Sapphire Wolf (T2)- Final




Leeteuk no podía decir que no estaba nervioso mientras Kangin lo llevaba a su habitación en la mansión. Cuando Kangin había terminado ese beso y le habló, se dio cuenta que Kangin no estaba a cargo y el lobo estaba en control. Al llegar a la puerta, Kangin se volvió y lo miró.

—No tengas miedo, estoy aquí. Estoy en control, pero el lobo se ha adelantado porque los Ritos de Sangre son una unión entre el lobo y su pareja, tú. No vamos a hacerte daño, Leeteuk.

Teukkie le sonrió y se inclinó para besarle suavemente los labios.

—Compañero, confío en ti —susurró.

Un gruñido bajo retumbó desde Kangin mientras suavemente lo metía en la suite. Teukkie podía oler
flores y cuando miró hacia el suelo supo por qué. Había un senero de pétalos de rosa que conducían
a la suite. Había estado en su habitación varias veces en las últimas dos semanas. Básicamente era
como una suite de hotel, sólo que muy lujosa.

Tenía una sala de estar con chimenea, la cual Teukkie se dio cuenta que tenía una manta extendida
frente a ella con una cesta llena de comida. La suite también tenía una pequeña cocina y un comedor.

Mientras seguían el camino de pétalos de flores en el suelo se encontró admirando todas las velas
encendidas por todas partes que emitían un resplandor suave. Al llegar a la habitación que Teukkie
sabía era donde Kangin dormía, sintió su estómago caer a sus pies y su respiración acelerarse.

Kangin abrió la puerta y la visión momentáneamente le quitó a Teukkie los miedos y lo dejó sin aliento. Había velas de diferentes formas y tamaños en todo el lugar. Tenía que haber cincuenta o más. La cama estaba cubierta con una colcha que Teukkie nunca había visto; era una colcha con dos lobos en el centro.

Uno más grande que el otro. El lobo más pequeño estaba metido en la parte delantera del pecho del
lobo grande mientras la protegía. Era una hermosa colcha y lo decía todo. Al mirar alrededor de la
habitación, Kangin se alejó de él. Lo vio tomar un cuenco de agua que estaba en una placa de
calentamiento y colocarlo sobre la mesa de noche. Junto a ello colocó varias toallas. Él debió de sentir su confusión porque se volvió y le sonrió.

—Es para limpiar las marcas de mordeduras, amor, eso es todo.

Teukkie sintió calor correr por su cuello y cara ya que él lo había recogido de sus pensamientos.
Se sentó en la cama y miró a Kangin, sorprendida por su propia confianza mientras lo miraba a
sus hermosos ojos.

—Entonces, ¿cómo funciona esto?

—Tendrás que desvestirte, amor —le dijo Kangin, con los ojos brillando con malicia. Luego agregó— Si lo deseas, puedes ir al cuarto de baño y allí hay una bata para ti.

Teukkie le sonrió.

—Eres malo, ¿lo sabías? Tratando de asustar a un joven inocente, deberías estar avergonzado.

Kangin lo tomó de la mano y se la besó antes de que pudiera alejarse.

—Debería estarlo, pero no lo estoy.

Teukkie sintió los ojos de Kangin en él mientras se retiraba al baño a cambiarse.


Unos minutos más tarde, salió con una bata blanca de felpa que le llegaba a las rodillas. Con la cabeza gacha, los ojos entornados, no podía evitar sentirse vulnerable sabiendo que no había nada debajo de la bata. Sin embargo, se recordó una vez más, como lo había hecho cientos de veces, mientras estaba en el cuarto de baño, Kangin era su esposo y su compañero. Oyó la inhalación de Kangin y finalmente alzó la vista.

Su mandíbula había caído abierta, los ojos muy abiertos mientras lo veía de la cabeza a los pies y
viceversa. Teukkie nunca se había sentido más hermoso.

«Nunca has estado más hemoso, amor.»

Oyó las palabras de Kangin y aún en su mente sonaba sin aliento.

Él respiró hondo y se pasó las manos por el cabello. Teukkie podía sentir lo agitado y lo desesperado
que estaba por completar los Ritos de Sangre, pero Kangin estaba tratando de ser amable con él.

Se acercó a él y le tomó los brazos, tirando de ellos alrededor de su cintura para rodearle. No sabía
qué hacer, así que sólo dejó al instinto hacerse cargo. Lo miró a los ojos con toda la confianza del
mundo. Inclinó la cabeza y le expuso su cuello. Vio sus ojos brillar más fuerte y escuchó un gruñido.

—¿Estás seguro de que estás listo? —le preguntó Kangin, con la voz ronca por la emoción.


—Kangin, confío en ti.

Lo sintió acercándolo, y luego su mano tiró de la bata suavemente hasta que expuso su cuello y
hombro. Sus dedos trazaron las marcas de emparejamiento en su espalda, ya no se veían estropeadas
por las marcas de garras, sanadas por completo y enteras.

Piel de gallina erupcionó en toda la piel de Teukkie y se estremeció bajo su tacto. Él acunó su nuca y
Teukkie lo sintió colocar la nariz contra su piel y le oyó respirar profundo. Oyó un ruido sordo en su pecho. Se tensó brevemente y luego se relajó al sentir sus labios sobre su piel.

Él le dio suaves besos desde su barbilla a su hombro luego de vuelta hasta el cuello justo debajo de la
oreja. Teukkie sintió sus labios abiertos y una caricia de su lengua, luego se escuchó un gruñido profundo mientras un dolor agudo le atravesó el cuello, y luego se había ido.

Todavía podía sentir la boca de Kangin en él, pero donde primero sintió dolor ahora sentía placer. Estaba haciendo a su estómago hacer cosas raras. Se sintió empujando contra el cuerpo de Kangin y oyó un suave gemido. Un momento después se dio cuenta que los gemidos provenían de él. Debería haber estado avergonzado, pero no podía hacerse a sí mismo sentir eso cuando este era su compañero, la otra mitad de su alma quien lo sujetaba.

Entonces Kangin se estaba alejando. Envolvió sus brazos alrededor de su cuello desesperada por traerlo de vuelta, pero Kangin era más fuerte y continuó retrocediendo hasta que pudo ver su rostro. Teukkie vio las lágrimas de él que corrían por sus mejillas y sintió en su corazón la intensidad de su mirada.

La mirada cambió bruscamente a preocupación mientras miraba a su cuello. Tomó una de las toallas que había dispuesto y lo sumergió en el agua caliente, exprimió el exceso, y la llevó a su cuello para limpiar la sangre. Teukkie no pudo evitar una mueca de dolor que cruzó su rostro cuando el agua tocó la herida.

Kangin volvió suavemente su cara a la suya.

—¿Te he hecho daño?

—No, quiero decir, dolió por un momento, pero luego… —Teukkie no sabía si podría incluso poner en palabras lo que había sentido una vez que el dolor había desaparecido.

—¿Luego qué, mi amor? —preguntó él.

¿Él no lo sabía? ¿No podía oír sus gemidos saliendo? Kangin se acercó más, su cuerpo rozando el suyo.

—Sentí tu deseo —susurró él—. Te he oído, mi amor. Sólo quiero oírte decirlo. Tan menudo evitas este tema por completo, que he estado empezando a pensar que tal vez no estabas atraído por mí.

Teukkie dejó escapar una risa sin aliento.

—Mentiroso —bromeó—. Después del dolor inicial, se sintió bien. No, se sintió enloquecedoramente impresionante. —Kangin le sonrió a su compañero, pero Teukkie continuó impertérrito—. Siempre te
he deseado, Kangin. Simplemente nunca me he sentido cómodo hablando de ello. Pero ten por seguro
que después de sentir tu boca hacer eso en mi piel… —Teukkie se estremeció ante el recuerdo—
, yo, sin duda, te deseo, hombre lobo.

Kangin decidió no torturarlo más con preguntas sobre sus afecciones físicas por él. En su lugar, le
recordó que los Ritos de Sangre aún no se habían completado.

—¿Estás listo, Angel? —Teukkie tomó su mano y lo llevó hasta la cama. Teukkie lo empujó para que se sentara en el borde. Con él sentado, su cara estaba al nivel de su cuello. Teukkie miró como Kangin desabrochó los botones de su camisa blanca hasta que estaba abierta y luego se la sacó. Lo miró y aunque ya había hecho esto dos veces, esta vez se sentía diferente, más íntimo.

Kangin se volvió y expuso el cuello como lo había hecho él. Algo muy dentro de Teukkie se agitó a la vista del cuello descubierto. Sintió el deseo de marcarlo, reclamarlo, reclamarlo. Se inclinó hacia Kangin y puso su brazo alrededor de sus fuertes hombros.

Lo besó en la mejilla y la mandíbula hacia abajo a su cuello, justo como él lo había hecho. Lo besó hasta que su cuello se encontró con su hombro. En ese punto el instinto se hizo cargo, la sangre lobo de Teukkie se presentó para reclamar a su compañero. Una vez más, como había sentido las dos primeras veces que tomó la sangre de Kangin, Teukkie sintió que sus dientes se alargaban un poco y cuando se pasó la lengua a través de ellos se dio cuenta que se sentían mucho más afilados. Antes de que pudiera dejar de pensar en eso abrió la boca y hundió sus dientes profundamente en la carne de Kangin.

Oyó un gemido procedente del pecho de Kangin y luego el gruñido al que se había acostumbrado. Kangin envolvió sus brazos alrededor de su cintura y le atrajo hacia sí. Teukkie cerró los ojos mientras disfrutaba de la sangre de Kangin. Sintió algo, como si su alma estaba siendo tejida en la de Kangin. El vínculo, pensó, el vínculo se había completado.

Después de un par de minutos sintió a Kangin apartándolo, de mala gana tuvo que ceder. Ninguno de
los dos habló durante unos segundos. Teukkie mantuvo los ojos cerrados mientras su respiración se
tranquilizaba. Cuando abrió los ojos para mirar a Kangin vio la sangre que corría por su cuello. Al igual que él había hecho, mojó una de las toallas y limpió con cuidado la sangre. Kangin se sentó allí en silencio, observando cada movimiento que hacía.

Finalmente Teukkie no pudo más con el silencio.

—¿Qué estás pensando? —le preguntó.

—No tienes que preguntar, Angel, sólo puedes mirar.

—Lo sé, pero quiero que me lo digas. Quiero que compartas tus pensamientos conmigo sin que tenga
que invadir tu privacidad —explicó Teukkie.

—Soy tu compañero, Leeteuk. Estamos vinculados. Tienes todo el derecho a invadir mi mente, pero si quieres que hable entonces eso es lo que vas a conseguir. —Le sonrió y le agarró la mano para tirarlo en la cama junto a él. Kangin deslizó su espalda contra la cabecera de la cama.

Cuando se deslizó para tirar a Teukkie contra sí, comenzó a resistirse.

—Quiero ser capaz de mirarte mientras hablamos.

—En un momento, Angel. Primero déjame abrazarte. Puedo sentir nuestra unión cada vez más fuerte
ahora que hemos compartido nuestra sangre. Mi sangre está en ti ahora y siempre llevarás mi olor.
Permíteme a mí y al lobo abrazarte y disfrutar de nuestra esencia toda sobre ti.

Teukkie puso sus ojos en blanco, pero accedió a sus deseos.

—Tu appa tenía razón cuando dijo que eras posesivo, bárbaro autoritario.

—Nunca he dicho lo contrario, mi amor —se burló Kangin de él.

Le atrajo hacia sí y él apoyó la cabeza en su pecho, sus piernas dobladas contra su lado. Teukkie sintió un ruido sordo en su pecho y una sonrisa curvó sus labios mientras pensaba en decirle que ronroneaba.

«No ronroneo, compañero, gorjeo.»

Teukkie miró a Kangin.

—Tu lobo está haciendo eso cada vez más, ¿sabes?

—El vínculo es muy fuerte ahora. Vas a sentirlo y a escucharlo más fácilmente ahora. Él está muy
enamorado de ti, ¿sabes? —le dijo Kangin. Teukkie apoyó la cabeza en su pecho y disfrutó de la mano de Kangin frotando arriba y abajo en su brazo.

—Se suponía que me dirías lo que estás pensando, ¿recuerdas? —preguntó Teukkie.

—Estoy pensando en cuán asombrado estoy de ti, de tu habilidad para tomar todo lo que ha sucedido
desde que nos conocimos y aún sonreír, bromear, tomarme como tu marido y compañero. Me podrías
haber dado la espalda, correr por tu vida.

Kangin se detuvo un momento y Teukkie simplemente esperó pacientemente para ver si iba a decir
algo más

— Estoy pensando que soy el lobo más afortunado del mundo por haber encontrado un compañero
increíble.

—Es curioso que —dijo Teukkie—, estuviera pensando lo mismo de ti. — Sintió a Kangin besar la parte superior de su cabeza y se acurrucó más cerca.

Teukkie le tendió la mano izquierda y estudió la escritura en el anillo. Se acordó de las palabras que
había dicho Kangin que fueron grabadas en él y sintió que el calor le llenaba.

—Es la cosa más preciosa que he recibido, Kangin. —La voz de Teukkie se llenó de asombro por el
hermoso regalo que él le había dado. Recordó entonces que le había dicho a su padre que la segunda
ofrenda era algo que él quería darle en privado—. Entonces, ¿dónde está mi segunda ofrenda, oh,
lobo mío? — le preguntó Teukkie con voz altiva mientras se sentaba y se volvía para mirarlo.

—Oh, sí, acerca de eso —comenzó él. Teukkie lo interrumpió rápidamente.

—Ni siquiera intentes actuar como si no tuvieras algo, bola de pelos. — Golpeó su pierna juguetonamente.


—¿Alguna vez te he dicho que eres una cosita violenta? —le preguntó Kangin mientras abría el cajón de la mesita de noche. Le entregó una caja envuelta en papel de color púrpura con una simple cinta atada alrededor de ella. Teukkie desató la cinta y abrió el paquete para encontrar una caja de zapatos.

—Um, zapatos. Bien, muchas gracias —dijo Teukkie, tratando de mantener la confusión fuera de su voz, sabiendo que estaba fallando miserablemente. El rostro de Kangin estaba en blanco. Teukkie no podía leer ninguna emoción en él, ni podía agarrar nada a partir de su vínculo.

—Los zapatos representan mi habilidad para proporcionarte calzados para tus pies y tal vez algún día para nuestros hijos. —Kangin se aclaró la garganta y continuó balbuceando mientras seguía—. Ves, es importante que sepas que contarás con algo en tus pies, por lo que…

Teukkie levantó la mano para detener a Kangin de ir más lejos.

—No hay zapatos en esta caja, ¿no?

Kangin negó una vez.

—Ni uno solo.


Mientras Teukkie empezaba a abrir la caja de Kangin, la oyó murmurar en voz  baja:

—Peludo mentiroso.

Empezó a decir algo en respuesta, pero se detuvo cuando vio la luz en el rostro de Teukkie, tan
brillante como el sol que rompe a través del rocío de la madrugada.

—¡Kangin! No puedo creer que lo recuerdes —Teukkie sacó la primera copia de la edición de Cosas Que Nunca Te Dije de Marychuy D.. Lo sostuvo con reverencia y pasó la mano por encima de la cubierta.

—Ábrelo —oyó que Kangin le dijo. Cuando abrió la tapa pudo sentir su sello ceder por primera vez, lo más reciente del libro. Si fuera posible, su rostro se hizo aún más brillante a medida que veía el autógrafo en la portada.

—Esto es tan condenadamente increíble —le dijo Teukkie mientras cerraba el libro y se arrojó en sus
brazos. Kangin se sorprendió por el movimiento, pero lo atrapó con facilidad y la abrazó con fuerza—. Gracias, gracias, gracias —le oyó susurrar.

—Si hubiera sabido que ibas a reaccionar de esta manera por un libro me habría propuesto con él en
lugar de con un anillo —bromeó.

—El libro es increíble, sin duda. Pero que hayas recordado algo tan aleatorio, sin embargo, tan
importante para mí, significa mucho. Tienes habilidades, hombre lobo. Importantes, locas habilidades.

Kangin lo besó suavemente en los labios y luego lo dejó alejarse de él.

Teukkie se sentó a hojear el libro y se contentó con sólo mirarlo.

Teukkie finalmente levantó la vista del libro cuando sintió que Kangin comenzaba a frotar su espalda.
No pudo evitar la gran sonrisa que se extendió por su cara. Él era de su Angel, podía sentir el vínculo de su compañero cada vez más fuerte ahora que los Ritos de Sangre se habían completado.

—¿Va a seguir haciéndose más fuerte? —le preguntó Teukkie.

La frente de Kangin se frunció mientras pensaba y se quedó callado por un momento.

—Por lo que mi padre me ha dicho será más fuerte debido a los Ritos de Sangre, pero una vez consumado el emparejamiento será aún más fuerte.

Los ojos de Teukkie se abrieron de par en par ante sus palabras, y Kangin se dio cuenta de cómo había sonado.
  
—Leeteuk, no estoy tratando de presionarte. Sé que dijimos que íbamos a hacer el amor una vez que
nos casáramos, pero si no estás listo voy a esperar durante tanto tiempo como sea necesario. Nunca voy a presionarte. ¿Me crees? —le preguntó Kangin y la desesperación recubría su voz.

Teukkie lo miró.

—Creo en ti y te quiero aún más por tu paciencia. Pero no es necesario. Estoy listo, Kangin. Estoy listo para ser tuyo en cada manera posible.

Kangin se congeló por sus palabras, y luego una lenta sonrisa se extendió por su cara. Teukkie sentía
esa sonrisa desde el fondo de sus pies hasta la punta de su cabello. Él se puso de pie y Teukkie observó mientras él comenzaba a soplar las velas hasta que sólo había cuatro ardiendo, una en cada esquina de la habitación.

Kangin se acercó a Teukkie. El inclinó la cabeza hacia atrás para mirarlo mientras la luz de las velas bailaba con sombras sobre su rostro. El aliento de Teukkie quedó atrapado cuando vio los ojos del lobo de Kangin brillando azul.

Le tomó el rostro entre sus manos y la besó suavemente, luego le susurró:

—No puedo creer que estés aquí, y seas mío. —Su cuerpo tembló de emoción mientras lo miraba
fijamente a los ojos—. Te amo, Kim Leeteuk. Te amaré hasta mi último aliento.

Dio un suspiro tembloroso cuando lo sintió desatar la bata y lentamente empujarla por sus hombros
hasta que cayó suavemente en el suelo a sus pies.

Kangin nunca quitó los ojos de él mientras lo tomaba en sus brazos. Cuando sus labios se reunieron con los de Teukkie, tembló por el contacto de piel con piel. Sintió sus manos en su espalda, sus dedos
moviéndose suavemente sobre su piel.

Kangin se retiró y los dos estaban respirando dificultosamente mientras continuaba torturándola con sus suaves caricias.

Kangin se rió de sus pensamientos.

—No es una tortura, amor —le dijo suavemente. Lo acercó a la cama y luego le levantó la barbilla con los dedos para que lo mirara a los ojos—. Quiero hacer el amor contigo, Angel. —Los ojos de Kangin continuaron brillando mientras la miraba fijamente.

Y mientras Teukkie sentía su amor fluyendo a través de su vínculo, envolviéndose a su alrededor y
llenándolo, supo que estaba listo, listo para ser el compañero de Kangin. Finalmente.
  
—Entonces, ¿por qué seguimos hablando? —susurró Teukkie. Se empujó hacia la cama con él y en sus brazos, brazos que siempre la sostendrían, siempre protegerían, y siempre la envolverían de amor.



Hee y Donghae se sentaron en una de las mesas de la sala de reunión, la celebración llegando
lentamente a su fin. Después de que Kangin y Teukkie se hubieran ido, Hyesung y Junjin habían arrojado un infierno de fiesta en honor al emparejamiento de su hijo.

Hee había bailado hasta que tuvo ampollas en sus pies. Eventualmente, se había quitado la chaqueta
que Siwon había exigido que usara, pero había sentido el peso de su mirada fija en él toda la noche.
Incluso ahora, mientras escuchaba a Donghae divagar sobre todos los miembros de la manada que
había conocido, podía sentir sus ojos.

Hee miró a su alrededor por lo que pareció la enésima vez tratando de encontrar los ojos dorados que
sabía que lo mantenían en su visión. Pero al igual que las otras noventa y nueve veces no podía verlo.

—¿Me estás escuchando, Hee? —Oyó a Donghae preguntarle. Hee se volvió hacia su amigo y vio sus ojos entrecerrados—. ¿A quién estás buscando, chico?

—A nadie —mintió Hee.

—Ajá, claro. Y yo soy la maldita hada madrina.

—Bueno, me gustaría que cumplieras un par de mis peticiones entonces, en vez de estar por aquí
ladrando —bromeó Hee, con la esperanza de que Donghae sólo lo dejaría pasar.

—Él es muy protector contigo, y posesivo —continuó Donghae, ignorando el intento de Hee para
cambiar de tema.

—Donghae, no va a suceder, ¿de acuerdo? En caso de que lo hayas olvidado él resulta ser un hombre
lobo y yo soy humano. Así que… —Hee no llegó a terminar mientras era interrumpido por una voz
detrás de él.

—Eso no es del todo cierto. —El doctor Lee sacó una de las sillas en la mesa y se sentó.

—¿Qué  es lo que no es completamente cierto?  —preguntó Hee cautelosamente.

—No eres humano…



2 comentarios:

  1. -rueda por el piso completamente feliz-
    Ahhhhh ya se emparejaron!!!
    Lps ritos de sangre están hechos!!!!
    Ahhhh!!!!
    Que emoción!!!!
    Y señoras y señores el Sichul va a hacer su aparición!!!
    Ahhhhh
    Sichul forever!!!

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  2. Siiíiiíiiiii
    Por fin se enparejaron...ya era hora,dios.
    Cuanto tuvo que pasar para que kangin y teuk llegaran a este día....*0*
    Que bello,ahora estan más unidos que nunca
    Sieon asechando a Hee desde la oscuridad.
    El doctor tan delicado dando esta noticia....pero conociendo a Hee,creo fue lo mejor.
    SiChul next....YES

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yota´s news : De regreso?

 Buenas tardes a todas las lectoras. Después de un año  y casi 4 meses regreso a saludarlas y comentarles nuevas.  Me gustaría decirle...