The Other -3



-¡Yo no quiero tu seguridad -explotó Donghae-. Quiero saber qué es necesario que haga para satisfacerte.
-¿Qué? ¿Para que puedas construir alguna pequeña y segura ecuación en tu mente? Algo como que si me das esto tres veces por semana  ...
-No, no, no. Lo que me importa es lo que sientes.
-¿Y tú te sentirás mejor si crees que yo me veo satisfecho?
Hyukjae lo agarró por los brazos y lo agitó mientras continuaba.
-Es eso, ¿no?
-Sí -gritó él ya sin razonar- Sí, te quiero  satisfecho.
-¡Muy bien! Entonces podemos bajar en el programa de seducción y conseguir el éxito más rápidamente si es sólo a mí a quien quieres satisfacer -dijo Hyukjae haciéndolo ponerle un brazo sobre los hombros y llevándole la otra mano a su propio vientre-  No se necesita mucho para excitar a un hombre. Sólo una caricia habilidosa. Unos pocos besos. Enséñame lo ansioso que estás, Donghae. Empieza a besarme.
Aquello era una orden y, sorprendido por la ferocidad de esas palabras, Donghae se sujetó más firmemente a su cuello, haciéndolo bajar la cabeza para apretar la boca contra la de él, pero el hecho de que él le estuviera mostrando a la vez a su mano como hacer para encender su virilidad le hizo perder toda la concentración en el  beso.
-La verdad es que este beso no ha sido nada excitante -siseó Hyukjae.
Entonces atacó más vigorosamente, invadiendo la boca de él con su lengua. Entonces, de alguna manera primitiva, el movimiento de las manos de ambos, unidas en sus partes más íntimas, a la vez que el latir de sus corazones, impusieron un ritmo en el beso que Donghae encontró tremendamente erótico. Y dándose cuenta de que Hyukjae   estaba cada vez más excitado, eso impulsó a su boca a moverse de una forma más salvaje en busca de sensaciones.
Entonces, cuando estaban llegando a un nivel nuevo de sensaciones, el contacto se rompió. Donghae gritó sorprendido cuando Hyukjae apartó la boca y le hizo apoyarse contra  la pared de la ducha, levantándole los pies del  suelo.
-¿Qué? ¿Por qué?
-Pon las piernas alrededor de mi cintura. Vamos, Donghae.  Muévete.
Sorprendido, obedeció. Hyukjae le puso un brazo bajo el trasero y él se agarró a sus hombros para sujetarse mejor. Se introdujo en él, tan rápida y profundamente que todos sus nervios y músculos se tensaron ante la invasión. Se quedó sin aire en los pulmones y clavó las uñas en los hombros de  Hyukjae.
-Tú lo has querido -dijo él como excusándose por su rudeza.
Fue una sensación increíble, el cuerpo de él provocó un cálido y convulsivo temblor en su interior.
-Sí -logró decir hasta que la curiosidad le hizo añadir -¿Esto te parece mejor?
La risa de su marido pareció un poco seca mientras procedía a demostrárselo. La energía de Hyukjae era sorprendente. Donghae pensó que necesitaba liberarse de muchas cosas y    debía ser por eso por lo que se había producido ese encuentro.
La incredulidad no lo abandonó. ¡Estar allí haciendo el amor, contra la pared, con el agua corriendo sobre ellos! ¡Le parecía tan salvaje y maravilloso! La cama era mucho más cómoda, pero ...
De repente Donghae comprendió completamente la razón por la que la costumbre puede resultar aburrida. Sinceramente, aquello era un cambio de lo más  refrescante.
Cerró los ojos, dejándose llevar por las sensaciones que le embargaban, libre de todo ritual, abandonándose al sentimiento incivilizado de la piel rozándose contra la piel encendiendo explosiones que, una tras otra, lo recorrieron.
Sintió a Hyukjae moviéndose más rápidamente todavía, sus manos apretándole el trasero convulsivamente, mientras todo su cuerpo se tensaba al aproximarse al clímax.
Sí, pensó cuando le llegó el momento del relax, quería que Hyukjae sintiera que lo deseaba, que le daba la bienvenida. Entonces él llegó entre feroces espasmos, como si no pudiera esperar más.
Luego ambos descansaron apoyados contra la pared, recuperando la respiración, esperando a que sus cuerpos pudieran moverse de nuevo.
-Bueno, esto es el principio -dijo Hyukjae por fin sonriendo diabólicamente.
-¿El principio? -repitió él tontamente, sin comprender que no fuera un  final.
-Ha sucedido muy deprisa, Donghae. Normalmente es el principio. ¿Estás listo para seguir? ¿O ya has tenido bastante?
-¿Seguir a dónde? ¿A qué?
-Oh, creo que todavía tienes mucho que aprender. Pero no quiero presionarte demasiado en tu misión impuesta de darme satisfacción como buen esposo. Si no quieres seguir, lo comprenderé muy bien.
Ese momento de sexualidad no había borrado la ira, el cinismo y la amargura. Ni siquiera se habían diluido. Se notaba en todo el cuerpo de él, en su voz y su mirada.
Estaba claro que él quería hacer de aquello una prueba de resistencia. Quería demostrarle lo poco sincero e incapaz de cumplir su promesa que era. Quería que lo afrontara, retrocediera y demostrara que él tenía  razón.
El corazón se le rebeló ante la idea de aceptar una derrota en ese terreno. Su mente le juró que podía superar cualquier cosa que Hyukjae le echara en cara. Realmente el cuerpo ya se le tensaba lleno de anticipación y sentía la sangre correr rápidamente por las venas.
Desde lo más profundo de su ser surgió una respuesta vieja como el tiempo. Se rió.
-¡No seré yo el que diga que no quiere  seguir!


Ya era tarde cuando Donghae se despertó y lo supo inmediatamente por la cantidad de luz que entraba en la habitación. No se oía nada. Se sentía como si fuera muy tarde. Y también distinto.
Cuando fue consciente de todo una gran confusión de pensamientos  y sentimientos lo asaltó. ¿De verdad que había hecho todas esas cosas con Hyukjae la noche anterior? Era sorprendente que no sólo hubiera tenido el valor necesario, sino que se le hubiera ocurrido semejante variedad insospechada de actividades sexuales. Aunque, eso sí, las recompensas habían sido instantáneas y no dejaba de maravillarse  todavía por ellas. Hasta entonces no había tenido ni idea de que los cuerpos tuvieran tantos puntos de placer.
Los recuerdos lo asaltaron, imágenes que le hicieron ruborizarse ante su propio comportamiento. Aunque, en su momento, aquello le había parecido una progresión natural de lo que había sucedido y estaba sucediendo. De alguna manera había bloqueado  cualquier tipo de miedo, sabiendo que eso lo volvería a llevar a sus inhibiciones habituales y se había concentrado con todas sus fuerzas en seguir la corriente.
Se le escapó entonces una risita tonta. La corriente estaba bien. Se sentía como una rama en medio de un torrente, a flote en medio del caos, de la impredecible corriente de agua que la llevaba por toda clase de confrontaciones con la naturaleza.   De repente se le encogieron los músculos del vientre cuando recordó las exquisitas sensaciones que lo habían recorrido como unos rápidos  hirvientes.
Respiró profundamente para tranquilizarse, decidiendo firmemente no darle más vueltas al asunto. Aquello estaba bien. Más que bien.  Aparte del tremendo placer físico, algo tan íntimo entre esposos tenía que unirlos más. En todos los sentidos de la palabra.
Sentía dolor en algunos sitios y se puso de costado. Hyukjae se había marchado. Probablemente ya hacía tiempo para llegar a su hora al trabajo. ¿Qué estaría sintiendo él esa mañana?  ¿Estaría tan sorprendido como él mismo?  ¿Estaría satisfecho?
¿Estaría tan ansioso como él por entrar en ese nuevo nivel de su matrimonio que se había abierto ante ellos? ¿Estaría excitado por la perspectiva? Y, sobre todo, ¿se sentiría más propenso a amarlo?
Su parte de la habitación sólo le indicó que no  estaba.  Su  almohada  estaba contra el cabezal de la cama y, evidentemente, había sido  recogida  del  suelo.  La sábana superior estaba arrugada a los pies de la cama. Donghae se dio cuenta de que no la tenía encima, sólo estaba la manta, que también estaba bastante arrugada. Pensó que el agotamiento total los había hecho arroparse de cualquier manera.
Se había quedado dormido desnudo, algo que normalmente no podía hacer nunca,  ya que estaba de lo más acostumbrado a vestir algo en la cama.  Todavía estaba desnudo, lo que significaba que no se había movido desde el mismo instante en que se quedó dormido. Era una sensación extraña estar así. Se sentía a la vez desprotegido y libre.
Se dijo a sí mismo que tenía que acostumbrarse.
No quería que a Hyukjae le volviera a caber ninguna duda de que estaba ansioso por ser accesible a los deseos que él había estado suprimiendo desde el principio de su matrimonio.
Una sonrisa irreprimible se asomó a su rostro todavía tumefacto por el sueño. Lejos de retraerse, como Hyukjae había anticipado cínicamente, había dado rienda suelta a su imaginación y había hecho con su esposo todo lo que se le había ocurrido, que no era poco. Decidió que lo que tenían que hacer era compartir sus pensamientos y sentimientos mucho más abiertamente.
Miró el reloj de la mesilla de noche. Eran casi las diez y media. Sorprendido al ver que era tan tarde, Donghae salió de la cama a toda velocidad. Hyukjae debía haberle dicho a todo el mundo que no lo molestaran.
Se dio una ducha rápida, dándose cuenta de que el pijama roto había  desaparecido y se preguntó qué habría hecho Hyukjae con él. No tardó mucho en vestirse, se puso unos vaqueros y una camisa.
Sintiéndose feliz y esperanzado por el futuro, fue a buscar a sus hijos y los encontró en la cocina, donde su niñera los estaba dando de comer; allí estaba también el ama de llaves.
Jaehyun, su hijo joven, estaba sentado en su silla, tratando de comerse unos bollos mojados en leche. Con quince meses todavía no tenía todos los dientes. A pesar de los churretes que tenía alrededor de la boca estaba adorable. Sus ojos castaños estaban de lo más vivos y llenos de interés.
Jeno estaba sentado a la mesa con un tazón de chocolate en las manos. Tenía  toda la cara de un querubín a pesar de  tener ya cuatro años. Era increíblemente precoz, de lo más travieso e hiperactivo. Necesitaba que un adulto lo estuviera vigilando a cada momento cuando estaba despierto.
Aparentemente todavía no se había producido ningún desastre esa mañana, pero bien podía suceder en cualquier momento con esos dos. Luna, la niñera, estaba ocupada preparando una bandeja de galletas y Victoria, el ama de llaves, estaba de espaldas. Donghae decidió que lo mejor era hacerse notar y les dio los buenos días a todo el mundo. Aprovechando el que todos lo miraron, colocó en su sitio el  tazón que sostenía Jeno y que ya estaba a punto de caer al  suelo.
-¡Hola, appá! -dijo Jeno-. Todavía queda algo para desayunar. ¿Por qué has bajado? Se suponía que tenías que estar en la cama.
-Appá, appá -gritó Jaehyun lleno de alegría con la boca  llena  y  mientras  extendía los brazos para abrazarlo.
¿Sería un acto irresponsable por su parte dejar a sus hijos durante dos semanas? Donghae no pudo dejar de recordar la crítica que le había hecho Hyukjae cuando le dijo que quería irse con él a Europa.
-Es sólo un tazón de plástico, señor Lee -le dijo  Luna.
Donghae miró el cacharro de plástico que tenía en la mano y se rió de sí  mismo.
-Es cierto. Lo siento, Luna. Supongo que es la  costumbre.
-Bueno, lo cierto es que nunca está de más andarse con cuidado con Jeno.
El comentario fue acompañado por un gesto hacia su hijo y una mirada de sabiduría que contrastaba con la juventud de la chica. A pesar de que Luna tenía sólo veinte años, había trabajado como niñera desde los dieciséis y, dado que venía de una familia de trece hermanos, no era nueva precisamente en eso de cuidarIos. Una chica de campo, nacida y criada en una granja y llena de sentido común; llevaba con ellos desde el nacimiento de Jaehyun y Donghae confiaba completamente en ella, incluso tratándose de  Jeno. Lo que le había dicho Hyukjae la había puesto demasiado sensible.  Eso era todo.
Le devolvió el tazón a su hijo antes de darle un beso y luego levantó a Jaehyun de su silla para hacer ". lo mismo con él.
-Hyungsik, ¿se ha ido bien al colegio?
Con cinco años, Hyungsik, su hijo mayor, era muy consciente de su estatus de primogénito y, sobre todo, de escolar, que sabía mucho más que los otros dos y cada día aprendía más aún.
-Sí. Su padre lo llevó esta mañana -respondió Luna mientras añadía con curiosidad- El señor dijo que no lo molestáramos.
-Estaba haciendo un poco de té -intervino Victoria- Creo que podrá acompañarlo con unos bizcochos. Eso si no tiene el estómago revuelto.
Estaba muy claro que Victoria se había imaginado que ya era hora de que se  hubiera quedado embarazado de nuevo, dado el espacio de tiempo que había entre cada hijo. La mujer les había llegado virtualmente con la casa, ya que había sido ella la que se había ocupado de la limpieza de los anteriores propietarios antes de que ellos llegaran y, desde entonces, vivía en el pequeño piso de la parte trasera del garaje, así que la mujer había vivido las náuseas matinales de Donghae. Para ella, el que Hyukjae les hubiera dicho que no molestaran a su esposo, indicaba que otro niño estaba en  camino.
Donghae se rió y agitó la cabeza.
-No estoy embarazado, Victoria, pero sí que me gustaría una taza de té. Hyukjae y yo nos acostamos muy tarde anoche.
De repente sintió un calor intenso en las mejillas cuando recordó de nuevo las eróticas escenas de la noche anterior y añadió:
-Debió pensar que necesitaba dormir.
-¡Ah! -exclamó Victoria asintiendo  comprensivamente.
Victoria tenía cuarenta y tantos años, era madre de dos hijas que, según lo que decía ella misma, habían resultado bastante afectadas por el abandono que habían sufrido por parte de su padre. Llevaba una vida social muy activa y asistía a varios clubs locales. Se mantenía bastante en forma y normalmente llevaba el cabello teñido de castaño oscuro con mechas doradas, cuidado por una peluquera amiga suya que compartía su interés en tener buen aspecto.
De repente, cuando vio el brillo en los ojos de Victoria, comprendió súbitamente. Acababa de entrar en el mundo de las parejas que sabían, que habían estado allí, que habían hecho eso, y estaba de lo más cómoda con la experiencia.
-Bueno, es una lástima que el señor haya tenido que irse a trabajar -dijo Luna sonriendo también-. Parecía un poco cansado esta mañana. Supongo que tampoco le habría venido mal dormir un poco más a él también.
Donghae pensó dos cosas; una, que hasta una chica de apenas veinte años estaba al tanto de aquello que le resultaba tan nuevo a él y otra que sí, Hyukjae debía estar muy cansado.
Sonrió felinamente. Él tampoco se había rendido.
Debía haber sido casi al amanecer cuando, por fin, se habían quedado dormidos.
A pesar de su cansancio de esa mañana, él esperaba que Hyukjae encontrara que había merecido la pena pasar así la noche. Seguramente sentiría algo más suave hacia él. Demostraba cariño y consideración el hecho de que hubiera dicho que no lo molestaran.
-¡Oh! -exclamó Luna corriendo hacia la ventana de la cocina-o ¡Ahí está  Kangin!
Donghae sonrió. Kangin había tomado el puesto del anterior limpiador hacía un mes y era todo un espectáculo. Un tipo bronceado por el sol, con el cabello largo hasta los hombros, rizado y rubio como la paja y un cuerpo de atleta. Era un hombre verdaderamente atractivo. Y lo sabía. A Luna se le caía la baba con él y él se dejaba adular con una leve sonrisa y una amable condescendencia.
-Será mejor que aproveches el tiempo ahora que lo tienes aquí, Luna. Sólo viene una vez a la semana -le aconsejó Donghae.
La muchacha se ruborizó hasta las raíces del  cabello.
-Cuando salgo, sólo suele hablar con Jeno, no conmigo. Afrontémoslo, no soy lo suficientemente bonita como para que un chico como ése muestre  algo de interés en   mí.
-Puede que eso no sea cierto -murmuró Donghae mirándola  pensativamente.
La joven niñera no era bonita convencionalmente hablando, pero casi tenía un rostro atractivamente magnético cuando sus ojos castaños le brillaban de felicidad. El cabello oscuro lo llevaba cortado con un estilo que resaltaba su y su sonrisa era de lo más contagiosa. La opinión de Donghae era que una cálida personalidad generaba una poderosa atracción por sí misma. Ciertamente, sus tres hijos estaban encantados con su  niñera.
Pudiera ser que Kangin se preocupara tanto por la apariencia porque no estuviera muy seguro de sí mismo por dentro. Una mujer como Luna tenía muchas  cosas  positivas que dar.
-No lo sabrás si no lo intentas -continuó Donghae pensando en sí mismo y en Hyukjae la noche anterior- Yo me ocuparé de los niños. Sal a la piscina tú sola y dale conversación. Mientras hace su trabajo no podrá escapársete.
-Pero, ¿de qué le voy a hablar? -gritó Luna angustiada.
-De comida. Llévate una bandeja de bizcochos. Pregúntale si lleva alguna clase de dieta. Dile que lo ves en tan buena forma que te has preguntado si no te podría dar algún consejo. No tiene sentido que te quedes aquí haciéndote la tonta, Luna. Si quieres algo en este mundo, tienes que tomar alguna  iniciativa.
Y ahí descansaba la razón verdadera de lo de la noche anterior, pensó Donghae con satisfacción.
-Siempre te estás quejando de lo delgada que eres  -intervino  Victoria-.  Pregúntale si cree que las chicas deben trabajar sus músculos. Puede ser que se ofrezca para enseñarte la forma de hacerlo. O cualquier otra cosa.      .
-Adelante, Luna -la animó Donghae-. ¿Qué puede haber de malo en que lo  intentes?
-¡De acuerdo! -exclamó la chica respirando profundamente- Comida y músculos.
Cuando Luna salió por la puerta, Victoria puso las cosas del té en la mesa delante de Donghae y miró a Kangin por la ventana.
-La verdad es que ya me gustaría a mí ligar con él.
Donghae se rió.
-Bueno, cada una a lo suyo -dijo Victoria encogiéndose de hombros- Ahora que ya ha bajado haré el piso de arriba.
-Yo, ah, he quitado las sábanas de nuestra cama. Quería ponerlas  limpias.
-Le ahorraré el trabajo -le dijo Victoria desde la puerta sin parecer alterarse por la vergüenza de Donghae-. Jeno se está comiendo todos los  bizcochos.
-¡Oh! -exclamó dirigiéndose a su hijo-. Deberías preguntar antes, Jeno.
El niño lo miró decididamente.
-Kangin no ha preguntado. Y yo vivo aquí y él no -dijo agarrando con fuerza la fuente.
-Kangin es un visitante.
-No lo es. Está trabajando, limpiando la piscina. Si él se puede comer los bizcochos de Luna, yo  también.
Esa lógica tan aplastante lo dejó desarmado se rió con  ganas  y  Jaehyun  se apuntó enseguida a los bizcochos.
-Pásale la fuente, Jeno -le dijo Donghae a su hijo.
No quiso seguir discutiendo con él porque el niño sería muy capaz de volver loco a un juez si alguna vez le daba por hacerse  abogado.
-No se los va a poder comer -gruño Jeno obedeciendo de mala  gana.
-Yo lo ayudaré.
-Eso te va a hacer tener ganas de vomitar de  nuevo.
-No he tenido ganas de vomitar.
-Sí, las has tenido. Papá lo dijo.
-¿Cuándo?
-Esta mañana. Le oí decírselo a Hyungsik.
-Entonces debes haberlo entendido mal Jeno
-No. Además, nos dijo que te dejáramos tranquilo y nos quedáramos aquí abajo hasta que te levantaras.
-Eso no significa que tuviera ganas de  vomitar.
-Hyungsik se lo preguntó. Fue cuando Luna estaba preparando a Jaehyun y él  y papá se marchaban al colegio. Yo los seguí a la puerta para decirles adiós y Hyungsik le preguntó entonces si tenías ganas de  vomitar.
El pequeño imitó entonces el serio tono de voz de su hijo mayor ya Donghae no le  cupo entonces duda de que la conversación había tenido  lugar.
-Entonces papá dijo que ...
Jeno imitó entonces la expresión de su padre que, evidentemente, había sido   una de irritable impaciencia.
-Dijo que sí, que debías además estar cansado y apenado, pero que no tenía que preocuparse porque volverías a ser el de siempre en nada de  tiempo.
Las lágrimas asomaron a los ojos de Donghae y trató de contenerlas, ya que no quería llorar delante de los niños. Pero el corazón y la mente sí que estaban llorando. ¿Cómo podía él?
Aparte de la forma en que le había hablado a Hyungsik de él ¿cómo podía Hyukjae infravalorar tanto lo que había pasado entre ellos la noche anterior, decir que él se recuperaría pronto? Aquello era completamente injusto, incierto.  Lo hacía parecer como si fuera alguna clase de aberración.
Agitó la cabeza, ahora sí que sentía ganas de vomitar, pero por el rechazo de Hyukjae a  lo que él había visto como una gran ruptura y algo que podría llevar una mayor  intimidad a su matrimonio. No había ganado nada. No había resuelto nada. Nada en absoluto.
A no ser que pudiera hacerle cambiar de parecer al respecto, hacerle ver de otra forma.
Iniciativa. Eso era lo que él mismo le había dicho a Luna que debía tener. Hyukjae lo había castigado por no tomar la iniciativa.
Si iba a tener que demostrarle que estaba equivocado, iba a tener que darle alguna clase de acción positiva, más bien mucha. ¡Y deprisa! Así podría ver que estaba equivocado. ¡Muy, muy equivocado!


3 comentarios:

  1. Es que las suposiciones no llevan a nada...a veces solo complican las cosas más de lo que son o deberían de ser...y si no lo hablan,eso se convierte en un caos.
    Los dos quieren cosas del otro,pero cuando las tienen no saben si fue real,no saben qué hacer con ellas.
    Solo han pasado unas horas y Hyuk ya cree que lo de Hae fue un lapsus...han pasado unas horas y Hae cree que una noche lo arregla todo o la mayor parte.
    Los dos necesitan reirterarse lo que son y lo que quieren el uno del otro o lo que son y quiere para los dos.
    Hablar no les haria mal,no echarse en cara las cosas sino hablar.... H-a-b-l-a-r
    Hae le brincará encima
    Los hijos 😂😂😂😂😂😂

    ResponderEliminar
  2. El hecho que tengan una buena noche de sexo no significa que todo se arregle con una varita espero y hae se de cuanta

    ResponderEliminar

yota´s news : De regreso?

 Buenas tardes a todas las lectoras. Después de un año  y casi 4 meses regreso a saludarlas y comentarles nuevas.  Me gustaría decirle...