Marcado V -7



—Tú siempre me ves, Kibum. Me entiendes cuando ni siquiera yo lo hago. Eras mi mejor amigo y luego te fuiste. No puedo preocuparme por alguien, atarme a alguien, cuando al final van a dejarme. —Él estaba respirando de forma pesada y no pude evitar finalmente poner mis dedos sobre ese mechón de cabello que le colgaba entre los ojos. Sus siguientes palabras me retorcieron tanto el corazón que dolía—. No después de lo que le pasó a mi madre.

Iba a decirle que lo sentía. Nunca quise alejarme de su vida por completo, pero era joven y finalmente libre de las riendas de mi padre así que me había vuelto un poco loco y perdido algo de mí mismo.

Necesitaba que supiese que él había sido mi mejor amigo también. Quería decir que él era lo único bueno que recordaba mientras crecía pero su boca se movió de mi vista hacia mis labios y la dejó allí.

No me besó, no me respiró, no me saboreó con su lengua. Solo dejó sus labios contra los míos y los mantuvimos presionados en silencio, la tensión se espesaba y palpitaba entre nosotros. Me sentía como si estuviese atrapado. Atrapado en algún tipo de película a cámara lenta, donde cada toque, cada movimiento era deliberadamente agonizante y tortuosamente dibujado.

Esos talentosos dedos suyos patinaban muy cerca de donde el borde de la tela y mi piel se unían debajo de mi ropa y ya no estaba cerca del interior de mi muslo sino mucho más cerca de lugares que estaban calientes y húmedos, lugares que empezaban a apretarse por lo que quería y necesitaba.

—¿Qué hay de ti, Kibum? ¿Piensas en mí como en un hermano?

Cuando él habló sentí como sus palabras se rozaban contra mi boca más que oír lo que dijo. Di con mi cabeza una pequeña sacudida y enrollé mis dedos sobre los fuertes tendones de la base de su cuello.

—No. pensé que eras un chico pequeño hermoso y triste y luego pensé que eras un adolescente inteligente y talentoso. —Jadeé y dejé escapar un gritito de sorpresa porque ya no había más tela entre sus inquisitivos dedos y mi carne húmeda y necesitada—. Ahora creo que eres un hombre apuesto y complicado, pero ninguno de mis sentimientos por ti han sido nunca fraternales. Nunca te he considerado como un hermano, Jjong.

Fue difícil sacar las palabras, era difícil respirar porque me estaba tocando, acariciándome de arriba a abajo, y finalmente su boca se estaba frotando dolorosamente contra la mía. ¿Cómo se suponía que iba a tener pensamientos coherentes cuando estaba pasando por todo eso y el chico que se lo estaba haciendo se sentía y lucía como Jjong lo hacía? Cuando él era el único lugar brillante en una niñez que de otra forma hubiese sido nublada.

—Dime que estás aquí por mí. —Su voz era baja y prácticamente podía sentir la intensidad de su mirada mientras me cambiaba un poco de posición para que sus dedos se pudieran mover más profundo, jugaba duro con todas las partes más sensitivas de mi cuerpo.
No quería decirle eso. Aunque era verdad.

Me besó. Me besó realmente. Lo besé de vuelta sin poder evitarlo, me senté allí y lo dejé jugar con mi cuerpo con si estuviese indefenso para pararlo…. Porque lo estaba. Sus dedos hacían círculos en mi interior, su toque era el correcto mientras continuaba violando mi boca.

Se echó hacia atrás y me besó, mordiéndome la boca. Se inclinó un poco más cerca, con sus manos presionando mientras usaba su lengua para tocar el centro de mi labio superior y luego me dio un beso sobre el rubí que tenía sobre mi boca.

Me hizo temblar y tenía las uñas clavándose en el lugar por donde lo estaba sujetando. Grité y arqueé la espalda cuando encontró el lugar perfecto, el lugar mágico dentro de mí que no todos los hombres habían encontrado antes. Vi un destelló blanco mientras él me sonreía y luego desapareció cuando enterró su cara en la cueva de mi cuello y empezó a besarme y a chuparme la carne tensa que había ahí.

—Dime Kibum. Dime que viniste aquí por mí.

Estaba tan cerca, podía sentir el placer y algo más ardiendo sobre mis terminaciones nerviosas. Me retorcía en sus manos, mi cuerpo se inclinaba y temblaba contra el suyo y sabía que iba a romperme por su toque en cualquier segundo. Mis pezones estaban duros y me dolían. Mi piel estaba ultra sensible y donde me tocara sentía electricidad y chispas, sin mencionar que había acertado justo el centro de mi deseo.

—Jjong…. —Su nombre salió como un gemido estrangulado, cuando sus dientes se hundieron a un lado de mi cuello donde mi pulso estaba bombeando. Los sonidos que estaba haciendo le decían como me afectaba exactamente su toque, estaba cerca y él lo sabía. Lo sentí gruñir contra mi pulso, sentí sus músculos tensarse y mi cuerpo se rompió y se contrajo alrededor de sus dedos. No solo se sintió bien, sexy y mojado, sino que me sacudió por completo.

Me gustaba el sexo, y nunca había tenido miedo de admitirlo, pero nunca me habían tocado, nunca un hombre había puesto sus manos sobre mí y me había hecho sentir como si al final yo fuera mejor para él como él acababa de hacerlo. Me sentí como si me estuviese enseñando algo nuevo, ensañándome algo que yo no sabía sobre mí mismo y me dejó aturdido.

Jjong se apartó justo lo suficiente para que pudiésemos mirarnos el uno al otro. Saco su mano de mis pantalones y la dejó sobre mi muslo. Los dos estábamos respirando con fuerza y mirándonos el uno al otro. Sus ojos brillaban y había una sonrisa y algo más bailando a través de sus rostro.

—Vine por ti. —Mi voz salió alta y poco uniforme.

Él se rio, profundo y retumbante.

—Lo sé. Estaba justo ahí contigo, pero aun quiero que me digas que estas aquí por mí. —Lo empujé hacia atrás con el ceño fruncido y salté de la encimera. La forma en que mi pecho se presionaba contra el suyo mucho más duro hacia que mis ya excitados pezones doliesen por la necesidad de atención.

—De acuerdo. Estoy aquí en Seúl por ti. Conocí a Shindong hace unos años y me hizo derramar mis tripas mientras me tatuaba. Me preguntó dónde crecí y le dije que en Hyehwadong. Tuvo que saber que tú y yo teníamos un montón de historia. Puso sus ruedas a trabajar antes de fallecer pero la verdad es que vine aquí por ti.

Él abrió su boca para decir algo más, pero el cachorro que sorprendentemente había estado quieto durante toda la conmoción, salió de mi habitación con un trozo andrajoso y baboso de zapato en su boca. Suspiré mientras traía su premio y lo dejaba a los pies calzados con botas de Jjong con un orgulloso “wooff”. Murmuré

—Parece que quiere jugar.

Jjong sonrió y se inclinó para rascarle al perro detrás de las orejas.

—Yo también.

No puede evitar que mi mirada fuera a la parte donde sus pantalones se estiraban. Me mordí mi labio inferior y vi su mirada estrecharse por el movimiento. Ahora que había algo de espacio entre nosotros, había vuelto mi ingenio y le dije:

—Mira, no tenía ni idea de que le pediste matrimonio a Jinki. Tengo todos estos recuerdos de lo cariñoso que eras siempre, como siempre estábamos en sintonía, y como siempre me hacías feliz, decidí perseguir esos sentimientos. Siempre echaba algo de menos no importaba donde estuviese y tengo un tipo de presentimiento de que ese algo eras tú. No pienso en todo… Nunca lo hago.

Me moví incomodo sobre mis pies descalzos mientras él me miraba en silencio.

—Te deseo, Jjong. Eres hermoso y extremadamente talentoso, pero no voy a compartir a un chico con mi hermano. A ninguno, nunca. —Me preguntaba si él sabía que Jinki se había casado con alguien más justo unos años después de rechazarlo.

Él elevó una de sus cejas hacia mí y se levantó de nuevo hasta su plena altura.

—Jinki no está aquí.

—No se siente así. No sé si voy a ser capaz de apartar el hecho de que le pediste que se casara contigo, Jjong. —Miré al pequeño perro que se había movido entre nosotros y dejado caer su borroso cuerpo a mis pies—. Siempre pensé que había sido un amor de adolescentes no algo real.

Se frotó una de sus patillas con el dedo índice y una sonrisa aniñada coqueteó con su boca. Era una peligrosa mezcla del chico que recordaba y el complicado hombre que estaba empezando a conocer a un nivel muy  diferente.

Puso su dedo debajo de mi barbilla y levantó mi cara hacia atrás de modo que estábamos mirándonos el uno al otro.

—No he hecho algo real, Kibum. Amé a Jinki por un montón de razones y no sé si ahora mirando hacia atrás cualquiera de ellas habría durado o tendría algún tipo de sentido ahora. Lo que sí sé es que cuando te vi ese día que fuiste contratado en la tienda, fue como caminar de cara contra una pared, y no solo mi polla se endureció con solo mirarte, sino que algo en mi pecho se sintió como si se desatara. Todavía no sé si algo de eso es bueno o malo, pero lo que sí sé es que se siente condenadamente real. Más real de lo que alguna vez sentí por tu hermano. Sé que todo esto se siente menos como algo que va a ser fácil y un buen momento y más como algo con lo que tengo que lidiar. También sé que estar sintiendo todo esto me tiene cagado de miedo.

Bueno, no era exactamente una declaración arrebatadora de amor y no eran palabras que calmasen todos mis temores, pero no se podía negar la respuesta magnética y física que definitivamente despertábamos en el otro. Solo necesitaba un minuto para poner a mi cabeza y mi corazón en la misma página y decirle lo mismo.

—Tengo que averiguar lo que siento acerca del hecho de que estuvieras dispuesto a pasar el resto de tu vida con mi hermano, Jjong. Nada me ha importado lo suficiente para que yo quisiera encajar todo antes. Normalmente me aburro y sigo adelante cuando las cosas se ponen difíciles o complicadas. Incluyendo mis sentimientos. Es fácil huir y mucho más difícil quedarse.

Sus ojos se oscurecieron y dio un paso lejos de mí.

—Ya he estado en tu retrovisor una vez, Kibum. No tengo ninguna intención de acabar allí de nuevo.

Suspiré y me incliné para recoger al perro cuando él gimoteo hacia mí. Froté mi cara en su suave pelaje y miré a Jjong sobre la parte superior de la cabeza de Kkomde.

—No voy a ninguna parte.

Él resopló y se volteó y empezó a caminar hacia la puerta.

—Lo creeré cuando lo vea —Asintió con la cabeza a donde había dejado los dibujos en mi encimera—. Échales un vistazo a estos y hazme saber lo que piensas.

Tenía la puerta abierta cuando lo llamé por su nombre:

—Jjong. —Me miró por encima del hombro y vi todo lo que quería de él en esa eléctrica mirada caliente—. Empezamos como amigos, tal vez deberíamos intentar eso primero y te dará tiempo para ver que estoy aquí para quedarme y me dará un poco de tiempo para averiguar si puedo lidiar en mi cabeza con tu historia con Jinki.

Él lo consideró durante un largo rato, en silencio y todo lo que podía oír era a Kkomde jadeando y mi corazón tronando. Si decía que no, si me decía que no estaba interesado en reavivar esa camaradería que siempre habíamos tenido, no estaba seguro de qué iba a hacer yo. Necesitaba tenerlo en mi vida pero también necesitaba un minuto para tener claridad.

—Tengo un montón de amigos, Kibum. No quiero verlos a ninguno de ellos desnudos o tener a cualquiera de ellos en la cama. No necesitamos intentarlo y ser amigos de nuevo, siempre lo fuimos. Eso nunca se fue, tú lo hiciste. Tú comenzaste este juego de persecución, así que cuando averigües tu mierda házmelo saber, porque yo ya estoy atrapado.

La puerta se cerró detrás de él con esa nota definitiva y me quedé mirando tras él fijamente sin estar segura de qué decir o cómo sentirme.

Yo estaba bien por mi cuenta. De hecho, prosperé e hice una vida bastante maravillosa para mí por mi propia cuenta. No era el tipo de joven que alguna vez sintió que necesitaba un hombre para estar completo o sentirse realizado, pero mirando la puerta cerrada y con mi cuerpo todavía ardiente y sensible por su atención, de repente quería llamarlo y pedirle que se quedara. Él estaba jugando no solo con mis sentimientos, sino también con lo que yo pensaba que siempre había sabido.

Besé a Kkomde y lo puse abajo después de recoger mi zapato destruido y me acerqué a la encimera donde Jjong había dejado las imágenes para que las mirara. Las extendí y solo me quedé mirándolas con asombro.

Él en realidad era increíblemente hábil. Los bocetos parecían en 3D y tan reales que tuve que tocar uno para asegurarme de que era solo simple lápiz sobre papel. Las personas iban a perder la razón cuando pusiera los gráficos en las pequeñas, lindas y divertidas camisetas sin mangas. La gitana se vería increíble en la parte posterior de la chaqueta de estilo antiguo de mecánico.

Yo estaba diseñando cosas en mi cabeza, por lo que me tomó un segundo registrarlo mientras miraba el hermoso rostro que me resultaba familiar. Agarré la imagen y la sostuve cerca de mi cara ya que desde que Jjong me había arrebatado mis gafas apenas podía ver.

Parecía mi viva imagen, los rasgos, todo era yo, si yo fuera una adivina de 1940. Hice un bajo ruido estrangulado en mi garganta y dejé caer la imagen de mis dedos entumecidos. Todavía estaba enojado conmigo, aferrándose a una gran cantidad de ira y sintiéndose abandonado desde que me fui hace tantos años.

Con su historia de amor y pérdida, no podía culparlo. No confiaba en que yo estuviera aquí por un largo tiempo, en que él era suficiente para mantenerme arraigado a Seúl. Estaba receloso y un poco molesto, pero incluso con todo eso aún me veía como algo tan hermoso que casi me dolía mirarlo.

Me dieron ganas de llorar, sobre todo porque por mucho que me encantara la imagen, que me encantara la manera en la que me veía, no pude detener mi siguiente pensamiento, ¿era así como él seguía viendo a Jinki también?

Mierda. Este juego de atraparlo estaba resultando ser mucho más complicado de lo que había anticipado.



Ahora que los papeles se habían invertido y Kibum era el único evitándome, dándome miradas de reojo y corriendo para otro lado cuando me acercaba a él, vi cuán molesto y frustrante debió haber sido cuando yo era el que se lo hacía.

Tomé cada oportunidad que se presentaba para tocarlo, para estar cerca de él, para acercarme y presionarme sobre él. Yo era el único tratándolo como a una presa y él me devolvía la mirada como un ciervo encandilado por los faros con esos profundos ojos oscuros.

Sabía que algo iba a tener que suceder de una manera u otra entre los dos. O él iba a superar todas esas tonterías en su cabeza sobre Jinki y dejarme llevarlo a la cama, o iba a decidir que todo era demasiado y no podía ser y cortar y huir como aparentemente había estado haciendo toda su vida. No estaba seguro de qué resultado estaba deseando, ya que ambos tenían sus pros y sus contras.

Por un lado quería desnudarme con él, enredarme a mí mismo con él de todas las maneras más obscenas y sucias que se me ocurrieran, pero no quería tener sexo con él y luego tenerle llevándose todo y dejándome colgando.

Tenía la sensación de que si alguna vez terminaba en la cama con Kibum, significaría el fin de mis hábitos de dormitorio de follar y dejar. No había dejar con él, no teniendo en cuenta lo fuerte que seguía reaccionando después de una década sin ningún contacto entre nosotros dos.

Como resultado de ello creo que inconscientemente lo estaba presionando, tratando de hacerla huir porque sabía desde el principio que era lo que más probablemente iba a hacer.

Era su patrón. Yo solo estaba tratando de acelerar el proceso antes de que pudiera invertir más tiempo en él y el hecho de que lo quería tan mal que podía saborearlo. La cosa era, no importa lo mucho que lo empujaba, lo cerca que llegaba a estar físicamente, nunca me dijo que retrocediera. Simplemente me dio una mirada de complicidad, como si supiera todas las jugadas antes de que fueran gritadas y ya tenía una estrategia defensiva en mente para contrarrestarlas.

Era viernes por la tarde y yo había estado en SMarked, pero mi última cita se había cancelado debido a una emergencia, así que tenía un par de horas libres. Era el día de Hyukjae de estar abajo en Min´s Soul, así que sabía que me iba a dar un montón de mierda por estar acechando en torno a la nueva tienda cuando debería estar trabajando, pero no me importaba. Cuando abrí la puerta, me sorprendí al ver su puntiaguda cabeza detrás del mostrador y no la de Kibum. Estaba en el teléfono y solo me puso los ojos en blanco cuando me apoyé en el lado opuesto.

—Te llamaré de vuelta, Siwon. Jjong acaba de llegar. —Hizo una pausa y luego sonrió—. Sí, gracias... Estoy muerto de miedo pero voy a superarlo.

Levanté una ceja y él hizo lo mismo hacía mí, solo que con su metal en ella.

—¿Qué pasa?

—Nada. Solo pensaba que podría pasar por aquí. ¿Qué pasa contigo? ¿Por qué estás tan muerto de miedo?

Hyukjae se encogió de hombros.

—Las cosas están cambiando. Es difícil mantenerse al día a veces. Siwon me estaba diciendo que todo es una venganza por ser un imbécil por tanto tiempo.

—¿De qué está hablando? Sigues siendo un imbécil la mayor parte del tiempo.

Se rio y se recostó en la silla con los brazos detrás de la cabeza.

—Es cierto. ¿Quieres ser sincero conmigo y decirme la verdadera razón por la que estás aquí en vez de estar donde se supone que deberías estar? Porque estoy jodidamente seguro de que tiene algo que ver con nuestro guapo nuevo gerente de la tienda.

—No quiero contarte mierda.

Soltó un bufido y me dijo:

—Él tenía una reunión con el serígrafista. Debería estar de vuelta en una hora o algo así. Esos diseños que dibujaste fueron brutales, amigo.

Me encogí de hombros con indiferencia.

—Sigo esperando a que tú y Kyuhyun me den algo que pueda darle a él.

Dejó caer los brazos y se puso de pie cuando la puerta principal se abrió.

—Mi mente ha estado en otras cosas últimamente. Te los voy a traer en breve. Prometido.

Saludó a un cliente y me volví para subir las escaleras. Él me detuvo diciendo mi nombre.

—Las parejas son todo lo que hay arriba. Es posible que desees mantenerte al margen durante un minuto o dos.

Solo lo despedí con mi mano. Estaba acostumbrado a la actitud de Heechul y al descaro de Zhoumi. Donghae era la cosa más dulce en el mundo, y lo que estuvieran discutiendo allí no podría ser algo que me enviara corriendo por las colinas. Además, tal vez podría tener su opinión colectiva de jóvenes y averiguar realmente cual era el asunto con Kibum. Había demasiados secretos e incógnitas acechando detrás de esos ojos oscuros.

Cuando llegué a la parte superior de las escaleras de inmediato supe que tendría que haber hecho caso a la advertencia de Hyukjae. Los chicos estaban acurrucados en un círculo cerrado y todos estaban haciendo sonidos de gimoteos como si estuvieran llorando. Los tres tenían sus cabezas inclinadas muy juntas como si estuvieran planeando una estrategia antes de un juego importante y sentí todos mis instintos protectores encendiéndose.

Quería hacer daño a quien quiera que fuera el responsable de hacer que estos fantásticos e importantes jóvenes lloraran y luego me di cuenta de que probablemente todos estaban simplemente exagerando sobre la noticia de que Zhoumi se estaba mudando.

Todos se separaron cuando mis botas resonaron en el escalón superior y tres pares de ojos llorosos se movieron hacia mi dirección. Les sonreí, mi instinto tratando de mejorar la situación.

—No se preocupen chicos, Daejeon no está tan lejos. Henry traerá de regreso a nuestro chico regularmente. Me aseguraré de ello.

Vi los ojos de Zhoumi agrandarse en su cara mientras Donghae y Heechul se volteaban hacia él con ceños furiosos.

—¿Qué? —soltó Donghae bruscamente la pregunta y Heechul lo siguió rápidamente.

—Sí, ¿qué?

Zhoumi levantó las manos delante de él y me miró.

—Apestas, Jjong.

Fruncí el ceño y los miré a todos, totalmente perdido.

—¿Por qué demonios estarían todos ustedes llorando si no es porque te estás mudando?

—¡MUDANDO! —El grito de Donghae fue lo suficientemente fuerte para hacer que los espejos y ventanas traquetearan en sus marcos, mientras sus mejillas se volvían de un rojo brillante.

Heechul empujó Zhoumi en el hombro y el chico de mi mejor amigo se limitó a sacudir su oscura cabeza.

—Les iba a contar una vez que oficialmente me aceptaran en el programa de posgrado en la Universidad de Hyehwadong en Daejeon. Henry y yo simplemente no podemos seguir pasando tanto tiempo separados. Lo odio. Él lo odia y teníamos que encontrar algo mejor.





1 comentario:

  1. Siendo yo Kibum, también tendría un montón de dudas... Y más si el hombre que me gusta quería casarme con mi hermana..
    Creo que él debería decirle que no fue nada serio o algo así...

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yota´s news : De regreso?

 Buenas tardes a todas las lectoras. Después de un año  y casi 4 meses regreso a saludarlas y comentarles nuevas.  Me gustaría decirle...