Pasión Nocturna (DH8)- 10




Siwon jamás comprendería a este joven, o a su peculiaridad. En el fondo de su mente había una imagen de Heechul con el provocativo salto de cama negro que había encontrado bajo su almohada.
La imagen lo perseguía.
—Me encantaría ir a casa contigo, Heechul —le dijo—. Pero ahora mismo no puedo. Tengo que hacer mi trabajo.
El sonrió y lo besó nuevamente, con tanta pasión que hizo que el cuerpo entero de Siwon ardiera.
Apartándose, le habló al oído.
—Y eso hace que te desee aún más —Él tembló mientras Heechul le daba una larga y sensual lamida en el lóbulo—. Cuando llegue el amanecer, voy a hacerte gritar de placer.
Su entrepierna dio un tirón por la ávida expectativa.
—¿Lo prometes? —las palabras fueron pronunciadas antes de poder contenerlas. Heechul dio un paso atrás y dejó que su mano cayera desde el rostro hasta su pecho, desde donde trazó un camino hasta su cinturón. Él ardió debido a su contacto.
—Oh, sí, bebé —le dijo provocativamente—. Tengo la intención de exprimirte hasta que explotes.
Ese solo pensamiento fue suficiente para convertir su sangre en lava. No podía reprimir la fantasía de las largas piernas de Heechul envueltas alrededor de su cadera, su cuerpo cálido y húmedo mientras lo acogía dentro.
Lo atrajo hacia sí para poder besarlo, aunque estaban de pie en medio de la calle. Jamás había hecho algo tan bajo. Ni tampoco había disfrutado tanto del sabor de sus labios.
Su aroma agridulce invadió los sentidos de Siwon, e hizo que todo su cuerpo ardiera por él. Esta iba a ser la noche más larga de su vida. Respirando hondo, se apartó renuentemente.
—Entonces, ¿por dónde deberíamos comenzar a patrullar?
—¿No intentarás forzarme a ir a casa?
—¿Podría?
—No hay ni una maldita posibilidad.
—Entonces, ¿por dónde deberíamos empezar a patrullar?
Heechul rió.
—¿No estás un poquito demasiado bien vestido para cazar a los muertos?
—En realidad, no. Es bastante adecuado, ¿no te parece? Me veo como si fuera a un funeral.
Heechul rió ante su morboso sentido del humor.
—Supongo. ¿Siempre vistes trajes?
—Me siento más cómodo. Realmente no soy el tipo de hombre de vaqueros y camisetas.
—Sí, imagino que te ves del mismo modo que yo cuando uso traje. Molesto — Heechul señaló la calle con una inclinación de cabeza—. ¿Vamos?
—¿Tenemos que ir a Bourbon? ¿No podemos ir a Chartres o Royal?
—En Bourbon está la multitud.
—Pero a los Daimons les agrada matar cerca de la Catedral.
Estaba repentinamente incómodo.
—¿Qué hay de malo con la calle Bourbon?
—Hay mucha gente ofensiva allí.
Eso le ofendió a Heechul.
—Discúlpame, yo vivo en Bourbon. ¿Estás llamándome ofensivo?
—No. No exactamente. Pero eres dueño de una tienda de sexo. Eso le puso aún más los pelos de punta.
—¡Oh! Ya está. No obtendrás nada esta noche, Conde Penícula. Puedes asar tu propio…
—Heechul, por favor. No me agrada la calle Bourbon.
—Bien —dijo él con aspereza mientras se alejaba de él—. Ve  por aquel camino. Yo iré por este.
Siwon apretó los dientes cuando lo dejó allí de pie. Verdaderamente odiaba poner un pie en esa área. Era luminosa, bulliciosa, y llena de gente que lo odiaba.
Vete. Olvídate de él.
Debería. Realmente debería hacerlo, pero no podía.
Antes de poder detenerse, fue detrás de Heechul. Para el momento en que la alcanzó, él ya estaba en Bourbon.
—¿Qué haces aquí? —le preguntó cuando se acercó—. Odiaría mancillarte.
—Heechul, por favor, quédate conmigo. No quise ofenderte.
Heechul lo miró con el ceño fruncido.
En el instante en que Heechul abrió la boca para aclararle las cosas, alguien arrojó un balde de agua podrida desde un balcón, y empapó a Siwon.
Él se quedó petrificado mientras Heechul fruncía el ceño y luego miraba hacia arriba para encontrarse con uno de los porteros del club de strippers, riendo. Subió el balde y chocó su mano con otro hombre que estaba parado junto a él.
—¿qué diablos estás haciendo? —le gritó Heechul.
—¿Yo? —preguntó, indignado—. ¿Desde cuándo pasas tiempo con nuestros enemigos? Minho nos contó todo sobre ese asno, y le prometí que si alguna vez encontraba al imbécil en nuestra calle otra vez, haría que se arrepintiera de eso.
Si el chico lo hubiese abofeteado, Heechul no estaría tan sorprendido. Miró a Siwon, quien había sacado un pañuelo de su bolsillo para secarse la cara mientras su mandíbula temblaba de furia.
—Lo juro, si estuvieras aquí abajo te retorcería el pescuezo.
—¿Por qué? Conoces nuestro código, Hee. ¿Por qué lo estás violando?
—Porque no hay nada malo acerca de Won aparte del hecho de que Minho necesita tener una vida propia. Sólo espera. Tendré una larga y agradable charla con tu novia, y cuando termine con ella, tendrás suerte si te deja aparcar tu auto frente a su casa para dormir en él.
El chico se puso pálido mientras Heechul tomaba el brazo de Siwon. Lo hizo cruzar la calle, hacia su negocio.
—¡No puedo creerlo! —dijo bruscamente.
—Por eso es que odio esta calle —dijo él, en un tono falto de emoción—. Cada vez que vengo aquí, termino sufriendo la desaprobación de los amigos de Minho.
—¡Ese idiota!
Heechul jamás había estado tan furioso en su vida. Lo condujo a través de su tienda y ni siquiera se detuvo a conversar con su empleada. Lo llevó escaleras arriba hacia su baño, y tomó dos toallas del armario.
—Ve y date un baño. Tomaré algo de ropa prestada de mi amiga.
Él palideció.
—No quiero ofenderte, pero las lentejuelas plateadas y los tonos pastel no son mi estilo.
Heechul sonrió a pesar de sí mismo.
—No tomaré lo de Gunhee, sino lo de Gunjun.
—¿Gunjun?
—Su alter ego. No nos visita con frecuencia, pero ella guarda algunas de sus cosas para cuando siente la necesidad de salir.
—Creo que no comprendo del todo.
—Ve a bañarte —le dijo, empujándolo hacia el baño.
Siwon no discutió. El olor fétido del agua era verdaderamente insoportable. Sólo estaba agradecido que Heechul estuviera dispuesto a tolerarlo lo suficiente como para que se limpiara.
Apenas se había quitado la ropa y entrado a la ducha cuando la puerta se abrió. Siwon se quedó helado.
—Soy yo —dijo Heechul del otro lado de la cortina de baño—. Encontré un par de pantalones negros y una sosegada camisa negra para ti. Los pantalones probablemente sean un poquito grandes en la cintura, pero deberían ser lo suficientemente largos. No estoy seguro sobre la camisa. Podrías terminar usando una de mis camisetas.
—Gracias —dijo él.
Antes de poder darse cuenta de lo que Heechul estaba haciendo, la cortina se abrió, para mostrarlo parado fuera con una expresión hambrienta en el rostro.
—De nada.
Siwon no se movió mientras quedaba enfrentado a él, con el agua caliente cayendo sobre su columna. Su audaz e intensa mirada logró que su cuerpo se endureciera contra su voluntad.
A Heechul no pareció importarle. De hecho, una pequeña sonrisa apareció en su rostro.
—¿Siempre espías a tus invitados? —preguntó con calma.
—Jamás, pero no pude resistirme a echar un vistazo a lo que pretendo saborear más tarde.
—¿Siempre eres así de descarado?
—¿Sinceramente? —él asintió—. No, en general no soy tan molesto, y tú eres el último hombre del planeta al que debería tomar en cuenta. Pero parece que no puedo evitarlo.
Siwon se estiró para tocarlo. Realmente, era demasiado bueno para ser real.
—Jamás conocí a alguien como tú.
Él le cubrió la mano con la suya, luego giró el rostro para besarle la palma.
—Apresúrate y date una ducha. Tenemos trabajo que hacer.
Heechul se apartó y él sintió su ausencia inmediatamente. ¿Qué tenía ese joven? Renuente a pensar en eso, se bañó rápidamente y luego se vistió. Encontró a Heechul en su habitación, sentado en la silla y pasando las páginas de uno de sus libros.
Heechul levantó la mirada al sentir la presencia de Siwon. Él estaba parado silenciosamente en el umbral. Parecía estar completamente en su elemento, excepto por la ropa que no le quedaba muy bien.
Levantándose, le ofreció una amistosa sonrisa. Una vez que llegó a él, desabotonó los puños de las mangas, que eran demasiado cortas para sus brazos, y se las enrolló hasta el antebrazo.
Luego le sacó la camisa de adentro del pantalón.
—Sé que no es tu estilo, pero se ve mucho mejor de este modo.
—¿Estás seguro?
Se veía delicioso.
—Oh, sí.
Tenía una espada larga y retráctil en la mano.
—El único problema es que si no tengo mangas largas, no puedo usar esto.
Heechul contuvo la respiración ante la calidad de su arma.
—Muy buena pieza. ¿Es de Kang? —le preguntó.
Kang era un Dark Hunter apostado en Dallas, que construía muchas de las armas pesadas que usaban los Dark Hunters.
—No —dijo él, respirando profundamente—. Él no trata con nadie de Roma.
—¿Perdón?
Él le quitó la espada.
—Él es de Dacia, y su gente guerreó contra la mía. Él y sus hermanos fueron capturados y llevados a Roma para ser gladiadores. Dos mil años más tarde, sigue bastante molesto con todos nosotros.
—Está bien, ya es suficiente. ¿Por qué Shin no hace que dejen de tratarlos como basura?
—¿Cómo puede detenerlos?
—¿Golpeándolos hasta que entiendan?
—No funcionaría. Mis hermanos y yo hemos aprendido a dejar a los demás en paz. Somos pocos y ni siquiera hay necesidad de discutir.
Heechul gruñó.
—Bien, que se pudran todos, entonces.
Siwon depositó su espada en el tocador y la dejó allí antes de salir.
Heechul lo apartó rápidamente de las aceras, para que nadie más pudiese arrojarle un balde encima, y mantuvo su brazo enlazado con el de él.
—Sabes, no veo cómo puedes realizar tus tareas con Yesung disparándote al azar desde el Olimpo, y el resto de los perdedores en la calle buscándote para matarte.
—Aprendí rápidamente a evitar la calle Bourbon y dejar que la patrullen Kyuhyun, o ahora Jean-Luc, mientras que yo me ocupo de las áreas en que nadie conoce a Minho.
—¿Y Yesung?
Él no hizo ningún comentario.
Doblaron en la calle Dumaine. Ninguno de los dos hablaba. No habían ido muy lejos cuando Heechul sintió una extraña sensación atravesándole.
—Daimons —susurró, inconsciente de haber hablado hasta que Siwon lo soltó.
Extrajo una daga de su bolsillo mientras giraba en la calle, como intentando atrapar un aroma.
No había nada.
Heechul podía sentir la presencia maligna, pero tampoco podía localizarla con precisión.
Algo silbó antes de que un inesperado viento bailara en la calle. Traía el sonido de una risa débil y maníaca.
—Heechul… —su sangre se heló ante el sonido de su nombre susurrado en la oscuridad—. Venimos por ti, pequeñito.
La risa hizo eco fuertemente, y entonces se desvaneció en la nada. Aterrado, Heechul no podía respirar.
—¿Dónde estás? —gritó Siwon. Nadie respondió.
Siwon envolvió a Heechul en sus brazos mientras se extendía con cada sentido que poseía, pero no pudo encontrar rastros de qué o quién había hablado.
—¿Heechul?
Siwon giró abruptamente ante el sonido de una voz directamente detrás de él. No era un humano. Tampoco era un Daimon. Era un espíritu. Un fantasma.
Abrió su boca como para gritar, y luego se evaporó en una espeluznante bruma que pasó a través de él, dejando su cuerpo completamente frío.
Era como si algo hubiese rozado su alma.
Siwon podía sentir a Heechul temblando, pero había que reconocer que no gritó ni perdió el control de sí mismo.
—¿Se ha ido? —preguntó Heechul.
—Eso creo.
Al menos él ya no lo sentía.
—¿Qué era esa cosa? —preguntó, con un diminuto rastro de histeria en la voz.
—No estoy seguro. ¿Lo reconociste, o a la voz?
Heechul sacudió la cabeza.
Un grito humano resonó.
Siwon lo soltó para poder correr hacia el sonido. Sabía que Heechul estaba justo detrás de él, y se aseguró de mantenerlo allí. Lo último que quería era dejarlo atrás para que esa cosa le atacara.
No les tomó mucho tiempo llegar a la pequeña y oscura glorieta donde el grito se había originado.
Desgraciadamente, habían llegado demasiado tarde. Un cuerpo yacía en la calle, hecho un montón.
—Quédate atrás —le dijo a Heechul mientras él avanzaba poco a poco.
Heechul comenzó a discutir, pero realmente no quería ver lo que era evidente. Para ser sincero, había visto más cuerpos muertos de lo necesario.
Siwon se arrodilló y buscó el pulso.
—Está muerto —dijo.
Heechul se persignó y luego apartó la mirada. Mientras su vista recaía en el edificio, frunció el ceño. Allí, sobre el viejo y gastado ladrillo, había una  anotación en griego hecha con sangre. Heechul podía hablar el idioma, pero no podía leer las palabras en griego.
—¿Sabes lo que dice?
Siwon levantó la vista. Su rostro se convirtió en piedra.
—Dice “Muerte a quienes se entrometen”.
En cuanto lo leyó, las palabras desaparecieron. Heechul tragó con fuerza mientras una nueva ola de pánico le inundaba.
—¿Qué está sucediendo, Won?
—No lo sé —dijo, antes de extraer su teléfono y llamar a Keunjung, el médico forense que era un viejo amigo de los Dark Hunters.
—Me sorprende que Keungjun hable contigo —dijo él luego de que Siwon colgó.
—No le agrado, pero luego que Shin tuvo una conversación con él, ha aprendido a tolerarme —Siwon se unió a él—. Será mejor que nos vayamos antes de que llegue con la policía.
—Sí —dijo, sintiéndose descompuesto—. ¿Crees que deberíamos llamar a Shin y contarle lo que pasó?
—En realidad no sabemos lo que sucedió. No hubo tiempo suficiente como para que un Daimon lo matara y robara su alma.
—¿Y eso qué significa?
—¿Tú o tus hermanos han conjurado algo?
—¡No! —dijo él indignado—. Sabemos lo que tenemos que hacer.
—Bueno, alguien parece tener tu número, Heechul, y hasta que descubramos qué es, no creo que deba permitir que te apartes de mi vista.
Heechul no podía estar más de acuerdo. Con toda sinceridad, no quería estar fuera de su vista. No si esa… cosa iba a regresar.
—Dime algo, Won. ¿Los Dark Hunters son buenos contra los fantasmas?
—¿Sinceramente? —él asintió—. Ni siquiera un poquito. De hecho, si no tenemos cuidado, podemos ser poseídos por ellos.
Heechul quedó helado ante sus palabras.
—¿Me estás diciendo que si ese espectro regresa, podría apoderarse de ti?
Siwon asintió.
—Y que dios te ayude a ti y al resto de esta ciudad si eso sucede.


Heechul se sintió incómodo el resto de la noche. No podía apartar la idea de que incluso el aire a su alrededor era maligno. Contaminado. Algo estaba allí afuera, y estaba persiguiéndole.
Sólo desearía saber quién o qué era.
¿Por qué?
Siwon no habló mucho mientras patrullaban, y no encontraron señal de ningún Daimon. Faltaba menos de una hora para el amanecer cuando regresaron a su casa en la calle Bourbon.
Siwon se quedó parado detrás de él mientras abría la puerta. Heechul se detuvo al notar que él no hacía ningún movimiento para entrar.
—Has tenido un mal susto esta noche —dijo tranquilamente, mientras mantenía las manos en los bolsillos—. Deberías descansar, y te sentirás mejor.
Heechul observó el modo en que la luz de la luna recortaba sus apuestos rasgos.
La sinceridad que veía en esos atormentados ojos negros la perseguía.
—Sinceramente, no quiero estar solo. Realmente me gustaría que entraras.
—Heechul…
Él colocó los dedos sobre sus cálidos labios para sofocar su protesta.
—Está bien, Won. Si no estás interesado en tener sexo conmigo, no lo tomaré como algo personal. Pero…
Él acalló sus palabras con un beso caliente. Heechul gimió ante el sabor del romano mientras él colocaba una mano en su nuca y le enterraba los dedos en el cabello.
Envolviendo sus brazos alrededor de él, lo empujó hacia adentro y lo sujetó contra la pared para poder besarlo salvajemente. Tironeó de su ropa, prácticamente rasgando la camisa antes de darse cuenta que ni siquiera había cerrado la puerta.
La cerró de un golpe, puso el cerrojo y luego regresó a Siwon.

—Gunhee —dijo Siwon con voz ronca mientras él se estiraba para desabrocharle el pantalón.
Heechul maldijo. Siwon tenía razón. Si Gunhee los escuchaba, iría a investigar.
—Sígueme —susurró, tomándolo de la mano para llevarlo arriba, a su dormitorio.
Afortunadamente, la puerta de Gunhee estaba cerrada. Heechul lo metió en su habitación, luego cerró y trabó su propia puerta.
Debería estar nervioso por esto, y sin embargo no lo estaba. Era como si una parte de él necesitara esta intimidad con un hombre que era completamente odiado por toda su familia.
No tenía sentido.
Sin embargo aquí estaba, rompiendo cada tabú que conocía. Leeteuk lo mataría por esto. Kangin jamás lo perdonaría.
Pero su corazón no quería escuchar ninguna razón. Contra toda cordura, quería a su General Romano.
Heechul lo besó ferozmente, necesitando que él lo alejara de su miedo.

Siwon gruñó ante lo bien que Heechul sabía. No estaba acostumbrado a que una pareja tomara el mando en el sexo, y encontró que su falta de modestia era refrescante.

1 comentario:

  1. Alguien persigue a hee ;; el sueño de Leeteuk Dbbddj lo cortaste en la parte más suculenta (?) xD espero con ansias otra actualización uwu

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yota´s news : De regreso?

 Buenas tardes a todas las lectoras. Después de un año  y casi 4 meses regreso a saludarlas y comentarles nuevas.  Me gustaría decirle...