Pasión Nocturna (DH8)- 19




—¿Cuánto tiempo tenemos antes que Kennie llegue con la comida?
Él chequeó su reloj.
—Probablemente veinte o treinta minutos. ¿Por qué?
Él sonrió.
—Será suficiente —antes que él pudiera preguntar algo más, Heechul se quitó la camiseta y la envolvió alrededor del cuello de Siwon, luego dobló el dedo y le hizo señas para que lo siguiera—. Ven conmigo, General. Voy a sacudir tu mundo.
Aunque no lo supiera, lo había hecho en el instante en que él le había visto por primera vez, luchando contra los Daimons, y había continuado haciéndolo ininterrumpidamente desde entonces.

Stryker finalmente se las había arreglado para calmarse. Al menos por fuera. Por dentro aún hervía de cólera.
Maldita la Destructora y sus mentiras, y maldito Shindong por su sinceridad.
Aunque fuese lo último que hiciera, desharía al mundo de ambos. Pero tenía que moverse cuidadosamente.
Estratégicamente.
Si la Destructora se enteraba alguna vez de que había sido él quien le había dado el Aima a Changsu para que el Spathi pudiese herir a Shindong, su vida sería insignificante. No, tendría que actuar con gran habilidad para derrotarlos a ambos, y lo haría.
Eventualmente.
El aire a su alrededor chisporroteó, con un pedido de Changsu para un bolt- hole, para que el Spathi pudiese regresar desde Nueva Orleáns al reino de Kalosis, el infierno Atlante.
Allí no había luz. Era perpetuamente oscuro y deprimente. Hasta la noche en que había asesinado a su propio hijo, eso no le había molestado.
Ahora sí.
Stryker estiró la mano y abrió el portal.
Changsu regresó, aún era una bruma incorpórea.
Stryker frunció el ceño al incompetente Daimon. En una época lo había respetado, pero el fracaso de Changsu contra un simple Dark Hunter y su amante humano había dejado completamente irritado a Stryker con el ser.
Si no fuera por el hecho que no quería convertirse en el blanco de ataque de la Destructora, ni siquiera hubiese permitido que Changsu tuviera esta oportunidad de regresar a la forma corpórea. Pero a cambio de que Changsu hiriese a Shindong, Stryker estaba dispuesto a reencarnar al Daimon.
—Pensé que ibas a…
—¿A qué me enfrento? —preguntó Changsu mientras su esencia sin rostro y sin forma oscilaba en la recámara débilmente iluminada.
—Sabes a qué te enfrentas.
—No —dijo Changsu—. ¿Qué fue la sustancia que me diste, que derribó al líder de los Dark Hunters?
—No es asunto tuyo. Tu única preocupación debe ser traerme a la niña.
—No comprendo por qué.
Stryker rió.
—Y jamás lo entenderás. Tráeme a la niña, o te enviaré al olvido.
Si no lo supiera, hubiese jurado que el fantasma se mofaba de él.
—Fui expulsado del cuerpo de la perra por Shindong. Ahora están protegidos. Necesito encontrar otro cuerpo.
Stryker se detuvo mientras escuchaba a los Daimons chillando fuera de su salón. No cabían dudas de que los Charontes de Apollymi aún estaban buscando a quien le había robado el Aima.
Ninguno de ellos lo buscaría a él. No se atreverían.
A decir verdad, ya no estaba de humor para continuar jugando. Su madre, la Destructora, había dicho que esperara.
Él no podía esperar más.
El día en que había derramado la sangre de su propio hijo para apaciguar a la Destructora, había sido el día en que comenzó a darse cuenta de algunas cosas.


Y cuando su madre le había ordenado que le llevara a la pequeña hija de un antiguo Dark Hunter y un hechicero humano, había comprendido algo. Esa niña, conocida como Kim Sora, tenía en sus manos el equilibrio del universo.
Quien la poseyera, poseía la clave para controlar el poder más primitivo y antiguo de todos los tiempos.
Ella era el destino del mundo entero.
La Destructora intentaba tener a la niña, para obtener el control.
Stryker reprimió su amarga risa. Tendría a Sora sobre su cadáver. Al final, sería él quien controlaría el Destino Final. No Apollymi.
Stryker llamó a sus cuatro comandantes Spathi quienes aparecieron ante él. Tres hombres y una mujer. Stryker se tomó un minuto para estudiar sus perfectos y hermosos cuerpos.
Los cuatro Daimons parecían no tener más de veintisiete años físicamente… como él. Y al igual que él, habían estado allí desde tiempos inmemoriales. Entrenados para matar, y tomar, y poseer almas humanas para vivir, su ejército no tenía igual.
Era tiempo que la humanidad los conociera.
—¿Nos llamó, akri? —preguntó uno. Stryker asintió.
—Changsu necesita un cuerpo para cumplir con mis órdenes —los cuatro Daimons se miraron entre sí, nerviosamente—. Relájense —dijo Stryker—. No estoy pidiendo que ninguno de ustedes se ofrezca. Oh, no. Lejos de eso. Ustedes cuatro deberán ser sus guardaespaldas.
—Pero, akri, él no tiene un cuerpo que proteger.
Stryker rió maniáticamente.
—Sí lo tiene —extendió la mano y una imagen apareció en el centro de la habitación. Vestido completamente de negro, el Dark Hunter caminaba solo por las calles de Nueva Orleáns—. Allí está tu cuerpo, Changsu —dijo—. Y allí está tu boleto de entrada a la casa de los Hunter. Ahora, tráiganme a esa bebé, o todos ustedes morirán… permanentemente —cuando comenzaban a desaparecer de la habitación, Stryker los detuvo con una última orden—. Shindong me quitó lo único que he amado. En memoria del hijo que me robó, les ordeno que hagan que los humanos que Shindong ama paguen. Quiero ver sangre fluyendo por las calles de Nueva Orleáns. ¿Entendido?
Changsu sonrió perversamente.
—Entendido, akri. Definitivamente entendido.


Siwon gruñó, por lo bien que se sentía Heechul contra él. Completamente desnudo en sus brazos, lo besó ferozmente mientras su mano acariciaba suavemente su pene desde la punta a la base.
Su camisa negra estaba abierta. A diferencia de Heechul, él estaba casi totalmente vestido.
—Kennie está llegando —dijo entrecortadamente mientras él agachaba la cabeza para chupar su endurecida tetilla.
Era difícil pensar con claridad mientras la mano de Heechul lo masajeaba tan expertamente.
—Entonces será mejor que nos pongamos a trabajar —dijo riendo mientras trepaba a la cama.
Siwon no podía respirar al verlo desnudo sobre su cobertor negro. Lo miró mientras abría las piernas, invitándolo.
Heechul enganchó sus tobilloos alrededor de la cadera y lo atrajo.
Siwon siseó cuando él metió la mano entre sus cuerpos y le bajó el pantalón lo suficiente como para poder deslizarse sobre él.
Arqueando la espalda, lo atrajo más dentro de él mientras gemía y se retorcía contra él. Siwon se inclinó sobre un brazo mientras observaba el cuerpo desnudo moviéndose debajo de él. Con ambos pies aún sobre el piso, embistió profundo dentro de su cuerpo húmedo y caliente.
—Eso es, bebé —jadeó mientras se encontraba con él.
Siwon embistió más duro mientras permitía que el contacto de Heechul lo tranquilizara. Su boca se hacía agua por saborearlo.
Heechul gruñó cuando Siwon agachó la cabeza y tomó su pezon en la boca mientras continuaba embistiendo contra sus caderas. Amaba el modo en que sentía a este hombre cuando estaba dentro de él. El modo en que se veía, primitivo y salvaje.
Había algo seriamente erótico acerca de un hombre así de controlado, que perdía el control cada vez que le tocaba. Le agradaba el hecho que él pudiera bajar la guardia cuando estaban solos.
Que no lo juzgara.
Cerrando los ojos, apretó la cabeza de Siwon contra si, mientras se movía aún más rápido. No había nada mejor que él embistiendolo una y otra vez. Que su lengua haciendo magia en su pecho.
Incapaz de soportarlo, apartó los labios de Siwon de su pecho para poder besarlo. Sus ojos estaban oscuros de pasión, el rostro un poco sonrojado por el esfuerzo.
Meneó la cadera contra él mientras hundía las manos en su cabello y le mordisqueaba los labios con los dientes.
Siwon gruñó gravemente mientras Heechul lamía todo el camino hasta su oreja, donde su lengua giró alrededor del lóbulo y envió temblores por todo su cuerpo. Lo puso fuera de control. Quería estar aún más profundo.
Saliendo de su interior, lo hizo girar sobre su estómago, y lo puso de tal forma que estuvo inclinado sobre la cama, con el trasero expuesto.
—¿Won?
Él apartó el cabello del cuello de Heechul mientras se hundía otra vez en su cuerpo. Heechul gritó de placer mientras él se enterraba totalmente dentro suyo. Alguna parte interior, salvaje de él rugió a la vida.
Heechul no podía respirar mientras Siwon tomaba el control. Él mantuvo una mano en su pecho mientras la otra descendía por su cuerpo, más allá de su aro del ombligo, para complacer a su miembro.
—Oh, Won —sollozó, sufriendo por el placer de su contacto.
Los dedos de él acariciándole al mismo tiempo que lo embestía.
La cabeza de Heechul dio vueltas.
Jamás se había sentido tan extrañamente deseable. Tan necesitado.
—Amo el modo en que hueles, Heechul —susurró Siwon en su oído. El sintió el roce de los colmillos contra su garganta.
—¿Vas a morderme, Won?
Sintió que él vacilaba mientras un colmillo rondaba peligrosamente cerca de su yugular.
—Jamás he querido morder a nadie antes —dijo entrecortadamente.
—¿Y ahora?
Se movió aún más rápido.
—Quiero devorarte.
Heechul gritó mientras llegaba al orgasmo instantáneamente.
Siwon apretó los dientes al sentirlo temblar. Esa extraña parte de él aún le rogaba que lo saboreara. Le rogaba que lo poseyera.
Era salvaje y aterrador.
Mordisqueó su garganta, y se forzó a no cortarle piel. Pero fue difícil.


Fue malditamente casi imposible.
Y cuando llegó al clímax un minuto más tarde, escuchó que esa ajena parte suya rugía en triunfo.
Lo abrazó con fuerza hasta que el último temblor lo sacudió. Completamente agotado, lo hizo girar y cayó de rodillas frente a Heechul.

Heechul estaba maravillado ante la imagen del orgulloso guerrero romano arrodillándose ante él. Él envolvió los brazos alrededor de su cintura y apoyó la cabeza cuidadosamente contra su estómago.
Suavemente, pasó las manos por el cabello de Siwon.
Él se apartó para observarle con una penetrante mirada que le quemó.
—No sé por qué estás aquí, Heechul, pero me alegra.
Con la mirada atrapada en la de él, Siwon mordisqueó la sensible piel de su estómago, justo debajo del arito del ombligo. Mordiéndose el labio, Heechul gimió mientras él pasaba la lengua por la luna que pendía de su aro, luego lamía dentro y alrededor de su ombligo, haciendo que su cuerpo se excitara aún más.
Y cuando hundió dos dedos en su entrada, Heechul pensó que en realidad podría derrumbarse.
—Eres tan hermoso, Heechul —le dijo, apartándolo para poder mirar fijamente la parte más íntima de su cuerpo.
Heechul no podía respirar mientras él lo tomaba en la boca y usaba esa increíble lengua para saborearlo íntimamente. Abrió las piernas aún más, para darle más acceso.
Heechul lo miró. Siwon parecía disfrutar de saborearlo tanto como él disfrutaba ser saboreado.
Y él se tomaba su tiempo explorándolo.
—Hey, ¿Siwon?
Él se apartó rápidamente ante el sonido de la voz de Kennie en el pasillo. Aún así, dejó un dedo dentro de Heechul, que continuaba dándole placer y sondeándolo.
Poniéndose lentamente de pie, deslizó otro dedo dentro de su cuerpo.
—¿Qué me has hecho, Heechul? —le susurró entrecortadamente al oído—. Kennie está en el pasillo y en lo único que puedo pensar es en estar dentro tuyo otra vez. En lamerte hasta poder saborear tu orgasmo.
El inesperado comentario le hizo gemir gravemente, ante el pensamiento de lo que le describía.
—Deshazte de Kennie, y soy tuyo toda la noche.
Él lo besó apasionadamente, y luego le pellizcó el trasero con ambas manos.
—Quédate desnudo. Quiero comer mi cena encima de ti.
Heechul se mordió el labio mientras lo recorría un temblor.
—Lo tienes.
Siwon se apartó, abotonó rápidamente su camisa, y se ajustó el pantalón. Le envió una mirada caliente y prometedora antes de salir de la habitación y dejarlo solo.
Heechul dobló las mantas y se deslizó entre las oscuras sábanas de seda que tenían su picante aroma masculino.
Envolviendo los brazos alrededor de la almohada de Siwon, inhaló profundamente.
—¿Qué estoy haciendo? —se preguntó a sí mismo.
Literalmente, estaba durmiendo con el enemigo, y lo estaba disfrutando demasiado. Peor aún, no quería irse. Jamás.
—Mi don en la vida —dijo en voz baja.
Parecía ser siempre atraído a hombres que nunca podría tener.
Debería irse ahora y quedarse con Leeteuk y Kangin, pero no podía resignarse a abandonar a Siwon. ¿Qué haría Siwon sin él?
Más importante aún, ¿qué haría él sin Siwon?


Shin se detuvo, al ver a Kangin en su oficina en la planta alta, por la puerta apenas entreabierta. Eran bien pasadas las cuatro de la mañana y, aunque Kangin ocasionalmente se quedaba levantado hasta tarde con Leeteuk, era inusual encontrar al antiguo Dark Hunter despierto, solo.
Inclinando la cabeza, observó por la rendija cómo Kangin se inclinaba sobre un montón de papeles, tironeándose el pelo. Shin podía sentir su frustración.
Golpeó suavemente a la puerta, para no sobresaltarlo. Kangin levantó la vista y se quitó los anteojos.
—Ah, hola —dijo en un tono bajo mientras Shin abría un poquito la puerta—. Pensé que serías Leeteuk, rogándome que fuera a la cama.
—Ni por todo el dinero del universo —dijo Shin mientras entraba. Fue a pararse frente al escritorio Chippendale negro en forma de riñón, sobre el cual estaban esparcidos algunos papeles oficiales y notas hechas a mano—. ¿Qué haces levantado tan tarde?
—No podía dormir. Yo… —Kangin hizo rechinar los dientes.
—¿Qué? —preguntó Shin, preocupado por su viejo amigo. Kangin suspiró larga y cansadamente.
—No tienes idea de cómo es esto, Shin. Lo duro que es cada día. ¿Al menos recuerdas cómo era ser humano?
Shin depositó su mochila en el piso mientras escuchaba los pensamientos de Kangin. Estaban desorientados y llenos de pánico.
Normalmente, Shin no respondía ninguna pregunta sobre su pasado, pero su amigo necesitaba consuelo; para ser sincero, tomando en cuenta la porquería que había sido esa noche con Minho, Simi, Yesung, Heechul, la Destructora y los Daimons, él también lo necesitaba.
—Sí, recuerdo ser humano, pero hago mi condenado mejor intento para no detenerme en eso.
—Sí, pero, sin ofenderte, eras joven cuando moriste. No tienes idea de la responsabilidad que tengo.
Shin tuvo que reprimir una risa amarga al escucharlo. Si Kangin tan solo supiera…
Habría intercambiado destinos y responsabilidades con el antiguo General griego en un parpadeo.
—Observa esto —dijo Kangin, empujando un pedazo de papel hacia él—. Olvida a los malditos Daimons, la cosa más terrorífica en este planeta son los abogados y los agentes de seguros. Mi dios, ¿conoces las estadísticas por accidentes de tráfico? Me aterra subir a mi hija o a mi esposo al auto. Mi botiquín, que no solía tener más que pasta dental y vendas, ahora tiene Advil, Sudafed, Bengay, Lipitor, y Benicar. Tengo presión arterial alta, alto colesterol…
—Bueno, en verdad abusaste de tu cuerpo con la comida chatarra los últimos cuarenta años.
—¡Era inmortal! —dijo Kangin bruscamente, y entonces  su rostro palideció—. Voy a morir otra vez, Shin. Sólo que en esta ocasión, dudo que Artemisa esté allí para ofrecerme un intercambio —se pasó una mano por el cabello—. Mi esposo morirá algún día, y Sora…
—Ni siquiera lo pienses.
Los ojos de Kangin lo observaron con enojo.
—¿Que no lo piense? Para ti es fácil decirlo. No vas a morir. Y la muerte es en lo único que puedo pensar, especialmente desde que Leeteuk sigue teniendo esas pesadillas. Ahora soy humano. No puedo protegerlos como antes podía.
—Por eso es que Kassim y yo estamos aquí.
Kangin sacudió la cabeza y luego buscó sus anteojos.
—Y odio estas malditas cosas que tengo que usar para leer la letra pequeña que está diseñada para robar mi alma de un modo aún más efectivo que la diosa. ¿Qué me sucedió, Shindong? Ayer, era la cosa más mala cazando en la  noche. Los Daimons temblaban de miedo ante mí. ¿Ahora qué soy? Soy tan patético que tengo que sobornar a Minho para que deje algunos beignets dentro de la casa y esconderlos en un armario para poder comer uno sin que Leeteuk se entere y me exprima una vez más. Tengo problemas de sinusitis. Si duermo mal, por la noche me duele la espalda. Mis rodillas duelen como el demonio y ayer, cuando me agaché para levantar a Sora, casi me caí. Envejecer realmente apesta.
Shin lo miró extrañado.
—¿Estás diciéndome que quieres regresar?


2 comentarios:

  1. El Sichul es hermoso!!! <3
    Me encanta, como...poco a poco esos dos se van enamorado, son tal para cual...el uno para el otro!!!
    Y pos Kaning...me jode que sea tan malo con Siwi~ pero...jaajajajajajajjaja sus quejas son muy extrañas ...obvio tiene que morir algún día, y si no se cuida peor...
    Será que quiere ser un dark hunter de nuevo!???
    Eso seria otro nivel!!!
    Y no entendi...quién hp es él enemigo!???

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  2. El SiChul siempre tan fogoso.
    Por muy malos que sean los malos...hoy,o al menos no en este capítulo,no me centraré en ellos...aunque me de miedo todo lo que planean hacer,sin recordar que Sora esta en sus planes

    El sichul siempre tan hot...no pueden evitarlo y yo no puedo reprocharselos...ellos son perfectos...*0*

    Oh...pobre kangin...ahora siwon,los daimons y demás son lo menos de sus problemas...con todo eso que le pasa...cómo podrá proteger a su familia?...

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yota´s news : De regreso?

 Buenas tardes a todas las lectoras. Después de un año  y casi 4 meses regreso a saludarlas y comentarles nuevas.  Me gustaría decirle...