Pasión de Luna (DH6)- 13




Kevin se materializó en la Casa Ha, justo fuera de la puerta de Hyunsik. Él estaba totalmente quieto, escuchando.

Sintiendo.

No había ninguna perturbación. Ningún olor de alguien más. Ninguna sensación de sentimientos probando el plano de él o de Hyunsik.

Todo parecía completamente normal.

Relajado, empujó para abrir la puerta y encontró a Hyunsik tal como Kevin lo había dejado. Solo en su cama. Entró lentamente al cuarto, sólo para asegurarse que Hyunsik estuviera bien.

Él fue al lado más alejado de la cama. Hyunsik no se movió o crispó. Su garganta se oprimió. Hyunsik parecía no respirar.

—Oh Dios, no —dijo él, ahogándose de pánico.

Kevin agarró a su hermano, quien al instante ladró y gruñó.

Él apretó su abrazo sobre la piel de Hyunsik.

—¡Maldito seas, bastardo! —gruñó con ira—. Te mueres sobre mí y te juro que te arrancaré la garganta.

Hyunsik lo mordió hasta que Kevin lo liberó. Su hermano se recostó de nuevo en la cama en su estado comatoso.

—Hyunsik, escucha. Padre sabe que estamos aquí y envió un escuadrón detrás de nosotros. Vamos, háblame.

Él no lo hizo. Hyunsik simplemente, se quedó acostado ahí, mirando fijamente al vacío.

—Vamos, Hyunsik, esto no es lindo para mí. No sé que hacer para ayudarte. Y yo te extraño.

Inmóvil, su hermano no le respondió.

Kevin quiso acogotarlo por su obstinación.

Y entonces sintió una extraña ondulación en el aire alrededor de él. Echó un vistazo sobre su hombro para encontrar que Heejun estaba de pie allí con una sonrisa sarcástica en su cara.

Sin pensarlo un segundo, Kevin atacó.

Kevin cogió a Heejun por la cintura y los dos atravesaron la dura puerta de roble, saliendo al pasillo.

Ha Minwoo brincó para alejarse de ellos y comenzó a gritar por ayuda mientras Kevin tiraba a Heejun al piso y lo aporreaba con fuerza y con furia.

En vez de atacarlo, Heejun cambió a su forma de lobo y corrió por las escaleras. Kevin corrió detrás de él. Pero antes de que Heejun pudiera escapar de ellos, Taeheon, que en su forma humana saltaba hacia ellos, agarró al lobo por el cuello y lo arrastró de regreso al pasillo.

Heejun gruñó, intentando morder a Taeheon. El leopardo lo sostuvo con una confiada fuerza que le dio a Kevin un descanso. Él no tenía ni idea que el joven y tranquilo Katagari fuera tan fuerte.

Kevin se detuvo, respirando entrecortadamente, mientras Mew salía de su cuarto al final del vestíbulo.

Minwoo corrió hacia su madre mientras Taeheon mantenía sujeto al lobo que gruñía.

—¿Qué es lo que pasa aquí? —preguntó Mew.

Kevin señaló al lobo.

—Él estaba en el cuarto de Hyunsik.

Heejun cambió a su forma humana, destellando en su ropa, luego apartó a Taeheon de él.

Taeheon apenas se alejó un paso y la imagen de su cara prometía un Armageddon si Heejun lo tocaba otra vez.

Aquella áspera mirada logró tranquilizar a Heejun y se alejó otro paso del leopardo.

—Yo no estaba haciendo nada. Yo sólo comprobaba si ellos realmente estaban aquí —Heejun curvó su labio hacia Kevin—. Kevin me atacó a mí.

Heejun se volvió hacia Mew con una expresión que era casi respetuosa.

—Pensé que era contra las reglas de El Empire atacar a alguien sin provocación.

Kevin estrechó sus ojos mientras comenzaba a entender. Él comprendió demasiado tarde que había sido todo preparado.

Heejun fue más listo que Kevin, en eso había que darle el crédito.

—¿Kevin? —Mew lo miró—. ¿Lo que dice él es verdad? ¿Lo atacaste?

—Él venía a matar a Hyunsik. Tu sabes que sí.

—¿Pero él lo atacó?

Kevin se puso rígido mientras miraba a Heejun.

—Él lo habría hecho sino lo hubiera detenido. -

—¿Él atacó primero, o lo hiciste tu? —insistió Mew.

La cólera de Kevin rompió su control.

—¿Qué eres tu? ¿Una abogada de mierda?

—Cuida tu tono, Kevin —advirtió Mew severamente—. Soy la ley suprema aquí y tú lo sabes.

Kevin se disculpó aunque se le quedó atascado en el buche hacerlo.

Taeheon le brindó una comprensiva mirada que decía que también le gustaría descuartizar a Heejun. Su cuerpo entero se retorcía por hacerlo, pero se quedó quieto.

Mew levantó su barbilla aceptando la disculpa de Kevin.

—Ahora dime la verdad. ¿Quién atacó primero?

Kevin quería mentir, pero Mew lo sentiría y eso sólo empeoraría las cosas.

—Yo lo hice.

Ella cerró sus ojos como si esto le doliera. Cuando los abrió, su expresión decía cuanto lamentaba lo que estaba a punto de decir.

—Entonces no tengo ninguna opción excepto desterrarte, Kevin. Lo siento.

Los ojos de Heejun brillaron.

En aquel momento, Kevin los odió a todos por igual. Así que esto era lo que conseguía. Él era castigado por proteger a su hermano.

Así sea. Esta no sería la primera vez que esto le pasaba. Al menos Mew no lo había azotado como castigo.

—Bien —dijo con los dientes apretados.

Kevin se dirigió al cuarto de Hyunsik para recoger a su hermano, sólo para descubrir que Ha Minwoo se precipitaba a detenerlo. El cerró de golpe la puerta, luego corrió para bloquear su paso hacia de la cama.

Él intentó pasar a su alrededor, pero no lo dejó.

—Kevin, escúchame. Ma sólo está enfadada. Dale tiempo...

—No, Minwoo —dijo Kevin en un tono terriblemente bajo, mientras luchaba por no descargar su cólera en él—. Yo conocía las reglas y las rompí. Tu madre nunca me perdonará por eso y tú lo sabes.

Minwoo levantó sus brazos mientras él intentaba pasar por delante.

—Deja a Hyunsik aquí —insistió—. Tu y yo y hasta ma sabemos lo que Heejun está haciendo. Me
aseguraré que a Hyunsik nunca lo dejen solo. Me quedaré con él yo mismo cada momento del día y de la noche. Nadie le hará daño mientras él resida en El Empire.

Su oferta lo confundió. Él no entendía por qué el joven oso se preocuparía por lo que les pasara.

—¿Por qué?

Sus ojos pálidos eran suaves y amables cuando ella alzó la vista hacia él y dejó caer sus brazos hacia sus lados.

—Porque nadie debería ser lastimado de la manera en que ustedes lo fueron. Lo que ellos hicieron fue cruel e innecesario. Ese fue un castigo humano, no uno animal. He perdido a hermanos y sé directamente el dolor que ustedes sienten en su corazón por su Yewoon. No dejaré morir a Hyunsik, lo juro.

Minwoo echó un vistazo a la mano de él donde su señal estaba escondida, luego contempló la puerta detrás de él como si tuviera miedo que alguien pudiera oírle por casualidad. Bajó su voz.

—Ahora tienes a otra para proteger. La última cosa que necesitas es a Hyunsik contigo en este estado. Ve y protéjalo. Puedes llamarme en cualquier momento, día o noche, para averiguar sobre tu hermano.

Kevin lo tomó entre sus brazos y lo abrazó amablemente.

—Gracias, Minwoo.

El le acarició la espalda.

—Hasta cualquier momento. Ahora ve, y espero que le des de patadas a ese lobo de mierda allí afuera.

Él se rió con poco entusiasmo antes de alejarse y regresar al vestíbulo.

Heejun arqueó una ceja provocativamente, aguijoneándolo para que Kevin le hiciera daño. Pero él no era estúpido.

De acuerdo, Kevin le haría daño, pero no lo haría en la propiedad de Mew.

En cambio, Kevin se dio vuelta hacia Mew para asegurarse que Heejun entendía lo que él tenía intención de hacer.

—Hyunsik no rompió ninguna de las reglas. ¿Está a salvo para quedarse?

Mew asintió, luego le echó una conocedora mirada Heejun, que maldijo.

—Él está bajo nuestra protección y nos aseguraremos que no sufra ningún daño.

Ver la cara de Heejun no tuvo precio. Y esto le dijo algo. Esto estaba lejos de terminar.

Kevin se dirigió a la escalera.

—Esto no ha terminado —gruñó Heejun.

—Conozco el cliché —dijo Kevin fatigosamente mientras hacía una pausa para mirar de nuevo al lobo—. Esto no terminará hasta que uno de nosotros esté muerto —. Él lanzó una sonrisa satisfecha e insultante a Heejun. —Y para que conste, ese no seré yo.

Heejun gruñó bajo en su garganta, pero sabiamente mantuvo su distancia. Mientras Kevin iba a la puerta de calle, Heejun intentó seguirlo, Taeheon lo detuvo.

—Las reglas de El Empire —dijo tranquilamente—. Kevin tiene una ventaja y si intentas seguirlo, estarás cojeando... Permanentemente.

Kevin intentaba decidir lo que debería hacer. Una parte de él estaba aterrorizada de ir a cualquier lugar cerca de Kwanghee para no conducir a Heejun y a los demás directamente a él. La otra parte estaba aterrorizada de dejarlo solo.

Sobre todo con Dongjun allí. No había ningún modo de que pudiera defenderse contra cualquiera de ellos.

Él se abatió mientras recordaba las cicatrices en la cara y el cuello de su madre, las que ella había recibido al luchar con su padre y su téssera. Tessaras eran los pequeños grupos de lobos enviados como soldados o exploradores. Ellos, por lo general, mataban a todo con lo que entraran en contacto.



Y él mataría a cualquiera que tocara a su Kwanghee. Nadie jamás le causaría daño. Incluso si él lo rechazaba, todavía sería su compañero, y él pasaría el resto de su vida asegurándose que tuviera todo lo que necesitara.

En cuanto a Hyunsik, él estaba a salvo bajo la protección de los osos. Kevin no tenía duda de esto.

Pero Kwanghee...

¿Qué debería hacer? Él deseaba poder quitar la señal de las manos de ambos. De todos los momentos para encontrar un compañero, este no era uno de ellos.

Si Kwanghee fuera Katagaria, él sólo tendría que esperar que decidiera terminar su unión. Muy pocas parejas Katagaria rechazaban a sus compañeros. Si lo hicieran, el macho permanecería completamente impotente hasta que ésta muriera. La pareja por otra parte sería libre de tomar tantos de amantes como quisiera, pero nunca sería capaz de tener hijos con ellos.

Esto era por lo que los machos se tomaban muy en serio complacer a sus parejas y cortejarlas durante el período de emparejamiento de tres semanas.

Aunque su conocimiento de los humanos fuera limitado, él no creía que Kwanghee aprobaría que él apareciera, de pronto, desnudo en su cama y para luego ofrecerse a él mismo y su eterna lealtad.

Eso podría incluso, asustarlo.

No es que él estuviera ni siquiera pensando en emparejarse de todas maneras. Él no tenía ni idea del tipo de niños producirían. ¿Qué haría Kwanghee si daba a luz a un cachorro?

Al menos su madre humana había tenido la suficiente decencia de no matarlos de cachorritos. Ella se los había dejado a su padre y había desaparecido.

Pero por otra parte, su madre había sido una Arcadiana. Ella sabía y entendía lo que su padre había sido. Y odiaba a su padre por eso desde ese día. Ella odiaba a todos ellos por eso.

No es que nada de eso importara. Kevin tenía que volver y conseguir alejar a Dongjun de Kwanghee. El lobo era imprevisible en lo mejor y terriblemente preciso en el peor de los casos.

Kevin se transporto dentro de la tienda, teniendo cuidado en escoger un armario en el cuarto trasero donde él dudaba que Kwanghee estuviera. No haría nada para asustarlo

Él salió y fue al patio trasero donde encontró a Dongjun fuera de la puerta en forma humana.

—¿Qué estás haciendo? —gruñó Kevin. Él nunca había querido que Dongjun estuviera en su forma humana cerca de Kwanghee.

—¿Yéndome?

Antes de que Kevin pudiera responder, Dongjun cambió a su forma de lobo. Kwanghee entró en el patio un segundo más tarde.

Kevin maldijo mientras se obligaba a volver invisible la ropa de Dongjun para impedir que la viera.

—Ah bueno, regresaste —dijo con una sonrisa mientras cerraba la puerta de su tienda. — Pensé que te habías caído dentro.

Kevin frunció el ceño.

—¿Caído dentro de qué?

—Tu hermano dijo que habías ido al baño.

Él ahora estaba más confundido.

—¿Mi hermano?

—Dongjun —Kwanghee miró alrededor. —¿Dónde se fue? Él estaba justo aquí, cuidando la puerta de atrás mientras cerraba durante unos minutos para almorzar.

—Vamos, Kevin —dijo Dongjun en su cabeza—. Yo no pude pensar en nada mejor.

Él miró airadamente a Dongjun.

—¿Y por qué estabas en forma humana cerca de él para empezar, Dongjun? Se suponía, que eras un lobo.

—Yo me asusté. Además, quería conocerlo.

—¿Por qué?

El lobo rehusó contestarle.

—Tu sabes, si no me hubiera convertido en humano, él habría pensado que te escapaste sin decir adiós. No podía hablarle como lobo, no sin que le diera un ataque.

—¿Kevin? —preguntó Kwanghee—. ¿Estás bien?

Kevin entrecerró aún más sus ojos.

—Dongjun se tuvo que marchar

Y él mejor se queda lejos como hombre si quiere seguir respirando. Dongjun gruñó profundamente en su garganta.

—Oh —Kwanghee miró hacia abajo y sonrió a Dongjun—. Aquí estás, dulce. Estaba preocupado por
ti.

Dongjun brincó para poner sus patas contra sus pechos y lamerle la cara.

—Ya, abajo —gruñó Kevin, haciendo retroceder al lobo—. No hagas eso.

—No importa —dijo Kwanghee generosamente.

Dongjun meneó su cola y rió malvadamente, luego intentó mirar hacia arriba.

Kevin lo cogió rápidamente por el cuello.

—¡Para! —le gruñó mentalmente a Dongjun—. O te arrancaré la cabeza.

Kwanghee les miró con el ceño fruncido.

—¿No te gusta mi lobo?

—Sí —dijo Kevin, acariciándolo bruscamente en la cabeza—. Él es mi nuevo mejor amigo.

—Soy tu único amigo, imbécil.

Kevin apretó su puño en la piel del lobo como una advertencia.

—Sabes que tienes que ser firme con los lobos. Dejarles saber quien es el alfa.

—¿Tu padre?

Kevin le dio una palmada en la cabeza a Dongjun.

—Owww.

—Sí —dijo Kwanghee —. Esto es lo que mi padre dice sobre todos los caninos.

—¿Tu padre?

Kwanghee asintió.

—Él es el Doctor Hwang, el principal experto en Luisiana sobre el cuidado de los perros. Él es veterinario en Slidell. Puedes haber visto su publicidad. “Si quiere a su mascota cástrelo o esterilícelo”. Él encabezó la campaña completa.

—En serio —dijo, sonriendo abiertamente a Dongjun—. Tal vez nosotros deberíamos hacer una cita.

— Sí, claro. Inténtalo y morirás.

Kevin apretó sus puños mientras intentaba ocultar su cólera a Kwanghee. Él estaba sólo a un paso de distancia de ahogar al lobo delante.

Kwanghee frunció el ceño mientras echaba un vistazo a Dongjun.

—Que extraño... —él buscó su pata trasera—. No recuerdo que tuviera una mancha marrón allí.

Kevin se tragó una maldición mientras comprendía que Dongjun no era idéntico a él. Maldición, Kwanghee era observador.

—Tal vez no lo notaste antes —dijo él, intentando distraerlo.

—Tal vez.

Kwanghee les condujo a través del patio trasero. Abrió la puerta de su departamento y dejó entrar al lobo. Hizo una pausa en la entrada.

Kevin apoyó su mano contra el marco de la puerta encima de su cabeza y le sonrió.

—Estás nervioso —él dijo suavemente—. ¿Por qué?

—Es que no estoy seguro de que haces aquí todavía.

—Estoy hablando contigo.

El se rió de eso.

—Sabes, precisamente no tengo un manual de etiqueta sobre qué hacer cuando un tipo magnífico pasa por mi vida un día, me da una cadena cara por la que he estado muriendo, tenemos el mejor sexo de mi vida, y desaparece. Entonces aparece de nuevo en cuanto necesito un héroe y paga más dinero de lo que esos peones probablemente hacen en seis meses sólo por echarme una mano. Me lleva a una gran cena y luego pasa una noche entera haciendo que mi cabeza de vueltas. No sé a donde nos dirigimos

—Tengo que decir que es la primera vez para mí, también —Él extendió la mano y dejó que sus dedos rozaran el mechón de su cabello que descansaba contra su mejilla—. ¿Qué puedo decir? Eres irresistible para mí —suspiró él.

Era difícil quedarse cuerdo y racional cuando él la miraba así. Como si estuviera sediento por su sabor.

—Y ahora estás aún más nervioso —Él suspiró, luego dio un paso atrás.

—Lo siento —dijo calmadamente—. No eres tu. En serio. Es sólo que no estoy acostumbrado a que cosas como estas me sucedan.

—Tampoco yo —Bajó su cabeza y lo besó. Él paladeó su sabor hasta que recordó que tenían audiencia.

Abriendo los ojos, vio a Dongjun mirarles fijamente con mucha curiosidad.

Él odiaba a ese lobo. De mala gana, Kevin se retiró.

—¿Por qué no cierras la tienda durante una hora y comes un verdadero almuerzo conmigo?

Kwanghee vaciló, luego asintió. Almorzar con él sería maravilloso.

—Creo que lo haré. Tengo unos espaguetis en el refrigerador. Podríamos ir a la tienda que está a una calle de distancia y conseguir algo de vino para acompañarlos.

Él pareció bastante incómodo con su sugerencia mientras exploraba el patio exterior. ¿Buscaría a su hermano?

—Eso sería agradable —dijo él, pero su lenguaje corporal desdecía el tono despreocupado.

Por primera vez en su vida, Kwanghee tuvo una idea realmente radical. Comprobó su reloj. Eran casi las dos treinta y nadie había entrado en su tienda durante la pasada media hora. Los viernes por la tarde eran tradicionalmente lentos...

—¿Sabes que? —dijo antes de acobardarse—. ¿Por qué no cierro temprano?

Su mirada ardió con interés.

—¿Puedes hacer eso?

Asintió.

—Dame unos minutos para hacer el trabajo administrativo.

—Tómate tu tiempo. Soy todo tuyo.

La mirada en sus ojos le dijo exactamente qué quería decir eso.

Kwanghee se mordió su labio ante su invitación. ¿Cuán a menudo se oía algo así de la boca de un hombre que lucía como este?



3 comentarios:

  1. Creeme casi nubca o mejor a un nunca

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  2. Jejejeje, genial, que haran esos lobos par tratar de traer a kevin cerca para matarlo, debe quedarse con Kwan, si eso es lo mejor, ademas ese lobo no es de confiar

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  3. Sin duda esa fue una biena jugada de parte del tipo ese,y un mala reacción de parte de kevin pero....no se le puede culpar por querer proteger a su hermano.....que ganas de que el tipo saliera detras de kevin y le diera una buena paliza.

    El niño lindo observando la mercancia....jajajaja mejor se convierte antes que kevin lo ahorque por ver así a kwanghee jajajajajaj
    Si,si,si...calmen al niño lindo....amarralo kevin
    o que lo saque,con eso que kwang cerrara temprano *cejas*

    ay,que ya le cuente todo

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yota´s news : De regreso?

 Buenas tardes a todas las lectoras. Después de un año  y casi 4 meses regreso a saludarlas y comentarles nuevas.  Me gustaría decirle...