Pasión Nocturna (DH8)- 14





Heechul le gruñó a Siwon mientras subía al auto.
—Eres difícil de convencer, ¿sabes?
—Me han dicho cosas peores.
La mirada de Heechul se volvió seria y triste.
—Lo sé. Pero nuevos tiempos están llegando para ti. Sacaré ese palo de tu culo, y esta noche vamos a relajarnos, patear traseros de Daimon, y…
—¿Discúlpame? —preguntó en un tono ofendido—. ¿Sacarás el qué de mi qué?
—Me escuchaste —le dijo, con una sonrisa traviesa—. Sabes, la mitad del problema que la gente tiene contigo es que no ríes mucho, y te tomas a ti y a todo lo demás demasiado en serio.
—La vida es seria.
—No —dijo, con la pasión brillando en su mirada—. La vida es una aventura. Es emocionante y terrorífica. A veces incluso es un poquito aburrida, pero jamás debería ser seria —Heechul vio la duda en sus ojos. Él estaba tan desacostumbrado a confiar en la gente y, por alguna razón, quería que confiara en Heechul—. Ven conmigo, General Siwon, y déjame mostrarte lo que la vida realmente puede ser, y porqué es tan condenadamente importante que salvemos al mundo.
Lo observó mientras él abría la puerta del auto como si estuviese tocando el pañal sucio de un bebé. Jamás había visto a alguien haciendo tantos gestos de desprecio. Era bastante impresionante.
Pero él no dijo nada más mientras subía al auto, y Heechul ponía un cambio y salía rápidamente por la orilla de la acera.
Siwon no esperaba mucho de esa noche; pero debía admitir que le agradaba la vibración de este joven. El fervor con que vivía. Era fascinante observarlo. No era ningún milagro que Shin hubiese entablado amistad con él.
Cuando uno era inmortal, la frescura de la vida tenía un modo de morir aún más rápido que el cuerpo. Mientras los siglos se mezclaban, era fácil olvidar el lado humano. Recordar porqué la humanidad necesitaba ser salvada.
Era difícil recordar cómo reír. Pero, la risa y Siwon eran prácticamente desconocidos. Antes de Heechul, jamás había compartido la risa realmente con nadie.
Heechul tenía el entusiasmo de un niño. De algún modo, se las había arreglado para aferrarse a sus ideales de juventud incluso frente a un mundo que no la aceptaba completamente. Verdaderamente no le importaba lo que él, o nadie más, pensara. Pasaba su vida haciendo lo que necesitaba hacer y manejando todo en sus propios términos.
Cómo envidiaba eso. Era una fuerza poderosa para tener en cuenta. Siwon rió a pesar de sí mismo.
—¿Qué? —preguntó Heechul mientras giró con el auto tan rápido en una esquina que prácticamente arrojó a Siwon sobre su propio asiento.
Él se acomodó.
—Estaba pensando que alguien debería llamarte Huracán Heechul.
El resopló.
—Llegas demasiado tarde. Mi madre ya lo hizo. En realidad, me llamó de ese modo la primera vez que visitó mi habitación en la universidad, y vio el caos que producía sin Leeteuk recogiendo todo detrás de mí. Deberías estar agradecido que, después de doce años viviendo solo, finalmente aprendí a acomodar mis cosas.
Tembló ante el pensamiento.
—Verdaderamente, estoy agradecido.
Dobló el auto bruscamente hacia el estacionamiento y lo metió en un espacio de aparcamiento que en realidad no se suponía que lo fuera.
—La policía remolcará el auto.
—Nah —dijo mientras lo cerraba y colocaba un pequeño medallón de plata sobre el tablero, con su nombre grabado en él—. Esta es la ruta de Ed, y él sabe lo que le conviene. Haré que mi hermana lo embruje a él y a su hermano si lo intenta.
—¿Ed?
—Uno de los policías asignados a este sitio. Vigila por mí. Solíamos ir a la secundaria juntos, y salió con mi hermana mayor, Karma, durante años.
—¿Tienes una hermana llamada Karma? —preguntó Siwon.
—Sí, y es muy apropiado. Tiene una desagradable tendencia a regresar y lastimar a cualquiera que le haga daño cuando menos lo esperan. Es como la enorme y negra araña, esperando —las palabras no eran ni remotamente tan divertidas como el gesto que Heechul hizo, levantando las manos y mordisqueando como un ratón rabioso—. Justo cuando piensas que estás a salvo de su furia…¡bam! —golpeó las manos—. Te hace caer y quedas tirado en el piso, sangrando profusamente.
—Espero que estés bromeando.
—Para nada. Es una mujer pavorosa, pero la quiero.
Siwon bajó del auto y se detuvo mientras se le ocurría algo. Cada vez que se daba vuelta, Heechul aparecía con otro pariente.
—¿Cuántas hermanos tienes?
—Ocho.
—¿Ocho? —preguntó, sorprendido por el número.
No era ningún milagro que no pudiese mantenerlos en orden. Se preguntaba cómo lo hacía.
Heechul asintió.
—Boa. Judith y Leeteuk, los conoces. Luego está Inyoung, Miinah. Heejin, EHyungjoonerina, y Karma — Siwon silbó bajo ante su acto de pasar lista—. ¿Qué? —preguntó Heechul.
—Sólo estoy compadeciendo a cualquier pobre hombre que haya vivido en esa casa con todos ustedes. Debe haber sido verdaderamente terrorífico al menos una semana de cada mes.
— Bueno, a decir verdad, mi padre pasaba mucho tiempo en el trabajo durante esa época del mes, y se aseguraba que nuestras mascotas fueran machos, para no sentirse tan terriblemente superado en número. ¿Y tú? ¿Tenías alguna hermana o hermano joven?
Él sacudió la cabeza mientras Heechul se unía del lado del pasajero y se encaminaban hacia la calle Decatur.
—Sólo tenía hermanos.
—Epa, imagina si tu padre se hubiese casado con mi madre, hubiésemos tenido a la Tribu Brady.
Siwon se burló de él.
—Difícilmente. Créeme, mi familia hacía que los Borgia pareciesen Ozzie y Harriet.
Heechul levantó la cabeza y lo miró.
—Para un hombre que se enorgullece de ser remilgado y correcto, conoces a muchos íconos populares —Él no hizo ningún comentario—. ¿Cuántos hermanos tenías? —preguntó, sorprendiéndolo con su rápido regreso al tema anterior.
Intentó no responder y, sin embargo, lo dijo antes de poder detenerse.
—Hasta un par de años atrás, pensé que tenía sólo cuatro.
—¿Qué sucedió entonces?
—Descubrí que Yesung también era uno de ellos.
Heechul frunció el ceño ante su revelación.
—¿Cuando estabas vivo no lo sabías?
La culpabilidad y la rabia desgarraron a Siwon ante su inocente pregunta. Realmente debería haberlo sabido. Si tan solo se hubiese molestado en observar a Yesung cuando eran humanos…
Pero bueno, era hijo de su padre.
—No —dijo él tristemente—, no lo sabía.
—¿Pero lo conocías?
—Era esclavo en nuestra casa.
Heechul parecía espantado.
—¿Pero era tu hermano? —Él asintió. Heechul se veía tan confundido como él había estado la noche en que se enteró de la verdad—. ¿Cómo podías no saber?
—Tú no comprendes el mundo en que vivía. Uno no cuestionaba ciertas cosas. Cuando mi padre hablaba, eso era la verdad. Uno no miraba a los sirvientes, y Yesung… no estaba reconocible en esos días.
Heechul sintió una ola de dolor tan profunda que le hizo sufrir junto con él. Envolvió el brazo alrededor del suyo y lo pellizcó suavemente.
—¿Qué estás haciendo? —le preguntó Siwon.
—Me quedo junto a ti para que Yesung no te golpee otra vez con un rayo. Dijiste que no lastimaría a gente inocente, ¿verdad?
—Sí.
El le sonrió.
—Llámame Escudo.
Siwon sonrió a pesar de sí mismo, mientras ponía una mano sobre el antebrazo de Heechul.
—Eres tan extraño.
—Sí, pero estoy comenzando a agradarte, ¿cierto?
—Sí, así es.
La sonrisa de Heechul se ensanchó.
—Nosotros, somos hongos. La próxima vez que lo pienses, en realidad te gustaré.
El problema era que ya le gustaba. Mucho más de lo que debería.
—¿Adónde vamos? —preguntó Siwon mientras lo llevaba lejos de donde podrían cruzarse con alguno del equipo que lo odiaba cada vez que respiraba.
—Bueno, aún es temprano, así que pensé en hacer chequeo anticipado del perímetro, seguido por una intensa búsqueda en un club al que estoy seguro que jamás entraste. A muchos de los Apolitas les agrada frecuentarlo, y he barrido a varios Daimons allí, y cerca de ese sitio.
—¿No es ese uno de los clubes que Shindong frecuenta?
—Sí, pero como está en los cementerios, tengo la sensación de que los Daimons se congregarán donde piensen que estarán a salvo.
Siwon no podía discutir eso.
—¿Tienes hambre otra vez? —preguntó incrédulo, mientras Heechul entraba a un restaurante.
—No.
—Entonces, ¿por qué estamos aquí?
—No te preocupes por eso.
Fue hacia el mostrador y pidió cinco comidas para llevar.
Siwon estaba completamente desconcertado mientras miraba alrededor, de lo que la mayoría de la gente llamaría, un sitio “hogareño”. Tenía manteles de plástico a cuadros rojos y blancos, y pequeñas mesas y sillas que cualquiera podía encontrar en una casa normal.
Definitivamente, no era el tipo de lugar en que Siwon comía, pero era del gusto de Heechul.
Cuando las órdenes estuvieron listas, Heechul las tomó y salió de regreso a la calle.
Siwon lo siguió, intrigado por lo que iba a hacer con ellas.
Su curiosidad terminó en un callejón oscuro. Dejó las bolsas de comida y luego lo tomó del brazo para apartarlo. Siwon escuchó a la gente escabulléndose en la oscuridad.
—Alimentas a los indigentes —dijo él, tranquilamente. Heechul asintió—. ¿Lo haces con frecuencia?
—Cada noche, más o menos a esta hora.
Él lo hizo detener y lo miró fijamente.
—¿Por qué?
—Alguien debe hacerlo —cuando él abrió la boca para hablar, le cubrió los labios con la mano—. Conozco todos los argumentos, Won. ¿Por qué deberían trabajar cuando hay gente como yo dispuesta a alimentarlos gratis? No puedes salvar al mundo. Deja que otro se ocupe de ellos, etc. Pero no puedo hacerlo. Cada noche, cuando vengo aquí, sé que están allí y que sufren. Uno de los hombres, Martin, fue una vez un prominente empresario al que enjuiciaron y perdió todo. Su esposa se divorció de él y se quedó con los niños. Y como había abandonado la secundaria, y tenía cincuenta y seis años cuando fue a bancarrota, nadie lo contrataba. Trabajó para mí en mi tienda, pero no era suficiente para mantenerse, y no quería aceptar caridad, así que dormía en los callejones. Realmente quería aumentarle el sueldo pero, si lo hacía, tendría que hacer lo mismo con todos, y no puedo permitirme pagarle a cada empleado de medio tiempo de mi tienda treinta mil dólares por año.
—No iba a decir nada de eso, Heechul —dijo él con calma—. Sólo quería decirte que tu compasión por otras personas me abruma.
—Oh —le ofreció una débil sonrisa—. Es que estoy acostumbrado a que la gente condene todo lo que hago.
Él levantó la mano de Heechul hasta sus labios y besó sus nudillos.
—No te condeno,  joven señor mío. Simplemente te admiro.
La sonrisa de Heechul se hizo completa y lo apabulló. Le apretó la mano e hizo la cosa más inesperada del mundo. Puso su brazo alrededor de la cintura de él y comenzó a caminar por la calle.
Siwon se sentía tan raro. Había visto a amantes hacer esto durante siglos, pero jamás había tenido a nadie que lo hiciera con él. Vacilando, envolvió su brazo alrededor de sus hombros de y simplemente dejó que el calor de su cuerpo y su tacto se filtraran en él.
No había palabras para lo que sentía ahora mismo. Era una cosa muy ordinaria lo que estaban haciendo. La gente no debería tocarse tan íntimamente en público. Y, sin embargo, jamás había sentido algo mejor que tener a esta extraña mujer a su lado.
No hablaron mucho mientras atravesaban la oscura ciudad donde los humanos hacían sus cosas, inconscientes del peligro que pendía sobre ellos. Era inquietantemente pacífico.
Era apenas pasada la medianoche cuando llegaron al club. Era oscuro y poco atrayente, completamente distinto a la mayoría de los lugares para turistas que incitaban a entrar al público en general.
Heechul lo condujo por un extenso callejón que era angosto y un poquito espeluznante.
—Hola, Hee —lo saludó un hombre afroamericano alto, mientras chequeaba las identificaciones de una pareja frente a ellos.
Tenía la cabeza rasurada, con tatuajes que marcaban cada centímetro de piel expuesta… incluso sus manos.
—Hola, Ty —dijo Heechul—. ¿Cómo van las cosas esta noche?
—Nada mal —dijo él guiñando el ojo mientras hacía pasar a la pareja—. ¿Quién es tu amigo? —preguntó, estudiando a Siwon con el ceño fruncido.
—Won. También es amigo de Shin y Simi.
—No, ¡mierda! —dijo antes de extender su mano hacia Siwon—. Encantado de conocerte.
Siwon estrechó su mano.

—A ti también.
—Diviértanse y, Hee, nada de armas esta noche, ¿trato hecho?
—Sí, sí. Nada de derramamiento de sangre. Entendí.
Una vez dentro del club, Siwon quedó desconcertado ante el mar de humanos vestidos de negro. Parecía una convención de Dark Hunters. Era extremadamente fácil distinguir a los turistas que habían tropezado inadvertidamente con el club, o quizás habían sido desafiados a entrar. Había más perforaciones corporales y tatuajes en ese salón que los que había visto en dos mil años de vida.
Muchos de los clientes fijos conocían de vista a Heechul.
—Hola, Vlad —dijo Heechul a un hombre alto y demacrado, con la piel tan pálida que era translúcida.
Vestía una camisa blanca con volados, una chaqueta de smoking de terciopelo rojo sangre y pantalones negros. Su largo cabello negro colgaba alrededor de su rostro enjuto, y sus ojos estaban cubiertos por un par de anteojos de sol redondos.
—Buenas noches, Heechul —dijo el hombre, antes de sonreír para mostrarle a Siwon un par de colmillos.
Los saludó con un trago de brandy que parecía que contenía sangre. Sus sentidos de Dark Hunter le dijeron a Siwon que era vodka rojo. Los largos y delgados dedos de Vlad estaban cubiertos por garras de plata.
Siwon sintió la necesidad de reír y mostrarle al hombre su propio par de colmillos reales, pero se contuvo.
—Vlad es un vampiro del siglo XV —le dijo a Siwon.
—Hijo de Vlad Tepes y nombrado por mi estimado padre —explicó Vlad en un simulado acento de Transilvania.
—¿De veras? —dijo Siwon—. Eso me parece fascinante, ya que el único hijo varón de Vlad, Radu, fue asesinado por los Turcos cuando tenía dieciocho años. El único sobreviviente de Vlad fue una hija, Esperetta, que ahora vive en Miami.
“Vlad” puso los ojos en blanco.
—En serio, Heechul, ¿dónde encuentras a esta gente?
Siwon rió mientras el falso vampiro se alejaba. Heechul se unió a él.
—En serio —dijo, calmándose—. ¿Hay algo de verdad en toda esa porquería que acabas de largar?
Él asintió.
—Pregúntale a Shin. El esposo de Retta fue convertido en Dark Hunter por 1480, eso creo, y ella lo siguió. Su esposo es uno de los pocos Dark Hunters que me habla en un tono civilizado.
—¡Genial! —Heechul se quedó atrás mientras otra princesa gótica pasaba entre ellos. Señaló una escalera con la cabeza—. Hay tres bares aquí, y un área llamada Library. Los Daimons generalmente se encuentran rondando el Library o el Sound Bar. Los otros dos son el Main Bar y el Afrodita. Oh, y probablemente debería advertirte que Eros y Psyche tienden a frecuentar el bar Afrodita también, así que seguramente quieras dejarme ese a mí, en caso que aparezcan.
—¡Hey, Hee! —dijo una rubia regordeta mientras agarraba a Heechul en un avasallador abrazo—. ¿Has visto algún vampiro esta noche?
—Hola, Carly —dijo, echando una mirada divertida a Siwon—. Esta noche, no. ¿Por qué?
—Bueno, si encuentras uno, envíalo hacia mí. Estoy preparada para ser mordida y convertida en inmortal.
Heechul puso los ojos en blanco.
—Ya te dije que no pueden hacer eso. Es un mito de Hollywood.
—Sí, bueno, quiero ser mitificada. Así que, si encuentras uno, dile que estoy en la Biblioteca, esperando.
—Está bien —dijo, asintiendo—. Lo haré.
—Gracias, muñeco.
Siwon se frotó la ceja mientras la mujer rubia los abandonaba.
—Conoces a mucha gente interesante.
Heechul se rió de él.
—Eso lo dice alguien que recibe órdenes de un hombre que ha estado en la tierra durante casi doce mil años, sin mencionar que en realidad conoces a la hija del Conde Drácula. No quiero escuchar eso de ti, compañero.
Tenía un punto por eso.
—¿Podrías relajarte? —le levantó el cuello del abrigo antes de desatar y comenzar a desordenar su cabello.
—¿Qué estás haciendo?
—Intentando hacer que te mezcles. Ciertamente ayudaría que no te vieras como si estuvieses estreñido ahora mismo.
—¿Perdón?
—Vamos —dijo, pasando la mano sobre su boca mientras intentaba suavizarla—. Deja de fruncir el labio y de verte como si tuvieses miedo de contagiarte algo. No es que puedas morir, o algo así.
—Eres tú quien debería estar preocupado.
Ella le hizo un sonido rudo.
—Esto lo  dice un  hombre cuya  cultura  en realidad  inventó  la  bulimia. Dime,¿cuántas veces visitaste el viejo vomitorium?
—No todos hacíamos eso, gracias.
—Sí, claro.
Se apartó.
Siwon apresuró el paso para alcanzarlo. Lo último que deseaba era quedarse solo con la rareza de la gente que estaba reunida en este sitio. Claro, no podía lastimarlo pero, sin embargo, eran perturbadores. No podía imaginar por qué Shindong prefería “pasar el tiempo” en un lugar como este. Era tan bullicioso que no podía escuchar sus propios pensamientos. Las luces causaban estragos a su vista, y la decoración de esqueletos y murciélagos…
Simplemente no era un sitio donde pasaría su tiempo libre, si tuviese alguna opción en ese aspecto.
Pero Heechul se mezclaba con un extraño tipo de conformidad. Este era su ambiente. Su gente y su cultura.
No había nada rígido en nadie aquí.
Él lo condujo hacia la pista de baile, donde fue saludado por una mujer con un mohawk extremadamente alto y azul eléctrico.
Siwon observó con horror cómo Heechul corría a través de la pista para bailar con la mujer, y lo que parecía ser un hombre vestido en plástico brillante, que estaba sostenido a su cuerpo por enormes hebillas plateadas. Los ojos y labios del hombre estaban pintados de negro y su cabello se veía como si jamás hubiese sido cepillado.
Heechul no parecía notarlo, mientras se balanceaba con la bulliciosa y aplastante música. Era tan adorable.
No le importaba quién lo observara. No había cosas tales como el decoro o reglas que la reprimieran.
Simplemente era él. Y lo amaba por eso.
Riendo por algo que el hombre había dicho, descendió rápidamente hacia el suelo, y luego ascendió con un flexible ritmo que encendió más fantasías de las que Siwon hubiera creído posible. Cada parte masculina en él estaba consciente de Heechul. Consciente de la suavidad de su rostro, del modo en que las luces volvían su piel luminiscente.
El modo en que su cuerpo se movía como líquido ante el martilleante sonido.
Entonces Heechul lo miró. En el instante en que sus ojos se encontraron con los de él, su entrepierna dio un tirón, con una necesaria anticipación.
Sonriendo, Heechul dobló el dedo, indicándole que se acercara.
Siwon en realidad dio un paso adelante antes de poder detenerse. Bailar no era algo que hiciera en público. Como romano, su padre había pensado que era burdo y bajo, y le había prohibido a todos tomar parte de eso. Como Dark Hunter, jamás había pensado en aprender.
Renuente a avergonzarlo frente a sus amigos, dio un paso atrás.
Heechul se detuvo, y luego dijo algo al hombre y a la mujer. Besó al hombre en la mejilla y abrazó a la mujer, entonces se unió a él.
—Déjame adivinar, ¿los romanos no tienen ritmo?
—Ninguno que desee compartir.
La sonrisa de Heechul se amplió aún más.
—Pondría eso a prueba, pero habiéndote visto bailar, yo… —su voz se fue desvaneciendo mientras su mirada pasaba por encima del hombro de él.
Siwon giró la cabeza para ver lo que le había paralizado. Divisó a los Daimons instantáneamente. Había cinco de ellos.
Y se encaminaban hacia la salida con un pequeño grupo de mujeres.
Heechul fue hacia los Daimons sin pensarlo, hasta que Siwon lo hizo detener.
—¿Qué estás haciendo? —le preguntó, indignado.
—Es una trampa.


No hay comentarios:

Publicar un comentario

yota´s news : De regreso?

 Buenas tardes a todas las lectoras. Después de un año  y casi 4 meses regreso a saludarlas y comentarles nuevas.  Me gustaría decirle...