Sapphire Wolf (T6) -6



—Los Elfos son una raza muy reservada. Mantienen la totalidad de su conocimiento cerca de sus corazones, y por buena razón. Puede que no sean tan poderosos como las Fae, pero se acercan. También son capaces de producir muchas cosas con su magia que ninguna otra raza puede. Una de esas cosas es las propiedades mágicas en el metal de sus armas. Una cuchilla Elfo, o una flecha, o armas de cualquier metal para el caso, pueden matar a cualquier cosa.
Los ojos de Sora se agrandaron.
—¿Cualquier cosa?
Jungsoo asintió.
—Y algunos de nosotros somos muy difíciles de matar.
—Es por eso que mantienen sus secretos cerca. —La voz de Sora se suavizó mientras  pronunciaba  sus  pensamientos  en  voz  alta—.  Si la persona, o sobrenatural, equivocado tiene en sus manos el conocimiento para fabricar un arma que podría matar a todos y cada uno de ustedes, podría ser desastroso.
Minwoo finalmente habló por primera vez desde que habían dejado de correr.
—Es imperativo que Mona nunca obtenga este conocimiento.
Sora asintió y dijo en un tono irónico:
—En cierto modo eso es un hecho.
Sora miró a Jungsoo, con las cejas levantadas
—Así que, ¿cómo encontramos a los Elfos?
—No lo hacemos —respondió Jungsoo, ominosamente—. Ellos nos encuentran.
—Bueno, eso puede no ser del todo cierto —dijo Minwoo—. Yo puedo encontrar un velo a su tierra —ofreció.
Jungsoo se giró para mirar al Fae.
—¿Cómo?         
Minwoo se encogió de hombros con indiferencia.
—Tengo un amigo que es un Elfo.
—¿Puedes contactar a este amigo de alguna manera? —preguntó Sora. Minwoo negó con la cabeza.
—Una vez que entremos a su reino aún solo podríamos encontrarlos si quisieran ser encontrados.
Sora se puso de pie y se sacudió el polvo de la parte trasera de sus pantalones, acomodó su camisa y apretó su cola de caballo.
—Bien, entonces, no tenemos tiempo para sentarnos y ver las hojas ser sopladas.
Jungsoo miró a su compañera y sus labios se inclinaron ligeramente.
—¿Alguien simplemente se sienta y ve las hojas soplar?
Sora resopló.
—La gente de pueblos pequeños en Texas se sienta a ver pintura secar siempre y cuando no haya comida para comer y compañía para comerla, lo cual realmente si tienes compañía siempre hay comida en cuestión, ah y té dulce. Nunca olvides el té dulce, es como olvidarse de ponerte los pantalones en el sur.
Minwoo frunció el ceño.
—¿Y crees que nosotros somos extraños?
—No, creo que tú eres extraño… em, yo nunca he dicho que los humanos no tuviéramos nuestra parte justa de lo extraño.
Jungsoo tomó la mano de Sora en la suya y asintió para que Minwoo liderara el camino.
—Me gusta tu rareza —susurró Jungsoo. Sora le sonrió.
—¿Estás tratando de conseguir puntos brownie?
Jungsoo se rió entre dientes.    
—Pequeña, no necesito puntos brownie para conseguir lo que quiero de ti.
El corazón de Sora se detuvo en su pecho ante la insinuación en su    voz.
No se atrevió a mirar hacia él, porque entonces él vería el deseo en sus ojos, y sabría que estaba de hecho en lo cierto. El hombre era demasiado delicioso para su propio bien y lo único que necesitaría con brownies sería… PARA ese pensamiento justo allí Sora Park, se amonestó a sí misma, y luego sonrió porque a pesar de su edad, y sin importar lo que dijera, estaba completamente enamorada… y de un Rey Hechicero ni menos.

Minwoo caminó a paso rápido a través de las montañas. El velo más cercano al reino de los Elfos, estaba profundo en las montañas a lo largo del río.
No tenía ni idea de cómo iba a reaccionar Hyungsik a ellos entrando en su reino, pero a estas alturas, no había mucho que hacer para realmente preocuparse  por  ofenderlo.  Aunque,  él suponía que debería preocuparte siempre por ofender a las personas que hacían armas que podrían matar cualquier cosa. Iban a tener que conseguir algún transporte moderno si querían llegar rápidamente.
—Vamos a tener que conseguir algo para conducir —gritó Minwoo por encima del hombro.
—Espera —dijo Sora, sosteniendo su mano en alto mientras se detenía—. ¿Sabes cómo conducir? —Miró a Jungsoo.
Él puso los ojos en blanco con exasperación.
—¿Por qué? ¿Crees que hemos estado viviendo en cuevas, gruñendo, y usando vejigas de animales como contenedores de agua? Cambiamos con los tiempos Sora, nos adaptamos. Si no lo hiciéramos nunca lo lograríamos en este mundo.
Sora se dio cuenta que ella los estaba haciendo sentir que no eran lo suficientemente inteligentes como para aprender cosas nuevas y se sintió   como una idiota. Miró a Minwoo y luego a Jungsoo.
—Lo siento. Supongo que pensé que ya que viven en las montañas lejos de la civilización no podrían saber acerca de la tecnología.
—Nos mantenemos ocultos, ya que sería muy sospechoso para los seres humanos cuando comenzaran a notar que no envejecemos.
—Buen punto —acordó Sora—. Está bien, Minwoo, guíanos. Vamos a conseguir algunas ruedas.
Minwoo continuó a un ritmo más rápido.
Jungsoo no tenía problemas para mantener el ritmo, mientras que Sora estaba bombeando sus piernas lo más rápido que podía sin llegar a correr.
—¿Por qué hablas así? —preguntó Jungsoo.
—¿Así cómo? —preguntó Sora, sus palabras sonando sin aliento por su pesada respiración.
—¿Ruedas? —Jungsoo elevó una ceja.
Sora se rió y esto también sonó sin aliento.
—Tengo un hijo adolescente. —Frunció el ceño—. Bueno, tenía un hijo adolescente. Es difícil no adoptar su jerga.
Jungsoo pensó en eso por un momento.
—Por lo tanto, ¿él habla muy diferente a ti, entonces?
—Es como toda otra lengua —le dijo Sora, sacudiendo la cabeza. Después de eso Sora se quedó en silencio, no porque no tuviera nada que decir, sino porque apenas tenía suficiente aire en sus pulmones para mantener sus pies en movimiento, y mucho menos para bromear alrededor con Jungsoo.
Después de lo que parecieron días de caminar a un ritmo brutal, el trío salió de la selva y llegaron a una calle en un lugar que Sora suponía debía ser un pueblo. Corrieron a través de una calle vacía, innecesariamente, porque parecía que el camino era utilizado muy pocas veces y, a continuación, pasaron por detrás   de un grupo de edificios.
Minwoo los condujo por un callejón entre los edificios y cuando salieron del mismo, el aliento de Sora quedó atrapado ante la dicotomía extendida frente a ella. Justo frente a ella estaba el pueblo más pintoresco que Sora había visto nunca. Pero, en lugar de carruajes tirados por caballos, lo que habría lucido mucho más natural, había un puñado de vehículos de último modelo estacionados aquí y allá a lo largo de los lados de la calle.
Parecía ser una ciudad muy antigua, y Sora se sentía como si la hubieran lanzado hacia atrás en el tiempo. Gente serpenteaba a lo largo de la calle, deteniéndose para hablar entre sí o frecuentar una de las muchas tiendas adorables que bordeaban la calle. Sora pronto se dio cuenta que cada una de las tiendas servía una función importante: una carnicería, una sastrería, un almacén general.
Jungsoo le tomó la mano, giraron a la izquierda en la calle y comenzaron a caminar. Sora notó a Minwoo escudriñando cada vehículo al pasar. Se detuvieron frente a un sedán de color marrón acercándose a la acera.
Sora vio como Minwoo se acercó al auto mientras el conductor salía. Minwoo empezó a hablar animHenryente con el hombre y aunque Sora no pudo escuchar las palabras, supuso que Minwoo estaba tratando de persuadir al hombre acerca de permitirles pedir prestado su auto.
Sora miró a Jungsoo y vio que no estaba viendo a Minwoo, sino la calle que les rodeaba. Él escaneaba la zona disfrazando sus acciones como si estuviera admirando los edificios. Se las arregló para evitar lucir como si estuviera buscando a una bruja loca tan malvada que acurrucarse junto a un león hambriento sonaba más atractivo que estar en la misma habitación que ella.
Ella le apretó la mano para llamar su atención y él detuvo su búsqueda.
—¿Qué le está diciendo Minwoo a ese hombre? —Sora asintió en dirección de la Fae en cuestión.
Los labios de Jungsoo se arquearon.
—Acaba de convencer al hombre de por qué es una buena idea   dejar que tomemos prestado su auto.       
—¿Convencer? —Sora entornó los ojos.
—Minwoo solo está utilizando un poco de magia Fae para influir en el hombre. Vamos a devolverle su automóvil, Sora. No somos ladrones.
La ceja de Sora se levantó.
—Así dice el Rey Hechicero que hizo un trato con el diablo.
Jungsoo la fulminó con la mirada.
—¿Sabes, que no voy a ayudarla?
—Sí, lo sé —le dijo Sora, mientras le apretaba la mano para tranquilizarlo. Finalmente, Minwoo miró hacia atrás y les hizo señas.
Veinte minutos más tarde habían puesto algunos kilómetros entre ellos y el pintoresco pueblo, y un pobre hombre que estaba sentado en su casa pensando que su auto estaba siendo reparado y le sería devuelto tan pronto como lo estuviera en una segura condición operable.
Jungsoo condujo en silencio mientras trataba de contemplar las ramificaciones de lo que estaban a punto de hacer. Nunca había considerado que un día tendría una compañera humana. Y, ahora que lo hacía, estaba empezando a darse cuenta de lo peligroso que sería la unión para ella.
Él la miró por el rabillo del ojo mientras se sentaba en el asiento del pasajero. En vez de mirar ansiosamente las vistas y sonidos de un país que nunca había visto, sus ojos se centraban en el camino por delante y él apostaría su vida a que su mente estaba centrada en la próxima dificultad. Orgullo se hinchó en su pecho mientras le agradecía al destino que le hubieran dado una compañera tan fuerte, una compañera que estaba dispuesta a hacer lo que fuera necesario.

Sora sintió los ojos de Jungsoo en ella. Lo miró y se encontró con su mirada de ojos de color amarillo. Se quedó sin aliento brevemente mientras asimilaba su belleza inhumana. Tenía que admitir que si ella iba a estar casada con alguien, podía hacerlo mucho, mucho, mucho peor. Ella le sonrió y luego volvió a mirar a la carretera y tratar de no preocuparse por Teuk, confiando en que Kangin y su manada se ocuparían de él.
Echaba de menos a su hijo con un dolor que solo una madre entendería. Sabía que si quería ver a Teuk de nuevo, entonces tenían que hacer lo necesario para mantener al mundo, tal como lo conocen, seguro. Si no tenían éxito en detener a Desdémona, las repercusiones serían devastadoras.
Sora no sabía cuánto tiempo había pasado desde que se habían detenido para ir al baño, que en virtud de sus circunstancias actuales no quería discutir, cuando Jungsoo se detuvo a un lado de la carretera. Estacionó el auto lo más lejos de la carretera que pudo sin conducir en el bosque. Se bajó del auto sin ceremonia y Sora se apresuró a reunirse con él. Minwoo se movió tan silenciosamente que Sora no había notado a la Fae salir del auto. Minwoo señaló hacia el bosque.
—Vamos a tener que subir hasta allí. Tenemos que actuar con rapidez, pero hay que tener cuidado cuando nos acerquemos a su velo.
Jungsoo asintió y miró a Sora.
—¿Estás lista?
Sora respiró hondo y soltó el aire con las mejillas hinchadas, el aire sopló los mechones de cabello alrededor de su cara.
—Jungsoo, cariño, nadie está preparado para este tipo de cosas. —Ella le dio una palmadita en la espalda y lo adelantó, siguiendo a Minwoo cuando ella se puso en marcha.


—¿Qué te trae a mí Dambi, alta Fae, amiga de la manada, maestra de las sanadoras? —La voz del Troll era profunda y grave, como si hubiera pasado un milenio fumando.
—Thurlok, maestro del puente, guardián de la puerta. —Dambi le dio al Troll un ligero movimiento de cabeza; no porque mereciera su respeto, sino porque no le hacía mal halagar a quien necesitas para negociar. Ella dio un paso alrededor de modo que él y los arbustos, en los que las demás se escondían, estaban a la vista.
—He venido a hacer un intercambio —dijo Dambi con   deliberada lentitud.      
Los Trolls no eran los más inteligentes de las criaturas en un buen día, y Thurlok había estado estacionado en el puente por un tiempo muy largo. Se imaginó que su cerebro podría estar un poco lento por falta de uso.
—¿Un trato? —preguntó con impaciencia mientras sus manos se frotaban entre sí, y sus ojos se abrían como los de un niño codicioso en una tienda de dulces. Dambi asintió y él se impacientó—. Vamos, mujer, ¿qué es?
Dambi estaba atrayendo a propósito su interés, aprovechándose del apetito natural del Troll de poseer cosas de gran poder o valor.
—En primer lugar, te diré que es lo que quiero a cambio de lo que voy a ofrecer.
Thurlok le dio un gesto con la mano nudosa para seguir adelante con esto.
—Yo, y ocho compañeros, quisiéramos entrar y salir del Limbo. A nuestra salida, vamos a traer de vuelta unos prisioneros que fueron capturados injustamente. Nueve entrarán y diecisiete saldrán. Vamos a entrar ilesos; entiendo perfectamente que te es imposible protegernos una vez que entremos. A nuestra salida, permaneceremos sanos y salvos. Tú no vas a compartir el   conocimiento de nosotros estando aquí o de la identidad de los individuos que van a ser rescatados. —Dambi repasó la solicitud en su mente para asegurarse de no dejar ninguna laguna que el Troll pudiera utilizar para su ventaja.
Thurlok miró fijamente a Dambi, sus ojos demasiado grandes haciéndose aún más grandes. En su tiempo como el guardia de este punto de referencia, pocos seres alguna vez han pedido entrar de forma voluntaria y desde luego no ha habido nadie siendo rescatado en su resguardo.
Él sabía de esos que ella mencionó, los machos que Desdémona había echado en el Limbo. También sabía que si salían de alguna manera, ella estaría en busca de sangre, y probablemente sería su sangre la que buscaría primero.
—Esa es una petición muy peligrosa —respondió con calma, tratando de no mostrarle cuán curioso era—. ¿Qué tienes en tu poder que vale tanto la pena como para que yo te entregara a los prisioneros de la bruja?
—Algo tan único que nunca podrías imaginar, incluso jamás pondrías los ojos en ella. —Hizo una pausa dramática antes de hablar—. Una piedra de las Fae —dijo finalmente.       
Si los ojos de Thurlok estaban muy abiertos antes, ahora Dambi estaba segura que iban a salirse de su cabeza. Era cierto decir que solo podría soñar con posar sus ojos en las piedras, pocos lo han hecho alguna vez, independientemente de la longitud de sus vidas.
Dambi observó de cerca al Troll. Sus pensamientos reflejándose en su rostro. Se dio cuenta que estaba examinando la situación desde todos los ángulos, haciendo todo lo posible para determinar si ella estaba tratando de engañarlo de alguna manera.
Su plan colgaba en su falta de conocimiento de las piedras; muy pocos entendían cómo funcionaban efectivamente, o el propósito detrás de ellas. Esperó pacientemente, sin querer parecer demasiado ansiosa y revolver la sospecha de Thurlok.
—¿Crees que va a hacerse daño al pensar con tanto ahínco? —susurró Hee, mientras él y las otras parejas observaban desde la cubierta del follaje.
—Es muy posible que su cabeza podría explotar —respondió Donghae.
—Eso sería un asco, viendo la forma en que lo necesitamos para que nos deje entrar en el infierno —añadió Teuk.
—Está bien, tengo que preguntar; ¿así es como pensaron que se vería un Troll? —preguntó Hee a nadie en particular, mientras observaba a Dambi hablar con el pequeño hombre de piel oscura, un mechón de pelo blanco en la cabeza y pequeñas orejas puntiagudas. Sus ojos eran grandes y negros, pero su cara era de otra manera sin nada resaltante. Su nariz no era grande o pequeña; sus labios no eran ni gruesos o delgados. Su cuerpo era voluminoso y parecía estar un poco encorvado. Vestía pantalón marrón con tirantes y sin camisa. Su pecho estaba al desnudo y su barriga redonda y regordeta. No llevaba ningún zapato y no parecía molestarse por el terreno accidentado.
—¿Cómo esperabas que se viera? —preguntó Zhoumi. Hee se encogió de hombros.
—No lo sé. Más trollesco tal vez.
—¿Trollesco? —resopló Hongki, con la frente levantada.
—Sí, ya sabes, menos humanos —concordó Donghae.
—Chicos, ven demasiadas películas —les dijo Hongki.
—Solo se puede tener cierta cantidad de sexo, ya sabes —comentó Hee, con indiferencia.
Teuk miró a Hee y pasó una mano por su frente.
—¡Menos mal! Estoy tan contento que dijeras eso. Estaba empezando a pensar que tu embarazo podría haber frenado tu cuota de mencionar el sexo en los momentos más inapropiados.
—Estoy un poco fuera de práctica. Siwi es mi inspiración para comentarios sexuales inapropiados. Cuando lo recuperemos voy a tener que asegurarme de recuperar el tiempo perdido.
—Bueno, aguardamos con ansia todos los comentarios ingeniosos que estás almacenando en esa mente perversa tuya —dijo Hyesung.
Y, aunque Hee no podía decidir si el Alfa estaba siendo sarcástica o no, agregó:
—No teman, no los voy a defraudar.
—De eso no tenemos ninguna duda —murmuró Zhoumi con una sonrisa socarrona.
A medida que continuaban observando el intercambio estancado entre Dambi y el Troll, todos murmuraron un colectivo “ya era hora” cuando el Troll finalmente habló.
—Tienes un acuerdo Dambi de las Fae. —Thurlok hizo un gesto con la mano y de repente apareció un puñal. Extendió la mano izquierda y se cortó la palma abierta. Una línea gruesa de sangre roja brillante brotó del corte mientras sostenía la daga hacia Dambi. Ella tomó la daga y, sin dudarlo, cortó su propia mano. Ella le tendió la mano a la suya y él la tomó en un firme apretón de manos. A medida que sus manos se entrelazaban, Dambi habló claramente hacia el bosque silencioso.
Sangre de la tuya, sangre de la mía,     
Las verdades que digo ahora se unen en sincronía.
Todo lo que hemos dicho, se hará,  O la muerte a ti y a mí nos buscará.
Los lazos unidos no se pueden deshacer, Ni por muchos, ni por uno a la vez.
Cumpliendo con este trato de mí para ti, Así será terminado y finalmente acabado”.
Ambos vieron como la magia se envolvió alrededor de sus manos agarradas, y luego alrededor de ellos, excavando profundamente en sus cuerpos. Tan repentinamente como había comenzado, todo había terminado.
Dambi dio un paso atrás e hizo un movimiento con la mano derecha. Como si fuera una señal, las parejas salieron del bosque. Thurlok dio un paso atrás, pero se contuvo. Alejarse de un depredador solo lo alentaba a perseguir. Los jóvenes se pararon junto a Dambi y lo miraron.
—¿Esperan que haga un truco o algo así? —le espetó.
—Calma, calma, Thurlok —canturreó Dambi—. Juega limpio. Las parejas lobos y sanadores no te harán daño.
Alguien se aclaró la garganta y Dambi miró a Changmin quien estaba mirándola.
—¿Qué? —preguntó Dambi, sacudiendo la cabeza, alzando la voz con exasperación—. No puedo garantizar lo que tú vas a hacer. Ustedes las hadas de cabello rosado son siempre impredecibles.
Hee empezó a hablar, pero se detuvo cuando Donghae caminó alrededor de Dambi, situándose frente al Troll.
Dambi puso una mano sobre el hombro de Donghae deteniéndolo de hablar. Se inclinó hacia delante y le susurró al oído:
—Sé que estás listo para recuperar a tu hombre, pero nunca es sabio ofender a la persona que tiene las cartas.
Los hombros de Donghae se tensaron, pero dio una breve inclinación de cabeza para dejar saber a Dambi que entendía.
Dambi hizo señas hacia el puente mientras miraba a Thurlok.
—Hemos hecho nuestro trato, Troll. Abre el velo.           
Thurlok habló en un lenguaje inusual mientras dibujaba algunos símbolos en el aire. Sus ojos se cerraron a medida que su voz se elevaba y el aire a su alrededor se arremolinaba.
Donghae y los demás se quedaron paralizados al ver el velo al Limbo aparecer. De repente donde un puente y árboles habían estado había ahora una abertura cavernosa con escaleras desapareciendo en la oscuridad más allá de ella.
—El velo permanecerá abierto durante 2 horas —les dijo Thurlok.
La ira brilló en los ojos de Dambi cuando se dio cuenta que había perdido un detalle muy importante. Tiempo.
—¿Será tiempo suficiente? —preguntó Donghae.
—Sí —habló Hyesung desde la derecha de Donghae.
—¿Cómo lo sabes?
—Porque no hay otra opción.
—Estamos perdiendo el tiempo —gritó Hee mientras se dirigía hacia el velo en un trote.



2 comentarios:

  1. Ay no, tiempo!!!!
    Dambi!!! Mujer loca! Como olvidaste el tiempo!!!!
    Ahhhh
    Ojalá y les alcance!!! Ahhhhhhhh

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  2. Ojala y si les alcance!!!
    Desdemona se las va a arrancar cuando se entere lo que están haciendo las parejas!!!
    Ahhhh cuando las manadas se reúnan se va a armar la gorda!!!!!
    Ahhhhhh
    -ya quiero enciendo sichulesco-

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yota´s news : De regreso?

 Buenas tardes a todas las lectoras. Después de un año  y casi 4 meses regreso a saludarlas y comentarles nuevas.  Me gustaría decirle...