Sapphire Wolf (T6)-19



—Creo que la mejor manera de hacer esto, ya que es nuestra primera vez, es hacerlo solo con Hyesung. —Dambi estaba de pie en la habitación de Junjin, con los otros seis miembros del Consejo Fae reunidos a su alrededor.
Junjin se interponía entre la cama donde yacía su compañero y los demás en la habitación.
Dambi le había pedido a Hongki que estuviera presente por si acaso Junjin perdía la calma.
—¿Y qué es exactamente lo que esperas que haga? —le había preguntado Hongki a Dambi.
—Ayudar —le dijo.
—¿Cómo? ¿Alguna vez has visto a un lobo enfurecido? No hay nada que pueda hacer para detenerlo.
—Lo sé —Dambi palmeó a Hongki—, pero tú estando en el camino, me daría tiempo para escapar.
Eso no le había sentado muy bien al doctor, pero por alguna razón había venido de todos modos.
—¿Qué es exactamente lo que vas a hacer? —preguntó Junjin.
—Vamos a utilizar las piedras y probar un hechizo de limpieza. Es un hechizo destinado a limpiar el espíritu, sacar cualquier oscuridad que se haya metido, pero no sé si funcionará para romper un hechizo. Solo hay una manera de averiguarlo.
Dambi dio un paso hacia la cama y cuando Junjin no se movió, le dirigió una mirada mordaz. Finalmente, después de levantar el labio en un gruñido, él se hizo a un lado para que ella y los otros pudieran acercarse a su hembra Alfa.
Dambi tomó las piedras de las Fae y las colocó alrededor de Hyesung en un círculo en la cama. Las Fae se reunieron en un círculo alrededor de la cama también y juntaron las manos. Dambi se sentó junto a Hyesung y puso sus manos sobre la cabeza de la pareja. Cerró los ojos y empezó a cantar.
“Hyesung, Alfa, precioso para tu pareja,
Escucha mi voz, éste no es el destino que te aqueja. La oscuridad atando, retorciendo en el interior, Busca lugares sombreados intentando no verse mejor. Te llamo ahora de la maldad que viniste,
No eres fuerte; no tienes poder para resistirte. Hyesung, appa, precioso para tu manada, Lucha contra este mal para traerte sanado.
Hay una luz en ti que está viva en tu corazón,
Ninguna maldición o hechizo podrá nunca tocar esa emoción.
Soy Dambi. Llamo el poder de mi raza, Estás acabado; te irás si una traza.
Te sacaré de éste cuerpo envolviéndote apretado,
Entonces te echaré lejos de este lugar con todo lo que se me ha dado.
¡Hyesung! Escucha mi voz, haz lo que te ordeno, Abre los ojos a todo lo que es bueno,
Lucha contra el horror, pelea con el miedo y la mentira. Lucha y ganarás mientras la oscuridad se retira.
Abre tus ojos Hyesung. Abre tus ojos, Abre tus ojos.”

La voz de Dambi se llenó de ira mientras observaba el hechizo envolviéndose alrededor de la mente de Hyesung. La pareja Alfa estaba cansada y desgastada. Su mente era débil y ya no era capaz de separar la realidad de la mentira.
—¡ABRE LOS MALDITO OJOS, HYESUNG! ¡NO LE PERMITIRÁS GANAR!
Las piedras alrededor de la loba empezaron a brillar con tal resplandor que estuvieron cerca de cegarla y aun así Dambi persistió. Gritó mientras las lágrimas manchaban su cara. Este joven que había llegado a amar, que consideraba un amigo, y que respetaba mucho, estaba dejando al mal triunfar y eso no era aceptable para Dambi.
Junjin se detuvo detrás de Dambi y puso la mano sobre el hombro de la Fae. Reunió poder de su interior, magia de lobo, y la empujó en Dambi junto con sus pensamientos.
«Regresa a mí Hyesung; no hemos terminado en esta vida. ¡No te atrevas a rendirte!»
Esperó a que algo, cualquier cosa le dijera que lo había oído.
Los ojos de él se abrieron y, después de varios parpadeos, su visión comenzó a aclararse. Dambi se estremeció al sentir el hechizo dejando el cuerpo de Hyesung. Lo jaló dentro de su agarre y se acercó a Alston. Él envolvió sus manos alrededor de las de ella y habló tan bajo que nadie pudo escuchar. Cuando él dejó caer las manos, Dambi abrió las suyas y dejó escapar un suspiro de alivio.
Había funcionado.
—Junjin. —La voz de Hyesung era débil mientras se volvía para mirarlo. Las lágrimas inundaron sus ojos y se acercó a él.
Junjin vaciló y Hyesung entendió mal, pensando que él no quería tocarlo.
—No —le dijo él severamente—. Sabes mejor que eso como para pensar tales falacias. Siempre te he querido y siempre te querré.
—Entonces, ¿por qué estás ahí… —señaló hacia donde él estaba parado—… y no aquí?
—¿No recuerdas? —preguntó. Hyesung cerró los ojos para pensar—. No, por favor. —Junjin se inclinó hacia ella—. Por favor, no cierres los ojos.
Hyesung lo miró y vio en su mente lo que había hecho.
El dolor en su rostro hizo doler los brazos de Junjin por abrazarlo y se estremeció por el esfuerzo de evitar recogerlo en sus brazos.
«Por favor», le susurró a su mente. «Soy tuyo».
«¿Me permitirás tener lo que es mío?»
«Por favor». Fue lo único que pudo decir.
La magia de la manada se rompió tan pronto como Hyesung hubo confesado su necesidad por él. Junjin se metió en su cama y lo tomó en sus brazos. No le quitó sus ojos de encima aún cuando le gruñó a las Fae en la habitación:
―Déjennos.
Dambi y Hongki fueron de una habitación a otra diciéndoles a los hombres que ella y Hongki necesitarían que llevaran a todos sus compañeros a la habitación de Hongki. Era un territorio neutral y debía ayudar a que los machos se sientan menos amenazados. Una vez que se habían trasladado todos ellos, la mayoría sin problemas, Dambi explicó lo que había sucedido con Hyesung.
—Por lo tanto, ¿está bien ahora? —preguntó Siwon, ansiosamente.
—Sí, está libre de maldición y ahora Junjin tiene sus brazos a su alrededor. Lo clasificaría PG cuando nos fuimos, pero me imagino que se han trasladado a otros actos más interesantes. El punto es que pueden tocarse de nuevo. —Dambi juntó sus manos y luego las frotó—. Así que, ¿estamos listos para hacer esto? Puede requerir un poco más de esfuerzo y voy a necesitar tocar a cada pareja en algún momento. Además, Junjin empujó su magia a través de mí hacia Hyesung y eso pareció ser el catalizador para él.
—¿Qué estamos esperando? —gruñó Kangin. Dambi puso sus ojos en blanco.
—Juro que uno de estos días voy a tener una buena alfombra de piel de lobo —se quejó mientras ella y Alston colocaban las piedras alrededor de las parejas en el suelo.
Dambi comenzó por el lado derecho, Ryeowook siendo el primero. Puso sus manos sobre su cabeza y empujó en su mente, como había hecho con Hyesung. Cantó mientras se oponía a la maldición. Sintió la mano de Yesung en su hombro mientras le ayudaba a llamar a Ryeowook desde el lugar oscuro donde la maldición lo había arrastrado.
Uno por uno, Dambi tocó a cada pareja. Se aseguró de llamarles por su nombre y permitió que cada macho se acercara a sus compañeros a través de ella. Una vez más, las piedras brillaron mientras el poder comenzó a llenar la habitación.
El Consejo Fae cantó en voz alta esta vez mientras veían que Dambi comenzaba a debilitarse, presionando con esfuerzo para eliminar el hechizo. Estaba casi a punto de colapsar cuando Dain salió del círculo hacia Dambi, quien estaba al lado de Donghae. Hyukjae levantó su vista para ver al macho Fae venir hacia su compañero y se abalanzó. Sus dientes estaban al descubierto y sus ojos brillaban mientras alcanzaba al hombre que pensaba que tenía la intención de lastimar a su compañero. Se detuvo a mitad del salto al oír su voz.
—Hyukjae —la voz de Donghae llegó a él y atrajo al hombre de vuelta. Estaba llamándolo. Su compañero estaba pidiendo por él. Un instante después estaba a su lado y casi la tocó antes de recordar que no podía.
«Donghae necesito sostenerte, por favor invítame».
Donghae parpadeó, mientras trataba de concentrarse en lo que estaba diciendo. Su mente era un revoltijo y seguía tratando de alejar los pensamientos que solo le conducirían a las lágrimas.
«Te necesito Hyukjae». Las palabras apenas habían sido pensadas y ya Hyukjae lo había tomado en sus brazos y se habían ido, sin mirar hacia atrás, dirigiéndose directamente a su habitación.
Lo colocó en su cama y se sentó a su lado. Acarició su mejilla y su corazón se rompió cuando Donghae se apartó de él.
—Donghae, mírame. —Hyukjae trató de contener el gruñido en su voz; no quería asustarlo más de lo que ya estaba.
Donghae giró lentamente su rostro hacia él, pero no quería mirarlo a los ojos.
—No seas sumiso conmigo —le dijo mientras inclinaba suavemente su barbilla, ignorando su estremecimiento—. Eres mi compañero, mi igual, y siempre encontrarás mi mirada con la tuya.
Miró en sus ojos. Era tan guapo que casi dolía mirarlo. Sufría por su toque pero también sentía temor.
«¿Por qué?», le preguntó.
«No estoy limpio, no soy…»
«Eres mío», la interrumpió y luego continuó en voz alta—. Eres mío y yo soy tuyo.
—Ellos t-t-t… —Donghae estalló en lágrimas mientras trataba de explicarle a Hyukjae. Necesitaba hacerle saber, porque no lo querría nunca más. En ese momento, estaba tan roto que sabía que si lo dejaba ahora, solo se acurrucaría y moriría. Pero si se quedaba, porque no entendía, entonces no era realmente más suyo, y eso le haría aún más daño.
«Hyukjae, era virgen» dijo finalmente.
«Amor, todavía lo eres», le dijo suavemente. «Me acordaría si nos hubiéramos entregado a algo que está destinado a ser increíble».
Donghae negó con su cabeza, frustrado porque él no entendía.
«No, no fuiste tú. Alguien más lo hizo, Hyukjae, y no pude detenerlo. Lo intenté, lo prometo».
«Lo sé cariño, pero no fue real. No sucedió en verdad».
Continuó como si no lo hubiera oído.
«Eso no es lo peor de todo, oh Dios, eso no es lo peor». Lágrimas inundaron sus ojos y sollozos rompieron a través de su pecho. Alargó su mano hacia él, aunque sabía que no tenía derecho a hacerlo. Ya no más.
«Yo…» Trató de decirle, pero no podía. La vergüenza se apoderó de él y en su lugar se lo mostró.
Hundió su cara en su cuello y reprodujo las imágenes para él, de las cosas que había soportado, las cosas que había hecho. Su cuerpo se estremeció y se mordió el labio inferior para evitar gritar.
Hyukjae envolvió sus brazos alrededor de Donghae y lo sentó en su regazo. Vio las cosas en la mente de Donghae que creía que habían sucedido. Hyukjae no iba a mentir y decir que no lo hizo enojar, pero no por la razón que Donghae pensaba. Hizo enojar a Hyukjae, porque tomaron algo que iba a ser especial y hermoso para su compañero y lo degradaron, se lo robaron, haciéndole pensar que lo había engañado.
Hyukjae había soportado las mismas imágenes en el Limbo y había orado para ser capaz de ocultar esas imágenes de él, para mantenerlo a salvo. Sin embargo, aquí estaba ahora sentado completamente devastado.
No sabía qué hacer. No iba a creer en sus palabras. Podía ver la feroz determinación de apartarlo porque pensaba que ya no lo merecía, que no era digno de él. Era ridículo, si alguien no era digno, era él. Donghae era su precioso y sorprendente Donghae, con un corazón de oro y un espíritu afable.
«Te amo», le dijo y él se sacudió con más fuerza, pero no iba a parar, no hasta que entendiera con absoluta certeza que no la iba a dejar.
«Te amo Donghae. Te amo y no me iré». Se apartó para poder limpiar las lágrimas de sus mejillas. Luchó contra él, pero él era más fuerte. Sostuvo inmóvil sus hombros y lo miró.
—Ahora, voy a besarte, no luches contra mí.
Donghae trató de negar con su cabeza, pero Hyukjae envolvió su mano alrededor de su nuca y lo mantuvo inmóvil. Se negó a abrir su boca y Hyukjae mordió sus labios, reprendiéndolo.
«Donghae, abre tu boca». Su voz fue un susurro profundo y ronco en su mente, que lo hizo abandonarse, y por un momento, se olvidó de su dolor y miedo. Abrió su boca y cuando sus lenguas se encontraron, gimió. Y, solo así, el sonido trajo una imagen de él que le hizo tener ganas de vomitar. Trató de apartarse, pero Hyukjae se negó a dejarlo ir. Siguió besándolo y Donghae se quedó sin aliento cuando vio las imágenes en su mente.
Hyukjae decidió que la única manera de luchar contra la mente de Donghae era darle algo más en qué pensar.
«Déjame reemplazar esas imágenes, Donghae mío. Esas cosas fueron falsas, mentiras que nunca sucedieron. Nadie te ha tocado íntimamente. Ningún otro te ha besado como yo y nadie ha tomado lo que es tan valioso para nosotros dos.   Son mentiras que pusieron en tu cabeza por un hechizo. Cuando estemos casados los reemplazaré con algo de verdad».
No esperó una respuesta. Siguió besándolo mientras lo ponía de nuevo en la cama. Cubrió su cuerpo con el suyo, poniendo suficiente peso sobre Donghae, para que pensara en él. Hyukjae se trasladó desde sus labios a través de su mandíbula. Él inclinó su cabeza hacia atrás, dándole acceso a su cuello y se aprovechó de ello.
Lo besó, lo mordisqueó suavemente con sus dientes. Hizo su camino a través de su cuello hasta que sus labios se cernieron sobre su marca.
«Voy a morderte, no quiero que te alarmes», le dijo suavemente.  Donghae asintió mientras se ahogaba en la sensación de su cuerpo, en el tacto de sus manos y la caricia de sus labios. Hyukjae envolvió su mano alrededor de su cuello para que así no saltara e hiciera que rasgará accidentalmente su carne suave. Inclinó su cabeza hacia atrás y hundió sus dientes profundamente en su cuello.
La sangre llenó su boca y sintió que su lobo aulló victorioso. Tenían a su compañero de vuelta, estaba en sus brazos en donde pertenecía. La otra mano de Hyukjae se deslizó bajo la parte de atrás de su camisa, encontrándose piel con piel, su lobo consolándose con el toque.
Retrajo sus dientes de nuevo, y lamió la herida. Sintió lo correcto del acto y sintió que su corazón se inundó de amor por la mujer que tenía delante.
—Donghae —gimió su nombre mientras besaba a lo largo de su clavícula, y luego se echó hacia atrás para mirarlo. Mientras lo miraba a los ojos, compartió su deseo, su pasión, y su necesidad por él. Sabía que quería esperar hasta que se casaran para tener relaciones, y honraría sus deseos.
 Esperaba que una vez que se casaran y emparejaran, cada vez que lo tocara, no tuviera el recuerdo de lo que la maldición había mostrado saltando de repente. Entonces, se prometió que una vez que fuera su esposo iba a asegurarse de que un mero toque suyo inundara su mente con el deseo que solo él podría desatar en su compañero.
«¿Ves cuánto te amo, cuánto te deseo?» preguntó con suavidad.
Donghae asintió contra su pecho. Hyukjae rodó sobre su costado y lo llevó con él. Envolvió sus brazos a su alrededor, manteniendo su mano por debajo de la parte de atrás de su camiseta. Sus dedos trazaron las marcas que sabía que viajaban a lo largo de su columna vertebral, haciendo juego exactamente con las suyas. Besó su cabello y lo empujó con más fuerza contra él cuando se estremeció.
—¿Hyukjae?
—¿Sí?
—Te amo. —Donghae se aferró a su camisa mientras presionaba su rostro contra él y respiraba su olor. Aliento tras aliento, empezó a calmarse y se relajó contra él.
—Te amo, Donghae mío y mañana te amaré más. —Hyukjae sacó suavemente una de sus manos de su camiseta. El gimió y trató de aferrarse—. Shhhh, Donghae —canturreó suavemente, mientras tomaba su mano que ahora estaba libre y la ponía debajo de su camiseta para que su mano estuviera sobre su piel.
Donghae dejó escapar un suspiro, mientras su mano se deslizaba por su estómago hasta su pecho. Sus dedos se movieron lentamente contra la piel de él y no se dio cuenta de lo mucho que había ansiado el simple toque de su piel.
Mientras Donghae se relajaba contra él y su toque, él y su lobo se calmaron finalmente para ser capaz de procesar todo lo que había sucedido. Había estado tan cerca de perderlo, quizás no físicamente, sino mental y emocionalmente, su compañero era frágil y si no tenía cuidado podría lastimarlo aún peor de lo que ya había sufrido.
Sintió su respiración volverse lenta y se dio cuenta de que se había dormido. Hundió su rostro en su cabello mientras las lágrimas contra las que había luchado durante tanto tiempo se deslizaron de sus ojos. Sostenía su mano con tanta fuerza que temía que pudiera lastimarlo, y aun así no estaba lo suficientemente cerca. Fue entonces, cuando Donghae estaba inconsciente, que Hyukjae se vino abajo.

—Siwon. —La voz de Hongki provino del otro lado de la puerta. Hee intentó incorporarse, pero él lo empujó suavemente hacia abajo.
—Oye, solo porque dije que podías tocarme de nuevo no significa que puedes empujarme —le espetó Hee.
—Sí, sí lo hace —le dijo mientras caminaba hacia la puerta. La abrió para ver a un muy cansado Lee Hongki de pie delante de él.
—Sé que ustedes quieren estar solos, pero realmente necesito comprobar a Hee y al bebé.
Siwon abrió más la puerta y dio un paso a un costado para que pudiera entrar. Se acercó a la cama donde yacía Hee.
—¿Cómo te sientes? —preguntó Hongki, con una sonrisa simpática.
Hee se encogió de hombros.
—Bueno, si te gustaría que sea honesto, me siento como alguien, quién ha sido golpeado, tomado en contra de su voluntad, se entregó a sí mismo al hombre equivocado, perdió a su bebé, gritó al hombre que amaba, y lloró por cosas que no sucedieron realmente.
—Heechul —gruñó Siwon desde el otro lado de la cama.
—Básicamente, doc, me siento como una mierda —terminó Hee, sin reconocer a su compañero. Siwon se sentó en la cama junto a él y tomó su mano. La llevó a sus labios y la besó suavemente.
Hee se negaba a mirarlo, sabía que si lo hacía iba a perder el control y aún no estaba listo para perderlo por el momento.
—Necesito escuchar al bebé por un minuto y ver tus signos vitales, ¿está bien? —preguntó Hongki.
Hee asintió.
Hongki estiró hacia arriba la camiseta de Hee para exponer su abdomen y vio que se estaba empezando a mostrar.
—¿Cuándo sucedió esto? —preguntó.
Hee miró su estómago y vio el pequeño bulto.
—No era así la semana pasada —le dijo Hee.
Hongki tanteó suavemente su estómago y luego apoyó su cabeza contra el mismo. Cerró sus ojos y escuchó el aleteo rápido que indicaría que el bebé lo estaba haciendo bien. No pasó mucho tiempo antes de que lo oyera. Sonrió mientras escuchaba. Era un latido fuerte, un latido sano. Hongki apretó sus ojos con fuerza mientras pensaba en el destino del pequeño ser con el latido fuerte, un destino que no se merecía.
Levantó la cabeza y sonrió a Siwon y Hee.
—Lo está haciendo bien. Voy a hacer una investigación sobre la gestación de los lobos, ha sido un largo tiempo desde que he estado cerca de una pareja Canis lupus embarazada, pero estoy bastante seguro de que el embarazo no es igual al de un ser humano.
Hee asintió mientras bajaba su camisa.
—Las Parcas dijeron que se lo llevarían dentro de nueve meses   —señaló Hee.
Hongki pensó en ello. Se preguntó si las Parcas estaban tirando de la cadena de Hee. Seguramente, no permitirían que tuviera al bebé y le viera crecer solo para luego morir, en tan poco tiempo.
—Con las Parcas, todo es posible. Voy a buscar. Puede que el bebé solo sea más grande que un niño humano normal.
Hee frunció el ceño.
—Eso no sería bueno.
Hongki sacó el manguito de presión sanguínea y un estetoscopio y comprobó los latidos del corazón y la presión arterial de Hee, los cuales fueron normales.
—Ahora bien, esto puede ser incómodo —miró a Siwon—. Es posible que desees salir.
Los ojos de Siwon comenzaron a brillar.
—No lo dejaré.
—Siwi, cariño, cálmate —dijo Hee, mientras le apretaba la mano.
—Tengo que hacer un examen interno a Hee —dijo Hongki.
—Doc, sé que debes saber acerca de los pájaros y las abejas, pero en caso de que necesite una actualización, Siwi tuvo que haber visto todo esto con el fin de que terminara en esta situación en particular.
Hongki se rió entre dientes.
—Algunas parejas no se sienten cómodas con un examen interno en presencia de sus esposos.
—Compañero —gruñó Siwon. Hee puso los ojos en blanco.
—Está un poco delicado en estos momentos.
Hongki se inclinó para ayudar a Hee a quitarse los pantalones que le había puesto antes de que la maldición se hubiera roto, pero Siwon empujó suavemente sus manos.
—Yo me encargo —le dijo él.
«¿Cuál es tu problema?» preguntó Hee, mientras lo ayudaba. Él rápidamente lo cubrió con una sábana y frotó suavemente su estómago.
«Déjalo pasar, Heechul» dijo Siwon, no sin   amabilidad.
Hongki hizo el examen lo más rápido y eficientemente como le fue posible, manteniendo todo muy clínico. Siwon miró el rostro de Hee todo el tiempo y en dos ocasiones se inclinó para besarlo suavemente.
—Está bien —dijo Hongki, mientras se quitaba los guantes médicos que se había puesto y los tiraba en la papelera al lado de la cama—. Todo se ve bien.
Hee resopló.
—En serio, no hay nada en esa zona que jamás se ve bien.
Hongki se echó a reír, un sonido genuino y que tanto necesitaba liberar.
—Está bien, puedo estar de acuerdo con eso, supongo que debería decir que todo es como debe ser.
Hee asintió.
—Una mejor elección de palabras.



2 comentarios:

  1. Bueno, al menos ya las parejas están bien (?)
    Y por que no me sorprende que Hee~ ni en momentos tan serios y clínicos, sea normal!
    Jajajajajajajaja

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  2. Bien...maldición rota
    Punto para los buenos
    Espero ya hayan aprendido mucho o al menos algon en todo esto...y que no se repita
    Ya quiere que le de sus catorrazos a la bruja...aunque sea su fan.
    Sí Hyukjae,reemplaza esas imagenes erroneas por recuerdos reales y llenos de amor.
    Que Hae se olvide de todo con solo un roce de tus manos.
    Ese bebe debe nacer antes,y a los 9 meses que vengan las parcas...darles una patada y que se vayan muy lejos

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yota´s news : De regreso?

 Buenas tardes a todas las lectoras. Después de un año  y casi 4 meses regreso a saludarlas y comentarles nuevas.  Me gustaría decirle...