Jiyong envainó la espada.
—Gracias por la ayuda.
—No hay problema.
Enfermo por lo que había sucedido, Jiyong echó un vistazo
alrededor a las dispersas cenizas del demonio.
—Es una maldita lástima que Hyungsik no pudiera
controlarlo. Había tenido grandes planes para ellos.
Phoenix arqueó una ceja.
—¿Qué tipo de planes?
—Eres omnisciente. ¿No lo sabes?
Phoenix le dedicó una cómica mirada.
—Como si no lo supieras. Solo puedo ver el futuro después
de que lo haya tocado. — Motivo por el cual intentaba permanecer en su isla,
lejos del mundo. Allí no había nada y nada cambiaba.
La vida continuaba sin él y lo prefería de esa manera.
La mayoría de los días.
Jiyong se encogió de hombros.
—Supongo que todos nosotros tenemos un límite de lo que
podemos hacer.
Esa era supuestamente la ley del universo y con todo, él
había visto y sentido cosas que Jiyong desafiaba.
—Eso no es lo que he escuchado de ti.
—¿Vas a creer todo lo que escuchas?
Phoenix observó como Jiyong se desvanecía. Sabía que ese
hombre estaba jugando un juego con todos ellos. Solo desearía saber cual.
Y quienes eran realmente los compañeros de equipo de Jiyong.
Hyungsik golpeó la puerta transparente, furioso de ser
encerrado después de lo que le habían hecho. Lo habían pasado por el torno de
secar la ropa y ahora mismo estaba listo para hacer pedazos a Phoenix y Jiyong.
—Sujeta el pelo, lobo. —irrumpió Phoenix cuando apareció
en el corredor.
—¿Por qué no puedo irme?
—Porque creo que necesitas ver esto.
—¿Ver qué?
Alzó la barbilla hacia la pared detrás de Hyungsik.
—El tiempo que tenía tu hermano para entregarte se ha
acabado.
¿Qué tenía que ver eso con nada?
—Me entregué yo mismo.
—Kevin no lo sabe. Creo que deberías ver su reacción.
—Eres realmente enfermo, ¿verdad?
—No. Solo sé cuantas cosas se dicen y se ocultan en la
vida. Todo el mundo necesita saber, sólo una vez, lo mucho que significan para
las personas que los rodean.
Hyungsik frunció el ceño cuando se desvaneció. Al momento
de hacerlo, la puerta transparente se oscureció a negro y la pared que Phoenix
había señalado hacía un segundo se volvió transparente, mostrándole la sala del
concilio desde el otro lado.
Kevin ya estaba allí. Solo.
Phoenix caminó hacia él, de nuevo con esa estoica
expresión que no daba absolutamente nada.
—¿Dónde está tu hermano?
—No lo sé.
—¿No pudiste encontrarle?
Las facciones de Kevin se endurecieron con determinación.
—No lo busqué.
La expresión de Phoenix se volvió oscura. Letal. Cuando
habló, el tono estaba lleno con malicia.
—¿Entiendes a lo que te estás arriesgando?
Kevin asintió.
—Mi compañero y yo estamos vinculados. Te ofrezco mi vida
por la de Hyungsik, pero por favor, no dejes huérfanos a mis hijos. Sé que
tienes la habilidad de romper los lazos de emparejamiento y te pido que tengas
clemencia. Mi familia es inocente y ellos no suponen una amenaza para ti o para
alguien más.
—¿Realmente me estás pidiendo clemencia?
Un tic se instaló en la mandíbula de Kevin y Hyungsik
supo exactamente lo difíciles que fueron las siguientes palabras que pronunció
para un hombre tan orgulloso como su hermano.
—Estoy rogando por tu clemencia, Phoenix. No puedo
entregarte a mi hermano.
Alzó una ceja insultante.
—¿No puedes o no lo harás?
—Ambos.
—¿Y tu compañero? ¿Qué dice de todo esto?
—Está de acuerdo con mi decisión.
—¿Incluso aunque eso signifique que quizás no viva para
ver a vuestros hijos crecer?
Kevin asintió.
—Nosotros entendemos las consecuencias. Como dije,
esperamos tu piedad. Pero decidas lo que decidas, no puedo vivir sabiendo que
mi vida se pagó con la sangre de mi hermano.
—Eso es mucho que esperar. Realmente no contarás con que
tenga una conciencia, ¿verdad?
Hyungsik frunció el ceño cuando oyó a alguien llamando a
la puerta de la celda. Le dio la espalda a Kevin y Phoenix que todavía estaban
hablando.
¿Qué estaba pasando?
—¿Hyungsik? ¿Estás ahí dentro?
Su corazón dejó de latir ante el sonido de la última voz
que había esperado oír.
—¿Minwoo?
—Rápido. Abre la puerta.
¿A quién estaba hablando?
—¡Apártate, akri-lobo! La Simi va a soplar y soplar y
derribar esa puerta. Y quizás no quieras estar demasiado cerca cuando lo haga,
por que el lobo se derretirá sobre el suelo y a akra-Minwoo quizás no le guste
si te conviertes en un charco de una sangrienta sustancia viscosa. Además, el
olor de lobo chamuscado es demasiado maloliente para las delicadas fosas
nasales de la Simi. Así que apártate.
Hyungsik estaba atónito. ¿Simi estaba con Minwoo? ¿La
compañera demonio de Shin? ¿Qué diablos estaba haciendo aquí?
¿En qué estaba pensando Minwoo?
Sabiendo que era mejor no discutir con Simi, la cual
nunca aceptaba un no por respuesta a menos que fuera Shin el que lo dijera,
hizo lo que le dijo. Apenas había dejado el área cuando la puerta se desintegró
literalmente en un charco fundido en el suelo.
Radiante de orgullo por lo que había hecho, Simi se frotó
las manos.
—Eso fue divertido… ¿Crees que Phoenix dejará que la Simi
haga volar algo más? Quizás esa cortina de ahí…
—No, no, Simi. —dijo Minwoo, haciéndola detenerse—. No
queremos las cortinas de antorcha.
El labio inferior de Simi se volvió en un extraño
puchero.
—Oh, pooh, eres igual que akri. No, Simi, no escupas
fuego alrededor de objetos inflamables o niños pequeños. Excepto por esa
tarjeta negra de plástico que no es realmente plástico. Es alguna cosa de
metal, pero la Simi la adora por que le deja comprar todo lo que quiere sin
límite. Él nunca le dice que no a Simi cuando la usa. Oh, hola ahí, Hyungsik.
¿Estás bien? Pareces del tipo de haber alcanzado el punto máximo, o reventado
o… Oh, porras, la Simi nunca puede recordarlo con exactitud.
Ignorando el enfático discurso de Simi, miró a Minwoo.
—¿Qué estáis haciendo ustedes dos aquí?
—Te estamos salvando.
—Minwoo. —dijo, enfatizando el nombre y el peligro en que
las había colocado a ambos.
Él también se detuvo cuando vio a Phoenix destellar
detrás de Minwoo con una mirada de extrema furia en el rostro.
—Nada de peros, Hyungsik. No puedo dejarte hacer… —Las
palabras se desvanecieron cuando captó un vistazo de Phoenix de pie detrás suyo
en el reflejo del cristal.
Minwoo se congeló en el sitio. Con el corazón
deslizándose al estómago, se volvió para mirar lo que tenía que ser la más
aterradora mueca jamás concebida.
—Hola. —dijo, esperando mejorar su humor.
La mirada se oscureció ante la tentativa. Sólo lo hizo
peor.
—¿Qué estás haciendo, oso?
—Por el infeliz brillo en tu cara, yo diría que cometer
el peor error de mi vida.
Hyungsik se movió para quedarse delante de él.
—Sólo estaba intentando ayudarme.
—E ir contra mí en el proceso. No te ofendas, pero eso
realmente me jode.
Los ojos de Simi se ensancharon.
—Oh, tu también tienes esa vena palpitante que tiene akri
antes de que se vuelva azul. ¿También te vas a volver azul, akri-Pho?
Minwoo tragó.
—No, Simi, creo que se está volviendo rojo.
Phoenix parecía que estaba conteniéndose duramente para
no matarlo.
—Respóndeme a una cosa… ¿Qué vas a hacer después de que
lo saques de aquí?
Minwoo vaciló.
—Realmente no habías pensado en ello, ¿no? —Phoenix miró
a Kevin quien acababa de entrar en el área para ver que estaba pasando—. Lobos
y Simi, iros. Ahora.
Kevin le dedicó una comprensiva mirada a Minwoo antes de
seguir la orden de Phoenix.
Sabía que iba a cometer suicidio, pero no podía
obedecerle y dejar a Minwoo solo. El protector lobo en su interior nunca lo
abandonaría a la ira de alguien, especialmente no a alguien tan caprichoso y
letal como Phoenix.
—Es culpa mía que esté aquí. Asumo toda la responsabilidad.
Phoenix se mofó de él.
—No me hagas reír, lobo. Vendiste tu alma para mantenerlo
a salvo. Acepta la salida que te estoy ofreciendo antes de que tome tu vida.
Sacudió la cabeza lentamente, la determinación grabada en
piedra.
Phoenix lanzó la mano y golpeó a Hyungsik con tanta
fuerza que lo levantó y lo envió contra la pared detrás suyo.
—¿Tienes alguna idea de lo enfadado que estoy ahora
mismo?
Hyungsik se esforzó por respirar.
—Creo que me hago una muy buena idea.
—No, no creo que lo hagas.
Lanzó a Hyungsik al suelo con tanta fuerza que juraría
que la mitad de los huesos de su cuerpo se rompieron.
Simi, quien no se había marchado todavía, fue corriendo
hacia Phoenix y le susurró al oído.
El ceño de Phoenix disminuyó. Dejó caer la mano cuando el
rostro volvió a su típico estoicismo.
—Largaos. Los dos. Pero sabe, osito, que con esto, yo he
revocado la licencia del Empire para siempre.
Minwoo jadeó.
—¿Qué?
—Ya me has oído. Ahora iros antes de que os mate por
desobedecerme.
Realmente no les dio elección. En un momento estaban en
la isla de Phoenix y al siguiente estaban en el vestíbulo de la Casa Ha.
Hyungsik miró pasmado el oscuro mobiliario victoriano a
su alrededor. No había señales de Kevin.
Simi se apareció un segundo después.
—Oh, bueno. Simi estaba asustada de que Phoenix os
hubiese hecho desaparecer y quiero decir desaparecer de verdad. Pero estáis
bien. Eso es bueno.
Minwoo frunció el ceño ante el demonio.
—¿Qué le dijiste a Phoenix?
—Le dije que erais amigos de Simi y que no quería que
hiciera estofado de Osbo.
—¿Osbo?
—Osa y lobo, lo cual quizás sea sabroso, pero no cuando
está hecho con la gente que Simi quiere. Además, Minwoo siempre me da de comer
un rico helado cada vez que voy al Empire.
Minwoo abrazó a la pequeña demonio Gótica que significaba
el mundo para él. Si había una cosa acerca de Simi, es que siempre podías
contar con ella.
—Gracias por tu ayuda, Simi.
Simi abrió la boca, pero antes de que pudiera hablar,
Mama estaba allí, los ojos llameando de enfado. El corazón de Minwoo flotó ante
la visión. Nunca la había visto así de enfadada.
—¿Qué has hecho? —exigió Mama.
Simi se desvaneció.
Minwoo sintió que el color abandonaba el rostro.
Mama lo habría abofeteado si Hyungsik no le hubiese
cogido la mano y la apartaba de la mejilla de Minwoo. Eso solo enfureció más a
su madre.
—Nos has arruinado. Os quiero a ambos fuera de aquí.
Ahora.
Queriendo calmar a su madre, se adelantó.
—Mama…
—No. —gruñó. No había ningún indulto o perdón en su voz o
expresión—. Nos has condenado a todos nosotros, ¿Y por qué? —Recorrió a Hyungsik
con una disgustada cara de desprecio—. Estás muerto para mí, Minwoo. No quiero
volver a verte jamás y ya no eres parte de esta familia o patria. Márchate.
La visión de Minwoo se nubló.
—Pero…
—¡Vete! ¡Fuera!
Hyungsik lo atrajo contra él.
—Vamos. Necesita calmarse.
Minwoo permitió que lo tele transportara fuera de su
hogar, a la casa de Kevin.
Kevin estaba en la sala de estar, el rostro era una
máscara de preocupación que desapareció en el instante en que los vio.
—Gracias a los dioses. Estaba aterrado de que Phoenix os
hubiese hecho algo.
Minwoo apenas entendió aquellas palabras cuando el horror
de lo que había sucedido lo golpeó.
Su madre lo había echado. Había revocado su pertenencia
al clan y lo había dejado abandonado.
Kevin frunció el ceño.
—¿Está bien?
Hyungsik no respondió a la pregunta. No creía que Minwoo
quisiera que compartiera lo que acababa de suceder con alguien que, para él,
era básicamente un extraño.
—¿Puedes darnos un minuto?
—Claro.
Esperó hasta que Kevin se marchó antes de ahuecar el
rostro en las manos.
—¿Minwoo?
Las lágrimas empezaron entonces. Fluyeron silenciosamente
bajando por el rostro mientras sus ojos estaban completamente anegados.
—¿Qué he hecho?
Lo atrajo a sus brazos y lo apretó contra él.
—Todo irá bien.
—No, no es así. Mama nunca me perdonará.
—Eres su único hijo joven. Una vez se calme, estará bien.
Ya lo verás.
—No. No lo estará. La conozco y conozco ese tono. Nunca
me perdonará por esto.
Hyungsik dobló las rodillas hasta que estuvo al nivel de
los ojos.
—Sabes que no estás solo. Mientras yo tenga refugio…
Minwoo se agarró entonces a él, necesitando esa seguridad
incluso aunque parte de él quería apartarle y condenarle por hacerle esto.
Pero por él…
No. No lo había hecho Hyungsik. Él había estado allí a su
lado a cada paso del camino durante esos últimos años. Había tomado la decisión
de ir a salvarle a pesar de las consecuencias, incluso de la muerte, y mamá
había cortado la cuerda.
Lo único que había hecho era intentar protegerlo, a Kevin
y Dongjoon y a sus familias.
Y con esos pensamientos llegó a darse cuenta de algo que
casi se había perdido antes.
—¿Qué quería decir Phoenix acerca de que has vendido tu
alma?
Retrocedió. El comportamiento era ahora cerrado y
reservado.
Pero no iba a dejarle ir con eso.
—¿Hyungsik? Dime la verdad. Por favor.
Vio el arrepentimiento en los ojos. La culpa. Y cuando
habló, la voz estaba cargada de emoción.
—Me has preguntado repetidamente por la señal en mi
hombro… es una marca de propietario. Cuando Taeyang y tú fueron al callejón y
los Daimons os atacaron, vendí mi alma a un demonio para mantenerte a salvo.
Minwoo jadeó ante la última cosa que había esperado que
le dijera. Había vendido el alma por ella.
—¿Por qué lo has hecho?
Tragó antes de responder.
—Porque estaría condenado a verte morir.
Abrumado por la devoción y lealtad, tomó su mano en las
suyas… la mano que debería haber llevado la marca de emparejamiento, y le besó
los nudillos.
—Todo lo que quería era mantenerte a salvo y ahora… he
puesto en peligro a cada miembro de mi familia. A todos ellos.
—Podemos intentar pedírselo a Phoenix cuando se calme. No
es completamente irrazonable.
Minwoo le dedicó una irónica mirada. ¿Se había vuelto
loco? ¿Phoenix no era irrazonable?
—Ha matado especies enteras porque lo cabrearon. No es
exactamente indulgente.
—Dije completamente. —Los ojos se volvieron oscuros y
esperanzadores—. Vamos Minu, ten fe. El Empire es legendario. Tu madre es
inventiva. De alguna manera todo esto funcionará. Lo sé.
—Desearía poder creer eso, pero no lo sé. Tengo un mal
presentimiento.
Hyungsik vaciló. Él también, pero no quería preocuparlo.
Incluso aunque no era la más intuitiva persona del universo, sabía
profundamente en su interior que algo mucho peor iba a suceder. Solo que no
sabía qué.
—Demonios, Phoenix, eso fue duro.
Phoenix se puso rígido cuando Jiyong apareció a su lado.
—¿Qué estás haciendo aquí?
—Quería asegurarme que no habías hecho pinchos con mi
lobo. Por todo el agravio, todavía me pertenece y no quiero despellejarlo
todavía.
—Entonces mejor será que lo mantengas alejado de mi
camino.
—Tomo nota. Pero lo que hiciste… —Jiyong sacudió la
cabeza—. Fue duro, y viniendo de mí eso significa algo.
Sí, lo fue, y Phoenix ya se arrepentía de ello. Pero no
podía dejar que los Were-Hunters le cuestionaran a posteriori. Una cosa que
había aprendido de la manera difícil era que sin miedo, no había control. Y sin
control, los Were-Hunters se destruirían unos a otros. Tenía que darles un
enemigo mayor a quien temer más que unos a los otros.
Él mismo.
Pero nada de eso era problema de Jiyong.
—¿Tú sabes algo, verdad?
Jiyong le dedicó una calculadora mirada
—¿No ves lo que sucederá a causa de tus decretos?
Un tic se instaló en la mandíbula de Phoenix ante lo que
tenía que confesarle a un hombre de lealtad indefinida.
—Solo un vislumbre y estaba demasiado cabreado para
prestar atención.
—Entonces probablemente sea lo mejor.
—¿Por qué?
—Solo déjame decir esto. Realmente me alegro de no ser
una de las personas que llamen Empire a su hogar. Porque esto está a punto de
ponerse seriamente jodido para ellos.
Una semana después.
Hyungsik permanecía en el cuarto de juegos de Seungkwan
mientras Kevin le cambiaba el pañal al niño. Era tan extraño verle haciendo
algo como eso después de todas las batallas que ambos habían luchado. Las manos
de Kevin estaban un poco más sangrientas que las de Hyungsik y todavía estaba
allí…
Un padre cariñoso.
Chillando de risa, Seungkwan se estiró hacia su padre
cuando Kevin lo levantó y le frotó la espalda, alisando la camiseta amarilla. Seungkwan
envolvió sus rollizos bracitos alrededor del cuello de Kevin y le plantó un
húmedo beso en la mejilla. Maldición, ellos dos se parecían mucho.
Excepto en que Kevin no babeaba tanto.
Esto le hizo preguntarse qué habría sido de haber tenido
ese tipo de relación con su propio padre y lo hubiesen echado de casa al igual
que habían hecho con Minwoo. Él estaba devastado por la pérdida de su familia.
Y no podía culparla de todo.
Mew, con todos sus defectos, amaba a sus hijos.
Kevin bajó a Seungkwan de modo que pudiera correr a
agarrar sus juguetes.
—Mantengo lo que dije. Los dos sois bienvenidos aquí
durante todo el tiempo que necesitéis quedaros.
—Gracias. –Hyungsik observó como Seungkwan agarraba una
pieza de LEGO y la comprobaba —. Y no solo por eso —. señaló a Seungkwan con un
gesto de la barbilla—. No puedo creer lo que quisiste arriesgar por mí.
Kevin se encogió de hombros como si no fuera gran cosa, pero
ambos sabían que no era así. Había sido un infierno lo que Kevin había hecho y Hyungsik
todavía no entendía realmente el por qué.
—Somos hermanos, Hyungsik. Nada jamás cambiará eso.
—Yeah —. Señaló a Seungkwan con un movimiento de la
barbilla—. Pero yo nunca fui tan mono.
Kevin se rió.
—Cierto.
Más que nada, Hyungsik no podía creer que Kwanghee
hubiese permitido a Kevin ir y hacer tal ofrecimiento a Phoenix, sabiendo que
también habría sido su vida. Su sacrificio borró cualquier herida que le quedara
de estar atrapado en el Reino de las Tinieblas. Por primera vez desde que había
dejado su cama en la Casa Ha, se sentía nuevamente cerca de su hermano.
—Sabes que te quiero, ¿verdad?
Kevin lo atrajo en un estrecho abrazo.
—No quiero perderte otra vez. La próxima vez que lleves a
cabo uno de esos actos de desvanecimiento, ya sea en este mundo o en el
siguiente, juro que te patearé el culo.
Hyungsik se rió mientras apartaba a Kevin de él.
—Tío, deja de abrazarme. Eres un pervertido.
Kevin le dio un puñetazo en el brazo.
—Menudo gilipollas.
Seungkwan jadeó.
—¡Papi dijo una palabrota!
Hyungsik lo alzó del suelo y se rió.
—Díselo, cachorro. Mantén a tu papá por el camino recto.
Pero por primera vez en años, casi se sintió completo
otra vez.
oh kevin que lindo sacrificio ibas a realizar y todo salio bien
ResponderEliminarTT___TT
ResponderEliminarY Phoenix sigue siendo malo!!!
Ahhhhhh pero que idiota es Minwoo y sus arranques de valiente!!!!!!!
A Sin no le iba a pasar nada, pero no, se va, busca a Simi e intenta rescatarlo y la jode! Oh si! La jodió de verdad!!!!
Ahhhhhhhh
Y Mew ...
Ahhhhhh
Todo estaba bien,se había calmado...pero llegan y BANG...la joden
ResponderEliminarNunca se puede disfrutar un momento,el buen sabor de boca se va insantes despues.
Esto crecio como una bola de nieve y en segundos.
Lo bueno..es que esa sencibilidad de Sik ya se fue y comprendio que su hermano lo ama y sus ideas eran erroneas.
Ay Minwoo..qué puedo decirte...suerte