Marcado II -13



Debería haber sabido cuando mi mamá me llamó histérica y llorando que no iba a llevar a nada bueno. Normalmente, ella estaba demasiado derrotada, demasiado temerosa    para hacer otra cosa que estar abatida y desanimada. No hoy. Hoy lloró y divagó sobre cómo papá iba a matarla, y mientras hubiera preferido estar disfrutando en el resplandor de un muy buen sexo matutino, en su lugar estaba  desesperadamente poniéndome los pantalones y atravesando la ciudad corriendo para ver qué demonios estaba sucediendo ahí.
Detuve el auto con un chillido frente a la casa y subí corriendo las escaleras como si la casa estuviera incendiándose. No me molesté en golpear, simplemente abrí la puerta del frente con un empujón, y antes de que pudiera detenerme para ordenar mis pensamientos o hacer un profundo revelamiento de con qué exactamente estaba lidiando, mi papá salió corriendo de la cocina y se lanzó por la puerta. Aterricé con un golpe seco en el agrietado concreto de la vereda y vi unas pocas estrellas por un segundo mientras mi cabeza  golpeaba el suelo con fuerza.
Antes de que pudiera recuperar el sentido, o siquiera usar las manos para levantarme, mi papá se lanzó sobre mí, y su puño conectó con el lado de mi rostro. Sentí la piel de mi mejilla partirse en una herida grande y me moví bruscamente justo a tiempo para evitar el golpe que seguramente me hubiera roto la nariz. Tomé sus puños que se agitaban y sentí mi estómago rebelarse cuando olí el alcohol pasado y la furia acre saliendo de cada uno de sus poros.
Éramos más o menos del mismo tamaño, solo que yo estaba sobrio y había estado en suficientes peleas en mi época para tener ventaja. Lo saqué de encima de mí de un empujón y me puse torpemente de pie, para mirarlo desde arriba. Me toqué el rostro sangrante y lo fulminé con la mirada.
—¿Qué mierda, viejo?
Él comenzó a gritarme algo, pero mi mamá eligió ese momento para venir corriendo por las escaleras. Era un desastre. Su camisa estaba rota y su cabello estaba desordenado, pero lo que hizo que mi visión se tiñera de rojo, lo que hizo que el fuego que tanto intentaba contener estallara hacia adelante en una erupción de llamas de ira, fue el hecho de que ella no solo tuviera un ojo negro, sino también el labio partido y rastros de lágrimas bajando por su rostro demasiado pálido. Estaba claro que, cualquier cosa que hubiera hecho que mi papá se lanzara en un ebrio ataque de locura, yo no era la primera víctima del día. Ella estaba gritando que teníamos que detenernos, que necesitábamos entrar antes de que los vecinos llamaran a la policía, pero no me importó.
Escupí algo de la sangre que había goteado de mi mejilla hacia la comisura de mi boca y le dije seriamente a mi papá:
—Voy a matarte.
Él se tambaleó hasta ponerse de pie y me fulminó con la mirada como si yo fuera el que tuviera la culpa.
—¿Como mataste mis sueños? Si no fuera por ti y esta estúpida perra, podría haber seguido haciendo lo que quería. Viajando por el mundo, viendo a grandes bandas. Tú arruinaste todo, imbécil egoísta. Te pedí una cosa. ¡Mira lo que me hiciste hacer!
Sus palabras no tenían sentido y no importaban, de todos modos. Todo lo que podía ver era a mi mamá llorando y oírla pedirle que se detuviera. Ya  no había forma de detenerlo. Las llamas estaban ardiendo y no me importaba si lo quemaban hasta que quedara un resto carbonizado de sí mismo.
Él todavía estaba bastante ebrio, así que cuando lo golpeé cayó con facilidad. Oí a mi mamá gritar mi nombre desde algún lugar realmente lejano  y sentí la inmensa satisfacción de que él no fuera ni de cerca tan rápido   como yo. Mi golpe a su nariz aterrizó con un grato crujido. No sé cuántas veces lo golpeé. No sé quién llamó a la policía, o si mi mamá lloraba por mí o por él.  No fue hasta que las esposas se cerraron en su lugar, y el policía que parecía tener la misma edad que yo me estaba empujando al asiento trasero de su patrulla, que me di cuenta de lo que había hecho.
Mi papá yacía quieto como una piedra en la vereda. Su rostro estaba cubierto de sangre y un paramédico estaba poniéndole una máscara de  oxígeno sobre la boca y la nariz. Mi mamá, mi pobre mamá, en toda su gloria amoratada y arrasada por las lágrimas, sostenía su mano floja y le decía que todo estaría bien. Creo que algo dentro mí murió oficialmente cuando ella se subió a la parte trasera de la ambulancia con él para ir al hospital. El joven policía me dio una firme mirada, como si hubiera visto esto cientos de veces hoy y preguntó:
—¿Quieres decirme qué sucede?
Suspiré y dejé que mi cabeza cayera contra el asiento. No era la primera vez que estaba en la parte trasera de un auto de policía, pero tenía la horrible sensación de que ésta sería la razón más seria que jamás había tenido para estar ahí.
—Él la golpeó. Normalmente, solo la trata como mierda, y la hace sentir mal y como si no valiera nada, pero esta vez le puso las manos encima. Simplemente perdí el control.
El policía me observó atentamente.
—¿Él le hizo eso a tu rostro? —Me había olvidado de mi mejilla y toqué la parte interna con la lengua. Todavía ardía pero ya no chorreaba sangre, así que no creí que fuera necesitar puntos o nada.
—Sí. El bastardo me dio un puñetazo cuando entré.
Mis manos estaban comenzando a latir, con los nudillos innegablemente rotos y heridos. La realidad de lo que había hecho estaba comenzando a asentarse pesadamente sobre mis hombros.
El policía asintió y golpeó el techo del auto.
—Ambos dicen que tú comenzaste esto. El viejo quiere presentar cargos de agresión.
Gemí. Apuesto a que estaría dispuesto a dejarlos de lado el segundo en que yo accediera a engancharlo con SJM y lo enviara de gira.
—Tenemos que llevarte a la estación y tomarte los datos. ¿Tienes a alguien a quien puedas llamar para que pague tu fianza?
Asentí e hice que llamara a Jjong. Le di la versión resumida de los eventos y no tuve duda de que él traería a la caballería con él, pero había estado en suficientes situaciones con la ley durante mi malgastada juventud para saber que sin importar cuán rápido se moviera, todavía me enfrentaba a un día completo de encierro.
Aprecié que el policía no me interrogara o me diera un montón de consejos indeseados en el viaje a la estación. También aprecié que no me preguntara una y otra vez si quería saber cómo estaba mi papá. No quería saber, y no quería saber lo que mi mamá tenía que decir al respecto. Esa fue la gota que rebasó el vaso. Me iba a ir a la gira en Europa. Iba a ver el hecho de firmar con un sello, si eso era lo que los chicos querían. Iba a hacerlo todo, todo lo que había dejado de lado por ella. Lo que ya no iba a hacer era tratar  de sentirme un centinela entre mi mamá y ese bastardo.
Me tomaron los datos, mis huellas digitales, me sacaron los anillos y el cinturón, la billetera y el teléfono, y me pusieron en una celda con un tipo que claramente estaba bajo el efecto de alguna droga. Se agitaba y seguía preguntándome si tenía un cigarrillo, aunque obviamente no podías fumar cuando estabas encerrado. Me senté en el duro banco y miré el techo por lo que se sintieron como horas. Mientras pasaba el tiempo, más gente entró y salió de la celda, y yo simplemente me mantuve quieto. Estaba tratando de mezclarme con los muros de ladrillo y hacer que este día se fuera.
Ni siquiera quería saber cómo se suponía que le explicara esto a  Zhoumi. No estábamos exactamente en la etapa de “saca a tu novio de la cárcel” de nuestra relación. Demonios, ni siquiera sabía si estábamos en la parte de la relación de la relación. Algo me decía que este pequeño sobresalto en el camino resultaría como el heavy metal en un funeral. Él ya no podía ver nada excepto pasarla bien conmigo en la cama, y lo último que yo necesitaba era probarle que tenía razón.
Fue hasta bien pasado el anochecer cuando finalmente fueron capaces de pagar mi fianza. Tenía que ir a la corte la semana próxima para la sentencia, y el mismo policía que me arrestó me llevó hasta donde Jjong estaba esperando con un puñado de papeles. Tenía una expresión seria en el rostro y pude decir que no estaba feliz. El policía me entregó la bolsa con todas mis porquerías y me estrechó la mano.
—Si vale de algo, hubiera preferido esposar al viejo. Lo veo todos los días. Entiendo que estabas haciendo lo correcto para tu mamá. Demasiados chicos se encuentran en esa situación, muchos de ellos mucho más jóvenes  que tú.
Simplemente suspiré y le agradecí por su tiempo.
Jjong me dio una palmada en la nuca y prácticamente me arrastró fuera de la estación. Me sorprendió ver que estaba solo, pero mientras caminábamos hacia su camioneta me dijo:
—El policía mencionó que dejaste el carro con las llaves puestas. Kyuhyun convenció a Hyukjae de ir con él a buscarlo y dejarlo en tu casa. No sabía lo que el viejo bastardo podría hacerle.
Eso ni siquiera se me había ocurrido, así que murmuré un gracias y lo miré por el rabillo del ojo.
—Gracias por venir a buscarme, amigo.
Él lo descartó.
—Como sea.
—En serio. Te lo devolveré.
—De acuerdo, estoy a punto de darte un puñetazo en el otro lado del rostro. Déjalo y solo dime qué sucedió.
Me llevé los puños a los ojos e intenté bloquear todo pero todo lo que podía ver era a mi mamá llorando y su ojo negro. Me hizo querer golpear al viejo de nuevo.
—Fue una completa mierda que involucró que mi papá me tirara al suelo, mi mamá con un ojo negro, y unos cargos de agresión bastante serios lanzados hacia mí. —Flexioné las manos e hice una mueca cuando los  raspones en mis nudillos pelados tiraron—. Lo hubiera matado. En serio, Jjong. Estuve tan condenadamente cerca.
Él estuvo en silencio por un largo minuto y pensé que quizás había cruzado una línea en nuestra amistad, pero cuando habló, su voz era firme y no había censura en ella.
—Se lo hubiera merecido. Ningún hombre debería golpear jamás a  una pareja.
Gemí y quise arrancarme el cabello.
—Ahora todo en lo que puedo pensar es cuánto duró y por qué ella nunca dijo nada. Se metió en la maldita ambulancia con él y fue al hospital. Ella estaba sangrando y tenía un ojo negro y se fue con ese bastardo al hospital donde ella trabaja. No dijo una palabra cuando me esposaron y me metieron al asiento de atrás de la patrulla, ni siquiera “gracias”. Acabé, amigo. Acabé
—Necesitas conseguir un abogado.
—Sí, supongo que probablemente debería.
—Habla con tu mamá. Haz que les diga que él la golpeó primero.
Sacudí la cabeza.
—Eso no sucederá. Quiero decir, supongo que debería haber visto que esto se aproximaba. Ha estado poniéndose cada vez peor. Me negué a engancharlo con los chicos de SJM. Él quería ir de gira con ellos como compañero de gira. ¿Puedes creer esa mierda? Le dije que no y la golpeó y luego intentó patearme el trasero. Está loco.
—¿Qué vas a hacer?
Simplemente mantuve la boca cerrada. Me alegró ver mi auto estacionado en el camino de entrada. También me alegró ver que el Mini de Heechul no estaba y que tampoco estaba el Jeep de Zhoumi. No estaba seguro de qué quería decirle a cada uno, y ahora que tenía el tiempo de lavarme el hedor de la cárcel del cuerpo e intentar acomodar mi cabeza, iba a usarlo. Me volví hacia Jjong y le di una sonrisa torcida que no tenía humor.
—Hazle saber a los chicos que estoy bien. Especialmente a Kyuhyun. Éste no es el primer rodeo con mi viejo. Dudo que sea el último.
—Te apoyamos, Henry. No te preocupes.
Asentí en agradecimiento y salí de la camioneta de un salto. Se acercaba la medianoche y me sentía cansado y sucio. Todo lo que quería era desnudarme tanto física como mentalmente. Me sentía como si hubiera  debido ver esto viniendo a un kilómetro de distancia, y me molestaba que todavía estuviera decepcionado de que me estuviera sucediendo a mí.
Antes de que pudiera cambiar de opinión, antes de que pudiera permitir que la culpa y todo lo demás se metiera en medio, envié un mensaje a SJM para decirle que los chicos y yo aceptábamos ir de gira. Lidiaría con lo que eso significaba en lo que respectaba a dónde estaba parado con Zhoumi más tarde. Ahora mismo, necesitaba algo tangible en que concentrarme y en que poner mi energía, y armar una increíble lista de canciones para llevarme a Europa era lo ideal. Apagué el teléfono antes de que pudiera ver qué me contestaba él, y vagué hacia el baño.
Dejé caer todo en una pila desordenada y manchada de sangre en el piso y puse el agua tan caliente como se podía. Cuando el vapor llenó la habitación, me metí y permití que el agua hirviendo se deslizara sobre mi cabeza y por mis hombros. Quería lavar todo el día de mi cuerpo, pero eso era inverosímil porque todavía tenía a mi papá en el hospital y una cita con la corte que se cernía en el horizonte, y sin importar cuán caliente estuviera el agua, ninguna de esas cosas simplemente se iba a ir. Flexioné las manos bajo el agua y miré desapasionadamente mientras la sangre seca se arremolinaba con el agua por el desagüe.
El corte en mi rostro comenzó a arder e iba a lavarlo, cuando la puerta de vidrio de la ducha se abrió y sentí unas suaves manos deslizarse alrededor de mi cintura y descansar en mi estómago. Un ligero beso aterrizó en mi nuca y le sentí apoyar la mejilla contra el centro de mi  columna.
Él era todo manos suaves, piel suave y la voz más dulce que había oído jamás. Todos los bordes afilados y el penetrante dolor del día se desvanecieron, parte por parte, y comenzó a arremolinarse por el desagüe con todo lo demás. Algo de la horrible tensión que estaba enroscada dentro de mí comenzó a aflojarse y puse una de mis manos castigadas encima de las suyas, mucho más pequeñas.
—¿Mal día?
Su tono nasal era un poco más pronunciado que de costumbre y quería creer que era porque estaba preocupado por mí, y que realmente se  preocupaba por mí en la misma forma en que yo estaba rápidamente comenzando a preocuparme por él. Lo sentí acercarse a mí, para que todo su cuerpo estuviera pegado a mi espalda. Pude sentir otras partes de mi cuerpo comenzar a tensarse ahora, pero de una forma completamente mejor. Todo lo que hacía falta era un toque de esta chica y nada más parecía importar.
—No fue uno de los mejores, eso es seguro.
Él movió una de las manos hacia arriba hasta que descansó sobre mi Corazón, el cual estaba bastante seguro que él podía sentir golpeando ante su contacto. La otra se movió más abajo y fue casi suficiente para  hacerme olvidar qué día de porquería realmente había sido. Quería darme vuelta, quería abrazarlo, pero permitirle abrazarme, permitirle que me volviera a unir era lo que necesitaba en este momento. Así que simplemente mantuve los ojos cerrados y estiré las manos para apoyarme contra la pared. Ya no podía ver el rostro golpeado de mi madre o sentir el rostro de mi padre romperse bajo mis manos. Todo lo que importaba era Zhoumi, y de que él pudiera mejorar las cosas, mejorarme.
Sus dedos trazaron un sendero hormigueante sobre mi polla. Sentí cada roce, cada movimiento de su mano en mi pecho. Mi Corazón golpeaba en un ritmo que estaba seguro que él podía sentir, y cada vez que me apretaba o pasaba la mano sobre el aro en la punta, tronaba y podía sentir su sonrisa contra la nuca. Movió la mano que estaba en mi pecho, para poder deslizar los dedos alrededor del aro en mi pezón, y por un segundo pensé que mis rodillas iban a ceder.
Normalmente Zhoumi no le prestaba atención a la ferretería que yo tenía en lugares que solo él podía ver cuando estábamos desnudos juntos. El hecho de que le prestara atención extra a esto ahora, que estuviera encargándose tan bien de mí, creo que fue lo que me empujó por el borde.
Me besó detrás de la oreja y pasó la lengua sobre el arete que decoraba la parte superior. Sus inteligentes manos hicieron algo con el aro en la punta de mi verga que me hizo exhalar su nombre, y supe que no había manera de que pudiera contenerme por mucho más. Me mordí el labio inferior y empujé un ritmo en su resbaladiza mano. Su palma era suave y flexible, como si supiera exactamente lo que yo necesitaba para sacar fuera todo el veneno. Cuando apretó sus fuertes dientes en el músculo en mi cuello que estaba tensándose en el esfuerzo de prolongar el placer y exprimir cada segundo de olvido sin sentido que él ofrecía, llegué al límite. Rió en una  suave caricia contra mi hombro y lo sentí apoyar la mejilla contra mi piel húmeda. Me exprimió, mientras yo jadeaba y él palmeaba los músculos flexionados de mi plano estómago.
—¿Mejor?
Sacudí el agua de mi rostro y extendí la mano para cerrar el grifo. Me di la vuelta para mirarlo. Vi sus bonitos ojos agrandarse cuando aterrizaron en la herida de mi mejilla y levanté el dorso de mis manos para que pudiera ver el daño de ellas también.
—Ni siquiera cerca.
Estiró su mano para tocar mi cara, pero me aparté antes de que pudiera hacer contacto. No quería que él tuviera nada que ver con esa fealdad, incluso si era simplemente un gesto de consuelo y cuidado. Tiré de él hacia mi pecho para poder estar presionados, toda la piel húmeda y los cuerpos resbaladizos, y deseé que este momento pudiera durar para siempre.
Me rodeó con sus brazos y casi me ahogo con un suspiro de alivio. Había una parte de mí que no sabía dónde estaba la cabeza de este joven y realmente pensé que verme  es esa  forma destrozada podría ser  suficiente para que él.
—Se supone que yo cerraría, pero estaba preocupado por ti así que acosé a Donghae para quedarse en mi lugar. Todos estaban asustados.
Suspiré en su cabello y empujé la puerta de la ducha para abrirla. Envolví una toalla a su alrededor primero, lo que fue una lástima dado que había pocas cosas en la vida que me gustaban más que un Zhoumi desnudo, después envolví una alrededor de mi propia cintura.
No estaba seguro de si él quería ir a mi habitación o a la suya, así que lo seguí fuera del baño, lo que tuvo la ventaja añadida de poder observar esas largas y desnudas piernas todo el camino. Eligió mi habitación, lo cual no fue una sorpresa. A él le gustaba cuando yo tocaba la guitarra y trabajaba en las canciones, y creo que sabía que luego de la manera en que había resultado este día, no había dudas de que iba a necesitar sacar algo y ponerlo en papel antes de que la noche acabase.
No sé cómo lo entendió de la manera en que lo hizo, pero independientemente de a dónde íbamos con nuestra relación —o no relación—, Wang Zhoumi era la única persona que simplemente me entendía. Eso solo era suficiente para que me preocupara por él como nunca me había importado nadie más. Sería tan sencillo enamorarse de él, secretos y todo.
Dejó caer la toalla y se arrastró encima del edredón rojo oscuro. Esas piernas, ese cabello y esos ojos que quemaban con historias furtivas y todo tipo de tentación me sostuvieron en trance, y todo lo que quise hacer fue quedarme mirándolo. Me observó ininterrumpidamente por un largo minuto. No supe qué decirle, por lo que miré mis manos despellejadas otra vez y fruncí el ceño cuando las flexioné al abrirlas y cerrarlas.
—No tenías que dejar temprano el trabajo. Habría conseguido esperar hasta que llegaras a casa.
Una de sus cejas se arqueó y la comisura de su boca se levantó en una sexy sonrisa. Él se recostó en sus codos.
—Déjalo, Henry. Me preocupé por ti. Me debatí toda la tarde en si ir a la estación, pero pensé que si me quisieras allí me habrías llamado. Sabía que los chicos se encargarían de ti a su manera, pero necesitaba estar contigo con el fin de cuidarte de mi modo. Voy a preguntarte qué pasó y vamos a hablar de ello en serio, porque veo tus manos, Henry, las he tenido encima de mí y sé que lo que sea que te llevó a este punto es malo. Sin embargo, no veo ninguna razón para que tengamos esta conversación antes de resolver algo de esas cosas desagradables flotando alrededor de esos ojos, así que mueve tu culo y tráelo aquí.
Palmeó la cama a su lado y fue suficiente reírme bruscamente. Dejé caer la toalla y dejé que su mirada fundida viajara sobre mí. Hubo apreciación y algo más profundo que me golpeó con fuerza cuando agarré su tobillo y separé esas largas piernas. Él siseó un suspiro y fue mi turno de levantar una ceja. Era bonita y arreglada. En todas partes que tocaba, era suave y sedosa, y supe que sabía a canela y azúcar. Se veía tan bien en mi cama, me costó recordar cómo era antes de que él se volviera un accesorio regular de allí.
Fui recorriendo hacia arriba sus suaves piernas con mis manos y le  hice cosquillas en la rodilla. Entrecerró sus ojos hacia mí y le sonreí.
—¿Qué?
—Deja de jugar conmigo.
Tenía una barriga plana que se curvaba delicadamente entre los huesos de sus caderas. Me agaché y lo besé justo debajo de su ombligo, y luego seguí un camino húmedo hasta justo encima de su resbaladizo miembro y lo escuché jurar. Entrelazó sus dedos a través de mi cabello todavía mojado y dobló sus piernas hasta mis costillas.
—Quiero cuidarte de la manera en que cuidaste de mí. —Lo volví a besar, esta vez más abajo, y lo escuché jadear y jurar a la vez. Sus muslos se tensaron junto a mi cabeza, y lo recorrí con la punta de la barra que se encontraba en el centro de mi lengua y sentí todo su cuerpo dar espasmos bajo el delicado contacto. Me hizo reír entre dientes, lo que hizo que tirara de mi cabello.
—Dios, Henry, vas a destruir mi idea de lo que debería ser el sexo. —Bien. Él no necesitaba saber lo que era el sexo con nadie más que conmigo de ahora en adelante, y quería que fuese mejor conmigo que con cualquiera con quien haya estado antes.
Volví a usar mi lengua sobre él, esta vez más profundo y lamí hasta que se arqueó debajo de mí y su piel se estremeció por todas partes donde la tocaba. Sus uñas se clavaron en mi cuero cabelludo y rocé mis nudillos magullados y rasgados en el pico de terciopelo  de su pecho hasta que susurró mi nombre nuevamente y empezó a correrse debajo de mis manos y en mi boca. Zhoumi se corrió como hacía todo lo demás, dulce y suave.
Podía comérmelo durante todo el día por el resto de mi vida, pero él estaba impaciente. Claramente, la parte de la noche de cuidarse el uno al otro había acabado, porque se movió debajo de mí y dejé que me empujara sobre mi espalda. Apoyé mis manos detrás de mi cabeza y observé con ojos pesados mientras se inclinaba sobre mí para agarrar un condón de la mesita de luz.
Siempre era muy cuidadoso cuando trabajaba el látex sobre mí. Creo que el metal de allí abajo todavía lo intimidaba. Sabía que lo disfrutaba, le encantaba la manera en que lo hacía sentir, pero siempre era extra gentil cuando lo tocaba, como si todavía no estuviera exactamente seguro de que hacer con ello.
No había palabras para expresar cuánto quería que pusiera su caliente lengua alrededor, lo saboreara, sintiera el metal en su boca. No es que pudiera quejarme; no era tímido y me encantaba lo que hacía con el resto de mi cuerpo. Me gustaba cuando perdía el control y clavaba sus uñas en mi espalda, cuando olvidaba ponerle un freno a toda esa pasión y hambre que hervía y echaba espuma entre nosotros y utilizaba los dientes con un poco de demasiada fuerza o tiraba de mi cabello con un poco de rudeza que creo que quería hacerlo así.
Balanceó una larga pierna sobre mi cintura y se subió encima de mí. Todo lo que veía era sus ojos brillando hacia mí. Clavó sus dientes en su labio inferior cuando agarré su mano y la apreté con fuerza alrededor de la punta de mi pene. Arqueó hacia arriba ambas cejas y vi la preocupación destellar en su rostro ruborizado. El anillo palpitaba de la mejor manera posible y le sonreí.
—¡Arre, vaquero!
Se ruborizó de un tono rosado y se hundió sobre mí, lo que hizo que ambos gimiéramos. Encajábamos. Eso era todo, simplemente encajábamos. Se agachó para besarme, y el contacto de sus pezones puntiagudos en mí mismo hizo que ambos siseáramos de placer. Presionó su frente contra la mía y encontró un ritmo que me tenía clavando mis dedos en sus caderas y jurando en voz baja. Cada vez que se levantaba, su carne hinchada tiraba y empujaba contra la mía de una manera que me hacía querer explotar. Ambos estábamos bastante saciados de nuestro encuentro sexual de más temprano, por lo que este se construyó con lentitud, esta tenue subida hacia el orgasmo nos tuvo observándonos el uno al otro intensamente.
Era mucho más íntimo, más personal que cualquier acto sexual del que haya sido parte antes. Podía ver cómo lo llenaba, podía sentir sus músculos interiores revolotear y arrastrarse contra mí, pero fueron sus ojos, eso ojos de lo que quería beber una y otra vez, los que me empujaron sobre el borde. Por primera vez podía verlo, ver que había algo ahí para mí, y lo lancé a un clímax que nos tuvo a ambos sudando y luchando por el aire y límites tan pronto como terminó.
Él se desplomó encima de mí, cruzó las manos sobre mi Corazón y apoyó la barbilla encima de ellas. Moví una mano hacia su cabello y enrosqué los mechones oscuros entre mis dedos.
— Hoy cagué a golpes al viejo.
Vi a sus ojos dirigirse al corte y quedarse allí.
—¿Por qué?
No podía mirarlo, así que miré al techo y dejé que los eventos de una vida salieran a la deriva a través de las agradable secuelas que había tejido a mí alrededor.
—Él apesta. Apesta como padre, apesta como marido, apesta como hombre, y apesta como ser humano en general. Tiene la idea en su mente de que al embarazarse mamá descarriló de alguna manera la increíble fiesta que  era su vida antes de que llegáramos, y ha pasado años y años culpándonos a ella y a mí por ello. Quiere beber y divertirse y actuar como si tuviera dieciocho, a la vez que la hace sentirse horrible y despreciable. Me fui de casa para alejarme de eso y siempre he intentado mantener algún tipo de control, pero hoy él estaba borracho y la golpeó. Perdí mi maldita mente cuando lo vi. Me golpeó primero, pero luego vi el ojo negro de ella, y en todo lo que pude pensar fue en matarlo. Estoy bastante seguro de que le rompí la nariz y tuvo que ser llevado al hospital, por un segundo pensé que pude haberlo matado, pero el policía dijo que no tuve esa suerte. Pero, lo peor…
Zhoumi no dijo nada, solo me observó mientras hablaba y escuché mi Corazón latir bajo sus manos.
—Lo peor es que ella se metió en la ambulancia y fue al hospital con él, mientras yo era llevado a la cárcel. Se puso de su lado y le dijo a la policía que yo lo inicié, me culpó. No puedo hacerlo más y eso hace que me sienta como la mierda.
Levantó una de sus manos y usó el borde de la uña para trazar una línea alrededor de mi boca, la que se había vuelto en un duro ceño.
—La medida de lo que podemos sacrificar de nuestras vidas por nuestras familias tiene que tener algún tipo de punto final, Henry. No puedes  estar enojado y dolido por siempre porque ella no querrá que la ayudes. En algún punto, tienes que reconocer que ella eligió, y claramente no eres tú.
En definitiva, eso fue lo que más me dolió.
—Tengo una cita en la corte en un par de días. Presentó cargos por agresión.
—Te pegó primero. Reclama defensa propia.
Lo haría, pero el quid de la cuestión era que si la policía no hubiera aparecido cuando lo hizo, había una buena posibilidad de que en cambio estaría enfrentando un cargo por homicidio. Suspiré cuando retiró mis dedos de su cabello y colocó un delicado beso en cada uno de los nudillos lastimados. No sabía cómo se sentía sanar, pero sabía lo suficiente para saber que eso era lo que  estaba intentando hacer por mí. Calmó algo de ese  ardor de enojo que siempre se cernía tan cerca de la superficie en mí.
—No podemos escoger a nuestras familias o de dónde venimos, Henry. Todo lo que podemos escoger es en quién queremos convertirnos a pesar de ellos, y debido a ellos.
Curvé mi palma alrededor de su mejilla y pasé un pulgar sobre el pronunciado hueso. Para mí, él siempre se veía elegante y refinado, como si fuera algo caro para ser saboreado y disfrutado como recompensa por buen comportamiento. Nunca entendía cuando insinuaba que todo podría ser simplemente una cuidadosa fachada elaborada.
—¿Por qué no hablas de dónde eres o de tu familia? No me refiero a solo a mí. Heechul dice que apenas has dicho algo de cómo era tu vida antes de la universidad. ¿Fue malo?
Vi las paredes levantarse y los portones cerrarse, aunque seguíamos desnudos e íntimamente conectados. Su boca se tensó y toda la calidez borrosa que yo había puesto en sus ojos disminuyó. Pensé que iba a intentar alejarse de mí, por lo que cerré mi mano alrededor de su cuello, bajo su cabello y lo mantuve en el lugar. Él me frunció el ceño pero no intentó irse. Bajó las manos y dejó caer su cabeza, por lo que su mejilla estuvo presionada contra la cara gruñona del ángel de la muerte en mi pecho. Puso sus manos en mi caja torácica y le respondió a la pared en vez de a mí.
—No fue tan malo, pero lo fue.



4 comentarios:

  1. La madre(si así se le puede llamar) de Henrý y Mimi son primas,hermanas,amigas o algo?...porque están cortadas por la misma tijeras...una prefieriendo al hombre que la maltrata y la otra haciendose la "ciega" con su hijo y menospreciando al otro.
    Pero la peor es la madre de Henry.
    Y ya que se le paso el coraje a Mimi y que tal vez medio acomodo sus ideas...ese indicio de decirle algo a Henry sobre su vida,espero sea cierto y no le cuente las cosas a medias...dios,si quiere que no le diga mucho del pasado,pero que le hable de Kangin antes de que Henry se vaya de gira y evitar que cuando regrese encuentre todo un desastre.🙏

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  2. Henry ya se abrio a Mimi y le conto lo muy jodida que es su vida, ahora es el turno de Mimi de contarle a Henry su pasado antes de que todo se derrumbe

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  3. un punto para henry defendio a su mama que ella no lo vea es diferente pero ZHUO MI tiene razon no escojemos ala familia solo tenemos que sobrellevarla y henry ya vive tu vida que al final tu mama y papa ya vivieron y viven su vida y tu donde quedas amargado y solo ahora tienes a alguien dale tiempo el te compara su vida en el momento adecuado no antes no despues

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yota´s news : De regreso?

 Buenas tardes a todas las lectoras. Después de un año  y casi 4 meses regreso a saludarlas y comentarles nuevas.  Me gustaría decirle...