Trampa de Amor -



Atravesaron unos portones con apertura electrónica y se acercaron a una mansión rodeada de tierras.
Donghae miró en silencio.
—Es enorme… —murmuró—. Y sólo eres tú…
Hyukjae se rió.
—Pero, como has visto, tengo una familia extensa, a la que le suele dar por venir toda junta, y necesita espacio. También tengo reuniones de negocios aquí…
Donghae miró a Hyukjae y a la mansión alternativamente. ¿Le hacía falta tanto espacio? Él solía vivir en una habitación pequeña.
—Espero que la casa venga con un plano… —inmediatamente se dio cuenta de su error al ver que Hyukjae lo miraba con curiosidad.
—Tú eres el nieto de un hombre muy rico. Tu abuelo tiene fama de tener casas muy lujosas. ¿Por qué te sorprende la mía?
Donghae se mordió la lengua.
—Nunca me he adaptado fácilmente a los lugares nuevos —intentó arreglarlo.
—Por suerte, hay una sola habitación que necesitas encontrar, y ése es el dormitorio.
Donghae se puso colorado. Frente a la puerta lo abrazó y besó. Hyukjae entró en una habitación, cerró la puerta. Luego abrió las ventanas de par en par. Su necesidad de aire fresco y distancia le causó una pena que Donghae no pudo descifrar. Al parecer, la representación había terminado.
¿Y ahora qué?
Miró la tensión en los hombros de Hyukjae. No tenía actitud de amante.
—Oye… Ambos sabemos que esta situación es ridícula… No tenemos que hacer esto…
—Esto es parte de nuestro acuerdo —Hyukjae se dio la vuelta—.¿Qué sucede? —fue hacía él—. ¿Te estás arrepintiendo? ¿Te has dado cuenta de repente de lo que has aceptado? —dijo él con dureza.
—Lo que hemos aceptado —lo corrigió, dando un paso atrás.
—Aceptamos un matrimonio —le recordó él, desabrochándose la camisa lentamente—. Y eso es lo que tendremos, joven señor Lee —se quitó la camisa y la dejó caer al suelo con descuido.
Donghae dio otro paso atrás y de pronto se dio cuenta de que tenía la pared detrás. Que no había más sitio para alejarse.
Con gran esfuerzo desvió la mirada del pecho bronceado y musculoso que tenía delante.
Oyó el sonido de una cremallera que se bajaba, el crujir de seda que caía al suelo, y sus terminaciones nerviosas se erizaron.
En ese momento cerró los ojos. Sabía que estaba desnudo, pero estaba decidido a no mirar.
—¿Y, joven señor Lee?
Donghae sintió que se acercaba.
—¿Estás preparado para satisfacer esta parte del acuerdo?
—¡No es posible que me desees! —exclamó Donghae con los ojos cerrados aún—. Y yo ciertamente no te deseo.
Estaba demasiado cerca. Podía oler su fragancia. Embriagaba sus sentidos… Y sus piernas se debilitaron.
—He pagado una indecente suma de dinero por ti. Y espero que tú te lo ganes —le recordó él.
Donghae abrió los ojos y se rió, incrédulo:
—¿En el dormitorio?
—¿Dónde si no? Evidentemente, no necesito tu ayuda en la junta directiva…
Donghae pensó frenéticamente en una excusa para escapar de aquella tensión sexual que no lo dejaba pensar.
—Tú ya tienes un amante…
—Varios —confirmó él—. Pero no te preocupes que no me afectará en el funcionamiento contigo en la cama.
Donghae se estremeció de excitación. No sabía por qué reaccionaba así con aquel hombre. Era un disparate.
—Oye… Estoy intentando ser sincero y la verdad es que no tenemos que hacer esto. Tú puedes ir a ver a tu amante, a mí no me importa…
—Pero mi amante no me dará hijos —le recordó él—. Y yo quiero tener hijos. Y ésta es la forma en que se hacen los niños, ¿no lo recuerdas?
Donghae lo miró con un brillo de culpa en los ojos. Fue un error. Los ojos negros de Hyukjae lo atraparon. Aquellos ojos eran suficientes para que cualquiera se perdiera, pensó, mareado, tratando de recordar por qué no quería ir a la cama con él.
—Si estás nervioso… Es posible que no me gustes como persona, pero ese beso nos ha demostrado que, a pesar de nuestros sentimientos, al menos físicamente hay una poderosa química entre nosotros.
—¿Química? —repitió Donghae cuando pudo hablar—. ¿Piensas que hay química entre nosotros?
—Sé que la hay —Hyukjae rodeó su cintura y tiró de ella hacia  él—.Y tú también lo sabes. Deja de fingir que no la   sientes.
Hyukjae le quitó la chaqueta del traje siguiendo con la camisa y él exclamó, asombrado, cuando cayó al suelo sin darse cuenta que lo mismo ocurría con el pantalón.
Se llevó las manos a su entrepierna, pero Hyukjae le agarró las manos y las llevó hasta su cuello para que lo rodease. Luego lo alzó contra su cuerpo.
—Éste no es el momento de cubrir lo que tienes de bueno —susurró con voz sensual Hyukjae, llevándolo a la cama y dejándolo en el centro.
Antes de que Donghae se pudiera mover, él se puso encima.
—Tendrás muchos defectos, pero tu cuerpo es fabuloso —comentó Hyukjae deslizando una mano sobre su cuerpo con torturadora lentitud, mientras lo miraba con deseo—. Voy a serte sincero, cariño. Pensaba rechazar este acuerdo fuese cual fuese el incentivo. Hasta que te vi.
—¿Ibas a rechazarlo? —apenas podía hablar.
—Por supuesto —lo miró con ojos burlones—. Se supone que tenemos que dar descendencia a nuestras familias, cariño. Y eso requiere cierta actividad de mi parte. Si no fueras atractivo, jamás habría aceptado este matrimonio. A pesar de los rumores que corren, soy extremadamente selectivo con las personas que llevo a la cama.
Donghae lo miró. Su resistencia se pulverizó con la caliente sexualidad de la mirada de Hyukjae.
—¿Me encuentras atractivo? ¿De verdad?
Ningún hombre lo había mirado dos veces. Pero era cierto que ella había evitado toda relación con ellos, excepto alguna platónica.
—De verdad.
Donghae miró el cuerpo desnudo de Hyukjae. Era la primera vez que veía un hombre desnudo. Un hombre desnudo, excitado. Y le intimidaba.
Ahora que llegaba el momento, se sentía presa del pánico. Él había tenido razón. No había pensado en nada de aquello, se dijo mientras él deslizaba la boca por su mejilla.
¿Cómo se le había ocurrido pensar que podía fingir que tenía experiencia?
—Me desprecias —gimió Donghae—. Me desprecias… Es imposible que me desees…
Cuando estaba pensando qué tenía que hacer, Hyukjae giró con él dejándolo debajo. Luego lo besó.
Hyukjae estaba tan acostumbrado a dirigir la situación que lo único que tenía que hacer era quedarse allí, y dejar que él hiciera todos los movimientos. Hyukjae le mostraría el camino.
Como la vez anterior, se olvidó de todo al sentir su lengua en el interior de su boca, la exploración sexual que le estremecía por completo, y lo dejaba arqueándose contra él. Sintió su mano deslizarse hacia abajo, acariciar un pezón y detenerse en su cadera.
Y su cabeza empezó a dar vueltas. Ya no podía pensar con claridad. Su corazón latía desesperadamente, su miembro ardía, y sus sentidos estaban embriagados por el calor del empuje de su lengua.
Cuando pensó que no aguantaría más, Hyukjae dejó de besarlo. Con un gemido, deslizó su boca por su cuello, hasta que finalmente la posó en su pecho.
Al sentir la caricia de su lengua, gimió, sorprendido, volviéndose loca con aquella sensación. Cuando él se metió un pezón en la boca, arqueó las caderas en un intento desesperado por aplacar la necesidad que albergaba en la pelvis. Quería más.
—Hyukjae… —dijo entre gemidos. Él sonrió triunfalmente.
—Una cosa que me gusta de ti es que debajo de esa apariencia remilgada, eres muy caliente. ¿Cómo se me ha podido ocurrir que eras inglés y frío?
Donghae no pudo contestar porque en aquel momento él separó sus piernas con un gesto posesivo, y se concentró en otra parte de su cuerpo.
Con una mezcla de shock y vergüenza por estar desnudo por primera vez, y con un placer tan aterrador que apenas podía respirar, Donghae se reprimió un gemido de resistencia. Hyukjae se opuso a la reacción instintiva de Donghae de cerrar las piernas, y lo sujetó firmemente. Usó su lengua con tal maestría que le hizo sollozar, extasiado.
No podía creer que él le estuviera haciendo aquello y que lo estuviera animando.
—Hyukjae… —abrumado por la explosión de sensaciones que él le había arrancado, se arqueó de deseo, y apretó los dedos agarrando la sábana—. Hyukjae…
Él se irguió levemente y lo miró con satisfacción.
—Definitivamente, no eres frío —murmuró, agarrándole la muñeca cuando quiso taparse con la sábana—. No… De ninguna manera. No te vas a cubrir hasta que te lo diga… Y no he terminado de mirarte.
Su mirada le dio más calor. Y él le puso una pierna áspera encima de las suyas cuando se movió para aliviar el ardor que amenazaba con consumir su cuerpo entero.
—¿Ocurre algo? —dijo él, suavemente, con tono apasionado—. ¿Hay algo más que quieras de mí además de mi dinero, cariño?
Estaba derretido después de aquella seducción, se derretía por Hyukjae. Por que él terminase lo que había empezado.
—Dilo —dijo Hyukjae, colocándose nuevamente encima de él. Sintió su erección y lo rodeó con sus piernas, invitándolo.
Pero él se refrenó.
—No seas tan reservado. Dime lo que quieres —le ordenó.
Estaba a su merced. El corazón se le salía de deseo.
—A ti —gimió suavemente, moviéndose debajo de él para sentirlo más—. Te deseo a ti. Por favor…
Con un gruñido de satisfacción, Hyukjae deslizó el brazo por debajo de sus caderas, lo levantó levemente y entró en él refrenando levemente su fuerza.
Sorprendido por el poder de aquel asalto, Donghae gimió, y sus ojos se agrandaron mirándolo. Notó la especulación en sus ojos, pero se hizo el distraído. No quería que lo supiera. El breve dolor cedió, aplacado por su deseo, y luego movió sus caderas debajo de él. Con los ojos aún fijos en él, Hyukjae lo besó en la boca, jugando con su lengua, hasta que el cuerpo de Donghae se incendió completamente.
Entonces él se movió otra vez, más suavemente, como si estuviera tratando de no hacerle daño. Su inesperada ternura hizo que la experiencia se hiciera más erótica.
Donghae se agarró a sus hombros y deslizó sus manos hacia su poderosa espalda.
Sin dejar de besarlo, lo levantó con un brazo, cambiando su posición, y Donghae sintió explotar la excitación al cambiar de ángulo.
¿Cómo lo sabía? ¿Cómo sabía moverse de una determinada manera, tocarlo del modo exacto?
Donghae susurró su nombre contra su boca y él lanzó un gruñido de satisfacción y empujó con fuerza, cada empuje largo y profundo, hasta que llegó a la cima del placer con un grito de incredulidad, convulsionándose en oleadas de éxtasis que parecían no terminar.
Donghae perdió totalmente el control, explotando frenéticamente. Lo oyó murmurar algo en coreano, y luego, con un gemido grave, sintió que se agarraba a sus caderas, hundiéndose en él profundamente, sin darle la oportunidad de escapar de aquella tormenta que los envolvió.
Donghae sintió su dureza y su calor y luego el nudo de músculos, alerta, cuando se convulsionaba, lo que lo llevó a su propia cima. Hyukjae le agarró la cabeza, mientras se liberaba dentro de él.
Envuelto en el placer que se negaba a aplacarse, Donghae puso la mano en la espalda de Hyukjae, y sintió su masculinidad vital, mientras trataba de serenar su respiración.
Hyukjae aún tenía su cuerpo encima del suyo, en íntima comunión. Y pensó que nunca había estado tan cerca de alguien.
Durante un rato, Donghae se quedó inmóvil, impresionado por lo que había sucedido.
Jamás había pensado que pudiera ser así. Que dos seres humanos pudieran estar tan cerca.
¿Qué había sucedido? Había empezado odiándolo… Y luego…
Aquella experiencia le hacía muy vulnerable, pero no le    importaba. Porque había descubierto algo que no sabía que existía. Algo asombroso.
Sintió culpa y confusión. Habían compartido algo sincero. Sin embargo, le había dicho muchas mentiras…
Tal vez debería decírselo. Después de lo que habían compartido, necesitaba ser sincero.

Hyukjae levantó la cabeza y lo miró un largo momento. Luego se giró y se puso de espaldas, tapándose la cara con un brazo.
Donghae se sintió incómodo. No quería ser el primero que hablase.
Todo parecía diferente después de aquello. Seguramente él sentía lo mismo. Tenían que hablar de ello.
—Me parece que voy a recibir tanto como lo que he pagado —dijo Hyukjae fríamente.
Y sin mirarlo se levantó de la cama con la gracia de un felino. Fue al cuarto de baño y cerró la puerta.
Debajo de la ducha, Hyukjae intentó recuperarse de lo que había sido la experiencia sexual más explosiva de su vida. Su mente estaba confusa, y su cuerpo latía con aquel estado de excitación. Miró la puerta del cuarto de baño, debatiéndose entre las ganas de satisfacer el deseo y la necesidad de recuperar el control de sus emociones.
No estaba acostumbrado a sentirse de aquel modo.
Con un movimiento enérgico, abrió el agua fría. Dejó que ésta cayera sobre su cuerpo caliente.
No había otra opción: o hacía eso o volvía a la cama y le haría el amor nuevamente una y otra vez… Y eso no era lo que se suponía que sería aquel matrimonio.
Irritado por la obsesión de Donghae con el dinero, lo había llevado a la cama para hacerlo sentir barato, para ver  si podía arrancarle  algún  signo  de conciencia. No había esperado que él reaccionase con aquella desinhibición. No había esperado que la química entre ellos fuera tan potente.
Y no había esperado que fuera virgen. Cerró el grifo maldiciéndose y agarró una toalla.
Le molestaba aquella falta de control con alguien como Donghae, cuyos valores despreciaba.
Aquellos con los que salía solían moverse en su mismo círculo social, y solían tener amplia experiencia sexual. Le chocaba que la experiencia con Donghae hubiera sido tan poderosa. Que hubiera sido tan tradicional como cualquier coreano, que había preferido a alguien que sólo se había entregado a él.
No se le había ocurrido que su futuro esposo pudiera ser virgen. Y la verdad era que su inocencia había sido algo que había aumentado la experiencia física y emotiva.
Pero como no pensaba repetir la experiencia, no debía preocuparse. Ahora que había racionalizado su reacción, seguiría adelante con su vida, y dejaría que gastase su dinero.
Y si no quedaba embarazado aquella vez, lo haría alguna vez más.
Era una suerte que fuera a estar tan ocupado en los siguientes meses.

Donghae se quedó tumbado con los ojos cerrados, digiriendo la humillación que sentía. ¿Cómo podía ser tan hiriente Hyukjae?
Y pensar que había pensado en decirle la verdad.
Suspiró al recordar su propia reacción con él. No había sabido que podía sentir con tanta intensidad.
¿Cómo había podido reaccionar de aquel modo con un hombre que ni siquiera le gustaba?
Se cubrió la cara con las manos.
Para Hyukjae sólo había sido sexo, evidentemente. Mientras que para él… Recordó cómo había sollozado su nombre, cómo le había rogado que le hiciera el amor… Evidentemente, había alimentado su ego.
Escuchó el ruido de la ducha. No quería estar allí cuando volviera  él.
Pero antes de que pudiera moverse se abrió la puerta del baño.
¿Y ahora qué? ¿Volvería al lecho nupcial?
Contra su voluntad, Donghae miró el vello del pecho de Hyukjae. Deslizó su mirada hacia abajo, y se encontró con que la toalla ocultaba excitantes secretos.
Sintió su inmediata reacción física ante aquel pensamiento.
Y cuando lo vio quitarse la toalla, no pudo evitar mirar aquel cuerpo perfecto. Y su corazón empezó a latir aceleradamente de anticipación.
Donghae intentó recuperar el aliento. ¿Cómo no se había dado cuenta antes de lo atractivo que era?
Hyukjae se acercó al borde de la cama. Lo miró y luego agarró el Rolex que había dejado en la mesilla.
Lo observó alejarse y empezar a vestirse.
—¿Vas a volver a la cama? —preguntó sin poder reprimirse.
—¿Para qué? —Hyukjae ni lo miró—. Esto es un negocio, recuérdalo.
Y por ahora, esta parte del acuerdo se ha terminado.
—¿Eso es todo? —susurró—. ¿Es todo lo que vas a decir?
Él se detuvo en la puerta y lo miró, imperturbable.
—Hazme saber si quedas embarazado.
Dicho eso salió de la habitación.
Humillado, Donghae se hundió en la almohada.
¿Cómo podía ser tan frío?
Donghae dio vueltas en la cama para intentar calmar el desesperado deseo de su cuerpo.
Daba igual lo que hubiera dicho o cómo lo hubiera tocado. ¡No volvería a dejar que se metiera en su cama!


Dos semanas más tarde, Donghae estaba en la enorme cocina de la casa. Hyukjae apareció y exclamó:
—¿Qué diablos estás haciendo aquí? Te he estado buscando por todas partes. Nadie sabía dónde estabas.
Donghae sintió excitación al verlo.
Hacía quince días que no lo veía, y parecía un cachorro que se reencuentra con su dueño después de una separación.
Una sola mirada a ese cuerpo y esa cara, y su pulso empezaba a latir aceleradamente.
Una sola mirada y lo asaltaban los recuerdos de los momentos de pasión con él.
Y por si eso fuera poco, se sentía contento simplemente porque él estaba en casa finalmente.
Abrumado por aquella intensa reacción, Donghae se dio la vuelta hacia el fregadero. No quería demostrarle cómo se sentía ante su presencia.
Evidentemente, su encuentro sexual con él lo había aburrido. Mientras que para él, que no tenía experiencia, su esposo era un dios en la cama. Y el saberlo, lo humillaba.
Deseaba poder dar marcha atrás en el tiempo. Quince días atrás no había notado su firme boca, el brillo de sus ojos, ni la perfecta musculatura de su cuerpo. No se había fijado en él como hombre.
—No sabía que me habías estado buscando —dijo, distante, hurgando en el frigorífico hasta que estuvo seguro de haber recuperado el control.
Sacó un plato con aceitunas y lo puso encima de la mesa.
—Y la respuesta a tu pregunta es que me estoy preparando la comida.
—¿Por qué? —Hyukjae entró en la cocina y lo miró.
—¿Por qué no?
—Porque tengo empleados para eso. Y su trabajo es preparar comidas para ti para que no tengas que perder tiempo y puedas salir de compras.
Donghae se encogió. Su opinión de él era muy baja. Pero no podía culparlo. Él mismo había creado esa impresión.
—Tengo todo el tiempo que necesito para salir de compras, ya que no te he visto desde el día de nuestra boda. Y los empleados de la casa tienen mejores cosas que hacer que hacerme la comida.
Hyukjae lo miró, sorprendido.
—No sé por qué me miras así. ¿No te has preparado nunca la comida?
—Sinceramente, no. Ni esperaba que tú lo hicieras. ¿Te preparas la comida a menudo en la cocina de tu abuelo?
Donghae se quedó petrificado. Había vuelto a meter la pata.
—No me gusta tener camareros que me sirvan —al ver que él lo seguía mirando con curiosidad, puso los ojos en blanco y agregó—: ¿Y ahora qué?
—Simplemente, que siempre me sorprendes —respondió Hyukjae—. Cuando me parece que ya te conozco, haces algo que se sale totalmente del perfil.
Donghae lo miró con  desprecio.
—Tú no sabes nada de mí.
—Evidentemente, no —murmuró él—. No obstante, a los empleados les parecerá un poco raro que estés aquí, preparándote la comida.
Donghae se mordió el labio y se guardó de contarle que había entablado una relación de tuteo con el chef y que habían intercambiado recetas inglesas y coreanas.
—Ellos son tus  empleados.
—Tú eres mi esposo.
El cuerpo de Donghae sintió un cosquilleo.
—Perdona que me olvide de eso, pero es que no nos hemos visto desde el día de la boda. Creí que te habías mudado a otra casa…
Donghae lo había odiado por no aparecer por allí.
—No me he dado cuenta de que me ibas a echar tanto de menos. Y no fue el día de la boda, sino la noche de bodas —lo corrigió, mirándolo achicando los ojos—. Me viste la noche de bodas. Otra ocasión en la que me sorprendiste… No esperaba tener un virgen en mi cama.
Donghae se puso rojo.
—No sé a qué te refieres…
—Debiste decírmelo… Los coreanos somos muy posesivos, cariño. Tendría que haber aumentado el precio de la compra de haberlo sabido. Te lo has perdido.
—Yo estoy satisfecho con el acuerdo.
—Estoy empezando a creer que yo también debería estarlo — Hyukjae se acercó a él—. Fuiste muy sensible a mis caricias.
Él lo recordó y se excitó.
—Me pagaste para actuar en la cama. Así que eso es lo que he hecho.
Él se rió forzadamente.
—Perdiste el control totalmente, cariño, ¿y quieres que me crea que estabas actuando?
Hyukjae estaba demasiado cerca. No podía respirar. No podía pensar.
Sin mirarlo, cortó el queso en trozos y lo puso en un  plato.
—No ha sido elección mía introducir el sexo en nuestro matrimonio. A mí me habría gustado otro tipo de matrimonio —dijo.
—¿Uno en el que yo te pagase por no hacer nada?
—Tú no me has pagado por sexo. Me has pagado para quedarte con la empresa de mi abuelo.
—Para tu información, esa empresa me está llevando todo el tiempo que tengo —le dijo él—. Tu abuelo ha hecho un desastre con esa empresa. Puedes echarle la culpa a él de que no me hayas visto.
—Sería mejor agradecérselo. No deseo pasar tiempo contigo. Y ahora, si me disculpas, me voy a comer.
Y llamar por teléfono a su appa. Aquélla había sido una ventaja de la ausencia de Hyukjae. Había estado en contacto diario con su appa.
—No. No te disculpo.
Donghae cometió el error de mirarlo. Sus ojos se encontraron, e inmediatamente perdió el aliento.
La mirada de Hyukjae era de deseo, y sabía que su mente no estaba pensando en algo tan aburrido como la comida.
—Porqué estás vestido así? Los jóvenes no suelen salir conmigo como si fueran a desatascar una tubería
—Eres un machista. ¿Siempre les dices a tus parejas lo que tienen que llevar puesto? Me gustan mis vaqueros. Son cómodos.
—La ropa interior también —contestó él con voz sensual—. Y yo la prefiero.
A Donghae se le debilitaron las piernas.
—Yo usaré lo que quiera usar…
—En compañía mía, no. Llevarás la ropa que yo quiera.
—Eso es ridículo.
—Debiste pensar en ello antes de venderte.
Donghae lo miró sin poder creerlo.
—¿Quieres que ande por la casa en ropa interior?
—Si yo te lo digo, sí. He pagado mucho por ti. Es mejor que vea lo que he comprado.
Donghae se dio la vuelta para que él no viera las lágrimas en sus ojos. Lo hacía sentir tan rastrera.
—Bien. Llevaré mis vaqueros cuando no estés aquí, o sea, la mayor parte del tiempo, afortunadamente. Y ahora, si no te importa, quisiera comer.
Antes de que Donghae pudiera adivinar sus intenciones, Hyukjae rodeó su cintura y tiró de él.
Atrapado por su mirada, el corazón de Donghae empezó a latir desesperadamente y su mente empezó a marearse.
Hyukjae le agarró la cara.

—¿Estás embarazado?


4 comentarios:

  1. Verdaderamente estoy empezando a odiar muy fuerte al sr. yo te compre y por eso hago lo que me viene en gana

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  2. OMG
    Ahhhh se lo chasqueo y de que manera!!!!
    Mr encanta!!!
    Ahhhhh genial!!!
    Sera que nuestro pecesito no puede tener bebés!???? Que es esa enfermedad que tiene???
    Y quiero saber qué ocurrió el día del accidente!??? Que le paso a si appa!?

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  3. bueno no ahy amor pero que tal el deseo y la lujuria

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  4. Tal vez yo debería de odiar a este Hyukjae por todo las palabras desdeñosas que le dice a Hae,pero me causa mucha risa imaginarlo cuando descubra todo y sepa que Hae no es ni la mitad de "mala"/oportunista/ambiciosa/egoísta persona que creyó cuando se le presentaron...sí,dio y le dará una fuerte suma de dinero,pero ni idea tiene de cómo Hae lo utiliza.
    Le ha gustando tanto estar con Hae que hasta le va a salir debiendo jajaja,aunque ahora lo niegue y su prioridad sea encaminar la empresa que obtuvo.
    Waaaaa,dos semanas sin verse,un alivio para Hae,para Hyuk no sé,pero seguro fue duro,solo de saber que lo quiere con ropa interior nada más mientras él este ahí😏😏😏😏😏😏
    No HyukJae,no está embarazo,debes intentarlo con más ganas y ocurra un milagro.

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yota´s news : De regreso?

 Buenas tardes a todas las lectoras. Después de un año  y casi 4 meses regreso a saludarlas y comentarles nuevas.  Me gustaría decirle...