Sapphire Wolf (T6)-22



—Hyukjae, ven aquí, por favor —pidió Donghae por octava vez.   Había estado dando vueltas desde que habían regresado a su habitación, después de que Dambi les había dicho que el Rey Hechicero y el Príncipe Elfo estaban viniendo. Todos los hombres estaban inquietos, y luego de la partida de Dambi, habían gruñido a sus compañeros a pesar de sus protestas y les arrastraron fuera a sus respectivas habitaciones. Donghae, Hee y Teuk habían estado enviándose mensajes de texto entre sí, actualizándose unas a otras sobre la situación de sus compañeros y Donghae trató de no reírse cuando todo lo que habían dicho fue exactamente lo mismo.
Donghae: ¿Sus hombres caminan de un lado para el otro, gruñiendo y rugiendo?
Hee: Todo lo anterior.
Teuk escribió: Todo lo anterior.
Donghae: ¿Sugerencias?
Hee: Intenté desnudarme, no hubo caso, así que estoy sin ideas.
Teuk: Jajaja, no he intentado esa, esperen…
Donghae: Teuk, demasiada información.
Hee: Sabes que quieres intentarlo.
Donghae: ¿Quién dice que no lo he hecho?
Hee: ¡Campanas del infierno! ¿Mordió el anzuelo?
Donghae: Hee, estaba siendo sarcástico. Lo sabes mejor.
Hee: Buen punto.
Teuk: Mierda santa, ni siquiera parpadeó.
Donghae/Hee/Teuk escribieron: Estamos tan jodidos.
Hee: Desafortunadamente, no de una buena manera.
Donghae/Teuk escribieron: Rodando por el suelo hasta partirme el trasero de la risa.

Los mensajes de texto habían estado yendo y viniendo durante casi cuarenta y cinco minutos, cuando Hyukjae finalmente lo reconoció.
—¿De qué te ríes? —preguntó mientras se sentaba a su lado. Se dio cuenta de que todavía estaba inquieto, pero estaba tratando de ponerlo bajo control por él.
—Nada —dijo Donghae intentando parecer inocente, y fallando miserablemente.
Hyukjae extendió su mano.
—Donghae mío, déjame ver tu teléfono.
Donghae negó con su cabeza.
—Donghae —gruñó Hyukjae.
—Estaba enviando mensajes de texto con Hee y Teuk. —Trató de parecer indiferente.
—Entonces, ¿por qué no puedo verlo?
Donghae trató de pensar en algo que evitaría que Hyukjae estuviera realmente interesado en leer los mensajes de texto.
—Estábamos hablando sobre Hee dando a luz, ya sabes con todos los fluidos y sangre y cómo sus cosas se verán después. —Donghae se encogió ante sus propias palabras, porque a decir verdad, no era algo que discutiría con nadie y mucho menos con su compañero.
El rostro de Hyukjae nunca cambió. Siguió sosteniendo su mano en alto esperando a que le entregara su teléfono.
—¿No te parece asqueroso incluso un poco? —preguntó, perplejo por su falta de reacción.
—Es un bebé, ¿qué hay de asqueroso en eso? No será asqueroso cuando estés teniendo a nuestro bebé.
—Hum, sí, pero ese seré yo, estoy hablando de Hee.
Hyukjae se encogió de hombros.
—No lo sé. Todo en lo que puedo pensar es que es un milagro que él esté embarazado y lo emocionante que es para ellos.
Donghae golpeó el teléfono en su mano con un gemido. Echó su cuerpo hacia atrás y dejó caer su brazo sobre sus ojos.
—De todos los hombres en el mundo, conseguí al que no se molesta en lo más mínimo por los fluidos o cosas de embarazos.
Hyukjae rió.
—Un día te lo explicaré.
—Por favor, no ―chilló Donghae.
Hyukjae se quedó en silencio y supo que estaba leyendo los mensajes. Quería meterse en un agujero, pero ahora no podía hacer nada al respecto.
—¿Estuviste desnudo y me lo perdí? —preguntó, mientras giraba para mirarlo.
Donghae no respondió, pero podía sentir su cara calentándose a segundos mientras la sangre subía hasta ella.
Sintió que la cama se movió mientras él se acostaba a su lado. Tomó su brazo y suavemente lo apartó de su cara de modo que pudiera mirarlo, pero él mantuvo sus ojos cerrados. Hyukjae rió.
—Donghae, mírame.
Donghae negó con su cabeza, apretando con más fuerza sus ojos cerrados.
Hyukjae se inclinó hacia delante y él sintió su cuerpo presionado contra su costado. Sintió sus labios contra su oreja y la calidez de su aliento contra su cuello cuando habló.
—Si hubiera sabido que todo lo que tenía que hacer para conseguir que te desnudes era caminar de un lado a otro por la habitación como un perro rabioso lo habría hecho hace mucho tiempo —bromeó.
Donghae trató de empujarlo lejos mientras al mismo tiempo trataba de rodar lejos de él.
—No, no lo harás —se burló de él mientras envolvía un brazo alrededor de su cintura y lo atraía.
Estúpida fuerza de hombre lobo, pensó.
—Siento haberte ignorado —le dijo finalmente—. No estaba tratando de hacerlo a propósito. Solo estoy tratando de averiguar las maneras más eficientes de protegerte en caso de necesitarlo. Mi lobo está extremadamente descontento con el hecho de que hombres que no conocemos están viniendo aquí donde tú estás y no estoy mucho mejor que él.
Donghae finalmente abrió sus ojos y giró su cabeza para mirarlo. Se acercó y apartó el cabello de sus ojos. Hyukjae se apoyó en su toque y Donghae sonrió.
—Nadie va a hacerme daño, ni a nadie más. Te preocupas innecesariamente.
—No puedes saber eso ―argumentó.
—Y, tú no puedes saber que algo va a pasar, ¿por qué estresarse sobre ello? ¿No tenemos suficiente como para seguir estresándote?
Hyukjae miró fijamente a sus ojos grandes y marrones, y deseó poder ponerlo en una burbuja lejos de todo peligro, pero él era un sanador, y estaba en   su sangre estar con aquellos que lo necesitaban. Y, con una batalla inminente en el horizonte, iban a haber muchos que lo necesitarían. Su trabajo como su compañero era asegurarse de que pudiera hacer lo que la Gran Luna pretendía de él. Tenía que confiar en que sabía lo que estaba haciendo cuando puso a Donghae a su cuidado.
—¿En qué estás pensando? —preguntó Donghae, mientras su silencio aumentaba.
—En cuán orgulloso y bendecido soy de ser tu compañero.
Donghae sonrió y fue una de esas sonrisas que hacían bailar su corazón.
—Qué curioso, eso es exactamente lo que siento por ti. —Se dio la vuelta sobre su costado para así poder enfrentarlo y la mano de él terminó deslizándose debajo de su camiseta. Sus dedos se arrastraron suavemente a lo largo de su espalda y le sonrió mientras miraba sus ojos tornarse vidriosos.
—Donghae.
—Hmmm —respondió con voz ronca.
—Necesito preguntarte algo. —Hyukjae no había planeado hacer esto ahora. Había planeado esperar hasta el momento adecuado, cuando el ambiente fuera romántico y sexy. Había querido demostrarle lo mucho que significaba para él y cómo quería gritar desde las montañas que era suya. Pero, a veces la vida no nos da los momentos perfectos que anhelamos y por lo tanto, tenemos que transformar una pequeña parte de los momentos malos en unos amados.
—Deja de tocarme si quieres que piense claramente —se burló de él mientras sus labios se curvaban en una sonrisa seductora.
—Quizás no quiero que pienses con claridad cuando te pida esto.
Los ojos de Donghae se abrieron de golpe al oír la preocupación en su voz.
—Hyukjae, ¿qué está mal? ¿Estás bien, está todo bien? —A Donghae no le gustaba cuando sentía que la confianza que él tenía, se deslizaba tan casualmente, eso le hacía sentirse inadecuado como compañero cuando se sentía inseguro.
—Nada está mal, hermoso. No estaba planeando esto, pero siento que es el momento adecuado.
—Está bien —dijo Donghae con cautela. Empezó a incorporarse, pero Hyukjae lo detuvo con su mano sobre su cadera.
—Quédate aquí conmigo —le dijo, suavemente. Se movió acercándose y se apoyó sobre un codo para poder mirarlo. Donghae rodó sobre su espalda y puso su mano derecha sobre su pecho, sobre su corazón. Sintió que se le aceleraba el ritmo cardíaco y frunció el ceño cuando se dio cuenta de lo fuerte que latía.
—¿Hyukjae? —preguntó, nerviosamente.
—Te amo —le dijo. Soltó su cadera y apartó de su rostro finos cabellos esparcidos—. Nunca imaginé que alguien tan increíble como tú, podría alguna vez ser mío. Pero, ahora que lo eres, nunca te dejaré ir. Eres mío Donghae y exactamente igual soy tuyo. Renunciaré a todo los demás por ti. Moriré por ti, mataré por ti, y viviré por ti. Me has aceptado como tu compañero, has dejado que te reclame a través de los Ritos de Sangre, tienes mis marcas, y llevas mi mordida en tu cuello increíblemente sexy. Ahora, te pido que me aceptes como tu esposo y uses mi anillo.
Donghae se quedó boquiabierto cuando, aparentemente de la nada, Hyukjae le mostró un pequeño anillo. Un diamante solitario, montado en platino. Era hermoso. Miró más de cerca y se dio cuenta que había una inscripción grabada en la banda. Sin embargo, no podía leerlo.
—¿Qué dice?
Hyukjae sonrió.
—Vas a hacerme sudar, ¿no?
Donghae dejó escapar una risa ligera, y luego se sonrojó cuando se dio cuenta que no le había respondido.
—Oh, mierd… —Golpeó su mano sobre su boca antes de que la palabra saliera y se quedó mirando con sus ojos abiertos a Hyukjae quien estaba sonriendo como un idiota, obviamente disfrutando de su vergüenza.
—Donghae… —Apartó su mano de la boca—, por el amor de Dios, cariño, termina con mi tormento.
—Sí —le dijo.
—¿Sí, terminarás con mi tormento o sí, serás mi esposo?
—Sí —respondió de nuevo.
Hyukjae sonrió y luego se inclinó y lo besó suavemente. Mordisqueó sus labios cuando se negó a separarlos.
—Donghae —gruñó.
—No hasta que me digas lo que dice la inscripción.
Hyukjae sostuvo el anillo sobre su rostro para que así pudiera verlo.
Sonrió con picardía.
—Quieres saber lo que la inscripción en este anillo dice.
—Eso mismo dije —gruñó y él se rió, haciéndole pensar en un gatito enojado.
—Cálmate ojos marrones. Tengo una propuesta para ti.
Los ojos de Donghae se abrieron.
—No puedes estar hablando en serio. ¿No vas a decirme lo que dice mi anillo de compromiso, sin hacer un trato conmigo?
—Eres ingenioso —bromeó, y giró su cabeza lejos justo a tiempo para evitar que sus dientes mordieran su barbilla—. Donghae, juega bien —le advirtió, aunque sus ojos brillaban con un tipo diferente de advertencia. Donghae se estremeció bajo su hambrienta mirada.
—Te diré lo que dice la inscripción si permites que te bese.
Donghae pensó que sonaba demasiado fácil, pero dejó de lado los pensamientos aprensivos y asintió.
—Está bien. —Se lamió los labios, anticipando lo que sabía que sería un beso ardiente. La sonrisa de Hyukjae se hizo increíblemente amplia.
—Date la vuelta —le dijo.
—¡Qué! —Donghae trató de escabullirse, pero Hyukjae atrapó su tobillo.
—Ahhh, ah, ah —lo regañó—. Amor, hiciste un trato conmigo.
Donghae negó con su cabeza.
—No firmé nada.
—Estuviste de acuerdo verbalmente, pez estás obligado, magia de la manada.
Donghae se resistió a él.
—No puedes estar hablando en serio; solo fue una negociación juguetona.
—Para mí no lo fue. —Su rostro se puso serio y sus ojos comenzaron a brillar—. Quiero besarte.
—Sé eso, estaba esperando a que lo hagas.
Hyukjae humedeció sus labios y Donghae se esforzó para no seguir el lento movimiento de su lengua. Su corazón cayó a su estómago cuando levantó la vista de sus labios a sus ojos y él le guiñó un ojo. Ese maldito guiño, era un arma que esgrimía descaradamente contra él.
—No aclaraste la ubicación del beso mi suculento, tímido compañero. — La voz de Hyukjae cayó a un gruñido mientras se arrastraba hacia él en la cama. Donghae había llegado a la cabecera de la cama y no tenía ningún otro lugar al que ir. Para ese momento, entendió lo que esos pobres conejos debían de haber sentido cuando los lobos estaban cazándolos.
«¿Preocupado de que vaya a comerte?» preguntó Hyukjae mientras capturaba sus pensamientos. La cara de Donghae descubrió un nuevo tono de rojo en el arco iris mientras observaba a su compañero acecharle. No podía creer que había perdido esa laguna verbal. Nunca perdía lagunas verbales cuando Hee estaba negociando, pero entonces las manos, labios y ojos de Hyukjae no estaban involucrados cuando estaba negociando con Hee.
—¿Dónde exactamente quieres poner este beso? —preguntó, cuando finalmente encontró su voz.
—Quiero ver mis marcas —gruñó él.
—Entonces ve y quítate tú camiseta y mírate en el espejo —replicó.
Su sonrisa le hizo temblar mientras piel de gallina salpicaba su piel.
—Cuando digo mis marcas Donghae, me refiero a las que están en tu cuerpo, las que son idénticas a las de mi cuerpo. —Donghae no sabía cómo alguien podía hacer que la palabra cuerpo sonará tan sexy, pero Hyukjae habían encontrado una manera.
—Así que, por favor, date la vuelta y permíteme mirarlas.
—Entonces, ¿solo deseas besar las marcas sobre mi espalda?
Hyukjae gruñó.
Donghae dejó escapar un suspiro, haciendo que sus mejillas se inflaran. Sabía lo implacable que eran los machos de su raza una vez que estaban de caza, y Hyukjae definitivamente estaba de caza. Lanzó sus manos al aire.
—Bien, de acuerdo, mierda. Retrocede para que pueda darme la vuelta, no me dejas espacio. —Lo empujó, pero Hyukjae no se movió. Cuando se dio cuenta de que no iba a hacerlo, se retorció hasta que mediante artimañas se puso a sí mismo sobre su estómago. Casi saltó fuera de su piel cuando sintió que él empujaba el dobladillo de su camiseta.
—Cálmate, Donghae, nunca haría nada con lo que no te sintieras cómodo y siempre respetaré tus deseos, confía en mí —susurró contra su cuello.
—Lo hago —le dijo, casi sin aliento. Tuvo que morder sus labios para no gemir cuando sintió sus dedos trazar las marcas desde la nuca de su cuello hacia abajo hasta que no pudo ir más lejos a causa de sus pantalones vaqueros.
Hyukjae se agachó junto a su oreja otra vez y la haló suavemente con sus dientes.
—¿Qué tan lejos van? —le preguntó y pudo oír el deseo en su profunda voz.
Donghae sabía que si abría la boca diría algo muy estúpido y a Hee le gustaría. Las posibilidades iban desde por qué no lo averiguas, hasta santo cielo, me vas a tocar de una vez, y su favorita personalmente, quiero tener a tus hijos. Ya que aquellas realmente no parecían las decisiones más sabias, hizo lo que parecía ser su respuesta personal y negó con la cabeza.
Hyukjae se rió entre dientes.
—¿No jugarás limpio? Bueno, dos pueden jugar a ese juego.
Donghae intentó prepararse para cualquier cosa ridículamente sexy que él hubiera planeado, pero no había nada en la tierra que podría haberlo preparado para él. Comenzó en la nuca de su cuello mientras le besaba la piel suavemente.
Podía sentir su cálido aliento en la espalda y la firme presión de sus labios haciendo que sus dedos se curvaran. Donghae estaba mordiendo la almohada para el momento en que llegó a la parte baja de su espalda. Apretó las manos con tanta fuerza que sus uñas cavaron ranuras en sus palmas.
Hyukjae lo besó por una última vez y él comenzó a respirar con más facilidad. Puso la camisa en su  lugar y trató de hacerle rodar sobre su espalda, pero Donghae no podía moverse.
«¿Donghae?» La voz de Hyukjae en su cabeza sonó casi tan seductora como el truco que acababa de hacer.
«Shh». Donghae intentó hacerlo callar.
«¿Por qué?»
«No puedo concentrarme en respirar si me hablas, así que deja de hablar, y no te atrevas a tocarme de nuevo».
Hyukjae rió de su compañero, quien estaba ahora tan rígido como un poste. Esperó pacientemente mientras observaba como su cuerpo comenzaba a relajarse lentamente. Cuando se dio la vuelta, vio las hendiduras formadas por las uñas en sus palmas.
No pudo evitar la complacencia que sintió en su interior al saber que él le hacía desearle con tanta ferocidad.
—Quita esa mirada de tu cara, tú asqueroso mentiroso. —Donghae le frunció el ceño.
—¿Qué? —Hyukjae se rió y trató de tirarlo hacia él. Donghae lo golpeó en las manos.
—Dijiste un beso, como en un simple beso. ¿Qué fue eso? —Señaló su espalda salvajemente, sus mejillas todavía sonrojadas.
—¿No te gustó? —preguntó, mientras trataba de verse herido.
Donghae puso los ojos en blanco.
—Lánzame un maldito hueso. Tendría que haber estado en coma como para no haber disfrutado de eso. Santo cielo, incluso entonces probablemente lo habría disfrutado. Lo digo en serio, Hyukjae, ¡QUIÉN NO DISFRUTARÍA DE ESO! —La voz de Donghae había aumentado en octavas chillonas cuando terminó de hablar y respiraba pesadamente.
—¿Te asusté? —preguntó Hyukjae, repentinamente preocupado de que tal vez estaba respondiendo de ésta manera por lo que había sucedido—. No te estoy metiendo prisa, Donghae.
—Hyukjae. —Los ojos de Donghae se suavizaron—. No cariño, no me asustaste. Ni siquiera pensé en eso, solo eran tú y tus besos. —le sonrió con la esperanza de que viera la sinceridad allí.
—Me dirás si alguna vez te asusto o te hago daño —le exigió, solo como podría hacerlo un macho dominante.
Donghae puso los ojos en blanco.
—¿Demasiado mandón?
—¿Quieres saber lo que dice la inscripción ahora? —preguntó Hyukjae, con calma.
—Sí —se quejó Donghae, como un niño enfurruñado.
Hyukjae lo llevó contra él por la mano y esta vez no se resistió. Lo tomó de la mano izquierda y mientras deslizaba el anillo, le susurró al oído.
—Dice: Compañero, esposo, sanador, mi único, mi todo, Donghae mío. — Hyukjae apartó el cabello que había caído como una cortina delante de la cara de Donghae, colocándolo por encima del hombro para así poder verle. Sus ojos marrones brillaban con lágrimas mientras miraba fijamente el anillo en su mano.
—¿Son lágrimas de felicidad? —preguntó Hyukjae con cansancio. Donghae asintió.
—Eres una persona de pocas palabras esta noche, amor.
—Eso es porque todo ha pasado muy rápido, me has dejado sin  palabras—le dijo Donghae, mientras lo miraba a los ojos. Él vio su corazón en esos ojos, un corazón que Donghae le había dado por completo.
—Te amo, y no puedo esperar a ser tu esposo.
Hyukjae sonrió, mostrándole su hoyuelo.
—Oh, ojos marrones, yo tampoco puedo esperar.
Donghae podía ver las ruedas girando en su cabeza, demasiado atractivo para su propio bien. Él comenzó a negar con la cabeza.
—Ah, oh oh, de ninguna manera, eso… —Donghae señaló hacia donde, hace unos momentos, había estado acostado congelado con necesidad y deseo—, nunca volverá a suceder.
Hyukjae se rió tan fuerte que Donghae estaba seguro de que toda la mansión lo escuchó.
—Eres un gitano divertido, mi amor, te voy a dar eso.
—Lo digo en serio Hyukjae, eso, eso fue… —Se tropezó con sus palabras mientras lo miraba a los ojos.
Hyukjae se inclinó hacia delante de modo que sus labios rozaran los suyos mientras hablaba.
—Eso fue solo el principio, amor. Ni siquiera había llegado a la parte buena.



2 comentarios:

  1. Jajajajajajajaja
    Mandones!!!!
    Jajajajaja me imagino la cara de Hyuk~ leyendo los mensajes de esos tres!
    Jajajajajajajajajjaa

    ResponderEliminar
  2. Aqui lo que vale,es que el resultado fue el esperado
    Tal vez no tenia planeado decirselo en ese momento,pero después de lo que han pasado hasta ahorita,encontró el momento adecuado después de ignorar a Hae.
    Ese,seguro ha sido uno de los mejores tratos que Hae ha hecho *0*
    Y como dice Hyuk...solo fue un beso,un poco de todo lo que se le viene.
    Así Donghae podrá borrar esas imagenes feas que Hyuk le prometio que reemplazaría con bellos recuerdos.
    Este fue uni de ellos.

    Los Hyuks pidiendo matrimonio a los Haes *0*

    ResponderEliminar

yota´s news : De regreso?

 Buenas tardes a todas las lectoras. Después de un año  y casi 4 meses regreso a saludarlas y comentarles nuevas.  Me gustaría decirle...