Marcado III -4




Hyukjae parecía molesto cuando finalmente me separé de Heechul y me dirigí afuera. Yo no estaba buscando esta pequeña charla y coquetear con el rubio fue una gran distracción. Mientras él había estado ocupado con algo en la computadora, me deslicé por la puerta principal y lo vi sin ser notado durante unos minutos.
No era mi tipo. Normalmente me gustaban de complexión fuerte y capaces de manejar todo lo que tenía para darles. Yo no era un gran fan de toda la tinta y el metal. Estaba acostumbrado porque mi hermano estaba cubierto de eso y tuve que admitir que me gustaron los copos de nieve que Donghae había puesto a través de su cuello y hombros, pero no era lo mío. Ya tenía suficientes marcas permanentes, para siempre grabadas en mi piel, que nunca había pedido y no podía imaginar adherir voluntariamente ninguna más. De hecho no estaba emocionado por la nueva adición en la cabeza, considerando que ya que uso mi cabello tan corto, el punto calvo de la cicatriz estaba obligada a mostrarse.
Heechul era diferente. No se topó conmigo delicadamente a pesar de que probablemente solo llegaba a mi pecho cuando nos paramos frente a frente. Sus ojos eran espectaculares. Nunca había visto nada igual; los colores duales eran únicos por sí mismos, pero el hecho de que lo que sea que estuviera sintiendo, literalmente corriera de un color al siguiente era fascinante.
Nunca antes había conocido a un joven así de transparente o así de abierta con sus emociones. Era como si tuviera cero artificio en él. Era también condenadamente lindo. No hermoso o impresionantemente bonito, pero era más lindo de lo que cualquier joven que con toda esa actitud tenía derecho a ser, y de alguna manera el ramo de flores que coloreaba su piel en cualquier forma y variedad parecía pertenecer ahí. Incluso el tacho rosa en la ceja y las joyitas en sus orejas no distraían del hecho de que era bastante parecido a un numerito caliente por todos lados.
Tuve que arrastrar mi atención a mi hermano cuando pude sentir el calor de su cólera quemando la distancia que nos separaba. Sus fríos ojos eran duros y sabía que lanzar simplemente una disculpa genérica no los iba a cortar.
—Hyukjae, lo siento. —Me quité la gorra y froté mi nuca—. Soy una especie de espiral fuera de control en este momento y no quiero que quedes atrapado en ella.
—Bueno, lo estoy, y lo más importante Donghae lo está, y para nada estoy de acuerdo con eso.
Me encogí.
—Lo siento.
—¿Por qué? ¿Por arruinar mi parrillada? ¿Por hacer llorar a Donghae sin ninguna razón? ¿Por llamar a mi relación un error? ¿Por ponerte perdido y actuar estúpidamente todo el tiempo? ¿Por ignorar a mamá y a papá? ¿Por conseguir ser pateado en el culo por un puñado de motociclistas, y llamar a Kyuhyun y no a mí? Bájale de una puta vez, Siwon. ¿Por qué exactamente lo sientes?
Maldición, este no era mi despreocupado y no doy una mierda por nadie, hermano. Este era un hombre joven de lo más serio que había visto legítimamente enojado, y todo estaba dirigido a mí.
Suspiré y bajé la cabeza. Desde que los gemelos pudieron caminar, había sentido como si fueran míos para proteger, míos para guiarlos en la dirección correcta, y míos para ayudarlos a prepararse para ser los hombres en lo que se suponía se convertirían. No sabía si era porque Hyukjae era tal alborotador y siempre revoloteaba de una catástrofe a otra, o porque Eunhyuk era tan consentido, tan mimado y en verdadero peligro de convertirse en un maricón, que estuve tan inmerso en su cuidado, pero cualquiera que fuera la razón, su bienestar siempre había sido mi prioridad y ahora sentí como si los hubiera dejado caer.
—Todo eso. Lo siento por todo. Ha sido duro tratar de asentarme en la vida civil y estoy apestando con eso. No debería de seguir tomándola contra ustedes. Lo sé, pero parece que no puedo detenerlo.
—Te amamos, amigo, pero juro por Dios, que si me pones en una posición en la que tenga que elegir entre tú y Donghae, él va a ganar todas las veces, con los ojos cerrados. Quiero que lo sepas.
Eso me tomó por sorpresa por un segundo. Después de que Eunhyuk murió, habíamos sido solo Hyukjae y yo contra el mundo. No solo era mi hermano pequeño, también era mi mejor amigo, y nunca había sido capaz de imaginar un escenario en el que alguien podría significar más para él que yo. En cierto modo amaba y odiaba que Donghae fuera esa persona. También me irritaba admitir que estaba muy orgulloso de Hyukjae por defender ese terreno especial conmigo.
—No llegará a eso. No puedo perder otro hermano. Haré bien las cosas con Donghae. Mamá y papá podrían tomar algo más de tiempo, pero lo compondré, lo juro.
No estaba listo para admitir ni siquiera a mí mismo las subyacente razones, más allá de su deshonestidad, que me hacían imposible tratar con mis padres en este momento. Parecía escéptico, así que metí las manos en mis bolsillos y traté de explicar.
—Amo a Donghae como a un hermano. Siempre me ocupé tanto de ti como de Eunhyuk. Apestó que Donghae no nos dijo acerca de Eunhyuk, pero apestó más que lo utilizó y él lo dejó salirse con la suya. Estoy enojado con Hyukjae y estaba enojado con Donghae y solo no sabía qué hacer con nada de eso, así que él se llevó la peor parte porque me iba de nuevo de todos modos. Somos familia, todos nosotros, no deberían siquiera haber habido secretos como esos. Me hace sentir como si estuviera luchando por las cosas equivocadas todo el tiempo, por personas que ni siquiera conozco.
—Eunhyuk tomó sus decisiones. Es una mierda que no quiso que supiéramos, no confió en que nosotros lo dejaríamos vivir su vida de la manera que él quería, pero se ha ido y Donghae está aquí y es mío. Lo protegeré de cualquiera que quiera hacerle daño de alguna manera, y eso te incluye a ti, imbécil. Estoy enojado con Eunhyuk también, pero prefiero mantener los buenos recuerdos vivos, por lo que cada día eso es lo que trato de hacer.
Hyukjae tenía un punto válido, pero él no entendía que contra lo que estaba luchando era mucho más grande y más difícil de procesar que llegar a un acuerdo con el hecho de que Eunhyuk y nuestros padres habían mentido. Tenía demasiada muerte, demasiada sangre en mis sueños que Hyukjae nunca sería capaz de relacionarse con eso. Nadie lo haría.
Solté una respiración pesada y azoté de nuevo mi gorra sobre mi cabeza, haciendo una mueca de dolor cuando el interior raspó mi recién adquirida herida.
—Desearía que fuera así de fácil para mí. —Extendí la mano y lo golpeé en el hombro—. En serio, hablaré con Donghae, y trataré y echaré a la calle la fatalidad y el pesimismo. Ser el Capitán Anti-Diversión realmente no es divertido.
Hyukjae rodó sus ojos y se fue a alcanzar el pomo de la puerta de cristal de la cual habíamos estado enfrente.
—Ignora a Heechul. Nosotros lo hacemos todo el tiempo. Es un niño problemático.
Efectivamente parecía el perfecto niño problemático, pero no creo que Hyukjae apreciaría que yo lo dijera. Ni siquiera estaba seguro de por qué estaba pensándolo.
—Realmente lamento lo de la sala de emergencias. Estaba bastante borracho y había perdido un montón de sangre, además de que es vergonzoso. No hay manera en la que algún escuálido prospecto a motociclista debería haber sido capaz de conseguir ponerme una mano encima. Hablando de eso, tengo que darme una vuelta por el bar y hacer las paces. El propietario se encargó de mi moto, y cuando fui a recogerla no tomó ni un centavo para las reparaciones a su local. Me dijo que pasara por ahí hoy y que podríamos trabajar en algo más. Es un tipo realmente legal, así que tengo que hacer lo correcto por él también.
—Genial, pero la próxima vez que te pases de copas, llámame. Pon el número de la tienda en tu teléfono para que así te puedas poner en contacto conmigo durante el día. No contesto mi celular cuando estoy con los clientes. Heechul puede conseguirme si me necesitas.
Tecleé el número en mi teléfono y contemplé seriamente a mi hermano.
—¿Estamos bien?
Sus ojos eran mucho más fríos que los míos, mucho más reservados, y puedo decir que no estaba cien por ciento a bordo con perdonarme por el momento.
—Por ahora lo estamos.
No sonaba como si tuviera mucha esperanza de que yo fuera capaz de actuar bien en el fututo inmediato. Eso no me gustó para nada. Me dijo que tenía que reunirse con su cliente, así que nos despedimos y me encontré mirando hacia atrás a través del vidrio para obtener otro vistazo del intrigante rubio. Lástima que estaba de espaldas a mí y parecía estar enfrascado en una profunda conversación con Kyuhyun acerca de algo.
Me di la vuelta y volví a donde dejé mi moto para ir al bar de Eric. Le pregunté el nombre del lugar cuando fui a recoger mi moto, y dijo que se llamaba como yo quisiera llamarlo. El lugar no tenía nombre oficial, nada de letreros, nada. Me dijo que la mayoría de los clientes habituales solo lo llamaban El Bar. Eso funcionaba para mí y encajaba con el sencillo y sin adornos ambiente del lugar.
Según Eric cuando la mayoría de los asiduos refunfuñaban a sus enojados cónyuges que se dirigían “al bar”, la vaguedad del nombre les ofrecía un poco de espacio para respirar mientras las furiosas parejas llamaban por toda la ciudad buscando a cuál bar exactamente se referían.
Cuando llegué ahí, me sorprendió que ya hubiera una línea de hombres mayores sentados en la barra. Yo estaba teniendo que trabajar muy duro para no desaparecer en una botella cada noche, y verlos fue un claro recordatorio de que podía muy bien ser ellos si no me ponía sobe mis pies más temprano que tarde.
No quería ser el tipo solitario en el bar antes de mediodía, con nadie preguntándose dónde estaba, con nadie preocupado por mi bienestar, sin un lugar mejor para estar o sin nada mejor que hacer, con el fondo de un vaso ofreciendo mi única absolución. No escapó de mi atención el hecho de que mucha de la clientela regular de Eric, los tipos que  habían estado aquí constantemente desde que vagué unos cuantos días atrás, eran ex-militares. La última cosa que quería llegar a ser, era ser uno más... de nada.
El hombretón llamó mi atención desde detrás de la barra y me pidió que me acercara con un movimiento de la mano. Traté de no sentir vergüenza cuando tuve que caminar sobre la preciosa mancha color rojizo que se extendía por el viejo suelo de madera, cortesía de un servidor.
Me quité la gorra, porque a pesar de que éramos de dos ramas diferentes, y probablemente lo superaba en la realidad de las cosas, había algo acerca de Eric que exigía que le mostraras respeto. No sé si eran los ojos, tan oscuros y serios, pero yo tenía suficientes años en el servicio para saber cuándo hay que mostrar el debido respeto por un compañero militar.
Me apoyé contra el final de la barra. Imaginé que eso me mantendría lejos de parecerme a los lamentables sacos colocados ahí, ya rondaban tres o cuatro.
—Gracias de nuevo por cuidar de la moto, y el viaje a   emergencias. Realmente lo aprecio. Me gustaría que me dejaras pagarte por los daños.
Tenía más dinero en ahorros de lo que sabía qué hacer con él. No estaba casado, no había una pareja, no tenía hijos, o una casa y un perro, así que mientras estaba desplegado, lo único que tenía que cubrir era la Harley y mi camioneta.
No era un millonario para cualquier tramo de la imaginación, pero hasta que averiguara qué demonios iba a hacer con mi vida en el futuro inmediato, sin duda tenía suficiente almacenado para vivir cómodamente. Podría limpiar el desastre que hice en el bar y ni siquiera notar que se había ido. Solo que Eric se limitó a sacudir su cabeza, y una triste sonrisa se mostró en sucara.
—No necesito tu dinero, hijo.
Levanté la ceja que estaba debajo de la cicatriz, era la única que podía arquear de forma independiente, así que lo hacía seguido.
—¿No? Bueno, ¿a qué te referías cuando dijiste que podríamos trabajar en algo?
Tuve que esperar cuando fue llamado desde el otro extremo de la barra por uno de los habituales. Me sorprendió darme cuenta que el nuevo cliente era probablemente solo cinco años mayor que yo. También reconocí la insignia del comando del ejército tatuada en su bíceps y sentí un escalofrío de aprensión deslizarse por mi espina dorsal. No quería verme a mí mismo en estos tipos, en este lugar, pero se estaba haciendo cada vez más difícil no hacerlo.
Para el momento que Eric se abrió camino de regreso a mí, había renunciado a la lucha y me había dejado caer en un taburete vacío. Mis pensamientos se habían desviado por un camino bastante oscuro, y estaba teniendo que luchar muy duro para permanecer en el presente. Me pregunté brevemente si se mostraba en mi cara.
Solía pensar que era bastante bueno ocultando toda la agitación que se arrastraba, saturándome, llenándome de adentro hacia afuera. Después de la explosión con Hyukjae, y la manera en que Eric me miraba mientras avanzaba pesadamente hacia mí, no estaba tan seguro de que fuera el caso. Me aclaré la garganta y me obligué a encontrar esa mirada de carbón mientras se apoyaba sobre fuertes antebrazos frente a mí.
—¿Qué tan habilidoso eres?
Incliné la cabeza hacia un lado y lo consideré desconcertado.
—¿A qué te refieres exactamente con “habilidoso”? —Quiero decir, yo podía desmantelar cualquier arma que pusieras en mi mano y armarla de nuevo y dispararla en segundos, podía desempacar cualquier número de lesiones, podía juguetear con el motor de la Harley y probablemente solucionar los básicos de cualquier cosa que me lancen. Yo era un solucionador de problemas por naturaleza, pero no iba a salir y construir una casa desde cero o algo así de loco.
Me dio esa sonrisa que estaba empezando a pensar que significaba que el tipo tenía un as bajo la manga.
—Eres un tipo con un montón de tiempo en sus manos y yo soy un tipo con un bar en seria necesidad de amorosos y tiernos cuidados. Ya paso demasiado tiempo aquí y no tengo ningún deseo de decapar suelos y restaurar el acabado de esta barra a mi edad. Tú sangraste por todo esto, tú puedes arreglarlo.
Nos miramos el uno al otro en un tenso silencio por un largo rato. Yo estaba tratando de averiguar si hablaba en serio y creo que él  estaba  esperando a ver si me iba a ir por las ramas o no. Finalmente tuve que parpadear, así que me recosté en el taburete con un    suspiro.
—¿Estás seguro de que no solo quieres que venga a controlar, como vigilar la puerta por ti durante algunas semanas o algo así? Entonces nadie tendría que preocuparse por sangrar en el piso en primer lugar.
Soltó una carcajada que me hizo encogerme.
—No te ofendas, hijo, pero la última vez que estuviste aquí en una pelea, tú fuiste el único que tuvo que ser arrastrado al doctor.
Hice una mueca y traté de no dejar que la verdad de eso picara mí ya herido orgullo.
—Estaba borracho, y en inferioridad numérica.
—No importa. No necesito un gorila. Necesito una mano amiga, alguien en quien pueda confiar y alguien que pueda estar aquí y no juzgar, porque tal vez, solo tal vez, vea un poco de sí mismo en algunos de los clientes regulares.
Tomó cada fibra de autocontrol que tenía para no reaccionar a su precisa evaluación de cómo me sentía. Tuve que luchar para no moverme nerviosamente sino permanecer quieto y pensar en alguna buena excusa para no hacer lo que me estaba pidiendo que hiciera. Cuando nada vino a mi mente, eso hizo que ese lugar oscuro en el que rondaba se hiciera un poco más amplio.
No hace ni seis meses que estaba a cargo de más de un centenar de hombres. Planeé misiones clandestinas, yo era un tipo a quién recurrir para todas las respuestas y soluciones, y nada de eso se traducía a ningún tipo de maldita experiencia para un trabajo en el mundo real. Ciertamente tenía demasiado tiempo libre en mis manos y ningún final a la vista para eso. Eso hizo que doliera mi cabeza y mi Corazón se aceleró un poco en mi pecho, así    que me aclaré la garganta y le dije gracias a Eric cuando puso un vaso con agua en frente de mí.
—¿Estás seguro de que no preferirías que te escribiera un cheque?
Negó con la cabeza y esa sonrisa de la que estaba empezando a desconfiar se abrió paso una vez más.
—No. No necesito tu dinero, te necesito a ti.
Al ver que no había realmente ninguna manera de evitarlo si quería ser un hombre de palabra, asentí solemnemente. Quería mostrarle a este corpulento hombre, a quien sin duda respetaba porque sentía como si fuéramos espíritus similares, que podría no saber a dónde iba o lo que estaba haciendo, pero que aún tenía más honor de lo que un pobre hombre necesita en esta vida.
—De acuerdo. Puedo hacer lo que necesites que haga. ¿Cuánto tiempo crees que tomará?
Se rio largo y duro, tan duro que algunos de los otros regulares miraron hacia nosotros con curiosidad. Yo no veía por qué era gracioso pero mantuve la boca cerrada.
—Tanto como sea necesario, hijo.
Eso parecía vago y sin fin, pero antes de que pudiera hacerlo asentar un plazo de tiempo más definitivo, dejó caer sus carnosas manos en la barra frente a mí y se inclinó sobre la extensión de madera de tal manera que estábamos frente a frente. Fue desconcertante tener esos ojos oscuros asomándose tan intensamente en los míos, pero inmediatamente entendí que lo que fuera que seguiría iba a tener que ser tomado seriamente. Esta, sin lugar a dudas, era una cara de soy serio como el infierno de   Eric.
—No bebas mientas estas en el trabajo. Lo digo en serio.
Fruncí un poco el ceño.
—De acuerdo.
—Es en serio, Siwon. Sé de primera mano lo fácil que es olvidarte de lo que es vivir sin una botella. Lo que haces en tu tiempo libre no me concierne, si quieres convertir tu hígado en vinagre es tu elección, pero mientras estés aquí, no veré a otro buen hombre caer.
—¿No eras tú el que me servía un sinfín de chupitos de bourbon la otra noche? —Preferiría que me arrancaran todos los dientes con unas pinzas oxidadas antes de admitir con qué frecuencia me he llevado una botella a la cama estos días.
—Eso fue el día festivo; todos deberían poder celebrar.
Lo consideré detenidamente, pero no lo podía culpar por su razonamiento, así que simplemente me encogí de hombros.
—Muy bien, no creo que sea un problema.
—No será un problema.
Jesús, este tipo sonaba como el primer Sargento que tuve cuando me enlisté.
—De acuerdo, Eric. No será un problema.
Sus dientes aparecieron entre la maraña de vello facial y golpeó con la mano abierta la barra del bar.
—Excelente. Conocerás al resto de la banda a medida que avance el tiempo. Los Hijos del Dolor no han vuelto aquí, pero si lo hacen, hablaré con     el presidente y le haré saber que es mejor que frene sus expectativas aquí. No me importa una pelea de puños aquí o allá, le da carácter al lugar y mantiene las cosas interesantes, pero tengo una regla rápida y dura y nadie, quiero    decir nadie, toca a los hombres de servicio o a las mujeres mientras están    aquí. Todo el mundo sabe  eso.
Me reí un poco y me puse de pie. Eric se rio conmigo y agarró una servilleta de la    barra.
—La vida de civil puede ser realmente una putada con la que conformarse, a veces ayuda tener un lugar con el que te sientas familiarizado. De eso se trata el Bar, hijo.
Ya que yo mismo me sentía a la deriva, tenía que admitir que lo que estaba diciendo no solo sonaba bonito sino también particularmente necesario. Me tire la gorra de béisbol hacia atrás y sacudí la mano de Eric. Acordé que estaría aquí mañana a las diez cuando abriera las puertas. No estaba especialmente contento por eso, pero era la primera vez desde que llegué a Corea que tenía un lugar en el que estar. Y eso se sintió más correcto de lo que nada lo había hecho en mucho tiempo.
Me había levantado temprano la mañana siguiente, pero considerando que había estado durmiendo a ratos, estaba completamente despierto cuando la alarma sonó a las ocho. Ya que Kyuhyun usualmente no tenía que ir a trabajar hasta medio día, normalmente intentábamos ir a golpear al gimnasio antes de que se fuera, eso era, si él había llegado a casa desde donde fuera que había pasado la noche.
Pienso que se sentía mal por mí, porque mientras él y Hyukjae tenían un ritual bastante laxo en el gimnasio al que se adherían, yo iba cada mañana, y desde que me había mudado él había intentado penosamente mantenerse a mi ritmo o al menos intentarlo. Necesitaba el gimnasio para trabajar en las cosas que me perseguían en el subconsciente, e incluso si ya no me podía sentir como un guerrero, al menos aun podía lucir como uno.
Además, si no fuera al gimnasio me convertiría en una masa de hombre en poco tiempo, especialmente desde que ya no hacía entrenamiento físico ni operaciones con chicos diez años más jóvenes que yo regularmente.
Estaba frotándome los ojos y haciéndome café cuando la puerta de la habitación de Kyuhyun se abrió. Nunca sabía si iba a ser él el que saliese o algun joven con los ojos húmedos que parecía que había pasado el ciclo de centrifugado del sexo.
Kyuhyun y mi hermano, ambos, tenían algo que atraía al sexo opuesto de una manera que yo nunca entendí. No es que yo viviese como un niño de coro en mi juventud, pero nunca había sido la clase de chico que prefiere cantidad sobre calidad. Eso hizo mi momento de lapsus con el barato pelirrojo incluso más estúpido. Hombre, quizás realmente necesitaba que me patearan el trasero la otra noche.
Kyuhyun estaba volando solo esta mañana, lo que era inusual. Estaba tirando de una camiseta sobre su cabeza y murmurando algunas palabras soeces bajo su respiración. Le tendí una taza de café y le pregunté qué iba mal.
Se limitó a sacudir la cabeza y que el cuello le crujiese.
—Estoy intentando que mi tío vaya al médico y está siendo terco. Heechul llamó después del trabajo la otra noche diciendo que sonaba como si estuviese tosiendo los pulmones y se veía pálido. Él insiste en que solo es un resfriado, pero incluso al teléfono podía decir que sonaba horrible.
Sabía que ellos eran muy cercanos. El tío Shindong había criado a Kyuhyun y había sido más un padre para Hyukjae que los nuestros. No sabía mucho sobre el hombre, pero por todo lo que contaban él era un verdadero hombre y sabía que los chicos lo tenían en muy alta estima.
—A lo mejor sí que es un mal resfriado.
Kyuhyun asintió y señaló el paquete de cigarros a medio fumar que tenía abandonado sobre la barra.
—Tomé el hábito de él cuando era más joven. Me pone nervioso.
—Entonces déjalo.
—Lo estoy intentando.
Agarré el paquete de la barra y lo tire al fregadero. Kyuhyun me gritó y me insultó cuando giré el triturador de basura.
—Inténtalo más duro.
Me miró.
—Eres un idiota.
Me encogí de hombros.
―Me han llamado cosas peores. —Giré mis pesados hombros y chasqueé los nudillos.
—¿Estás listo para esto?
Todavía me estaba frunciendo el ceño.
—No. Voy a ir a acosarle a casa y ver si puedo conseguir que se haga un chequeo por lo menos. Además, tengo una cita temprana.
—Muy bien.
Nos despedimos y me dirigí al gimnasio. Trabajé más fuerte de lo que lo había hecho en un tiempo, creo que estaba intentando quemar los recuerdos. Estaba dolorido y agotado para el momento en que me duché y me cambié. Opté por tomar la pick up hoy ya que estaba realmente drenado y no me sentía como para manejar la Harley entre el tráfico del centro.
Cuando entré en el Bar Eric estaba ya esperándome con una lista y comida poco saludable. Era demasiado pronto para comer, pero considerando la paliza que le acababa de pegar a mi cuerpo, fue bien recibido. Hablamos durante unos minutos, me presentó a su cocinero, un joven que tendría más o menos su edad, de nombre Minwoo, quien aparentemente también era el esposo número dos, e hizo una lista de los más asiduos que mi cerebro demasiado cansado intentó procesar lentamente.
La lista de tareas que me entregó era impresionante. Quería el Bar despejado, pintado y barnizado. Quería todas las mesas y sillas arregladas y limpias. Quería el maltratado piso de madera, lijado y barnizado. Quería que todos los pesados equipos de cocina se movieran y limpiaran. Quería todas las luces cambiadas. Quería todo el lugar preparado y pintado. Quería que construyera un escenario. Quería que reorganizara el stock de la habitación del licor, incluyendo que añadiera nuevas estanterías y almenajes.
Todo era materia bastante sencilla y sin complicaciones, nada qué pensara que no podía manejar. De hecho, era lo bastante arrogante para pensar que lo podría tener hecho en un par de semanas.
Me tomó dos días darme cuenta que iba a estar en el Bar para siempre. Cada vez que intentaba empezar con un proyecto en particular, alguno de los canosos se acercaba y me encontraba enfrascado en una conversación sobre la mejor manera de hacerlo, como lo harían ellos, o   qué estaba haciendo, o quién era, de dónde era, rango y designación, lo que inevitablemente llevaba a hablar sobre militares y un sinfín de historias de guerra.
Antes de que me diese cuenta el día había pasado y yo no había logrado mucho de nada. Se lo mencioné una vez a Eric y simplemente se encogió de hombres y me dijo que terminaría cuándo terminará, como si yo tuviese todo el tiempo del mundo. Como si no tuviese que averiguar que iba a hacer en el mundo ahora que había crecido y ya no estaba en el ejército. Intenté no dejar que eso me golpeara de la manera incorrecta.
Era tarde un viernes por la noche, o si prefieres muy temprano un sábado por la mañana, cuando estaba tumbado en la cama viendo el techo. Estaba haciendo un esfuerzo consciente de no usar el vodka como somnífero. Iba a tener que buscar ayuda, que probablemente tenía un poco de DSPT. Quería pensar que era lo suficientemente fuerte para manejarlo por mi cuenta, que simplemente se desvanecerían por el tiempo, pero ya no estaba seguro.
Saqué las piernas de la cama, pensando que una buena caminata pondría la mierda de vuelta en su lugar, cuando mi teléfono empezó a sonar. Helados dedos de miedo me pasaron por la espalda. Llamadas tan tempranas nunca llevan nada bueno. No reconocí el número, pero era largo y la conexión sonaba apenas audible y rota, así que inmediatamente supe que venia del extranjero.
—¿Hola?
—¿Sargento Primero? —Solté una risa amarga y me apoyé en el borde de la cama. Notando ausentemente que las manos me temblaban.
—Ya no. ¿Qué pasa Big Boss?
Soon Joongki alias Big Boss era mi Capitán. Habíamos ascendido de rango juntos y servido en la misma unidad durante los últimos seis años. Éramos soldados primero y amigos después, pero confiaba en él implícitamente y sabía que si estaba llamando sin tener en cuenta el cambio horario o que ya no era su Comandante Oficial, entonces la mierda tenía que ser mala.
Todo lo que pude sacar fue un puñado de palabras, cosas como “mala inteligencia”, “misión jodida contra toda razón”, “potencia de fuego” y “explosivos ocultos”. Escuché “insurgentes” y “pérdida de vidas” y mi cerebro se volvió loco. Entré inmediatamente en modo comando, intentando que me diera solo los detalles pertinentes, solo para conseguir ser atrapado con cosas como “están clasificadas” o “necesidad de conocer las bases”.
Le insulté y me refrené de lanzar el teléfono contra la pared. Con los dientes apretados le pregunté por qué me había llamada si no iba a decirme nada. Mi Corazón latía tan fuerte en mi pecho que sentía cada latido, en las puntas de mis dedos.
—Tres muertos en acción cuatro en estado grave fueron llevados a Alemania. Eran de los nuestros. Pensé que te gustaría saberlo.
La línea murió y aparté el teléfono con los dedos entumecidos. Puse la cabeza entre las manos e intenté no volverme loco. Ya no estaba allí, ya no eran mis hombres, ya no era mi misión, pero nada de eso parecía importar. Sí estuvieron en mi unidad, entonces sabia dos cosas: eran demasiado jóvenes para morir, y si yo no hubiese estado tan jodido, tanto física como mentalmente, quizás hubiese podido estar ahí y remediarlo.
No podía permanecer en la casa. No podía estar solo, con mis pensamientos díscolos como única compañía, así que me cambié a unos pantalones de correr, me puse mis auriculares y me fui a correr. Era eso o agarrar la botella de vodka. Corrí hasta que ya no podía ver la sangre y los cuerpos. Corrí hasta que mis músculos ardían y los pulmones parecía que estuviesen al revés. Corrí hasta que hubo tanto sudor en     mi rostro que nadie podía decir que la humedad construyéndose en mis ojos era de otra cosa que de cansancio.
Cuando volví a casa, me tomé mi tiempo en la ducha y contemplé llamar a Eric para decirle que tenía cero motivación para ir al Bar hoy, pero luego la idea de quedarme solo en el apartamento me asustó mucho más, así que me forcé a mí mismo a ir. Cuando entré no dije nada a nadie ni toqué el sándwich que Minwoo me había preparado.
Estaba bastante seguro que mi mal humor era trasmitido a cualquiera que pasaba por mi lado, porque por primera vez desde que empecé a pasar tiempo en el Bar todo el mundo me dio un gran rodeo.
Estaba sacando un ajuste de madera de la pared de la parte de atrás. Estaba trabajando en piloto automático, no estaba prestando atención a lo que estaba haciendo.
Puse mi mano sobre la pared y aterrizó encima de un clavo que sobresalía. Acabó clavado en la carne de la palma de mi mano, lo que fue sorprendente y doloroso, pero de ninguna manera se mereció la reacción que tuve. Juré y tiré el martillo que estaba utilizando a través de la habitación.
Desafortunadamente mi ira añadió fuerza y mi puntería apestaba, así que golpeó contra las luces de neón de los símbolos de las cervezas que decoraban la pared y la cosa se rompió en mil pedazos. Juré otra vez y dejé caer mi cabeza hacia adelante como si ya no la pudiese sujetar más.
Cuando una pesada mano cayó sobre mi hombro, no tuve que levantar la cabeza para saber que era Eric.
—Necesitas el día libre, hijo. —No era una pregunta.
—Jodida misión. Demasiados muertos en acción en mi antigua unidad. Eran solo niños, Eric. Debía estar ahí.
Suspiró y me arrastró contra la  barra.
—No, no debías estar ahí. Esa era tu vida antes. Si hubieses estado allí, muy bien podrías haber sido otra de las víctimas. Ahora siéntate ahí, toma algo y siéntete como la mierda durante un minuto, pero aparta eso y vive en el ahora. ¿Tienes a alguien a quién puedas llamar para un aventón?
Sacudí la cabeza pero no aparté el vodka doble con soda que puso delante de mí.
—Dijiste que no bebiese mientras estaba aquí. —Aún estaba conmocionado y tratando de aguantar.
—El dolor es un amante difícil de tener, Siwon. Con el tiempo quiero todo lo que tengas para dar. Tomate un respiro en alguna parte que sepas que es seguro. Muchos de nosotros hemos estado en tus zapatos, chico. Solo quiero asegurarme de que tienes a alguien que pueda cuidar de ti después.
Empecé a beber y parpadeé estúpidamente. Le pasé el   teléfono.
—Mi hermano. Llámale cuando sea tiempo de irse, quizás se enfade pero vendrá.
Eric asintió y puso el teléfono en el riel de la barra. Froté mis ojos cansados y lo miré para ver si tenía algunas respuestas que tan desesperadamente necesitaba.
—¿Alguna vez es más fácil? —La vida y la muerte, el antes y el después, antes y ahora. Estaba teniendo un momento difícil para encontrar mi equilibrio. Me sentía como si fuese a caer de una cornisa y no habría vuelta atrás y el inevitable aterrizaje seria mí final.
Él suspiró y se inclinó sobre la barra para palmearme el hombro.
—No, hijo, no lo es. Con el tiempo aprendes como procesarlo para que no acabe matándote.
Bueno eso apestaba. El vodka estaba frio y oh, era tan bienvenido.



3 comentarios:

  1. TT_____TT
    -se va a shorar al rinconsito-
    Mi Siwonshis!!!! Como le hacen eso!!!!??
    Mi pobre cabashito, le duele su coransonsito!!! No se vale!!
    Oh si, esto me huele a "Hee al rescate"
    Wi~

    ResponderEliminar
  2. Al menos Hee y Siwon están de acuerdo en algo.
    Siwon no es el hombre perfecto que Hee busca...y a Hee no es el tipo de Siwon
    Ninguno ede los dos es lo que espera el otro,pero polos apuestos se atraen.
    Siwon tiene que trabajar bastante para sacarse esos fantasmas que lo persiguen.
    Las secuelas están ahí y solo él puede sentirlas aunque los demás las vean.
    El bar,Eric y espero que pronto Hee,sean de ayuda para él.

    ResponderEliminar

yota´s news : De regreso?

 Buenas tardes a todas las lectoras. Después de un año  y casi 4 meses regreso a saludarlas y comentarles nuevas.  Me gustaría decirle...