Sapphire Wolf (T6)- 13



—Me he dado cuenta que tú y Junjin no han interactuado desde que comenzó todo el asunto de mantén tus sucias patas fuera de mí —dijo Hee mientras distraídamente garabateaba en la tierra, luchando contra la fuerza del vínculo de su compañero.
Hyesung miró hacia Junjin. Él le miró fijamente, y notó que sus ojos raramente lo habían abandonado desde que lo había negado.
—Hemos estado juntos por mucho, mucho tiempo —le dijo Hyesung mientras continuaba enfrentando los ojos de su compañero—. Y he aprendido otras formas de lidiar con los desacuerdos.
—¿Está enojado?
Hyesung se rió en voz baja y giró hacia Hee.
—Junjin pierde el control cuando está furioso y es entonces cuando otros piensan que deberían temerle. —Negó con la cabeza—. Pero es cuando su lobo está contenido y él está controlado cuando deberíamos tener miedo.
Hee miró más allá de Hyesung para ver a Junjin, sus ojos cayeron al instante y volvió a mirar a Hyesung con una ceja levantada.
—Así que lo que estás diciendo, es que está esperando el momento oportuno. Como un cazador, está esperando el momento perfecto para atacar.
Hyesung asintió.
—Sí, y Junjin es un cazador muy, muy paciente.


El aire se sentía pesado por la ira, el dolor, el deseo y la necesidad a medida que se hacía más tarde. Hyukjae se sentaba con la espalda apoyada en un árbol de tal manera que Donghae estuviera en su directa línea de visión. Estaba tan cansado, tan emocional y físicamente drenado.
Lo estaba volviendo loco que él no se recostara y descansara. Se apaciguó ligeramente después de que finalmente se quedara dormido. Vio el constante subir y bajar de su pecho mientras respiraba, e igualó su respiración.
Él no iba a durar mucho más tiempo así. Su vínculo de compañero no estaba completo, solo habían completado los Ritos de Sangre, y su capacidad de mantener la oscuridad a raya no era tan fuerte como los machos emparejados.
No sabía cómo lo estaba haciendo Sihyuk, aunque se dio cuenta que Dambi mantenía una vigilancia muy estrecha en él. De nuevo centró su atención en Donghae y cedió al impulso de mirar en su mente mientras dormía. Sus escudos no estarían fuertes y él sería capaz de entrar fácilmente.
No podía tocarlo mientras estaba despierto, no podía abrazarlo o besarlo. Pero mientras dormía, podía entrar en su mente y allí, todas las cartas estaban sobre la mesa.

Donghae lo sintió mientras él usaba su vínculo para entrar en sus pensamientos. Inconscientemente, sabía que Hyukjae lo estaba haciendo porque estaba dormido y sus escudos estaban abajo. Debería al menos tratar de mantenerlo fuera, pero cuando sus brazos se enredaron en su cintura desde atrás, su decisión se vino abajo. Las manos de él se deslizaron bajo su camisa hacia su estómago y gruñó ante el contacto de piel con piel. La cabeza de Donghae cayó sobre su pecho y Hyukjae inclinó el rostro hasta su cuello, besándolo suavemente y luego pellizcando la marca que había dejado en él.
—Esto no es real —susurró sin aliento, mientras las manos de Hyukjae corrían por su caja torácica hacia sus costados, a sus caderas y de regreso.
—¿Estás seguro? —le preguntó él con coquetería.
Donghae se estremeció cuando su cálido aliento acarició su fría piel.
—Estoy soñando, y tú está usando nuestro vínculo para hacer esto.
—¿Qué estoy haciendo, Donghae mío? —Los labios de Hyukjae se movieron contra su oído mientras hablaba y cuando jaló de su oreja con los dientes, él casi se derrumbó en el suelo.
—Hyukjae… —susurró desesperadamente mientras su respiración se volvía inestable y su corazón se aceleraba.
Hyukjae fue implacable y continuó con el asalto a sus sentidos, tocando, probando y olfateando.
—¿Qué estoy haciendo Donghae? —susurró de nuevo. La única respuesta de Donghae fue un gemido sensual.
—¡Donghae!
Donghae escuchó su nombre y no era la voz de Hyukjae llamándolo. Sintió la conciencia tirar de él y no quería ir. No quería dejar los brazos de Hyukjae, o sus labios para el caso.
—¡Donghae! —La voz fue más insistente esta vez. Donghae trató de alejarla con la mano, o por lo menos pensó que lo hizo—. Deja de hacer eso —gruñó la voz—. Despierta.
Los ojos de Donghae se abrieron y vio a Hee, Teuk, Zhoumi y Changmin inclinadas sobre él.
—¿Qué? —preguntó atontado—. ¿Qué pasa?
—Bueno, ¿dónde te gustaría que empezáramos, con la pesada respiración, los gemidos sensuales o la manera casi orgásmica en como decías el nombre de tu compañero?
Donghae sintió la sangre apresurarse a su rostro al recordar lo que había estado soñando.
—No sabía que lo tenías en ti, Hae. Lo digo en serio, fue completamente desvergonzado.
Donghae gimió mientras se cubría el ardiente rostro.
—Está bien, Donghae. No es tu culpa que tu pareja se aprovechara de ti mientras dormías —concedió Teuk.
La cabeza de Donghae se levantó al oír las palabras de Teuk y se inclinó alrededor de las chicos. Sus ojos lo encontraron inmediatamente. Las llamas de la hoguera se reflejaban en sus ojos y bailaban alrededor de sus irises color avellana.
Con un brillo perverso y una ligera sonrisa él articuló:
—Te toca mover.
Donghae se recostó en su camastro mientras los chicos seguían observando.
Cerró los ojos dejando por fuera sus curiosas miradas mientras murmuraba:
—Jaque mate.


—Realmente no esperabas que él ayudara, ¿cierto? —le preguntó Sora a Minwoo mientras entraban en el reino de los humanos, más allá del velo de los Elfos.
—Los Elfos son una raza muy secreta y no dan su lealtad a la ligera. Nunca se han metido en los asuntos de los otros seres sobrenaturales…
—Esa no es una declaración verdadera —interrumpió Hyungsik a Minwoo mientras cruzaba a través del velo. Siguiendo de cerca detrás de él, salieron más Elfos hombres, todos tan altos y musculosos como el anterior. Había veinte Elfos de pie detrás de Hyungsik cuando el desfile terminó finalmente.
Minwoo observó a Hyungsik con calma, aunque por dentro sentía emociones que había enterrado, y por buenas razones.
Bajó la mirada y se volvió hacia Sora.
—Para responder a tu pregunta implícita, no, no esperaba que dejara su reino para ayudarnos.
—Tan interesante y sin duda romántica como estoy seguro de que es la historia, tenemos que seguir en movimiento —interrumpió Jungsoo mientras tomaba la mano de Sora y la atraía de nuevo a su lado.
Hyungsik asintió en acuerdo, y luego hizo un gesto a uno de los Elfos detrás de él para dar un paso adelante. El Elfo extendió un hermoso arco con diseños intrincados tallados en la madera. También sacó una aljaba de cuero con flechas de su hombro y se los entregó a Minwoo.
—Como ustedes saben, tenemos nuestra propia magia. Las flechas seguirán apareciendo a medida que se necesiten.
—No hay alguna manera que pudieras hacer que eso suceda con el chocolate, ¿cierto? —preguntó Sora, solo medio en broma.
La cabeza de Hyungsik se inclinó mientras miraba a Sora, por lo que se sintió como un bicho en un microscopio bajo su escrutinio.
—Bueno, al parecer, la definición de los sobrenaturales es: chicos sin un sentido  del humor  —murmuró ella.
Otro de los Elfos se adelantó y dio a Jungsoo un arco, y también un carcaj de flechas.
—Tendremos que actuar con rapidez para rastrear a la bestia. Tuvimos que usar un vehículo para llegar hasta aquí desde donde lo encontramos —explicó Jungsoo.
—No vamos a tener que viajar todo ese camino de nuevo —le informó Hyungsik—. Podemos atraer a la bestia hacia nosotros, sobre todo si ya conoce tu aroma.
—¿Cómo? —preguntó Sora.
—Supongo que Minwoo les explicó que su sentido del olfato está más allá de lo que pueden comprender, y una vez que comienzan una caza, nunca la abandonan. Si huele algo de tu sangre, él vendrá.
—Él decidió explicar esa parte justo cuando el lagarto gigante comenzó a perseguirnos por segunda vez. —Los ojos de Sora se estrecharon ante Minwoo, quien dio su encogimiento de hombros habitual.
—¿Supongo que vas a querer un poco de sangre? —preguntó Jungsoo a Hyungsik.
—Eso sería lo mejor. Los Draheim nunca dejan de cazar a su presa una vez que la ha marcado como objetivo. Mientras él piense que estás en su territorio, él vendrá por ti.
Sora dejó escapar una risa exasperada.
—Esto se pone cada vez mejor y mejor.
Jungsoo sacó una daga envainada de su muslo y se cortó un tajo en la mano. Él la frotó en varios árboles y plantas en un gran círculo. Una vez que se convenció de que era suficiente, se acercó a Sora y la miró con seriedad.
—Esto no va a ser agradable, pero es necesario.
—Necesario raramente equivale a agradable. Vamos a acabar de una vez.
Ella le tendió la mano y él deslizó la hoja a través de su palma lo más rápido posible. Ella hizo una mueca y apretó los dientes para soportar el dolor. Eligió diferentes árboles para colocar su sangre en la dirección opuesta de Jungsoo de modo que pudieran cubrir más terreno. Minwoo siguió detrás de Sora también colocando su sangre en diferentes árboles y plantas.
—¿Y ahora qué? —preguntó Sora.
Hyungsik se apoyó contra un árbol, con los ojos fijos en el cielo.
—Ahora, esperamos.

Dos horas y veinte juegos más tarde, la cabeza de Sora se inclinó hacia atrás, hacia el cielo, ante el silbido inconfundible del batir de gigantescas alas en el viento. Se puso de pie y, como los demás, esperó a que la bestia estuviera a la vista.
A pesar del peligro que sabían estaba volando por encima de ellos, ninguno podía negar la magnificencia del Draheim.
Hizo dos grandes círculos en picada, bajando a la deriva con cada uno. Su cabeza estaba apuntando hacia abajo mientras sus grandes ojos de serpiente buscaban a su presa. En la tercera arremetida, pareció detenerse en el aire, sus grandes alas aleteando, manteniéndose en el lugar. Los ojos de la bestia se estrecharon mientras miraba directamente a donde ellos se encontraban.
—¿Cómo es que no hay humanos volviéndose locos por todo el lugar ante la vista de un gran dragón en el cielo? —preguntó Sora mientras continuaban observando el vuelo estacionario de la bestia.
—Los Draheim son criaturas mágicas. Solo pueden ser vistos por aquellos que creen que hay tal cosa —explicó Hyungsik.
—Hyungsik, noté un pequeño claro a unos tres kilómetros al este de aquí. Creo que sería conveniente llevar el Draheim allí antes de que lo derribemos. — Los ojos de Jungsoo nunca abandonaron el cielo a medida que hablaba.
—De acuerdo. —Fue la última palabra dicha antes de que el Draheim cayera en picada directo hacia ellos.
Jungsoo agarró a Sora y la tiró por encima del hombro en un movimiento fluido mientras se ponía en movimiento.
—Aquí vamos otra vez —gritó Sora y se agarró a su cintura para mantener el equilibrio.
Los Elfos y Minwoo corrían junto a Jungsoo, sin problemas para mantenerse al paso con el hechicero.
El fuerte batir de alas hizo que la cabeza de Sora golpeara. Su pulso se aceleró cuando miró a los ojos de un dragón muy molesto.
—Si no te importa, ¿podrías ir un poco más rápido, por favor? —Trató de gritar mientras rebotaba en la espalda de Jungsoo.
—¿QUÉ? —Le oyó gritar de regreso.
—¡RÁPIDO! ¡CORRE MÁS RÁPIDO! —gritó ella.
Sintió a Jungsoo aumentar su velocidad pero todavía el Draheim parecía estar ganándoles.
Sora bateó con fuerza sus brazos hacia la bestia descomunal.
—Vete, vete, vamos, no hay nada sabroso para comer por aquí.
Bueno, eso no funciona tan bien como lo hace con el gato del vecino, pensó Sora. Su único consuelo era que la criatura tuvo que quedarse justo por encima de la línea de árboles. Su cuerpo monstruoso no encajaría entre los árboles. De repente, un rugido feroz llenó el aire.
—¡MUEVANSE! —gritó Hyungsik. El grupo comenzó a zigzaguear entre y alrededor de los árboles. Al igual que un equipo sincronizado, se movieron con tanta fluidez que un observador habría pensado que realizaban una rutina ensayada.
—¿POR QUÉ ESTAMOS  ZIGZAGUEANDO? —gritó Sora. La respuesta llegó sin que nadie hablara. Una llamarada ardiente golpeó el rostro de Sora mientras observaba al dragón echar su cabeza hacia atrás y arrojar fuego de su boca.
—¿Estás jodidamente bromeando? —gritó ella, esta vez, a nadie en particular—. No es suficiente con que sea un enorme dragón volador, casi imposible de matar. No, ¡tenía que tener la ventaja añadida de respirar fuego!
—Bueno, es un dragón después de todo —gruñó Jungsoo. Sora sintió que la levantaban desde encima del hombro de Jungsoo mientras él la ponía sobre sus pies y vio que habían llegado al claro. Jungsoo la empujó de nuevo a la cubierta de los árboles y la señaló con el dedo—. Quédate aquí.
Ella cruzó los brazos sobre el pecho mientras lo miraba fijamente.
—Voy a dejarlo pasar ya que hay un maldito dragón gigantesco respirando fuego y volando detrás de ti. —Jungsoo se dio la vuelta para ver a la bestia zambulléndose en el claro.
Minwoo y los Elfos habían levantado los arcos mientras permanecían como un frente unido contra el Draheim.
Antes de que cualquiera de ellos pudiera lanzar, el dragón rugió más fuego contra ellos. Se lanzaron en diferentes direcciones apenas eludiendo el fuego. Minwoo hacía señas con sus manos y su boca se movía mientras enfrentaba a los árboles y el follaje que ahora ardían.
Sora observó con asombro cuando un disparo de luz salió de las manos de Minwoo. La luz se envolvió alrededor del fuego, encerrándolo en un capullo brillante. Inmediatamente, el fuego comenzó a disminuir hasta que desapareció.
La cabeza del dragón se dio la vuelta hacia Minwoo y Sora casi se echó a reír al ver la expresión cómica en su rostro. Estaba segura que la bestia habría gritado: “¿Y quién diablos eres tú?” si tuviera la capacidad de hablar.
El Draheim aterrizó y el suelo tembló bajo su gran peso. Los Elfos se habían extendido alrededor y estaban volviendo a apuntar con sus arcos. Pero, antes de que pudieran soltar las flechas, el dragón se volvió bruscamente, usando su poderosa cola larga para derribarlos de sus pies.
Sora se tapó la boca al jadear.
—Ay, eso debe haber dolido.
Jungsoo evitó la cola y finalmente disparó una flecha. Sora contuvo el aliento mientras observaba la flecha alzarse y alcanzar al dragón, solo para caer inútilmente al suelo.
Jungsoo vio la flecha que había disparado, y que ahora yacía en el suelo. Antes de tener tiempo para digerir esta información, oyó la voz de Sora cuando ella  gritó: “¡Ahí viene!”
Se volvió  justo  a tiempo  para ver la  cola   destructiva dirigirse a su camino. Se lanzó hacia arriba con sus poderosas piernas y rodó mientras saltaba por encima de la cola y aterrizó en el suelo, rodando hasta que el movimiento se lo llevó. Corrió hacia donde estaba Hyungsik apuntando con su arco hacia el cuello del Draheim.
—Le disparé y la flecha rebotó —le dijo Jungsoo al Elfo.
—Hay que apuntarle al cuello. Es el único lugar donde las escamas protectoras pueden ser penetradas.
Jungsoo gruñó.
—¿No pensaste en decirme eso antes de que estuviéramos esquivando su fuego y cola?
Hyungsik se encogió de hombros.
—Eres un hechicero; deberías saber estas cosas. —Soltó la flecha y voló con una precisión exacta a las escamas más débiles del cuello.
La flecha se veía tan pequeña e insignificante cuando perforó la piel dura, pero el estremecimiento que recorrió a la bestia reveló el poder detrás del arma. Rugió con ira, estampando sus pies en el suelo, haciendo que los Elfos lo esquivaran de izquierda a derecha. Minwoo por poco no fue aplastado como un bicho mientras rodaba bajo el dragón. Las flechas comenzaron a volar en una sucesión rápida mientras se aprovechaban de la distracción causada por el disparo de Hyungsik.
Fuego voló de la gran boca de la bestia, y su cuerpo se balanceó con cada flecha que le atravesó el cuello. Minwoo logró correr por debajo de su vientre y comenzó a enviar más luz mágica para apagar las llamas antes de que pudieran propagarse en el bosque circundante.
A medida que más flechas penetraban el cuello del Draheim, la cosa comenzó a caer, rugiendo, y agitándose salvajemente. La sangre comenzó a brotar de las heridas, derramándose sobre el hechicero, Elfos, y Fae por igual.
Sora vio la bestia debilitarse y parte de ella le dolió al pensar en la vida dejando a otro ser vivo. Inconscientemente, salió desde la cubierta del bosque, deseando que hubiera alguna manera de que pudieran perdonar al dragón, pero sabiendo que no era posible.
El Draheim no pertenecía a este mundo, y, de acuerdo con Minwoo, se había convertido en algo malo. El mal no podía ser perdonado. Se extendería como el fuego que fue arrojado de las fauces del animal y quemaría todo a su paso. Ella no se había dado cuenta de lo lejos que se había aventurado de los árboles hasta que de pronto, un par de brillantes ojos de serpiente se habían centrado en ella.
Sora se detuvo en seco cuando el aliento en sus pulmones se tornó difícil de expulsar. Observó impotente cuando, en un evidente último esfuerzo abandonado, el enorme Draheim se abalanzó sobre ella, expulsando llamas de su boca.
La sangre de Sora latió fuertemente en su cabeza, amortiguando su audición. Oyó, no sintió, el rugido a cascada de la bestia por encima de ella. Cayó antes de que las llamas pudieran engullirla y su mandíbula pudiera golpear su cuerpo.
El monstruo cayó al suelo con un golpe muy duro, sacudiendo la tierra. El Draheim soltó una vez más un rugido atronador, que se unió a las llamas malvadas, antes de detenerse a pocos metros delante de Sora.
Los ojos de Sora se abrieron de par en par cuando vio las llamas rodando hacia ella. En su mente, se gritaba a sí misma para mover los malditos pies, pero solo se quedó allí. Cerró los ojos al sentir el calor de las llamas en su cara, su cabello siendo soplado detrás suyo por la fuerza. Estaba segura que se iba a freír como una patata frita en cualquier momento. Todo en lo que podía pensar era que esperaba que Teuk estuviera bien, y que fuera a vivir una vida larga y feliz.
Esperó, congelada en su lugar.
Después de unos momentos, cuando no pasó nada, por fin abrió los ojos. Podía ver a Jungsoo corriendo por ella. Los otros Elfos rodeaban a la gran bestia, asegurándose de que ya no era una amenaza. Sora se dio cuenta que la bestia todavía respiraba. Vio las llamas parpadear, moviéndose a pocos centímetros de su cara.
Había un escudo de luz brillante protegiendola de las llamas. El rostro de Sora se iluminó con una gran sonrisa mientras giraba la cabeza para ver a Minwoo apuntando una mano en su dirección. Ella dio a Minwoo un leve asentimiento de agradecimiento justo cuando unos enormes brazos se envolvieron a su alrededor, tirando de ella hasta que sus pies ya no tocaban el suelo. Sacó los brazos del agarre y los envolvió alrededor del cuello de Jungsoo.
Él hundió la cara en su cuello, respirando profundo, sintiendo su pulso contra sus labios. Viva, pensó él, está  viva.
—¿Por qué no corriste? —gruñó él mientras apartaba la cara para mirarla. El aliento de Sora se atascó cuando vio las emociones arremolinarse en sus ojos amarillos—. Te estaba gritando que corrieras, Sora. ¿Por qué no corriste?
Sora lo besó. Él no necesitaba sus palabras, él necesitaba la seguridad de que ella estaba allí, con él, en sus brazos. Jungsoo se aferró a ella como si su vida dependiera de ello. Él inhaló profundo y saboreó con todo lo que tenía.
Todo el infierno se estaba desatando alrededor de ellos, pero en ese momento, solo eran ella y él. Sora finalmente se retiró y apoyó la frente contra la suya mientras trataba de recuperar el control de su respiración entrecortada.
—Me alegro de que estés vivo también. —Ella le sonrió.
Jungsoo cerró los ojos mientras las imágenes de lo que podría haber sucedido pasaban por su cabeza como una película de terror horripilante.
—Oye. —La voz de Sora rompió a través de sus pensamientos caóticos—. Estoy aquí. Sé que debería haber corrido y les estaba diciendo a mis piernas de pollo que lo hicieran, pero no se movían. Solo permanecí allí como si estuviera ansiosa por ser asada.
Los labios de Jungsoo se elevaron levemente, mientras la miraba fijamente a los ojos.
—Entonces, ¿estás bien? —le preguntó suavemente, mientras su frente se fruncía con preocupación.
Ella asintió.
—Estoy bien. ¿Cómo está todo el mundo? —preguntó ella, mirando por encima de su hombro.
Jungsoo la dejó en el suelo y la tomó de la mano mientras se dirigía hacia donde Hyungsik y Minwoo estaban de pie. Todos estaban observando a la gran criatura tumbada delante de ellos, su respiración superficial.
—¿Hay algo que podamos hacer para evitar que sufra? —preguntó Sora.
Minwoo se adelantó y colocó una mano sobre su enorme cabeza. Los brillantes ojos se centraron en él y Minwoo pudo sentir la paz que el animal estaba buscando. No quería esa existencia por más tiempo, no quería ser lo que era.
—Shh —le dijo con suavidad—, ya se acabó. Puedes descansar. —él le envió un impulso de magia y con un último aliento, él se quedó quieto.
Sora sintió un hormigueo en el rostro. Ella miró la sangre que empapaba sus ropas, apelmazada en salpicaduras de color rojo brillante que habían caído del dragón. Su boca se abrió cuando todos los rastros de la fuerza vital de la bestia desaparecieron de ella y de la ropa de sus compañeros, evaporándose con un parpadeo.



1 comentario:

  1. Estos lobos de veras...lo que sea por tener a sus parejas,juegan sucio...y como dije,no los culpo.
    Ni tampoco a las parejas...creo que ya no me molesta tanto.
    Es feo que me guate verlos sufrir así...no sufrir,pero me da risa lo que los lobos hacen para conseguir derribas a sus parejas.
    Siwon incitando a Hee
    Junjin esperando la oportunidad
    Kangin seduciendo a Teuk
    Hyuk adentrandose a los sueños de Hae y hacerlo sentir así.
    Y el hechizo de la bruja que no llega
    Pobre dragón...al menos el quería su paz,no quería seguir teniendo esa oscuridad en el.
    Ah...me sentí como Sora,esperando una posibilidad de que lo pudieran salvar.

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yota´s news : De regreso?

 Buenas tardes a todas las lectoras. Después de un año  y casi 4 meses regreso a saludarlas y comentarles nuevas.  Me gustaría decirle...