Marcado V -22



Se necesitaron dos días más hasta que Jinki fue dada de alta y la policía terminara con él. En ese momento todos estábamos listos para volver. Jinki estaba harto de ser pinchado y cortado y los constantes recordatorios de lo que le había sucedido. También estaba discutiendo vehementemente con Kibum acerca de su plan para regresar a Hyehwadong y enfrentarse a su padre.

Yo estaba tratando de mantenerme al margen, porque veía los dos lados del argumento y sabía que no había nada que detuviera a Kibum una vez que tenía algo en su mente. De hecho yo iba a volar a casa con Jinki y alojarlo, mientras que Kibum alquilaba una camioneta y conducía a Hyehwadong. Era una situación que tenía a los dos hermanos inquietos por diferentes razones.

En el día en que Jinki fue finalmente dado de alta estábamos parados en la puerta del hospital esperando el taxi para que nos llevara al aeropuerto y me di cuenta que Kibum tenía algo en su mente. Estaba inquieto, jugando con su cabello, y no me miraba directamente a los ojos. Después de cinco minutos había tenido suficiente y lo arrastré hacia mí de modo que estábamos viéndonos a los ojos. Le di un beso en la punta de la nariz y le dije suavemente:

—Para.

Frunció el ceño y me golpeó con fuerza mi bíceps mientras se movía hacía atrás.

—¿Parar qué?

—Lo que sea que estás pensando. Solo déjalo. Estoy confiando en que volverás. Tienes que confiar en mí, en que solo estoy cuidando de mi familia. Tu bola de cristal nos visualiza, ¿recuerdas?

Él me hizo una mueca y suspiró.

—Lo sé. El está tan roto y tú eres tan dulce y quieres hacer todo mejor. Acabo de tener un breve destello de duda, es todo. Sé que eres la mejor persona para ayudarlo a sanar en este momento. Eres la única persona a quien le confío a mi hermano.

Me incliné para poderle dar un beso en su descarada boca. Él siempre sabía a lo mejor de todo. Me encantaba la forma en que solo se derretía en mí y la forma en que su lengua se retorcía y acurrucaba junto a la mía. Me aparté y descansé mi frente contra la suya.

—Sabes, lo que dijiste de que querías seguir siendo el primero en algunas cosas, así que, ¿me podrías sorprender?

Él se rio un poco y asintió, chocando nuestras cabezas juntas.

—Hay una primera vez realmente importante que quiero que hagas por mí mientras estás en Hyehwadong.

Se echó hacia atrás, así que estábamos mirándonos el uno al otro y creo que tenía que haber visto en mi mirada lo importante que era mi solicitud porque aceptó sin siquiera decirle lo que era.

—Haré lo que quieras que haga, Jjong.

Le di una sonrisa de medio lado y le expliqué lo que necesitaba que hiciera por mí. Al momento en que estaba hecho, los dos teníamos lágrimas en los ojos y necesitábamos aferrarnos el uno al otro por un segundo.

Las puertas detrás de nosotros se abrió como ráfaga y Jinki fue impulsado viéndose como un muñeco roto. Me gustaría ayudarlo a sanar al igual que a todos los demás en mi familia errante. Fuimos hechos por fragmentos y dañados y era solo juntos que habíamos aprendido el valor de nosotros mismos y lo que el amor incondicional y la aceptación parecían. Era el lugar perfecto para Jinki para olvidarse del pasado y encontrar su paz y su futuro.



No había puesto un pie en una iglesia desde que dejé Hyehwadong hacía una vida. No tenía nada en contra de la religión. Creía que la fe y la confianza en algo más grande que uno mismo era una parte importante para hacer las paces sobre lo dura e irritante que la vida podía ser a veces, pero dejar mi antigua vida atrás también significaba horas perdidas en una banca escuchando a mi padre liderar piadosamente a su congregación.

Era una sensación extraña regresar como un adulto. Se sentía diferente sabiendo que podía levantarme he irme en cualquier punto del sermón. Ahora que estaba fuera de su control, vivía una vida completa más allá de él y este pueblo, sus palabras parecían tan vacías. Donde siempre pensé que mi padre estaba lleno de convicción religiosa y era conducido por la fe, al verlo en el púlpito ahora me preguntaba si era solo una actuación.

Claro que era tan apasionado como siempre había parecido. Sus palabras hacían eco desde las vigas de madera y la gente rodeándome estaba obviamente conmovida, pero había algo ahí, algo que podía ver claramente ahora que había pasado tiempo y él ya no me parecía intimidante o todopoderoso como lo había hecho ante mis jóvenes ojos.

Mi mamá me había visto cuando entré al inicio del servicio y tomé asiento en una banca de atrás. Se mantuvo dando miradas nerviosas sobre su hombro hacia mí como si estuviera preocupada de que fuera a saltar sobre mis pies en cualquier momento y fuera a dejar todos los pecados de mi familia al desnudo para que todos los leales feligreses los juzgaran. Simplemente me mantuve sonriéndole con un montón de dientes mostrándose.

No veía razón alguna para tranquilizar su mente, no después de la manera en la que ella había vendido a Jinki a un maldito asesino bajo el pretexto de intentar hacer lo  que  era mejor para ella. Cada vez que ella encontraba mi mirada, tragaba  y volteaba hacia mi padre con nerviosismo.

Me imaginé que él también sabía que estaba ahí. Su sermón se centró por completo en el perdón y el pecado. Los pecados del cuerpo. Los pecados de la mente. Los pecados de los bien intencionados y los pecados de los padres y los hijos.

Hizo un buen juego de palabras diciendo que todo en este mundo podía ser perdonado por Dios y entonces hizo revolver mi estómago cuando ofreció una plegaria por Oliver y les recordó a todos los que estaban sentados en la iglesia de pequeño pueblo perfecto para foto, que solo le correspondía a Dios perdonar y juzgar a Oliver por sus crímenes.

Ni una palabra acerca de Jinki o del horror que había sufrido, y definitivamente no mencionó que él era la principal razón de que Oliver hubiera encontrado a mi hermano en primer lugar.

Quería pararme y marchar por el pasillo hacia el frente de la iglesia y golpearlo fuera del altar. Quería pararme en la banca y gritar a todas estas inocentes personas que estaban escuchando a un fraude y que mi padre realmente pensaba que su opinión y sus creencias eran tan importantes como la deidad que estaba aclamando que era la única que podía juzgar. No hice nada. Me senté ahí con los brazos cruzados sobre mi pecho y lo observé con los ojos entrecerrados.

Sabía que él estaba intentando sacarme de mis casillas frente a toda esa gente que consideraba sus ovejas, sus ciegos seguidores. Hacía ya tiempo que me había declarado una vergüenza, un pérdido, un alma descarriada que no tenía a Dios y que no valía la pena su guía y tutelaje, así que no iba a probarle que estaba en lo cierto de ninguna manera, forma o figura.

Mi teléfono vibró de donde lo había escondido y lo saqué para ver el texto.

Te amo.

Era simple. Era dulce. Era un recordatorio de que después de que todo estuviera dicho y hecho, tenía un lugar a dónde ir. Tenía a alguien que siempre me iba a querer.

Salir de la iglesia tardó por siempre. Todos tenían que saludar. Todos tenían que detenerse y saludar de mano a mi padre y decirle lo mucho que apreciaban sus palabras de amabilidad y naturaleza desprendida. Yo tuve que literalmente morder mi lengua cuando más de una persona murmuraba por lo bajo sobre la conmoción que habían sentido por lo que había pasado con Oliver y mi hermano.

La empatía que los feligreses tan de buena gana ofrecían a mi padre y madre mientras les decían que se mantuvieran fuertes durante este tiempo de prueba me hacía ver rojo. El hecho de que el lunático que había mantenido a mi hermano cautivo, había puesto un arma en su cabeza y lo había golpeado sin sentido por más de una vez, había sido tan hábil al esconder toda su maldad mientras mi hermano sufría solo y en silencio hacía a mis entrañas hervir con rabia. La injusticia de todo esto dejaba un sabor horrible en mi boca y llevaba a la furia a enroscarse fuertemente en mi columna.

Fui el último en salir. Sentía como si me estuviera despidiendo de esa vida y este lugar de la manera correcta esta vez. No estaba huyendo en un pánico cegador. No estaba sacrificando todo lo bueno que tenía en la vida para escapar de lo malo. Me estaba yendo en mis propios términos y tomando una postura para prevenir cualquier maldad que vivía aquí, alejando y zafando sus tentáculos de mí y mi hermano para siempre.

No estaba nerviosa tanto como estaba ansioso y listo para que todo terminara. Tuve que entrecerrar los ojos por el sol mientras salía de las puertas de la iglesia. Mi madre y mi padre estaban parados en el último escalón de las escaleras despidiendo al último de los feligreses mientras salían del estacionamiento hacia el resto de su domingo.

Me alejé cuando mi mamá acercó su mano para tocarme. Después de diez años… Había pasado tanto tiempo, se veían más viejos y mucho menos impresionantes de cómo los recordaba. Vi los ojos de mi padre escanear sobre toda la piel tatuada que estaba expuesta por mi blanca y arrugada blusa sin mangas e inmediatamente vi su desaprobación y desagrado elevarse en su mirada.

—No fue suficientemente malo que profanaras nuestro hogar con tu falta de moral y falta de respeto, ¿tenías que ir y violar tu cuerpo en una manera antinatural también? —Sacudió su obscura cabeza hacia mí como si realmente lo hubiera avergonzado en una manera imperdonable—. ¿Por qué no estoy sorprendido?

En algún otro momento en el tiempo esa puñalada habría ardido. Me habría hecho sentir culpable por la elección de llevar arte en mi cuerpo y por clamar mi piel como propia, pero ahora lo veía por cómo era, un desesperado intento de menospreciarme, una forma de ejercer control y ponerme de regreso bajo su desaprobador pulgar. Levanté una ceja hacia él y miré de ida y vuelta a mi mamá y a él.

—No creí que quisieras hacer esto aquí en los escalones de la iglesia, donde cualquiera de tus seguidores puede pasar, pero eso está bien para mí. No tengo nada que esconder. ¿Puedes decir lo mismo, papá?

Vi a mi mamá comenzar por el rabillo del ojo y vi el hombro de mi papá tensarse solo una fracción. Mi mamá se acercó de nuevo y esta vez le permití que pusiera sus dedos en mi antebrazo.

—Han pasado diez años Kibum. Esta no es una apropiada llegada a casa.

Me reí, una verdadera risa y me sacudí su mano.

—No, y eso es porque esto nunca ha sido ningún tipo de casa. —Metí un poco de cabello detrás de mis orejas y los fulminé con una mirada a los dos.

—Me hicieron huir del pueblo a propósito cuando era demasiado joven para conocer algo mejor. Hicieron imposible para mí el quedarme y como resultado destruyeron a Jinki y me obligaron a dejar atrás al único chico que alguna vez había amado. —Pinché con el dedo el centro del pecho de mi papá y vi la manera en la que sus ojos llameaban con verdadero odio hacia mí—. Ahora lo veo. Sabían que no iba a romperme, que no iba a regresar a sanar, así que lo hicieron para que no pudiera quedarme y nunca regresara. Bueno, te lo concedo, ganaste ese enfrentamiento, papá.

Se burló de mí y envolvió a mi mamá con su brazo por los hombros. Pensé verla encogerse pero no iba a romper el contacto visual con él, así que no pude estar seguro.

—Tú eras obstinado y falta de Dios. Estabas envuelto con un chico que era demasiado joven y que no tenía familia. No había ningún bien en ti, Kibum. Fue lo mejor que le sucedió a esta familia, que te fueras por tu cuenta. Tu hermano hubiera caído víctima de tu pagana forma de ser.

Puse los ojos en blanco.

—Mis formas paganas me llevaron a una maravillosa carrera,  una  vida llena de grandes amigos y me pusieron de vuelta en el camino del que  me obligaste a alejarme. Mis formas paganas me llevaron exactamente a donde siempre debí haber estado. Convertiste a tu hijo, tu propia carne y sangre, en una víctima, en el cascarón de él mismo, porque tenía  tanto  miedo de decepcionarte. Casi provocas que lo maten. ¿Cómo piensas que tus feligreses se van a sentir acerca de eso, papá?

Él levantó la barbilla desafiante y me miró por debajo de su nariz. Nunca se rendiría, nunca admitiría que lo que había hecho estaba mal. No en lo que refería a Jinki y a mí, pero había miedo ahí. Lo vi en la manera en que su boca se tensó y en la forma en que palideció solo un instante. Podía quitarle la máscara y todos verían quién era en realidad. Tenía la mano ganadora pero él aún sabía cómo llegar bajo mi piel.

—Jinki cometió muchos errores. Tenía una penitencia que cumplir. —La culpa siempre recaería en alguien más.

La rabia que estaba corriendo tan fuerte dentro de mí estalló brillante y caliente entre mis ojos. Quería golpearlo en su estúpida sonrisa burlona. En cambio cerré los dedos en mis palmas y me enterré mis uñas tan fuerte que saqué sangre.

—Él tuvo sexo, papá. La mayoría de los chicos en la universidad lo hacen y no es un pecado imperdonable por el cual necesite pagar penitencia por el resto de su vida.

Él iba a estar en desacuerdo y esto iba a ser una guerra sin fin de palabras y voluntades, así que lo corté.

—Mira, no me importa lo que pienses. No me importa si pasas cada noche tratando de hacerme ganar una esquina especial en el infierno, Lo que sí me importa es Jinki, y asegurarme de que es feliz y está a salvo caminando hacia adelante. Tú no vas a contactarlo. No puedes buscarlo. No vas a intentar hacerlo sentir mal ni vas a denigrarlo por estar envuelta en la muerte de un hombre horrible. Quiero que lo dejes en paz. ¿Me entiendes?

Mi mamá hizo un sonido en la garganta y mi papá me gruñó.

—No hables por tu hermano, Kibum. Aún hay esperanza en Jinki para encontrar su camino de regreso al redil.

Yo gruñí y di un paso hacia adelante.

—Si él se pone en contacto contigo, todo lo que vas a decirle es que estás feliz de que esté bien y que apoyas las decisiones que está haciendo. No quieres empujar problemas conmigo, papá. Ya no soy un niña y voy a luchar con uñas y dientes por él.

—No puedes amenazarme, Kibum.

—¿Oh, de verdad? Si piensas que estás avergonzado por la forma en la que era cuando vivía bajo tu techo, espera a ver cuándo saque lo que hay bajo mis uñas de las cosas que hice para sobrevivir cuando me corriste. ¿Sabías que fui un stripper? ¿Piensas que te gustaría que algunos de esos videos y fotos se subieran a la web con tu nombre y el de la iglesia agregados?

Levanté una ceja desafiante y lo observé sopesar si estaba hablando en serio o no.

—¿Qué hay de los años que pasé como bailarín de burlesque o el tiempo que trabajé en un espectáculo de fenómenos en una acera, o el tiempo que fui anfitrion en un espectáculo drag en un bar gay? ¿O que tal un video porno? No tienes ni idea de la clase de esqueletos que puedo sacar del closet y una vez que algo termina en el internet, nunca muere. Puedo arrastrarte a ti y a toda la congregación al lodo. No me presiones, papá. Haré lo que tenga que hacer para mantener a Jinki a salvo. Oh, y ese chico de al lado que no tenía familia y no era suficientemente bueno para nosotros es ahora un hombre, salvajemente exitoso y está deseando luchar justo a mi lado. ¿Te mencioné que su hermano es abogado? Estoy seguro de que le encantaría decirle al mundo todo acerca de cómo presionaste a Jinki para salir con ese capital de futbol y después le diste la espalda cuando terminó embarazado y lo dejaste solo. ¿Qué clase de hombre eres? La clase que da la ubicación de su hijo a un abusador y cubre el hecho de que está protegiendo a un golpeador. La farsa que has echado a andar desaparecería en un abrir y cerrar de ojos. No solo voy a quitarte la máscara, papá, voy a romperla en mil pedazos.

Crucé los brazos sobre mi pecho mientras nos enfrentábamos cara a cara. Podía ver que él quería luchar, quería creer que era lo suficientemente amado, que los tenía suficientemente cautivados, que todas mis sucias acciones no lograrían ensombrecer su brillo, pero mi mamá se movió repentinamente desde debajo de su brazo y lo miró suplicante.

—Él tiene razón. Esto tiene que terminar. —Mi papá abrió la boca para discutir y ella levantó una mano para silenciarlo—. Suficiente. Ya hemos perdido un hijo y Kibum tiene razón, por poco y tuvimos a otro muerto. Ya no seré más parte de esto. Esto no es una vida honesta. —Apuntó un dedo hacia el asombrado rostro de mi papá y le dijo categóricamente—: Si crees que tu reputación puede sobrevivir de lo que Kibum te está amenazando, entonces entérate de esto. Absolutamente no sobrevivirá a tu esposa dejándote al final. Tú vas a hacer lo que él dice y eso es todo lo que será de esto.

Mi padre se veía estupefacto y furioso. Mi mamá se veía temblorosa y un poco enferma. Se giró hacia mí y me dio una sonrisa triste.

—Pensé que Oliver era bueno para tu hermano. Jinki nunca fue el mismo cuando regresó de la universidad. No me di cuenta de que lo estaba lastimando hasta que fue demasiado tarde y permití que tu padre me convenciera de que Oliver había cambiado y estaba arrepentido  por  la  manera en que había tratado a tu hermano, Me dijo que Oliver  estaba  sanando a través de la oración y terapia. Estuve mal al creer y confiar ciegamente. He estado realmente equivocada por la última década. Cuida de tu hermano y dale lo que sea que necesite. No nos interpondremos. —Miró por encima de su hombro a mi padre y apretó los labios con firmeza—. Me aseguraré de ello.

No iba a decir gracias. Ella no recibiría gratitud por finalmente hacer lo que debió haber hecho mi vida entera. Era su trabajo permanecer entre sus hijos y este hombre. Asentí y me di la vuelta para alejarme de ambos por última vez.

—Kibum. —Miré sobre mi hombro mientras mi mamá decía mi nombre—. Necesito que sepas que se me rompió el corazón cuando te fuiste hace tantos años.

El mío también se rompió, pero no porque la estuviera dejando. Se rompió porque había dejado a Jinki y a Jjong con olas de dolor en mi despertar.

—Entonces debiste haber hecho algo para que no tuviera que irme, mamá.

Vi lágrimas en sus ojos y genuino arrepentimiento, pero era demasiado, demasiado tarde.

—Me alegra que hayas encontrado tu camino de regreso a ese chico. Siempre se vieron tan dulces juntos. Él era maravilloso con los dos.

—Aún lo es. —Supe que siempre lo sería. Donde él estaba era donde necesitaba  estar,  no  aquí  en  los  escalones  de  esta  iglesia…  Solo  tenía  una parada más en mi camino a la salida del pueblo.

No me molesté en despedidas. No me molesté con una última mirada  o una despedida con la mano. Solo lo dejé como estaba. La puerta finalmente se cerró. No había salido huyendo del pueblo, estaba dejándolo  con un claro e importante destino en mente. No estaba huyendo de mi pasado. Estaba dirigiéndome con un propósito hacia mi futuro y eso me hacía sentir llena y completa en una forma en que todos mis rebotes de un lugar a otro nunca lograron.

Me dirigí al cementerio que estaba a unos treinta minutos fuera de los límites de la cuidad. Parecía realmente un abandonado y olvidado lugar. No había brillante pasto verde ni filas de elegantes lápidas decoradas con toda clase de flores bajo el sol. Tardé en encontrar la tumba que buscaba. La atmósfera era por completo sombría y me sorprendí un poco de que lágrimas brotaran de mi ojos tan pronto como vi la inscripción en la sencilla lápida.

Una Amorosa Madre con una Sonrisa Hermosa

Me agaché y puse las flores junto a la piedra fría e hice algo así como caer de rodillas mientras miraba la tumba. Tenía tantas cosas que quería decir, se sentía como que tenía que abrazarla por toda la vida de su hijo, pero nada podía hacerse con el nudo en mí garganta.

Me tomé un segundo, permití que cayeran algunas lágrimas, y luego me aclaré la garganta.

—Es un placer conocerte. Mi nombre es Kim Kibum y estoy perdidamente enamorado de tu hijo.

Tuve que aclararme la garganta de nuevo y mi visión se volvió nebulosa mientras la humedad se juntaba en las esquinas de mis ojos. Esto era mucho más difícil de lo que pensaba que iba a ser cuando Jjong me había pedido que lo hiciera fuera del hospital.

—Lo he conocido la mayor parte de mi vida y siempre ha sido un alma buena. Trajiste un hombre maravilloso a este mundo y solo sé que estarías muy orgullosa de él y la vida que ha hecho por sí mismo. Él te lleva muy cerca de su corazón.

Extendí la mano y tracé su nombre donde fue grabado en piedra. Coincidía con el tatuaje en el costado de Jjong casi perfectamente.

—Nos llevó mucho tiempo entender las cosas, pero ahora que nos tenemos, realmente quería que yo fuera la primera y última pareja en su vida que se encontrara con su madre.
—Estaba llorando en serio ahora, debido a la importancia de este momento. Realmente solidificaba la resolución de que Jjong me quería como suyo para siempre—. Haré todo lo que esté en mi poder para cuidar de él por ti por el resto de mi vida. Solo quiero que sepas eso.

Dejé que mi cabeza cayera hacia adelante y apreté los ojos cerrados. Emoción y una vida de lo que podría haber sido se arremolinaban a mí alrededor. Sentí una brisa caliente mover algunos de mis cabellos fuera del lugar en que se pegaba a mi cuello y el dulce aroma de las flores flotaba en mi nariz. Puse mis manos sobre mis muslos y levanté mi cabeza hacia atrás mientras miraba pensativamente a la lápida.

—No perderé el tiempo nunca más. Voy a traerlo de vuelta aquí para que puedas ver lo increíble que es y entonces no tendrás que preguntarte si encontró a alguien para amarlo después ti. Él me tiene, tiene una familia entera que encontró por sí mismo, y tiene todos los maravillosos recuerdos de ti.

El viento volvió a moverse, enviando a volar los pétalos de las flores que había colocado. Sentí que era hora de irme. Besé mis dedos y toqué su nombre. Me puse de pie y me dirigí de nuevo a la camioneta.

Caminar lejos de mis propios padres se sintió definitorio y hueco. Decir adiós a la madre de Jjong se sentía tranquilo y correcto. Me sentí como si de alguna manera me hubiera dado su bendición para mantener el corazón de su hijo seguro por ella. Era una tarea a la que iba a dedicarme a hasta el final de los tiempos.

Le envié un mensaje a Jjong para hacerle saber que estaría de vuelta en casa en algún momento de la noche siguiente y me asustó un poco cuando respondió que estaba de vuelta en su propio apartamento, porque Jinki estaba teniendo un momento muy difícil estando cerca de cualquier chico en este momento. No había sido lo suficientemente valiente como para preguntarle si Oliver había abusado sexualmente de él al igual que golpeado y no había ofrecido la información, pero la evidencia parecía estar apuntando en esa dirección.

Llamé para ver cómo estaba, y después de una conversación incómoda con un montón de respuestas de una sílaba, colgué después de que prometiera una y otra vez que estaba bien. Me dijo que eran solo altibajos y que Jjong era demasiado grande.

Accidentalmente encontrarse con él en el pasillo, o tropezar con él saliendo del baño, era demasiado para sus nervios en este momento, por lo que le había pedido que se fuera a casa. Jjong no había querido, estaba aún cerniéndose sobre él, tratando de ayudarlo a sentirse seguro, pero eso estaba solo agravando el problema. Le dije que estaría pronto en casa y se rio y me dijo que solo tenía que llegar con mi chico.

Aparentemente, después de la carrera al cuarto de baño, mi hermano era muy consciente de lo que me estaba perdiendo y era todo para mí el volver a estar entre las sábanas con Jjong y cada cosa de la diversión con la que él estaba trabajando. No estaba en desacuerdo, así que colgué con toda la intención del departamento de Jjong siendo mi primera parada tan pronto llegara.




1 comentario:

  1. Si me daba cosita de que Kibum fuera con sus padres...pero pudo manejar la situación y digamos que salio ganando.
    Los dejaran en paz y podran vivir.
    Pobre Jinki,pero al menos va a estar bien,Kibum no lo dejará y Jong menos,así podrá sanarse teniendo gente que lo quiere.

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yota´s news : De regreso?

 Buenas tardes a todas las lectoras. Después de un año  y casi 4 meses regreso a saludarlas y comentarles nuevas.  Me gustaría decirle...