Pasión Nocturna (DH8) - 7




—No soy Leeteuk —le dijo, atravesando la habitación para que él pudiera ver su rostro marcado—. Soy su hermano Heechul. ¿Y tú eres?
—Kennie.
—Ah —dijo, al comprender—. El Escudero de Won.
—Sí, no me lo recuerdes.
Heechul no necesitó de la empatía para sentir su rencor.
—¿Por qué sirves a alguien que odias?
—Como si tuviera elección. El consejo me envió aquí, así que aquí estoy, atrapado en el infierno.
—Compañero, no sé de dónde eres, pero me opongo a la gente que odia a mi ciudad.
Él se mofó.
—No tengo problema con Nueva Orleáns. Amo esta ciudad. Es con el Conde Penicula que estoy en desacuerdo. ¿Lo has conocido?
—¿El Conde quién?
—El idiota que vive aquí. Siwon. Ya sabes, el viejo “No respires en mi presencia, prole”.
Este tenía que ser el hombre más extraño que Heechul había conocido jamás, y dado el anormal grupo de amigos que tenía, eso era mucho decir.
—¿Prole por proletariado?
Él pareció aliviado de que lo comprendiera.
—Oh, gracias a dios tienes cerebro.
Heechul no estaba seguro de si debía sentirse halagado o no.
—Aún estoy confundido. ¿Por qué te envió el Consejo de Escuderos aquí? ¿No saben lo que sientes por él?
—Como mi padre resulta ser uno de los miembros de la junta, sí, lo saben. Desdichadamente, nadie más quería tomar este puesto. Y como Lord Siwon exigió a alguien que pudiera hablar italiano y latín, no había demasiados para elegir. Pomposo charlatán.
—¿Qué tiene de pomposo querer a alguien que hable tu lengua nativa? He notado que Kyuhyun le enseñó gaélico a Sungmin; y cada vez que Hyukjae y Kangin están cerca de Judith, inmediatamente hablan en griego antiguo.
—Sí, pero ellos no exigen que sus Escuderos lo sepan. Fíjate que Minho no es realmente rápido en griego.
Heechul resopló.
—Minho no es realmente rápido en inglés la mayoría del tiempo.
—Hey, no insultes a mi amigo.
—Resulta que Minho también es uno de mis amigos, y lo quiero como a un hermano, pero eso no hace que sea temporada de caza de Siwon.
—Sí, claro. Querido, deberías invertir en un libro y leer lo que Choi Siwon hizo en su vida.
Heechul cruzó los brazos sobre el pecho y levantó la cabeza.
—Discúlpeme, Señor, le haré saber que tengo una maestría en Civilización Antigua. ¿Y usted?
—No, yo tengo un doctorado de Princeton.
Quedó impresionado a pesar de sí mismo. Princeton no aceptaba a personas estúpidas.
—¿En Civilización Antigua?
—No. Estudios Fílmicos —dijo en un tono bajo.
—¿Perdón? —preguntó, con los ojos muy abiertos—. ¿Dijiste “fílmicos”? — Estaba espantado—. ¿Te especializaste en películas? Oh, y casi me impresionaste.
—Hey —dijo él a la defensiva—, te haré saber que me rompí el trasero trabajando por ese título, muchas gracias.
—Oh, sí, claro. ¿Alguna vez asististe a una escuela en la que papi no hubiera construido un edificio?
—Mi padre no construyó un edificio allí… —Se detuvo antes de agregar—: Mi abuelo lo hizo.
Heechul resopló.
—Lo siento, pero tuve que aprender cuatro idiomas para obtener mi título. ¿Y tú?
—Ninguno. Crecí hablando doce.
—Bueno, ¿acaso no eres el Señor Refinado? Uuuh, ¿y tienes el descaro de quejarte de Won? Al menos él no anda por ahí haciendo alarde de su intelecto superior.
—No, él sólo se pavonea por su raza superior. Inclínense ante mí, basura plebeya.
—Tal vez él no actuaría de ese modo si todos ustedes no fueran tan condenadamente desagradables con él todo el tiempo.
—¡Que yo soy desagradable con él! Jovencito, ni siquiera me conoces.
Heechul retrocedió, especialmente porque sintió su dolor.
—Tienes razón, Kennie, no te conozco, y probablemente estoy haciéndote lo mismo que le hiciste a Won cuando lo conociste. Te miré una vez, escuché tres segundos de tu conversación, y emití algunas opiniones realmente duras, que podrían ser erróneas tanto como podrían ser correctas —se acercó a él con las manos apretadas detrás de la espalda—. Por ejemplo... Tu cabello, aunque atractivo, es desgreñado, pero es de ese estilo andrajoso-chic que sólo proviene de una cosmetóloga muy costosa. No te has afeitado en… ¿qué? ¿Dos días?
—Tres.
Heechul lo ignoró.
—Llevas una camisa Hawaiana de un fuerte e insoportable rojo brillante que sé que le pertenece a Minho, porque sólo la usa cuando quiere sacar de las casillas a Kangin. Tuvo que encargarla especialmente por Internet, por la simple vulgaridad de la misma. Estás descalzo y vi el golpeado IROC afuera, el cual, asumo ahora, te pertenece.
Él se puso notoriamente rígido, lo que confirmó su sospecha. Continuó con su recapitulación.
—A primera vista, te ves como uno de esos tipos fiesteros, de vacaciones, que entran a mi tienda buscando el armario de videos que tenemos en la parte  de atrás, porque ninguna pareja que se respete a sí misma saldría contigo. El tipo de hombre que compra todos los collares de Mardi Gras de pechos desnudos y fornicadores, para colgarlos alrededor de su cuello y pasar toda la semana borracho y vomitando, gritándo que muestren sus nalgas.
Él se cruzó de brazos y lo miró con resentimiento.
—Ahora pongamos eso en contraste con algunos otros hechos que he notado. Eres un Escudero, y eres un Sangre Azul por tu propia admisión, lo que significa que provienes de generaciones enteras de Escuderos. Tu familia ha tenido más dinero que dios desde hace mucho tiempo. En realidad fuiste a Princeton e, incluso con una especialización cómica, te tomaste la molestia de obtener un doctorado. Eso me dice que el estatus sí significa algo para ti. Déjame adivinar: ese Jaguar negro metalizado, realmente genial que, literalmente, resplandece en la oscuridad, que Minho tiene estacionado en su casa y sin embargo jamás conduce, es en realidad tuyo.
Se detuvo junto a él y lo miró de arriba abajo.
—Sin mencionar que te conduces como un hombre acostumbrado a ser respetado, aún cuando intentas pretender que eres un cursi patán. Cualquiera con un gramo de percepción no se deja engañar por el modo en que te muestras.
Levantó la mano de Kennie, donde tenía tatuada una telaraña.
—Lindo reloj —dijo secamente—. Patek Philippe Grand Complications Chronographs. Déjame adivinar: es el 5004P que se vende a ciento cincuenta mil dólares.
—¿Cómo sabes eso?
—Provengo de una larga línea de dueños de negocios, y mi Tía Zelda tiene una joyería —sostuvo su brazo levantado ante él—. Mira, ¿ves mi reloj de ataúd? Se vende al por menor por treinta y dos dólares en Hot Topic, y da la misma hora que el tuyo. Recibe la paliza de un Daimon y continúa andando.
Él puso los ojos en blanco.
Heechul continuó con su discurso rimbombante.
—Y no eres un Escudero normal —Le dio una palmadita al tatuaje de telaraña en el dorso de su mano, con el que todos los Escuderos de su clase estaban  marcados—. Eres un Rito de Sangre. Bien, Doctor Kennie, creo que en la vida real, no estás demasiado lejos de ser exactamente como Won. Duro, arrogante, y dispuesto a hacer lo que sea necesario para cumplir con tu trabajo.
Inclinó la cabeza.
—Creo que lo que más te molesta es que, si fueses un Dark Hunter, serías igual a él. Pienso que te mata por dentro saber lo similares que son. ¿Dónde está colgado tu traje negro de Armani? ¿En la casa de Minho?
—¿Qué eres? ¿El maldito Sherlock Holmes?
Heechul sonrió.
—Bastante, excepto que generalmente no me lleva tanto tiempo llegar a la verdad.
Kennie lo miró impasiblemente.
—No necesito que me des una lección de moral, bebé. Sé cómo funciona el mundo.
—No tengo ninguna duda sobre eso. Pero tienes mucho que aprender de la gente. Lo que dicen y lo que sienten rara vez son lo mismo. Ahora mismo sé que me odias. Nada te gustaría más que sacarme a patadas de aquí, y cerrar de un golpe la puerta. Pero date cuenta que no has hecho nada de eso.
—Entonces, ¿cuál es tu punto?
—Mi punto es este. Los Escuderos de Rito de Sangre son los encargados de proteger los mandatos del Consejo, y mantener oculto el mundo de los Dark Hunters. Eso significa que están dispuestos a dar los pasos que sean necesarios, incluyendo el asesinato, para proteger sus secretos. Estoy seguro que en alguna parte de tu pasado tuviste que hacer algo desagradable para cumplir con tu juramento de Escudero, y realizar tus tareas. Cuando estabas leyendo ese libro acerca de Siwon, ¿te preguntaste alguna vez cuánto disfrutó? ¿O si simplemente hizo lo que hizo porque era su trabajo?
Kennie sacudió la cabeza.
—¿Alguna vez te dijeron que deberías ser abogado?
—Sólo Jinhyuk cuando discutimos. Además, me gusta demasiado matar chupasangres como para ser uno de ellos —estiró la mano hacia él—. Park Heechul. Encantada de conocerte —su confusión lo rodeó. Él vaciló antes de estrechar la mano que le ofrecía—. No te preocupes, Kennie —le dijo con una  sonrisa—. Soy un gusto que se adquiere con el tiempo. La mayoría de mis mejores amigos tuvieron que conocerme por años antes de poder siquiera soportar mi presencia. Soy como el moho, generalmente crezco dentro tuyo lentamente.
—Tú lo dijiste, no yo.
El le palmeó el brazo.
—Hazme un favor, sé bueno con Penícula. Creo que hay mucho más en él de lo que vemos.
—Eres la única persona que conozco que piensa de ese modo.
—Sí, bueno, supongo que siento que todos nosotros, los inadaptados, debemos mantenernos unidos. Al menos de ese modo no estamos solos.
Kennie lo miró con un ceño confundido, pero antes que pudiera hacer algún comentario, su teléfono celular sonó.
Heechul se alejó de él para darle privacidad en su llamado. Fue hacia el vestíbulo, para observar ávidamente el trabajo verdaderamente impresionante de las baldosas del piso.
No fue hasta quedar en el umbral que vio a Siwon parado en el último escalón. A primera vista, podía pasar por una de las estatuas que flanqueaban las escaleras pero, a diferencia de ellas, él era de carne y hueso.
Siwon miró fijamente a Heechul mientras sus palabras resonaban en su cabeza. Por lo que sabía, nadie lo había defendido jamás.
Ni siquiera una vez en sus dos mil años de vida y muerte.
Y, aunque lo hubiesen hecho, dudaba que hubiese sido tan elocuentemente. Heechul estaba en la penumbra de su umbral, con su cabello castaño enmarcando un rostro que era abierto y honesto.
El rostro de un joven que no temía enfrentarse a nadie ni a nada. Jamás había conocido a alguien tan valiente.
—Gracias —le dijo, calmadamente.
—¿Escuchaste? —Él asintió sutilmente—. ¿Cuánto escuchaste?
—Mucho.
Él pareció incomodarse.
—Podrías habernos hecho saber que estabas aquí. No es agradable escuchar a escondidas.
—Lo sé.
Heechul fue a pararse frente a él.
Siwon descendió el escalón. Deseaba tanto tomarlo en sus brazos y besarlo, pero no podía.
Era humano, y él no. La última vez que se había dignado a sentir compasión por una pareja que no era para él, le había causado un dolor que alguna pareja debería soportar jamás, y había causado su propia muerte.
Pero eso no evitaba que su cuerpo deseara ardientemente a Heechul. Que su corazón sintiera una extraña punzada, debido al hecho que lo hubiese defendido.
Antes de poder detenerse, se estiró y acunó su mejilla marcada con la mano. Había estado solo tanto tiempo. Aislado. Odiado.
Y esta joven…
Llenaba algún vacío interno que él había olvidado que existía.
El corazón de Heechul martilleó ante la calidez de la mano en su rostro. La suavidad que veía en sus ojos oscuros y la gratitud que sentía en él. No, él no era lo que Kennie creía.
No era frío e insensible. Brutal o violento. Si lo fuese, lo sabría. Lo sentiría. Nada de eso estaba allí. Sólo sentía dolor y soledad proviniendo de Siwon.
Le cubrió la mano con la suya, y le ofreció una sonrisa.
Para su sorpresa, él la devolvió con una propia. Era la primera vez que veía una verdadera sonrisa de él. El gesto suavizaba sus rasgos y tiró con fuerza de su corazón.
Él bajó la cabeza hacia la suya.
Heechul abrió los labios, queriendo saborearlo.
—Hey, ¿Siwon?
Él se irguió de un tirón mientras Heechul luchaba por no maldecir lo oportuno de Kennie. Siwon se alejó de él dos segundos antes de que Kennie apareciera en el vestíbulo.
—¿Sí?
—Ya me voy. Me encontraré con Tad y Kyi de la página web de Dark Hunter. Tendré el teléfono encendido por si necesitas algo.
La mirada de Kennie se encontró con la de Heechul, y pudo sentir su desdén. Heechul le sonrió.
—Buenas noches, Kennie. No permitas que Tad te meta en problemas.
—¿También conoces a Tad?
—Bebé, conozco a casi todos en esta ciudad.
—Genial —murmuró Kennie en voz baja mientras iba hacia la puerta. En cuanto se cerró detrás de él, Siwon pasó junto a Heechul.
Por alguna razón que no podía comprender, se estiró y atrapó su cabeza con la mano. Sobresaltado, Siwon abrió la boca.
Incapaz de resistir la tentación, Heechul se puso en puntas de pie y lo besó.
Heechul no estaba para nada preparado para la reacción de Siwon a su beso. En un rápido y tierno movimiento lo acercó a sí, lo levantó del suelo, giró y luego lo recostó sobre las pulidas escaleras. No era la más cómoda de las posiciones, pero era extrañamente erótica.
Aún así, no era rival para su beso caliente y exigente, que la dejó débil y sin respiración. Su cuerpo largo y masculino yacía entre sus piernas, mientras él mantenía todo su peso sobre una rodilla. Podía sentir su erección presionando, mientras su propio cuerpo ardía por sentirlo de este modo, desnudo.
El intenso y delicioso aroma de Siwon lo atravesó, excitándolo aún más.
No había nada civilizado ni correcto en la manera en que lo besaba. Nada civilizado en la manera en que lo abrazaba. Era crudo y mundano. Prometedor.
Heechul envolvió sus piernas alrededor de la delgada cintura mientras  le devolvía el beso con todas sus fuerzas.
Siwon no podía pensar mientras lo saboreaba. Mientras lo sentía. Heechul lo envolvía en un capullo con su calidez y su pasión. Apenas podía contenerse para no tomarlo en las escaleras como un bárbaro jefe militar.
—Tienes que dejar de besarme, Heechul —le susurró entrecortadamente.
—¿Por qué?
Él siseó mientras Heechul mordía suavemente su mentón.
—Porque si no lo haces, te haré el amor, y eso es lo último que cualquiera de nosotros necesita.
Heechul trazó el contorno de los labios de Siwon con la lengua mientras él hablaba. Lo único que quería era quitarle la ropa y explorar cada centímetro de su exquisito cuerpo con la boca. Lamerlo y provocarlo hasta que rogara por su piedad.
Pero él tenía razón. Era lo último que necesitaban. Él era un Dark Hunter que tenía prohibido tener pareja y, aún peor, no era el tipo de chico que pudiera presentarle a su familia alguna vez.
Todos se pondrían en su contra por entablar amistad con el enemigo más odiado de su cuñado. Kangin había sido más que aceptado en su enorme familia. Todos lo querían.
Incluso Heechul. ¿Cómo podría lastimarlo de este modo? No, no era justo para ninguno de ellos.
—Está bien —dijo tranquilamente—. Pero primero tendrás que salir de encima de mí.
Eso fue lo más difícil que Siwon tuvo que hacer en su vida. Todo lo que su corazón deseaba era quedarse allí mismo donde estaba. Pero no podía, y lo sabía.
Respirando profundamente, se obligó a levantarse y ayudarlo a ponerse en pie.
Su cuerpo seguía duro, le costaba respirar. No soportaba estar cerca sin tocarlo. Pero, por otro lado, estaba acostumbrado al control.
Lo habían criado de ese modo.
Lo que jamás había esperado era la necesidad casi animal que sentía por tomarlo. Era primitiva y exigente. Feroz. Y lo único que anhelaba era probar a Heechul.
—Supongo que esta es la parte en la que nos separamos —dijo, con voz entrecortada.
Heechul asintió. Pasó tan cerca que pudo oler su aroma crudo e innatamente masculino. Hizo que su corazón se acelerara y alimentó aún más su deseo.
Apenas podía evitar acercarse a él. Anhelando, lo vio abrir la puerta principal de su casa.
—Gracias, Heechul —dijo calmadamente.
Heechul sintió su tristeza y la hizo sufrir aún más.
—No te metas en problemas, Won. Intenta que no vuelvan a apuñalarte.
Él asintió y se mantuvo rígido y formal. Pero se rehusó a mirarlo.
Suspirando nostálgicamente por algo que no podía ser evitado, Heechul se obligó a partir.
Había terminado. Impulsivamente, volvió la vista mientras la puerta se cerraba. No había señales de Siwon. Ni una.
Excepto por un sexto sentido que le decía que aún estaba observándole.

Siwon no podía apartar su mirada de Heechul mientras subía a su auto. No comprendía por qué sentía el impulso de correr hacia la puerta y detenerlo.
Él no era como Liu. Heechul no era tranquilizador ni reconfortante, y sin embargo…
Su corazón sufrió mientras él salía rápidamente del camino de su casa y de su vida. Estaba solo otra vez.
Pero, por otra parte, siempre lo había estado. Incluso cuando Liu había vivido en su hogar, se había mantenido apartado. La había observado de lejos. La había deseado cada noche, y sin embargo jamás la había tocado.
No le correspondía. Él había sido un noble y ella no más que una esclava de humilde cuna que servía en su casa. Si hubiese sido uno de sus hermanos, la habría tomado sin cuestionarlo. Pero no había estado en él aprovecharse de ella. Forzarla a ir a su cama.
Ella no se hubiera atrevido a negarse. Los esclavos no tenían nada de control sobre sus vidas, especialmente cuando tenía algo que ver con sus amos.
Cada vez que la había visto, había tenido en la punta de la lengua pedirle que se acostara con él.
Y cada vez que había abierto la boca, la había cerrado rápidamente, rehusándose a pedirle algo en lo que ella no tenía voz. Entonces, la había llevado a su casa para salvarla de lo que otros miembros de su familia podrían hacerle.
Siwon dio un respingo mientras recordaba la noche en que sus hermanos habían ido a buscarlo. La noche en que habían encontrado su estatua y se habían dado cuenta de quién era.
Maldiciendo, se apartó de la ventana y obligó a esos pensamientos a apartarse de su mente.
Jamás había sido su destino ayudar a nadie. Había nacido para estar solo. Para no tener amigos ni confidentes. Para no reír ni jugar jamás.
No se podía luchar contra el destino. No se podía esperar otra cosa. Había nacido a esta vida del mismo modo en que había nacido a la anterior.
Heechul se había ido. Y era lo mejor.
Con el pecho apretado, subió por las escaleras de caoba hacia su habitación. Se ducharía, cambiaría de ropa, y entonces haría el trabajo con el que se había comprometido.

Heechul condujo su auto de regreso a lo de Boa, donde vio el Toyota de Leeteuk en la calle. Entró, y estaba bajando del auto cuando Leeteuk y Boa salieron por la puerta trasera.
—Hey, Teukkie —dijo Heechul, acortando la distancia para poder abrazar a su gemelo.
—Entonces, ¿quién era el hombre hermoso con el que estabas? Boa dijo que no mencionaste su nombre.
Heechul se obligó a no enviar ningún pensamiento o emoción inconsciente a su hermano mellizo.
—Es sólo un amigo.
Leeteuk sacudió la cabeza.
—Hee —lo regañó—. Tienes que dejar de pasar tiempo con tus amigos homosexuales y buscarte un novio.
—A mí no me pareció homosexual —dijo Boa—. Pero estaba bien vestido.
—¿Dónde está la bebé L? —preguntó Heechul, intentando sacar del tema a ambos.
—En casa. Sabes cómo es Shin. Se rehúsa a permitir que abandone el edificio una vez que cae el sol.
Heechul asintió.
—Sí, estoy de acuerdo con él. Es una niñita muy especial, que necesita protección.
—Yo también concuerdo, pero odio dejar a mi bebé. Siento como si me faltara un órgano vital —Leeteuk sostuvo su talismán de plata—. Boa me hizo prometer que lo colgaría en la habitación de Sora.
—Buen consejo.
Leeteuk frunció el ceño.
—¿Seguro que estás bien? Hay algo muy extraño en ti esta noche.
—Siempre hay algo extraño en mí.
Leeteuk y Boa rieron.
—Es cierto —concordó Leeteuk—. Está bien, entonces dejaré de preocuparme.
—Por favor. Una madre es suficiente.
Leeteuk lo besó en la mejilla.
—Los veré más tarde.
Ni Heechul ni Boa hablaron hasta que Leeteuk subió a su auto y partió. Heechul metió sus manos en los bolsillos y giró para enfrentar el ceño fruncido de su hermana.
—¿Qué?—¿Quién era él, en realidad?
—¿Qué sucede con ustedes? No es nadie por quien debas preocuparte.
—¿Era un Dark Hunter?
—Basta, Gladys —dijo Heechul, refiriéndose a la entrometida vecina de “Hechizada”—. No hay ronda de gratificación para Veinte Preguntas, y tengo cosas que hacer. Nos vemos.
—¡Heechul! —Boa lo siguió por la calle—. Tú no sueles ser sigiloso en nada. Me pones nerviosa.
Heechul respiró hondo y enfrentó a su hermana mayor.
—Mira, él sólo era alguien que necesitaba ayuda, y se la presté. Ahora regresó a su vida y yo a la mía. No necesitamos una conferencia familiar por eso.
Boa hizo un sonido de desaprobación.
—Eres tan exasperante. ¿Por qué no puedes simplemente responder a mi pregunta?

—Buenas noches, Boa. Te quiero.

1 comentario:

  1. Jajajajajajaja
    Hee dandole una descripción a Kenie de como lo persive,y obvio acerto a muchas cosas....pero sigo pensando igual.
    Bueno,ya siwon ha subido un punto lás con ayudar a Liu de sus hermanos
    Sus hermanos conocen a Hee,obvio Shin sabe de todo esto....claro,por eso no se ha aparecido por ahora...Shin quiere que esto siga,seguro aparece para intervenir porque....."así es como debe de ser"

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yota´s news : De regreso?

 Buenas tardes a todas las lectoras. Después de un año  y casi 4 meses regreso a saludarlas y comentarles nuevas.  Me gustaría decirle...