Pasión Nocturna (DH8)- 20



—¿Estás diciéndome que quieres regresar?
Kangin apartó la mirada, avergonzado.
—Por momentos, sí, pero entonces miro a mi esposo y pienso que soy un bastardo egoísta. Lo amo tanto que me duele en sitios que no sabía que existían. Cada vez que pienso en verlo lastimado, o a Sora… no puedo respirar. No puedo vivir. Odio sentirme inútil. Odio saber que voy a envejecer y morir y abandonarlos.
—No vas a morir, Kangin.
—¿Cómo lo sabes? —preguntó con brusquedad.
—No te dejaré.
Kangin resopló.
—Como si pudieras evitarlo. Ambos sabemos que no tengo elección excepto morir como un viejo… si tengo suerte y llego a tanto, y no me muero de un ataque al corazón, accidente de auto, envenenamiento por comida, o un millón de otras catástrofes —dijo apoyando la cabeza en las manos.
Shin verdaderamente lo lamentaba por su amigo.  Era difícil ser humano.
Demonios, era difícil vivir de cualquier modo.
La vida definitivamente no era para los pacientes. Cada vez que algo parecía salir bien, al menos tres o cuatro cosas tenían que salir mal. Era la ley de la naturaleza.
—Leeteuk está embarazado otra vez —susurró Kangin luego de una pequeña pausa.
A pesar del espantoso tono, Shin sintió su felicidad. Y su terror.
—Felicitaciones.
—Gracias —Kangin observó la pila de papeles en su escritorio—.  Estoy intentando poner mi testamento en orden, por si acaso.
Shin reprimió la necesidad de reír ante su fatalista amigo.
—No vas a morir, Kangin —repitió.
Sabía que Kangin no lo estaba escuchando. Estaba demasiado ocupado concentrándose en todas las cosas que podían salir mal, no sólo con Leeteuk y el bebé, sino con él mismo.
—¿Serás padrino del bebé nuevamente? —preguntó Kangin con calma.
—Por supuesto.
—Gracias. Ahora, si no te molesta, tengo que llevar esto al abogado y a la compañía de seguros mañana.
—Muy bien. Buenas noches, General.
—Buenas noches, Shindong.
Shin recogió su mochila y cerró la puerta mientras salía. Se detuvo en el pasillo para encontrar a Leeteuk parado en la puerta de su dormitorio, envuelto en una bata color crema. Había lágrimas en sus ojos.
Shin acortó la distancia entre ellos.
—¿Estás bien?
Él se encogió de hombros.
—¿Es así para todos los que recuperan sus almas?
Suspirando, él asintió.
—Es difícil reajustarse. Uno pasa cientos de miles de años pensando que, literalmente, tienes todo el tiempo del mundo, que nadie puede tocarte y que tu cuerpo nunca duele por más que algunas horas, para convertirte en mortal y darte cuenta que te quedan treinta o cuarenta años, si eres afortunado. Ahora eres susceptible a la muerte y las enfermedades como todos los demás. No es una situación sencilla. El primer corte real con un papel casi los mata.
Una sola lágrima cayó por la mejilla de Leeteuk. La secó y aspiró delicadamente.
—Desearía haberlo dejado como estaba. Desearía que me hubieras dicho que esto pasaría.
—¿Decirte qué, Leeteuk? —preguntó—. ¿Que ambos pasarían el resto de sus vidas amándose? ¿Criando a sus hijos? Ninguno de ustedes tiene idea de lo milagrosa que es su vida. Cuánta gente vendería alegremente su alma por lo que ustedes tienen. Olvida a Artemisa y la inmortalidad. Lo que ustedes tienen es infinitamente más valioso y especial —su corazón se apretó, mientras que su furia hacia ambos nacía del hecho de que estaban dudando de su amor, y si habían tomado o no la decisión correcta—. Incluso yo cambiaría toda mi inmortalidad por un solo día de lo que ustedes tienen —tomó la mano marcada de Leeteuk y la levantó para que pudiera ver el sitio donde el alma de Kangin lo  había quemado, cuando la había regresado a su cuerpo—. Una vez te pregunté si él valía la pena. ¿Recuerdas lo que me dijiste?
—Caminaría por los fuegos del infierno para morir por él.
Shin asintió.
—Y yo atravesaría los fuegos del infierno para mantenerlos a salvo.
—Lo sé.
Él apretó su mano con más fuerza.
—¿Realmente deseas haberlo dejado con su vida de Dark Huntert?
Leeteuk sacudió la cabeza.
—Moriría sin él.
—Y él moriría sin ti.
Leeteuk se secó los ojos y le sonrió.
—Oh, sólo estoy cansado y embarazado. Odio este estado emocional hormonal. Lamento desahogarme contigo cuando estoy seguro de que es lo último que necesitas.
Poniéndose en puntas de pie, lo atrajo para poder abrazarlo.
Shin apretó su mano en un puño contra la espalda de Leeteuk mientras saboreaba la bondad de su contacto. Era raro que alguien lo tocara como un amigo, y significaba todo para él.
—Te quiero, Shin —le susurró antes de besarlo en la mejilla—. Eres el mejor amigo que alguien podría desear.
Excepto Minho…
Shin dio un respingo mientras recordaba su enojo, más temprano. No debería haber hecho lo que hizo. No daba rienda suelta a su furia con frecuencia. Simi era uno de los pocos disparadores que quedaban dentro de él. Hasta que Minho la había mancillado, ella había sido lo único puro que había en su vida.
Una parte de él odiaba a Minho por lo que había hecho.
Pero la parte cuerda y racional, comprendía. Aún así, no podía perdonar lo que habían hecho. Tenía miedo de cómo cambiaría eso a Simi. En lo que podría convertirse…
—¿Minho está bien?
Leeteuk parecía extremadamente incómodo.
—Quedó bastante golpeado. Intenté convencerlo de ir al hospital, pero se rehusó. Dijo que había tenido suficientes costillas rotas en su vida como para saber cómo atenderlas. Así que Kangin y Kyuhyun lo vendaron y lo enviaron a casa.
Shin asintió.
—Vigílalo.
—¿Y qué hay de ti? ¿No vas a chequear cómo está?
—No puedo. Al menos no por un tiempo. Necesito tiempo para superar esto, y puedo garantizarte que no volveré a lastimarlo. Dios sabe que Minho tiene un verdadero don para decir lo incorrecto en cualquier situación.
Él vio el acuerdo en el rostro de Leeteuk.
—Sabes que él te quiere, ¿verdad?
—Sí, pero las emociones no tienen cerebro.
—No, supongo que no.
Shin lo empujó suavemente hacia su habitación.
—Ve a dormir.
Leeteuk dio un paso y se detuvo, mientras giraba para mirarlo.
—¿Shin?
—¿Sí?
—¿Por qué uniste a Heechul con Siwon?
—Por la misma razón que te entregué el alma de Kangin el día que nos conocimos.
—Debes saber que jamás habrá paz entre ellos dos. Nunca. Heechul no puede traer a Siwon a nuestra familia. No es justo para Kangin.
—Quizás, pero la verdadera pregunta es: si hubieses conocido a Siwon antes que a Kangin, ¿te sentirías del mismo modo hacia el romano? Y si Heechul se hubiese casado con Siwon, y luego hubieses encontrado a Kangin, ¿cómo te sentirías si él te dijera que deberías dejarlo ir? —Leeteuk apartó la mirada—. Exactamente, Leeteuk. Para poder tener un futuro, Kangin necesita desprenderse del pasado.

Heechul aspiró entre dientes mientras Siwon lamía la salada mantequilla  de ajo de su pecho. Él rió juguetonamente con su pezón entre los dientes mientras lo miraba.
Se apartó lo suficiente para sumergir otro trozo de camarón en la mantequilla, antes de levantarlo para que lo mordiera. Heechul chupó sus dedos sensualmente mientras comía de su mano.
—Creo que establecimos un récord para la comida más larga de la historia.
Siwon sonrió mientras colocaba otro camarón en su pezón derecho. La mantequilla corrió por el costado de su pecho. Él la lamió de su piel antes de ir en busca del camarón y devorarlo.
Heechul apartó el cabello del rostro de Siwon.
—Ves,  sabía  que  los  romanos  eran  brutos  para  estas  cosas.  Tenía  razón, ¿verdad?
—Tenías razón —dijo él mientras exprimía un limón sobre su estómago.
Los dedos de los pies de Heechul se encogieron mientras él bebía a lengüetazos el jugo.
—Eres tan maravilloso —dijo en voz baja.
Siwon se quedó helado ante sus palabras. Nunca nadie había dicho una cosa semejante sobre él.
Nadie.
Y en ese momento, tuvo un pensamiento aterrador. Iba a tener que dejarlo ir.
Una fuerza desconocida lo golpeó en el pecho ante esa idea. Lo dejó completamente sin respiración.
Vivir sin Heechul.
¿Cómo podía desgarrarlo así el pensarlo, cuando apenas lo conocía? Y sin embargo, mientras intentaba imaginarse de regreso en su mundo frío y estéril en el que la gente lo ignoraba, se burlaba de él o no le prestaba atención, quería gritar por esa injusticia.
Quería quedarse con Heechul.
El deseo de unirlo a él era salvaje e irracional. También era egoísta y erróneo.
Heechul tenía una familia que lo amaba. Su familia siempre había sido una parte esencial de su vida. Él lo había visto por sí mismo. El amor. La preocupación.
La familia de Siwon había sido una pesadilla de celos y crueldad. Pero la de Heechul…
No podía apartarlo de ellos. No estaría bien.
—¿Siwon? ¿Sucede algo?
Él le ofreció una media sonrisa.
—No.
—No te creo.
Siwon se recostó sobre él y sólo lo escuchó respirar. Heechul lo acunó con su cuerpo y él se deleitó en la sensación de la piel de Heechul contra la suya. De sus brazos y piernas envueltos alrededor de su cuerpo desnudo.
Pero no sólo su piel estaba desnuda. Su espíritu también estaba despojado.
Daría cualquier cosa por tener a este joven, y era la única persona con el que jamás podría quedarse.
No era justo.
Heechul acarició la espalda de Siwon mientras sentía sus emociones. Estaba lleno de una furiosa desesperación, y él no sabía por qué.
—Bebé —le susurró—. Háblame.
—¿Por qué me dices “bebé”?
Su respiración cosquilleaba contra el pecho de Heechul.
—¿Te molesta?
—No. Es sólo que nunca tuve a nadie que usara un término cariñoso al hablarme. Es extraño escucharlo de ti.
Heechul pasó la mano por las cicatrices de la espalda de Siwon mientras su corazón se anudaba por él.
—¿Estuviste alguna vez enamorado? —le preguntó. Él sacudió la cabeza.
—Sólo tuve a Liu.
—¿Pero jamás la tocaste?
—No. Dormí con parejas que tenían la opción de estar o no conmigo.
Heechul frunció el ceño.
—¿Pero no quisiste a ninguna de ellas?
—No —Él inclinó la cabeza para poder mirarlo—. ¿Y tú? ¿Alguna vez estuviste enamorado?
Heechul suspiró mientras recordaba su pasado y a la única persona con la que había querido compartir el resto de su vida.
—Amaba a Jey. Deseaba tanto casarme con él que, cuando terminó conmigo, pensé que moriría de dolor.
Heechul sintió los celos que atravesaban a Siwon.
—¿Por qué terminó contigo?
Heechul trazó la fina línea de su ceja y luego enterró la mano en su cabello, para jugar con él mientras le explicaba.
—Dijo que lo agoté —las lágrimas inundaron sus ojos mientras recordaba ese día de verano en que Jey había ido y puesto fin a la única relación decente que había tenido—. Dijo que con lo difícil que era seguirme el paso teniendo veinticinco años, estaba aterrado de intentar hacerlo a los cuarenta. Me dijo que si abandonaba la caza de vampiros y mi tienda, podríamos tener una posibilidad. Pero, ¿cómo podría renunciar a las cosas que tanto significan para mí? Vivo para cazar. Se lo debo a aquellos que no pueden defenderse.
Siwon se incorporó y besó suavemente sus lágrimas.
—Era un tonto.
Heechul sonrió mientras el delgado y musculoso cuerpo de Siwon se deslizaba contra el suyo. Oh, él era delicioso. Toda esa fuerza y ese poder…
Y se preguntó tras quién habría ido luego de convertirse en Dark Hunter.
—¿De quién te vengaste? —preguntó tranquilamente. Él se puso rígido mientras se apartaba.
—¿Por qué quieres saber?
—Sólo estaba intrigado. Acuchillé los neumáticos del auto de Jey cuando terminó conmigo.
La expresión de Siwon era de espanto.
—No, no lo hiciste.
El asintió.
—Hubiese hecho más, pero decidí que eso era suficiente para sacar mi enojo. Tenía unos neumáticos Pirelli realmente lindos —confesó.
Él sacudió la cabeza y rió.
—Entonces, menos mal que no conduzco.
—Y estás evadiendo mi pregunta —dijo, dándole un golpecito en la punta de la nariz con el dedo—. Cuéntame, Siwon. No pensaré mal de ti, lo juro.
Siwon se recostó a su lado mientras los recuerdos enterrados volvían a la superficie. Generalmente hacía su mayor esfuerzo por no recordar esas últimas horas de su vida humana. Por no recordar su primera noche de inmortalidad.
Se apoyó sobre un codo mientras trazaba círculos alrededor del pecho de Heechul. Adoraba el hecho de que él no estuviese consciente de su cuerpo. La desnudez de los dos no le molestaba en lo más mínimo.
—¿Won? —lo incitó.
No iba a dejarlo escapar. Respirando hondo, él detuvo su mano sobre el arito del ombligo.
—Asesiné a mis hermanos —Heechul trazó la línea de su mandíbula mientras sentía su sufrimiento y culpabilidad—. Estaban bebiendo y toqueteándose con sus esclavas prostitutas cuando llegué. Jamás olvidaré la expresión de terror en sus rostros cuando me vieron y se dieron cuenta de porqué estaba allí.  Debería haberlos dejado ir, pero no pude —se alejó con los ojos llenos de tormento y dolor—. ¿Qué tipo de hombre asesina a sus propios hermanos?
Heechul se sentó y atrapó su brazo mientras él abandonaba la cama.
—Ellos te mataron primero.
—Y como dice el viejo dicho, dos errores no hacen un bien. Éramos familia, y los destruí como si fuesen enemigos extraños —se pasó la mano por el pelo—. Incluso maté a mi propio padre.
—No —dijo Heechul seriamente, apretando con más fuerza el brazo de Siwon—. Yesung mató a tu padre, no tú.
Él frunció el ceño.
—¿Cómo sabes eso?
—Shin me lo dijo.
Su rostro se volvió piedra mientras lo miraba con furia.
—¿Y te contó cómo lo mató Yesung? Atravesó a mi padre con mi espada. Una espada que le entregué luego que mi padre me rogase que lo salvara.
Heechul sintió su dolor y quiso darle paz.
—No quiero ofenderte, pero tu padre era un bastardo que merecía ser asesinado.
—No —dijo él, sacudiendo la cabeza—. Nadie merece lo que le sucedió. Era mi padre, y lo traicioné. Lo que hice estuvo mal. Tan mal. Fue como la noche en que…
Heechul no pudo respirar mientras una terrible ola de culpabilidad lo atravesaba.
Se sentó en la cama.
—¿Qué, bebé? ¿Qué noche?
Siwon apretó los puños mientras intentaba bloquear los recuerdos de su infancia. Era imposible.
Una y otra vez veía la violencia, escuchaba los gritos que resonaban a través de los siglos, incluso ahora.
Jamás había sido capaz de bloquearlos.
Antes de comprender lo que estaba haciendo, le contó lo que ninguna otra alma sabía.
—Tenía cinco años cuando Kangin murió, y estaba allí la noche en que regresó por su venganza contra mi abuelo. Así fue que supe lo que era Yesung la noche en que vino por mi padre. Cómo supe el modo de llamar a Artemisa cuando morí. Yo…
Sacudió la cabeza para aclararla. Pero era difícil. Las imágenes del pasado eran claras como el agua y lo perseguían.
—Mi abuelo me había mantenido despierto hasta tarde esa noche, para contarme lo glorioso que era triunfar sobre un digno adversario, aunque fuese por traición.  Estaba  en  el  salón  con  él  cuando  escuché  a  los  caballos afuera, reaccionando ante algo. Podías sentir que había algo maligno allí. Se aferraba al aire. Entonces escuchamos a los guardias gritando, y muriendo. Mi abuelo me metió en un armario para esconderme mientras tomaba su espada.
Siwon dio un respingo.
—Había una grieta en la madera, y podía ver directo al salón. Vi a Kangin entrando. Era completamente salvaje mientras luchaba con mi abuelo. Él no era rival para su furia. Pero Kangin no estaba conforme con sólo matarlo. Lo asesinó sangrientamente. Parte por parte. Centímetro por centímetro, hasta que no quedó nada que pareciera un ser humano. Mantuve mis oídos tapados, y sofoqué mis sollozos. Quería vomitar, pero estaba aterrado de que Kangin me escuchase y me asesinara también.
—Así que me quedé allí sentado en la oscuridad, como un cobarde, hasta que hubo un completo silencio en el salón. Miré y no vi más que las paredes y el piso manchados de sangre.
Se pasó las manos por los ojos como para borrar las imágenes que aún lo atormentaban.
—Salí arrastrándome del armario y recuerdo estar mirando fijamente el modo en que la sangre de mi abuelo cubría mis sandalias. Y entonces grité hasta que perdí la voz, por el miedo. Durante años seguí pensando que si hubiese corrido en busca de ayuda, podría haberlo salvado. Que si hubiese salido del armario, podría haber hecho algo.
—Eras simplemente un niño.
Él rechazó su consuelo. Sabía que no lo merecía.
—No era un niño cuando me alejé y permití que mi padre muriera.
Siwon ahuecó la mejilla de Heechul en su mano. Era tan hermoso. Valiente. A diferencia de él, Heechul tenía principios y bondad.
Él no tenía derecho a tocar algo tan precioso, tan valioso.
—No soy un hombre decente, Heechul. He destruido a todos a quienes he tocado y tú… tú eres la bondad. Debes irte mientras puedas. Por favor. No puedes quedarte conmigo. También te destruiré. Sé que lo haré.
—Siwon —dijo él, tomándole la mano entre las suyas. Sentía su dolorosa necesidad de tocarle. Sentía su deseo de mantenerlo a salvo y protegerlo. Atrayéndolo a sus brazos, lo abrazó en silencio, en la oscuridad—. Eres un buen hombre, Choi Siwon. Tienes honor y decencia, y lastimaré a cualquiera que diga lo contrario… incluyéndote.
Siwon cerró los ojos mientras la abrazaba. Acunó su cabeza entre las manos y saboreó su calidez y su bondad.
Y, en ese momento, se dio cuenta de algo que lo aterrorizaba más que cualquier otra cosa.
Estaba enamorándose de Park Heechul. Descarado seductor, cazador de vampiros, por más grosero y lunático que fuera, lo amaba.
Y no había modo en que pudiera tenerlo. Ninguno.
¿Qué iba a hacer?
¿Cómo podía renunciar a lo único que había tenido en su vida que valía algo?
Sin embargo, porque lo amaba comprendía que debía hacer esto.
Heechul pertenecía a su familia, y él pertenecía a Artemisa.
Se había prometido al servicio de la diosa siglos atrás. El único modo que un Dark Hunter fuera liberado de ese juramento era que alguien lo amara lo suficiente como para sobrevivir a la prueba de Artemisa.
Leeteuk había amado a Kangin lo suficiente. Sungmin había amado a Kyuhyun, y Ryeowook había amado a Yesung.
Heechul ciertamente era lo suficientemente fuerte como para sobrevivir a la prueba. Pero, ¿podría una persona como Heechul amar lo suficiente a alguien como él como para liberarlo?
Incluso mientras la idea atravesaba su mente, se dio cuenta de lo estúpido que era.
Artemisa no estaría dispuesta a dejar ir a otro Dark Hunter y, aunque lo estuviera, Heechul jamás sería suyo. Se rehusaba a meterse entre él y su familia.
Podía necesitarlo pero, al final, él los necesitaba mucho más. Estaba acostumbrado a sobrevivir solo. Hechul no.
No era tan cruel como para pedirle que escogiera lo imposible, cuando lo imposible le costaría todo lo que quería.


1 comentario:

  1. Aish~ Siwonshis!!! Hee haría eso por ti, y más!!!
    A mi lo que me preocupa, es que la diosa vaca...deje ir otro dark hunter!?!!
    Será qué sí!???
    O.o

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yota´s news : De regreso?

 Buenas tardes a todas las lectoras. Después de un año  y casi 4 meses regreso a saludarlas y comentarles nuevas.  Me gustaría decirle...