The Other -6



-Ryeowook me dijo que te recordara que le llevaras tu pasaporte mañana a primera hora-dijo él sedosamente, como bailando alrededor de su blanco antes de ir a  matar.
-¿Cuándo hablaste con él?
A Donghae le pareció importante por alguna razón hacerse una idea de cuando había sido eso.
-Oh, hará unos tres cuartos de hora.
No hacía mucho tiempo. Probablemente él habría salido de la  oficina  directamente después de la llamada.
-¿Lo sabe Jieun?         .
La furia se asomó al rostro de él ante ésa pregunta y Donghae se dio  cuenta  entonces de lo mucho que Hyukjae debía odiar el que alguien lo hiciera hacer el tonto.  Sobre todo su esposo.
-No, no lo sabe.
Luego, asegurándose de que nadie más los oía, añadió:
-Le di el resto de la tarde libre después de almorzar. Así que no estaba en la oficina cuando llamó Ryeowook. Cosa que yo agradezco, ya que, en una situación normal, habría contestado ella y habría sabido como mi esposo ha actuado a mis espaldas  ...
-Mientras tú estabas almorzando con ella -le respondió Donghae  fieramente.
-El día de su cumpleaños.
Donghae se puso  colorado.
-Bueno, pues la chica del cumpleaños se  va a  llevar una buena sorpresa  mañana, ¿no? Va a viajar contigo y, de propina, con tu esposo -dijo decididamente-. Y no voy a cambiar de opinión, Hyukjae.
-Y yo tampoco voy a cambiar mis planes, Donghae.
-Muy bien, por lo menos así sabré con quién vas a compartir tu dormitorio.
-Ya veo lo que me quieres decir -dijo él  sonriendo.
Esa sonrisa indicaba que había supuesto bien.
-La cuestión es si vas a poder soportarlo.
-Estoy dispuesto a responder a esa pregunta en  cualquier momento, Hyukjae. Has sido tú el que la has evadido hoy.
-No la he evadido. La he pospuesto. Ya veremos lo que piensas por la mañana. Tal vez sí que hayas cambiado de opinión para  entonces.
Entonces él tomó su copa y la levantó como brindando hacia él. Le dio un trago y entró en el salón, acercándose al sofá para hablar con su appa.
Fue entonces cuando supo que Jungsoo se iba a quedar a pasar la noche en la  habitación de huéspedes para saber cuál era la rutina habitual con los niños por las mañanas. Mientras tanto, Donghae le prometió mentalmente a su marido que no estaba dispuesto a renunciar a ninguno de los planes que había hecho ese  día.
Él se dedicó a hacer de buen hijo con toda brillantez; y también del buen padre hasta que la niñera se los llevó a acostar. Luego siguió haciendo de buen marido y anfitrión durante la cena; de mejor humor que lo habitual. Parecía como si la  perspectiva del viaje lo animara.
Pero Donghae sabía perfectamente lo que le pasaba en  realidad.
De acuerdo, era un sentimiento de anticipación, pero no por el viaje, sino por lo  que iba a suceder cuando estuvieran a solas en el dormitorio. Lo leía en sus ojos cada vez que lo miraba. ¡Y no la estaba viendo precisamente como el appa de sus  hijos!
Jungsoo podía pensar que Donghae estaba también excitado. Y tenía razón. Estaba excitado y exultante. Porque Hyukjae se estaba percatando de él. Estaba más   pendiente de él de lo que lo había estado desde hacía años. Y eso significaba que él, Donghae, estaba ganando. Ciertamente, Hyukjae no estaba pensando en Lee Jieun.
El contraste con la fría distancia de la  noche anterior en la  mesa era enorme.  Era como si saltaran chispas entre ellos. Donghae ya no tenía el miedo de antes. No estaba derrotado. Tenía sitio para moverse y, lo haría. Estaba ansioso por demostrar una cosa.
Hyukjae lo tenía agarrado de la mano de forma que le era imposible soltarse cuando     se despidieron de su appa y se dirigieron a su  dormitorio.
Aparentemente no tenía ninguna prisa y, a él le pareció que, tal vez, quisiera disfrutar de la sensación de estar solos.
Pero pretendía ser él el que controlara y, si se creía que a Donghae lo iba a volver a controlar, iba listo. El espíritu de amotinamiento que llevaba dentro toda la tarde era tan fuerte ahora como al principio. No iba a ocupar el espacio que, al parecer, Hyukjae  debía tenerle asignado.
-No tenía ni idea de que te apasionara tanto eso de compartir un dormitorio conmigo, Donghae - dijo él sarcásticamente- Creía que lo considerabas más bien como un deber del matrimonio que lo que realmente desea tu  corazón.
-¿Qué te ha dado esa idea? -le preguntó Donghae sin saber qué le había causado a él esa falsa imagen...
No podía decir que no había cometido el error de no hacerle sentirse deseado, pero nunca le había dicho que dormir en habitaciones separadas fuera más deseable, ni siquiera cuando estaba embarazado.
-Bueno, para empezar, elegiste una cama para nosotros en las que uno se puede perder. Bien podíamos haber dormido separados, dada la intimidad que provoca.
¡Lo estaba juzgando por la cama que a Donghae le disgustaba tanto! Aquello era una ironía absurda.
-Fue el decorador el que eligió esa cama. Dijo que una habitación tan grande necesitaba una así. Era una cuestión de espacio y proporciones, no la elegí yo en absoluto.
-Entonces, ¿por qué seguimos con ella?
-No se me ocurrió nada mejor en su momento.
-Pues has tenido casi siete años para quejarte, Donghae. La mayor parte de las noches ha podido pasar un camión entre los dos sin   que lo notáramos. No me digas que no te habías dado cuenta.
Ese sarcasmo le hizo daño.
-A mí no me gustaba más que a ti.
Entonces llegaron a la puerta de la habitación. Cuando Hyukjae tenía ya la mano en el picaporte, se volvió y lo miró.
-¿Te estás creyendo que mentirme te hará ganar a la  larga?
-¡No te estoy mintiendo!
-Durante estos últimos siete años te podrías haber librado de esa cama en cualquier momento. Has cambiado muchos otros muebles que ya no te gustaban. Has tenido las manos completamente libres en ese asunto. Si no te gustaba la cama, Donghae, ¿por qué no la has cambiado?
El estómago se le hizo un nudo. Aquella era una pregunta a la que no podía contestar.
-No lo sé.
Entonces Hyukjae abrió la puerta y, enfrentado a esa cama monstruosa, de repente Donghae se dio cuenta de la razón por la que no la había  cambiado.
Una cama más pequeña no habría pegado en aquella habitación y, por eso, cualquiera que la hubiera visto se habría sentido tentado de hacer preguntas que habría sido embarazosas de responder explicando que él necesitaba minimizar el tamaño de la cama para hacer cosas que su esposo consideraba  normales.
E, incluso si nadie hubiera preguntado nada, semejante cambio habría sido una insinuación demasiado evidente de que deseaba una situación más íntima, y eso no lo hacía un joven señor.
Mentalmente, Donghae pasó revista a todos los tabúes que habían dirigido su comportamiento con respecto al sexo. Quiso gritar que aquello no era culpa suya, que era lo que le había enseñado su appa, el colegio, la vida protegida de un joven hijo único con pocas relaciones, la ignorancia de ser todavía virgen cuando se casó. Realmente no había sabido cómo comportarse.
Entonces la puerta se cerró tras él, sellando su intimidad. Él y Hyukjae juntos en una habitación que era tan suya como de él.
-Tú también podías haber dicho algo de la cama, Hyukjae -estalló-. ¿Por qué no lo hiciste?
-Un hombre es un tonto si no aprende de sus errores.
-¿Qué errores? -le gritó incrédulamente.
-Meterme en el espacio de mi esposo.
Donghae agitó la cabeza. Estaba seguro de que nunca había forjado un espacio personal en el que él no hubiera sido  bienvenido.
Viendo su falta de comprensión, él se explicó más  claramente.
-Yo tengo todos los supuestos pecados de los maridos. Esperaba que mi esposo me diera más de lo que quiere dar. He sujetado sus derechos como individuo. He interferido en sus decisiones. Y, que Dios me perdone, le he pedido estar a su disposición para lo que él deseara.
Donghae se quedó anonadado por esa amargura.
¡No tienen importancia las promesas rotas por su parte! Un esposo tiene derecho a cambiar de  opinión.
-¡Yo nunca te he acusado de ninguna de esas cosas! Ni me he quejado ...
Hyukjae se rió.
-Y yo nunca te he dado razones para que lo hicieras. No quería que mi segundo matrimonio siguiera el camino del primero.
¿El primero?  ¿La relación de la que él nunca hablaba y decía que era algo irrelevante para lo que sentía y tenía con Donghae? Nunca le había hablado de su ex esposo, ni siquiera cuando lo veían aparecer comentando las noticias en la  televisión.
Hyukjae siempre le había dicho que su ruptura y divorcio habían sido por diferencias irreconciliables, que él era un hombre de familia y su ex estaba dedicado a  su trabajo. Pero, de repente, el espectro de esa relación apareció de otra  manera.
- Yo siempre he hecho caso de tus deseos, Donghae -continuó él -Hice lo  que  pude para dártelos o para que los consiguieras por ti  mismo.
-Yo no soy tu primer esposo, Hyukjae. No soy como él.
-Eso era lo que pensaba. Y era una gran parte de la atracción que sentía por ti. Realmente tuvimos algo de armonía al querer los dos las mismas cosas.
Aquello sonaba como si él pensara que lo había traicionado. Donghae frunció el ceño, no muy seguro de cómo defenderse.
-¿Es qué alguna vez no te he apoyado en lo que has querido, Donghae?
-No, siempre has sido muy bueno conmigo -dijo tranquilamente.
-En realidad, ¿no dirías que este matrimonio ha ido muy suavemente hasta anoche?
-Sí. Muy suavemente -respondió con un leve toque de  ironía.
La ira interior de Hyukjae explotó entonces de repente.
-Entonces, y sólo porque por una vez, algo no va a tu manera, ¿qué te hace pensar que puedes, no sólo meterte en mi espacio, sino organizarlo todo de cualquier manera que te guste? -dijo él arrojando un cojín contra una de las sillas- Y me exiges que esté a tu disposición incluso después de que te asegurara de que tu posición es absolutamente segura. Y yo no miento, Donghae.
No, no lo hacía. Eso era cierto. Nunca le había oído decir una mentira a nadie. Hyukjae tomó otro de los cojines de la cama y lo apretó en las  manos.
-Odio la falta de sinceridad. Sobre todo la odio cuando se ejerce sobre otras personas y las hace hacer tonterías para conseguir alguna ganancia personal. Es como si todo tuviera que ser para ellos, ellos, ellos.
Luego tiró también el cojín sobre la silla y  continuó:
-Te lo estoy diciendo ahora, Donghae, no tienes que hacer nada que no quieras hacer...
-Pero yo ...
-jEscúchame! Tienes todo el derecho a ser  como eres, y yo no tengo ningún derecho a querer cambiarte, así que ya puedes volver a ser como eres y yo lo respetaré. No me oirás otra palabra de crítica. Estamos casados y seguiremos casados.
-¡Oh, eso es maravillosamente justo por tu  parte!
-Sí, ya sabes que tengo esta fijación con lo de ser justo. Y con mantener mi palabra. Incluso para invitar a almorzar a una empleada valiosa.
-¿Y cuándo decidiste que el matrimonio era una lista de derechos? Es la primera vez que lo oigo. Yo siempre había pensado que el matrimonio era cuestión de amor y cariño.
-¡Claro! Eso si crees en los cuentos de hadas. Tienes suerte si consigues una sociedad en donde ambas partes estén de acuerdo. Yo hago esto -dijo tomando otro cojín -, y tú esto otro -continuó con otro-Y así hacemos esto juntos.
Con eso tiró los dos cojines sobre la silla.
-Resulta que nosotros tenemos una sociedad razonable, Donghae y no la vaya complicar. Y, sinceramente, espero que tú  tampoco la compliques. Porque no hay cuentos de hadas en este mundo. ¡Así que sigue como has sido siempre!
Aquello consiguió que Donghae se acalorara más todavía.
-No quiero que dictes normas y reglas para mí, Hyukjae. Esta es mi vida también. Hoy he ido a ti ...
Él agitó un brazo en el aire.
-Viniste porque pensaste que tu acogedor pequeño mundo estaba en peligro y era mejor que te esforzaras algo.
Aquello era cierto, pero no era toda la verdad.
-Te estoy diciendo que no tienes que hacerlo, Donghae -siguió él amargamente- Estás bien como eres. Y, para eso del amor y el cariño, ya tenemos a nuestros hijos. Tú me has dado mis hijos y, supongo que eso es casi todo lo que un hombre le puede pedir a una pareja. Dejemos que lo de hoy y lo de anoche sea achacable a las reacciones del calor del momento.
Pero Donghae pensó que no podía hacerlo.
-Estoy seguro de que podemos encontrar alguna excusa para posponer tu repentina necesidad de ver Europa en estos momentos. A mi appa no le importará. Podemos seguir ocupando nuestros lados separados de la cama y luego, para cuando yo vuelva de mi viaje, estos pequeños contratiempos serán olvidados suavemente y tú no tendrás que hacer nada.
-No -dijo Donghae firmemente.
Su único recurso era pasar a la acción ahora, si es que no era demasiado tarde. Pero no se iba a permitir creer que lo era, ni iba a permitir que Hyukjae lo creyera  tampoco.
-Esta cama va a desaparecer mañana mismo -dijo decididamente -¿Qué prefieres? ¿Una doble de tamaño normal?
Él agitó la cabeza como si Donghae hubiera perdido la cabeza de verdad.
-¡Por Dios! No es el tamaño de la cama lo que cuenta. Es como se use ¿Por qué insistes tanto en esto?
-¡Porque estás equivocado!
-¿Que estoy equivocado?
La ira estaba explotando de nuevo en él, pero Donghae ya no podía volverse  atrás.
-Sí, lo estás. Hoy he ido a ti para mostrarte que quiero estar cerca de ti. Quiero darte...
-¡Darme! -gritó él con los ojos llenos de furia -¿Es que llamas a eso  dar?
-Sí. Pensé en todo lo que podía hacer para darte placer. Para hacerte sentir bien con respecto a nosotros en vez de como te sentiste  anoche.
-Y  fue  por  eso  por  lo  que  hiciste  todo  ese  esfuerzo  -dijo  él respirando pesadamente, y cuando no conseguiste la respuesta que querías y cuando querías,  fuiste a mis espaldas en un arranque de celos e insististe por tu propio interés sin importarte en como me afectara a mí. La verdad es que eso es verdadera generosidad y ganas de dar, Donghae.
Donghae no estaba dispuesto a soportar aquello. Puede que él tuviera motivos para estar enfadado, pero no estaba falto de culpa en lo que había pasado ese día.
-No me estabas escuchando, Hyukjae. Por lo menos te he hecho que me escuches. Por lo menos, eso espero.
-Las palabras son baratas -dijo él al tiempo que abría la cama enérgicamente- Incluso las rosas son baratas cuando no hay falta de dinero. Y las promesas son muy, muy baratas cuando no se cumplen.
Entonces se enderezó de nuevo y lo miró con chispas en los ojos antes de  añadir
-Si estoy tan equivocado, ¡demuéstralo! Dame a probar esa segunda luna de miel  de la que has hablado con Ryeowook a mis espaldas. Muéstrame lo que me he perdido esta tarde, con tu oferta de amor. ¡Por la que ahora estoy pagando!
De repente Donghae se dio cuenta de que aquella era su oportunidad. Pero sentía el cuerpo como si fuera de piedra. Era como si las piernas no supieran como moverse. Necesitaba calor, ánimo, aprobación ... la sensación de ser amado.
-Vamos, Donghae. ¿No quieres comprobar si huelo a  Jieun?
Eso logró deshelarlo y encendió un fuego que habría fundido el  acero.
-¡Cariño, estás corriendo un grave riesgo si es así! -siseó quitándose los zapatos y luego avanzando hacia él  decididamente.
Él se rió suavemente, pero Donghae le cortó en seco esa risa.
Le agarró la camisa y se la abrió de golpe, rompiendo todos los botones. Le metió una rodilla entre las piernas tratando de proporcionarle un roce provocativo en sus partes íntimas mientras le quitaba los pantalones. Pero él confundió sus intenciones.
-¡Ah, no, eso no! -exclamó Hyukjae.
Entonces le metió las manos bajo los brazos y lo levantó, arrojándolo contra la cama. Inmediatamente después, fue él quien le metió una rodilla entre las piernas y se colocó encima.
-Si quieres jugar a esto, por mí, de acuerdo.
Sintiéndose atrapado, Donghae logró soltarse y lo tumbó a él sobre la cama, colocándose encima y apoyándole las manos en el pecho para mantenerlo quieto.
-¡Muy bien! -le gritó entonces.
Hyukjae lo agarró por las muñecas, listo para ejercer su  fuerza.
-La violencia no es mi idea del placer sexual -gruñó.
-Ni la mía. ¿Dejarás de equivocarte conmigo todo el tiempo? ¿Y de pensar lo peor?
-Una rodilla en la entrepierna  ...
-No tengo tres manos. ¿Cómo se supone que tengo que excitarte y desnudarte al mismo tiempo?
Hyukjae soltó el aire de sus pulmones y luego sonrió  lentamente.
-Bueno, sigue donde estás y ya me desnudaré  yo. Y, si sigues sentado ahí, sobre mis costillas, podrás desnudarte delante de mi cara ea y excitarme un poco con lo que lleves debajo.  Si  no  te importa.
Ese pensamiento lo excitó y esa excitación se impuso a su enfado. Tenía permiso. Tenía su aprobación. Podía hacer lo que quisiera. No tenía nada que perder y mucho que ganar, así que la perspectiva apartó todas sus  reservas.
-Entonces suéltame las manos, Hyukjae -dijo sedosamente, sonriendo satisfecho. Era él el que estaba encima. El que controlaba la  situación.
Hyukjae lo soltó, pero Donghae todavía podía sentir su tensión, el deseo de medir  su iniciativa si estaba fingiendo. Todavía no confiaba y Donghae fue muy consciente de estar siendo sometido a prueba. De todas formas, la oportunidad estaba garantizada  y estaba lleno de confianza por lo que había aprendido la noche  anterior.
Esa noche, definitivamente, no iba a ser un mojigato, se prometió a sí mismo. No había lugar para la timidez y la modestia. Su mente estaba completamente enfocado en la sexualidad.
Entonces, decididamente, empezó a quitarse su ropa, un atuendo tan  poco característico en él, que había logrado llamarle la  atención.
-¿Te gusta este color para mí, Hyukjae? -le preguntó-.¿Crees que parece cálido y sexy?
-Me parece bastante positivo. ¿Es de verdad o estás de broma? -respondió él mientras se levantaba un poco para quitarse los  pantalones.
-Las dos cosas. Conduce a esto, lo que se supone que debe significar algo. ¿Te parece verdadero o no?
Hyukjae pasó la mirada por su abierto pantalón y pudo ver un borde de seda casi transparente, que apenas ocultaba nada.
-Añade lujuria al cuerpo -dijo él  secamente.
Pero mientras tanto, sus piernas estaban de lo más activas. El ruido de los zapatos al caer al suelo era muestra de su  agilidad.
-Por otra parte -continuó- Vamos a no equivocarnos. Cualquiera puede jugar a vestirse provocativamente.
-Nadie en su sano juicio se molestaría en ponerse esto sólo para eso. Es demasiado incómodo -respondió- Sólo tiene un propósito y es poner a tono a la gente. Eso es lo que me dijo la vendedora.
-¿Te hace ponerte a tono a ti? -le preguntó Hyukjae sarcásticamente mientras terminaba de librarse de los  pantalones.
-Mmmm. La verdad es que me hace sentirme muy consciente de mí mismo, físicamente.
Le sonrió mientras se acariciaba el pecho. En una película había visto como unos bailarines eróticos lo hacían. Hyukjae podía ponerse tan sarcástico y cínico como quisiera, pero eso no le iba a afectar. El juego era demostrarle que estaba equivocado y, la verdad es que estaba disfrutando con ello.
-Lo mas sexy es la anatomía. El pecho, el trasero y ... si nos ponemos en plan personal, tú de eso tienes de sobra. Y muy  atractivo.
Aquella era su primera concesión a lo que estaba sucediendo allí, y le produjo una gran descarga de confianza a Donghae, además del placer que le producía el que él admirara su cuerpo. La envidia que sentía normalmente por las mujeres, sus pechos, sus caderas, como Lee Jieun, desapareció instantáneamente. A Hyukjae le gustaba su cuerpo.
Sonrió brillantemente. Aquello lo estaba haciendo sentirse cada vez más sexy.
Estaba ansioso por hacerlo así, encima de él, deslizándose y rozándolo sensualmente. Cuando se instaló encima de su vientre, se enorgulleció de la fuerza de la excitación de él. Era intensamente excitante acariciarlo con la seda de su boxer, antes de apartarlos a un lado y utilizar el suave y deslizante calor de su propio sexo para provocarlo y llevarlo a una necesidad de lo más  intensa.
-¿Te gusta esto? -le preguntó.
-Sí.
Poco a poco, estaba diluyendo su incredulidad cínica.
-Pero estará mejor dentro -añadió él, definitivamente dispuesto ahora a cooperar.
Así que le dejó entrar, lentamente, jugando a todo juego erótico que se le pudiera ocurrir, variando los puntos de contacto y de presión. Era increíblemente excitante observar su rostro, ver como él aprobaba lo que estaba haciendo, la pérdida de control cuando llegó al clímax repentinamente. Y eso se lo estaba haciendo él a Hyukjae, por completo y en todo momento.
Había un éxtasis salvaje en provocarle eso, en llevarlo a esa situación. Y, por debajo de ese éxtasis, estaba la primitiva y profunda sensación de posesión, era su marido, su hombre, su compañero, ¡era suyo!



4 comentarios:

  1. Y a si es como marca territorio un pecesito!
    Jajajajajajajaja
    Me encanta, pero me preguntó que clase de matrimonio llevaban por siete años!????

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  2. Dios Hyuk me saca de mis casillas es un necio que se niega a ver la verdadera forma de ser de Hae ¬¬* Tanto que Hae hace por el y asi le paga -_-
    Vamos Hae no te dejes yo se que tu puedes recuperar a Hyuk esta envenenado por esa horrible secretaria ¬¬
    Ya vas por buen camino Hae solo no te desvies <u<

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  3. Buenos un pecesito cero lindo monitor espero con ansias el próximo capitulo

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  4. Entiendo a Hyuk en un 60%,los otros 40 de verdad que me desconcierta...habla,habla y habla...sinceramente,ni él sabe lo que quiere de su matrimonio con Hae.
    Primero les dice unas cosas ..al poco tiempo las refuta él mismo...por eso tiene a Hae todo confundido,sin saber cómo llegar a Hyuk.
    Le dice las palabras y Hyuk las toma de otra forma.
    No saben decirse las cosas...y con Hyuk creyendo tener la razón y creyendo ser el único poco feliz en este matrimonio...no les ayuda en nada.
    Que bueno que Hae no se deja intimidar...el que Hyuk lo haya tomado de esa forma la noche anterior,le da el valor a Hae para hacer más...como ahora.
    Por muy pasivo que sea...lo pasivo cansa,y más aún si se llega a descubrir desinhibido que puede ser con Hyuk.
    Sí Hae...marca territorio desde ahora...que de esa segunda luna de miel tiene que salir algo positivo.

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yota´s news : De regreso?

 Buenas tardes a todas las lectoras. Después de un año  y casi 4 meses regreso a saludarlas y comentarles nuevas.  Me gustaría decirle...