Marcado V -10




No dejé la casa de Kibum sino hasta que ya era hora de que me fuera a trabajar el martes. Para entonces, los dos estábamos agotados, y la idea de que era solo un poco de
bajo y sucio sexo conseguía que el ansia pasada fuera una broma.

Todas las razones por las que lo había adorado, lo necesitaba, lo admiraba cuando era más joven regresaron en un instante de rodillas debilitadas justo encima del hecho de que ningún joven jamás en mi extensa historia de perder el tiempo había volado mi mente en la cama de la manera que Kibum lo hizo.

Él era divertido. Rápido y de lengua afilada. Era malvado, astuto y llamaba a las cosas claramente como las veía, pero eso nunca lo hacía parecer dura. También era dulce, sexy como el infierno, y absolutamente la cosa más hermosa que había visto desnuda y retorciéndose debajo de mí. Si alguna vez hubo un amigo con quien quería tener beneficios, ese era él.

También estaba agradecido que había dejado pasar nuestro fin de semana juntos sin una sola mención del elefante en la habitación, su hermano. Bromeamos sobre todo de Hyehwadong, hablamos de algunas de las cosas buenas que ambos recordábamos, y básicamente tratamos de meter una década de ponernos al día en dos días entre los episodios de sexo que me ponían caliente y cachondo al pensar en ellos.

Rememoramos sobre Shindong y comparamos los tatuajes que había dejado en nosotros para recordarlo.

Fue agradable pasar el tiempo con alguien con quien no tenía que tratar de justificar todas mis elecciones de vida. También un poco agradable pasar más de un día con el mismo joven, aunque me daba miedo acercarme demasiado, acabar demasiado envuelto en él, porque él tenía antecedentes de irse. No le dije nada de eso, sin embargo, porque no quería poner un freno al tiempo que tuvimos juntos.

Cuando trabajaba en la nueva tienda en mi turno del miércoles era un poco incómodo. Sobre todo porque quería doblarlo sobre la recepción y empujarme contra él una y otra vez. Se mantuvo todo profesional, pero mucho más agradable de lo que había sido cuando trabajamos juntos hasta este punto. Me preguntó si quería ir a comer con él, y si bien mi idea de almuerzo habría sido un polvo rápido en el asiento de atrás de mi camioneta, acepté ir con él de todos modos, y con las hamburguesas y las papas fritas resultó ser casi tan agradable como hubiera sido el polvo rápido. Realmente me gustó salir con el. Siempre lo hacía.

El resto de la semana estuve ocupado. Tenía un horario lleno además que Hyukjae y Kyuhyun finalmente me habían conseguido un conjunto de bocetos para trabajar con la ropa y se los había pasado a Kibum para empezar a trabajar. Eso significaba que cualquier noche que pensaba en llamarlo estaba trabajando hasta tarde y no quería alejarlo de su proyecto.

Era extraño estar correteando detrás de un joven. Estaba acostumbrado a que ellos vinieran a mí, y cuando uno no tenía el tiempo por lo general solo encontraba otro que lo tuviera. No podría hacer eso con Kibum. Nadie podría ser un sustituto de toda su belleza. No iba a venderme a corto plazo en conseguir lo que realmente quería, incluso si eso significaba que mis pantalones se pusieran un poco demasiado apretados cada vez que lo miraba.

Estaba de vuelta en la nueva tienda el viernes y habría estado mintiendo si no admitiera que estaba más que deseando pasar un día comiéndome con los ojos el trasero de Kibum durante el trabajo. Tenía toda la intención de preguntarle si quería hacer algo conmigo cuando saliéramos del trabajo también. Por supuesto por "hacer algo", me refería a ir la cama y no salir hasta la mañana siguiente, pero lo dejaría llenar los espacios en blanco.

Estaba en la esquina en un semáforo, a punto de cruzar la calle a la tienda, cuando el rubio con clase que había sacado de apuros en conseguir un tatuaje hace unas semanas estuvo de repente revoloteando junto a mi codo. Asentí hacia él y le di una sonrisa amistosa. Parecía que costaba un millón de dólares y podría dar un paseo a Donghae por su dinero en términos de tener la sangre más azul.

Me imaginé que diría hola ya que parecía que estaba tratando de averiguar algo que decirme con el fin de romper el incómodo silencio cerniéndose entre nosotros dos.

—Hola de nuevo.

Él parpadeó hacia mí y lo vi tragar saliva como si estuviera extremadamente nervioso. Parecía que tenía miedo de que fuera a asaltarla o algo. Sin embargo, tuve una sensación extraña de que ella estaba de pie en esta esquina especialmente para mí.

—Hola. —Su voz en realidad tenía un temblor en ella y sus ojos azules estaban precipitándose alrededor mientras miraba por todas partes, excepto directamente a mí. Era muy atractivo en una forma de clase alta y parecía familiar más allá del hecho de que lo recordaba de la tienda. Él se movió en los zapatos que parecía que probablemente costaban más de lo que yo ganaba en un mes y jugueteó con un pendiente que era, sin duda, un verdadero diamante.

—¿Son estos tus territorios o estás trabajando en que tus nervios retrocedan para conseguir algo de tinta? —Siempre era bastante mañoso en torno a un hermoso joven y quería ponerlo cómodo.

—Trabajo a la vuelta de la esquina. Soy abogado. Ejerzo el derecho familiar.

Él parecía un abogado.

—Eso suena aburrido. —La idea de estar atrapado en una oficina o en la corte todo el día sonaba como mi propia visión personal del infierno.

Él se rio un poco y dejó de juguetear con su pendiente.

—Hago un montón de trabajo con los niños y los derechos de los niños, así que está bien. Soy Taemin a propósito.

Él tendió su mano y se la estreché siendo cortés.

—Jjong

Algo cruzó su mirada y me dio una sonrisa que estaba sombreada con una tristeza que no entendía. Levantó su mano hasta su garganta y pensé por un segundo que sus ojos se llenaron de lágrimas, pero las parpadeó lejos.

Le fruncí el ceño y le pregunté si estaba bien. Él asintió y respiró hondo.

—Lo siento. Yo solo. . . —sacudió su cabeza un poco y agarró la correa de su bolsa—. ¿Alguna vez pensaste que conocías a alguien… como conocer todo acerca de ellos… y luego… puf, resulta que eran unos totales extraños todo el tiempo?

No tenía ni idea de por qué me estaba preguntando eso, o quien era él, o de qué se trataba, pero me sentí un poco mal por él porque parecía un poco perdido y eso era algo con lo que totalmente me podía identificar. No todo el mundo tiene una historia pasada prístina.

—Más de una vez.

Había pensado que Jinki era el único y me había equivocado acerca de él y quien yo pensaba que era. Había necesitado a Kibum, confiado en él para ser mi calma en la tormenta, pero  me había dejado a la deriva en el océano traicionero de la incertidumbre, y ahora no sabía qué hacer con él y la manera en que quería aferrarme a él de una forma peligrosa de nuevo. Kibum no era quien había pensado que era ya sea, entonces o ahora.

Probablemente la persona más importante que había pensado que conocía por dentro y por fuera era yo mismo. No fue sino hasta que Jinki me rompió el corazón, y me dejó vacío, que tuve que mirar realmente en mí mismo y averiguar quién iba a ser sin él y sin el amor que había alimentado durante años y años. Tomó arremeter por mi cuenta, entregarme a mí mismo al arte y una nueva vida en un nuevo lugar, para darme cuenta de quien era realmente Jjong.

—¿Te hizo sentir como que deberías haberlo sabido mejor todo el tiempo?

—Me hizo sentir como si debería haber prestado más atención a las señales que ya estaban allí.

Esta era una extraña conversación para tener con un desconocido en la esquina de una concurrida intersección.

—Tal vez eso es lo que debería haber hecho.

Le sonreí, después de todo él era bien parecido, y hace unas semanas, probablemente lo habría invitado a salir a pesar de que estaba a kilómetros fuera de mi liga y ni siquiera era un poco mi tipo.

—Si fue un hombre el que te engañó, no te preocupes. Eres un joven bonito y por lo general no valemos la pena.

Él se movió un poco y me dio esa sonrisa mezclada con tristeza profunda-del-alma de nuevo.

—Oh, definitivamente no vale la pena.

Mi teléfono sonó en mi bolsillo y lo saqué para ver un texto de Kibum diciendo que mi primera cita estaba esperándome. Juré en voz baja y le di al rubio una última sonrisa.

—Siempre digo que las cosas suceden por una razón. Si él te engañó por un tiempo había una razón detrás de ello. No estabas destinado a conocer la verdad hasta que fuera el momento adecuado. Tengo que correr, pero ten cuidado, ¿de acuerdo?

Parecía que quería decir algo más y habría jurado que iba a extender la mano y agarrar mi brazo, pero no tenía tiempo para charlar con él ya. Cuando la luz cambió salí corriendo al otro lado de la calle y me apresuré a la tienda.

Tomó lo que siempre había pensado que era un corazón destrozado para hacerme finalmente admitir que lo que quería para mí era algo diferente del camino en el que había estado todo este tiempo.

Necesitaba a Jinki para llevarme a Shindong y necesitaba a Shindong para llevarme a Seúl y a la familia que siempre había querido, pero nunca había tenido. Todas las cosas malas se habían llevado a todas las grandes cosas, incluyendo al dios de cabello negro que estaba mirándome con ojos funestos mientras me escabullía en el trabajo casi quince minutos tarde.

Si él nunca se hubiera ido había una buena probabilidad de que nunca me hubiera aferrado a su hermano en primer lugar. Todo era una reacción en cadena llevándome al aquí y ahora, y al hecho de que todo lo que estaba tan convencido era el primer amor estaba resultando ser realmente nada.

—No me mires así. Fui acechado por un bonito abogado en la esquina. Hubiera estado a tiempo si no se hubiera parado a hablar conmigo.

Las cejas de Kibum se alzaron y sus labios rojo sangre se arquearon hacia arriba en los bordes.

—¿El mismo que vino aquí? ¿Taemin? Es al que le derramé café al otro día. Es muy agradable.

Asentí y me incliné sobre el mostrador, de forma más interesado en hablar de nosotros que del abogado.

—¿Quieres salir esta noche? —Moví mis cejas hacia él, lo que le hizo reír.

—Claro. Tengo algo que quiero mostrarte de todos modos. Puedo ir a tu casa más tarde.

Mi mente se desvió de inmediato en la cuneta mientras pensaba en todas las cosas, más sexys y más sucias que podría posiblemente tener que mostrarme.

—Genial. —Golpeé los nudillos sobre el mostrador y le dije sugestivamente—: Trae al cachorro. No creo que esté enviándote de vuelta a tu casa.

Él puso sus ojos oscuros en blanco.

—Bastante seguro de ti mismo, Jjong.

Mi cliente me estaba observando desde mi puesto, y había mantenido a la pobre chica esperando el tiempo suficiente. Me empujé del mostrador y no me molesté en responderle a Kibum.

Él sabía tan bien como yo que nosotros dos solos en un lugar privado terminaría en desnudez y sensualidad, así que no tenía sentido tratar de negarlo.


 ***

Estaba en el medio de tratar de ordenar mi casa y hacerla parecer menos como un guarida de soltero cuando oí un golpe en la puerta y Kkomde gimió desde el otro lado. No tener latas de cerveza vacías, y envases de comida rápida, cubriendo cada superficie iba a tener que pasar como limpieza.

Tiré abriendo la puerta y el pequeño perro arremetió contra mí. Yo no estaba preparado para él, por lo que su cuerpo borroso cayó al suelo con un ruido sordo que hizo que Kibum jadeara. Iba a recogerlo y revisarlo para asegurarme de que estaba bien cuando él se tambaleó poniéndose en cuatro patas y se fue a explorar el nuevo lugar con su nariz pegada al suelo.

Kibum negó con la cabeza hacia él y me dio los tazones y la bolsa de comida para perros que había acarreado. Una pequeña emoción corrió por mi piel porque él había prestado atención a mi advertencia acerca de no dejarlo regresar a su casa. Había traído suficiente material para mantener a Kkomde cómodo para la noche.

—No puedes enfadarte si hace pis en cualquiera de tus cosas. Él no está domesticado de todas formas, todavía.

—Estoy seguro de que estará bien. Realmente no tengo mucho para que él se entretenga.

Cuando lo dije, su mirada vagó por el espacio escasamente amueblado. Él me miró de regreso con el ceño fruncido.

—¿Cuánto tiempo has vivido aquí?

—Cinco años. —Me había mudado poco después de establecerme en Seúl de forma permanente, justo después de que mi aprendizaje con Shindong había terminado y yo estaba trabajando a tiempo completo en la tienda.

—Todo se ve nuevo.

Bajé las cosas de Kkomde y llené los tazones con comida y agua. La bola negra de pelo llegó corriendo por el pasillo para inspeccionar las mercancías, cuando escuchó la comida golpear en el plato. Él saltó sobre mis piernas hasta que le di a sus oídos una rascada y pensé que éramos amigos de nuevo, y fui perdonado por hacer tales cosas impresionantes e indecibles a su ama.

—No paso mucho tiempo aquí. Realmente estoy solo en casa para ducharme y dormir.

Hizo una mueca de incredulidad hacia mí y continuó merodeando.

—¿Eso es todo?

Me encogí de hombros y crucé mis brazos sobre mi pecho.

—Nunca tomé un voto de celibato y nunca dije que dormía solo.

—¿Así que después de que me vaya mañana alguien tomará mi lugar?

Esa era la forma en que siempre había sido. Ahora yo no creía que hubiera un joven vivo que pudiera tomar su lugar.

—No. Cuando te vayas mañana solo voy a yacer en la cama y pensar en las maneras en que puedo conseguir que regreses allí tan pronto como sea posible. No he sido un reincidente por un tiempo realmente largo, Kibum. —Me había asegurado de que él estaba mirándome mientras hacia un gesto entre nosotros—. Eres una primera vez para mí.

Podía decir que él no estaba seguro de sí creerme o no, pero cual fuera la duda que tenía acerca de meterse en la cama conmigo, tanto en sentido literal como figurado, siempre se perdía ante el hecho de que me quería. Eso siempre estuvo allí, calor en sus ojos, en su rostro expresivo. Decidí que el tema necesitaba ser cambiado antes de que nos metiéramos en cosas que eran demasiado pesadas para sacarlas de debajo.

—Tú dijiste que querías mostrarme algo. Estoy esperando que implique a ti saliendo de varias capas de ropa en orden de que yo lo vea.

Él resopló y me puso sus ojos en blanco.

—No. Solo una capa.

Se sacó de los hombros la chaqueta de punto rojo que tenía y levantó las manos en un gesto de ta-ra.

—¿Qué piensas? Es el primer modelo de una de las camisetas que hice que el serigrafista imprimiera.

Estaba usando una camiseta negra sin mangas que se moldeaba a su cuerpo curvilíneo. Se dio la vuelta y vi el logotipo de SMarked en la parte posterior junto con la dirección web de la tienda. Era mucho más modelar para promover que cualquier cosa que yo hubiera imaginado cuando empezamos a hablar acerca de hacer un lugar de venta al por menor, junto con los tatuajes. Era realmente bueno en esto, y tuve que admitir que ver mi diseño estirado en su pecho me provocó un cierto tipo de orgullo, que me hizo querer golpear mi pecho como King Kong.

—Es increíble.

—¿Verdad? Una vez que tenga finalmente terminados los de Hyukjae y Kyuhyun, voy a tener solo unos pocos hechos para que los usen para que podamos construir algo de expectación. Ustedes chicos hicieron un gran trabajo con los diseños. Todos ellos son un poco rudos, pero todavía lo suficientemente juveniles que no vayan a alejar a los jóvenes. Creo que esto va a ser un gran éxito.

Yo no podía dejar de mirar la cara que se parecía tanto a la de él.

—Tú escogiste a la gitana.

—Es mi favorita.

Me reí un poco y froté la parte de atrás de mi cuello.

—Eres tú.

Su boca se curvó en una sonrisa y dio unos pocos pasos hacia mí. Cuando estuvo al alcance para tocarme, puso su mano en el centro de mi pecho donde mi corazón estaba latiendo por un tatuaje que era totalmente ajeno a mí.

—Lo sé. —tuvo que levantarse sobre los dedos de sus pies así podía besarme en la parte inferior de mi mandíbula—. Es por eso que es mi favorita. Me pone todo pegajoso y blando en el interior que sea así como tú me ves.

Puse mis manos en su cintura mientras él dejaba un rastro de besos a lo largo del borde de mi mandíbula y trabajaba su camino hacia el lóbulo de mi oreja. Aguanté un gemido cuando sus dientes se cerraron sobre este.

—Eres hermoso. Tienes una oscuridad y un salvajismo en ti. Te ves como un joven gitano de hoy en día.

—Tú haces que la oscuridad y el salvajismo se calmen. —Kibum tenía sus manos bajo el dobladillo de mi camiseta en mi espalda baja y estaba tirando de esta hacia arriba. Agarré la parte de atrás de mi cuello con una mano y la jalé sobre mi cabeza y la lancé hacia el sofá.

—¿Sí?

Pasó las manos a lo largo de las crestas de mis costillas, y luego arriba y abajo por mi costado en donde estaba el nombre de mi madre. El recuerdo de lo que pasaba cuando yo amaba a alguien en su totalidad, y lo difícil que era la soledad cuando ese amor se iba, fue casi suficiente para tenerme retrocediendo, pero sus labios aterrizaron justo en el centro de mi pecho al igual que sus manos encontraron su camino a la parte delantera de mis pantalones. Hizo un trabajo rápido con la hebilla de mi cinturón, y entre sus dedos determinados y la punta húmeda de su lengua trazando diseños al azar en mi piel, el deseo y el querer patearon al estúpido miedo hasta la acera.

—Sí. Tú de alguna forma te sientes como donde siempre quise estar.

Bueno, jódeme. ¿No es que expresar eso y tratar de mantener una distancia segura, y no dejar que mi corazón se involucre, parece malditamente casi imposible?

Entrelacé mis dedos a través de su suave cabello y sostuve su cabeza en mis manos mientras él daba unos pasos hacia adelante y me hacía retroceder así que yo estaba inclinando mi culo en el respaldo del sofá.

Sus ojos brillaron hacia mí mientras estiraba una mano alrededor de mi cintura y comenzaba a tirar de mis pantalones. Lo besé porque tenía que hacerlo. Lo besé porque quería. Lo besé, porque besarlo estaba empezando a hacerme sentir como si hubiera encontrado algo que yo no estaba muy consciente de que había estado buscando.

Mayormente lo besé porque, cada vez que él me devolvía el beso, lo sentía dejar una parte de sí mismo, incluso más profundamente dentro de mí. Me incliné un poco hacia delante para darle algo de espacio libre, mientras él ponía sus uñas en los cachetes de mi culo conseguí moverme, y sonreí cuando contuvo el aliento sorprendido cuando se
encontró con nada más que piel desnuda debajo de la mezclilla. Él no era el único que sabía cómo vestirse, o desvestirse, para una ocasión.

Utilizó su dedo índice para trazar un patrón sensible entre los piercings que decoraban la cabeza expuesta de mi polla y me dijo en voz baja:

—Tú siempre me hiciste muy feliz, Jjong. Estoy de alguna forma encaprichado con todas las diferentes formas en que me haces feliz, ahora que somos adultos.

Entre las palabras y su toque no había nada que detuviera a mi polla de retorcerse en su mano, o la pequeña gota de emoción que se filtró fuera de la punta. Él la atrapó con la yema de su pulgar y me miró con una sonrisa. Iba a preguntarle de qué se estaba riendo, cuando de repente se dejó caer de rodillas delante de mí y tuvo la cabeza resbaladiza entre sus labios.

Si alguna vez hubo un espectáculo que me iba a empujar a un orgasmo con muy poco esfuerzo de su parte, este era ese. Su bonita boca, con ese rubí brillante por encima, abierta de par en par, estaba chupándome mientras yo apretaba los dientes y exhalaba con fuerza por la nariz mientras el placer pasaba sus garras arriba y abajo de mi espalda de una manera despiadada.

—Kibum... —Su nombre fue un sonido gutural mientras mis dedos se sujetaban más apretados en su cabello. No respondió, obviamente, pero hizo uso de una de sus manos para envolverla alrededor de la base de mi estirada erección, para apretarla y frotarla a tiempo con el movimiento de meneo de su cabeza. Se sentía como un fuego húmedo y el mejor lugar en que mi polla había estado nunca.

Kibum estaba girando su rápida y pequeña lengua, vuelta y vuelta, por todo el metal que vivía en la cabeza de mi polla. Estaba chupando y trazando las venas palpitantes que corrían por debajo del eje. Estaba retorciendo su mano en la base, en una forma que estaba haciendo que mis ojos rodaran hacia atrás en mi cabeza, y no había manera de que fuera aguantar mucho más bajo su talentosa e intencionada manipulación.

Tiré de su cabello y le dije con una voz que sonaba como si estuviera recubierto de whisky y humo de cigarrillo:

—Si quieres que sea de alguna utilidad para ti en cualquier momento de los siguientes veinte minutos, es mejor que te levantes.

Él solo se rio y lo sentí en todas partes. Mi polla se contrajo con fuerza en sus manos y en su boca mientras inclinaba más de mi peso en la parte trasera del sofá, porque no estaba del todo seguro de que mis piernas fueran a ser capaces de sostenerme por más tiempo.

Dije su nombre de nuevo, esta vez en tono de advertencia, pero en vez de retroceder o levantarse, coló una mano entre mis muslos tensos y le dio a mis ya sobre-estimuladas bolas un pequeño apretón. Fue demasiado.

Mis dedos sujetaron los lados de su cabeza, dejé escapar un grito sorprendido y dejé que el placer y la sensación que había azotado en mi interior salieran. Yo estaba jadeando y definitivamente más pusilánime cuando finalmente se retiró. Se inclinó hacia delante y colocó un suave beso justo en el centro de la bestia marina que cubría mis abdominales en furiosa tinta. No podría decir si estaba tratando de calmar a más de un monstruo con el dulce gesto, pero de una manera u otra lo consiguió.

Dejé que mis manos cayeran sin fuerzas en la curva de sus hombros mientras se ponía de pie en un movimiento elegante. Una de sus cejas se levantó y me dio un golpecito en la barbilla con su dedo índice mientras yo me le quedaba mirando con los ojos borrachos de pasión.

—El Jjong adulto tiene muchas cosas divertidas con las cuales jugar.

Eso me hizo dejar salir una carcajada mientras me empujaba fuera del sofá para poner a prueba la firmeza de mis piernas. Ellas trabajarían lo suficientemente bien como para llevarlo al dormitorio. Agarré su mano y empecé a remolcarlo por el pasillo detrás de mí. Realmente mi habitación era la única en el apartamento que usaba, así que era la única habitación en la que parecía que vivía.

—Nunca le pediste jugar al Jjong adolescente, así que ¿cómo lo sabrías?

Le di la vuelta y lo apreté contra la puerta de la habitación para así poder empezarle a quitar su ropa.

—Tú eras demasiado joven y yo estaba demasiado concentrado en escapar. —soltó un chillido agudo cuando pellizqué un pezón solo un poco más duro que el otro. Me agaché y calmé la punta fruncida con mi lengua.

—Yo no habría sabido qué hacer contigo en ese entonces. Caray, apenas sé qué hacer contigo ahora. —gimió cuando moví la tela de su pantalón fuera de mi camino y usé mi pulgar para trazar sus pliegues resbaladizos. Todo sobre Kibum era muy caliente. Yo solo quería saltar al fuego y derretirme en él.

—Oh, yo creo que sabes exactamente qué estás haciendo. —Su cabeza se balanceó de lado a lado y presioné dentro de su calor y me concentré en ese lugar que tenía a sus ojos cerrados a la deriva y a sus dientes hundiéndose con fuerza en su labio.

—Verte irte con ese vago me mató Kibum. —El, de alguna manera, siempre me tenía deseando derramar honestidad y la emoción cruda que se revolvía hasta sus pies. Era como punzar viejas heridas para que finalmente pudieran sanar. Suspiró solo un poco y pasó el dorso de sus dedos por mi mejilla.

—Lo siento. Nunca quise lastimarte así. —A pesar de que yo podía ver que lo decía en serio, no creía que él supiera cuán profunda había corrido esa herida o cuánto tiempo se había quedado conmigo.

Sentí mi frente arrugarse.

—Nadie que me ama lo hace. —Necesitaba cambiar de tema antes de que toda esa excitación sensual se desvaneciera de sus ojos y fuera reemplazada por la duda y el remordimiento.


Puse una mano bajo su trasero, y lo levanté de modo que él pudiera envolver sus piernas alrededor de mi cintura. Estaba tan tentado a simplemente deslizarme dentro de su acogedor cuerpo, pero ese era un pensamiento peligroso, teniendo en cuenta que ninguno de nosotros había tenido la charla de la protección. Después de conseguir todo acomodado, no perdí tiempo en deslizarme en él.




2 comentarios:

  1. Oh...aprecio Taemin *0*
    No puedo culpar a Jong por tener miedo a entregarle todo a kibum,para que después este de vaya y lo deje.
    Tampoco culpo a kibum,bueno sí,solo un poco...jong le está demostrando y ha dicho que él significa mucho más que su amigo de la infancia...pero la duda es mala,toca esperar a ver qué tiene que pasar para que se admitad ese amor.
    Las cosas suceden por algo...sí
    Tanto las buenas como las malas

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  2. Y vuelve y juega.
    Estos hombres no saben hablar y por ende la honestidad es relegada... Ahhhh
    Pero bueno, el cuerpo expresa mejor los sentimientos que las palabras, y en este caso ya a dicho lo que estos dos no quieren reconocer!

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yota´s news : De regreso?

 Buenas tardes a todas las lectoras. Después de un año  y casi 4 meses regreso a saludarlas y comentarles nuevas.  Me gustaría decirle...