Marcado II -18



—Te quiero fuera de la ciudad. Te quiero lo más lejos posible de mí y de mamá. Tengo el dinero que pediste para hacer que suceda. —Levanté una ceja—. Dame el libro para dárselo a Silas.
Sus ojos se movieron del dinero hacia mi cara y de vuelta al dinero. Podía prácticamente ver los engranajes moviéndose dentro de su cabeza y la baba que se concentraba en la esquina de su boca.
—¿De dónde sacaste el dinero?
—No es asunto tuyo —le gruñí, en realidad gruñí como un animal, porque estaba seguro de que iba a ir por su garganta en cualquier momento.
—Toma el dinero, Kangin. Dame el libro. Esa es la única manera de arreglar esto.
—El libro vale mucho más la pena que veinte mil dólares, Zhou.
Apreté mi ropa con los dedos y me dije que me calmara. Si tuviera todo el trabajo hecho, Kangin no lo hubiera usado como ventaja y yo necesitaba estar al control.

—Tu vida también vale más que veinte de los grandes. Sé que mataría a mamá para que yo fuera a casa a identificar su cuerpo, Kangin. Toma el maldito dinero y saca tu maldita vida de la mía, de una vez por todas. Esta oferta tiene un tiempo limitado. Una vez que salga caminando por esa puerta, estas solo en tu propio infierno, vienen contra viento y marea y voy a hacer lo que tenga que hacer para protegernos a mí y a mamá de ti mismo, como siempre.
—¿Qué significa eso?
Sonaba aburrido, como si no creyera que iría a través de cada amenaza. Tal vez el viejo Zhoumi no, pero era una mezcla de lo viejo y lo  nuevo no tenía tiempo que perder con los juegos de mi hermano, no cuando tenía el Corazón roto y me sentía muy crudo.
Me levanté y extendí el dinero hacia él.
—Significa toma el dinero o sino llamo a Silas de camino hacia la puerta. Como dije, él ha estado siguiéndome por toda la ciudad, y no me equivocaría si digo que está en el estacionamiento. Si no trabajas conmigo,  Kangin, honestamente no me importa que pase contigo en este punto. No está en mí salvarte, ni hacer todo y nada por ti de la manera en que lo hice una vez.
Debió ver mi cara seria y la verdad es que no tenía nada que perder, porque me arrebató el sobre y miró dentro. Vi que sus ojos se volvían grandes, pero no hizo ningún movimiento para entregarme el libro.
Crucé mis brazos. Pensé que estaba esperando para ver que hacía, así que solo miré hacia abajo hasta que maldijo. Se tomó su tiempo para ir hacia la maleta y buscar el pequeño libro encuadernado en cuero que era del tamaño de la palma de mi mano. Por qué los criminales no solo digitalizaban todas sus cosas ilegales y protegían con contraseña esa mierda estaba más allá de mí. Lo agarré con una mano cuando me lo lanzó y lo guardé en el bolso de mi pantalón. Se sentía como si no pesara tanto como mi Corazón oprimido por el momento.
Puse mi mochila alrededor de mis hombros e hice mi camino hacia la puerta.
—Es en serio, Kangin. Esta es la última vez que hago algo por ti. Me gusta mi vida aquí, me gusta la persona que soy aquí y estoy dispuesto a hacer lo que sea para mantenerlo. Aunque tú seas mi sangre y mi familia.
Cruzó los brazos sobre su pecho desnudo y sus ojos radiantes brillaron hacia mí.
—Has cambiado, hermanito. Eres más duro de lo que solías ser. Miré por encima de mi hombro.
—Maldita sea, harías bien en no olvidarlo.
—Sé que no vas a creerme, Zhou, pero las cosas que hice, las cosas que nunca te dije, a pesar de que me estaba matando por dentro, estaba tratando  de que nos lleváramos bien. Siempre te amé más que a cualquier cosa. Tú eres la única persona que siempre me ha hecho volver.
Me volví hacia él y tuve que contenerme para no llorar.
—¿Cuándo fue la vez que me tuviste en tu espalda?
Parecía confuso por un momento, pero Kangin era bueno y podía parecer de la manera que quisiera. Apestaba no poder confiar en el brillo de esos ojos que eran como los míos.
—¿De qué estás hablando, Zhou? —Por un momento pensé que iba a avanzar hacia mí, para tratar de abrazarme o confortarme, pero era demasiado poco y demasiado tarde para que cualquiera de estas dos cosas existieran entre nosotros.
Tal vez realmente no lo sabía, tal vez él no quería saber, de cualquier manera era demasiado tarde y todas esas cosas y él estaban en el pasado. Era una conversación que sentía que no deberíamos tener.
Cuando cerré la puerta sin una respuesta, estaba cerrando más que una puerta, también estaba cerrando la puerta con mi hermano. Estaba cerrando la puerta que me había secuestrado durante demasiado tiempo. No sabía si Kangin sabia como era el amor, pero yo ahora sí lo sabía.
Había estado viviendo una vida que estaba dirigida por cosas que parecían buenas ideas, pero había demostrado ser superficial y realmente era una armadura para aislarme. Moviéndome hacia el futuro, iba a ser todo sobre el equilibrio entre lo que quería y lo que necesitaba. Apestaba que Henry Lau fuera lo único que se ajustaba en ambos criterios, cuando estaba completamente seguro de que nunca iba a querer tener nada que ver conmigo otra vez.


La última semana había sido una tortura. Estaba agotado emocionalmente y muerto de cansancio y un frenesí de evasión.  Entre recorrer todo el infierno y volver para reemplazar las cosas que necesitaríamos para la gira a finales de la próxima semana, e intentar desesperadamente evitar cualquier tipo de enfrentamiento con Zhoumi, estaba esparcido por todo el lugar y apenas me mantenía unido.
Hasta ahora yo había logrado pasar la mayor parte de mi tiempo con la banda, practicando y trabajando como burros, hasta el punto de que me desplomaba a la noche en el estudio sobre un colchón hinchable, o arrastraba  a mi casa mucho después de que Zhoumi regresara de su turno en el bar. Estaba escribiendo canciones que hacían doler mi cabeza y mi Corazón, y creo que los chicos de la banda estaban hartos de baladas sobre corazones rotos.
No sabía qué decirle a él, y no sabía cómo mirarlo sin tener que rasgarme en pedazos y me consumía más de lo que pensaba que era posible.  No quería estar constantemente enojado con él o hacerle saber que el abismo que había reconstruido entre nosotros me estaba matando, así que pensé que la distancia era mi mejor apuesta para aferrarme a la cordura.
En ocasiones, nuestros caminos se cruzarían en la mañana en el camino hacia el baño, o en  la mesa de la cocina para el desayuno, y tenía que admitir que parecía tan rota como yo. Nada de eso me hizo sentir mejor, y el hecho de que Heechul no lo dejara ir hacía que fuera más fácil evitar la casa tanto como podía.
Por el momento, estaba sentado en la Corte, y a pesar de que había estado esperando este momento, me sentía como un encendedor de un cartucho de dinamita. Mi abogado me decía que parara de contraccionarme o inquietarme, pero estaba ansioso, porque mi padre estaba sentado en el lado opuesto de la habitación, con sus heridas curándose y luciendo más loco que un saco de gatos mojados.
Mi madre estaba sentada detrás de él, con la mirada nerviosa moviéndose de ida y vuelta entre nosotros dos. Su ojo negro estaba ingeniosamente cubierto de maquillaje y me di cuenta de que se estaba esforzando para no llorar. Yo también estaba incómodo mientras salía, en un par de pantalones a rayas y una camisa blanca de botones de tela Oxford que me hizo sentir como un grande, y falso gordo.
La ropa del tribunal apestaba, pero me di cuenta por la forma en que el juez estaba echando un vistazo a mi cabello y los picos en mis oídos que vestirme elegante había estado a mi favor.
El abogado de mi padre, optó por ir y avanzar sobre cómo el asalto era una acusación seria, y cómo había dejado a mi padre en el hospital. Él dijo que había traído trauma y daño a la familia. Trajo a colación el hecho de que había estado en problemas antes, y en general intentó hacerme ser una especie de hooligan salvaje que estaba fuera de control.
Mi abogado respondió que mi padre había instigado la pelea, y que solo había estado actuando para proteger a mi mamá. Fue y vino así durante  un tiempo, con mi padre resoplando todo el tiempo.
Traté de permanecer sentado, trataba de no disparar dagas al otro lado de la Corte. El juez intervino para decir que había visto casos como este muy a menudo en su Corte, y a pesar de que mi padre me quería en la cárcel, obtuve justo lo que había predicho: un millón de horas de servicio comunitario, libertad condicional durante un año y multas hasta el culo. También me hicieron responsable de los gastos médicos de mi padre y ordenaron una orden de protección inmediata que decía que no podía ir a menos de cien metros de él o de la casa durante noventa días.
No me costó aceptar todo, y tuve la ventaja añadida de ver a mi padre volverse púrpura cuando pregunté sobre el aplazamiento del servicio comunitario y me aseguré que las condiciones de mi libertad condicional no me prohibían salir del país para la gira. Oí a mi madre jadear cuando el caso fue descartado cerrado, pero el mismo policía que me había puesto en la  parte de atrás de su auto rodeó la mesa y golpeó una pesada carpeta en el frente de mi papá.
Quería levantarme y hacer un baile de la victoria. Había tomado todo el favor que mi abogado había colgado en el mundo jurídico con el fin de que resultara así para mí y yo estuve más que entusiasmado de que el mismo policía fue el que tuvo el honor de detener al viejo bastardo.
—¿Sabe lo que demuestran estas imágenes, señor Lau?
El abogado de mi padre estaba volviéndose loco, gritando todo tipo de basura a la que nadie le prestaba atención, y mi mamá estaba alzando sus manos a la boca cuando las imágenes claras y brillantes, de mi padre destrozando y vaciando el estudio, se derrumbaron sobre la mesa en un arreglo de visible culpabilidad.
Mi padre fue de púrpura a algún otro color que nunca había visto antes, y se levantó de la silla con tanta fuerza que ésta cayó hacia atrás, por lo que los oficiales de la Corte se tensaron.
—¡Ese no soy yo! —Señaló con un dedo—. ¡Tú, mierdecilla! ¡Me tendiste una trampa!
Me recosté en mi silla y traté de no sonreír.
—Tenía seguridad para evitar que algo así suceda. No es mi culpa que te atraparan y apuesta tu culo a que estoy presionando cada maldito cargo en que él pueda pensar.
Incliné la cabeza al policía que estaba esposando a mi papá.
—Te has metido conmigo por última vez, viejo. Esto es todo, y espero que te pudras.
—¡Yo soy tu padre, Henry!
Sacudí la cabeza y me puse de pie.
—No, nunca has sido eso.
No podía mirar a mi mamá o al juez, que estaba observando toda la debacle con ojos tristes y conocedores. Ni siquiera quería pensar en todas las familias en peores condiciones que la nuestra que habían llegado ante su banco.
Estreché la mano de mi abogado, y accedí a firmar todas las cosas que tenía que reunir para mi servicio comunitario y los gastos legales. Le pedí que consultara con el policía de conseguir devolver las cosas que mi padre había robado, pero no sonaba esperanzado de que eso fuera una opción.
Estaba caminando fuera de la corte y tirando de mi chaqueta de cuero sobre mi camisa estúpidamente abotonada, cuando oí mi nombre ser llamado. No quería parar, no quería hablar con él, teniendo en cuenta que todavía estaba sangrando porque él escogiera a ese idiota en vez de a mí la última vez.
Había algo codificado en mi ADN que me hizo dar la vuelta y esperar  para que llegara a mí, sin embargo. Aquí, en la brillante luz del día, podía ver cada línea, cada marca en su rostro que indicaba una vida que se vivía en la miseria y el sufrimiento. Se veía tan horrible y tan lejana. No había ni siquiera una sombra de la mujer que quería llamar "mamá" allí.
—Henry, espera un minuto, por favor.
Juré en voz baja y deseé poder fumar, así tendría algo que hacer con mis manos. Las metí en los bolsillos de mi chaqueta y traté de mantener mi expresión en blanco.
—No creo que tengamos nada que decirnos, mamá.
Ella jugueteó con la correa de su bolso y se negó a encontrarse con mi mirada de frente.
—Él es tu padre, Henry. No lo puedes enviar a la cárcel.
Suspiré. Sabía que eso iba a venir, pero todavía se sentía como un golpe.
—Sí, puedo. Me robó, y desmanteló mi sustento porque yo no cedería a sus demandas. No solo lo puedo enviar, sino que es donde debe estar. Me  voy a Europa por tres meses, mamá. No voy a estar solo a una llamada de distancia la próxima vez que intente usarte como un saco de boxeo. No voy a estar incluso en este continente la próxima vez que se gaste todo el dinero de la hipoteca en alcohol y prostitutas. Así que tal vez encerrarlo finalmente va a hacerte ver que estás mejor sin él.
Ella tocó involuntariamente su aún amarillento ojo morado.
—El solo lo hizo una vez y no habría estado tan sacado de quicio si solo lo hubieras ayudado, como siempre me ayudas.
Me reí, y fue tan roto, lo sentí azotar a través de los dos.
—¿En serio estás tratando de culparme porque él te golpeó? Buen intento, Ma, pero eso no va a volar conmigo más. He terminado de tratar de forzar algo mejor en ti, tratando de sacarte a la luz. Si quieres vivir en la oscuridad, es tu elección, Ma, y no tienes a nadie a quien culpar sino a ti misma.
Iba a marcharme, pero su mano en mi codo me detuvo. Su labio inferior temblaba y me gustaría decir que me rompió el Corazón, pero sabía que su preocupación no era por mí o por ella misma, sino por ese bastardo egoísta sentado en una celda por tratar de matar mis sueños.
—Si te vas y él está en la cárcel, voy a estar sola, Henry. No puedo estar sola. —La última palabra la dijo en un susurro que apenas escuché.
—¿Sabes qué, Ma? Sola es mejor que un segundo pasado con ese imbécil. Me he pasado toda mi vida tratando de hacerte ver que iba a cuidar de ti, que nunca te dejaría sola. Todo eso cambió cuando los dejaste meterme en la parte posterior de la patrulla policial por intentar protegerte. Es hora de empezar a protegerte sola.
Me sacudí su mano, lo que fue sorprendentemente más fácil de hacer de lo que pensé que sería. No podía mirarla más, no podía dejar que su sombra me derrumbara, así que di un paso lejos de ella y le dije:
—Te llamaré cuando vuelva. Tal vez el tiempo a solas te hará algún bien y podamos hablar. Si no es así, he terminado con esto. Si el viejo piensa que va a joder conmigo, joder con mi banda y mi música, es mejor que consiguiera una llamada de atención. Lo toleré durante años, porque estaba muy preocupado por ti y lo que él haría, pero ahora solo estoy preocupado por mí. Adiós, Ma.
Me fui con la sensación de hundimiento mientras caminaba lejos de ella para siempre. Saqué mi teléfono de mi bolsillo y llamé a Marked, la tienda de tatuajes donde Heechul y todos los chicos trabajaban. Dado que la tienda tenía identificador de llamadas, Heechul fue menos que profesional cuando contestó el teléfono.
—Oye.
—Oye, ¿está Jjong por ahí?
—¿Acabas de salir de la Corte.
Hombre, ese pequeño duendecillo era como un pit bull cuando tenía algo en sus dientes.
—Sí.
—¿Cómo te fue?
—Está bien. En serio, Heechul, quiero hablar con Jjong si no está ocupado.
—Sabes que todos ellos van a estar acosándolo para saber lo que pasó tan pronto como él se ponga a hablar contigo de todos modos, así que podrías también solo decirme, así puedo decirles. Nos ahorras tiempo a todos.
Suspiré y cedí.
—Tengo un montón de servicios comunitario, un millón de multas y una orden de alejamiento. El viejo obtuvo esposas y un boleto para el encierro. Estoy seguro de que mi madre va a tratar de rescatarlo, pero el policía me aseguró que el robo era suficiente para mantenerlo allí por un largo tiempo, y que la fianza no va a ser barata. Me gustaría decir que él va a estar allí durante todo el tiempo que me haya ido, pero no sé si sea muy realista. Estoy bien, Heechul, de verdad.
Él murmuró algo en voz baja y lo oí llamar el nombre de Jjong a través de la tienda.
—Consideraré que estás bien cuando dejes de jugar al gato y al ratón con Zhoumi y acabes de hablar con él.
Solté un bufido.
—Ese barco ha zarpado, chico.
Creí que él iba espetar algo, pero oí los sonidos de una pelea y la voz ronca de Jjong se puso al teléfono.
—Oye.
—Y es el equipo Henry para la victoria.
—No hay duda, amigo. ¿Qué pasa?
—¿Cómo está tu horario hoy?
—Espera un segundo y voy a verlo, es decir, si puedo conseguir que el Demonio de Tasmania mueva su lindo trasero fuera de mi camino.
Oí a Heechul gritar de indignación y más sonidos de forcejeo, solo que  esta vez la risa masculina sonó fuerte en el fondo.
—Mi última cita es a las cuatro y debería ser rápida. Una chica que solo quiere una pequeña flor de lis en el pie.
—¿Quieres empezar algo para mí?
—¿Qué tienes en mente? ¿Algo grande o algo pequeño?
—Grande.
—No vamos a tener tiempo para eso antes de que te vayas.
—Lo sé. Solo quiero que lo dibujes y obtener el contorno hecho.
—Cuéntame.
Había estado pensando en ello desde que el estudio quedó destrozado, desde que Zhoumi había sacado mi Corazón y lo había arrojado lejos. Quería algo que capturara la manera en que la música explotaba de mí, la manera en que el fuego fluía dentro y fuera de mí con palabras mientras estaba en el escenario.
—Quiero un micrófono de la vieja escuela roto, como agrietado, con un montón de fuego derramándose fuera de él. Tiene que parecer destrozado y áspero, y no de la vieja escuela o tradicional.
Le oía rasgar en un papel mientras hablaba.
—El fuego tiene que ser caliente y fuera de control y no me importa lo grande que lo hagas. Toda mi espalda está libre, por lo que tienes todo lo el espacio que necesites.
Él silbó entre dientes.
—Muy bien. Voy a esbozar algo para ti y te lo enviaré en un mensaje. Si te gusta, pásate a eso de las cinco.
—No te preocupes por el mensaje, simplemente dibújalo y lo haremos. Vamos, amigo, me conoces; este tatuaje es todo acerca de mí y de mi música. Sé que lo entendiste.
—Puedes estar totalmente loco, lo sabes, ¿verdad?
Fue curioso, porque por primera vez en mucho tiempo, sentía como si me hubiera dado cuenta de las cosas y la locura no desempeñaba ningún papel en ello.
—¿No dicen que todo gran arte viene del sufrimiento o la locura?
Él se echó a reír.
—Yo creo que tienes ambos cubiertos. Nos vemos más tarde.
Había evitado ir a la casa durante el día, por si acaso corría hacia Zhoumi, pero no quería seguir usando la misma ropa, así que decidí arriesgarme. Maldije en voz alta cuando vi que el Jeep seguía estacionado en el camino de entrada. Cerré mi mandíbula y decidí que estaba suficientemente crecido como para manejar un encuentro con él, incluso si mirarlo hacía que todas mis partes expuestas dolieran.
Abrí la puerta y me detuve en seco. Era evidente que acababa de regresar de una carrera, porque estaba en esos pantalones negros elásticos que hacía que sus piernas se vieran como algo salido de un sueño húmedo. Eso era demasiado, y demasiado Zhoumi para que lidiara con él en mi actual estado de ánimo, por lo que estaba a punto de pasar junto a él, y fingir completamente que ni siquiera lo había visto en toda su gloria demasiado caliente para mi propio bien.
Al parecer, él tenía otras ideas, porque dejó su botella de agua y se recostó en el sofá para mirarme.
—¿Cómo estuvo la Corte?
Tenía en la punta de la lengua preguntarle cómo sabía dónde había estado, pero luego me acordé de la ropa de lujo y el hecho de que Heechul tenía la boca más grande del mundo. Me saqué la chaqueta de cuero y la lancé a su lado, y conté hacia atrás desde diez hasta que sentí como que podía hablar con él. Yo quería interactuar con él sin derramar y atragantarme con toda la amargura con la que luchaba todos los días.
—Todo salió muy bien.
Vi su mirada. Estaba claro que estaba tan incómodo como yo.
—Eso es bueno. Me alegro por ti.
Dejé escapar una risa amarga y metí mis manos entre mi cabello.
—Sí, es el sueño de todo niño enviar a su padre a la cárcel porque lo apaleó y trató de arruinar cada una de las oportunidades de su vida. —El sarcasmo era como una espada que cortó el malestar entre nosotros.
Se aclaró la garganta y se levantó del sofá, cruzando los brazos sobre su pecho con el cual soñaría hasta morir.
—Te mereces ser feliz, Henry. Mereces cuidar de ti mismo por una vez.
—Sí, supongo. —Me gustaría mucho más que él cuidara de mí, preferiría cuidar de él, pero como eso no era más una opción, supongo que cuidar de mí mismo era la única opción que quedaba.
Iba a ir a mi habitación, así que empecé a desabrocharme la camisa. Esos ojos de él eran agudos y siguieron cada movimiento. Sonó su teléfono desde la mesa de la cocina y me moví para alcanzárselo. Todo dentro de mí se quedó helado cuando vi el nombre en el identificador de llamadas.
Suéter de Rombos.
El maldito de Suéter de Rombos lo llamaba y yo iba a incinerar todo el planeta con un solo pensamiento. Sin mediar palabra le entregué el teléfono y fui a pasar junto a él. Me detuve cuando su mano cayó en mi hombro. Esos yo estaba tan cansado de este joven retorciéndome y dejándome ir. No podía perder más el control. Estar mareado solo era divertido por un segundo.
—No es lo que piensas, Henry. Nada de esto es lo que piensas.
Su voz tembló un poco y quise cuidarlo, quise besarlo y llevarlo a la cama. Quise cantarle, quise rogarle que fuera de gira conmigo, quise poner un anillo en su dedo y pedirle que fuera mío para siempre. Por desgracia, lo único que podía hacer era quitármelo de encima y entrecerrar mis ojos hacia él.
—Trato de no pensar en ello, Zhou.
Lo oí jadear, pero no dejé de caminar hacia mi habitación. No quería escuchar nada de lo que tenía que decir al idiota de rombos, así que cerré la puerta de la habitación y me quité la ropa que me estaba asfixiando, deseando todo el tiempo poder tirar las emociones que me había provocado así de fácil.


2 comentarios:

  1. Bueno...Mimi tiene el libro
    Kangin parece que medio entendio a Mimi.
    El padre está en la carcel.
    Ha cortado con su madre...al menos por este tiempo.
    Quiere un tatuaje nuevo.
    Y Mimi recibe una llamada de rombos que no sé si es sobre kangin o que quiera algo de Mimi.
    Cualquiera de las dos opciones...no me gustan.
    Henry le está diciendo lo mucho que le afecta la situación en la que están.
    Ojalá hablen antes de que Henry se vaya

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  2. Esto va de mal en peor, no se puede culpar a Mimi, pues es algo que tenia que hacer solo y aunque entiendo a Henry y su dolor de pasar por todo solo, tambien era necesario, ya ambos se han liberado de sus tormentos y espero que cuando vuelvan a estar juntos sean felices sin tormentos del pasado

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yota´s news : De regreso?

 Buenas tardes a todas las lectoras. Después de un año  y casi 4 meses regreso a saludarlas y comentarles nuevas.  Me gustaría decirle...