Sapphire Wolf (T6)- 26



Mona los sintió, a Junjin y sus lobos. Sabía que no los escucharía. Eran cazadores y, como tales, vendrían silenciosamente, buscando el golpe mortal. Llegaban demasiado tarde. Jungsoo había caído hacía rato y su carne pálida testificaba su perdición. La entrada del velo se hacía más grande mientras la sangre de Jungsoo la alimentaba.
—Resulta que después de todo no voy a necesitarte. —Se volteó hacia Ainsel—. El rey se ha suicidado. No necesitas preocuparte en capturarlo.
Ainsel retrocedió, permitiendo lentamente que el bosque se lo tragara. Había sentido a los lobos, había sentido su intención y quería estar tan lejos como pudiera para cuando la batalla comenzara.
Mona elevó sus manos y miró al cielo.

“Agua, tierra, aire, y fuego. Escúchenme ahora, cumplan mi deseo.”

Llamó a la lluvia, los truenos y relámpagos, y los cielos se abrieron. Un trueno sacudió la tierra y el relámpago iluminó el oscuro cielo, cayendo sobre el bosque.
Sus manos se movieron salvajemente mientras manipulaba el viento, jalando y empujando las corrientes. Las ráfagas fueron lo suficientemente fuertes para arrancar árboles y estrellarlos en el piso.
Observó mientras la naturaleza hacía su voluntad. No sería suficiente. Llamó a los pájaros para que siguieran sus órdenes. La sangre de las muchas bestias que convocarían estaba pintada sobre su ropa, como la presencia de la sangre que se requiere a menudo para controlar la mente de tales criaturas. Hizo su voluntad, demandando que los Trolls salieran de su escondite. Llamó a los duendes y, a pesar de que sabía que Ainsel no vendría, había algunos de su especie con corazones negros que responderían su llamado con mucho gusto.
De repente, hubo un destello cegador. Cuando la visión de Mona se aclaró, una mujer estaba parada frente a ella.
—Tú eres la Fae que ha traicionado a su gente. —Mona sonrió.
—Dambi y los sanadores se moverán detrás de los guerreros —le dijo Lorella.
—¿Guerreros? —Mona frunció el ceño—. ¿Qué guerreros?
—¿No mencioné esos? —Lorella parecía petulante—. Los brujos y Elfos han venido a unirse a la fiesta.
—¿Es ésta toda la ayuda que estás proporcionando?
Lorella sacó tres piedras de su bolsillo.
—He debilitado a mi hermana significativamente. No tiene todas las piedras Fae. Si eso no es suficiente para darte una ligera ventaja, entonces no eres tan poderosa como dices serlo.
Antes de que Mona pudiera responder, la Fae se había ido.
—Cobarde —gruñó Mona.
Mona sintió el poder de la manada rodeándola mientras se acercaban. Cerró sus ojos y sostuvo sus manos en el aire. Habló en voz baja, llamando su poder. Sonrió cuando sintió el calor del fuego que ardía. No era real, pero los lobos dudarían y algunas veces eso era todo lo que necesitaba para tener el sartén por el mango.

Junjin observó como las manadas se separaban y se movían sigilosamente a través de los árboles. Se desplegaron fuera y alrededor, creando un gran círculo. Casi como si fuera coreografiado, cada otro lobo se volteó para mirar hacia afuera, creando protección de ataque que ya se estaba dirigiendo en su dirección. Podían sentir el suelo retumbando bajo sus patas.
Dambi y los otros Fae se las habían arreglado para minimizar el efecto de la influencia de Mona sobre la tormenta. Habían frenado el viento cuando los lobos habían comenzado a ser arrastrados hacia atrás como si el viento tuviera manos y los estuviera jalando por sus piernas. La lluvia había nublado su visión, la voz de Dambi se había alzado sobre ella, y había frenado el aguacero.
Junjin había anticipado el ataque de los esbirros de Mona y él y los otros Alfas habían decidido que cada cinco lobos continuarían moviéndose hacia Mona con tres de las Fae y diez Elfos. El resto se quedaría y mantendría el perímetro. Si los demonios eran liberados, entonces había posibilidades de que ninguno sobreviviera. Su única esperanza era que ellos llegaran a Mona antes de que Jungsoo completara su tarea. Si no lo hacían, él tendría que abrirlo o sufrir las consecuencias de un juramento de sangre.

Hyukjae se movió hacia delante, alejándose de los lobos que se quedarían atrás y defenderían el borde de sus manadas. Hizo contacto visual con cada lobo que pudo ver, quienes se movieron hacia delante con él. Mientras se acercaban, pudo sentir el poder de la bruja empujándolo, urgiéndolo a dar vuelta y correr.
Apuraron su ritmo mientras luchaban con el hechizo y se detuvieron cuando sintieron el calor del fuego y luego vieron la pared de llamas que los separaba de su presa. Se paseó sin descanso, buscando una manera de atravesarla.
Los lobos a su alrededor gruñeron y ladraron, frustrados al verse atrapados.
—¡Es una ilusión! —Hyukjae se volteó para ver al líder del Consejo Fae, corriendo hacia ellos. Otros Fae iban justo tras de él. Se abrieron a la derecha y e izquierda para unirse al círculo de lobos parados frente al fuego.
El Fae caminó hacia el fuego hasta que sus manos estuvieron tocándolo. Sus labios se movieron, pero Hyukjae fue incapaz de escuchar sus palabras. Las llamas comenzaron a disiparse y justo cuando parecía que iban a desaparecer por completo, las llamas saltaron incluso más alto. Luego, como si fuera una serpiente moviéndose en el fuego, comenzó a ir por el bosque, enredándose alrededor de cada lobo. Los lobos aullaron y saltaron de pata en pata mientras las llamas se cerraban entorno a ellos.
—¡NO ES REAL! —La voz colectiva de los Fae llegó a través de las crepitantes llamas.
El lobo de Hyukjae no quería creerles porque las llamas lucían demasiado reales. Pero, luego recordó cuando habían corrido en el bosque con sus compañeros en sus espaldas. Mona había tratado de usar las llamas ahí también. Su mente se recompuso, se lanzó a través del fuego y emergió en el otro lado.
El Fae asintió y comenzó a moverse de nuevo hacia delante. Hyukjae hizo un llamado y un envió su poder para atraer a los lobos al otro lado, momentos después aterrizaron juntos y enojados de entre las llamas. El enojo hervía en su sangre y los instó a seguir hacia delante.

Kangin observó cuando los Trolls se apresuraron por el bosque, algunos lo suficientemente largos como para derribar pequeños árboles, como si fueran palillos de dientes. Sus dientes se desplegaron mientras gruñía y decidía la manera más efectiva de acabar con ellos.
«Sujeta sus tobillos, no serán capaces de levantarse», le dijo a Teuk.
«Entendido», respondió él mientras se agazapaba en cuclillas, listo para levantarse tan pronto los Trolls se acercaran.
Kangin vio a su padre lanzarse hacia delante y esa fue su señal. También corrió hacia delante, yendo debajo del primer Troll que alcanzó, y golpeando el tobillo del Troll, desgarrando el tendón. Éste se sostuvo de una pierna. Teuk, quien había estado dando vueltas alrededor del Troll, se lanzó hacia delante ahora para desgarrar el tendón del otro tobillo. El Troll golpeó el piso con un poderoso estruendo. Kangin corrió rápidamente y fue a su garganta, desgarrando la artería. La sangré salió a borbotones, salpicando el pelaje oscuro de Kangin. Su lobo aulló por el primer asesinato y los otros respondieron. Se volteó para ver a Teuk batallando un Troll más pequeño que ya había hecho un corte en su flanco. Teuk trató de saltar a un lado, pero el enorme puño del Troll lo atrapó. Fue lanzado hacia atrás y se estrelló contra un árbol.
Kangin voló por el aire, aterrizando sobre la espalda del Troll. Enterró sus garras en la piel gruesa del Troll, triturando la carne. Teuk se puso de pie y maniobró para llegar al lado del Troll, quien estaba concentrado en quitar a Kangin de su espalda. Llego a las talones del mismo justo como Kangin le había dicho y en dos rápidos movimientos, desgarró los tendones. Kangin saltó de la espalda del Troll y se estrelló contra el suelo. Teuk se movió para llegar a su cuello, pero Kangin lo empujó a un lado y lo hizo él mismo. Lo llevó hacia otro grupo de lobos que combatían varios Trolls al mismo tiempo y se unieron a la pelea.

Dambi miró alrededor del campo de batalla mientras más Trolls llegaban. Preguntándose por qué no estaban llenos de flechas, miró hacia los Elfos. Cada Elfo estaba centrado en el cielo, disparando flecha tras flecha en el aire.
Dispersos entre las nubes y lluvia, había grandes aves de rapiña. Los Elfos las estaban derribando tan rápido como podían. Los brujos se unieron a los lobos combatiendo a los Trolls. En todas partes hombres, monstruos y bestias se destruían furiosamente el uno al otro. A pesar del trabajo en equipo, los lobos y los brujos resultaron heridos en los enfrentamientos.
—Ryeowook, tú y Donghae van a tener que ir a atender a los heridos —gritó Dambi, entregándole algunas ropas que había traído sabiendo que Ryeowook correría en el campo de batalla en su forma de lobo—. ¡Ahí! —Señaló a un lobo yaciendo sobre su costado—. Te cubro la espalda. —Se volteó a una Donghae con los ojos abiertos— . Tú ve en esa dirección; Hee te protegerá. Recuerda: solo sana lo que sea necesario para que puedan estar de pie de nuevo. Guarda tu fuerza. No gastes tiempo en esos que no son salvables.
Temblando, Donghae se fue, buscando en el piso a lobos heridos. No estaba seguro de lo que podría hacer por cualquier brujo caído, pero había decidido que iba a tratar de curarlos tan bien como pudiera. Hee se quedó a lado, asegurándose de que ningún Troll se acercara. Donghae encontró al primero yaciendo sobre su costado, tenía un desagradable corte muy profundo para que sanara rápido por sí mismo. Avanzó hacia delante y trató de irradiar paz con el fin de no asustar al lobo.
—Voy a tocarte. Si te quedas quieto, esto será bastante rápido —le dijo al lobo.
Él lo miró con brillantes ojos, y luego bajó su cabeza. Donghae tomó eso como el permiso para comenzar.
Puso sus manos sobre él y cerró los ojos. Mandó su espíritu dentro de su cuerpo, buscando la herida y sanándola de adentro hacia afuera. Cuando quitó sus manos, la herida había sanado completamente.
Se levantó un poco tambaleante y Hee presionó su largo cuerpo contra Donghae para estabilizarlo. El lobo se puso de pie y se agachó, verificando, luego se volteó hacia él e inclinó su cabeza. Heechul inclinó la suya en respuesta, y luego observó como él se arrojaba de nuevo a la palestra.
Donghae gritó cuando Hee de repente lo empujó hacia delante y se lanzó a su lado. Donghae se estrelló en sus rodillas y dio un respingo mientras sentía sus pantalones se desgarraban. Un estruendo hizo eco en sus oídos mientras un largo árbol aterrizaba donde había estado parado. Se volteó y miró a su amigo.
—Eres el mejor —dijo sin aliento.
Hee le dio un golpecito y una sonrisa lobuna. A lo que Donghae sacudió su cabeza.
—No es genial, Hee.
Mirando al bosque, comenzaron a moverse hacia los lobos heridos.

Siwon se movía con rapidez, saltando sobre arbustos y árboles mientras perseguía a los duendes que los otros no se habían dado cuenta que se habían unido a la mezcla. Su lobo estaba disfrutando la caza, disfrutando del deporte de perseguir algo tan rápido y astuto. Casi odiaba terminar la persecución al matarlos. Rodeó un largo árbol, justo en los talones de un duende particularmente rápido y se detuvo abruptamente cuando vio a su compañero corriendo a través del campo de batalla siguiendo a un Donghae que se veía muy agotado.
«¿Qué diablos estás haciendo?» Le gruñó.
 «B, este no es el momento de ser un gruñón porque yo esté aquí. Estoy protegiendo a Donghae mientras sana a los lobos heridos».
«No estás en forma para pelear».
«Claro que lo estoy. Estoy en mi forma de lobo. Soy una máquina de combate». Trató de bromear, para aligerar el momento.
«Estás embarazado». La ira y miedo de Siwon ascendían mientras corría hacia él, esquivando Trolls y árboles.
«¿Lo estoy? Maldición, casi lo olvido. No importa lo que sea si tú mueres, así que al menos ayúdame».
«Bueno, es obvio que no puedo detenerte, así que supongo que no tengo otra opción». El dolor en su voz hizo que Hee se sintiera como la mierda.
Sabía que lo había hecho sentir impotente al querer protegerlo, y no quería eso.
«Estaré bien, cariño»,  trató de  asegurarle.
Siwon continuó yendo hacia él y cuando lo alcanzó, le mordisqueó el hocico y gruñó. Heechul bajó su cabeza, pero lo acarició antes de que pudiera caer al suelo en sumisión.
«Quédate a mi lado», le dijo. Heechul tomó lugar junto a él frente a Donghae y juntos siguieron a Donghae de un guerrero herido a otro. Todo parecía ir sin problemas, Siwon derrotando varios Trolls pequeños, y él y Hee derribaron a un grande.
Hee debió haber sabido que las cosas iban demasiado bien. Sus cabezas se giraron al escuchar a Donghae gritar.
—¡HYUKJAE! —Y se echó a correr a toda velocidad antes de que ellos pudieran dar un paso.
«¡VE!» Le gritó Siwon. Hee obedeció, corriendo inmediatamente detrás del sanador. Siwon estaba sobre sus talones.
Dambi vio a los tres echar a correr.
—¡Ryeowook, vamos! —le gritó al sanador y fue detrás de Siwon y Hee.

Hyukjae, Donghwa, Yunho, Yesung y Sihyuk fueron los únicos lobos de su manada que reconoció mientras se acercaban a Mona. Finalmente podían verla. Estaba parada detrás de Jungsoo, el Rey Hechicero quien estaba de rodillas en una piscina de su propia sangre. Hyukjae podía ver que un río de sangre se había formado y circulaba hacia una grieta negra que estaba haciendo estragos en el ámbito humano. Hyukjae podía ver formas retorcidas a través de la entrada, brazos y piernas grotescas, ojos rojos y dientes afilados. Se sacudió la sensación de manos grasosas rozando su cuerpo y gruñó cuando Mona se volteó para encararlos.
—¡Bienvenidos! Me alegra tanto que hayan podido venir. Por favor, vengan a la primera fila. Al menos eso hará su muerte más rápida. —Mona sonrió como si estuviera invitando a viejos amigos a su hogar. Los lobos continuaron caminando hacia delante mientras los Elfos se quedaban un poco más allá de su vista, con los arcos listos. Sus armas eran las únicas capaces de matar demonios, así que estarían listos cuando el velo finalmente se abriera.
Las orejas de Hyukjae bajaron y sus labios se retrajeron mostrando sus dientes perversamente afilados. Se agachó a medida que avanzaba. Yesung, Yunho y los otros lobos se movieron junto con él. Mona intentó mantener a todos en su línea de visión, pero había sido arrogante, o al menos eso es lo que los lobos agazapados pensaban.
Yesung embistió en primer lugar, pero sus dientes solo llegaron al final de su capa antes que su mano se extendiera y lo enviará a estrellarse contra un árbol. Hyukjae había comenzado su embestida antes de que Yesung llegara a Mona y logró hundir sus dientes en su pierna. Cada lobo se abalanzó inmediatamente después del otro, sin darle la oportunidad de reagruparse.
Presionó su mano contra el costado de Hyukjae y éste sintió un pulso de electricidad entrar en su cuerpo. Gritó y cayó completamente, incapaz de mantener su agarre. Sintió su corazón trastabillar de la conmoción y tuvo que concentrarse para no perder el conocimiento. No se dio cuenta que había empujado del poder curativo de su compañero para calmar su corazón electrizado, hasta que oyó su grito.
Negó con su cabeza y recobró su orientación. Miró hacia arriba y vio que los lobos continuaban su asalto, uno tras otro embistiendo, algunos dejando   su huella, otros siendo lanzados de vuelta antes de que pudieran llegar a ella. Hyukjae se dio la vuelta cuando sintió una oleada de poder surgir disparada más allá de él.
La gran forma de Siwon corrió directamente hacia la bruja. La atención de ella estaba centrada en otro lugar por lo que no se dio cuenta de que tenía un nuevo enemigo hasta que la enorme cabeza de Siwon estaba en su estómago, haciéndola caer al suelo. Trató de ir por su garganta, pero lo atacó con un estallido de fuerza salvaje. Siwon aterrizó sobre su espalda a varios metros de distancia. Se puso de pie, poniéndose en cuclillas, gruñendo y rodeándola.
Donghae irrumpió a través de los árboles con Hee, Dambi y Ryeowook justo detrás de él. Corrió directamente hasta Hyukjae y pasó sus manos por encima de él.
«Estoy bien, ojos marrones», le aseguró.
«Sentí que tu corazón se detenía». Sus manos temblaban mientras pasaban a través de su piel.
«Me salvaste. Ahora, regresa para que así la bruja no decida fijarse en ti».

Donghae empezó a dar un paso hacia atrás, pero sus ojos se posaron en Jungsoo. Giró hacia Ryeowook, cuyos ojos también estaban sobre el rey. Donghae sabía que Ryeowook sentía el mismo estirón que le hacía ir hacia él, para ayudarlo. Es lo que eran, sanadores, y algo que no podían soportar ver, era a alguien sufriendo. Los dos empezaron a moverse lentamente hacia él, tratando de no llamar la atención de Mona. Yesung y Hyukjae se movieron lentamente enfrente de los dos sanadores tratando de bloquear cualquier ataque.
La mano de Dambi se lanzó en alto justo cuando Mona giró y lanzó un hechizo hacia él. Ésta lo bloqueó y lo redirigió de nuevo a la bruja. Dambi buscó en su bolsillo y sacó dos piedras. Miró hacia abajo en estado de shock. Las había tenido todas, ¿cómo ahora solo tenía dos?
La risa de Mona rompió a través de su confusión, haciéndola levantar la mirada.
—Tu hermana, querida, realmente te odia —se burló Mona—.  Dambi, ¿qué le hiciste?
La boca de Dambi cayó abierta y su cabeza giró cuando Changmin y Henry se precipitaron en el claro acercándose a la reunión.
—¿Lorrella? —Los ojos de Dambi se llenaron de traición. La mano de Changmin se alzó para cubrir su boca y Henry pareció tan confundido y enojado como Dambi.
—Sí, Lorrella. Ha sido algo útil para mí en mis esfuerzos, si no siendo extremadamente molesta con todo el lamento aburrido acerca de cómo pensaba que eres mucho mejor que ella. Dambi, la verdad es que eres mejor que ella. Eres mucho más poderosa y ella no puede soportarlo. Así que, si te estás preguntando en dónde están tus piedras preciosas, tienes que agradecerle a tu hermana.
El rostro de Dambi se transformó en uno de ira mientras su forma crecía y su luz la rodeaba. Las formas de Changmin y Henry cambiaron también mientras daban un paso adelante y recurrían a su propio poder. Los otros Fae se unieron y Mona se rió mientras danzaba fuera del camino y bloqueaba un disparó tras otro. Los lobos empezaron a reagruparse y rodear a la bruja, tratando de tener la oportunidad de conseguir moverse sin ser golpeado por uno de los golpes mágicos volando por doquier.
Donghwa le dio un empujón a Yunho, haciendo un gesto con su hocico hacia la abertura a reventar. El velo estaba casi abierto. Yunho levantó su cabeza y aulló, llamando a Junjin. Mona se dio la vuelta y vio que Jungsoo estaba cayendo al suelo y cuando su cuerpo se derrumbó, el velo se abrió de golpe. El aire se llenó de un grito que hizo que los ojos de los lobos se humedecieran, mientras sus oídos casi reventaban del dolor. Una forma oscura voló del velo. Antes de que pudieran obtener un buen vistazo de la figura, explotó, una flecha brillante pasó silbando a través de su mitad.
Mona rugió mientras observaba el primer demonio ser destruido. Su cabeza giró hacia donde la flecha se originó. Comenzó a moverse en esa dirección, pero se detuvo en seco cuando los Fae formaron un muro entre ella y los Elfos de ese lado del círculo. Otra forma oscura brotó y otra, y luego otra.
Los demonios eran enormes. Comenzaron a gritar, mientras alas brotaban de su espalda. Cabezas deformadas unidas a cuerpos de insectos miraban hacia abajo con ojos pequeños, redondos y brillantes, enfocados en las formas peleando debajo de ellos. Sus bocas se abrieron, revelando filas de dientes afilados y, cuando comenzaron a gritar de nuevo, las flechas volaron por el aire. La escena estalló en una lluvia de sangre verde, a medida que ningún demonio quedaba en pie.
El rostro de Mona se puso rojo por la furia desenfrenada mientras disparaba hechizo tras hechizo, tratando de llegar a los Elfos a través de la pared de los Fae. Los Elfos siguieron derribando demonios, tan rápido como salían por la abertura.

Donghae y Ryeowook habían caído al lado de Jungsoo y de inmediato posaron sus manos sobre él. Con la excepción de una enorme herida, Ryeowook comenzó a curar las heridas en sus brazos, mientras que Donghae usó la luz en su interior para invocar su sangre.
Literalmente estaba atrayéndola de regreso lejos del velo, invirtiendo el flujo y empujándola de nuevo en su cuerpo, forzándola a través del corte que Ryeowook había dejado abierto. No sabía si iba a funcionar, pero mientras llamaba a la sangre para que regresara, animó a que su corazón bombeara.
«Jungsoo no te rindas, tu tiempo no ha terminado», le susurró Donghae a su espíritu, llamándolo de vuelta al borde de la muerte. «Tu gente te necesita, y tu compañera te necesita. No es tiempo de que te vayas».  Siguió  llamando  a  su  sangre y sintió que Ryeowook agregó su poder, ahora que las heridas en sus brazos estaban curadas, salvo una. Donghae podía sentirse a sí mismo cada vez más débil y sentía a Hyukjae a su lado ayudándolo a sostenerse. Sintió la atracción del mal extendiéndose a la sangre, necesitando de todo para mantener el velo abierto, pero Donghae se negó a darse por vencido.
«¡NO PUEDES TENERLO!» rugió. Extendió su mano hacia la sangre que seguía corriendo en un río hacia el velo y haló, proyectándose a sí mismo agarrando la sangre como una cuerda y halando lo más fuerte que podía. Empujó con todo lo que tenía en él y la metió en el cuerpo de Jungsoo.
Observó como la sangre se movió hacia él, más y más rápido fluyendo de nuevo en el cuerpo del rey. Tan pronto como la última gota había desaparecido, el velo se cerró de golpe, pero no antes de que, como un cañón, diez demonios salieran disparados.
Se derrumbó sobre Hyukjae mientras veía el mal sobrevolando por encima de él como un enjambre masivo de avispas.
Las alas de los demonios batían con fuerza y sus gritos le produjeron náuseas. Trató de mantener su mano sobre Jungsoo para asegurarse de que su corazón siguiera latiendo, pero su energía se había ido y el mal que se derramaba de los demonios era demasiado. La oscuridad lo envolvió.

Hyungsik apuntó otra flecha mientras gritaba:
—Más rápido, están a punto moverse. —Así como lo dijo, tres demonios salieron disparados como balas. Hyungsik empezó a correr detrás de ellos. Dos de sus guerreros más rápidos igualaron su velocidad mientras perseguían a los demonios. Los Elfos sabían que los demonios causarían estragos en el mundo en caso de que escaparan. Se acercaron y Hyungsik forzó sus piernas más rápido, sintiendo que sus músculos se resistían a la velocidad. Pero no se daría por vencido, no dejaría que Minwoo, ni su gente, cayeran.
—Preparen sus arcos —les gritó mientras se acercaban a ellos—. Firmes — les advirtió. Los demonios comenzaron a desplegarse, buscando a aquellos que podrían devorar—. ¡Lancen! —Las flechas parecieron moverse en cámara lenta mientras volaban hacia sus objetivos. Los Elfos no dudaron. Cada uno calzó otra flecha en la cuerda, preparándose para otra oportunidad. No fue necesario. La respiración de Hyungsik se detuvo al ver que tres de las flechas originales alcanzaron su meta. La sangre y tripas, ambas viéndose y oliendo como cloaca abierta, llovieron sobre el bosque.
—¡SÍ! —Los tres Elfos lanzaron sus manos al aire en señal de victoria.
—Eso estuvo cerca —murmuró Kevin, mientras se inclinaba, tratando de recuperar el aliento y limpiando un poco la sangre de demonio de sus ropas.
—Demasiado —concordó Hyungsik—. Vamos, debemos regresar —les dijo mientras giraba y salía corriendo a toda velocidad.



3 comentarios:

  1. OMG
    Esto esta que explota!!!
    Les fue!!!!
    Ahora si! Mona! Te fue como en feria!!!

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  2. Holi, otra vez yo(?)
    Ya te había dicho que te amoloveo, y que esta historia me encanta!?????
    No, pos imagínate que shi
    <3

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  3. Awwww Kangin mo quiere que Teuk mate,que hiera pero qie no mate *0*
    Esa fae,aparte de traidora es cobarde.
    ¿No que esas piedras parecen cuando se les necesita?...entonces no hay proble.a que Dambi no las tenga completas ahorita..no(?)
    Jungsoo se está muriendo,ya Hae lo ayudo pero necesita más poder.
    Al menos la bruja ya está herida,pero tienen que atacarla más...bueno,la batala campal apenas ha empezado

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yota´s news : De regreso?

 Buenas tardes a todas las lectoras. Después de un año  y casi 4 meses regreso a saludarlas y comentarles nuevas.  Me gustaría decirle...