Pasión Nocturna (DH8)- 13




—¿Por qué debería odiarte?
—Mi familia arruinó a tu cuñado.
—Y mi tío era un usurero que murió cuando uno de sus extorsionados le disparó en la calle. Cada árbol genealógico tiene a un imbécil. No es culpa tuya. Tú no eres quien mató a Kangin, ¿verdad?
—No, era sólo un niño cuando él murió.
—Entonces, ¿cuál es tu problema?
Para ser una persona irrazonable, Heechul tenía momentos de una extraña lucidez.
—Cada persona que he conocido en esta ciudad, que conoce a Kangin, me ha odiado desde el momento en que me vio. Asumí que serías como ellos.
—Bueno, ya sabes lo que dicen sobre los que asumen cosas… son estúpidos. Por dios. Amo a Kangin, pero ese hombre realmente necesita aprender a dejar el pasado atrás.
Él no podía creerlo. Que lo aceptara de ese modo era…
Heechul lo atrajo para darle un abrazo apretado y extrañamente vigorizante.
—Sé que no puedo quedarme contigo, Siwon. Créeme, comprendo enteramente la vida que tienes y tu profesión. Pero somos amigos, y somos aliados
Siwon lo abrazó con fuerza mientras esas palabras resonaban muy profundo dentro de él. Heechul lo soltó y dio un paso atrás
— Y tenemos cosas que hacer esta noche. ¿Verdad?
—Verdad.
—Muy bien, entonces, proyectémonos.
Él frunció el ceño.
—¿Proyectarnos?
Heechul sonrió tontamente.
—Mi sobrino Ian es adicto a los Power Rangers. Creo que he visto los videos con él demasiado tiempo.
—Ah —dijo él, yendo a buscar la valija—. Te ubicaremos en mi casa y podemos salir esta noche, a ver qué Daimons encontramos.
Temeroso de encontrarse con Boa y arriesgarse a más preguntas, Heechul llamó un taxi para que los llevara a la casa de Siwon. Kennie ya se había ido para el momento en que llegaron a la mansión.
Como esperaban, Gilbert se encontró con ellos en la puerta. Parecía más aburrido que nunca mientras los saludaba formalmente.
—Es un placer verlo nuevamente, Gil —dijo Heechul mientras Siwon le alcanzaba su valija al mayordomo—. Muy buena postura rígida.
Gilbert frunció el ceño antes de bajar la mirada, y entonces lo miró, perplejo. Siwon casi sonrió.
—El joven Park  se  quedará  con  nosotros  por  un  tiempo,  Gilbert. ¿Podría hacer que Nadia prepare una habitación para el joven señor?
—Sí, mi señor.
Siwon comenzó a caminar hacia las escaleras, pero se detuvo.
—Una vez que Nadia haya terminado, me agradaría que todo el personal se tome algunas semanas.
Gilbert se veía conmocionado.
—¿Señor?
—No se preocupe. Les pagaré. Tómenlo como un regalo anticipado de Navidad. Sólo dejen un número en mi escritorio, donde pueda contactar a todos en caso de que necesite que regresen.
—Como desee, mi señor.
Heechul sintió la tristeza de Siwon. A pesar de lo que Shindong dijera, a Siwon le agradaba Gilbert, y parecía odiar la idea de que el hombre se fuera.
—¿Adónde vas? —preguntó Heechul mientras Siwon daba otro paso sobre la majestuosa escalera de caoba.
—Iba a buscar nuevas armas. ¿Te importaría acompañarme?
—Uuuh —dijo sugestivamente—. Siempre me han gustado los hombres con muchas armas. Enséñame lo que tienes, bebé.
No estaba muy seguro si Siwon estaba divertido o no mientras esperaba que se uniera a él. Heechul lo siguió por las escaleras, luego doblaron por el largo pasillo a la derecha. Él lo condujo hasta mitad de camino antes de detenerse frente a una puerta y abrirla.
Heechul silbó bajo mientras veía su habitación de entrenamiento. Era gigantesca, y tenía una variedad de sacos de arena, colchonetas y maniquíes. Uno en particular se veía como si hubiese sido seriamente abusado.
Y vestía una brillante camisa Hawaiana.
—¿Se supone que este es alguien a quien conocemos? —preguntó, mientras notaba las heridas de puñalada en la cabeza del muñeco.
—Invoco la Quinta.
—Asumo que Kennie no participa en tus sesiones de entrenamiento.
Él miró con furia al muñeco.
—Supongo que podrías decir que, en cierto modo, sí lo hace.
Heechul sacudió la cabeza mientras Siwon se encaminaba al armario. Dentro había un arsenal con el que, estaba seguro, la ATF tendría algunos problemas.
—¿Lanzagranadas?
—Ebay—dijo Siwon—. Puedes encontrar cualquier cosa allí.
—Aparentemente sí. ¿Quién necesita a Kang cuando tienes todo esto?
Él le sonrió perversamente mientras ajustaba un cuchillo largo y letal a su antebrazo.
—¿Cuál es la elección de mi joven señor?
Heechul extrajo una pequeña ballesta de un perchero que tenía la puerta.
—He visto demasiadas repeticiones de Buffy. Soy un joven de ballesta, hasta el final.
Siwon se quedó atrás mientras Heechul tomaba sus armas. Debía admitir que disfrutaba observar a un joven que sabía cómo cuidar de sí mismo. Pesaba y examinaba cada una cuidadosamente, con la precisión de una profesional.
Jamás hubiese creído que algo así podría ser excitante y, sin embargo, su cuerpo ya estaba duro por él. Apenas se podía contener para no tomarlo en ese momento, en el armario.
Heechul miró sobre su hombro mientras captaba la ola excesivamente caliente proveniente de Siwon. Sus ojos negros la encendieron.
Él estaba a punto de ceder, podía sentirlo. El fuego de su deseo lo buscaba, estimulando el suyo propio, hasta que luchó por respirar.
—Aquí tienes —dijo, alcanzándole una de las pulidas estacas de acero.
Él dio un paso atrás y la guardó en su bolsillo. Antes que pudiera decir algo, la puerta del pasillo se abrió para dar entrada a Gilbert.
—¿Joven Park?
El se dio vuelta, para encontrar al mayordomo acercándose.
—¿Sí?
—Su habitación está lista.
Siwon se aclaró la garganta.
—Por favor, asegúrate que es de tu agrado antes de que los sirvientes se vayan.
—Está bien —dijo, sabiendo que él necesitaba espacio para respirar.
A decir verdad, él también. Si no salía de esa habitación por algunos minutos, los dos estarían desnudos y tendidos.
Heechul abandonó el armario para seguir a Gilbert de regreso por el pasillo, hacia la otra ala. Él le condujo a una habitación al final del pasillo, y abrió la puerta. Heechul quedó boquiabierto ante el palaciego dormitorio. Era, después de todo, absolutamente lo mejor. No esperaba menos de Siwon y, aún así, la habitación inspiraba reverencia.
Estaba decorada en rojo oscuro y dorado. El suntuoso cobertor rojo ya estaba plegado para él. Gilbert fue hacia un intercomunicador, y se detuvo.
—Supongo que no habrá nadie aquí para responder a su llamado —dijo en voz baja.
—¿Usted no quiere irse?
Él pareció un poco sobresaltado.
—He estado con Lord Siwon por mucho tiempo.
Por el tono de su voz, podía notar que “mucho” tenía un significado propio.
—¿Es usted otro Escudero?
Él sacudió la cabeza.
—Ni siquiera saben que existo. Por eso es que Lord Siwon cambia de Escuderos con tanta frecuencia. Me recibió cuando yo tenía quince años y él estaba instalado en Londres. Nadie más quería aceptarme.
Heechul frunció el ceño ante sus palabras.
—¿Por qué no lo convirtieron en Escudero?
—El Consejo de Escuderos se rehusó a conceder ese pedido a Lord Siwon.
—¿Por qué? —preguntó, sin comprender.
El Consejo había permitido entrar a Choi Minho cuando Kangin lo había pedido, y el cielo sabía que el chico tenía un pasado extremadamente turbio.
—Me temo que no tienen un buen concepto del General o de sus pedidos.
Heechul gruñó gravemente. Jamás había sido el tipo de persona que soportaba a aquellos que juzgaban a los demás. Como decía su tía frecuentemente, “pero por la gracia de dios, allí voy.”
—No se preocupe, Gilbert. Me aseguraré que nadie se meta con Siwon mientras usted no esté. ¿Trato hecho?
Él le sonrió.
—Trato hecho.
Hizo una reverencia y luego partió.
Heechul cruzó la habitación sólo para descubrir que su ropa ya había sido desempacada y todo estaba ordenadamente ubicado en los cajones, el armario y el baño.
Wow. Uno podría acostumbrarse a este tipo de tratamiento.
Ordenó sus armas, que habían sido colocadas en un cajón. Sus favoritas eran los cuchillos retráctiles que se ajustaban a sus muñecas con abrojos. Un disparador de alta presión los enviaba del brazo a sus manos, pero debía ser cuidadoso, o harían una desagradable herida en su palma.
Levantó la pierna de su pantalón y deslizó otro estilete en su bota, y metió un cuchillo de mariposa en su bolsillo trasero. La mayoría de sus armas eran ilegales, pero tenía suficientes amigos en el departamento de policía como para que no lo hostigaran por eso.
Estaba sacando un suéter de mangas largas para cubrir sus brazos cuando alguien golpeó a la puerta de su dormitorio.
Abriéndola, encontró a Siwon del otro lado. Tenía que ser el hombre más apuesto que jamás había visto. Su cabello aún estaba húmedo, atado en su casi inevitable cola de caballo aunque, para ser sincero, lo prefería suelto y salvaje.
Sus rasgos cincelados no delataban nada, pero podía sentir el deleite en él.
—Salgo a patrullar.
—Estoy listo.
La diversión que Heechul sentía se duplicó. Las líneas del rostro de Siwon también se suavizaron, y apenas se pudo contener para no atraerlo a sus brazos.
Realmente, nadie debería ser tan tentador. Él abrió aún más la puerta.
—Vamos, mi peligroso joven señor, sus Daimons esperan.
Heechul encabezó el camino escaleras abajo, donde Kennie estaba esperándolos. Debía haber regresado mientras estaban arriba.
—Hay un alerta en Nueva Orleáns —les dijo—. Todos los Escuderos, excepto los Ritos de Sangre, están siendo evacuados. Shin también está trayendo a un par de Hunters más de la parte norte del estado y de Mississippi. ¿Sabían acerca de esto?
—No —dijo Siwon—. No me di cuenta que habían emitido un alerta.
—¿Los Addams se van? —preguntó Heechul. Kennie asintió.
—Incluso Tad. Están transfiriendo el control de la página web de los Dark Hunter a Milwaukee hasta que termine la alerta.
Las palabras de advertencia de Leeteuk pasaron por la cabeza de Heechul. Extrajo su teléfono del bolsillo trasero y llamó para verificar cómo estaban mientras Siwon y Kennie conversaban.
Se sintió aliviado en el instante en que escuchó la voz de Leeteuk.
—Hola, hermanito —dijo, intentando sonar normal—. ¿Qué están haciendo?
—No mucho. Y sí, ya sé sobre la alerta. Shin ya se ha mudado aquí junto con un Dark Hunter llamado Kassim.
—¿Por qué no están siendo evacuados?
—Shin dijo que eso nos seguirá. Pensó que sería mejor que luchásemos en nuestro territorio que en algún sitio desconocido. No te preocupes, Hee. Realmente me siento mejor con Kassim y Shin aquí.
—Sí. Sé que Shin jamás permitiría que nada le sucediera a alguno de ustedes. Cuídense, y hablaremos más tarde. Te quiero.
—Yo también. Adiós.
Heechul suspiró mientras Leeteuk colgaba y su estómago se contraía aún más, con un temor infundado.
¿Por qué estaba tan nervioso?
—Me aseguraré que toda la servidumbre esté fuera de aquí por la noche —dijo Kennie antes de irse.
Siwon asintió imperiosamente.
En cuanto estuvieron solos, Heechul luchó por deshacerse de su sombrío humor.
—¿Conoces a un Dark Hunter llamado Kassim?
—Sé sobre él.
—¿Qué sabes?
Siwon ajustó la manga de su abrigo a su muñeca.
—Era un príncipe Africano en la Edad Media. Estaba instalado en Jackson, Mississippi, hasta que Shin lo mudó a Alexandria un par de años atrás. ¿Por qué?
—Lo trasladaron a la casa de Leeteuk, así que sentía curiosidad —señaló la puerta del frente con el pulgar—. ¿Vamos?
Él le tomó la mano cuando comenzó a alejarse.
—Lo que sea que esté detrás de todos ustedes, lo atraparemos, Heechul. No te preocupes.
La sinceridad de su voz la atravesó.
—¿Protegerías a tu enemigo mortal?
Siwon apartó la vista. Cuando su mirada regresó a él, le quemó.
—Protegeré a tus seres queridos. Sí.
No había ninguna razón para que hiciera algo semejante. Ninguna. No tenía dudas que, si estuviera en su lugar, Kangin regresaría escaleras arriba, cerraría su puerta con llave, y no haría nada.
Pero Siwon…
Antes de poder detenerse, hizo descender sus labios hacia los suyos y lo besó ferozmente. El sabor de Siwon penetró en su mente. Cómo deseaba no tener otra cosa que hacer más que arrastrarlo escaleras arriba y hacerle el amor.
Si tan sólo pudiera…
Suspirando sentidamente, le mordisqueó los labios y se apartó. Sintió su desgana de soltarlo. Forzándose a dejarlo ir, Heechul dio un paso atrás, abrió la puerta y salió fuera.
Mientras se iban, Kennie se acercaba por el camino donde su auto estaba aparcado, y cayó en la cuenta que él aún vestía sus tejanos negros y el suéter de esa tarde… no se había transformado en el vulgar Kennie esta noche. En realidad, se veía como un adulto.
—Olvidé algo —dijo. Le alcanzó a Siwon un dispositivo que parecía  un pequeño transmisor—. Por cualquier cosa. El Consejo quiere a todos identificados para que, si algo te sucede, podamos ayudarte.
Para su asombro, también le pasó uno a él.
—Gracias, Kennie.
Él inclinó la cabeza.
—Tengan cuidado. Kyuhyun estará cerca del Parque, junto con Kangin y Hyukjae. Llegarán hasta Ursulines, cerca del Empire y Chartres, y el Mercado Francés. Seguramente prefieran patrullar en otro sitio.
—Estaremos por el lado noroeste del Barrio. Bourbon, Toulouse, St. Louis, Bienville, y Dauphine.
Siwon se encogió en cuanto él nombró a Bourbon, pero no dijo nada.
—Shin se ocupará de los cementerios —continuó Kennie—, Janice estará en Canal, Harrod's, y el Warehouse District mientras que Jean-Luc se ocupará del Garden District. Jonghyun estará en el Business District y Hara en Tulane. Lo que deja a Kassim, quien ha sido avisado por Shin que si él, Leeteuk, o Sora abandonan la casa de Kangin antes del amanecer, estará frito.
—¿Quién es Jonghyun? —preguntó Heechul. Kennie lo miró cómicamente.
—Es el Dark Hunter de Biloxi que llegó hace más o menos media hora. Es rubio, así que intenta no apuñalarlo si te lo encuentras en un callejón.
Heechul se ofendió.
—¿Qué? No es mi culpa si apuñalo a toda la gente con colmillos. No deberían parecerse a los Daimons.
—Yo no parecía un Daimon, pero me apuñalaste.
Kennie rió.
—Sí, bueno, parecías un abogado, así que tenía que matarte. Era una obligación moral.
Siwon sacudió la cabeza. Calmándose, Heechul miró a Kennie.
—¿Cuántos Escuderos quedaron en la ciudad?
—Sólo yo, Kyl, y Minho. Los últimos en partir fueron Tad y tu ex Jay y su esposo, quienes tomaron un vuelo fletado una hora atrás. Todos los demás, se fueron de aquí hasta que Shin apruebe el regreso.
—¿Y qué hay de los Weres? —preguntó Siwon.
—Todos andan cerca de Empire, para proteger a sus niños y parejas. Incluso Kevin y Kwanghee están quedándose allí, por el momento.
—¿Los Weres nos ayudarán? —preguntó Heechul. Kennie sacudió la cabeza.
—Ven esto como un problema humano y no quieren involucrarse.
Heechul resopló, indignado.
—No puedo creerlo.
—Entonces no sabes mucho acerca de los animales —dijo Kennie—. Por eso es que Kyuhyun quiere vigilar el club. Los Apolitas y Daimons saben que, una vez que están dentro del Empire, nadie, ni siquiera Shin, puede tocarlos.
Heechul rió.
—Shin no tiene que tocarlos para matarlos.
—¿Perdón? —preguntaron Siwon y Kennie simultáneamente.
—¿Qué? —les dijo—. ¿No sabían eso? Shin es verdaderamente impresionante en una pelea. Sacará tu trasero de circulación permanentemente antes de que sepas que está allí. Se mueve tan rápido que no puedes verlo la mitad del tiempo.
—Suena como si fuera Hani —dijo Kennie—. Ella es una teletransportadora.
Aparece, apuñala a un Daimon, y desaparece antes de que se desintegre.
—¿Hani? —preguntó Heechul.
—Una antigua reina Griega convertida en Dark Hunter —dijo Siwon. Heechul puso los ojos en blanco.
—Déjame adivinar, ¿no es amistosa contigo?
—¿Realmente necesito responder eso?
No, no necesitaba hacerlo.
—Sí —dijo Kennie—, pero ella es un paseo por el parque comparada con Hara y Bora. Dices “romano” cerca de ellas y es mejor que te cubras rápido —miró a Heechul—. Bueno, los que tenemos cosas que proteger allí abajo, debemos hacerlo.
—Bien —dijo Heechul, apartándose de él—. Y con ese interesante comentario, creo que es hora de irnos —señaló el arruinado IROC rojo que estaba aparcado al otro lado de la entrada de Siwon—. ¿Te molesta si tomamos prestado tu auto, Kennie?
Siwon parecía horrorizado.
Kennie rió malignamente mientras sacaba las llaves.
—Por favor.
Siwon habló instantáneamente.
—Tengo mi…
—Esto servirá —dijo Heechul mientras le guiñaba un ojo a Kennie y tomaba las llaves.
Siwon estaba rígido.
—Realmente, Heechul, creo que…
—Sube al auto, Won. Prometo que no te morderá.
Él parecía cualquier cosa menos convencido. Riendo, Heechul fue por el camino hacia el IROC. Para su sorpresa, Kennie les gritó:
—Tengan cuidado. Puedo no apreciar a ninguno de los dos, pero no quiero que los malos ganen.
—No te preocupes —dijo Heechul mientras continuaba caminando—. Esta vez sé qué esperar.
—No seas presumido —dijo Siwon, mirándolo penetrantemente—. Era un gran hombre quien dijo “El orgullo aparece antes de la caída”.
Heechul se tomó sus palabras a pecho.
—Buen consejo —miró sobre el hombro—. Buenas noches, Kennie.
—Buenas noches, Heechul. Cuida mi auto.
Siwon se encogió.
Heechul sofocó la risa ante su reacción.
—Mmm —dijo, respirando hondo el aire que era tan Nueva Orleáns mientras abría el pequeño portón que estaba junto al camino para dejarlos pasar a los patios—. Huele la belleza.
Siwon frunció el ceño.
—Lo único que huelo es el hedor a putrefacción.
Heechul lo miró amenazante mientras se le unía en la acera, junto al automóvil de Kennie.
—Cierra los ojos.
—Preferiría no hacerlo. Podría pisar algo, y entonces lo traería de regreso a casa y lo olería toda la noche —Heechul lo miró con desagrado y él se lo tomó con calma—. Eres el único joven que conozco que puede oler este aire rancio y pensar que es agradable.
—Cierra los ojos, Siwon, o tu nariz podría ser la única parte que funcione correctamente mañana.
Siwon no estaba seguro si debía obedecerle o no, pero se  encontró haciéndolo, reacio, mientras se paraba un poco inclinado.
—Ahora respira hondo —dijo al oído con su sensual voz. Lo hizo estremecer—. ¿Hueles la humedad del río con un rastro de gumbo Cajun perfumándolo? Por no mencionar el musgo español…
Él abrió los ojos.
—Todo lo que huelo es orina, mariscos podridos y fango de río.
Heechul lo miró, atónito.
—¿Cómo puedes decir eso?

—Porque eso es lo que huelo.

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yota´s news : De regreso?

 Buenas tardes a todas las lectoras. Después de un año  y casi 4 meses regreso a saludarlas y comentarles nuevas.  Me gustaría decirle...