa. No me molesté en analizar por qué, de repente, sabía que simplemente teníamos que ir, sin pensar en un plan ni nada. Fue este lugar, utilizando mi miedo contra mí. —Dejó escapar un profundo suspiro y sacudió la cabeza—. La mente es una herramienta muy poderosa —dijo solemnemente—. Y en este lugar es nuestro enemigo.
—Así que, no podemos confiar en nuestras mentes —apuntó Changmin.
—Confíen en sus instintos —finalizó Dambi.
—Mi mente me está gritando que corra —dijo Donghae mientras miraba por el pasillo en el que pensó había estado corriendo—, en esa dirección —señaló.
—Zhoumi, utiliza tu nariz —dijo Dambi—. ¿A qué huele esa dirección?
Zhoumi cerró los ojos y respiró hondo. Dejó salir a su lobo lo suficiente como para utilizar sus sentidos, desfragmentando la mezcla de olores en fragancias individuales.
—No huelo —hizo una pausa—, nada.
—Bien, ahora, ¿qué hay de esa dirección? —asintió Dambi.
Esta vez todos los lobos tomaron respiraciones profundas. Hee habló primero.
—Siwon. —Comenzó a moverse, pero Ryeowook lo tomó del brazo.
—Espera —dijo Ryeowook tranquilamente. Hee miró al sanador y luego a los demás. Podía ver la comprensión en cada uno de sus rostros. Sus compañeros estaban cerca. Muy cerca.
—Ahora —dijo Dambi mientras las miraba, con la voz de un maestro instruyendo a su clase—, sigan lo que saben que es un hecho.
—Las esencias de nuestros compañeros están en esa dirección —anunció Hee—. ¿Están de acuerdo los demás? Porque, realmente no quiero correr de pie en un sitio una vez más pensando que estoy llegando a alguna parte como un tonto, solo para descubrir que estoy en el mismo lugar en el que empecé.
Teuk asintió.
—Te escucho, y sí, nuestros compañeros están en esa dirección.
Hyesung tomó la iniciativa y comenzó a caminar enérgicamente. De vez en cuando se detendría y tomaría una profunda respiración. Los otros seguirían su ejemplo mientras Changmin y Donghae se esforzaban por ignorar la irritación construyéndose en su interior, porque necesitaban darse prisa, y no se estaban moviendo lo suficientemente rápido.
—Donghae, detente. —Las palabras de Hee se envolvieron alrededor de Donghae como una banda de acero y lo mantuvieron en su lugar. Ni siquiera se había dado cuenta que se había girado y estaba caminando lejos del grupo. Su boca cayó abierta y sus ojos se abrieron de par en par.
—No me di cuenta —comenzó Donghae.
—No puedes oler a Hyukjae. No tienes nada qué seguir, pero tu mente te lo está diciendo —explicó Dambi—. Vas a tener que confiar en tus amigos, tus compañeros de manada.
Donghae asintió, pero no dijo nada más.
—Dambi, algo no está bien. —Hyesung miró de nuevo a la Fae.
—¿Qué quieres decir? —preguntó Dambi.
Hyesung señaló y todos se giraron a ver, una vez más, las escaleras estaban a escasos metros de ellos.
Hee lanzó las manos en el aire. 
—¡Tienes que estar bromeando! —gruñó en señal de frustración.
Los ojos de Dambi se entrecerraron mientras miraba las escaleras. ¿Por qué no estaban llegando a ninguna parte? Había apartado sus miedos. Eran conscientes de ello y no le permitían dictar sus acciones, así que, por qué no estaban haciendo ningún progreso. Su cabeza apuntó hacia Teuk.
—Cuando bajaste por esas escaleras, ¿cuáles  fueron tus mayores preocupaciones?
Teuk respondió sin dudarlo.
—Que no los encontraríamos a tiempo.
Dambi señaló a Ryeowook esperando que él respondiera la misma pregunta.
—Temí que esas dos horas no serían suficiente tiempo para encontrarlos y sacarlos —le dijo Ryeowook.
Dambi se golpeó la frente, mientras se daba cuenta de su error.
—Encontrarlos —dijo—, no solo tenemos miedo de no llegar a tiempo, tenemos miedo de no ser capaces de encontrarlos.
—Maldita sea —murmuró Donghae.
—¿Nuestros propios miedos nos han mantenido aquí? —preguntó Hongki, con las cejas levantadas.
—Imagínense a sus compañeros, señores —instruyó Dambi mientras se acercaba y se paraba sobre el primer escalón de modo que estaba un poco más alta que el resto—. Hongki, haz algo útil ya que no tienes compañero que imaginar, y canta.
Los ojos de Hongki se entrecerraron.
—¿Quieres que cante?
—¿Balbuceé? —espetó Dambi.
—¿Puedo preguntar cómo cantar ayudará?
—Eso los mantendrá conectadas a la tierra, a lo que es real.  Dándoles un ancla por así decirlo.
Hongki no dijo nada más, pero se lo pensó por un momento y luego comenzó a cantar.
“He visto lo que el hombre puede hacer, Cuando el mal vive dentro de ti.
Muchos son débiles.
Y los fuertes son pocos.”
Su voz se mantuvo en el aire mientras cantaba, llenando la habitación con una música rica y profunda que alcanzó a cada uno de ellos.
Dambi habló por encima del canto de Hongki, pero dio a Hongki una señal para que siguiera cantando. Así que lo hizo.
—Imaginen a sus compañeros, piensen en cómo huelen, cómo lucen y cómo suenan. Concéntrense en los detalles, no importa cuán pequeños. ¿De qué color son sus ojos? ¿Cómo se ve su cabello cuando el sol los toca e ilumina cada una de sus hebras individuales? ¿Cómo se siente la piel bajo sus dedos? ¿Qué les gusta del olor de su compañero y cómo los hace sentir? Pongan toda su energía en recordarlos, cada detalle.
Donghae dejó que la voz de Dambi lo condujera y se imaginó a Hyukjae. Sus ojos color centellantes de malicia y sus labios convertidos en una sonrisa juguetona. Se imaginó el hoyuelo que hacía que su corazón latiera más rápido y oyó la risa que normalmente lo acompañaba. Lo imaginó de pie ante él, con las manos en sus caderas, como habían estado cuando él le había estado enseñando cómo servir copas. Se imaginó sus labios moviéndose hacia él y recordó cómo había olido, cómo su olor lo había llamado. Lo llamaba ahora. Sus ojos se habían cerrado mientras pensaba en su compañero, pero cuando su esencia golpeó su nariz, se abrieron de inmediato.
Los ojos de Donghae se agrandaron mientras miraba alrededor de la habitación donde se encontraba. No se había movido de donde estaba parado, pero la habitación ahora estaba oscura y hecha de tierra. Todas las parejas estaban con él, pero había algo más que solo ellos. De rodillas sobre el sucio piso, a escasos metros entre sí, estaban sus compañeros. Completamente ajenos el  uno del otro, cada uno encerrado en su propia miseria.              
Giró lentamente la cabeza hacia la derecha y la respiración fue arrancada de sus pulmones cuando vio a Hyukjae. Estaba inclinado y parecía como si estuviera acariciando algo, pero no había nada delante de él. Donghae corrió hacia él y se arrodilló a su lado.
—Hyukjae —susurró su nombre, mientras apartaba su cabello de su cara—. Hyukjae, cariño, es Donghae.
La cabeza de él se giró lentamente con los ojos fijos en los suyos. Sus ojos lucían salvajes y desesperados. Volvió a mirar hacia el lugar donde había estado mirando y luego de nuevo hacia él. Estaba tratando de decidir algo.
Donghae puso la mano sobre su rostro y se acercó para ver lo que estaba viendo. Se mordió el labio para no gritar cuando vio su propio cuerpo tendido delante de él; desnudo, roto, ensangrentado. Apartó la imagen y lo miró a los ojos.
—Soy real, Hyukjae. Soy real. —tomó su mano y la colocó sobre su pecho para que él pudiera sentir el latido de su corazón—. Siente —le dijo—. Soy tu Donghae, el verdadero Donghae. Estoy entero, sano y salvo.
Hyukjae estaba mirando la mano que había colocado en su pecho. Sus ojos se entrecerraron en concentración, con la mandíbula apretada, y su respiración se volvió superficial. Después de varios minutos, se inclinó hacia delante y puso su cabeza donde había estado su mano. Escuchó su corazón latir y lo sintió empujar contra su rostro.
Giró su rostro de modo que su nariz estuvo contra la suya y luego deslizó su cara hasta que su rostro estuvo contra la piel desnuda de su clavícula. Tomó una profunda respiración y dejó escapar un bajo gruñido. Su lobo se agitó y aunque el hombre no quería creer que se trataba de su Donghae, el lobo se negaba a apartarse. Mío, gruñó su lobo. Los brazos de Hyukjae se envolvieron alrededor de Donghae y lo atrajo con fuerza hacia él. Se quedó sin aliento ante el brusco movimiento, pero luego envolvió sus brazos alrededor de él y le devolvió el abrazo.
—Donghae —susurró, con voz áspera y Donghae sintió que sus palabras retumbaban en su pecho.
—Realmente soy yo, Hyukjae. Soy real. Sé que no sabes qué creer, pero soy real.
Hyukjae se apartó y lo miró. Levantó la mano, secó una lágrima de su mejilla y sintió la humedad contra su piel. Entonces se inclinó hacia delante y presionó sus labios contra los suyos. No hubo ninguna duda en Donghae. Le devolvió el beso con entusiasmo. Lo besó como si su vida dependiera de ello. Hyukjae sintió los labios de Donghae moldearse a los suyos, y luego los abrió cuando su lengua presionó contra ellos. Su sabor lo golpeó duro y terminó el beso bruscamente haciéndose hacia atrás para mirarlo a los ojos.
—¿Eres tú? —preguntó, casi con miedo a la esperanza.
—Sí. —él sonrió y eso iluminó la oscuridad que lo había estado rodeando durante tanto tiempo.
—¿Puedes levantarte?  —le preguntó ella—. Tenemos que salir de aquí. Solo tenemos una cantidad limitada de tiempo.
—¿Cómo vamos a encontrar a los otros? —preguntó mientras dejaba que él lo ayudara a levantarse.
—Están justo aquí —señaló a los otros hombres a su alrededor, ahora siendo atendidos por sus compañeros.
Los ojos de Hyukjae se agrandaron al ver lo cerca que había estado de Siwon, Henry, Kangin, Junjin, Yesung, Yunho y Sihyuk. Solo había habido pocos metros de separación entre ellos.
—¿Han estado aquí todo el tiempo? —Vio como los hombres comenzaban a pararse sobre sus pies y la misma comprensión los golpeaba.

El lobo de Siwon estaba muy cerca de hacerse cargo. Él estaba luchando, pero no creía que pudiera observar a su compañero gritar un segundo más. Estaba al borde de la conversión cuando sintió que una cálida mano le acarició el cuello.
—Siwi… —Su voz era pequeña y vacilante, nada como lo que estaba acostumbrado a oír de él. Levantó la mirada y se encontró con los ojos de su compañero. No estaba llorando o retorciéndose del dolor. No estaba abultado con su bebé, y no estaba sangrando por el parto. Estaba entero, saludable y hermoso, de pie delante de él.
Heechul se arrodilló frente a él e inclinó la cabeza hacia un lado. Un bajo gruñido retumbó desde su pecho mientras veía la marca de su mordedura en su cuello. Extendió la mano hacia delante y su compañero voluntariamente se metió entre sus brazos. Él cerró los ojos y pasó su nariz a lo largo de la línea de su mandíbula y detrás de su oreja.
—Mío —le dijo mientras lo atraía más cerca.
—Sí, soy tuyo —acordó él.
Siwon esperó, temiendo el momento en que sería arrancado de sus brazos y él tendría que ver todo de nuevo, como su bebé moría, o su compañero era violado, o torturado por un enemigo sin nombre. Lo abrazó con más fuerza, rezando porque todo se hubiera terminado, que no tuviera que pasar a través de todo ello por más tiempo.
—Cariño —gimió Hee—, este abrazo está demasiado apretado.
Siwon aflojó un poco su agarre cuando él comenzó a retorcerse, y dejó escapar un gruñido.
—Todavía no —gruñó—. No estoy listo para perderte de nuevo. Por favor, solo un minuto más, déjame abrazarte, por favor, Heechul.
Hee paró sus movimientos al escuchar el dolor en su voz. Se dio cuenta que Siwon no sabía que él estaba realmente aquí. Pensaba que estaba siendo solo su imaginación y que él iba a tener que ver esas cosas horribles que había visto en su mente.
—Siwon, soy yo de verdad. —puso sus dos manos en su rostro y lo mantuvo alejado por lo que tenía que mirarlo a los ojos—. Soy real. No voy a ser torturado o violado. Estoy aquí para sacarte de este infierno.
Él siguió mirándolo y Hee podía ver que estaba tratando de decidir qué creer. Podía ver que Siwon  quería tener esperanza, creer que era él. Pero, estaba tan asustado de que fuera una ilusión, un truco cruel de Desdémona.
Se inclinó hacia delante lentamente para no asustarlo y apretó sus labios contra los suyos. Hee quería que fuera un pequeño beso, solo para tranquilizarlo, pero había pasado tanto tiempo y él olía tan, tan bien. Pasó la lengua a lo  largo de las comisuras de sus labios y cuando él gimió sonrió victoriosamente mientras sus labios se separaban y profundizaba el beso.
Hee le echó los brazos al cuello y le dejó empujarlo contra él. No quería que se detuviera, no quería poner ni un centímetro de espacio entre ellos, pero tenían que darse prisa. Se apartó y lo miró. Le acarició la cara y sonrió.
—¿Estás conmigo?
—¿Eres realmente tú? ¿Estás realmente aquí? —preguntó Siwon, mientras agarraba su cabello en una mano y lo acercaba más a él con la otra.
—Mira a tu alrededor, cariño —dijo Hee.
Siwon volvió lentamente la cabeza y sus ojos se agrandaron cuando vio a los demás. Se puso de pie bruscamente, todavía con Hee en sus brazos. Estaba realmente aquí con él.
—Siwon, bájame —dijo Hee mientras le palmeaba el hombro. Siwon negó con la cabeza.
—No. Si te bajo podría no ser real y no estoy listo para enfrentar eso. No puedo perderte. No puedo verte lastimado por más tiempo.
—Soy de verdad, cariño. —Empujó su rostro hacia él para mirarlo de frente—. Soy real y no voy a ninguna parte.
—Bueno, si no vas a ningún lado entonces no hay razón por la que no puedo sostenerte.
Hee puso los ojos en blanco.
—Bien, sostenme. Carga mi gordo trasero embarazado por todas partes, a ver si me importa.
—Me alegro de que estemos en la misma página —dijo Siwon y lo acercó con más fuerza.
—Realmente no vas a dejarme en el suelo, ¿verdad? —preguntó al cabo de unos minutos.

Siwon  negó  con  la  cabeza  mientras  seguía  observando  a  los demás juntándose, al darse cuenta poco a poco, uno por uno, que sus compañeras habían     llegado. Ellas habían dicho que lo harían, y ahora estaban aquí, para sacarlos de las garras del infierno.


3 comentarios:

  1. O_____O
    OMG
    Sus miedos los estaban deteniendo y todos, absolutamente todos estaban en ma misma habitación (?)
    Ahhhh
    Oh si!!!
    Ya llegaron!!!!!! Genial!!!!!

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  2. Al fin hay reencuentro, esperemos que le de el tiempo para escapar del limbo antes que el Troll haga alguna trampa

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  3. La bruma del miedo no los ayudaba a encontrar a sus compañeros y estaban ahí,con ellos.
    La mente y el miedo pueden llegar a hacer mucho daño.
    Perfecto que ya los encontraron y los están haciendo reaccionar,ahora me gustaría que se dieran prisa y salieran de ahí...no sabemos qué tiempo ha pasado y puede quedarles muy poco.
    Esperando que la bruja no les de una bienvenida,con eso de que está en todo.

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yota´s news : De regreso?

 Buenas tardes a todas las lectoras. Después de un año  y casi 4 meses regreso a saludarlas y comentarles nuevas.  Me gustaría decirle...