Pasión de Luna (DH6) 12




Kwanghee se sentó en su pequeña mesa mientras él volvía a la cocina para hacer su tocino. Mordisqueó una de las tostadas y lo miró.

—Tienes muchas agallas para freír tocino sin una camisa puesta. ¿No tienes miedo que eso te salpique?

Él se encogió de hombros.

—Eso realmente no duele.

Kwanghee frunció el ceño mientras remontaba varias cicatrices con su mirada.

—¿Cómo obtuviste tantas cicatrices, Kevin?

Kevin se debatió en cómo contestarle. El no estaba listo para la verdad... que eran cicatrices de batallas, de cuatrocientos años de persecución por parte de Arcadianos quienes pensaban que él era un Asesino Katagari. En realidad, ellos pensaban que cualquier macho Katagari era un Asesino. Que había sido forzado a luchar contra su propia manada para mantener a su hermano a salvo. Algunas de ellas eran por parejas lobos con las que había estado.

Algunas eran por latigazos.

—No he tenido una vida fácil, Kwanghee —dijo él tranquilamente mientras ponía el tocino en una sartén. Él giró para mirarlo—. Nunca he tenido nada por lo que no tuviese que pagar con sangre y hueso. Hasta ti.

Kwanghee estaba sentado todavía cuando su mirada lo traspasó. Había algo en su abierta expresión que le llegaba. Él se mostraba sin ocultaciones, lo sentía.


Dios, sería tan fácil amar a este hombre. Él no le pedía nada y era tan increíble dando. Ese momento se sentía surrealista. Nunca había conocido a nadie como él.

Esto era demasiado fácil. Esa inquieta voz en el fondo de su cabeza rondaba, desagradable, por su cabeza. Nada era perfecto. Nada era tan fácil.

Tenía que haber más de él que no veía. ¿Qué si no lo había? ¿Qué si él realmente era tal como parecía? No podía ver ningún engaño. Tal vez era porque no había ninguno.

—Gracias por anoche, Kevin —dijo.

Él inclinó su cabeza, luego volvió a su tocino. Él lo quitó de la sartén y lo colocó sobre un plato, luego apagó la cocina y llevó su plato a la mesa.

—¿Quieres unos? —preguntó.

Kwanghee tomó dos crujientes tiras mientras él se servía un vaso de jugo. Había algo tan íntimo sobre compartir el desayuno. No sabía qué era, pero en cinco años de salir con Jongmin, él nunca había experimentado algo parecido a esto. Esto era maravilloso.

Comió rápidamente, luego se levantó.

—Lo tengo —dijo Kevin mientras él levantaba lo que había usado—. Tu te preparas y yo limpiaré.

—Realmente eres demasiado bueno para ser verdad —dijo, besando la cima de su cabeza antes de lanzarse sobre su armario guardarropa.

Kevin intentó no mirarlo vestirse pero no podía detenerse. Se había excitado sólo de verlo ponerse su ropa interior.

Kevin estaba encantado por sus acciones. Había tantos detalles complicados en su rutina mañanera. Como en la forma en que se ponía el maquillaje y luego el polvo. Los movimientos exactos al ponerse la máscara de pestañas y el brillo labial.

Él gustaba mirar el modo en que artísticamente se vestía y daba forma a su cabello. Kwanghee hizo una pausa cuando encontró los ojos de él en el espejo.

—¿Algo está mal?

Él sacudió su cabeza.

—Solamente pienso que estoy contento de no ser un joven o mujer. No puedo imaginarme poniéndome todo eso cada día.

Kwanghee se rió de él y su corazón palpitó.

En cuanto terminó, recogió sus llaves y se dirigió a la puerta.

—¿Tu cerrarás? —le preguntó.

Kevin asintió.

Le sopló un beso, luego lo dejó solo en su apartamento. Fuera, podía oírlo llamando al lobo mientras caminaba hacia su tienda.

Él se abatió por esto.

—Voy a tener que decirle.

Cuanto más lo aplazara, más difícil sería.

—Bien. Voy a hacerlo.

Después de ducharse. vestirse. limpiar.


Una hora más tarde, mientras Kwanghee quitaba el polvo en su tienda, sintió que se le erizaban los cabellos de la nuca.

Se giró a la espera de ver a alguien detrás de él. No había nadie allí.

Se frotó su cuello y echó un vistazo alrededor. De todos modos el sentimiento estaba allí. Era casi maligno.

¿Cómo extraño era eso?

Frunció el ceño, fue a mirar a los escaparates. No había nadie ahí.

—¿Kwanghee?

El gritó y se dio vuelta para encontrar a Kevin que venía del cuarto de atrás. Él aceleró sus pasos para llegar a su lado.

—¿Estás bien?

Kwanghee se rió nerviosamente de su infantilismo.

—Lo siento. No te oí venir por la puerta de atrás. Solamente me asustaste.

—¿Estás seguro que eso es todo?

—Sí —dijo, inspirando profundamente.

Kevin estaba vestido con sus pantalones negros y su camisa. Él debía haber dejado su chaqueta en su apartamento. Distanciándose de él, lucía raro y parecía disgustado consigo mismo.

Oh Dios, aquí viene...

—¿Tienes que regresar a tu vida, eh? —preguntó, intentando ser valiente, mientras por dentro, luchaba para no llorar.

—¿Qué vida? —Él la miró confundido por su pregunta—. ¿De qué hablas?

—¿Esta no es la parte dónde me dices que nos hemos divertido y rompes conmigo?

Él lo miró hasta más confundido.

—¿Es eso lo que se supone que debo hacer?

—Bien, no. Pienso, no sé ¿No es a eso adonde te dirigías?

Él sacudió su cabeza.

—No. Yo solamente iba a decirte que... —La voz de Kevin se arrastraba cuando él miró más allá, a la puerta.

Kwanghee se dio vuelta para ver a dos mujeres entrar a la tienda.

Kevin se distanció mientras él las saludaba. Ellas comenzaron a mirar, pero sus ojos volvían a Kevin, quien se movió para pararse cerca de su mostrador.

Kwanghee se ocupó reorganizando el muestrario de collares. Podía confiar en que Kevin quería hablar con él, pero cuando aquellas dos clientes se fueron, tres más entraron.

Kevin miró mientras Kwanghee mostraba su mercancía a las mujeres. Él realmente quería terminar con esto, aunque lo último que necesitaba era una audiencia cuando él le dijera que era un werewolf.

Más clientes entraron. Ah, esto se ponía malo.

Él podría usar sus poderes para hacer que las mujeres se fueran, pero no quería interferir con su negocio.

—Voy a esperar afuera un rato —le dijo mientras Kwanghee llamaba por teléfono por una venta.

—¿Estás bien? —le preguntó.

—Bien —dijo él—. Estaré atrás.

Él se dirigió al depósito, luego afuera por la puerta trasera que conducía al patio. Maldición.

—Está bien —respiró él. Tendría mucho tiempo para hablar con él más tarde. Solamente quería terminar con esto cuanto antes.

—Kevin.

Un temblor frío bajó por su espina mientras oía la voz baja y grave dentro de su cabeza. Él se puso rígido y fue a la puerta a ver si veía una señal de los que había hecho que su cuerpo se helara. Estaba uno de los últimos animales que él esperaba ver.

Era Dongjun en forma humana.

El lobo se acercó a él con un paso mortal y cuidadosamente moderado. Poder y fuerza exudaba de cada molécula de su cuerpo. Este era uno de los pocos lobos con los que Kevin nunca había buscado luchar.

No, no es que él pensara que no podía con Dongjun. Él estaba seguro que podría, pero Dongjun no era la clase de lobo que luchaba limpiamente. Era mucho más probable que arrancara tu garganta mientras dormías.

Había un destello divertido en los ojos del lobo cuando se paró al lado de Kevin y echó un vistazo a donde Kwanghee estaba de pie dentro de su tienda.

—Eres descuidado, hermano.

—No somos hermanos, Dongjun. ¿Qué diablos haces aquí?

Su risa se convirtió en tortuosa, maligna.

—Quería advertirte que tu padre sabe que tu y Hyunsik están vivos. Yo era uno de los escogidos para matarlos a los dos.

Kevin se puso rígido.

—Relájate —dijo Dongjun—. Si te quisiera muerto, te habría atacado.

—¿Por qué no lo quieres?

—¿Te debo una, recuerdas?

Eso era verdad. Él había salvado la vida de Dongjun cuando el lobo se había unido por primera vez a su manada

— Esperaste un largo tiempo para pagar.

Él se encogió de hombros.

—Sí, pues algunas cosas llevan tiempo.

—No entiendo por qué rompes con la manada para ayudarme.

Una sonrisa siniestra encorvó sus labios.

—Porque me mearía en el viejo. Lo odio, él te odia, entonces creo que eso me hace tu nuevo mejor amigo.

Esto era una novedad para Kevin.

—¿Por qué lo odias?

—Tengo mis motivos y ellos son todos míos y no para consumo público.

—¿Entonces por qué te has quedado en la manada todos estos siglos?

—Otra vez, tengo mis motivos.

Sí, Dongjun era una criatura rara.

—Si ellos alguna vez averiguan que me lo has dicho, te matarán.

El lobo se encogió de hombros despreocupadamente.

—Todos moriremos algún día —Dongjun levantó una ceja mientras Kwanghee se iba acercando por la esquina, luego regresó porque más clientes se acercaron a su pequeña boutique. Él olisqueó el aire. Sus ojos se ensancharon. — Estás emparejado.

Kevin lo agarró por la garganta y lo empujó contra el edificio.

—Tranquilo, Kevin —dijo Dongjun. No había ningún miedo en la bestia. Sólo entretenimiento y honestidad—. No haré daño a tu compañero, pero Heejun y los demás lo harán.

Kevin no dudaba de ello. Heejun entregaría ambos testículos para tener la oportunidad de hacerle daño.

—¿Quiénes cazan?

—Yo, Heejun, Aloysius, y Sunje.

Kevin maldijo. Cada uno de ellos tenía un motivo personal que resolver con él, sobre todo Sunje, quien lo odiaba porque él la había evitado cuando ella intentó emparejarse con él, y luego él se había metido entre ella y Hyunsik. Si ellos alguna vez supieran de Kwanghee, lo matarían sin vacilación... Solamente para herirlo. Y eso era si ellos eran amables. Los machos de su manada lo harían mucho peor si lo encontraban.

Siempre que un macho emparejado rompía con la manada, la manada Taeyangolvía el golpe castigando a su compañero.

Kevin mataría a cualquiera que hiciera eso a Kwanghee. Cualquiera.

—¿Vas a sacar tu mano de mi garganta ahora o tengo que lastimarte primero?

Kevin lo pensó, luego lo liberó.

—Agradecido —dijo Dongjun mientras se acomodaba su camisa con un tirón. —Mira —su tono terriblemente serio. —Yo nunca tuve un problema contigo o con Hyunsik, sabes eso. Francamente, ustedes eran los dos únicos Strati que jamás pude soportar. Me figuro muchachos que lo habrán tenido lo suficientemente difícil perdiendo a Yewoon. No necesitas esta mierda sólo porque tu padre tiene miedo que vayas a apoderarte de su manada.

Kevin maldijo.

—No me podría importarme menos la manada.

—Lo sé. Créelo o no, odio la injusticia tanto como tu. La última cosa que quiero es ver a los dos únicos lobos decentes en la manada muertos.

Esas fueron palabras inesperadas. Pero por otra parte, Dongjun se había mantenido a distancia de otros en la manada mucho más que lo que Kevin lo había hecho. El lobo no se había fiado de nadie. Confiado en nadie.

Dongjun comenzada a alejarse de él.

—Dongjun, espera.

Él lo miró, su ceja arqueada.

—Gracias por dejármelo saber.

Dongjun inclinó su cabeza.

En ese momento, él sintió una extraña afinidad con el lobo. Para no mencionar el hecho que ahora debía a Dongjun, y Kevin siempre pagaba sus deudas por completo.

—¿Por donde estarás?

Dongjun se encogió de hombros.

—No lo sé. Supongo que soy un lobo solitario —Él aulló bajo—. ¿Un cliché infernal, verdad?

El lobo realmente estaba loco.

Kevin miró de nuevo a Kwanghee por las ventanas de su tienda y un pensamiento lo golpeó.

—¿Puedo confiar en ti, Dongjun?

—No —contestó él francamente—. Soy un lobo y siempre voy a hacer lo que sea mejor para mí. ¿Por qué?

Kevin vaciló, pero al final, no tenía ninguna otra opción excepto hacer un pacto con el lobo.

—Como necesito ayuda por el próximo par de semanas. No puedo estar en dos sitios a la vez.

—Wow —Dongjun suspiró con incredulidad—. Nunca pensé que viviría para ver el día Kim Kevin jamás pidiera a otra alma viviente ayuda.

Él no hizo caso al sarcasmo.

—Si me ayudas hasta que Kwanghee esté libre o totalmente emparejado conmigo, me aseguraré que nunca tengas que cazar para otra manada jamás.

Dongjun no dijo nada.

—Sé lo que te gusta estar solo, Dongjun —dijo Kevin, su voz traicionando su propio dolor al haber sido abandonado a su propia defensa—. Tu me ayudas y te juraré hermandad.

Esto no era algo que jamás se tomara a la ligera. Tomar un juramento de lealtad de sangre era casi tan comprometedor como el acoplamiento. Este era un juramento irrompible. Dongjun no tenía nadie más sobre esta tierra. Su familia estaba toda muerta y él había venido a ellos como un joven asustado e inexperto.

Dongjun miró a la distancia antes de asentir.

—Bien, Kevin. Lo haré.

Kevin soltó un lento suspiro mientras presentaba su mano a Dongjun. Por cualquier razón, se sintió como si acabara de hacer un pacto con Lucifer.

Dongjun vaciló, luego estrechó su mano.

—¿Entonces qué necesitas que haga?

Kevin vio que Kwanghee se dirigía de nuevo hacia ellos.

—Por ahora, necesito que finjas ser yo, como lobo. He estado haciéndome pasar por la mascota de Kwanghee para protegerlo, y ahora que estoy en forma humana, realmente no podría estar cerca como lobo sin levantar sus sospechas —Sobre todo desde que no se atrevía a decirle la verdad sobre él hasta que encontrara algún modo de sacar a los cazadores de su rastro.

Dongjun se rió de esto.

—¿Que condenada buena cosa que ambos tengamos piel blanca, no?

— Sí. ¿Ahora podrías tomar tu forma de lobo?

Dongjun se paró fuera de la línea de visión de Kwanghee y destelló a lobo. Dos segundos más tarde, él levantaba su pata cerca del pie de Kevin.

—Hazlo, Dongjun, y voy a castrar tu fétido culo.

Él podría oír Dongjun que riéndose en su cabeza.

—Oh —Dongjun dijo en su cabeza. —A propósito, olvidé de decirte que los demás saben que Hyunsik está en El Empire.

Kevin se quedó helado una vez más.

—¿Qué?

—Sí. Tu padre les dijo que no lo atacaran mientras los osos estaban presentes. Pero al minuto que esté solo...

—Cuida a Kwanghee.

—Que…

Kevin se destelló al instante a El Empire.


Dongjun sentado en la calle, completamente confundido sobre lo que debía hacer.

—¿Kevin?

Él no contestó.

¡Ah! mierda. Como lobo él no tenía ningún modo de decir a Kwanghee donde había ido Kevin, y la última cosa que quería era tratar con una pareja humana angustiada que no podía encontrar a su compañero.

Eso no estaba bien.

Destellando a forma humana, Dongjun rápidamente recogió su ropa de la calle y se vistió. A diferencia de Kevin, su fuerza era física, no mágica. Él podría manejar la magia, pero ni de cerca con tanta precisión como Kevin. Si él intentara ponerse su ropa con sus poderes, tendría la mitad correctamente colocada y el resto, por ahí y no sería raro que un calcetín terminara como una camisa, entonces él se apresuró a vestirse mientras rezaba por que nadie lo encontrara con medio trasero desnudo en la esquina de la calle.

Cuando Kwanghee dio la vuelta por la esquina, él tenía todo excepto sus zapatos. Ella se detuvo de golpe cuando lo vio poniéndose su bota.

—Una piedra en mi zapato —explicó sin convicción. La mentira tampoco era su fuerte.

—¿Ambos zapatos? —preguntó.

—¿Extraño, no?

Kwanghee le echó una extraña mirada antes que explorara el patio detrás de él.

—Si buscas a Kevin, él no está aquí.

—¿Lo conoces?

—Uh, sí.

Él le lanzó una penetrante mirada.

—¿Y tú eres?

—Dongjun.

—Uh-huh —dijo Kwanghee, dando un paso para alejarse de él.

Dongjun dio un paso hacia adelante. Él se estaba asustando ahora, podía olerlo.

—En serio, está bien. No voy a hacerte daño. Kevin me dijo que te vigilara hasta que él regresara.

—¿Adónde fue él?

Dongjun se asustó con la pregunta. Condenados humanos con sus naturalezas inquisitivas. Varias mentiras aparecieron en su cabeza, pero todas ellas probablemente conseguirían meter a Kevin en un problema entonces se decidió la que era menos probable que le ofendiera.

—Él fue a orinar.

Sí, esto fue estúpido, él se dio cuenta en cuanto su cara se puso roja.

—¿De dónde vienes?

Como podría contestar a eso. Si le dijera que se había tele-transportado a sí mismo desde Nebraska a Nueva Orleans una hora atrás habría corrido a llamar a los polis.

Él señaló calle abajo.

—De aquel lado.

Él estaba aún más nervioso que antes.

Dongjun le ofreció una sonrisa que esperaba que no fuera demasiado siniestra. No estaba acostumbrado a intentar que la gente no le tuviera miedo. Normalmente se deleitaba haciendo que los humanos se mojaran de terror.

Esto era un extraño cambio de pautas para él.

—En serio —dijo él— juro que soy seguro.

—¿Y yo debería creerte, por qué?

Él hizo una pausa antes que le diera una respuesta que esperaba que la calmaría.

—Soy el hermano de Kevin y él me daría patadas en mi culo si te hiciera daño.

Kwanghee miró fijamente al extraño, extraordinariamente hermoso hombre delante de él. A pesar de sus palabras, había un aire de siniestro peligro en él. Se parecía a la clase de persona que podría cortar la garganta de alguien y luego reírse de ello.

—No te pareces a Kevin.

—Lo sé —dijo él—. Yo salí a nuestra madre y él a nuestro papá.

—Uh-huh.

Él suspiró y dejó sus botas sobre la tierra.

—¿Mira, básicamente me cago en las aptitudes sociales, okey? Solamente finge que no estoy aquí hasta que Kevin regrese. Te vigilaré, tu me ignorarás y lo tendremos bien. ¿Suena bien para ti?

Él no estaba seguro. Algo sobre Dongjun le hacía querer correr dentro y cerrar la puerta. ¿Podría confiar en él?

—¡Hey!, Kwanghee? ¿Puedes atenderme?

El miró hacia la entrada de su tienda donde a una de sus clientas regulares estaba parada con un vestido en sus manos.

—Seguro Teresa. Estaré allí —dijo, alejándose del hombre raro.

Él se puso sus botas, luego lo siguió.

—¿Qué haces? —Preguntó mientras él lo arrastraba dentro de su tienda.

—Vigilándote. Sólo no me hagas caso.

Era difícil no hacer caso a alguien que era mucho más alto y espeluznante que él.

—¿Por cuanto tiempo se ha ido Kevin? —le preguntó mientras caminaba a través de su boutique.

—No lo sé, él debe haber tenido que ir desesperadamente. Podría ser una cosa de la vejiga. No estoy seguro.

Kwanghee se quedó boquiabierto.

Él lo miró sumamente incómodo.

—Simplemente, voy a callarme ahora y estaré aquí observando. Eso es en lo que soy el mejor.

Él lo hizo y Kwanghee tuvo que estar de acuerdo. Aunque silencioso, Dongjun era bastante intimidante. Tenía que darle el crédito al hombre, él definitivamente conocía su fuerte.



4 comentarios:

  1. Uh un hermano siniestro prefiero al otro

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  2. Jajajajajajajajaj ese Jun si que es el mejor!!!
    Se fue a orinar(?)
    Es enserio!!! Jajajajajjajajajajaj

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  3. jajjaa me gusto ese Dongjung, es gracioso, ¿será malo?, traicionara a su hermano de sangre, espero que no, esta genial.

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  4. Eeeiiiish
    otra vez se fue y pasa algo....y Kevin sin poder decirle a kwang lo que NECESITA decirle.....joder....y ahora con esa gente detras de él.....puff,a buena hora.

    Ooooohhhhh el niño lindo ♥.♥
    un poco salvaje pero...eso lo hace más lindo
    pir muy lindo que sea....hubiera dicho lo de Sik pronto,espero que aún no corra peligro.

    Jun fue quien le causaba escalofrios a kwang antes de que llegara kevin?....no,solo falta que ya esten sobre kwang

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yota´s news : De regreso?

 Buenas tardes a todas las lectoras. Después de un año  y casi 4 meses regreso a saludarlas y comentarles nuevas.  Me gustaría decirle...