Amante de la Luna -10



Donghae abrió el cajón superior de su archivador y sacó el expediente de accionistas, pero allí no encontró más de lo que ya sabía: esas acciones habían sido vendidas por el poder otorgado al abogado de Haru Holding.
¿Por qué iba a querer Hyukjae acciones en su empresa? No tenía sentido, y no podía ser cierto. Hyukjae se lo habría dicho.
Pero si era verdad…
Descolgó el teléfono y llamó al despacho de su abogado.
─Enhorabuena ─le dijo─ Me alegro muchísimo por ti, Donghae. He estado queriendo llamarte todos estos días, pero no sabía si habrías vuelto de tu luna de miel.
─Gracias Donghwa ─todo iba a salir bien. Tenía que ser un error. Los periodistas se equivocaban constantemente─. Donghwa, ¿quieres mirar por favor quien firmó las acciones que le vendimos a Jewel.
─Claro. Espera un momento, que tengo el expediente aquí mismo.
Esperó con la confianza de que tenía que ser un error. Los periodistas se equivocaban en muchas ocasiones, pero aquel iba a ser un error monumental
─Ya lo tengo ─dijo Donghwa─ están firmadas por el secretario de tesorería.
─Sí ─contestó. No debería haberse asustado; n o debería haber dudado tan fácilmente de Hyukjae.
─Park L. ─dijo Donghwa.
─No puede ser… ─musitó, y todo se derrumbó antes sus ojos. Park Leeteuk. El secretario personal de Hyukjae.
Sólo podía haber una razón para que el secretario personal de Hyukjae hubiese firmado aquel poder: que Hyukjae quisiera que alguien desconocido figurase en los documentos; un nombre con el que él no pudiera relacionarle, y su secretario particular era la mejor de las opciones. Una forma de engañarlo, pero que no había tenido en cuenta que pudieran llegar a casarse. Ahora, la oficina de Hyukjae formaba parte de su vida, y el nombre de Leeteuk era familiar.
El teléfono sonó bajo su mano, y él lo apartó de un respingo.
Hyukjae.
El teléfono siguió sonando, y él se acercó a la ventana. Su cuerpo se sobresaltaba con cada llamada. Park Leeteuk, un joven cuarentón y eficiente, seguramente casado con su trabajo.
Jewel era propiedad de Hyukjae, una tapadera para invertir en su empresa. Hyukjae se había adueñado de su vida entera, y Kyuhyun le había facilitado el trabajo dejando aquellas acciones en el despacho de un broker de Busan dos años atrás. Y después, lo del pagaré. Hyukjae era ahora dueño de Haru Holdings.
Hyukjae había utilizado todo lo que tenía a su alcance en contra él: su lealtad hacia su hermano, el deseo de demostrar que podía dirigir eficazmente el imperio de su padre, y su antiguo amor por Lee Hyukjae.
Lo había utilizado. Había conseguido que volviese a quererlo para utilizar eso también.
Miró a su alrededor y se preguntó que querría Hyukjae de allí. Lo que le hubiera pedido, se lo habría dado. Si ese artículo se hubiera quedado en la sombra una semana más, el hombre que Hyukjae hubiera designado habría ocupado su puesto y él se habría retirado gustoso.
Qué inocente había sido. No se le había ocurrido pensar que pudiese tener otro motivo a parte de quererlo. ¡Idiota! ¡Hyukjae nunca le había dicho que lo quisiera! Había sido él quien se había fabricado esa fantasía como si fuera un crio, igual que había hecho todos aquellos años.
Debía haberse reído bien de él cuando le dijo que no iba a consumar su matrimonio…
Alguien llamó con los nudillos a la puerta, pero lo ignoró.
El teléfono volvió a sonar, pero no contestó. Le había dicho a Aiden que no le pasara ninguna llamada que no fuera de su marido, así que tenía que ser él.
Leeteuk le habría dado su mensaje. Leeteuk, el joven que había signado en nombre de Jewel.


Donghae se bajó del avión justo antes de la media noche. Llevaba con él sólo equipaje de mano, porque no pensaba estar fuera mucho tiempo. Sólo lo necesario para decirle a Lee Hyukjae lo que pensaba de él.
No lo encontró en su apartamento. Abrió la puerta con la llave que él le había dado, pero no encontró nadie a dentro, así que se acomodó en el sofá y no se movió hasta que amaneció. Al levantarse, se sentía un poco aturdido, así que se obligó a prepararse un sándwich. Se comió solo la mitad y después salió a la terraza.
Si no había dormido en el apartamento, estaría seguramente en la construcción, y como seguía sintiéndose aturdido, entró en el baño, se lavó la cara y las manos y se cepilló los dientes. Después de cepilló el pelo y aplicó gel. Iba a llevarlo así hasta los restos.
Recogió su maletín de fin de semana y salió del apartamento. En un principio, pensó en alquilar un coche, pero la verdad es que sería peligro público al volante si antes no desahogaba la ira que sentía dentro, así que tomó un taxi.
Eran las diez de la mañana cuando por fin llegó a la oficina móvil de la construcción. El trabajo había progresado bastante, y se detuvo frente a la puerta para tomar aire, la abrió y entró sin llamar.
Todo vacío.
La última vez había varios hombres allí, Hyukjae entre ellos, riendo y charlando. Entonces ya era dueño de buena parte de su empresa, y por lo que se ve, lo había tenido en secreto, esperando.
Entonces oyó un ruido a sus espaldas y le vio aparecer.
─¿Dónde diablos has estado metido? ─le preguntó Hyukjae. Hizo ademán de tocarlo, pero él retrocedió.
─¡No me toques! ¡No vuelvas  tocarme nunca!
Las líneas de su cara cambiaron de tensión a granito. Dio un empujón a la puerta para cerrarla.
─Muy bien, ¡de que se trata?
─¿Tu que crees? ─le preguntó─ ¿Tan idiota me crees? ¿De verdad habías pensado que no iba a enterarme nunca?
─¿De qué demonios estás hablando? Te he estado llamando desde ayer por la tarde. Tu secretario no tenía ni idea de donde estabas, y Kyuhyun tampoco. Y el portero del edificio me dijo que te había ido con un maletín a media noche.
─Eres muy bueno siguiendo la pista, ¿verdad? Siguiéndome la pista y manteniéndome en control ─sacó de su bolsillo varios papeles─ ¿O simplemente te limitas a comprarlo?
─No sé qué me estás diciendo.
─Esto es todo lo que queda ─dijo, poniéndole los papeles en las manos─ Las acciones. El resto de Haru Holdings. Eso es lo que querías, ¿no? Primero compraste la participación de Kyuhyun cuando la vendió… ¡En eso sí que hiciste un buen trabajo! ¡El nombre de Leeteuk en las acciones y tú escondido detrás de un Holding! Porque todo el resto del mundo sabía que eras tú… ¡todos los malditos reporteros del país sabían quién estaba comprando en realidad esas acciones! ¡Todos menos yo! Cuando acudí a ti en busca de ayuda, no tenía ni idea… ¡no tenía ni idea de lo que querías de verdad! ¡Pues bien, aquí lo tienes! ¡Todas las acciones son tuyas, compradas y pagadas!
Él no recogió los papeles, así que Donghae los tiró sobre la mesa, atravesó a grandes zancadas la oficina hasta la ventana e, inmediatamente, se volvió hacía él. Hyukjae no se había movido de la puerta, pero Donghae tenía la sensación de que lo seguía.
─¡Creía que eras diferente, pero me equivoqué! ¡Me has comprado, y ese maldito contrato ha sido la peor de las ironías!
Hyukjae tomó las acciones y las dobló cuidadosamente por donde tenían marcada la línea. Entonces caminó hacia él, pero se detuvo en el mostrador.
─No hay ningún contrato ─dijo sin emoción─ El único contrato que hay entre nosotros es nuestro matrimonio.
Su risa subió como la voz de un soprano fuera de control.
─¡Ah, si! ¡Qué dramático! Sabías perfectamente que  yo no iba a poder dar media vuelta y olvidarlo todo. Me hiciste creer que no ibas a intentar presionarme, y ésa ha sido la mayor de todas las mentiras. ¡Me tenías ya en un puño, y te has limitado a observarme mientras yo daba vueltas como una mula al molino! ─cada vez gritaba más y cada vez sus palabras eran más hiriente─ ¡Me has engañado! Sin obligaciones, me dijiste… ¡Sabías que yo te creería! ─ cerró los ojos─ Hasta me dijiste que era una estrategia, y aún así, caí en la trampa.
Abrió los ojos y nada había cambiado. Seguía teniendo una expresión áspera e impenetrable, la parte de Hyukjae que se había permitido olvidar. Había permitido que el sexo y sus propias locuras lo cegasen.
─¿Es que no vas a decir nada?
─Ya estás diciéndolo tú todo. Supongo que se habrán enterado hasta en Seúl. ¿Qué más quieres que añada yo?  Si crees que he estado maquinando en tu contra para intentar robarte esto… ─removió los papeles de las acciones─, supongo que podrás explicarme también cuáles han sido mis motivos.
Donghae se estremeció. Había vuelto a hacerlo. Había vuelto a hacerlo. Había vuelto a actuar como si lo quisiera para estarlo mirando ahora como si estuviera bajo el microscópico.
─Debería haberme dado cuenta ─murmuró─ Destrozaste mi coche con Kyuhyun dentro y después que no te preocupaste ni lo mas mínimo por él. Cuando me dijiste que no le debías nada, no se cómo no me di cuenta de que nada podía cambiar.
Le dolía el pecho por el aire por el aire que le obligaba a respirar. Hyukjae seguía sin decir nada, y a él la sangre le rugía en los oídos.
─Voy a dejarte ─le dijo─ Divórciate de mi por abandono si quieres. Voy a anular este maldito matrimonio, y todo el mundo sabrá que no ha habido ni matrimonio, ni… ni nada.
─Prefiero arder en el infierno antes que divorciarme de ti ─contestó, haciendo un movimiento amenazante con la mano─ Si quieres huir, ya puedes hacerlo, pero no pienso mover ni un solo dedo para ponerte las cosas mas fáciles.
Los dos se miraron desafiante; entonces la puerta se abrió y alguien hizo ademán de entrar.
─¡Fuera! ─gritó Hyukjae, y la puerta se cerró inmediatamente.
Donghae se alegraba de haber sido capaz de herirle lo bastante como para despertar la ira en él, de verla brillar en sus ojos y tensar su cuerpo como si estuviera a punto de estrangularlo. Sí, es como iba a recordarle.
La última vez cuando lo había dejado en aquel porche, se había quedado dolorido y ansioso, pero aquella vez iba ser todo distinto. Al mirarlo, no pudo siquiera recordar cómo era sentir que le necesitaba tanto que hasta había sido capaz de rogarle su amor.
─Si vas a marcharte, te sugeriría que esperases bastante como para llevarte lo que querías la última vez.
No lo amaba. Jamás lo había hecho. Se había construido un hombre en su imaginación y había sido a ese hombre ficticio a quién había amado, y no a aquella criatura brutal.
─Me refiero al pagaré de Kyuhyun. Está en mi caja fuerte de Seúl.
El pagaré. 
El dinero.                                                                                                                                     
Cerró los ojos y se sintió rodeado por su maldito dinero.
─Maldito seas ─murmuró. Sus acciones de Haru Honldings estaban sobre la mesa, pero de ninguna manera cubrirían la cantidad de ese condenado pagaré. Abrió los ojos y vio el rostro de Hyukjae y en sus ojos la trampa de la que jamás podría escapar.
─Muy bien ─dijo sin emoción; la ira se estaba yendo y lo estaba dejando completamente vacío─ De acuerdo. Yo…
─Donghae, no puedes…
Movió rápidamente la mano para impedir que lo tocase.
─¡No! ¡No te atrevas! He hecho un trato contigo ─tuvo que tragar saliva porque algo lo estaba ahogando─ Lo firmé… firmé ese contrato… tú lo rompiste, pero yo pretendo respetar todas y cada una de sus cláusulas. Viviré bajo tu techo  ─volvió a tragar saliva─  Cuando estés en Busan yo estaré en Seúl. Bajo tu techo.
─Llama a mi secretario para que te informe de mi agenda ─le sugirió─ Tengo pensado viajar bastante, así que si quieres evitarme, tendrás que interrumpir tu trabajo.
─Estas en mi camino ─dijo con un dolor asfixiante en la boca del estómago─ Déjame salir de aquí, quiero salir.
Hyukjae se hizo a un lado, y él se acercó a la puerta.
─Haré que te envíen una copia del contrato ─dijo, aferrado al pomo de la puerta y luchando por contener las náuseas─ Será mejor que vuelvas a leerlo, porque pienso respetar toda y cada una de sus cláusulas.
Hyukjae esbozó una sonrisa.
─¿Incluyendo la de no consumar el matrimonio? No se iba a consumar a menos que tú lo pidieras, pero no se estipula nada sobre dónde va a dormir cada cual una vez estuviera consumado.
─Bastardo ─susurró, y abrió la puerta.
─Te enviaré mi helicóptero para que puedas volver a Seúl.
─No, gracias. Volveré por mis propios medios.
─¿Quieres incrementar tu presupuesto para gastos de desplazamiento? Vas a tener que viajar mucho para poder evitarme.
─¡No pienso gastar ni un duro de tu cochino dinero!
Entonces recordó la compra del atuendo negro. Le devolvería el dinero antes de que se diera cuenta, y después…
─Ya te has gastado un buen montón ─le recordó─ En tu hermano.
─¡Fuiste tú quien me dijo un día que no había nada para nosotros en el pasado! ¡Quizás no lo haya para ti, pero sí para mi! ¡El pasado no está olvidado y no pienso olvidar ni una sola palabra de lo que ha ocurrido entre tú y yo! ¡No volveré a hacerlo!
Entonces, Hyukjae lo sujetó por el brazo.
─¿Ahora vas a usar la fuerza Hyukjae? ¿Es eso lo que sueles hacer cuando la manipulación no te funciona?
─Recuérdalo todo ─le dijo─ Y cuando estés recordando, no olvides que me pediste tú que fuera tu amante y que hace dos días me dijiste que no habías sido tan feliz en toda tu vida. Recuérdalo todo, porque está todo ahí, amante de la luna. En todos y cada uno de esos malditos momentos.
Donghae se soltó de él y salió escaleras abajo.


Hyukjae sabía que había cometido un error en cuanto Donghae abrió la puerta. Había pasado ya tres semanas y estaba desesperado, pero supo que no iba a funcionar casi antes de que abriese la puerta.
Estaba vestido con una chaqueta de satín negro y cuello dorado que caía hasta medio muslo. Seguramente, le estaba esperando; quizás incluso esperase que llegara más pronto de lo habitual. No le saludó al abrir la puerta. Una camisa roja y pantalones negros complementan el atuendo. Lleva el pelo engominado.
-Estoy listo ─dijo.
Hyukjae miró su reloj deliberadamente.
─Es pronto ─dijo , aunque sabía que era una tontería. No se abría vestido de aquella manera si tuviese la intención de que aquello fuera otra cosa mas que una noche fría.
Era su apartamento, pero si entraba, Donghae saldría en el mismo instante. Llevaban así tres semanas. Había vuelto a Seúl después de tres días de la discusión y cuando él llegó del trabajo, se lo encontró en el salón. Al verlo había quedado un instante inmóvil en la puerta y después, había entrado en el dormitorio.
Él lo había seguido y lo había visto preparar una maleta pequeña.
─Deberías haberle preguntado a Leeteuk por mi agenda ─espetó.
Por la expresión de su cara supo que el comentario le había hecho daño en un lugar al que nunca le dejaría mirar, y se había dado cuenta un segundo mas tarde que si hubiera dicho las palabras adecuadas, habrían podido hablar.
¡Maldito fuera su temperamento! Si era capaz de controlarlo con sindicalistas y ecologistas, ¿Por qué no era capaz de mantener la calma con Donghae, siendo que perderlo era algo que no podía ni plantearse?
Pues porque todo lo demás era un juego, y Donghae era lo único real. Lo había perdido una vez, y si no tenía cuidado, volvería a perderlo.
No estaba seguro de qué clase de cosas lo acercarían a él, y qué otras cosas lo alejarían. Como por ejemplo mencionar el maldito pagaré de Kyuhyun cuando le estaba gritando en Busan. Si tenían alguna oportunidad, tenía que ser dejándolo todo a un lado: las acciones, el pagaré y el pasado, aquellas veinticuatro horas de puro infierno que habían empezado tras ver en el hombro el moretón que su padre le había hecho a Donghae. Castigo por la magia que había brotado entre dos jóvenes; castigo por amar.
Perderlo había sido la única forma de protegerlo, y ahora… ¡se maldeciría para siempre si volvía a hacerlo!
Donghae estaba decidido a poner tierra entre ellos. Cuando iba a Busan desaparecía en minutos. Cuando volvía a Seúl , el portero le decía que Donghae había estado ahí tres días, y que acababa de marcharse.
Él también podía jugar aquel juego. Le dejó un mensaje en el contestador automático pidiéndole que le mantuviera informado de sus movimientos, y Donghae le contestó por fax a Seúl con su agenda de compromisos.
Estaba siendo fiel a las cláusulas del acuerdo: siempre bajo su techo, pero nunca en la misma ciudad. Le gustaría poder agarrar aquel pedazo de papel y hacérselo tragar.
Muy bien. Había accedido a comportarse como su esposo en público, así que eso es lo que iban a hacer de ahora en adelante: estar en público. Le había enviado una nota por fax diciéndole que iba a acompañarlo al baile benéfico del ocho de marzo, a lo que Donghae le había contestado que estaría preparado para que lo recogiera a las ocho.
Al día siguiente, Sungmin se había pasado por su oficina de Seúl. Lo había invitado a comer, pero no estaba de humor para tener paciencia con el mal genio de su hermano.
─He llamado a tu esposo ─anunció─ Le he dicho que quería organizar una recepción para él, pero no ha querido darme una fecha en la que vaya a estar en Seúl. ¿Tienes idea de cómo me he sentido cuando me ha dicho…
─¡Sungmin! ─lo único que faltaba era su hermano echando más leña al fuego─ Sungmin déjalo en paz.
Sungmin había apretado los dientes con la misma cabezonería que recordaba de su padre.
─No deberías haberte casado con él ─le dijo─ sólo te ha causado problemas. Sé muy bien que ocurrió algo extraño en lo de ese accidente con su hermano. ¿Desde cuándo salías tú de copas con Cho Kyuhyun? Nunca has querido hablar de ello, pero, ¿te crees que no me di cuenta que me estabas ocultando algo? Que fuiste tú quien estrelló su cochecito… ¡no me lo creo! ¡No deberías haber permitido que te echasen a ti la culpa!  Tuvo que ser por él, porque el niñito te rogase que salvaras al borracho del hermano. Y ahora, has vuelto a liarte con él y …
─¡Sungmin! ─lo interrumpió, apartando el plato─ No te metas en esto. No te perdonaría que le hicieses daño a Donghae.
─He sido muy educado ─protestó.
─Eres mi hermano y te quiero, pero él es mi esposo, y si le haces algo me lo haces a mi también. Él sabe que no te gusta y no voy a tolerarlo, Sungmin. Puedes sospechar lo que quieras del pasado, pero si le haces daño, estarás creando un enfrentamiento entre nosotros, porque no voy a permitirte que le hagas daño.
Su hermano hizo ademán de protestar, pero él se lo impidió con un gesto cortante.
─Se está aprovechando de ti ─dijo.
─No. Fui yo quien casi lo chantajeé para que se casara conmigo. Es el único joven al que he querido y estoy intentando ganarlo, pero aún no he terminado.
Sungmin pinchó una hoja de lechuga.
─Me estas diciendo que no le eche leña al fuego ¿no?
─Te estoy diciendo que no voy a permitírtelo.
Tregua firmada. Si fuese tan fácil tratar con Donghae…
El baile benéfico era el primer paso. Llamó al timbre del apartamento de Busan, a las seis y media de la tarde del baile; hora y media de adelanto, y con un poco de suerte, Donghae decidiría brindarle una copa. Quizás pudieran hablar, pero al ver su expresión, se dio cuenta que no iba a ser tan fácil. Necesitaría toda la paciencia que fuese capaz de reunir, y le estaba costando un esfuerzo titánico no perderla cada vez que Donghae se le escapaba entre los dedos.
─Primero iremos a cenar ─le dijo y él asintió.
Durante la cena, Donghae se las arregló para hacer una brillante exposición de los invitados que se esperaba en el baile.
─Me importa un comino quien vaya ─dijo cuando el camarero les trajo el café─ He venido para verte a ti. Solo por eso.
Donghae apretó los labios, y Hyukjae se dio cuenta que era peor de lo que había imaginado. Ni siquiera iba a conseguir que discutiese. Había pensado en la posibilidad de transferir las malditas acciones de Haru a su nombre, pero había llegado a la conclusión de que con ello conseguiría empeorar las cosas.
Nunca debería haber comprado esas acciones. Ni siquiera las habría tocado de no haber tenido aquella cena con Peter una noche dos años atrás. Después de que llegasen a un acuerdo por las tierras del costa, Peter le había dicho en confianza que había conseguido un paquete minoritario, pero significativo de Haru.
Hyukjae  sabía muy bien a que tipo de presión iba a someter a Donghae. Peter era un tiburón. Puede que tardase un par de años, pero si Donghae no conseguía que lo dividendos fuesen del nivel que a él le pareciese adecuado, perdería el control de su propia empresa.
Por otro lado, al haber estado pendiente de la empresa durante años, sabía que dada la clase de trabajo que realizaban ahora, Donghae jamás podría pagar los dividendos como había conseguido su padre. Él jamás sería la clase de oportunista sin escrúpulos que había sido su padre, y Peter no lo toleraría. Así que había decidido comprar las acciones, lo que había resultado ser una bomba de efecto retardado.
Debería habérselo dicho el mismo día que había ido a pedirle ayuda, pero le había parecido que ya tenía bastantes problemas en aquel momento.
¡Maldito lio! Lo único que tenía a su favor en todo aquello era el tiempo. Era su esposo, así que lo que podía hacer por el momento para verlo era meterse en un montón de obligaciones sociales y pedirle que le acompañara.
Lo del baile benéfico fue la primera de ella, y resultó un desastre. Montones de sándwich diminutos y una banda mediocre. Bailó con él cuatro meses, ya que no podía negarse a bailar con su propio marido, pero lo hizo como un autómata. Aún así, fue capaz de mantener una conversación brillante y de sonreír, pero sus ojos estaban vacíos.
Después, le dijo el conductor de la limusina que condujese despacio, y atravesaron Busan con Hyukjae observando a su esposo que iba sentado frente a él a la débil luz del interior de la limusina.
─¿Tienes intención de quedarte esta noche ene l apartamento? ─le preguntó Donghae con voz indiferente. Seguramente, la pregunta le había rondado por la cabeza toda la noche.
─No si tú te marchas ─contestó, y espero un largo silencio─ Si me quedara, podría dormir en la habitación de invitados.
El silencio volvió a prolongarse, tanto que tuvo esperanzas de que la respuesta fuera un sí; pero entonces él negó con la cabeza. Todavía no. Sabía que podía perderlo si lo forzaba las cosas.
Había recibido muchas presiones en su vida, empezando por su padre y Kyuhyun y después, ese bastardo calculado con el que se había casado. Sabía que la única opción de vencer era dejarlo elegir a él.
“Muy bien” se dijo. Le daría su tiempo. Esperaría toda su vida de ser necesario a que llegase el momento adecuado. Eso era lo que se había dicho así mismo al casarse con él, pero la verdad es que no había llegado a imaginárselo difícil que iba a ser, peor aún ahora, porque tenía delante de los ojos como podía ser… como era verlo pronunciar su nombre y sentirse rodeado de su calor, de su risa, y el placer tan simple de sentirlo tranquilo y confiado en sus brazos.
─No podemos seguir así para siempre ─le dijo.
Un ultimátum. Era la táctica equivocada.
Él movió una mano y Hyukjae se dio cuenta de que le temblaba, y su propio cuerpo pareció empujarle hacia él. Conocía íntimamente las necesidades de su cuerpo, sabía donde acariciarlo y como besarlo, y sabía con certeza como respondería.
En el espacio de sesenta segundos, en el interior de aquella limusina, podía transformar la tensión de su cuerpo en llamas de pasión. El pulso que le latía por las venas le exigía que se acercara a él, lo sedujese, lo poseyera de la forma más básica en la que un marido puede tener a una pareja. Tenía que demostrarle que jamás podría eliminar la química que había entre los dos.
Una apuesta.
Era una locura apostar cuando no podía permitirse perder. Si Hyukjae seducía a Donghae, y conseguía que bajase sus defensas, ganaría solo una noche. A la mañana siguiente, podía perderlo para siempre.
─Sé que esto no puede continuar así ─contestó Donghae en vos baja─ Lo sé.
Estaba claro que había tomado una decisión y la sangre se le heló en las venas.
─No vamos a divorciarnos, Donghae ─le dijo─ Hablaremos de lo de Haru. Hablaremos de… nosotros. Las acciones de Haru son tuyas. Yo nunca las he querido.
─No quiero las malditas acciones ─murmuró él.
─Donghae…
Quizás fuese la luz de la limusina, pero parecía extremadamente pálido. Hubiera querido decirle que descansase, que le dejase llevarlo hasta la cama. Quería proponerle que se quedase solo en su habitación y que le dejara a él quedarse cerca, en la habitación contigua, incluso en la misma ciudad… pero lo único que pudo hacer fue un gesto de frustración sin palabras.
Si conseguía dejar a un lado todas aquellas tonterías del dinero y de las maniobras de poder, podían tener una oportunidad. Todo había sido tan simple en Santa Mónica. Solo los dos, y sin ningún obstáculo Donghae no había sido capaz de negar que era así como debían de estar, juntos.
─Jamás he tenido intención de hacer nada con Haru ─dijo─ Simplemente, quise quitarlas de las manos en las que Kyuhyun las había dejado. Son tuyas. Yo nunca he pretendido nada con ellas.
Donghae se pasó las manos por el pelo y un mechón brilló con la luz.
─Nombra a un nuevo director. Has lo que quieras. No me importa. Lo único que quiero es terminar es el proyecto de One Day. Déjame terminarlo y después, podrás… ─hizo un gesto vago con las manos sin mirarle a los ojos─… hacer lo que quieras.
─Lo único que quiero es a ti.
Donghae contestó que no con la cabeza.
─Estás cansado ─dijo─ Es demasiado tarde para hablar de esto. ─la limusina se detuvo─ Duerme y descansa. Volveré pro la mañana y desayunamos juntos y hablamos… de lo que haya que hablar.
Más tarde, cuando pudiese mirarlo sin el cansancio escrito en cada línea de su cuerpo, podría preguntarle qué era lo que quería. Si era capaz de llegar a un acuerdo con vendedores remisos para comprar sus tierras, también podría encontrar un compromiso que le permitiese a Donghae volver a bajar las barreras con él.
─Arreglaremos lo de las acciones de Haru. ─le prometió.
El conductor abrió la puerta.
─Supongo que tuviste alguna razón para comprar las acciones ─dijo él─ Ya no importa. No me importa ─añadió, y cerró los ojos para decir─ iba a pedirte que me ayudases a encontrar un director general que ocupe mi puesto. Quiero dejarlo.
─Donghae…
─Estoy cansado.
─Déjenos solos ─le dijo al conductor. Hyukjae se bajó de la limusina y le ayudó a bajar. Quedaron a escasos centímetros y, por un instante, ninguno de los dos se movió.
Hizo un esfuerzo por controlarse y se limitó a tomarlo por la barbilla con suavidad para que lo mirase, pero no había bastante luz como para leer sus emociones.
─Si no se trata de Haru Holdings, entonces ¿Qué es? ¿Por qué no me permites amarte, amante de la luna?
Donghae se mordió un labio. Hyukjae acarició su garganta con los dedos. Si no se marchaba en aquel mismo instante, le desordenaría el cabello y después lo tomaría en sus brazos, y los dos estarían perdidos.
─Es una cuestión de confianza ─susurró.
Encontró solo sombras oscuras en sus ojos.
─Hyukjae ─dijo, con voz empapada de dolor─… es porque no confías en mi lo suficiente para explicarme que ocurrió hace catorce años. Es porque…
Donghae contuvo la respiración y Hyukjae se dio cuenta que estaba apretándole con fuerza la mano.
─No eches a rodar todo por eso ─dijo, e intentó suavizar la voz, porque se dio cuenta que Donghae lo miraba como asustado.
─No puedo olvidarlo ─dijo y retrocedió.
─¿Porqué?
─Creía que entonces me querías ─dijo, y tuvo que esforzarse para oírlo─ Nunca me lo dijiste con palabras, pero habría jurado… Y de pronto, de un día para otro… en un suspiro, lo que sentías por mí, murió. No puedo olvidarlo aunque quiera. Me dijiste que me olvidara del pasado, pero , ¿Cómo voy a olvidar que lo que hubo entre nosotros se convirtió en polvo y que todavía no sé porque.
Hyukjae creyó que estaba llorando y fue a tocarlo, pero él retrocedió hacia el edificio.
─¡Los dos nos acordamos de ello, pero tú no estás dispuesto a hablar! Incluso me llamas por el mismo nombre con el que me llamabas entonces, y yo quiero…yo ¿cómo puedo ser tu pareja si no me dejas comprender?
─No te marches ─le dijo, pero Donghae ya corría hacía el edificio.
Lo vio desaparecer detrás de la puerta y la noche se volvió más oscura.



4 comentarios:

  1. Maldito mono desgraciado!!!!
    Que ya nos cuente que paso hace catorce años!!!!(?)
    Nos tiene en ascuas(?)
    Ahhhhhhhh
    Que emoción!!!
    Esto esta muy bueno!!!
    :)

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  2. ya me duele la cabeza con tanto misterio

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  3. Todo este revoltijo,seguro que se resuelve con una sola palabra...esa que no quieren decir.
    Ya me enrrede un pelín,pero no importa,así me salen más teorias y una,tengo que acertar.
    El pasado no los dejará tranquilos...
    Hyukjae ya debe de aceptar que,hablar del pasado seria lo mejor,tal vez no para él,pero sí para Hae...o sea,está viendo que es lo que Hae necesita.
    Y más con lo que acaban de aventar en la cara.
    Me dio risa eso de que apenas Hyuk llega a una ciudad,Hae se va a la otra.
    Y las estrategias de Hyuk de presentarse a todos mos evebtos para así tener a Hae cerca...es bueno...si sacaran algo de eso.

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  4. Yo quiero saber que paso en ese accidente ya dinos Hyukie
    Si nunca lo cuentas perderas a Hae TvT Hyuk debe decir las cosas como son :k

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yota´s news : De regreso?

 Buenas tardes a todas las lectoras. Después de un año  y casi 4 meses regreso a saludarlas y comentarles nuevas.  Me gustaría decirle...