Kevin se materializó en la Casa Ha, justo fuera de la puerta de Hyunsik.
Él estaba totalmente quieto, escuchando.
Sintiendo.
No había ninguna perturbación. Ningún olor de alguien más. Ninguna
sensación de sentimientos probando el plano de él o de Hyunsik.
Todo parecía completamente normal.
Relajado, empujó para abrir la puerta y encontró a Hyunsik tal como Kevin
lo había dejado. Solo en su cama. Entró lentamente al cuarto, sólo para
asegurarse que Hyunsik estuviera bien.
Él fue al lado más alejado de la cama. Hyunsik no se movió o crispó. Su
garganta se oprimió. Hyunsik parecía no respirar.
—Oh Dios, no —dijo él, ahogándose de pánico.
Kevin agarró a su hermano, quien al instante ladró y gruñó.
Él apretó su abrazo sobre la piel de Hyunsik.
—¡Maldito seas, bastardo! —gruñó con ira—. Te mueres sobre mí y te juro
que te arrancaré la garganta.
Hyunsik lo mordió hasta que Kevin lo liberó. Su hermano se recostó de
nuevo en la cama en su estado comatoso.
—Hyunsik, escucha. Padre sabe que estamos aquí y envió un escuadrón detrás
de nosotros. Vamos, háblame.
Él no lo hizo. Hyunsik simplemente, se quedó acostado ahí, mirando
fijamente al vacío.
—Vamos, Hyunsik, esto no es lindo para mí. No sé que hacer para ayudarte.
Y yo te extraño.
Inmóvil, su hermano no le respondió.
Kevin quiso acogotarlo por su obstinación.
Y entonces sintió una extraña ondulación en el aire alrededor de él. Echó
un vistazo sobre su hombro para encontrar que Heejun estaba de pie allí con una
sonrisa sarcástica en su cara.
Sin pensarlo un segundo, Kevin atacó.
Kevin cogió a Heejun por la cintura y los dos atravesaron la dura puerta
de roble, saliendo al pasillo.
Ha Minwoo brincó para alejarse de ellos y comenzó a gritar por ayuda
mientras Kevin tiraba a Heejun al piso y lo aporreaba con fuerza y con furia.
En vez de atacarlo, Heejun cambió a su forma de lobo y corrió por las
escaleras. Kevin corrió detrás de él. Pero antes de que Heejun pudiera escapar
de ellos, Taeheon, que en su forma humana saltaba hacia ellos, agarró al lobo
por el cuello y lo arrastró de regreso al pasillo.
Heejun gruñó, intentando morder a Taeheon. El leopardo lo sostuvo con una
confiada fuerza que le dio a Kevin un descanso. Él no tenía ni idea que el
joven y tranquilo Katagari fuera tan fuerte.
Kevin se detuvo, respirando entrecortadamente, mientras Mew salía de su
cuarto al final del vestíbulo.
Minwoo corrió hacia su madre mientras Taeheon mantenía sujeto al lobo que
gruñía.
—¿Qué es lo que pasa aquí? —preguntó Mew.
Kevin señaló al lobo.
—Él estaba en el cuarto de Hyunsik.
Heejun cambió a su forma humana, destellando en su ropa, luego apartó a Taeheon
de él.
Taeheon apenas se alejó un paso y la imagen de su cara prometía un
Armageddon si Heejun lo tocaba otra vez.
Aquella áspera mirada logró tranquilizar a Heejun y se alejó otro paso
del leopardo.
—Yo no estaba haciendo nada. Yo sólo comprobaba si ellos realmente
estaban aquí —Heejun curvó su labio hacia Kevin—. Kevin me atacó a mí.
Heejun se volvió hacia Mew con una expresión que era casi respetuosa.
—Pensé que era contra las reglas de El Empire atacar a alguien sin
provocación.
Kevin estrechó sus ojos mientras comenzaba a entender. Él comprendió
demasiado tarde que había sido todo preparado.
Heejun fue más listo que Kevin, en eso había que darle el crédito.
—¿Kevin? —Mew lo miró—. ¿Lo que dice él es verdad? ¿Lo atacaste?
—Él venía a matar a Hyunsik. Tu sabes que sí.
—¿Pero él lo atacó?
Kevin se puso rígido mientras miraba a Heejun.
—Él lo habría hecho sino lo hubiera detenido. -
—¿Él atacó primero, o lo hiciste tu? —insistió Mew.
La cólera de Kevin rompió su control.
—¿Qué eres tu? ¿Una abogada de mierda?
—Cuida tu tono, Kevin —advirtió Mew severamente—. Soy la ley suprema aquí
y tú lo sabes.
Kevin se disculpó aunque se le quedó atascado en el buche hacerlo.
Taeheon le brindó una comprensiva mirada que decía que también le
gustaría descuartizar a Heejun. Su cuerpo entero se retorcía por hacerlo, pero
se quedó quieto.
Mew levantó su barbilla aceptando la disculpa de Kevin.
—Ahora dime la verdad. ¿Quién atacó primero?
Kevin quería mentir, pero Mew lo sentiría y eso sólo empeoraría las
cosas.
—Yo lo hice.
Ella cerró sus ojos como si esto le doliera. Cuando los abrió, su
expresión decía cuanto lamentaba lo que estaba a punto de decir.
—Entonces no tengo ninguna opción excepto desterrarte, Kevin. Lo siento.
Los ojos de Heejun brillaron.
En aquel momento, Kevin los odió a todos por igual. Así que esto era lo
que conseguía. Él era castigado por proteger a su hermano.
Así sea. Esta no sería la primera vez que esto le pasaba. Al menos Mew no
lo había azotado como castigo.
—Bien —dijo con los dientes apretados.
Kevin se dirigió al cuarto de Hyunsik para recoger a su hermano, sólo
para descubrir que Ha Minwoo se precipitaba a detenerlo. El cerró de golpe la
puerta, luego corrió para bloquear su paso hacia de la cama.
Él intentó pasar a su alrededor, pero no lo dejó.
—Kevin, escúchame. Ma sólo está enfadada. Dale tiempo...
—No, Minwoo —dijo Kevin en un tono terriblemente bajo, mientras luchaba
por no descargar su cólera en él—. Yo conocía las reglas y las rompí. Tu madre
nunca me perdonará por eso y tú lo sabes.
Minwoo levantó sus brazos mientras él intentaba pasar por delante.
—Deja a Hyunsik aquí —insistió—. Tu y yo y hasta ma sabemos lo que Heejun
está haciendo. Me
aseguraré que a Hyunsik nunca lo dejen solo. Me quedaré con él yo mismo
cada momento del día y de la noche. Nadie le hará daño mientras él resida en El
Empire.
Su oferta lo confundió. Él no entendía por qué el joven oso se
preocuparía por lo que les pasara.
—¿Por qué?
Sus ojos pálidos eran suaves y amables cuando ella alzó la vista hacia él
y dejó caer sus brazos hacia sus lados.
—Porque nadie debería ser lastimado de la manera en que ustedes lo
fueron. Lo que ellos hicieron fue cruel e innecesario. Ese fue un castigo
humano, no uno animal. He perdido a hermanos y sé directamente el dolor que
ustedes sienten en su corazón por su Yewoon. No dejaré morir a Hyunsik, lo
juro.
Minwoo echó un vistazo a la mano de él donde su señal estaba escondida,
luego contempló la puerta detrás de él como si tuviera miedo que alguien
pudiera oírle por casualidad. Bajó su voz.
—Ahora tienes a otra para proteger. La última cosa que necesitas es a Hyunsik
contigo en este estado. Ve y protéjalo. Puedes llamarme en cualquier momento,
día o noche, para averiguar sobre tu hermano.
Kevin lo tomó entre sus brazos y lo abrazó amablemente.
—Gracias, Minwoo.
El le acarició la espalda.
—Hasta cualquier momento. Ahora ve, y espero que le des de patadas a ese
lobo de mierda allí afuera.
Él se rió con poco entusiasmo antes de alejarse y regresar al vestíbulo.
Heejun arqueó una ceja provocativamente, aguijoneándolo para que Kevin le
hiciera daño. Pero él no era estúpido.
De acuerdo, Kevin le haría daño, pero no lo haría en la propiedad de Mew.
En cambio, Kevin se dio vuelta hacia Mew para asegurarse que Heejun
entendía lo que él tenía intención de hacer.
—Hyunsik no rompió ninguna de las reglas. ¿Está a salvo para quedarse?
Mew asintió, luego le echó una conocedora mirada Heejun, que maldijo.
—Él está bajo nuestra protección y nos aseguraremos que no sufra ningún
daño.
Ver la cara de Heejun no tuvo precio. Y esto le dijo algo. Esto estaba
lejos de terminar.
Kevin se dirigió a la escalera.
—Esto no ha terminado —gruñó Heejun.
—Conozco el cliché —dijo Kevin fatigosamente mientras hacía una pausa
para mirar de nuevo al lobo—. Esto no terminará hasta que uno de nosotros esté
muerto —. Él lanzó una sonrisa satisfecha e insultante a Heejun. —Y para que
conste, ese no seré yo.
Heejun gruñó bajo en su garganta, pero sabiamente mantuvo su distancia.
Mientras Kevin iba a la puerta de calle, Heejun intentó seguirlo, Taeheon lo
detuvo.
—Las reglas de El Empire —dijo tranquilamente—. Kevin tiene una ventaja y
si intentas seguirlo, estarás cojeando... Permanentemente.
Kevin intentaba decidir lo que debería hacer. Una parte de él estaba
aterrorizada de ir a cualquier lugar cerca de Kwanghee para no conducir a Heejun
y a los demás directamente a él. La otra parte estaba aterrorizada de dejarlo
solo.
Sobre todo con Dongjun allí. No había ningún modo de que pudiera
defenderse contra cualquiera de ellos.
Él se abatió mientras recordaba las cicatrices en la cara y el cuello de
su madre, las que ella había recibido al luchar con su padre y su téssera.
Tessaras eran los pequeños grupos de lobos enviados como soldados o
exploradores. Ellos, por lo general, mataban a todo con lo que entraran en
contacto.
Y él mataría a cualquiera que tocara a su Kwanghee. Nadie jamás le
causaría daño. Incluso si él lo rechazaba, todavía sería su compañero, y él
pasaría el resto de su vida asegurándose que tuviera todo lo que necesitara.
En cuanto a Hyunsik, él estaba a salvo bajo la protección de los osos. Kevin
no tenía duda de esto.
Pero Kwanghee...
¿Qué debería hacer? Él deseaba poder quitar la señal de las manos de
ambos. De todos los momentos para encontrar un compañero, este no era uno de
ellos.
Si Kwanghee fuera Katagaria, él sólo tendría que esperar que decidiera
terminar su unión. Muy pocas parejas Katagaria rechazaban a sus compañeros. Si
lo hicieran, el macho permanecería completamente impotente hasta que ésta
muriera. La pareja por otra parte sería libre de tomar tantos de amantes como
quisiera, pero nunca sería capaz de tener hijos con ellos.
Esto era por lo que los machos se tomaban muy en serio complacer a sus parejas
y cortejarlas durante el período de emparejamiento de tres semanas.
Aunque su conocimiento de los humanos fuera limitado, él no creía que Kwanghee
aprobaría que él apareciera, de pronto, desnudo en su cama y para luego
ofrecerse a él mismo y su eterna lealtad.
Eso podría incluso, asustarlo.
No es que él estuviera ni siquiera pensando en emparejarse de todas
maneras. Él no tenía ni idea del tipo de niños producirían. ¿Qué haría Kwanghee
si daba a luz a un cachorro?
Al menos su madre humana había tenido la suficiente decencia de no matarlos
de cachorritos. Ella se los había dejado a su padre y había desaparecido.
Pero por otra parte, su madre había sido una Arcadiana. Ella sabía y
entendía lo que su padre había sido. Y odiaba a su padre por eso desde ese día.
Ella odiaba a todos ellos por eso.
No es que nada de eso importara. Kevin tenía que volver y conseguir
alejar a Dongjun de Kwanghee. El lobo era imprevisible en lo mejor y
terriblemente preciso en el peor de los casos.
Kevin se transporto dentro de la tienda, teniendo cuidado en escoger un
armario en el cuarto trasero donde él dudaba que Kwanghee estuviera. No haría
nada para asustarlo
Él salió y fue al patio trasero donde encontró a Dongjun fuera de la
puerta en forma humana.
—¿Qué estás haciendo? —gruñó Kevin. Él nunca había querido que Dongjun
estuviera en su forma humana cerca de Kwanghee.
—¿Yéndome?
Antes de que Kevin pudiera responder, Dongjun cambió a su forma de lobo. Kwanghee
entró en el patio un segundo más tarde.
Kevin maldijo mientras se obligaba a volver invisible la ropa de Dongjun
para impedir que la viera.
—Ah bueno, regresaste —dijo con una sonrisa mientras cerraba la puerta de
su tienda. — Pensé que te habías caído dentro.
Kevin frunció el ceño.
—¿Caído dentro de qué?
—Tu hermano dijo que habías ido al baño.
Él ahora estaba más confundido.
—¿Mi hermano?
—Dongjun —Kwanghee miró alrededor. —¿Dónde se fue? Él estaba justo aquí,
cuidando la puerta de atrás mientras cerraba durante unos minutos para
almorzar.
—Vamos, Kevin —dijo Dongjun en su cabeza—. Yo no pude pensar en nada
mejor.
Él miró airadamente a Dongjun.
—¿Y por qué estabas en forma humana cerca de él para empezar, Dongjun? Se
suponía, que eras un lobo.
—Yo me asusté. Además, quería conocerlo.
—¿Por qué?
El lobo rehusó contestarle.
—Tu sabes, si no me hubiera convertido en humano, él habría pensado que
te escapaste sin decir adiós. No podía hablarle como lobo, no sin que le diera
un ataque.
—¿Kevin? —preguntó Kwanghee—. ¿Estás bien?
Kevin entrecerró aún más sus ojos.
—Dongjun se tuvo que marchar
Y él mejor se queda lejos como hombre si quiere seguir respirando. Dongjun
gruñó profundamente en su garganta.
—Oh —Kwanghee miró hacia abajo y sonrió a Dongjun—. Aquí estás, dulce.
Estaba preocupado por
ti.
Dongjun brincó para poner sus patas contra sus pechos y lamerle la cara.
—Ya, abajo —gruñó Kevin, haciendo retroceder al lobo—. No hagas eso.
—No importa —dijo Kwanghee generosamente.
Dongjun meneó su cola y rió malvadamente, luego intentó mirar hacia
arriba.
Kevin lo cogió rápidamente por el cuello.
—¡Para! —le gruñó mentalmente a Dongjun—. O te arrancaré la cabeza.
Kwanghee les miró con el ceño fruncido.
—¿No te gusta mi lobo?
—Sí —dijo Kevin, acariciándolo bruscamente en la cabeza—. Él es mi nuevo
mejor amigo.
—Soy tu único amigo, imbécil.
Kevin apretó su puño en la piel del lobo como una advertencia.
—Sabes que tienes que ser firme con los lobos. Dejarles saber quien es el
alfa.
—¿Tu padre?
Kevin le dio una palmada en la cabeza a Dongjun.
—Owww.
—Sí —dijo Kwanghee —. Esto es lo que mi padre dice sobre todos los
caninos.
—¿Tu padre?
Kwanghee asintió.
—Él es el Doctor Hwang, el principal experto en Luisiana sobre el cuidado
de los perros. Él es veterinario en Slidell. Puedes haber visto su publicidad.
“Si quiere a su mascota cástrelo o esterilícelo”. Él encabezó la campaña
completa.
—En serio —dijo, sonriendo abiertamente a Dongjun—. Tal vez nosotros
deberíamos hacer una cita.
— Sí, claro. Inténtalo y morirás.
Kevin apretó sus puños mientras intentaba ocultar su cólera a Kwanghee.
Él estaba sólo a un paso de distancia de ahogar al lobo delante.
Kwanghee frunció el ceño mientras echaba un vistazo a Dongjun.
—Que extraño... —él buscó su pata trasera—. No recuerdo que tuviera una
mancha marrón allí.
Kevin se tragó una maldición mientras comprendía que Dongjun no era
idéntico a él. Maldición, Kwanghee era observador.
—Tal vez no lo notaste antes —dijo él, intentando distraerlo.
—Tal vez.
Kwanghee les condujo a través del patio trasero. Abrió la puerta de su
departamento y dejó entrar al lobo. Hizo una pausa en la entrada.
Kevin apoyó su mano contra el marco de la puerta encima de su cabeza y le
sonrió.
—Estás nervioso —él dijo suavemente—. ¿Por qué?
—Es que no estoy seguro de que haces aquí todavía.
—Estoy hablando contigo.
El se rió de eso.
—Sabes, precisamente no tengo un manual de etiqueta sobre qué hacer
cuando un tipo magnífico pasa por mi vida un día, me da una cadena cara por la
que he estado muriendo, tenemos el mejor sexo de mi vida, y desaparece.
Entonces aparece de nuevo en cuanto necesito un héroe y paga más dinero de lo
que esos peones probablemente hacen en seis meses sólo por echarme una mano. Me
lleva a una gran cena y luego pasa una noche entera haciendo que mi cabeza de
vueltas. No sé a donde nos dirigimos
—Tengo que decir que es la primera vez para mí, también —Él extendió la
mano y dejó que sus dedos rozaran el mechón de su cabello que descansaba contra
su mejilla—. ¿Qué puedo decir? Eres irresistible para mí —suspiró él.
Era difícil quedarse cuerdo y racional cuando él la miraba así. Como si
estuviera sediento por su sabor.
—Y ahora estás aún más nervioso —Él suspiró, luego dio un paso atrás.
—Lo siento —dijo calmadamente—. No eres tu. En serio. Es sólo que no
estoy acostumbrado a que cosas como estas me sucedan.
—Tampoco yo —Bajó su cabeza y lo besó. Él paladeó su sabor hasta que
recordó que tenían audiencia.
Abriendo los ojos, vio a Dongjun mirarles fijamente con mucha curiosidad.
Él odiaba a ese lobo. De mala gana, Kevin se retiró.
—¿Por qué no cierras la tienda durante una hora y comes un verdadero
almuerzo conmigo?
Kwanghee vaciló, luego asintió. Almorzar con él sería maravilloso.
—Creo que lo haré. Tengo unos espaguetis en el refrigerador. Podríamos ir
a la tienda que está a una calle de distancia y conseguir algo de vino para
acompañarlos.
Él pareció bastante incómodo con su sugerencia mientras exploraba el
patio exterior. ¿Buscaría a su hermano?
—Eso sería agradable —dijo él, pero su lenguaje corporal desdecía el tono
despreocupado.
Por primera vez en su vida, Kwanghee tuvo una idea realmente radical. Comprobó
su reloj. Eran casi las dos treinta y nadie había entrado en su tienda durante
la pasada media hora. Los viernes por la tarde eran tradicionalmente lentos...
—¿Sabes que? —dijo antes de acobardarse—. ¿Por qué no cierro temprano?
Su mirada ardió con interés.
—¿Puedes hacer eso?
Asintió.
—Dame unos minutos para hacer el trabajo administrativo.
—Tómate tu tiempo. Soy todo tuyo.
La mirada en sus ojos le dijo exactamente qué quería decir eso.
Kwanghee se mordió su labio ante su invitación. ¿Cuán a menudo se oía
algo así de la boca de un hombre que lucía como este?
Creeme casi nubca o mejor a un nunca
ResponderEliminarJejejeje, genial, que haran esos lobos par tratar de traer a kevin cerca para matarlo, debe quedarse con Kwan, si eso es lo mejor, ademas ese lobo no es de confiar
ResponderEliminarSin duda esa fue una biena jugada de parte del tipo ese,y un mala reacción de parte de kevin pero....no se le puede culpar por querer proteger a su hermano.....que ganas de que el tipo saliera detras de kevin y le diera una buena paliza.
ResponderEliminarEl niño lindo observando la mercancia....jajajaja mejor se convierte antes que kevin lo ahorque por ver así a kwanghee jajajajajaj
Si,si,si...calmen al niño lindo....amarralo kevin
o que lo saque,con eso que kwang cerrara temprano *cejas*
ay,que ya le cuente todo