Debutantes I -5




Eric renunció a su propósito de librarse de su antagonista, sabiendo igual que sabía Junjin que a Youngwoon no le sentaría nada bien que aquel abuelo suyo no tuviera un buen recibimiento.
-Yo sé lo mismo que usted, porque de momento no quiere casarse con nadie.
Junjin se puso en pie con brusquedad, dando plena muestra de su temperamento escocés.
-¿No lo ha aceptado? juraría que me dijo que al menos estaba dispuesto a conocerlo antes...
-Y así fue.
Sacando una conclusión errónea, Junjin miró a Eric con los ojos entornados.
-Entonces, ¿no era tan hermoso con usted afirmaba?
-Oh, definitivamente es el joven más bello que he visto en mi vida -respondió Eric. Junjin suspiró y volvió a sentarse, a todas luces desilusionado.
-Confiaba en que el muchacho no permitiera que su enojo interfiriese en su propia felicidad, pero, por lo visto, necesita un poco más de tiempo para asimilar los cambios que le estamos imponiendo.
-Eso no tiene nada que ver con que haya rechazado al jovencito. Yo habría hecho lo mismo, después   de cómo lo insultó. Al final, resultó ser una cara bonita con cerebro de chorlito. No es lo que queremos para  el muchacho.
Junjin musitó algo y luego dijo:
-¿Y quién era el siguiente en la lista de candidatos? ¿O no encontró a otros aparte de ese jovencito?
-Hay unos cuantos más, pero no volveré a cometer el error de hacer una oferta sin antes conocerlos personalmente.
-Entonces, ¿lo ha organizado todo para que acudan aquí y podamos solucionar esto cuanto antes?
Eric se quedó mirando el techo durante unos instantes. Poner los ojos en blanco habría servido mejor  a su propósito, pero hacerlo le producía dolor de cabeza.
Con suma calma, como si estuviera explicándoselo a un niño, dijo:
-Youngwoon acaba de rechazar a la primer jovencito esta tarde. Yo apenas he empezado a recuperarme del tiempo que he invertido y desperdiciado con él y, desde luego, aún no me he planteado la forma de conocer a los demás sin que sepan por qué...
-¿Acaso es usted un solitario? ¿O es que no sabe que la forma más fácil de congregar a la gente es en una maldita fiesta? Organice una, de las grandes, y asegúrese de que todos sus candidatos van a asistir. Así el muchacho podrá decidir por sí mismo a quién toma por esposo.
Eric casi se echó a reír. ¿Una fiesta? justo después de haber echado de su casa a una parte más que considerable de la alta sociedad londinense. ¿A quién podría ahora invitar?
-Una fiesta tal vez no sea una buena idea...
-Bah, pone objeciones solo para llevarme la contraria, sí lo sabré yo. Una fiesta es la forma de reunirlos a todos para que el muchacho tenga donde escoger. Si usted no sabe cómo organizarla, que venga alguna dama o joven señor de por aquí a enseñárselo.
Eric volvió a ruborizarse.
-No hace tanto tiempo que no recibo gente en casa.
Junjin no era tan contenido. Cuando tenía ganas de reír, lo hacía, y entonces no fue una excepción. Esta vez, Eric no pudo evitar rechinar los dientes al oírlo, añorando los tiempos en que librar un duelo al amanecer era una forma aceptable de deshacerse de los enemigos.
-Sabré arreglármelas, muchas gracias -añadió, con los labios apretados.
-Entonces, ¿no debería ponerse manos a la obra y empezar a cursar las invitaciones? Nunca dejes para mañana lo que puedas hacer hoy.
-Si a usted no le importa, primero terminaré de cenar -bufó Eric.
-Hablando de cenar, vaya anfitrión es usted que no me ofrece una ración de esa ternera que huele tan bien -dijo Junjin suspirando, sacudiendo la cabeza mientras miraba con desolación la comida que había en el plato de Eric-. Espero que se esmere un poco más cuando nuestros invitados empiecen a llegar.
El insulto no funcionó. Eric señaló la puerta que había detrás de Junjin y respondió, esta vez con una sonrisa:
-La cocina está por allí.
Junjin soltó una carcajada.
-Después de todo, es posible que sea usted un digno adversario, Moon, desde luego que sí.  El tiempo lo dirá, aunque la verdad es que ahora no nos queda mucho, después del craso error que ha cometido usted con el primer jovencito. Bueno, ¿dónde esconde usted a mi nieto, o también lo ha enviado a cenar a la cocina?
-Supongo que está por ahí, lamiéndose las heridas que esa víbora le ha infligido. El jovencito se cebó  con él, por lo que me han contado. Pero, por favor, líbreme de su presencia y vaya en su busca. Usted debe ser justo lo que necesita para animarse en estos momentos, aunque, personalmente, no puedo imaginarme nada más angustiante.
Junjin se rió al salir del comedor.
-Se habituará a mí, inglés... aunque, bien pensado, no, le queda otro remedio, ¿no?

*** 
Cuando Heechul llegó, Jungsoo estaba fuera, disfrutando de su paseo diario. Por ese motivo, su amigo ya estaba deshaciendo el equipaje cuando regreso y se enteró de que tenía un huésped inesperado. Además venía solo, sin sus padres.
Hacía una semana que los Kim habían regresado a Londres. Minwoo aún no tenía noticias de su amigo y, por consiguiente, aún no sabían qué había sucedido en Raccoon Glade el día en que los habían echado a  todos.
Sin embargo, sí sabían que, a pesar de todo, el marqués de Kang había decidido organizar una fiesta por todo lo alto.
Y se rumoreaba, según habían dicho los sirvientes, cuya información solía ser mucho más precisa que las murmuraciones de la alta sociedad, que el propósito del marqués era buscarle un nuevo esposo a su nieto.
Aquello había sido una sorpresa, al menos para Jungsoo. Aún no se acababa de creer que, por alguna razón, el joven escocés hubiera rechazado a Heechul después de conocerlo, que era lo que estaba en boca de todos.
Todo había ido como Heechul esperaba, pero aun así, Jungsoo había estado convencido de que cuando los dos jóvenes se conocieran ambos seguirían adelante con el compromiso. En cambio, parecía que Kim Youngwoon estaba ahora buscando otro candidato y, con la amplia selección de jovencitos sin compromiso invitadas a Raccoon Glade, seguro que no tardaría en encontrar uno.
Jungsoo y sus tías, naturalmente, no habían sido invitados a la gran fiesta, sin duda porque el viejo rumor sobre su familia había resurgido y llegado incluso a oídos del marqués, si es que no lo recordaba de tiempos pasados. Uno evitaba los rumores a toda costa cuando pensaba en el matrimonio; no se casaba uno con un rumor.
Desde el día anterior, Raccoon Glade había empezado a llenarse con la crème de la crème inglesa.
Minwoo y Hyesung tuvieron un chasco cuando supieron que Jungsoo no estaba invitado e incluso riñeron por eso. No porque pensaran que el futuro marqués fuera a fijarse en él, sino porque todos los demás jóvenes sin compromiso acudirían sin duda a una fiesta de aquellas dimensiones. También Jungsoo se desilusionó, pero no por esa razón: lamentaba perder la ocasión de volver a ver a Kim Youngwoon, después de lo grato que había resultado su primer encuentro.
Pero allí estaba Heechul, otra vez en Yorkshire, y lo más probable es que a él tampoco lo hubieran invitado a Raccoon Glade.
Cuando Jungsoo se recobró de su sorpresa, no pudo evitar preguntarse por qué había venido, y eso fue lo que intentó averiguar, aunque sin ir directamente al grano, una vez que hubo saludado a Heechul en la habitación donde iba a alojarse.
-Pensaba que te alegrarías de volver a Londres, que es donde está toda la diversión -dijo Jungsoo. Heechul espetó:
-¿Cuando resulta que todo Londres está precisamente aquí?
Jungsoo enarcó una ceja al notar el tono de su voz. Heechul podía estar allí pero, por lo visto, en realidad no lo deseaba. Entonces, ¿por qué diablos había venido? A menos que...
-Entonces, ¿te han invitado a Raccoon Glade? ¿Se han quedado sin habitaciones ... ?
-No seas obtuso -replicó Heechul-. Naturalmente que no lo han hecho. He venido para esconderme, por si te interesa saberlo, y ver qué puedo hacer para rectificar esta horrible situación.
Jungsoo tenía dificultades para seguirle el hilo.
-¿Esconderte de quién? ¿De tus padres? ¿No saben que has venido?
-Te lo juro, Jungsoo, tu torpeza resulta desquiciante -dijo Heechul con crueldad-. A mis  padres les da  igual adónde vaya.  Están enfadadísimos  conmigo  en estos momentos. Mi padre incluso me dio un cachete. ¿Puedes creértelo? ¡Me dio un cachete a mí! Jamás se lo perdonaré.
-Entonces, ¿te estás escondiendo de ellos?
Heechul se echó en la cama suspirando sonoramente, dando a entender que ya se había hartado de dar explicaciones a personas que no tenían suficientes luces como para entenderlas. Jungsoo no se ofendió. Ya había presenciado bastantes escenas de su amigo como para no impresionarse, aunque se atrevería a decir que esta vez Heechul no estaba fingiendo. Parecía molesto de verdad.
Jungsoo prefirió no hacer más comentarios. El silencio surtía un efecto sorprendente en Heechul. Al cabo de unos instantes, Heechul musitó algo para sus adentros y se incorporó en la cama, mirando a Jungsoo con furia, como si todo fuera culpa suya, fuera lo  que  fuese,  aunque enseguida aclaró de qué se trataba.
-Estoy perdido -dijo.  Luego,  elevando  el tono  hasta convertirlo  en un gemido,  añadió-: ¡Doy lástima! ¡Lástima! ¿Te lo imaginas? No, por supuesto que no, porque, sencillamente, es inaudito.
Jungsoo, con prudencia, dijo justo lo que su amigo esperaba oír:
-No, no me lo imagino.
Heechul asintió.
-Pues así es. Hasta mis amigos íntimos han estado compadeciéndose de mí antes de venir a Raccoon Glade, invitación oficial en mano.
Con cautela, Jungsoo preguntó:
-Pero ¿por qué?
Heechul volvió a montar en cólera, levantándose de la cama y dando varias vueltas a la habitación antes de responder:
-Ese bruto escocés, ¡ahí tienes el porqué! Se suponía que ese estúpido estaría de acuerdo en que no nos convenía casarnos. Se suponía que iba a ser una decisión mutua por la que ninguno de los dos saldríamos perjudicado. En cambio, se enfurruñó por una insignificante crítica mía y les dijo a todos que no me aceptaba. Ahora todo el mundo, sabe que me ha dejado plantado en el altar.
-Pero tú no has ido al altar -observó Jungsoo con mucha calma.
Aquello le valió otra mirada que venía a decir con suma claridad: «Idiota, ¿qué diferencia hay?», pero en voz alta, lo que Heechul dijo fue:
-¿Es que aún no lo entiendes? Tenían que felicitarme por haberme librado de un matrimonio infernal. En cambio, estoy en boca de todos. Como fue él quien rompió el compromiso, ahora todos piensan que debo de tener algo malo. Al fin y al cabo, ¿por qué iba a rechazarme si no?
En este punto, Jungsoo suspiró.
-Entonces, creo que no lo entiendo. Habría jurado que tú esperabas que él rompiera el compromiso.
-¡Él no! Se suponía que debían hacerlo mis padres, puesto que habían sido ellos quienes lo habían pactado. Él tenía que beber los vientos por mí hasta el final, le dijera lo que le dijese. Pero es demasiado bruto para saber que debería haber actuado de una forma más caballerosa. Y ahora no me atrevo a aparecer en público hasta que todo esto se olvide, o él rectifique.
Bueno, aquello explicaba al fin por qué Heechul quería esconderse. Sin embargo, Jungsoo no podía imaginar cómo iba Youngwoon a rectificar en favor de Heechul, a menos que se tratara de ofrecer un motivo para romper el compromiso que lo dejara en mejor posición.
-¿Qué le dijiste que lo impulsó a rechazarte?
-Ya te lo he dicho. No fue más que un comentario sin importancia que él se tomó demasiado a pecho. Admito que fue poco considerado por mi parte, pero lo cierto es que yo estaba muy confuso cuando apareció con aquel atuendo tan tosco, lo cual sirvió  para confirmarme que él era tal y como yo me temía. Si hubiese ido vestido de un modo normal, no me habría sorprendido tanto y ese primer encuentro habría sido muy distinto.
Jungsoo tuvo que mostrarse de acuerdo. ¿Acaso no había creído que la pareja aceptaría de buen  grado su compromiso en cuanto se vieran? Pero, a estas alturas, ya conocía a Heechul lo bastante como para saber que estaba haciendo demasiado hincapié en su inocencia, y se preguntaba por qué.
-Entonces, ¿vas a quedarte con nosotros hasta que la gente deje de murmurar?
-Dios santo, no. Eso podría durar una eternidad. No, esto vamos a arreglarlo nosotros.
Jungsoo parpadeó.
-¿Nosotros?
-Sí. -Heechul asintió-. Es lo menos que puedes hacer por mí, dado que yo te acogí en Londres y te ayudé a introducirte en mi círculo. Ahora, tú tienes que ayudarme con esto.
-Bueno, desde luego... si puedo.
-Sí que puedes -le aseguró Heechul-. Y no tendrás que hacer mucho. Basta con que organices una cita.
-¿Una cita con quién?
-Con mi ex prometido, naturalmente. Vamos a conseguir que vuelva a pedirme que me case  con  él. Entonces, parecerá que la causa de la ruptura no fue más que una absurda riña entre dos enamorados, lo cual será muy aceptable y pondrá fin a las habladurías. El día de la fiesta te presentas en la puerta y ya está.
Jungsoo estaba tan horrorizado con el último ardid de Heechul, y en particular con su intención de implicarle. E incluso encontraba francamente repugnantes las sugerencias de su amigo sobre cómo ponerlo en práctica.
-Yo no he recibido más invitación que la tuya, Heechul -le  recordó.
-Pero eres vecino suyo. Los vecinos no necesitan invitación para hacer una visita.
-Durante una fiesta sí.
Heechul restó importancia al asunto con un ademán.
-Eso no importa. Y, además, tú no quieres entrar en la casa, donde alguno de los invitados podría oírte. No, tú quieres que él salga fuera, donde podréis hablar en privado.
Por una parte, Jungsoo encontraba muy tentadora la perspectiva de hablar a solas con Kim Youngwoon. Pero, por otra, sabía que era incorrecto, del todo incorrecto, visitar a un vecino cuando se sabe que está celebrando una fiesta a la que tú no has sido invitado. Era una grosería. Algo que, sencillamente, no se  hacía.
Y el tema que tenía que abordar también sería embarazoso en extremo. No tenía ni idea de cómo hacer de alcahueta y eso era, a fin de cuentas, lo que le estaba pidiendo Heechul.
Además, aparte de todo, Youngwoon le gustaba. Así pues, ¿deseaba en realidad verlo casado con alguien como Heechul, que maquinaba y divulgaba rumores sobre las personas, fueran o no ciertos? Como Youngwoon le gustaba y Jungsoo sabía que con él no tenía ninguna oportunidad, querría verlo casado con alguien que fuera tan hermoso como Heechul pero que, a ser posible, tuviera más fortaleza moral y honor que él.
Por consiguiente, Jungsoo no quería ayudar a Heechul. Pero tampoco podía negarse en redondo, ya que Heechul lo había acogido en Londres. En ese sentido, estaba en deuda con él. Pero, antes de acceder, quería dejar clara una cosa.
-¿Ahora quieres casarte con él o esto es solo una forma de poner fin a las habladurías sobre ti?
La pregunta pareció sorprender a Heechul. Y el tiempo que se tomó para contestarla no le dio buena espina a Jungsoo.
No obstante, dijo al fin
-Por supuesto que sí. Ya te lo he dicho. Si me hubiera fijado en él cuando le conocí, en lugar de ver la absurda falda que llevaba puesta, ahora nada de esto sería necesario. Es muy apuesto, después de todo, de lo cual me percaté cuando ya era demasiado tarde.
-Siempre existió la posibilidad de que pudiera ser apuesto -señaló  Jungsoo.
-En realidad no -lo contradijo Heechul, y sacudió la cabeza para enfatizar sus palabras-.  Mi appa conoció a lord Eric hace muchos años, cuando vivía aquí, y me confesó que era bastante corriente, lo cual no hacía pensar que su nieto fuera a ser más apuesto que él. Es irónico que la parte escocesa de Youngwoon, a la que yo  ponía reparos, o como mínimo  los ponía a que fuera de tan al norte, que como es bien sabido sigue estando incivilizado, sea a la que debe su apostura.
Jungsoo tuvo que aceptar aquel razonamiento, no que el norte e Escocia fuera incivilizado, porque a fin  de cuentas, ¿quién sabía cómo eran sus habitantes cuando los ingleses rara vez llegaban hasta allí?
No. Aceptó aquel razonamiento solo porque sabía que las personas se enamoraban basándose en la mutua atracción, y si ahora Heechul se sentía atraído por Youngwoon, tal vez eso bastaría para convertirlo en un buen esposo.
Así pues, Jungsoo se encontró dirigiéndose a Raccoon Glade aquella tarde, aunque habría preferido ir en sentido contrario. No deseaba hacer aquello bajo ningún concepto, no solo porque Youngwoon le gustaba y en cambio sobre Heechul tenía sus dudas, ahora que lo conocía mejor, sino porque hacer de alcahueta no era algo habitual en él.  ¿Habitual?  Lo cierto  es  que  no  lo  había  hecho  nunca. Intentar unir  a dos personas era entrometerte en su vida. Podían acabar siendo un matrimonio desastroso del cual él sería el único responsable.

*** 
Por los suelos. Así es como empezó a sentirse Youngwoon en cuanto los invitados de Eric comenzaron a llegar a Raccoon Glade. Ya había tenido bastante durante los preparativos de la fiesta, viéndose obligado a soportar las riñas de sus dos abuelos. Estaba convencido de que, si hubieran sido más jóvenes,  habrían  llegado a las manos, tan en desacuerdo estaban sobre casi todo.
Pero en cuanto aparecieron los invitados, Junjin lo condujo de una estancia a otra para señalarle los atributos físicos de todos los jovencitos con los que se topaban. Luego, Eric se lo llevó a rastras para informarle sobre la historia familiar e indicarle cuáles eran socialmente más deseables. Al final, se había visto obligado a decir basta. Había demasiadas muchachas para que él pudiera asimilar toda la información que ambos le daban. Y ahora, los dos ancianos le enviaban notas y el mayordomo, que era quien se las entregaba, se estaba poniendo tan nervioso como él.
Casarse únicamente porque este joven era el más bello o aquel otro tenía más títulos nobiliarios no iba con él.
Ya había visto al más hermoso y por lo tanto sabía por experiencia que el más guapo no era el más indicado.
Junjin insistía en que todas no podían ser tan insensatos como Kim Heechul y seguía dando más importancia a la belleza que a las credenciales. Eric pensaba que la belleza a menudo iba asociada a un exceso de vanidad y a un desmesurado orgullo, por lo cual insistía en la posición social de los posibles candidatos. Youngwoon opinaba que solo discrepaban para poder llevarse la contraria.
Sin embargo, debía admitir que tenía mucho donde elegir. Durante el día que fueron llegando los invitados, y hasta la mañana siguiente, se encontró buscando sin descanso un par de bellos ojos, pero no los encontró.
No es que pensara que aquel joven pudiera ser un posible candidato. Sencillamente, se había sentido muy a gusto con él y tenía ganas de oír su amena conversación, que había conseguido levantarle el ánimo el día en que lo conoció. Ahora sin duda volvía a necesitar que lo animaran.
Cuando empezó a preguntarse por qué no había aparecido, ya que al parecer era vecino de Eric.
-¿Y quién mejor que tus vecinos para invitarlos a una fiesta?-, decidió preguntárselo a su abuelo.
Era la primera vez que iba en busca del anciano desde su llegada. Habían hablado, desde luego, en las comidas y al cruzarse, con la afectación con que conversan dos extraños, que era lo que continuaban siendo. Pero Youngwoon seguía sin sentirse cómodo en presencia de Eric y su amargura se acentuaba cada vez que lo veía, por lo cual intentaba evitarlo siempre que podía.
Encontró a Eric después del almuerzo, sentado en su salón privado. Parecía como si el anciano se ocultara en el piso de arriba durante gran parte del día. Hacía acto de presencia en las comidas y unas pocas horas todas las tardes, pero, aparte de eso, dejaba a sus invitados abandonados a su suerte.
No tenía intención de molestar al anciano durante mucho rato y, de hecho, fue directo al grano al preguntarle por su vecino.
Después de parpadear varias veces, lo cual indicaba que, al llamar a la puerta, Youngwoon había sorprendido a Eric echando una cabezadita después de comer, el marqués afirmó:
-No hay ningún joven noble en los alrededores, es decir, ningun que te convenga, o yo lo habría invitado, puesto que él, como mínimo, no tendría que alojarse aquí, sino  que podría ir y venir. Porque lo que es aquí nos estamos quedando sin habitaciones.
Youngwoon descartó la posibilidad de que el joven perteneciera al pueblo, hablaba con educación y no se había mostrado nervioso al tratar con un lord, como solía ocurrir con la gente de clase trabajadora, por lo cual insistió:
-Él es noble.
-Entonces, tal vez estuviera de visita. Es posible que fuera uno de esos necios que vinieron con Heechul y tuvieron que dar media vuelta. -Eric sacudió la cabeza-. Pero si el joven te gusta, investigaré y averiguaré quién es.
Youngwoon negó con la cabeza.
-Solo me gusta su compañía. Me hizo reír, y en aquel momento lo necesitaba como el comer.
Youngwoon había hecho aquel comentario sin pensar, no de forma deliberada, y ahora los dos se sintieron violentos. Suspirando por no haberse mordido la lengua; si quería soltarle una indirecta a alguien, debería, al menos hacerlo de forma intencionada. Youngwoon regresó abajo.
Sin embargo, le desilusionó que el joven no acudiera como él había creído, por lo cual no tuvo prisa en unirse a los invitados en una de las muchas estancias por las que se repartían y, al oír que llamaban a la puerta, aprovechó la oportunidad para hacer tiempo yendo a abrir personalmente. El mayordomo, ausente en aquel momento, estaba sin duda buscándolo para entregarle otra nota. Pensarlo casi le divirtió.
Sin embargo, deseó haberse incorporado a la fiesta cuando el hombre que aguardaba al otro lado de la puerta lo miró con grosería de arriba abajo y luego exclamó:
-Bien, bien. Usted debe de ser el bruto... Con ese pelo, sí, tiene que serlo. No esperaba conocerlo tan pronto. Lo han puesto a abrir puertas, ¿no?
Youngwoon, mientras intentaba descifrar el marcado acento inglés de su interlocutor, sin demasiado éxito, se quedó con una palabra que ya había oído demasiadas veces desde su llegada a Inglaterra. Y tal y como se sentía entonces, aún turbado por su conversación con Eric, le habría resultado fácil llegar a las manos.
-Me está llamando bruto, ¿no?
-¿Yo? jamás haría nada semejante. Brutalmente apuesto, tal vez. Pero, no, no, eso es lo que se   rumorea, ¿no lo sabe? Aunque, tal vez no lo sepa. Lleva usted semanas en boca de todos.
Youngwoon decidió que lo que estaba oyendo podría haber sido una lengua extranjera desconocida, aunque captó la frase «en boca de todos» y quiso aclararla.
-¿A qué se refiere con «en boca de todos»?
-Es usted el tema de todas las conversaciones -le aclaró aquel individuo-. Sé de buena tinta aunque, ¿puede decirse eso cuando se trata de rumores?, que vuestro prometido, bueno, ex prometido, fue la primera en difundir los rumores.
Aquella no era la primera vez que Youngwoon oía decir que corrían rumores sobre él. ¿No había dicho algo el joven de la loma sobre haber «oído» que era un bruto? Con él, no obstante, había sido incapaz de ofenderse. Pero con aquel individuo, era casi imposible no hacerlo.
De su misma estatura, de una constitución atlética de unos veinticinco años; la capa de viaje dejada caer sobre los hombros y vestido de forma impecable, a pesar del viaje, lo cual solía arrugar hasta el mejor de los tejidos, tenía una figura imponente y aire de superioridad.
A Youngwoon le habría dado igual que perteneciera a la realeza. Seguían sin gustarle los modales de aquel individuo y en un tono lo más sereno posible -aunque quienes lo conocían lo calificarían de amenazador-, preguntó:
-¿Qué se dice exactamente de mí, si a usted no le importa contármelo?
-Sandeces que cualquiera con dos dedos de frente desecharía, pero ya sabe usted qué ridículas pueden ser algunas personas. Fíjese en mi joven hermano, por ejemplo.
El individuo señaló con la cabeza un joven de cabello negro como el de él. Estaba dando instrucciones a cuatro sirvientes para que descargaran no menos de seis grandes baúles del carruaje apostado cerca de allí. Era muy hermoso, no obstante.
En cuanto Youngwoon reparó en su belleza, el individuo añadió:
-Tuve que traerlo a rastras. El tonto no está seguro de si usted va a aparecer en la cena con una cachiporra y vestido con pieles de oveja. Hae se toma las habladurías al pie de la letra, cuando deberían interpretarse como lo que son: meras invenciones destinadas a romper el inevitable tedio de una clase que no se gana el pan con el sudor de su frente.
-¿Por qué ha venido, si no quería hacerlo?
-¿Y perderse la oportunidad de conocer al solitario Eric Moon? Ni pensarlo. Hace años que se especula sobre él y casi todas las personas que conozco ni siquiera le han visto. Además, mi hermanito está soltero y sin compromiso, por lo que mis padres han insistido en que no deje pasar la oportunidad de lucirse en una fiesta por todo lo alto como promete ser esta. No esperan que usted en concreto se fije en él, estimado muchacho. Es solo que lo quieren circulando mientras no encuentre esposo, y aquí hay mucho material, ¿no cree?
Ahora Youngwoon estaba empezando a entender mejor sus palabras y a desear no hacerlo. Aquel «estimado» le había parecido particularmente condescendiente, lo suficiente para comentar:
-Por si no se ha dado cuenta, yo no soy del todo un «muchacho» y, desde luego, nadie «estimado» para usted, que acaba de conocerme. He tumbado a muchos hombres por menos que eso.
-¿Ah, sí?
El individuo dijo aquello en tono flemático, pero luego empezó a reírse y, al cabo de poco, estaba haciéndolo a carcajadas. Cuando se calmó, el inglés prosiguió:
-Un consejo, amigo mío. Aprenda a distinguir entre un insulto deliberado y lo que es, o al menos esa es   su intención, una forma afectada de expresarse. Le ahorrará muchos quebraderos de cabeza, se lo aseguro, y también salvará unas cuantas narices inocentes.
Sentir que hacía el ridículo nunca había sido del agrado de Youngwoon, que solía montar en cólera, y aquella vez no fue distinto.
-Su nariz aún corre peligro, señor. ¿Quién es usted?
Sonriendo, y a todas luces negándose a tomar en serio la amenaza de Youngwoon, el ingles respondió:
-Tengo unos cuantos títulos, pero lo cierto es que me parece deplorable recitarlos. Llámeme Siwon, «viejo amigo».
Aquella última broma le llevó a cerrarle la puerta en las narices a uno de los lores jóvenes más codiciados del reino, heredero de un ducado, rico en demasía, el mejor partido de Londres y el sueño hecho realidad de toda anfitriona y anfitrión. Y, aun así, le habían cerrado la puerta en las narices.

Youngwoon tampoco se habría dejado impresionar si hubiera sabido todo aquello. Esperaba que su primer encuentro fuera el último. No obstante, iban a convertirse en grandes amigos. Aunque todavía no lo sabían.


3 comentarios:

  1. Esos abuelos de Kangin son todo un caso.
    Ahora Hee es el ofendido y Kangin tiene que disculparse y arreglar el problema...😂😂😂😂😂😂 demasiado ego en ese cuerpo de Hee...
    Y se atreve a ir a casa de Teuk,instalarse y comprometerlo para que le ayude en su plan.
    Seguro Teuk se hubiera negado,pero como verá a Kangin,pues no puede desaprovechar la oportunidad.
    Uy...aparición de Siwon,y por supuesto que seria lo más,el codiciado soltero. Y que le cierran la puerta en la cara😂😂😂😂
    Y un Hae lindo al parecer.

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  2. Dios. Al parecer ahora las cosas si se van a poner buenas. Ya Kagin muestra un interés por nuestro pato. Y apareció en escena Siwon
    Gracias por el capitulo

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  3. oh siwon y hae hermanos sipis bien y kagin ya tiene un amigo si desearlo

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yota´s news : De regreso?

 Buenas tardes a todas las lectoras. Después de un año  y casi 4 meses regreso a saludarlas y comentarles nuevas.  Me gustaría decirle...