Pasión Nocturna (DH8)- 11




Heechul se apartó de sus labios el tiempo suficiente como para quitarse su propia camiseta antes de aferrarse a él otra vez.
Siwon no podía pensar mientras Heechul presionaba su cuerpo contra el de él. Bajó el cierre de su pantalón y bajó la mano para acariciar suavemente su miembro.
Él siseó de placer mientras Heechul pasaba las manos por su cadera, hacia su trasero. Lenta, seductoramente, le bajó el pantalón, desnudándolo. Jamás había experimentado algo más erótico.
Arrodillándose frente a él, le quitó los zapatos, las medias, y luego le quitó el pantalón por completo.
Siwon no comprendía a este joven. Le resultaba imposible creer que estuviera con él de este modo. Había pasado tanto tiempo desde que había estado con una pareja. Como Heechul había señalado, la mayoría que había conocido eran formales e indiferentes en la cama.
Nunca apasionadas. No de este modo. No como Heechul.
Era especial, muy valioso, un extraño banquete que él quería saborear. Era ese fuego dentro de él lo que lo entibiaba. Ese fuego que lo atraía contra su voluntad.
Heechul se detuvo al sentir una extraña sensación proviniendo de él.
—¿Qué sucede, Siwon? —susurró, poniéndose de pie ante él.
—Sólo estoy intentando comprender porqué estás conmigo.
—Porque me gustas.
—¿Por qué?
Heechul se mordió el labio seductoramente antes de encogerse de hombros.
—Eres divertido de un modo raro, y eres bondadoso.
Él sacudió la cabeza.
—No soy bondadoso. Sólo sé cómo ser frío.
Heechul enterró sus manos en el cabello desatado de él, y dejó que los sedosos mechones acariciaran sus dedos.
—A mí no me pareces frío, General.
Heechul le pasó la lengua por el borde de su labio inferior antes de besarlo.
La cabeza de Siwon daba vueltas ante sus acciones y sus palabras. Hambriento por él, lo atrajo hacia sí para que su pecho quedaran pegados al calor de Siwon. El aro plateado en forma de luna del ombligo rozó la cadera de Siwon, ocasionándole una excitación ajena a él. Su entrepierna ardía de necesidad por Heechul.
Al igual que su corazón.
Jamás le había hecho el amor a una pareja a la que realmente le agradara. Como hombre, sus amantes habían sido alianzas políticas. Parejas que sólo lo buscaban para reclamarlo como esposo o amante rico y bien emparentado.
Como Dark Hunter, sus relaciones amorosas habían sido con parejas que ni siquiera lo conocían.
Pero Heechul…
Gruñendo bajo, él terminó de desvestirlo lo más rápido posible. El brillo de las farolas se colaba por las persianas, recortando el cuerpo desnudo de Heechul. Era hermoso. Esbelto, musculoso. Él jamás había deseado tanto a nadie.
Siwon lo levantó del suelo y lo sujetó contra la puerta.
Heechul rió ante su fuerza. Ante su cruda y terrenal pasión. No, su General no era frígido. Era ardiente y excitante. Delicioso.
Sosteniéndolo con nada más que la fuerza de sus brazos, él se deslizó profundamente en su interior.
Heechul gimió gravemente mientras él lo llenaba completamente.
—Eso es, bebé —gruñó—. Dame todo lo que tienes.
Siwon enterró su cabeza contra su cuello e inhaló su cálida dulzura mientras lo embestía. Heechul tenía una pierna enlazada en su cintura. Él jamás le había hecho el amor a alguien de este modo. Era animal y violento.
Y le encantaba.
Heechul arqueó la espalda, tomándolo más adentro mientras se encontraba con él golpe a golpe. Tenía una pierna apoyada en el piso, que usaba para hacer fuerza contra él mientras levantaba y descendía su cuerpo sobre el de Siwon, aumentando la profundidad de su penetración. Era lo único que él podía hacer para esperarlo, mientras Heechul tomaba de él el mismo placer que sentía con él.
Siwon saboreaba la suave humedad del cuerpo de Heechul acogiendo al suyo. Él lo observó morderse el labio mientras envolvía la otra pierna alrededor de su cintura y lo apretaba con fuerza entre sus muslos. Era increíble.
Heechul lamió y provocó su cuello mientras él continuaba embistiendo por ambos.
Heechul no podía pensar en nada más que en la sensación de su duro grosor dentro suyo. Su cuerpo le ardía y anhelaba el de él. Podía sentirse aferrándose a él, necesitándolo.
Y cuando llegó al orgasmo, tuvo que reprimir las lágrimas.
Siwon gruñó mientras él le recorría la espalda con las uñas y gemía en su oído. Y sin embargo, no era doloroso.
Sonrió ante la visión de Heechul teniendo un orgasmo en sus brazos. El rió y ronroneó, luego acunó el rostro de Siwon en sus manos antes de besarlo a ciegas.
Ese beso lo llevó más allá del límite. Podría jurar que vio las estrellas mientras su cuerpo se liberaba dentro del de Heechul.
Lo abrazó con fuerza hasta que el último temblor lo sacudió. Con la cabeza dando vueltas, apoyó la frente contra la puerta mientras él deslizaba las piernas lentamente hacia abajo por su cuerpo.
—Eres salvaje, ¿cierto? —le preguntó juguetonamente, mordisqueando su hombro desnudo.
Siwon sonrió, con una extraña sensación de satisfacción por eso.
Heechul se deslizó entre él y la puerta para ir hacia la radio que tenía debajo de un montón de ropa en la esquina más alejada.
—¿Qué estás haciendo? —le preguntó él. De pronto Suju llenó el aire con “Simply beautiful”. Bajó el volumen antes de regresar a él y abrazarlo—.¿Heechul?
—Baila conmigo, Won. Todo el mundo debería tener al menos una noche de bailar desnudos en la vida.
—Yo no bailo.
—Todos bailan con Suju.
Antes que él pudiera continuar protestando, Heechul envolvió sus brazos alrededor del cuello y apoyó la cabeza contra su pecho, y entonces comenzó a bailar lento con él.
Siwon jamás había estado más inseguro. Sin embargo, mientras Heechul lo conducía en la canción, sintió la calma más surrealista de su vida. Era mágica. Especial.
Con el corazón ligero, pasó su mano por el cabello de Heechul mientras lo abrazaba en silencio y se balanceaban con la música.
La voz suave y melódica de Heechul cantó levemente.
—Tienes una voz hermosa —susurró él. Heechul lo besó en medio del pecho.
—Gracias. Fui el cantante principal de una banda de heavy metal en la universidad.
Él sonrió ante ese pensamiento, mientras su respiración le hacía cosquillas en el pecho. Podía verlo sobre el escenario, cantándole a una multitud enloquecida.
—¿En serio?
—Mmmm —levantó la mirada y lo observó con la expresión más dulce que hubiese visto en el rostro de un joven—. Pensábamos que seríamos los numero uno. No lo fuimos. Una chica quedó embarazada y él otro decidió que quería ir a Las Vegas y ser gerente de un hotel.
—Y tú te convertiste en cazador de vampiros.
Heechul giró, apartándose de sus brazos, y luego regresó a pegarse a su pecho.
—Sí, y soy condenadamente bueno en eso.
Él observó la diminuta cicatriz en su pecho, donde lo había apuñalado.
—Estoy de acuerdo.
La canción terminó, pero fue seguida por una de TVXQ.
Heechul lo soltó, para balancearse seductoramente con la música. Siwon no podía respirar mientras lo observaba, especialmente cuando el ritmo se aceleró y él levantó una pierna por encima de la cabeza.
Y cuando usó el poste de la cama como la barra de un bailarin de striptease, él estuvo peligrosamente cerca de gemir.
No había nada más erótico en el planeta que verlo bailando. Heechul se acercó, se puso de espaldas a él, mientras meneaba la cadera suavemente contra la entrepierna de Siwon.
Siwon no podía soportarlo más. Descendiendo la cabeza, le rozó el hombro con los labios, mientras envolvía sus brazos a su alrededor. Pasó sus manos sobre su pecho, luego por su estómago, sobre su aro en el ombligo, hasta que pudo tocar entre sus piernas.
En el instante en que lo tocó, él siseó y se frotó contra su mano. Para su asombro, Heechul pasó la mano por su antebrazo y le cubrió la mano con la suya, mientras lo incitaba a continuar.
Era completamente descarado para hacerle saber exactamente lo que necesitaba, y a él le encantó. No necesitaba adivinar si le agradaba su contacto. Reaccionaba a cada caricia, y cuando él acarició su interior, Heechul gritó.
Giró en sus brazos y se aferró a él. Antes que se diera cuenta de lo que Heechul estaba haciendo, lo arrojó, literalmente, sobre la cama, y se colocó encima de él, a horcajadas de sus caderas.
Siwon rió.
—Sabes, si fuera menos hombre realmente estaría asustado.
—¿Me tienes miedo, Won?
—No —dijo él con sinceridad—. Me agrada que sepas lo que quieras y que no tengas temor de tomarlo.
La sonrisa que Heechul le regaló derritió su corazón.
El paseó un dedo por el puente de su nariz, dejando que la uña raspara ligeramente su piel mientras trazaba un camino sobre sus labios, hacia  su garganta.
Heechul agachó la cabeza y lo chupó. Gruñó ante el sabor de la tetilla dura bajo su lengua. Él sabía aún mejor de lo que había imaginado. No había nada mejor que la sensación de la exquisita y bronceada piel debajo de él.
Lo que más le gustaba era que no se sintiese amenazado por él. Siwon no tenía problemas con su voraz apetito por su suculento cuerpo.
Era un buen cambio.
Descendió los labios por su pecho, hacia ese delgado y duro abdomen, hacia el hueso de su cadera. Sintió los estremecimientos que recorrían el cuerpo de Siwon. Riendo, pasó los dedos por el rizado vello que cubría el centro de su cuerpo. Ya estaba duro, de nuevo.
Apartándose, lo examinó bajo la débil luz del dormitorio. Era hermoso. Provocó la punta de su pene con los dedos, dejando que su humedad lo cubriera.
Él le miró, sin hacer comentarios, mientras exploraba su longitud,  hasta su suave saco, Siwon arqueó la espalda.
Deleitándose con su poder sobre él, Heechul inclinó la cabeza y tomó su punta en la boca. El cuerpo entero de Siwon tuvo un espasmo en respuesta, incitándole a complacerlo aún más.
Heechul se enorgulleció mucho de sus profundos gemidos.
Siwon se quedó allí recostado, acunando la cabeza de Heechul en sus manos mientras lo lamía entero. En toda la eternidad, jamás había conocido este sentimiento tan profundo dentro de sí. ¿Qué tenía Heechul, que era capaz de ver más allá de su fachada?
"Supongo que siento que todos nosotros, los inadaptados, debemos mantenernos unidos. Al menos de ese modo no estamos solos". Las palabras de Heechul a Kennie flotaron en su mente.
Pero él no era una inadaptado. Era vivaz y maravilloso.
Heechul inhaló el rico y masculino aroma mientras se tomaba su tiempo saboreando el cuerpo de Siwon. Levantó la mirada para  encontrarlo observándolo, con los ojos brillantes de deseo.
Sonriendo, lamió lentamente todo el camino hacia arriba por su cuerpo, hasta poder reclamar esa decadente boca que rogaba por sus besos. Él gruñó y lo abrazó con fuerza mientras pasaba las manos por sus hombros. Heechul se apartó, para poder mordisquearle el mentón. Su barba le pinchó la lengua y los labios, su respiración le acariciaba la mejilla.
Se echó atrás y entonces se deslizó lentamente sobre él, tomando cada largo y exquisito centímetro.
Siwon acunó su rostro mientras lo montaba con un ritmo suave y tranquilo, que lo dejó aún más jadeante que su agitada ronda anterior.
Heechul era como un susurro mientras le hacía el amor. Y era hacer el amor. Era suave, tierno. Cubrió la mano de Siwon con las suyas y abrió los labios para saborear sus dedos.
Siwon  siseó  mientras  su  lengua  hacía  magia  en  la  punta  de  sus dedos. Sonriendo aún más, Heechul lo mordisqueó, juguetonamente.
Él le atrajo para capturar sus labios mientras levantaba la cadera, hundiéndose aún más profundo dentro de él.
Esta vez, cuando llegaron al orgasmo, lo hicieron juntos. Heechul colapsó contra su pecho mientras los dos quedaban transpirados y jadeando.
Siwon lo acunó suavemente. No quería dejarlo ir jamás. Si pudiese, pasaría el resto de su inmortalidad perdido en este momento perfecto, acurrucados uno en brazos del otro, con el cuerpo agotado y saciado.
Cerrando los ojos, sintió cómo se sumergía hacia el primer sueño sereno que tenía en más de dos mil años.
Luego de asegurarse que ni un rayo de sol lo amenazaría, Heechul se quedó recostado silenciosamente en los brazos de Siwon, y lo escuchó dormir.
Aún se sentía inquieto por el fantasma que habían visto. Por la sensación dentro suyo que no cedía. Una parte de él quería llamar a Shindong, pero no quería molestarlo con algo estúpido. Él necesitaba descansar.
En el momento en que despertaran, por la tarde, le preguntaría.
Por ahora, tenía a Siwon, y él le otorgaba una extraña sensación de paz.
No debería sentirse de este modo, no por un hombre que su gemelo jamás aceptaría en su hogar. Una parte suya sentía como si fuera un traidor con Leeteuk y Kangin, y la otra parte no podía resistir el atormentado destello en los ojos de Siwon.
Él era un ancla de tranquilidad para su caótica vida y, sinceramente, le gustaba su seco sentido del humor. Su capacidad de tomar las cosas con calma sin hacer un escándalo. Era extraño en su mundo encontrar semejante hombre.
Él no es un hombre.
No, no lo era. Lo sabía, así como sabía que no había ningún tipo de esperanza para una futura relación. Los Dark Hunters no tenían relaciones significantes de ningún tipo. Jamás podrían estar juntos. Nunca.
Una vez que él y Siwon abandonaran esa cama, tendrían que separarse. Él sólo sería otro amigo pasajero.
Y sin embargo, no quería dejarlo ir.
—Basta —se susurró a sí mismo. Necesitaba descansar.
Cerrando los ojos, se forzó a dormir. Pero sus sueños estaban lejos de ser reconfortantes. Toda la mañana lo persiguieron imágenes vívidas y aterrorizantes de su hermano y Kangin. De la pequeña Sora gritando por alguien que lo ayudara.
Más que nada, lo rondaron los rostros de sus amigos que habían muerto, y escenas de Siwon siendo torturado. Podía verlo estirado, y escuchaba una risa burlona mientras se esforzaba por no morir.
Podía sentir su dolor, su traición.
Escuchar su grito de venganza resonando a través del tiempo.
Heechul despertó justo después del mediodía con el cuerpo entero temblando por sus sueños. Sólo había dormido unas pocas horas, pero estaba tan alterado que no pudo volver a dormir.
—¿Heechul? —miró a Siwon, que lo observaba con los ojos entrecerrados—.¿Estás bien? —le preguntó con la voz ronca.
Heechul besó su hombro desnudo y le ofreció una sonrisa.
—No puedo dormir. Sigue descansando.
—Pero…
Le puso un dedo sobre los labios.
—Duerme, bebé. Estoy bien. En serio.
Él mordisqueó su dedo antes de girar, darle un fuerte abrazo y volver a dormirse.
Heechul se quedó recostado en el refugio de sus brazos mientras sus pensamientos volaban. Sinceramente, no quería levantarse. Pero luego de algunos minutos, cuando escuchó a Gunhee y su ayudante conversando sobre el inventario en algún sitio, escaleras abajo, finalmente decidió levantarse.
Se duchó y vistió rápidamente, cuidando de no despertar al delicioso tipo que estaba en su cama. En cuanto bajó las escaleras, llamó a Kennie y le pidió que llevara ropa para Siwon.
—¿Por qué no vino a casa anoche? —preguntó Kennie.
—Era demasiado cerca del amanecer.
—Ahá —dijo Kennie, como si no lo creyera—. Iré dentro de una hora con algo para él.
—Kennie —dijo con un toque de advertencia en la voz—. Será mejor que sea algo que él quiera usar, y no uno de esos atuendos a lo Minho-quiere-hacer-enojar-a- Kangin.
—Le quitas toda la diversión a esto.
Heechul sacudió la cabeza mientras colgaba el teléfono. Sin nada mejor que hacer, fue hacia su tienda, donde su ayudante estaba llamando a un cliente.

Kennie llegó más o menos una hora más tarde, y dejó la ropa sin hacer mucho más que una mueca. Pero Heechul notó que vestía un elegante suéter negro y un lindo par de tejanos en lugar de su vestimenta habitual. Probablemente se veía de ese modo cuando Siwon no estaba cerca.
Luego que Kennie se marchó, llevó la ropa arriba y la depositó en un sitio en que Siwon pudiera verla cuando despertara, luego regresó a su tienda, donde limpió y revisó una muestra de cubrepezones decorativos.
Había terminado de combinarlos con las tangas, cuando Choi Minho entró a la tienda con una brillante sonrisa en el rostro, mientras se quitaba los anteojos de sol.
—Buenas tardes, cher —dijo, acercándose a él. Lo besó suavemente en la mejilla.
Heechul frunció el ceño. Había pasado mucho tiempo desde que Minho había hecho algo así.
—¿Qué te tiene de tan buen humor? —le preguntó. Él le mostró esa traviesa y encantadora sonrisa.
—¿Qué piensas? Hombre, te debo una salida a cenar, en verdad.
Heechul estaba aún más confundido que antes.
—¿Por qué?
—Esa amiga tuya… Simi. Es especial —Heechul se quedó helado ante el sonido de reverencia en su voz—. No puedo esperar a verla de nuevo —continuó Minho, aumentando su sensación de pavor—. Por una casualidad, no tienes su teléfono a mano, ¿cierto? Se suponía que me encontrara con ella a las seis, esta noche, pero llegaré un poquito tarde y no quiero dejarla esperándome.
Heechul luchó por respirar mientras el pánico y el miedo lo consumían. Esto no podía estar sucediendo. Minho no había hecho lo que pensaba que había hecho, ¿verdad?
Seguramente, ni siquiera Choi Minho era tan estúpido.
—¿Simi? ¿Quieres el número de Simi?
—Sí. Se fue tan rápido anoche que no tuve la posibilidad de pedírselo.
—¿Por qué se largó tan rápido?
—Dijo que debía encontrarse con alguien —frunció el ceño—. ¿Qué sucede? ¿Hay algo que deba saber? No está casada, ¿cierto?
Heechul sintió que el color abandonaba su rostro.
—Dime que no hiciste nada con Simi anoche. Sólo la llevaste al Empire y…
—La llevé a comer barbacoa. Dijo que era su favorita, y esos osos no saben una mierda sobre el mezquite.
Heechul se frotó la cabeza para ayudar a aliviar algo del terrible dolor que estaba comenzando a aparecer entre sus ojos. Esto estaba tan mal…
—Y después de comer, ¿qué hicieron?
La sonrisa de Minho se volvió traviesa.
—Sabes que un hombre jamás cuenta esas cosas —Heechul se cubrió la boca mientras sentía el urgente impulso de vomitar. Minho se calmó  instantáneamente—.¿Qué?
—Por casualidad, ¿no le preguntaste con quién iba a encontrarse?
—No, asumí que era un amigo.
—Oh, Minho —dijo, deseando llorar por él y por su ignorancia—, era más que un amigo. Permite que te lo diga de este modo: su número telefónico es 555-562- 1919.
Él frunció el ceño.
—Ese es el número de Shin.
—Sí, así es.
Su palidez ahora igualaba a la de Heechul, mientras caía en la cuenta del verdadero horror de su situación.
—No nuestro Shin, como Shindong, ¿cierto?— Heechul asintió sombriamente.
Minho se puso de todos colores mientras lo comprendía.
—Oh, dios, Heechul, ¿por qué no me lo dijiste?
—Pensé que la conocías. Ella te conoce.
—No, jamás la había visto antes de anoche.
Minho se pasó una mano por el rostro mientras salía maldiciendo. Heechul sacudió la cabeza.
—Shin va a matarte.
—¡No te atrevas a decirle! —dijo Minho bruscamente.
—No voy a hacerlo. Pero, ¿qué pasa si Simi…?
—Lo llamaré y le diré que necesito hablar con él. Le confesaré…
—Minho, va a matarte. Ama a Simi, y quiero decir que realmente ama a Simi. Jamás te perdonará por esto. Tendrás suerte si sales de esta con todas las extremidades unidas.
Minho no podía creer lo que estaba escuchando. Había habido varias ocasiones en los últimos años en que Shin había insinuado que tenía una novia, y Minho se había burlado de él por eso. Lo ultimo que hubiera esperado era conocer a la novia de Shin en el barrio sin él.
Dios, esto no podía estar sucediendo. ¿Cómo podía haberse acostado con la novia de su mejor amigo? ¿Por qué Simi no le había dicho? Si, como Heechul decía, Simi sabía quién era él, ¿por qué habría hecho una cosa semejante?
—¿Está peleada con Shin? —preguntó, esperando, rogando que fuera una posibilidad.
—No, Minho. No eres tan afortunado.
Él maldijo nuevamente.
—Tengo que contarle —le dijo a Heechul—. No seré un cobarde. Se lo debo.
—Entonces será mejor que te asegures de pasar por la Catedral de St. Louis y confesarte antes de hacerlo.
Minho se enfadó, incapaz de creer en lo que se había metido. Debería haber sabido que Simi era demasiado buena para ser real. Había sido muy divertida y, a decir verdad, él realmente esperaba verla de nuevo.
Heechul tenía razón. Era hombre muerto.
—Hey, Hee —dijo Gunhee mientras asomaba la cabeza en la tienda—. Siwon está levantado y duchándose en el baño.
Minho se quedó boquiabierto y luego lo miró con furia.
—¿Siwon?
—Sh —le dijo él bruscamente. Él no se dio por aludido.
—¿Siwon, el Siwon”, el imbécil? ¿Qué diablos hace aún aquí, Heechul?
—No es asunto tuyo.
Su furia explotó al escucharlo.
—Oh, sí, claro. Discúlpame, pero entre nosotros dos… —se detuvo mientras pensaba lo que iba a decir, entonces lo reconsideró—. Está bien, aún estoy más jodido que tú, pero tú estás seriamente jodido. Leeteuk te arrancará el corazón si se entera.
Heechul se volvió hacia él con los ojos destellando ira.
—Entonces, ayúdame, Minho; dices una sola palabra de esto y marcaré el discado rápido de mi teléfono, directo con Shin.
Él levantó las manos, en señal de rendición.
—Trato. Pero será mejor que saques a ese idiota romano de aquí.
Heechul señaló la puerta.
—Adiós, Señor Choi.
Él se puso los anteojos de sol.
—Hasta luego, Joven Park.
Heechul se frotó la cara con las manos mientras pensaba en lo horroroso que era este día, y que no estaba siquiera cerca de terminar.
Exasperado, fue hacia la puerta que conducía a su apartamento. Escuchó a Siwon arriba, en la ducha.
Heechul se adelantó y llamó para que llevaran una pizza, en caso que él tuviera hambre.
Para el momento en que estaba listo y vestido, llegó la pizza. Heechul la pagó y la depositó sobre la mesa mientras esperaba que Siwon bajara.
Aún tenía una sensación horrible en el estómago.
—Realmente tendría que haber un botón para rehacer los días que apestan tanto como este —murmuró mientras colocaba dos platos de papel.


1 comentario:

  1. No mamen! Minho se chasquio a Simi! Es enserio!????
    Jajajajajajajjajjaajajaja Shin lo va a matar!
    Ay no! Jajajajajajajajajajaa
    Ojala el Sichul sea feliz!

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yota´s news : De regreso?

 Buenas tardes a todas las lectoras. Después de un año  y casi 4 meses regreso a saludarlas y comentarles nuevas.  Me gustaría decirle...