Marcado V -16



Cuando Jjong entró a la tienda la siguiente tarde esperaba que saltara sobre mí y me exigiera respuestas por mi admitámoslo terrible comportamiento últimamente, pero no lo hizo. Me sonrió con su normal forma encantadora y fue a su estación a arreglar todo desde que tenía citas consecutivas durante el día.

No me miró o trató de hablar conmigo más allá de lo necesario para el negocio durante el turno. Me estresó y me hizo sentir incluso peor de lo que ya me sentía, y por supuesto desde que no lo había visto por unos cuantos días, todo lo que quería hacer era mirarlo y recordar cómo se veía usando nada más que su maltratado sombrero de vaquero. Eso hizo una tarde bastante desagradable y tensa.

Iba a pregúntale si quería almorzar conmigo y por “almorzar” significaba manosearlo en algún lugar privado mientras trataba de darle mi mejor disculpa y explicarle todos los locos y frenéticos pensamientos que me habían estado persiguiendo desde que vi sus brazos alrededor de mi hermano. Él se desvaneció antes de que lo hiciera. Eso me puso en un modo agrio y molesto por el resto del día.

Sabía que no era lógico desde que yo había sido el que jugó a las escondidas toda la semana, pero no podía evitarlo. Afortunadamente el primer envío de cosas de la tienda llegó más tarde y tuve que ir arriba y revisar cómo había llegado todo.

Los chicos se habían superado con los diseños. Los diseños eran fantásticos y únicos. Sabía que las personas iban a comérselos desde el comienzo. Tenía la completa intención de que estos chicos tuvieran su propia marca que pudiera ir más allá que solo en camisetas. Todos eran tan talentosos y habían sobrevivido a mucho para llegar a donde estaban. Se merecían ser notados y reconocidos por ser de los mejores en el negocio.

Estaba en el cielo de la ropa y ya estaba pensando sobre la siguiente ola de diseños y vestimentas además de obtener un sitio en línea para administrar cuando escuché botas en las escaleras. Sabía que era Jjong y miré a mi teléfono para ver qué hora era. Estaba sorprendido de ver que ya era pasada la hora de hacer el conteo de dinero del día e ir a casa.

Cuando él alcanzó la parte de arriba me di cuenta que tenía la bolsa del banco en su mano y que había una determinada inclinación en su boca normalmente sonriente.

—Todo en la parte de abajo está hecho. Esto está listo para depositarlo. ¿Tienes algo más que hacer aquí arriba?

Iba a desempacar algunas de las cajas con ropa que habían llegado y tratar de hacer un camino entre las pilas así Heechul podría caminar entre ellas, pero no había nada que no pudiera esperar hasta el lunes. No quería desperdiciar mi oportunidad si Jjong estaba finalmente dispuesto a hablarme después de su frío comportamiento todo el día. Odiaba que me mereciera su brusquedad.

—No. Terminaré el lunes. Vendré cuando la tienda esté cerrada así puedo tomarme mi tiempo.

Asintió y caminó alrededor de mis pilas de cosas delicadamente para ir a la oficina de Heechul. Entró y salió cargando una pequeña bolsa negra. Bloqueó la puerta detrás de él y caminó hasta donde estaba esperando. Enredó sus largos dedos alrededor de mi muñeca y sin decir ni una palabra me empujó detrás de él para bajar las escaleras, diciéndome que apagara las luces mientras nos íbamos.

—¿Qué hay en la bolsa, Jjong? Te dije que podríamos hablar después del trabajo, entonces, ¿por qué te estás comportando tan bruscamente?

—Brusco ni siquiera es la punta del iceberg, dulzura.

Sabía que tenía que estar realmente molesto si estaba usando uno de sus términos desechables de cariño en mí. Acentuó más esa creencia cuando me arrastró hasta su camioneta a pesar del hecho que estaba acribillándolo con preguntas y quejándome sobre mi auto estando en el estacionamiento al otro lado de la calle.

—Jinki vino y se llevó tu auto cuando me trajo esa bolsa para ti en el almuerzo. Desde que has estado evitándome toda la semana te estoy llevando a algún lado donde no haya ni un solo lugar para que corras y vamos a arreglar está mierda. Si quieres ignorarme por dos días más está bien, pero vas a estar aburrido.

Se giró para mirar el parabrisas y noté el tic saltando en su fuerte mandíbula.

—Te dije que estaba listo para hablar. —Crucé mis brazos sobre mi pecho porque no me gustaba ser emboscado y odiaba sentirme castigado.

—También me dijiste que no ibas a huir de mí de nuevo y eso es exactamente lo que hiciste esa semana.

Era cierto y no podía negarlo.

—Solo necesitaba un minuto, Jjong. No fui a ningún lado. Estuve ahí todo el tiempo.

Dijo una palabrota y me lanzó una dura mirada por el rabillo de su ojo.

—Estabas ahí pero no podrías haber estado más lejos si lo hubieras intentado.

La camioneta salió del camino y se dirigió al norte. Miré la ciudad desvanecerse en la parte trasera y le pregunté una vez más a donde estábamos yendo.

Podía decir que se estaba debatiendo si quería decirme o no solo para fastidiarme pero eventualmente su innata cortesía ganó.

—Shindong tenía una cabaña en el bosque en un lago privado que le dio a Kyuhyun. Kyuhyun la tiene porque no soporta venderla, y creo que quiere convencer a Sungmin de tomarse un tiempo libre en el invierno y esconderse con él por una semana o dos desde que ambos están muy ocupados trabajando todo el tiempo. Me dijo que podía prestármela por unos cuantos días mientras arreglaba su mierda. No hay electricidad ni comodidades modernas, así que todo lo que se puede hacer es pescar, follar y hablar. —Alzó una ceja hacia mí con una mirada lasciva—. No traje ninguna caña de pescar.

Miré fuera de la ventana al cielo oscurecido y murmuré:

—No puedo creer que mi propio hermano te ayudara a secuestrarme.

—Alguien tenía que ceder, Kibum. Aun si estamos haciendo esto o no, tengo que saberlo de un modo u otro. Jinkig solo quiere que seas feliz. Diablos, él quiere que yo sea feliz después de todo este tiempo y el camino hacia ese lugar para ambos corre a través de ti.

No estaba seguro sobre qué decir ante eso pero sabía que una cosa era sensacionalmente, perfectamente, absolutamente clara como el cristal después de estar estos días sin él.

—Definitivamente estamos haciendo esto, tal vez no estamos haciéndolo bien todo el tiempo, y el camino tal vez tenga un rápido freno o dos.

Al menos el tic en su mandíbula se había calmado después de decir eso y sus manos se habían relajado en el volante.

La cabaña no estaba realmente lejos de los límites de la ciudad, pero una vez que comenzamos a adentrarnos en la montañas y los caminos se volvieron cosas que se veían apenas como senderos, me di cuenta que iba a estar bien oscuro cuando llegáramos a donde estábamos yendo.

No era un joven de naturaleza pero la paz y serenidad de este lugar eran realmente bienvenidos después de una semana en el borde de la duda y confusión.

Cuando Jjong finalmente se detuvo una hora y media después, decidí que llamar a este lugar una cabaña era realmente generoso. Se veía más como una choza de madera en el medio del bosque. Todo lo que podía pensar que era que si se veía así de mal en la noche, realmente no quería verla en la mañana.

Jjong salió de la camioneta y llevó nuestras bolsas hacia las escaleras y las dejó en el suelo. Se movió alrededor hacia la parte trasera del vehículo mientras yo salía de él y miré mientras sacaba una gran hielera y la depositaba con el resto de las cosas.

Me miró interrogativamente, así que suspiré y delicadamente hice mi camino hacia donde estaba esperando, cuidadoso de no romperme un tobillo.

—No estoy exactamente vestido para esto, Jonghyun.

Me sonrió burlonamente y mantuvo la puerta abierta y me hizo entrar en el pequeño espacio. Casi me doy la vuelta y salgo corriendo por la puerta. No había nada ahí. Cuatro paredes, una estufa de leñas, sin luces brillando, lo que nos llevaba a todo siendo sumido en espeluznantes sombras. Una silla destartalada que parecía que se había caído de la parte trasera de un camión de basura y un catre viejo estilo militar eran los únicos muebles. Me di la vuelta para decirle rotundamente:

—No voy a dormir en el suelo y es mejor que no haya murciélagos.

Se rio en voz alta y tiró todas nuestras cosas dentro. Desapareció en la parte posterior de la camioneta de nuevo y trajo consigo un contenedor de donde sacó un par de linternas que encendió de inmediato y un colchón de aire que tenía un adaptador para inflarlo desde el encendedor del auto. También sacó varias mantas y se ofreció a dejarme rebuscar entre los suministros que trajo para encontrar algo de comer. Había un montón de cerveza, algunas botellas de agua y cosas para sándwiches y el desayuno. Tenía que reconocerlo, estaba súper preparado para esta aventura.

Una vez que forzó al colchón hinchable a meterse en su lugar e hizo la improvisada cama, se quitó las botas vaqueras y se dejó caer de espaldas para mirar al techo. Se puso las manos detrás de la cabeza y solo se quedó allí en silencio, así que yo me saqué mis propios zapatos, agarré un par de cervezas, y fue a reunirme con él. Puse las latas en el suelo y me senté al lado de su cadera en la cama blandita.

—¿Cómo vas a sobrevivir sin tener porquería que ponerte en el cabello por un par de días? —Jugueteé con los mechones rubios peinándolos hacia arriba.

Él me agarró el brazo con la mano y la llevó hacia abajo para poner un beso en mi latiente pulso en la parte inferior de mi muñeca. Levantó una ceja y ladeó la barbilla hacia abajo para poder mirarme.

—Traje mi sombrero de vaquero.

Oh, dulce bebé Jesús, entonces teníamos que hacerlo realmente rápido.
Extendí la mano para poder trazar la línea de una de sus cejas.

—Siento mucho que te hayas sentido como si tuvieras que llegar a tal extremo solo para hablar de nuestra relación. Eso no está bien y no es justo para ti. Me volví loco y sé que no lo manejé correctamente.

Su pecho subía y bajaba mientras exhalaba ruidosamente. Me tomó de la mano y la utilizó para acercarme a él así quedaba acostada sobre su ancho pecho.

—No es que te vuelvas loco o la forma en que lo manejaste lo que me preocupa. Es el hecho de que te sintieras como si tuvieras que volverte loco en primer lugar. Sé que todo el asunto de Jinki es complicado e incómodo, pero creo que lo tengo todo resuelto ahora. Pero incluso si no lo hiciera, has sido solo tú desde hace meses, Kibum. Simplemente no entiendo cómo no puedes saber eso.

Me pasó los dedos por el cabello y se sentía tan bien que quería ronronear como un gato y frotarme contra él.

—No lo sé. Supongo que es lo mismo que yo diciéndote que estoy aquí porque tú estás aquí y eso significa que no me voy a marchar, y sin embargo, todavía me miras todo el tiempo como si fuera a desvanecerme en el aire. Podemos saber una cosa, Jjong, pero nuestro corazón se aferra a otra.

—Yo no quiero que siga aferrándose más a eso. Tan solo quiero que se aferre a ti.

Cerré los ojos y tuve que tragar saliva por lo feliz y aterrorizado que sus palabras me hicieron sentir.

—¿Sí?

Él asintió con la cabeza y frotó la barbilla contra la parte superior de mi cabeza.

—Sí.

—Solo tenemos que dejar que todo se vaya. Tenemos que confiar el uno en el otro si vamos a estar juntos. Te he echado de menos esta semana y Kkomde también.

Bostezó tan fuerte que escuché su mandíbula chasquear y me apretó más cerca de él.

—Ahora soy mayor y mucho más grande que tú. Alejarse no va a ser tan fácil como lo fue antes, Kibum. Ya no voy a dejarte huir.

Sonaba tan seguro, y por primera vez desde que todo esto comenzó entre nosotros le creí. Le creía. Creía en mí y creía en esto entre nosotros teniendo suficientes piernas para ser real y ser para siempre, porque eso era lo que el destino, y tal vez algo más grande que el destino, quería para nosotros dos.

—No estoy planeando alejarme, Jjong.

Estaba esperando por algún tipo de remontada inteligente, una de sus ocurrencias improvisadas, pero lo único que obtuve fue una constante subida  y bajada de ese fuerte pecho y su aliento moviéndome el cabello mientras inhalaba y exhalaba por encima de mi cabeza. El gran imbécil se había quedado dormido encima de mí.

Suspiré y me aparté de él para poder subirle las piernas al colchón de aire de modo que estaría más cómodo. No podía culparlo. Había sido un duro reto después de un día completo de trabajo y estaba seguro de que su semana no había sido mucho mejor que la mía. Me fastidió mucho que cayera redondo y mandara a la mierda todas mis visiones de jugar al vaquero sexy encima de él sin nadie alrededor para oírme gritar de infernal placer.

Moviéndome ligeramente, rebusqué en la bolsa que mi hermano preparó hasta que encontré un par de pantalones de yoga y una camiseta para dormir. Hice sándwiches de mantequilla de maní y jalea para la cena y traté de enviarle a Jinki un mensaje para asegurarme de que había sacado a Kkomde antes de acostarse pero me disgusté aún más al ver que al estar tan lejos en el bosque no había cobertura.

Maté una hora y luego decidí que todo lo que había para hacer era acurrucarse junto a Jjong y tratar de dormir, así que apagué las linternas y me acurruqué junto a él lo más cerca que pude. Su masivo cuerpo ocupaba la mayor parte del espacio disponible.

Escuché los sonidos calmantes del bosque y la noche. Escuché la respiración rítmica de Jjong y suspiré cuando envolvió el brazo alrededor de mí mientras dormía y me arrastró con fuerza a su lado.

Me di cuenta de que realmente era todo acerca de dónde había terminado y no donde había estado, porque mientras que él estuviera ahí, lo que sea que tenía que ocurrir, también iba a ser donde se suponía que debía estar.

Incluso si ese lugar era una cabaña olvidada en las montañas de Seúl.




Fue la primera noche completa de sueño que había conseguido desde que se alejó de mí a principios de semana. No sé lo que me despertó antes del amanecer, tal vez el hecho de que el colchón de aire se hundía en el medio o la llamada de los pájaros en los árboles de pino, pero algo tenía mis ojos estallando abiertos antes de que hubiera luz afuera.

Automáticamente alcancé el cuerpo que se suponía iba a estar acurrucado junto al mío y me levanté en una posición sentada cuando me encontré con las manos vacías.

La cabaña era pequeña, así que era fácil ver que estaba solo y no podía por mi vida averiguar a dónde habría ido mi chico de la ciudad antes de que el sol estuviera siquiera en el cielo. Es decir, no había baño, el lugar estaba más allá de lo rústico, pero no pensé que Kibum fuera del tipo de ir pisoteando por el bosque sin dejarme saber a dónde iba o despertarme para sostener la linterna por él. Así que empujé mi desordenado cabello fuera de mi cara, me puse botas, y fui a buscarlo.

No tomó mucho tiempo. Había un lago cerca de la cabaña, este no era un lago que permitía cualquier cosa con un motor en el agua, pero todavía había un muelle lleno de botes de remos y kayaks sobresaliendo de la rugosa costa. Kibum estaba sentado en el extremo con las piernas colgando por un lado, una manta envuelta alrededor de sus hombros mientras miraba los primeros rayos del amanecer cruzar el cielo. Cuando me acerqué me di cuenta de que tenía una cerveza abierta en la mano y una suave sonrisa en su hermoso rostro. Si hubiera tenido papel y algo con qué dibujar, habría capturado el momento para la posteridad.

Me senté detrás de él y lo atrapé entre mis largas piernas y pasé un brazo sobre su pecho tirando de él hacia atrás para que estuviera descansando en mi pecho.

—El desayuno de los campeones. —Le quité la cerveza y bebí un trago, haciendo una mueca mientras lo hacía. Era demasiado temprano para una, pero lo que sea.

—No pude encontrar la manera de encender la pequeña estufa.

Había traído una estufa de campamento para que pudiéramos tomar el desayuno y café, pero no me había molestado en enganchar el propano a ella. Algo bueno. Kibum probablemente nos habría volado con eso. La cerveza era un pobre sustituto del café tan temprano en la mañana, sin embargo.

—Te levantaste temprano. —Junté nuestros dedos en una mano y apoyé mi barbilla en la parte superior de su cabeza. No había nada como el amanecer y la puesta de sol en las montañas. Todo el cielo se volvió naranja y rojo y parecían llamas que corrían por los picos dentados.

—Estaba muy tranquilo y nunca he estado en tanta tranquilidad. Quería disfrutarlo durante un minuto. No creo jamás haber visto algo tan bonito.

—Yo tampoco. —Por supuesto, estaba hablando de él y él lo sabía, porque se echó a reír e hizo que su suave cabello rastrillara contra mi barbilla.

—Jjong…

—Kibum…

Era un buen momento, uno que había tardado tanto tiempo en llegar. No podía pensar en ningún lugar en la tierra que fuera mejor que esto. Y sabía a ciencia cierta que no había ningún joven mejor.

—Me haces muy feliz, siempre lo has hecho. —Todo estaba en su voz. La forma en que el pasado y el futuro estaban enredados alrededor del otro, pero aún nos mantenían fuertes y juntos justo en el medio de eso.

Solté una respiración profunda y le quité la lata de cerveza y lo acomodé abajo para poder girarlo alrededor en mis brazos para que quedáramos uno frente a otro. La manta cayó y se estremeció cuando el aire fresco de la mañana rozó sus hombros. Tomé su cabello de ébano en una mano y lo utilicé para tirar su cabeza hacia atrás para que estuviera mirándome con ojos soñolientos y sexys.

—Siempre pensé que eran las primeras las que importaban, pero ahora sé que son las últimas, las que se quedarán con uno.

Su boca se frunció en un pequeño gesto de confusión y me incliné para besar ese rubí encima de su labio. Se estremeció de nuevo y esta vez sabía que no tenía nada que ver con el frío en el aire.

—Creí durante mucho tiempo que nunca iba a superar a la primera pareja que me hizo sentir como si estuviera enamorado. Lo usé como excusa para mantener a otras a la distancia de un brazo porque estaba aterrorizado de ser herido de nuevo. Tenía miedo, todavía lo tengo, pero me doy cuenta de que el hecho de que quiero estar contigo, de que me preocupo mucho por ti, significa mucho más que el miedo.

Él suspiró y movió una de sus manos para descansarla en mi mejilla.

—No quiero que me tengas miedo, Jjong.

—Fuiste y has sido la fuente de una gran cantidad de novedades para mí, Kibum. EL primer joven que besé. El primero al que lloré, al que alguna vez le di un presente. El que nunca olvidé. Eres el primer joven que alguna vez me ha mantenido por toda la noche y el primer joven que me hace tanto daño por la forma en que te deseo. Mirando hacia atrás, creo que cuando condujiste lejos ese día, te llevaste contigo una parte de mí que nunca conseguí de regreso hasta que te vi en la tienda. Todos esos primeros son importantes y me hicieron ver las cosas más claramente y sin el filtro del tiempo y el resentimiento en el camino, pero lo que realmente importa es el último.

Me agaché para poder besarlo. Solo apreté mis labios ligeramente contra su boca abierta y susurré:

—Tú eres la última persona que quiero besar. El último joven que quiero en mi cama. Quiero que seas el último joven que toca cualquiera y todas las partes de mí, Kibum, y eso significa mucho más que el primero. ¿A quién le importa si Jinki estaba allí primero o si había gente sin nombre en el medio? Todo lo que importa es que al final de todo esto eres solo tú, solo tú, y nadie más.

No dijo nada durante un largo tiempo. Sus ojos oscuros eran tan profundos e insondables que hacía difícil leer lo que estaba pasando dentro de su cabeza. Frotó su pulgar hacia arriba y hacia abajo a lo largo de una de mis patillas y luego se inclinó hacia delante para devolver el mismo tipo de beso suave y dulce que yo acababa de darle.

—Me tomó mucho tiempo llegar aquí, Jjong. Es donde se suponía que estaría siempre. Este es mi destino final, así que al final eres tú y solo tú también. El viaje en el medio nos formó a los dos, no hay que negarlo, pero me gusta ser el último… con tal de que me pueda mantener sorprendiéndote con algunas primeras veces en el camino.

Me reí porque era típico de Kibum. Nada podría ser lo suficientemente bueno. Podríamos estar juntos, amándonos, acabar juntos, pero siempre iba a querer que fuera nuevo, desafiante y sorprendente. Esa era una de las principales razones por las que nunca había sido capaz de superarlo y nunca lo haría.

—He estado alrededor de todo. No quedan demasiadas primeras veces.

Era la verdad, pero él había logrado sacar una o dos en los meses que habíamos estado juntos. Una de sus cejas de color negro azabache se disparó y me sonrió con picardía.

—¿Eso es un reto?

Me reí de nuevo porque era feliz. Realmente, realmente feliz por primera vez desde que se fue cuando tenía quince años.

—Puede ser.

—¿Has tenido sexo afuera cerca de un lago, mientras que el sol está saliendo después de beber una cerveza para el desayuno?

Empujé mis manos bajo el borde de su camisa para poder aferrarme a su cintura mientras me inclinaba y lo aplastaba debajo de mí en la descartada manta que había llevado afuera. Él separó las piernas para mí y yo atrapé su cara entre mis palmas así podría besarlo con todo lo que había estado ausente de mi vida por la semana que habíamos estado separados. No estaba haciéndolo de nuevo, estar separados, y él tenía que ser capaz de sentir eso.

—Nop. La única de esas cosas que he hecho antes es tener una cerveza para el desayuno.

El se rio y empujó su pecho contra el mío

—He visto tu refrigerador, por lo que no me sorprende. Déjame ser tu primer y último, Jjong... y tú puedes ser el mío.

Dejé que me besara de nuevo y lo ayudé a jalar de un tirón mi camisa por encima de mi cabeza. La piel de gallina corrió por mi piel mientras el aire de la montaña golpeaba la carne desnuda.

—El primero y último, Kibum.




5 comentarios:

  1. Hola, soy yo o no está el cap. 15... No lo encuentro :(

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    1. Pense que era la unica que no podia ver el 15

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    2. Disculpen, al parecer hubo un error al programar el capítulo, si revisan podrán encontrarlo. Gracias por hacerlo notar y así yo poder corregir.

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yota´s news : De regreso?

 Buenas tardes a todas las lectoras. Después de un año  y casi 4 meses regreso a saludarlas y comentarles nuevas.  Me gustaría decirle...