Pasión Nocturna (DH8)- 21




Las dos semanas siguientes verdaderamente fueron el infierno sobre la tierra luego del atardecer. Parecía que los Daimons vivían sólo para jugar con ellos y atormentarlos.
Nadie estaba a salvo. La ciudad incluso había intentado implementar un toque de queda a pedido de Shindong, pero como Nueva Orleáns era un pueblo de veinticuatro horas de fiesta, no habían sido capaces de imponerlo.
El total de cuerpos era diferente a cualquier cosa que Heechul hubiese escuchado fuera de una película de Hollywood, y Shindong y el Consejo de Escuderos estaban teniendo dificultades para esconder todas las muertes a la policía y las agencias de noticias. Pero lo que más le asustaba era el hecho que los pocos Daimons que atrapaban, eran condenadamente casi imposibles de matar.
Cada noche regresaba a la casa de Siwon con dolor, por el maltrato a su cuerpo. Sabía que él no quería que saliera a patrullar y, sin embargo, nunca decía nada.
Siwon pasaba una o dos horas luego de que regresaran masajeando sus dolores y vendando sus heridas.
Era injusto que él jamás tuviera dolores y malestar, y los pocos daños que sufría su cuerpo siempre desaparecían luego de unas pocas horas.
Ahora, Heechul yacía desnudo en el abrigo de sus brazos. Él estaba dormido y, sin embargo, le tenía firmemente apretado a él, como si tuviese miedo de perderlo. Eso le alegraba más que ninguna otra cosa lo había hecho jamás. Debería haberse levantado horas atrás. Ya eran las cuatro de la tarde pero, desde que se había mudado con Siwon, se había convertido en un noctámbulo certificado.
Su cabeza reposaba sobre el bíceps de Siwon, cuyo brazo derecho caía sobre su cintura. Pasó la mano por su antebrazo mientras estudiaba la bronceada piel masculina.
Siwon tenía manos hermosas. Largas y delgadas, eran fuertes y bien formadas. Estas últimas semanas le habían dado tanto consuelo y placer que apenas podía respirar de la felicidad que le consumía cada vez que pensaba en él.
Su teléfono sonó.
Heechul salió rápidamente de debajo de él para atenderlo. Era Leeteuk.
—Hola, hermanito —dijo un poco vacilante.
En las dos semanas pasadas, había habido una fuerte tensión en su relación.
—Hola, Hee, me preguntaba si podría ir un rato a hablar contigo.
Heechul puso los ojos en blanco ante la idea.
—No necesito otro sermón, Teukkie.
—Juro que no es un sermón. Es de hermano a hermano. Por favor.
—Está bien —dijo en voz baja tras un breve debate interno, y luego le dio la dirección de Won.
—Nos vemos en unos minutos.
Heechul colgó el teléfono y trepó a la cama. Siwon estaba acostado sobre un lado. Una barba incipiente ensombrecía su rostro y, aún así, se veía casi infantil allí recostado.
Incluso dormido los músculos de su cuerpo eran evidentes y definidos. Vellos oscuros cubrían apenas cada perfecto hueco y curva, haciendo el terreno de su piel aún más masculino y fascinante.
Pero no era sólo su belleza lo que le atraía. Era su corazón. El modo en que podía cuidarlo sin doblegarlo. Sabía que a él no le agradaba que luchara a su lado y, sin embargo, jamás decía una palabra en contra. Simplemente se quedaba a su lado y le dejaba pelear sus propias batallas. Las únicas veces que interfería era cuando algo superaba su capacidad.
Entonces él tomaba el mando y lo salvaba sin hacerle sentir débil o incompetente.
Heechul sonrió ante la imagen dormida de Siwon.
¿Cómo podía alguien llegar a significar tanto para él en tan poco tiempo?
Sacudiendo la cabeza, pensó en la primera vez que Siwon había visto el tatuaje de un pequeño triángulo celta al final de su espalda.
—¿Por qué te marcarías intencionalmente? —había preguntado, como espantado ante la sola idea.
—Es sexy.
Él había fruncido los labios y, sin embargo, ahora obtenía mucho placer besando y masajeando el tatuaje por la mañana, cuando regresaban de sus patrullas.
Impulsivamente, Heechul recogió la camisa de seda negra de Siwon del piso, y se la puso. Le encantaba el modo en que su picante aroma masculino se aferraba a la tela. El modo en que se aferraba a su piel.
Se puso los pantalones y bajó las escaleras, para esperar a Leeteuk.
—Hola, Hee.
Giró hacia la izquierda al pie de las escaleras para espiar a Kennie usando la computadora en el estudio de Siwon. Era la única pieza de tecnología que había sido capaz de encontrar en toda la casa, excepto la masiva colección de dvd’s que tenía escondidos en una bóveda en su oficina, lo que explicaba su conocimiento de la cultura pop.
—Hey, Kennie, ¿en qué estás trabajando?
—Intentando rastrear la amenaza Daimon, como siempre. Estoy utilizando el programa de Brax para ver si hay un patrón que podamos seguir para predecir dónde podrían estar esta noche.
El asintió. Kennie se había encariñado lentamente con él, y desde que los ataques mortales de los Daimons habían comenzado, había regresado a su básico vestuario negro.
Hoy llevaba una camiseta con cuello alto, un suéter color carbón y pantalones negros. Debía admitir que era un hombre bien parecido cuando no estaba intentando ser un cursi patán.
Había abandonado el IROC y ahora conducía su Jaguar, declarando que ya no era divertido contrariar a Siwon, ya que el romano estaba tan distraído con Heechul que jamás reaccionaba a las bromas de Kennie. Y Gilbert tampoco estaba allí para reaccionar ante él.
Entró al estudio para mirar sobre su hombro.
—¿Has encontrado algo?
—No. Aún no hay un patrón. Es sólo que no comprendo qué causó esto. Si quieren a Kangin, ¿por qué no han ido por él?
Heechul suspiró irritadamente.
—Están jugando con nosotros. No estabas aquí para la primera ronda con Changsu. Obtiene placer haciendo que le tengamos miedo, y jugando  con nuestras mentes.
—Sí, pero estoy hartándome de la ascendente suma de cuerpos. Diez personas murieron anoche, y el Consejo está teniendo problemas para esconder todo eso a las autoridades. El público está enloqueciendo, y sólo han oído un porcentaje del verdadero total.
Heechul se encogió.
—¿Cuántos Daimons fueron asesinados anoche?
—Sólo una docena. Los cuatro que tú y Won terminaron, Shin mató cinco, y Janice, Jean-Luc, y Hara mataron uno cada uno. El resto de los bastardos escapó.
—Demonios.
—Sí, no me agrada estar en el lado de los perdedores de nada. Esto realmente apesta.
Heechul frunció el ceño mientras repasaba la lista en su cabeza.
—Sabes, es bastante triste que siendo humano pueda terminar con más Daimons que un Dark Hunter.

Kennie lo miró divertido.
—No estás solo.
Heechul lo abucheó.
—Que conste que Siwon me ayuda a mí, no del otro modo.
—Claaaaro.
Heechul rió ante su juguetona burla hasta que se le ocurrió otro pensamiento.
—¿Qué hay de Jonghyun?
—¿Qué hay con él?
—¿A cuántos mató?
—Ninguno, ¿por qué?
¿Ninguno? Eso no estaba bien.
—Tampoco mató a ninguno la noche anterior, ¿verdad?
—No.
Una mala sensación lo atravesó. No, seguramente estaba equivocado. No era posible, ¿cierto?
—¿Dónde sucedieron la mayoría de los asesinatos anoche? —preguntó.
Kennie apretó una tecla y cambió la pantalla a un mapa del Barrio Francés. Heechul vio las áreas resaltadas en rojo donde alguien había muerto. Había una gran concentración de marcas rojas en el cuadrante del nordeste.
—¿Quién estaba asignado a ese sector?
Kennie chequeó otra pantalla.
—Jonghyun.
El se quedó helado.
—¿Y aún así no mató a ningún Daimon? —preguntó, incrédulo. La mirada de Kennie se entrecerró.
—¿Qué estás diciendo?
—Changsu necesita un cuerpo… Cuando todo esto comenzó, Siwon dijo que si un Daimon tomaba alguna vez a un Dark Hunter…
—Eso es mierda, Heechul. Vi a Jonghyun anoche, y estaba bien.
—Pero, ¿qué si tengo razón? ¿Y si Changsu se ha apoderado de él?
—Estás equivocado. Changsu no sería capaz de ponerle una mano encima. Era un jefe militar medieval. Si hay algo que Jonghyun sabe hacer, es protegerse a sí mismo.
Tal vez.
El timbre de la puerta sonó.
—Debe ser mi hermano.
Kennie giró su silla hacia la pequeña consola de video que mostró la imagen del conductor del auto. Era Leeteuk.
Lo dejó entrar.
Heechul fue a encontrarse con él en la puerta, aunque no podía quitarse de encima la sensación de que algo no estaba bien con Jonghyun. A pesar de lo que Kennie dijera, quería pruebas de que estaba equivocado.
Esa noche se encontraría con el Dark Hunter, y decidiría si su miedo tenía alguna validez y, si así era, sería polvo de Daimon.
Abriendo la puerta, vio a Leeteuk descendiendo de su Toyota en el camino de entrada. Era realmente bueno verlo de nuevo.
Silenciosamente, Heechul se quedó parada en el umbral mientras esperaba que Leeteuk se acercara.
Leeteuk le dio un fuerte abrazo en cuanto llegó.
—Te he extrañado.
—Estoy sólo a un par de cuadras.
—Lo sé, pero no hemos hablado mucho últimamente.
Heechul le pellizcó la espalda y lo soltó.
—Lo sé. Es un poco difícil hablar ahora.
Leeteuk quitó el cabello del rostro de Heechul de un modo muy maternal, y sonrió.

—Te ves feliz bajo ese recelo; ¿lo estás?
Heechul frunció el ceño.
—Estás asustándome seriamente —miró más allá de Leeteuk y recorrió la calle con la mirada—. ¿Alguien ha reemplazado a mi gemelo por una copia?
Leeteuk rió.
—No, babo. Soy yo. Es sólo que he estado preocupado por ti.
—Bueno, como puedes ver, estoy bien. Tú estás bien. Todo está bien. Así   que, ¿qué te trae aquí?
—Quiero conocer a Siwon.
Heechul no podría haberse sorprendido más si su hermano lo hubiese golpeado.
—¿Perdón?
—Shin me dijo algunas cosas hace un par de semanas que me hicieron pensar. Y con cada día que pasaba y que tú no hacías sufrir a este tipo y te mudabas conmigo hasta que todo esto terminara, pensaba más. Has estado con él día y noche, ¿verdad?
Heechul se encogió de hombros con una imperturbabilidad que no sentía.
—Sí, ¿y entonces?
—Y aún no he recibido un solo llamado de mi gemelo homicida diciéndome que cortará su cabeza y la pondrá en un bolso de bowling si él dice o hace tal cosa una vez más. Bien, Hee, creo que ese es un récord para ti.
Heechul se movió, con culpa. Era cierto. Ni una sola vez en toda su vida había estado con alguien a quien no amenazara matar a cada hora, por culpa de algún molesto hábito.
Pero con Siwon…
Incluso cuando lo molestaba, no era tan malo. Y la verdad era que raramente lo molestaba. Hablaban de todo tipo de cosas, e incluso cuando no estaban de acuerdo, él respetaba sus opiniones.
—Lo amas, ¿verdad? —Heechul apartó la mirada—. Oh, dios, Heechul —susurró Leeteuk—. Jamás haces nada del modo más sencillo, ¿cierto?
—No empieces, Leeteuk.
Leeteuk acunó su rostro y giró su cabeza hasta que lo miró a los ojos.
—Te quiero, Hee. Te quiero. De todos los hombres…
—¡Lo sé! —dijo él, furiosamente—. No es como si me hubiese despertado y dicho: “Hmmm, ¿quién es el único hombre del planeta que está garantizado que me alejará de toda mi familia por toda la eternidad? Oh, debo ir a encontrarlo inmediatamente y enamorarme perdidamente de él”.
Respiró hondo antes de que su furia lo abrumara.
—Dios sabe que no quería amar a alguien como Siwon. No dejo de pensar que eres la persona perfecta para él. Eres elegante, sofisticado. Diablos, en realidad sabes qué tenedor usar cuando sales a comer afuera. Yo soy el idiota de la universidad que salió contigo y con papá y bebió del aguamanil de mesa porque pensó que era una especie de sopa arruinada.
Heechul se burló de sus propias palabras.
—En cuanto a eso, escucha mi vocabulario. Debo ser horripilante para él y, sin embargo, cada vez que me mira, tiemblo.
Una y otra vez, las razones por las que no debía estar con Siwon pasaron por su mente. Deberían ser completamente incompatibles, pero no lo eran. No tenía sentido. No estaba bien.
Heechul suspiró.
—La otra noche me llevó a Commander's Palace, y nos sentamos en una mesa que tenía un arreglo realmente elegante en el centro. Estaba hecho con  todas frutas y verduras exóticas, y se veía realmente sabroso. Entonces, estúpido de mí, tomé mi cuchillo para la mantequilla y comencé a cortar un pedazo para comerlo. No fue hasta que levanté la vista y me encontré con la mirada atónita del mozo que comprendí que había hecho algo completamente estúpido. Le pregunté cuál era su problema y él dijo que jamás había visto a alguien comer el arreglo de mesa. Estaba tan avergonzado que quería morir.

—Oh, dios, Hee.
—Lo sé. Siwon, dios lo bendiga, no se quedó desconcertado. Se estiró y comenzó a comer también, luego le dio una de esas altaneras y majestuosas miradas al mozo, quien se fue corriendo rápidamente. Una vez que se había ido, Won me dijo que no me preocupara. Que gastaba dinero suficiente en ese sitio como para que la próxima vez comiera el mantel si quería y que, si eso no me hacía feliz, entonces compraría el restaurante sólo para que pudiera despedir al mozo.
Leeteuk se echó a reír.
Heechul también había reído cuando él lo había dicho, y el recuerdo de su bondad aún lo regocijaba.
Miró a su hermano con sinceridad.
—¿Crees que no sé que no puedo estar con este hombre? De verdad, de verdad no puedo. Para mí, una cena fina es comer ostras haciendo ruido y beber cerveza de la botella. Para él es una comida de quince platos en la que la gente en realidad pone la servilleta sobre su falda y te cambian la vajilla de plata luego de cada plato.
—Y, sin embargo, aún estás aquí.
—Y no comprendo por qué.
Leeteuk le sonrió amablemente.
—Lo único que deseaba era una vida agradable y normal con un hombre agradable y normal. En cambio, terminé con un esposo que solía ser inmortal, cuyos amigos son dioses, demonios y animales que pueden tomar forma humana. Y ni siquiera sé cómo empezar a clasificar a Minho. Enfrentémoslo, estoy casado con un hombre que me dio una hija que es capaz de hablar con los animales como el Doctor Dolittle, y que puede usar sus pensamientos para mover casi cualquier cosa por toda la casa. ¿Y sabes qué?
—¿Qué?
—No lo cambiaría ni por toda la normalidad del mundo. El amor no es sencillo. Quien diga otra cosa, te está mintiendo. Pero vale la pena luchar por él. Créeme, lo sé, y por eso estoy aquí. Quiero conocer a este hombre y ver si hay algún modo de poder tranquilizar a Kangin lo suficiente como para poder pronunciar el nombre de Siwon sin reventarle una vena.
Las lágrimas empañaron la visión de Heechul mientras atraía a su hermano para otro abrazo.
—Te quiero, Leeteuk, realmente te quiero.
—Lo sé. Soy el gemelo perfecto.
Heechul se rió.
—Y yo soy el psicópata.
Dando un paso atrás, tomó la mano de Leeteuk y lo hizo entrar a la casa.
Leeteuk silbó bajo mientras entraba y veía el elegante interior.
—Un sitio muy agradable.
Kennie salió al vestíbulo para sacudir la cabeza mientras los miraba.
—Kangin tendrá una apoplejía si se entera de que estuviste aquí.
—Y tú estarás cojeando si le cuentas —dijo Heechul.
—No te preocupes. No se enterará por mí. No soy tan estúpido. —Kennie fue hacia la puerta—. Voy a encontrarme con Kyl y Minho. Saldremos juntos esta noche a patrullar un poco, para ver si podemos enterrar a alguno de esos bastardos.
Heechul asintió.
—Tengan cuidado.
—Ustedes también.
Inclinó la cabeza y se fue.
—¿Por qué no esperas en la biblioteca? —dijo Heechul—. Iré a ver si ya se levantó.
Leeteuk asintió.
Heechul subió corriendo las escaleras y fue hacia el dormitorio de Siwon, para encontrarlo aún dormido en su cama.
Levantó la sábana de seda para poder mordisquearle la cadera con los dientes. Él hizo un sonido de placer antes de ponerse de espaldas.
La respiración de Heechul se trabó en su garganta ante la imagen de su cuerpo desnudo. Podría mirar a este hombre toda la noche y todo el día.
Particularmente, le encantaba la parte de su cuerpo en la que unos cortos vellos rizados iban desde su ombligo hasta su entrepierna. Incapaz de soportar la tentación, se inclinó para tironearlos con los dientes.
Su pene se endureció. Puso la mano suavemente sobre la cabeza de Heechul.
—Ciertamente sabes cómo hacer que un hombre despierte feliz, ¿verdad?
El rió antes de mordisquearle suavemente la piel, y entonces se apartó.
—Necesito que te levantes.
—Estoy levantado —dijo él, mirando la parte de su cuerpo que ya estaba absolutamente atenta.
—No de ese modo —dijo Heechul, poniendo los ojos en blanco—. Mi hermano está abajo y quiere conocerte.
—¿Tu hermano? —Heechul lo miró significativamente. El rostro de Siwon se puso pálido—. No puedo conocerlo.
Heechul se rehusó a escuchar sus razones.
—Vístete y conócelo. Sólo tomará un minuto y él se irá.
—Pero…
—Sin peros, General. Te estaré esperando en las escaleras, y si no estás allí en cinco minutos, lo haré subir.

3 comentarios:

  1. que tierno, siwi nervioso de conocer a el hermano de hee.

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    1. Este capítulo me encanto!
      Fue simple mente perfecto!!!
      La interacción de los gemelos!!!
      Y el perfecto Sichul <3

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  2. El amor de Hee por Siwon y el amor de Teuk por Hee.
    Es lo único que importa.
    Uy....sospechas que podrian ser ciertas...tienen que poner atención en los detalles...cualquier error les puede costar muy caro...teniendo en cuenta la que changsu quiere

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yota´s news : De regreso?

 Buenas tardes a todas las lectoras. Después de un año  y casi 4 meses regreso a saludarlas y comentarles nuevas.  Me gustaría decirle...