Sapphire Wolf (T6) - 3



Jungsoo corrió a toda velocidad, con una Sora gritando al hombro, y Minwoo sobre sus talones. Esquivó árboles y ramas colgando bajo. Saltó sobre los hoyos y los tocones, sus pies moviéndose a un ritmo inhumano.
—¡DIJISTE QUE AYUDARÍAN! —gritó Sora por encima del ruido del viento azotando su cara.
—AHORA NO, SORA—gritó Jungsoo.
Sora puso los ojos en blanco mientras trataba de aferrarse a la cintura de Jungsoo mientras este corría. No podía creer que estuvieran en esta posición. Jungsoo le había asegurado que este ser podía ayudarles a entender las ramificaciones de abrir el velo ahora que Jungsoo había encontrado a su compañera.
Jungsoo había sido todo: él puede ayudar; él sabe lo que voy a tener que hacer… bla, bla, bla. En lugar de ello, se habían encontrado a un grupo de criaturas más allá de las peores pesadillas de Sora. Ahora los monstruos… no, monstruos no era la palabra correcta. Ahora, los dragones estaban dirigiéndose hacia ellos, sus mandíbulas abiertas, y listos para tragárselos enteros.
Sora miró hacia arriba cuando oyó el sonido chirriante más fuerte que jamás hubiera atravesado sus oídos. Sus ojos se agrandaron cuando vio la forma de alas imposiblemente grandes y una larga cola elevándose a través del aire. Un dragón gigante cayó en picado hacia ellos.
—Uh,  JUNGSOO,  PODRÍAS  CAMBIAR  A  QUINTA  VELOCIDAD AHORA. —La voz de Sora se sacudió un poco mientras veía al dragón llegar más y más cerca.
Justo cuando Sora estaba segura que estaba a punto de convertirse en comida de mediodía de la criatura, Minwoo se giró y, en un movimiento digno de una película de Hollywood, estiró sus brazos mientras volaba de espalda a través del aire. Una luz brillante voló de las manos de ella directamente hacia el dragón.
Golpeó a la criatura justo entre los ojos y este cambió bruscamente su curso, elevándose de nuevo hacia el cielo. Antes de que Minwoo cayera al suelo, llevó sus piernas hasta el pecho y tiró su cuerpo hacia atrás, girando las piernas alrededor, y aterrizando en sus pies. Se dio la vuelta sin perder el ritmo y siguió corriendo.
Sora miró al Fae y le dio sus pulgares en altos. Juró que vio una pequeña sonrisa en su rostro habitualmente estoico.
Jungsoo siguió corriendo. Después de un kilómetro y medio sin ninguna señal de la bestia, finalmente bajó la velocidad.
Sora le dio un golpecito en la espalda.
—¿Podrías ponerme abajo ahora, para que pueda desgarrarte correctamente?
Él se detuvo y la colocó en posición vertical sobre sus pies. Ella lo miró a su hermoso rostro mientras cruzaba los brazos sobre el pecho. Su pie comenzó a dar golpecitos mientras trataba de formular las palabras que quería decir.
—Entonces, ¿qué diablos fue eso? —gruñó ella.
—Bueno, para ti probablemente sería llamado un dragón, pero en realidad es lo que llamamos un drahiem.
—No estaba hablando de la jodida bestia persiguiéndonos; aunque llegaremos a eso en un minuto. Estaba hablando de ti diciendo que íbamos a recibir ayuda de tu hermano, pero en lugar de eso casi nos convertimos en el almuerzo.
Los ojos de Jungsoo se estrecharon. Se apartó de ella y miró en la dirección de la que acababan de llegar. Había pasado mucho tiempo desde que había hablado con su hermano. A pesar de que la última vez había sido bastante tensa, no había esperado tal hostilidad.
—Tal vez él no se dio cuenta que era yo —dijo, con voz débil.
—Jungsoo mírame. —Sora descruzó los brazos y levantó la mano para apretar su cola de caballo que se había aflojado en la carrera para conseguir alejarse del drahiem—. ¿Hay historia entre tú y tu hermano que no hayas mencionado?
—Es complicado —respondió Jungsoo.
—Inténtalo —dijo Sora, secamente.
Minwoo se recostó contra un árbol aparentemente nada afectado por la carrera o el truco que había hecho. Observaba a Jungsoo con ojos penetrantes y esperaba su explicación. Si el hermano de Jungsoo realmente era su única posibilidad, entonces todo lo que se había interpuesto entre ellos iba a tener que ser tratado.
Jungsoo miró a lo lejos mientras dejaba que los recuerdos que había enterrado salieran a la superficie.
—Han pasado siglos desde que sucedió y realmente pensé que lo había superado para ahora.
—Fue una mujer, ¿no es así? —preguntó Sora.
—Sí, pero no como estás pensando. Él estaba acoplado. Ella era una de las mujeres más dulces que jamás había conocido. No se merecía lo que pasó y yo no pude salvarla. Me culpa por su muerte y con toda razón. —El tono generalmente confiado de Jungsoo cayó derrotado.
—No creo eso. Si no la salvaste entonces no podría haber sido una opción para ti. Deben haber sido las circunstancias. Todos ustedes los machos Alfa piensan que todo recae en sus hombros y olvidan que no son perfectos.
El lado de su boca se elevó ligeramente mientras observaba a la mujer que ahora llamaba compañera defenderlo. Si solo ella supiera las “circunstancias” como ella las llamaba. ¿Pensaría menos de él? ¿Se negaría a confiar en él para protegerla, para proteger a su hijo?
—Pocas veces existe la paz entre las razas sobrenaturales.
—¿No me digas? —resopló, con sarcasmo. Jungsoo se rió entre dientes.
—¿Es tu hijo como tú?
Sora sonrió.
—¿Si te refieres a que es la cosa más increíble que existe? Entonces no, él es aún más increíble que yo.
Jungsoo sonrió.
—No puedo imaginar eso.
—No te salgas del tema. —Entrecerró los ojos hacia él.
—Cuando hay paz —continuó—, no es de larga duración y es tenue cuando mucho. Algo tan simple como la percepción de una palabra irrespetuosa puede romper la tregua. Ha habido paz durante algún tiempo entre mi raza y los Trolls que viven en las montañas.
—¿Trolls? —Las cejas de Sora se levantaron.
—Sin duda, te das cuenta que hay más seres sobrenaturales que solo los que conoces, pequeña.
Sora se encogió de hombros.
—Eso no quiere decir que no sea aún impactante.
—Hyojin, era la compañera de mi hermano, estaba empeñada en que nos uniéramos  y  en  crear  una  alianza  con  los  Trolls.  Mi  hermano  le   advirtió permanecer fuera de los asuntos del consejo, pero eso solo la incitó a hacerlo. Ella buscó al líder de los Trolls para tratar de hablar con él, pero no fue el líder a quien conoció en la montaña ese día. —Jungsoo hizo una pausa y volvió a pensar en ese día.
Aún podía ver a Hyojin caminar lejos de él después que le hubiera dicho que como su rey le prohibía buscar a los Trolls. Había visto el desafío en sus ojos y sabía que no iba a escuchar. Si solo la hubiera seguido, si solo le hubiera dicho a su hermano antes. Fue sacado de los recuerdos por una mano cálida sobre su brazo. Miró a Sora, con los ojos llenos de comprensión. Eso le dio el coraje para continuar.
—Ella vino a mí, implorándome entrar en razón, esas fueron sus palabras. Le dije que no iba a ir, pero algo en sus ojos me dijo que me desafiaría. Me había reunido con el líder de los Trolls y sabía que él no le haría daño. Él era en realidad un hombre honorable, pero como cualquier líder, no solo tenía seguidores leales, sino también seguidores corruptos. Me imaginé que la acompañaría de regreso a su  fortaleza,  todo  el  tiempo  luciendo  una  sonrisa  dudosa,  riéndose  de    su inocencia. Y, lo habría hecho, si éste hubiera sido a quien había conocido. Pero, cuando se fue a la montaña Troll, se encontró con dos de los Trolls que hablaron en contra de la paz entre sus razas. Vieron una oportunidad para destruir esa paz. Ella nunca tuvo una oportunidad. Y, ellos tuvieron éxito destruyendo la paz. La enemistad entre los brujos y los Trolls sigue existiendo hasta nuestros días. Ni siquiera puedo describir lo que hicieron con ella. Debería haberla seguido. Era mi trabajo, como su rey protegerla, incluso de ella misma.
Sora negó.
—Era el trabajo de tu hermano, e incluso entonces, ella tenía libre albedrío. Sin importar el resultado, y lo horrible que fue, Hyojin tomó esa decisión. No digo esto por ser mala, pero no puedes asumir la responsabilidad de su elección.
Jungsoo no podía creer que no viera condena en sus ojos, sino comprensión y empatía. Él no se lo merecía. Independientemente de lo que dijera Sora, ella no entendía la responsabilidad que tenía por su raza.
Había fallado en proteger eso que era lo más valioso para su hermano y él había sabido que ella iba a ir. Cuando él y su hermano habían encontrado su cuerpo, él perdió el control. Su tormento y dolor eran tan tangibles que Jungsoo lo sintió en su alma. Tan pronto como pasó la conmoción él se había girado hacia Jungsoo. Podía oír las palabras reverberando en su mente, un disco rayado de verdades infinitas.
“¡Tú eres nuestro rey; sabías que ella lo haría! ¡Deberías haber venido a mí! Deberías haberme advertido. Esto es obra tuya; su sangre está en tus manos”. Su hermano le gritó. Todo lo que Jungsoo había podido hacer fue inclinar la cabeza derrotado.
Cayó de rodillas en vergüenza a la verdad detrás de las palabras de su hermano. Permitió que su hermano lo golpeara hasta que sus guardias más cercanos lo salvaron de la ira de su hermano. Él quería morir, quería que su hermano lo matara. Era lo que se merecía. El consejo encerró a su hermano hasta que sintieron que ya no era una amenaza. Pero, Jungsoo sabía que si a su hermano se le diera la oportunidad lo mataría. El tiempo pasó, años, décadas, siglos, y aun así, no había vuelto a tener noticias de él.
—Jungsoo.
Se dio cuenta que Sora había estado diciendo su nombre mientras él estaba recordando  aquel  horrible  día.  Su visión  se  centró  en  ella  y  sonrió  a la determinación en su rostro.    
—Esto no es tu culpa. Repítelo conmigo —lo alentó. Jungsoo negó.
—Lo siento amor, pero esta vez lo es.
Sora pudo ver que nada de lo que dijera iba a cambiar su opinión. Sabía cuándo retroceder. Ahora bien, no era el momento, pero llegaría el día cuando ella lo haría entender.
—¿Y ahora qué? —le preguntó. Jungsoo miró a Minwoo.
—¿Sabes cómo mi hermano podría haber conseguido traer al drahiem a este reino?
Minwoo frunció el ceño mientras pensaba.
—En realidad es toda una sorpresa para mí que él fuera capaz de conseguir que crucen a través del velo. Son animales muy recelosos.
—¿Sabes algo acerca de los drahiem, como cualquier debilidad que puedan tener? —preguntó Sora.
La expresión en el rostro de Minwoo no parecía ser prometedora.
—Hay muy pocas cosas que pueden matar a uno y no son las más amables de las bestias.
—¿Tú dices? —Sora se rió, con sarcasmo. Minwoo continuó como si Sora no hubiera hablado.
—Tu hermano parece haberlos convencido para que le sirvan como guardias. Esto es un misterio para mí. Su piel es más gruesa que el cuero, casi impenetrable. Si eso no fuera suficiente refleja la luz de manera que un resplandor cegaría a sus oponentes. Es como el agua siendo golpeada directamente por el sol, puede ser cegadora. Sus ojos tienen una funda transparente que se desliza en su lugar cuando están en batalla, sus colas están llenas de picos mortales y sus bocas excretan un veneno que cuando perfora la carne causa parálisis —explicó Minwoo  con  naturalidad,  como  si  no  estuviera  describiendo  un  enemigo    casi indestructible.    
Sora pensó por un momento, repasando la descripción que Minwoo acababa de darles. Frunció el ceño mientras lo consideraba.
—Espera —dijo ella, dando un paso hacia Minwoo—. Dijiste que su piel es casi impenetrable. Eso significa que no es imposible, se puede hacer. —Los ojos de Sora se llenaron con una pequeña cantidad de esperanza.
—¿Hay algún tipo de arma que puede conseguir atravesar su piel  gruesa? —preguntó Jungsoo.
Minwoo pareció sombrío.
—¿Por qué creo que esto va a ser alguna otra tarea imposible que probablemente podría hacer que nos maten? —preguntó Sora, con ironía.
Sora casi se echó a reír cuando las comisuras de la boca de Minwoo se alzaron en una media sonrisa.
—Hay un arma que puede matarlos. Es una flecha hecha de un metal especial que solo es forjada por…
—Los Elfos —interrumpió Jungsoo, ominosamente. Minwoo asintió.
—Los Elfos —concordó.
Sora levantó las manos mientras sus cejas se alzaban.
—Esperen un segundo. ¿Elfos? —Sacudió la cabeza y dejó escapar un suspiro de frustración—. Ahora sé por qué mi hijo y sus amigos están constantemente utilizando palabras como maldito infierno, cállate, y madre perla.
Jungsoo inclinó la cabeza hacia un lado mientras veía a su compañera. Sora lo miró y rió ante su rostro confundido. Ella lo descartó con la mano.
—No preguntes. Muy bien, entonces, ¿exactamente cuántas especies sobrenaturales hay?
Antes   que  Jungsoo  pudiera  responder,  oyeron   un  sonido atronador demasiado familiar por encima de ellos. Cada uno de ellos levantó la  vista justo cuando una de las bestias de las que habían estado discutiendo voló por encima de sus cabezas, sus grandes alas batiendo el aire a su alrededor.
Justo cuando pensaban que no se había dado cuenta de ellos, la bestia volvió la cabeza hacia abajo y los atravesó con sus ojos extraños.
La compostura habitual de Minwoo se agrietó por un breve momento, mientras sus ojos se encontraban con los de Sora.
—¿He mencionado que tienen un excelente sentido del olfato?
Los ojos de Sora se agrandaron.
—Um, no, seguro como el infierno que no lo hiciste.
Jungsoo la agarró y suavemente la levantó en sus brazos, esta vez acunándola contra su pecho. Ella gimoteó.
—Aquí vamos de nuevo.
Jungsoo despegó a toda marcha, su velocidad aumentando con cada paso. Sora miró por encima del hombro y vio que Minwoo estaba justo en sus talones. Sora miró hacia el cielo, tratando de bloquear la velocidad a la que Jungsoo se estaba moviendo, haciendo caso omiso de los árboles borrosos por delante de ellos. Vio al enorme draheim y se estremeció cuando un rugido atravesó el cielo.
¿Cómo es posible que la gente dentro de un radio de 80 kilómetros no escuchen y vean a la bestia?, se preguntó Sora. Cuando la bestia hizo un vuelo en picada hacia ellos, decidió que se trataba de una pregunta que podría esperar una respuesta, siempre y cuando sobrevivieran a esto.


Mona estaba de pie en la Pilkyoa, con vistas a las montañas. Sintió la perturbación en el aire. La magia provocándole un cosquilleo en la piel, por lo que había respondido a su llamada. No entendía por qué Dambi conjuraría una tormenta, y estaba segura que era Dambi basada en la pureza de la magia.
Fuera lo que fuese que Dambi estaba haciendo, Mona había tomado el volante. No iba a seguir así por mucho tiempo porque tenía otros asuntos con los  que tratar, pero sentía que esto era una buena manera de hacerles saber que no había olvidado a su pequeño grupo, vagando perdido en el bosque.
Se sorprendió al verlos, pero oh, definitivamente no se había olvidado de ellos y simplemente supo a quién dispondría de primero a los demonios. Acarició la melena de Octavian y sintió su inquietud a medida que él pisoteaba sus cascos sobre la hierba marchita.
—¿Listo para una carrera mi viejo amigo? —le preguntó al gran corcel negro.
Octavian respondió con un bufido. Mona continuó manteniendo la tormenta con su mente mientras se subía al caballo. Les haría sufrir un poco más y antes que todo esté dicho y hecho, quizás podría arrojar por diversión una tormenta de hielo.
Susurró una ubicación a Octavian y con un arranque suave despegó en un galope. Para un animal tan grande, sus movimientos eran elegantes. Mona dejó vagar su mente del paseo mientras pensaba en su siguiente movimiento en el juego de ajedrez que había creado.
Octavian no era ningún caballo normal. El viaje a su destino, el cual debería haber tomado días, duró solo la tarde. Ella se bajó y dejó a Octavian pastando por su cuenta. Dejó escapar un suspiro y finalmente puso en libertad la tormenta implacable que había robado del poder de Dambi. Dejó escapar un lento suspiro y se sacudió la ligera debilidad que la tormenta le había causado.
El bosque a su alrededor se había vuelto silencioso y sus ojos se estrecharon cuando su piel se estremeció al comprender que estaba siendo observada.
—Sal, sal, dondequiera que estés —cantó en el aire. Empezó a murmurar un hechizo para revelar al intruso desconocido cuando, el Rey Duende, salió de las sombras de los árboles.
—¿Qué estás haciendo aquí Desdémona del antiguo aquelarre? —Su voz sonó tensa de ira, mientras miraba hacia ella.
Mona le sonrió a medida que tomaba asiento en una roca frente a él. Sabía que le haría más amable si no parecía tan imponente.
—He venido a decirte que estoy en la necesidad de tus servicios, una vez más.
El rey se echó a reír, y la indignación llenó su tono.
—¿Crees que te ayudaría, cuando no cumpliste el primer trato que hicimos? ¿Estás loca?
—Bueno, si te refieres a loca como en enojada, entonces no. Pero, si te refieres a loca como en loca como una cabra, bueno, francamente, eso es casi un hecho. —Los ojos de Mona brillaban con maldad.
El rey la miró con cautela, observando su comportamiento. Él no diría que estaba feliz, porque podía ver que ella nunca podría ser capaz de verdadera felicidad. Decidió que la conclusión más cercana a la que podría llegar era que estaba extasiada, como un niño que había robado la caja de galletas y no había sido atrapado.
Mona miró a los ojos del rey, cuando comenzó a cantar.
“Hago un llamado a la magia que intenta salir de este lugar,
Va a responder a mi llamada a prestar ayuda en su lugar. Va a reunirse en el velo y extenderse,
No va a permitir que decaiga o esconderse.

Yo te llamo, te acojo, para hacer mi voluntad, Te doy forma y te fundo al velo, para  acallar.
No hay otro que te pueda liberar de mi comando, Solo es mi deseo el que se te permite afrontar”.

Mona se volvió hacia el Rey Duende:
—Dame tu mano.
El duende la miró con recelo.
—Oh, por el amor de los hombres a Dios, no voy a rebanarte. El hechizo requiere tú sangre, un sacrificio, como cualquier buen hechizo.
Él lentamente levantó la mano y ella se la arrebató. Metió la mano en   su capa y sacó un cuchillo, y con un suave movimiento lo recorrió a lo largo  de su palma. Mona inclinó su mano hacia abajo y dejó que la sangre cayera al suelo del bosque. El aire alrededor de ellos se espesó con magia y los ojos del duende se ampliaron brevemente ante la ondulación que vio aparecer como si el universo hubiera sido cortado. Odiaba darle la satisfacción de ver su alivio, pero no pudo evitar el asombro que él sabía estaba pintado en su rostro…
—Ahí está —dijo ella, con aire de suficiencia—. He abierto tu velo de forma permanente. He mantenido mi parte del trato.
El rey luchó por dentro con su ira, pero también sabía que si no la ayudaba podía destruirlo y a su raza.
—¿Qué es lo que necesitas? —preguntó finalmente. Ella sonrió triunfante mientras empezaba a contarle.
—El contacto que se supone iba a ayudarme a abrir el velo al Inframundo, hasta el momento, no lo ha hecho. Creo que podría estar planeando traicionarme. Y, dado que fuiste tan bueno al rastrear a esos perros por mí —se encogió de hombros con indiferencia—, pensé que podrías encargarte de esto sin ningún problema.
—¿Quién es ese contacto?
Una vez más, Mona se esforzó por parecer aburrida e indiferente mientras recogía una pelusa inexistente de su ropa.
—Jungsoo —apenas había dicho la palabra cuando el Rey Duende tosió ahogHenryente.
Ella levantó la vista para ver que sus ojos estaban estrechados y su respiración se había vuelto superficial.
—¿Tu-tu-tú, quieres que capture al Rey Hechicero? —tartamudeó.
Mona asintió mientras se levantaba. El duende dio un paso atrás mientras la observaba, su mente todavía se tambaleaba ante la información que acababa de caer sobre él como una tonelada de ladrillos. Sus hombros se sintieron pesados con el peso de su solicitud.
—Él nunca estará esperándote. —Ella montó su caballo y miró al pequeño rey—. No sé cuánto tiempo pasará hasta que se muestre ante mí, pero tienes que tenerlo en la mira y estar listo para encargarte de él si necesito que lo hagas.
El duende levantó su mano para detenerla.
—¿Cómo se supone que voy a encargarme del Rey Hechicero exactamente?
Mona se encogió de hombros.
—Se creativo. —Y, antes que pudiera responder galopó hacia el bosque, los árboles engullendo su retiro sin dejar nada atrás, pero la leve perturbación del follaje que provocaba cesó.
El rey duende quedó en estado de shock, incapaz de asimilar lo que acababa de suceder. Desdémona había abierto el velo a su mundo, un velo que era inestable y que había estado cerrándose y abriendo por sí solo.
Sabía que era solo cuestión de tiempo antes que se cerrara para siempre. Mona había buscado su ayuda con los lobos y, a cambio, estaba manteniendo su velo abierto. Originalmente, no había mantenido su parte del trato y se imaginó que nunca lo haría. Pero ahora, lo necesitaba de nuevo. No se fiaba de ella, no hasta que pudiera deshacerse de ella. Él llevaría a cabo esta tarea que le había dado, y estaría mirando por encima del hombro por el cuchillo inevitable que eventualmente se sumergiría en su espalda.



2 comentarios:

  1. Todo se esta complicando mucho!!!
    Ahhhh
    Me va a dar algo!!!
    AHHHHH Nooo Dambi! Que carajos!!!
    Y Junsoo, ajs mas quieres, ahhhh haz algo hombre!!!!
    Ahhhh

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  2. La bruja lleva planeando esto por años y le esta saliendo muy bien.
    Conoce a las razas aunque claro...puede que por ahí le falle algo pero por ahora,tiene en jaque a todos.
    Están muy mala llevando esto por separado...hasta la bruja se ha unido con otras razas para hacer el mal....por qué estos no pueden unirse para salvarse...me dan ansias
    Y luego Dambi con sus ideas que al final le sale el tiro por la culata.
    No avanzan

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yota´s news : De regreso?

 Buenas tardes a todas las lectoras. Después de un año  y casi 4 meses regreso a saludarlas y comentarles nuevas.  Me gustaría decirle...